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AURA
Claudia Carvajal
Lanzo piedras al río mientras espero el murmullo de la naturaleza, es un llamado para que me sumerja en el agua y encuentre la cartera. Voy descalza, me arden las plantas de los pies, el agua se lleva la sangre. Hoy vi a tres parejas en el puente, cada vez son menos, se muerden la boca, algún día ellas también serán fantasmas. Una de las parejas me vio salir del refugio y huyó. Al correr, la chica dejó caer la cartera. Quiero un labial nuevo, un espejito como los que usaba mamá antes de ser fantasma.
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Subo hasta el puente. Utilizo mi vista de búho. Superviso el río como quien no quiere la cosa, lo miro de reojo porque el río sabe que lo estoy mirando, pero no hay rastro de la cartera. Mientras me sujeto del barandal del puente, un hombre a la derecha me observa ¿Será un caníbal? Me hago la despistada, las mujeres dicen que si los ignoras se van. Mi corazón de pez arcoíris tiembla. Escucho que me llama mientras se acerca: Pist, pist, pist. Me pregunta qué busco. Me sorprende que no quiera correr como los demás, que ni siquiera me insulte, ni me escupa. Le cuento la historia de la cartera, el labial y el espejito de mamá fantasma. Se ríe y dice que me ayudará a buscarla.
Bajamos al río, me sigue, le muestro el refugio. Se quita la camisa, dice que es la mejor manera de buscar una cartera perdida en el fondo del río. Se lanza al agua y desde ahí me grita para que me sumerja con él. Creo que quiere ayudarme, que no le asustan mis pies descalzos, sucios y sangrientos.
En el agua nace un abismo, sus manos me aprietan la cintura. Intento zafarme, pero es más fuerte. Me rompe la camisa, me atraviesa el cuerpo con sus dedos, el río sangra conmigo. Me he convertido en una trampa.
Despierto en la orilla junto a la cartera. No hay labial, pero sí un espejo roto. Veo el rostro del hombre al interior del espejo. Llora, lloramos. Descubro que los fantasmas también sentimos dolor y que quizá tuve que ignorarlo con más fuerza.
Un grupo de adolescentes atraviesa el puente, gritan: “Loca Aura, Loca Aura”, lanzan piedras. Les digo que ya no soy loca, que soy fantasma, el fantasma del puente.