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Automatización del final de la línea en manufactura para la competitividad
Por: German Peralta Marketing Analyst
3M Industrial Adhesives & Tapes gperalta@mmm.com
El proceso de manufactura en Colombia ha tenido una evolución gradual en los últimos años. Es evidente la forma como las empresas manufactureras en el país han realizado una transformación en el proceso en que se fabrican sus productos.
En búsqueda de productividad y eficiencia, las compañías han automatizado sus procesos, partiendo del producto y moviéndose hacia el final de la línea de producción. Sin embargo, la realidad es que en el índice global de la competitividad (GCI: Foro económico mundial) llevamos varios años ocupando la posición 68 de 142, lo cual es una campana de alerta para las compañías que se quieren mantener y sobre todo crecer en el mercado, aún más con la reciente aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Razón tiene el presidente Santos al afirmar, en Expogestión 2011, que por esperar a que el mercado escogiera a los mejores, se cometió el error de no hacer apuestas ambiciosas para mejorar nuestra historia de producción. Esto está completamente ligado con la necesidad de incrementar la competitividad para enfrentarnos con grandes compañías con muchos años de experiencia. La fase incompleta en Colombia es la automatización de procesos de empaque secundario y embalaje, que corresponde al final de la línea de producción.
Es importante aclarar lo que se entiende por empaque secundario y embalaje; sin entrar en mucho detalle, este es todo aquel que sea usado para transportar o almacenar un producto. A nivel de productos de consumo masivo, es un empaque que usualmente no se le entrega al consumidor final y es considerado desperdicio cuando el producto llega al punto de venta. Por lo general, está compuesto por cartón, cinta, películas para estabilización de pallets y todo empaque que no esté en contacto con el producto o con el consumidor final.
Como se puede ver, este tipo de empaque suele ser aquel al que las empresas prestan la menor atención puesto que no es percibido por el cliente final. Sin embargo, es una fuente de costos que se debe controlar para garantizar competitividad. En especial, el proceso de empaque puede ser más influyente que los mismos insumos, llegando a representar, en algunos casos, hasta el 25% del costo del producto —es importante anotar que este está usualmente compuesto por el armado de cajas, llenado, sellado, etiquetado, paletizado y estabilización de pallets. Esto corresponde al final de línea del ciclo productivo y puede ser un punto crítico (cuello de botella), así como generar altos sobrecostos gracias a la alta mano de obra, la variabilidad y los reprocesos por fallas. Por este motivo, es importante prestar atención a la automatización en el proceso de empaque secundario, lo que es una creciente tendencia de la industria colombiana.
Desde finales de los años noventa, la manufactura en Colombia se ha basado en una modernización industrial, partiendo del desarrollo del producto hacia el final de línea. Sin embargo, este último paso no se ha finalizado del todo. En este momento existen alternativas innovadoras que traen grandes beneficios económicos y de productividad, fundamentales para la competitividad.
Por ejemplo, en el armado y llenado de cajas, existen alternativas 100% automáticas que garantizan la estandarización del proceso e incrementan la productividad. Para sellado de corrugado, se ofrecen opciones personalizadas según las necesidades de cada cliente, garantizando la mayor seguridad en el transporte. Para el siguiente paso, es posible encontrar opciones de impresión automática de etiquetas con información variable, lo que asegura una excelente trazabilidad del producto. En cuanto a paletizado, existen integradores de tecnologías que ofrecen celdas robotizadas para el armado de estibas de forma automática, con sistemas de visión artificial. Por último, la estabilización de estos pallets se puede hacer de forma automática, minimizando la cantidad de plástico para la operación y reduciendo la variabilidad en el consumo. Todas estas opciones están al alcance de todas las compañías sin necesidad de invertir en activos fijos, ya que existen interesantes modelos de equipos en comodato que permiten apalancar la inversión con los consumibles de cada proceso.
En resumen, las principales compañías del país han caído en cuenta de la importancia de la automatización del proceso de empaque al final de línea, ya que puede ser fuente de incrementos en la productividad, así como de ahorros y minimización de variabilidad. Finalizar este proceso es importante para nuestras compañías, pues es el pilar para incrementar nuestro índice de competitividad, sobre todo cuando ocupamos el puesto número 74 sobre 110 en el índice global de innovación de manufacturas. La expansión del entorno competitivo hace que este sea un punto clave.