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fórmulas las que no deben faltar
La generación de ideas en las compañías requiere de herramientas para tener en cuenta a la hora de promover una cultura de innovación que le apunte a la rentabilidad de la organización.
Implantar en una empresa una cultura de innovación requiere tres pilares básicos: comunicación, capacitación y motivación, tener en cuenta los riesgos y la meta como organización. Aunque todos son conceptos diferentes entre sí, estos se aplican en igualdad de condiciones a los distintos niveles de la compañía, desde las altas directivas hasta los empleados de más bajo rango.
pero interrelacionados, ambos con dos fases: la primera de lanzamiento donde se estructura un modelo que permita a los involucrados tener una participación activa en los objetivos de la compañía para generar o apoyar nuevas ideas, y la de mantenimiento, donde se hacen ajustes y seguimiento de acuerdo a las necesidades que se den en el proceso, según lo plantea Jesús Nebrera García, socio Director de IND Consultores de España.
La comunicación interna se concentra en romper esquemas para fomentar el cambio de mentalidad y hacer pensar a los colaboradores permanentemente que todo se puede hacer mejor. De allí la importancia que la alta dirección comunique este desempeño hacia abajo y con su ejemplo constante; de otra forma, cualquier esfuerzo es inútil.
Comunicación: el punto de partida De los tres pilares, la comunicación es el más global porque rompe las fronteras de la misma organización. Esta puede ser interna o externa, dos programas diferentes
Por su parte la comunicación externa se enfoca en los clientes, la sociedad, los proveedores, para proyectar una imagen de empresa repensada constantemente, para ofrecer la mejor relación calidadprecio y el mejor servicio.
Capacitación: la mejora continua
Por otro lado está la capacitación, una herramienta que en la actualidad es imprescindible. Esta formación debe encaminarse de acuerdo a los resultados que se esperan obtener de los colaboradores. “En este sentido, cada empresa deberá decidir qué metodología de mejora continua encaja con sus competencias esenciales” plantea Nebrera. En cuanto a los niveles superiores, la capacitación debe orientarse a pensar diferente. Según el experto el proceso de capacitación debe ser simultáneo al desarrollo de proyectos innovadores de pequeño tamaño, orientados a proporcionar resultados a corto plazo.
Dejar el confort
La pereza con la innovación, en el caso de algunas empresas, se debe a su situación de comodidad. Guillermo Solano asegura que en la industria de alimentos “las empresas que están entrando en el mercado, son innovadoras, porque los emprendedores siempre llegan con una propuesta nueva. ¿Entonces quiénes innovan? Los nuevos y los que quieren expandirse o les llega competencia. Pero cuando se está en medio de estos dos nichos se suele pensar para qué innovar si, además de costar, hay riesgos”.
Motivación: cuestión de retos
Las personas necesitan retos, pero retos alcanzables, por lo que el tercer pilar es la motivación. Para el consultor español el cambio cuesta esfuerzo y se debe recompensar. Por esto afirma que “el programa de motivación debe ser claro, cuidadoso para evitar injusticias, dirigido tanto al individuo como al equipo. Debe combinar adecuadamente retribuciones económicas con otro tipo de reconocimientos con frecuencia más valorados y más difíciles de olvidar. También la motivación debe aplicarse de manera diferenciada en los distintos niveles de la empresa, en relación directa con la capacitación que se da y con lo que se pide a cada uno. Se debe planificar y presupuestar anualmente con el total apoyo de la dirección”.
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¿Dónde no puede equivocarse?
En la gente, su confianza y la generación de ideas. Algunas empresas cometen errores al fomentar la innovación con sus empleados. Si bien es clave identificar las propuestas de los colaboradores, para Guillermo Solano, director del Centro de Innovación en Colombia “montar un programa de innovación donde se recolectan las ideas en una hoja y se guardan sin analizarse o experimentar, generan desconfianza de esa cultura, porque se pueden estar limitando las capacidades creativas de la gente a un formato”.
Estas prácticas pueden reafirmar o negar el compromiso de las personas, pues la innovación y su propia cultura en las compañías modernas es una cuestión más práctica y menos retórica.
“Hay que cambiar el comportamiento de la organización. El tema no es un buen modelo en power point, sino cómo se comporta la gente, cada cuánto están aplicando una cosa nueva”, asegura Solano. Y esta afirmación es el punto de partida para la generación de ideas.
El secreto de ahorrar
Un programa de innovación puede costar poco dinero si se trabaja en su misma cultura. Es decir, para el experto colombiano la clave está en que las empresas permitan a la gente experimentar, utilizar las propias herramientas de la compañía como equipos técnicos y humanos, así es posible ahorrar más dinero que si se contrata una investigación externa. “El problema radica en el común denominador de creerle más a los de afuera que a los propios empleados. Si se accede a que los colaboradores aporten sus ideas, lo único que debe hacer la empresa es garantizar un espacio donde las puedan desarrollar”.
Si no se tiene la claridad de los procesos de innovación que se den en la compañía se corre el riesgo de reiniciar más adelante desde más abajo de lo que se hizo anteriormente, lo que puede generar un desgaste en tiempo y dinero, pero más allá de esto se puede perder un intangible valioso: la credibilidad de los colaboradores.
“Una empresa mediana de alimentos podría invertir 20 millones de pesos en innovación y sacar un producto que venda 800 millones de pesos”.
Guillermo Solano, Director del Centro de Innovación en Colombia.
“La motivación se debe planificar y presupuestar anualmente con el total apoyo de la Dirección. Sin un esfuerzo de este tipo se tiene la tendencia de finalizar con el tiempo”.
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Jesús Nebrera García, socio Director de IND Consultores de España.
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“Se debe dejar absolutamente claro que la innovación es mejora de procesos o mejoras internas de cualquier tipo que harán que la empresa aumente producción y disminuya costos, es decir, aumente la rentabilidad”.
Francisco Larios, Gerente de Consultoría, Ingeniería e Innovación Tecnológica de España
Cuide su tiempo y su dinero
• La capacitación debe responder a las necesidades de cada una de sus áreas.
• Los estímulos son buenos, pero cuidado con ofrecer cosas que no pueda cumplir.
• Si tiene por hábito recolectar ideas, tenga cuidado, no deben dejarse guardadas más de seis meses, de lo contrario podría perder credibilidad con sus empleados.
• La innovación no puede ser un modelo de power point, tiene que ser una constante y un compromiso de todos en la organización.
• Los consultores son claves en estos procesos, pero recuerde que ellos lo asesoran, quien conoce la empresa y tiene las ideas es usted.
• Al innovar en un producto además de la calidad, piense en algo que toque a la gente, no que le guste tradicionalmente, sino que puede llegar a gustarle.
El estímulo: crecer todos Contar con programas de innovación adecuados a las necesidades y posibilidades de cada organización puede dejar como resultado grandes ideas, luego de asumir riesgos e identificar las capacidades del capital humano; en esto un factor definitivo es la ganancia mutua. Francisco Larios Sánchez, gerente de Consultoría, Ingeniería e Innovación
Tecnológica de España, afirma que “hay grandes ideas ya desarrolladas guardadas en cajones porque el proceso de comercialización falló. Esto porque innovar sin posibilidad real de venta es un asunto complicado y se gasta mucho dinero de esa forma”. Por lo que es necesario tener en cuenta que el objetivo es que la innovación genere riqueza para todos.
“El que invierte tiene que ganar porque si no, no va a invertir. Creo que las industrias pueden aprender del sector farmacéutico, que es un ejemplo claro. Desgraciadamente si detrás de la vacuna del Sida no estuviera una gran cantidad de dinero en beneficios, muchas de las empresas que están invirtiendo miles de millones de euros no lo harían”. Para el académico se debe dejar claro que la innovación tiene un fin y es aumentar la rentabilidad. “Innovar como un sello en la frente no sirve de nada. Innovar cuyo fin sea el de aumentar la riqueza de una zona, empresa, crear empleo, mejorar calidad de vida de los trabajadores, calidad de los resultados de procesos productivos, sí construye un entorno completo para todos”.
Es claro que una organización que promueve la creatividad, las experiencias de las personas y rompe los esquemas tiene una cultura de innovación clara y definida. Así estimula las emociones de sus colaboradores, donde ellos se sientan incluidos tanto en el proceso como en el beneficio final, en un modelo donde se trabaje en equipo y se tenga en cuenta que la prosperidad que traen los comportamientos y el aporte de nuevas ideas construye un beneficio mutuo, donde la rentabilidad es la ganancia para todos.