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El hermano menor que libró á su hermana del poder del dragón

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La varita

La varita

El hermano menor que libró á su hermana del poder del dragón

Un rey tenía tres hijos y una hija. En la parte baja de su palacio había un hermoso jardín, al que nunca iba la hija por temor de que la cogiera el dragón. Un día, por desgracia, la tomó de la mano su hermano menor y bajaron juntos; y apenas hubieron llegado, acudió el dragón y levantándola en el aire la llevó á un monte tan elevado que nadie podía subir á él. Al tener el rey noticia de este hecho, mandó enlutar todo el palacio, y no quiso celebrar ningún consejo, encomedando todos los asuntos del Reino al ministro. Hermano menor, considerándose culpable del rapto, dudaba entre ir á rescatarla ó suicidarse; pero su padre, que lo amaba más que á los hijos mayores, trató de impedir su intento. Decidióse al fin por el rescate, y una mañana se dirigió á la montaña, pero bien pronto hubo de convencerse de que era insuperable. Ocupado en esta triste idea, vió que reñían dos serpientes, una blanca y otra negra, y que ésta estaba á punto de matar la blanca. Mató entonces la negra, la blanca le dijo: −«¿Qué quieres en pago de la gracia que me has hecho?» −«No quiero otra cosa, le contestó el hijo del rey, sino que me subas á esta montaña». −«Agárrate á mi cola», repuso la serpiente. Y asido á su cola lo subió á la cima de la montaña, y después se marchó.

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Encontró el hijo del rey un pastor que apacentaba las ovejas dragón, y ajustándose con él, entró á servirle como

criado, vistiendo también el traje de pastor. Cada semana lo enviaba el amo por pan á la vivienda del dragón. Encontró un día sola á su hermana y le dijo: −«Yo soy tu hermano y he venido á libertarte». −«¿Y cómo viniste aquí? ¿No tuviste miedo de que te devorase el dragón? Ocúltate porque puede llegar y verte; pero te advierto que es imposible que salgamos de aquí, pues tiene los cuartos llenos de princesas, que ha hecho sus esclavas, y además no podríamos bajar la montaña, y no comprendo cómo has subido tú cuando ni los pájaros suben». −«Me así á la cola de una serpiente, y así pude subir. Mira, luego que llegue el dragón pregúntale en qué estriba su fuerza, y cuando vuelva mañana me lo dices».

Por la noche hizo esta pregunta la hija del rey, y el dragón contestó que tenía en su cabeza tres cabellos de oro con los cuales abría una sala, donde había tres palomas: si mataban una, él enfermaría; si dos, se agravaría, y si las tres, moriría. Se lo refirió al día siguiente á su hermano, quien le dijo: −«A la noche cuando le quites los piojos, tomas una tijera, le cortas los cabellos de oro sin que se aperciba y matas las palomas para que reviente». Esperó la hija del rey que el dragón durmiera, le cortó los cabellos, y abriendo la mató las palomas, y en el mismo instante murió el dragón. Así que hubo espirado abrieron los cuartos, y libertaron todas las personas que estaban allí esclavizadas, y entre ellas tres princesas que llevaron consigo. Cuando llegaron á la cúspide de la montaña divisaron á sus hermanos que lo aguardaban al pié de ella. Puso pendientes los cabellos del dragón, y primero suspendió á su hermana, y después á la mayor de las princesas, gritando al mismo tiempo; −«Ésta es la mujer de mi hermano mayor». Suspendió á continuación la mediana, gritando: −«Ésta es la mujer del mediano», y después suspendió la menor, diciendo

que era la suya. Al ver los hermanos que la menor era la más hermosa, dominados por la envidia, cortaron los cabellos dejándolo arriba en el monte.

Lleno de tristeza se volvió al palacio del dragón y se entretuvo en recorrer las salas. En una vió, tendido sobre verde alfombra, un lebrel de terciopelo que perseguía una liebre también de terciopelo; en otra un cántaro de oro que vertía el agua sobre un aguamanil también de oro, y en otra una gallina de oro con pollos de oro también. Después á las cuadras, y en una de ellas vio tres caballos con alas oro, uno azul, otro rojo y otro verde, que le dijeron: −«¿Qué bien hemos de hacerte por habernos abierto la puerta?» −«No quiero otra cosa, los contestó, sino que me saquéis de esta montaña». −«Móntame, repuso el verde, y así que hubo montado, atravesó la montaña lo bajó al campo. Habíanle dado los tres caballos sendos de oro diciéndole: −«cuando nos necesites, quemas uno de ellos y al instante acudiremos». Dejó pasar algunos días, después de los cuales se dirigió á la capital, donde residía el rey su padre, con una verija sobrepuesta en la cabeza, con lo cual las gentes lo tomaron como un tiñoso, y en esta forma entró de criado en casa de un orífice. Cuando los dos hijos mayores, la hija y las tres princesas llegaron á palacio, el rey les preguntó por el hijo menor, y aquellos le contestaron que había muerto. El mayor instaba á la mayor de las princesas á casarse con él, mas la princesa no accedía sino á condición de que le proporcionase el lebrel de terciopelo persiguiendo la liebre, que había tenido en el palacio del dragón. El rey dió una proclama que se presentase el que se creyese capaz de traer este objeto. Entonces el tiñoso dijo á su amo el orífice, que si le permitía iría á buscarlo y lo presentaría al rey; y logrado el permiso pidió una oca de buen vino y otra de castañas cocidas y se encerró

en una sala. Expiaba el amo por el ojo de la cerradura, pero cansado de ver que su criado no hacía otra cosa que comerse las castañas y beberse el vino, se retiró á dormir. Al rayar el día quemó el tiñoso el pelo azul y acudió el caballo de este color. −«¿Qué me quieres?» le preguntó. −«Quiero, contestó, que me traigas el lebrel con la liebre». Inmediatamente se lo trajo, y á la madrugada lo entregó al orífine, que le mandó llevarlo al rey, que le cargó de florines y los entregó el amo. Celebróse la boda el domingo y todos salieron al campo á divertirse. Aprovechando el joven la ausencia del maestro quemó otro pelo y al momento acudió el caballo verde trayéndole un hermoso caballo de este color. Montó el caballo y se dirigió al campo para tomar parte en la fiesta. Pasado mucho rato y disponiéndose la gente para volver, se precipitaron para cogerlo, pero él sembró el camino de piastras, y florines y corrió al taller, donde de nuevo se puso la vejiga sobre la cabeza.

El hermano mediano quería casarse el domingo siguiente con la segunda de las princesas, pero ella dijo que no se casaba si no le traían el cántaro y el aguamanil de oro que tenía en el palacio del dragón. Requirió el rey de todos los orífices si podrían traerle estos objetos, y de nuevo se ofreció el tiñoso á proporcionarlos pidiendo su amo dos ocas de castañas y otras dos de vino, y comiendo y bebiendo pasó basta la madrugada, en cuya hora quemó otro pelo, y acudió el caballo rojo, al cual encargó le trajera el cántaro y ni aguamanil de oro. Trájolos al momento y el tiñoso los presentó al rey, quien volvió á cargarle de florines. Celebróse en el campo la segunda boda, donde también se presentó el tiñoso con hermoso traje rojo. Al volverse querían echarle mano, pero se salvó arrojando florines al suelo.

Un hermano del rey quería casarse el domingo siguiente con la princesa menor, pero ella se negó diciendo que no se casaba si no le traían la gallina con los pollos de oro. De nuevo los proporcionó el tiñoso, y el domingo se dirigieron al campo á celebrar la boda. Fué también el joven vestido de blanco montando el caballo azula y cuando estaban divirtiéndose se arrojó del caballo y mató á su tío. Llevado preso á presencia del rey y preguntado por éste por qué causa lo había matado, el joven se descubrió á su padre refiriéndole cuanto le había sucedido. Al oírlo el rey, mandó matar los dos hijos mayores, y dióle en matrimonio la princesa menor, viviendo entrambos muy felices.

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