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Cuento de las doce zorras
Cuento de las doce zorras
Volvíase cierto día á su casa un sacerdote, después de haber celebrando en un pueblo, y en el camino encontró una zorra muerta, á los dos pasos otra, á pocos pasos más otra y para no alargar la relación, encontró en el trayecto hasta doce zorras. Entonces discurrió que si volvía en busca do todas ellas, podría desollarlas y obtener alguna ganancia con la venta de las pieles. Volvió pues, á la máspróxima, pero no la encontró. Dijo entonces: −«Dejaré aquí mi valija (estaba llena de pan bendito) é iré á recoger las once zorras, y cuando vuelva aquí, las meteré todas juntas».
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Volvió, pues, á la más proxima, pero no la encontró. Dijo entonces: Dejaré aquí mi balija (estaba llena de pan bendito) é iré á regoger las once zorras, y cuando vuelva aqui, las meteré todas juntas». Vuelve hacia atrás y no encuentra nada, más atrás, y tampoco, en fin, que no encontró ninguna, y se pensó que otro hombre se le había anticipado, no sospechando que fuera una sola expresamente iba á cada corto trecho haciendo el muerto para burlarse del sacerdote. Mientras andaba y más andaba, aprovecha la zorra la ocasión, y después de comerse todo el pan, llena de pierdas la valija. Llega por fin el sacerdote á casa y dice á su mujer: −«Toma la valija y guarda el pan, porque vengo agobiado del peso».
Desata la mujer la bajita y la ve llena de pierdas. −«¿Qué son estas pierdas?», exclama.
Se tira el sacerdote las barbas y dice: −«La Bromomaria me ha jugado esta treta!»
La taimada zorra no hacía más que devorar cuanto hallaba, valiéndose de su astucia. La encuentra un lobo y la saluda así: −«¿Qué tal, señora Bromomaria?» −«Bien, caballero Muzuri». −«¿Qué comes?» −«Querido Muzuri, iba hambierta por el camino y me froté los ojos en la tierra, diciendo á la vez, lirios, lirios: al momento llega un sacerdote y me echa panes benditos». ¡Ea, señora María, voy yo también en busca de panes benditos!»
Se va el caballero Muzuri, frota sus ojos en la tierra, pronunciado las palabras que había dicho la señora María, hasta que á fuerza de frotar y escavar la tierra encuentra una trampa y se enreda. Entonces exclama: −«¡Ah, Bromomaria, Bromomaria!» ¿Qué me has hecho?» Pasa un campesino y al ver el lobo cogido en la trampa lo desuella y se lleva la piel. Por fin, se ve libre el caballero Muzuri, y cogiendo á la zorra le dice: −«¡Voy á devorarte, porque te has burlado de mí!» −«¡Ven antes á mi casa, dícele ella, que veré á mis hijos, y después me devorarás!» −«¿Y cómo he de ir contigo?» −«Llévame en tus espaldas».
Cargó el lobo la zorra sobre sus espaldas, pero ella no cesó durante el camino de morderle y comerse su carne. −«¡Ay, querida a Bromomaria, cómo me pican las moscas!», decía en tono dolorido el lobo. −«Fuera, fuera moscas!», gritaba la zorra.
Al fin llegaron al agujero. Metióse en él la zorra, cerró y no se dejó ver más. El infeliz caballero Muzuri hizo esfuerzos para entrar, pero no pudo, hasta que cansado de esperar se marchó, muriendo luego desollado y mordido.
Así acaba el cuento de la zorra.