Volver a seducir al capital extranjero Ricardo Delgado, economista
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ANIVERSARIO
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erminamos el 2012 con una desaceleración muy fuerte. Los analistas estamos trabajando con una hipótesis de crecimiento del 2%. Tuvimos un primer semestre muy malo, casi en cero. Ahora estamos viendo un último trimestre con conductas más interesantes, sobre todo en los sectores más golpeados y castigados, como la industria y la construcción. El consumo se ha mantenido, a lo largo del año, de manera relativamente estable, con un débil crecimiento. Para 2013 manejamos la hipótesis de un crecimiento en el orden del 4% y 5%. Esto será así, básicamente, por tres razones. La primera es porque Brasil va a crecer más. Eso, obviamente, va a traccionar una parte importante de las exportaciones argentinas. Ya lo estamos verificando en las ventas de autos, que están creciendo bastante bien en esta última parte del año. En segundo lugar, va a haber una mayor cosecha. Las últimas lluvias hacen que ahora haya estimaciones para todos los gustos. Sin embargo, este año vamos a tener un resultado superior a 41 millones de toneladas de granos y para 2013 se espera una cosecha de entre 50 y 55 millones de toneladas, que, además, se verá favorecida por precios que estarán por encima de los 500 dólares la tonelada en el momento en que se empiecen a liquidar las exportaciones. Esto nos dará mayor actividad, mayor recaudación y mayor capacidad de consumo. Y el tercer factor tiene que ver con la política de ingresos
que tiene el Gobierno con respecto a los salarios, las jubilaciones, la asignación universal por hijo, etc. De cara a las elecciones legislativas del próximo año -una instancia muy importante-, seguramente profundizará estas políticas. Los salarios acompañarán, al menos, la inflación del año que viene. Va a haber mucho estímulo de la demanda, lo que generará un mayor crecimiento. Es difícil volver a crecer al 8% o 9%, como durante estos últimos años. Pero tener un crecimiento al 4% es un muy buen número, teniendo en cuenta que hay serios problemas de crecimiento a nivel mundial. Hay que recordar que la crisis internacional no está resuelta. Estados Unidos tiene un crecimiento bajo, moderado, hay problemas con el empleo. El desafío que tiene el gobierno argentino es sostener los niveles de empleo con estos números de crecimiento actuales. Se hace cada vez más difícil, no solo en Argentina, mantener un desempleo bajo y, en este país, lo está razonablemente. La Argentina sigue teniendo, en términos comparativos, enormes oportunidades de inversión porque la rentabilidad sigue siendo buena, pero el país tiene el desafío de volver a seducir al capital extranjero. Con la rentabilidad no alcanza para mantener la inversión. Para ello, hay que tomar ciertas medidas para atraer capitales. Un inversor extranjero no puede invertir en una economía si no sabe cuándo puede recuperar sus utilidades. En
este sentido, las restricciones cambiarias perjudican esta atracción de inversiones. Sin embargo, tengo la sensación, para el próximo año, de que con el buen crecimiento, un buen nivel de exportaciones y con Brasil creciendo vamos a tener una cantidad de dólares disponibles que servirán para flexibilizar las importaciones y repatriar utilidades. Eso sería una buena señal para evitar que Argentina quede fuera del mapa de las decisiones de inversión en el mundo. Por otra parte, hay que asegurar un tipo de cambio competitivo para dar rentabilidad a los sectores que producen bienes, que exportan o que compiten con las importaciones. Es central que en 2013 Argentina tenga capacidad y rentabilidad exportadora. También, hay que mirar con mucha cautela el problema de la inflación, a fin de evitar que esto termine minando el crecimiento. Para 2013 tenemos la sensación de que la inflación no se va a acelerar sustancialmente con respecto a los niveles actuales. Va a estar en torno al 25%. Creo que el Gobierno es consciente de que hay niveles máximos de inflación, teniendo en cuenta los salarios reales y la competitividad de la economía, niveles que son ponderables hasta el 25%. En niveles superiores será cada vez más difícil manejar la política económica, y eso puede repercutir de manera negativa en la performance electoral. Por eso, el Gobierno va a estar muy pendiente de este número.