Hay que dejar de cambiar las reglas
mercado. Intentó hacerlo afuera, pero no lo logró. Por lo tanto, los fondos que financiarán la petrolera son los que no van a estar para el resto de la actividad productiva. Esto va a generar un aumento de tasas de interés que va a ralentizar toda la economía y que tendrá un efecto depresivo sobre el consumo y sobre la inversión. Por otro lado, el sector inmobiliario ha sido destruido por obligar a la pesificación. Se ha desplomado la actividad de compraventa. Por supuesto, el sistema se tiene que acomodar porque la gente tiene que seguir comprando y vendiendo casas, pero en valores más bajos que los que teníamos. También, la inversión está afectada por múltiples factores. La propia expropiación de YPF es una situación negativa. Además, las empresas no pueden distribuir dividendos, lo que afecta la voluntad de inversión. Por otra parte, tenemos una economía crecientemente cerrada. Argentina está desaprovechando el contexto internacional favorable que hoy existe. El precio de la soja es altísimo y las tasas internacionales son bajísimas, como no se vieron en los últimos 40 años. Todos los países de Latinoamérica están aprovechando esas tasas para rehacer toda su infraestructura, porque nunca se pudieron financiar con tasas tan bajas. Con excepción de Europa, todos los países, en especial los socios
comerciales de Argentina, están creciendo. El escenario internacional es fabuloso. Para los que miramos los números, sabemos que el escenario para Argentina es excelente. En este sentido, vamos a tener una muy buena cosecha el año que viene, probablemente en un récord histórico. Esto es lo que los economistas toman para decir que habrá más dólares y pensar así que la economía se va a recuperar. A esto, yo contesto: es cierto que habrá más dólares por la soja, pero también es cierto que los otros sectores de exportación están sufriendo los costos domésticos. Sin embargo, esta situación tiene una solución de corto y una de largo plazo. En el corto plazo, hay que ajustar el tipo de cambio para darle un impulso a la economía, como hicieron Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna en el 2002. Pero la devaluación en sí no es un objeto deseado, porque es una licuación de los salarios. Hay que entrar en un proceso de crecimiento con salarios reales altos y crecientes. Y esto se consigue invirtiendo en capital físico, capital humano y absorción de tecnología. Argentina tiene que aumentar su tasa de inversión y para eso tiene que dejar las locuras que está haciendo, que lo único que logran es que nadie invierta en el país. Necesitamos un gobierno que dé confianza y que deje de cambiar las reglas de juego todos los días.
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a sabemos que en 2012 la economía no creció y, para el año que viene, las perspectivas también son malas, no en el sentido de que habrá una crisis o un colapso de la actividad, sino que va a seguir esta situación de estancamiento económico. Esto tiene una cantidad bastante importante de motivos, dentro de los cuales, el más importante, por supuesto, es la apreciación del tipo de cambio. Se busca controlar la inflación controlando el tipo de cambio y esto ha generado un atraso cambiario y un impacto muy fuerte en la competitividad de muchos sectores. La economía dejó de crear empleos. De hecho, ya se han destruido 100 mil puestos de trabajo. Si esto continúa así, es posible que también se restrinjan más importaciones, porque, a medida que siga el atraso cambiario, habrá menos exportaciones, menos dólares y habrá que poner más restricciones. Esto dificultará mucho el funcionamiento de la economía. El otro tema que complicará la economía argentina transcurre en el mercado de créditos. A partir de que tanto los estados provinciales como el nacional e YPF se han transformado en demandantes de fondos locales, se está produciendo una absorción de fondos que empieza a generar un aumento de las tasas de interés. Antes, YPF no operaba en el mercado local. Ahora, se tiene que financiar íntegramente en este
ANIVERSARIO
Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad