Valle

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Sentar las bases para una recuperación más firme Héctor Valle, miembro del directorio de YPF y presidente de FIDE.

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ANIVERSARIO

E

ste año la economía va tener un crecimiento en torno al 3 %. Eso se debe a que la recuperación de Brasil se está demorando y a que algunas medidas, como el control de importaciones y la administración cambiaria, han afectado sobre todo el rubro de la construcción. Eso, no obstante, se ha compensado con esfuerzos muy importantes que se hicieron por mantener el nivel de ingreso de los sectores medios y bajos mediante las paritarias, los niveles de empleo y los planes de obra pública. Si la economía crece solo el 3 %, el año que viene no vamos a tener que pagar el cupón PBI y, como esa plata está presupuestada, es probable que se vuelque casi íntegramente al equipamiento del área energética, en centrales e YPF. Son entre 3000 y 3500 millones de dólares que van a estar disponibles. Por otra parte, la cosecha de oleaginosas y cereales, con la excepción del trigo, se muestra muy promisoria, de modo que se espera que la campaña total del sector agrícola del 2013 sea récord y supere los 110 millones de toneladas. Esto supone el crecimiento del sector en sí mismo, efectos industrializantes derivados de la demanda de los sectores de producción y mayores saldos exportables. Otro elemento importante es que el Gobierno va a seguir manteniendo una política de sostén de los salarios y de las jubilaciones, y en consecuencia, el consumo va a seguir siendo muy activo. Si, además, se sostiene la recuperación de Brasil, el crecimiento argentino para el próximo año puede estar entre 4,5 y 5 %. Si bien se trata de un crecimiento inferior al que se ha registrado a lo largo de la última década, ese crecimiento respondía a causas extraordinarias

que, en este momento, no se están dando. La política cambiaria no se va a modificar por el momento. El año que viene va a terminar con un tipo de cambio cercano a los 6 pesos y vamos a tener un superávit comercial en torno a los 13 mil millones de dólares. En cuanto a la política de comercio exterior, es probable que la barrera a la entrada de productos sea menos indiscriminada, que se facilite la entrada de importaciones sin producción local y que se restrinja la importación de bienes de consumo. El Gobierno tiene un paquete de proyectos de infraestructura que va a tener un impacto dinamizante muy fuerte sobre la economía. A esto se suman algunas políticas, como la decisión del Banco Central de dirigir el 5 % de los depósitos de los bancos a la inversión productiva o a la iniciativa de que las compañías de seguros tengan en su cartera proyectos de inversión en la economía real. En este sentido, también es importante lo que está haciendo el Gobierno de tratar de que la gente tenga opciones de inversión más convenientes que comprar dólares, como por ejemplo, bonos vinculados con proyectos específicos. Se puede comprar un bono de YPF que se paga directamente con la tarjeta sueldo, y cada 6 meses, se le van a acreditar al titular los intereses en su cuenta como si fuera un aguinaldo extra. Ese tipo de mecanismos puede andar perfectamente, y es un proyecto interesante que el ahorro popular se canalice en ese sentido. Por otra parte, el principal ahorro de los argentinos son sus ahorros previsionales, y hay que ponerlos a que rindan bien. Cuando con el ahorro de los jubilados estoy comprando un bono de

YPF, estoy invirtiendo en un papel que me rinde entre un 18 % y un 20 % anual. Lo que antes hacían las AFJP lo está haciendo el fondo del área previsional con mucho más rendimiento. En cuanto a la inflación, no creo que haya grandes cambios. Cualquiera que sea el indicador, tenemos un país con una actual situación inflacionaria que no se concilia con la política cambiaria. En el tipo de cambio es donde más afecta el tema de la inflación, y esto no se resuelve devaluando, sino por la vía de una política que busque modificar la manera en que se forman los precios. En este sentido, lo fundamental es que la Argentina corrija las severas distorsiones que tienen sus mecanismos de comercialización. Es responsabilidad del Gobierno generar otros canales de comercialización, volver a mecanismos donde la gente acceda a los precios del mercado central. Hay una gran concentración en el comercio final, una gran diferencia entre lo que cuesta el litro de leche en el tambo y el precio al que se lo vende en el supermercado. Ese ejemplo se da en todos los sectores de la economía, y es necesario empezar a intervenir en esa área. Alguien se está quedando con una parte de la torta que, además, no la está invirtiendo en la Argentina. En el plano internacional, las malas condiciones externas, por la crisis europea, el estancamiento en Estados Unidos y la desaceleración en China, se van a mantener. Por lo tanto, si se contempla el marco externo en el que ocurre el 4,5 o 5 % previsto es un buen crecimiento. Y, si ese crecimiento está integrado por un componente de inversión importante, puede sentar las bases para una recuperación más firme en los años siguientes.


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