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Por ENRIQUE BARRERO
ENRIQUE BARRERO RODRÍGUEZ nace en Sevilla, el 30 de diciembre de 1969. Es en la actualidad profesor titular de Derecho Mercantil en el departamento de Derecho Mercantil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla desde el año 2003, dedicación profesional que compagina con la actividad literaria. Con independencia de poemas sueltos en algunas revistas literarias nacionales (Papeles de la Alacena -de la Asociación de Amigos de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí de Moguer-, El siglo que viene, Extramuros, Buhaira, Claustro Poético, La Piedra del Molino o Renacimiento) ha publicado anteriormente los siguientes libros: Colección de sonetos para un sueño (Delegación de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Guadaira), Breve nombre de amor, Cien sonetos de amor, Mejor indiferencia que esperanza (estos tres últimos en Qüasyeditorial), La luz en tu mirada (Padilla Editores y Libreros), El tiempo en las orillas (Ediciones Rialp. Colección Adonáis), Poética elemental (Renacimiento), Fe de vida (Col. Ángaro), Liturgia de la voz abandonada (Cuadernos de Sandua), Instantes de la luz, Premio Internacional Ateneo Jovellanos, Gijón, 2011, Los héroes derrotados Premio Paul Beckett de Poesía, Almería, Fundación Valparaíso, 2012. Ha sido incluido en la Antología de poetas sevillanos editada por la Fundación el Monte con ocasión de la Feria del Libro de Sevilla 2003, en la Sexta Antología de poesía Adonais, así como en la Antología Orfeo XXI: Poesía española contemporánea y tradición clásica, editada por la Cátedra Miguel Delibes de Valladolid (Libros del Pexe, 2005).
Lector
Prestigio
Algo andarás buscando si has abierto al azar estas páginas. Alguna suerte extraña de consuelo o simple distracción. Lo agradezco como agradece el mar cualquier orilla donde rendir a solas su misterio. Pero debo avisarte que no puedo hacer mucho por ti. Que no existen poetas, en el fondo, pues no cabe la vida en unos versos.
Soñar es muy barato, pero inútil, al cabo. En la vida no quiero grandilocuentes sueños pues a los grandes sueños decepción sigue siempre. De cosas muy sencillas se nutren mis empeños. Fingir no me apetece que estoy muy ocupado. No quiero escalar cimas que susciten recelo y mirar desde arriba a los hombres iguales. Que guarden sus agravios escondidos, por dentro. Pues en cierta manera quiero ir a mi aire. Quiero solo el prestigio de ser como yo quiero. Quiero solo estas cosas que nadie ha de robarme. La luz, la lluvia incluso. La calma de unos versos.
(De Poética elemental, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2002)
P A G . 8 0
(De Poética elemental)
R E V I S T A
T R I A N A