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en consecuencia, en el mediano plazo se va a cumplir”. Aldo Abram insistió en que de cada 100 dólares que trae un exportador solo recibe poco más de 50. “Así no hay incentivo para las exportaciones. Eso empeora si se suman las retenciones impositivas. Lo que se ve es que, en general y como pasó en cepos anteriores como el de Cristina Fernández de Kirchner o en Venezuela, a menos que haya un boom de precios, las exportaciones no suben sino que bajan. El año pasado tuvimos cantidades exportadas menores que en 2019. Sin embargo por valores llegan a los niveles de 2011 o 2012. Es todo precio”, explicó. Pérez Duhalde señaló: “No se puede descartar que se profundicen las restricciones cambiarias. El balance cambiario está ajustado y va a adecuar las restricciones para que el saldo permita cumplir con el objetivo de reservas. Pero cuánto más cepo haya, más brecha va a haber”.
En la misma línea, Orlando Ferreres opinó: “Es posible que se mantengan restricciones y otras se levanten. Va a haber un balance bimestral donde el FMI va a pedir algunas cosas que no se irán cumpliendo y se van a tener que corregir. El FMI será bastante restrictivo mientras no se logren los objetivos”.
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Con todo, Abram, recordó: “El acuerdo con el Fondo te habilita que uses la plata que reembolsaron hasta 4.400 millones de dólares de reservas netas y, además, habrá 1.400 millones de dólares que se podrán conseguir en organismos internacionales. También puede haber aportes de otros países en forma bilateral. El punto es que las reservas netas podrían terminar siendo positivas, pero todo con plata prestada”.
El contexto de guerra
El estallido de la guerra en Ucrania añadió un condimento de incertidumbre que el propio FMI reconoció que podría complicar el cumplimiento de las metas. La opinión de los economistas consultados se divide entre quienes consideran que, en el saldo, la Argentina se verá favorecida por la suba de las commodities agropecuarias y quienes creen que, por el contrario, la demanda de energía impactará negativamente en la balanza comercial.
Para Aldo Abram, la guerra mantiene altos los precios de los granos que se exportan. “Este año vamos a exportar igual o algo más que el año pasado y, si bien todavía hay que ver cómo evoluciona la guerra, lo cierto es que vamos a tener que importar un montón de gas licuado porque Bolivia está produciendo mepara la economía que haya que importar mucho gas y gasoil. Puede complicar la situación de las reservas, por eso el FMI ya se adelantó y lo puso sobre la mesa”, explicó.
En la misma línea, Daniel Marx aseguró: “La guerra alteró los planes pero no necesariamente de manera tan desfavorable en el corto plazo, porque subieron mucho las materias primas. El debate está planteado pero no está claro el final. No hay que concluir rápidamente que va a ser un deterioro neto importante, porque incluso puede haber una mejora.”
nos gas y nos va a exportar menos. Tendremos que comprar el gas licuado que es carísimo y subió un montón porque todo lo que no provea Rusia a Europa va a haber que comprarlo en otros lados y tiene que venir en barcos”, analizó.
Para Abram, en definitiva, “se estima que lo que nos beneficie manteniendo el nivel de exportaciones lo vamos a perder por importaciones”. Por eso, consideró: “Puede haber problemas. Por eso, además del cepo, esto determina que este año las reservas van a bajar”.
Para Soledad Pérez Duhalde el escenario internacional está muy difícil: “La duda es si la soja mata al petróleo u ocurre lo contrario. En el corto puede ser que salgamos ganando por el nivel de exportaciones del agro, pero a futuro puede ser que cambie el saldo”.
“No sé si se perderá todo el saldo comercial con la energía y el gas que se importa. No va a ser tan así”, dijo Orlando Ferreres. “Es un riesgo
¿Un Fondo light?
La irrupción de la guerra fue considerada por el propio FMI como una complicación para el cumplimiento de las metas que acordó con la Argentina. Para Gerry Rice, vocero del Fondo, bajar la inflación será un “objetivo desafiante” aunque dio a entender que ese factor exógeno sería considerado a la hora de evaluar el desempeño de la Argentina.
Para Abram, “el acuerdo plantea aumentos de reservas netas pero, como en casi todas las metas, pusieron que eran revisables si se vieran afectados por contingencias en el escenario internacional”. A eso añadió: “Es posible que no se cumplan, pero no me extrañaría que lo justifiquen por la invasión rusa y la suba del gas y eso permita que se revise el acuerdo. No va a generar un incumplimiento sino que se va a facilitar un perdón (waiver) que está previsto dentro del acuerdo”.
Del mismo modo, la economista de Abeceb, Soledad Pérez Duhalde, señaló que “el acuerdo con el FMI es cumplible incumpliendo”. Y explicó esta consideración: “El problema son las consecuencias a futuro. Un ejemplo son los subsidios. Piden un ahorro del 0,6%, pero lo presentan como una ‘sugerencia’. Si observás qué es lo que tiene previsto el Gobierno, es lo contrario. Lo que pueden hacer es licuar gasto vía inflación e igual incumplirlo”. Por eso, aseguró: “El cumplimiento de la meta no está en riesgo, va a haber algún tipo de ajuste que dependerá de una decisión política. El margen discrecional es enorme porque el corsé no está puesto. Tenés metas de agregados monetarios, pero podés emitir de manera indirecta, por ejemplo, con desarme de Leliq”.
Daniel Marx coincidió en que “se va a intentar una revisión” aunque destacó que no será grato: “Nunca son fáciles las revisiones. Va a haber cambios en los reclamos del Fondo en materia de reformas estructurales que siempre están pendientes”.
La inversión extranjera
La normalización de la economía podría atraer inversiones en el país que, con costos laborales relativos competitivos en dólares, con recursos humanos de calidad y disponibilidad de recursos naturales podrían interpretar el escenario como una oportunidad. Así lo ve Orlando Ferreres: “Como consultora acabamos de cerrar una operación de la empresa Plataforma 10 con una compañía de buques israelí. Ya va entrando plata. Es un ingreso de capitales del exterior. La inversión se va a mantener y algo se va a conseguir por ese lado. La inversión es la variable que más está creciendo en el último tiempo y, por eso, el PBI va a crecer el 3,5% con una inversión en dólares de entre el 10% al 15%. Creemos que van a ingresar unos 3.000 millones de dólares”. Para Ferreres, además, “los organismos multilaterales pueden financiar la inversión pública que va a ser alrededor del 1% del PBI y son alrededor de 5.000 millones de dólares anuales”. Daniel Marx coincidió: “Puede ser que ingrese inversión extranjera directa o haya financiamiento de organismos internacionales o del sector privado. Pero el tema no es solo que ingresen sino que lo hagan a través del mercado oficial de cambios. Ahí está la complicación”. Más escéptica, Soledad Pérez Duhalde señaló: “Seguramente va a haber ‘algún puchito’. Habrá un crecimiento importante en IED pero el compromiso es de una acumulación de reservas por 5.800 millones de dólares. Si nos guiamos por los montos del año pasado estamos hablando de 50 millones de dólares mensuales, es marginal. La variación da como un 100%, pero la pregunta es con respecto a qué. Estamos como en los peores momentos de CFK. Nadie quiere venir a la Argentina porque hay un sistema populista intervencionista por, al menos, cuatro años más. Son solo 700 millones de dólares más por año”. En el otro extremo Aldo Abram, tajante, opinó: “No va a haber ingreso de dólares genuinos, vendrá un poco de inversión financiera confiando en que el acuerdo con el Fondo resuelva algo. Basta mirar lo que pasa con el riesgo país. Indica que los que compran y venden dólares canjeados en la anterior reestructuración con quita a los acreedores, piensan que los van a volver a reestructurar con una quita similar. Si así piensan los que compran bonos, ¿por qué alguien que ponga una fábrica o invierta va a pensar diferente?”
