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Negación de muerte

NEGACIÓN DE MUERTE

“El psicodiagnóstico, la psicoterapia, los tratamientos, los fármacos ayudan y mucho […] En la consulta no encontrará magia, ni milagros, ni charlatanes, solo un saber científico transmitido […]” (Urra 2009:14).

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DANIEL VÁSQUEZ TORREZ40 (Bolivia) A continuación, una interpretación psicológica. En junio de 2020 Nadia perdió a su hija, no aceptó por ningún motivo la repentina partida de Natalia, su hija, la enfermedad fue brutal, tan sólo en 10 días de haberse contagiado con el Covid, quién sabe dónde y cuándo, después de tenerla en un hospital privado le anunciaron; “nada se pudo hacer, lamentablemente se nos fue”.

40 Nació en Bolivia. Licenciado en Psicología. Especialista en adicciones en la UNAM de México. Magíster en Salud Pública con mención en Epidemiología en la UATF Potosí. Psicoterapeuta cognitivo-conductual ICC de México. Docente titular de la carrera de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor de Simón (UMSS). Docente en la carrera de Trabajo Social. Realizó el Doctorado en Ciencias de la Educación ECEM. Cochabamba. Líder deportista.

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Ella, enfermera de profesión, había logrado el respeto y la admiración por sus logros académicos y, sobre todo, por su desempeño laboral, no daba crédito que la muerte se llevara a su tesoro más preciado. Su niña hermosa, acababa de cumplir 23 años, estaba encaminada a ser su doctorita, su orgullo máximo. Todo le cayó como un balde de agua helada, fue tan doloroso que no supo reaccionar a semejante golpe de la vida. Se encerró en su habitación, por nada del mundo permitiría que le hablen de la muerte de su hija. Los Tiempos del 23 de julio del 2020 informaba. El Ministerio de Salud reportó 1.117 nuevos casos de coronavirus y 79 decesos, esta cifra es la más alta registrada hasta el momento. Complementaba: El reporte diario detalló que, del total de decesos, 17 se registraron en Santa Cruz; en Cochabamba 15, Potosí 10, Chuquisaca 9, La Paz 9, Pando 9, Oruro 6, Beni 3 y Tarija 1, haciendo un total de 2.407 fallecidos en todo el territorio nacional. El pico más alto hasta ese momento, el Covid se había mostrado implacable, con todos sus tentáculos infectaba por doquier y con una saña jamás experimentado. No permitiría que la población se organizara, tomó de sorpresa a todo el mundo, los médicos no sabían cómo tratarlo, las noticias a más de informar confundían con los cientos de tratamientos ofertados, además de mostrar que los países del primer mundo estaban siendo azotados por esa pandemia. El fenómeno nocebo hacía estragos, pensar y creer que de un modo u otros se infectarán y morirán, que no hay cura, así se percibía el ambiente en junio – julio del

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2020. La creencia de los efectos irreversibles del Covid 19, de su mortal ataque llevaba a la desconfianza en el médico, en el medicamento, provocaba serios daños en la salud mental de la gente. Del mismo modo, no dio tiempo de reparar siquiera que los parientes se despidiesen de los suyos, peor aún no había dónde enterrarlos había que cremarlos pues este sería el procedimiento para que no se contagien más personas. Nadia se encerró en su mundo, olvidando que tenía dos hijas menores a las que había ignorado del propio dolor que les agobiaba. No hubo velorio, ni lavatorio, ni misa ni nada, todo fue arreglado por su familia, sus padres y hermanos se hicieron cargo del entierro ya que de las exequias no se puede hablar, así de la noche a la mañana se fue sin permitir a la familia despedirse. Se entiende que las personas cuando pierden a un ser querido deben elaborar duelo, sin embargo, cuando este proceso no se cumple puede desatar síntomas que a la larga perjudican, por un lado, porque no se hace consciente de semejante pérdida y por otro porque esta negación puede tener una larga duración, es decir la tristeza profunda puede derivar en una melancolía o una depresión distímica. Diversos especialistas nos darán conceptos de las etapas por las cuales pasan los seres humanos cuando pierden un ser querido, sin embargo, el ser humano es un mundo y desde esa perspectiva cada uno tiene su propia experiencia, peor aun cuando vive una experiencia en una situación confusa y turbulenta. La psicología cognitiva nos planteará que la creencia

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preexistente sobre la pérdida disminuirá su capacidad o habilidad intelectual para lograr la elaboración del duelo. Se ensaña el sufrimiento, la persona se enfrasca o se entrega al sufrimiento, con esto paraliza todo tipo de razonamiento que lo ayude a salir de su pérdida, un sentimiento de impotencia de lograr enfrentar toda la situación vivida. Nadia había estado atendiendo enfermos de Covid, había visto morir muchas personas, había experimentado el dolor de las familias que perdían a sus seres queridos, mas nada le había garantizado y menos preparado para la experiencia de perder a su propia hija. Le dolió tanto que era incapaz de absorber todas estas emociones juntas, el sufrimiento puede ser la muerte en vida, Natalia sufrió los días que estuvo enferma ahora la madre sufría la pérdida, los especialistas dijeran que ella manifiesta un brote psicótico a causa del dolor, ese dolor interno que la imposibilita hablar, exteriorizar su frustración, su dolor. Se desentendía u olvidaba que tenía hijas, padres y de asistir a su trabajo, olvida el mundo, sumergida en su sufrimiento. Después de un año, continúa poniendo el plato en la mesa para Natalia, no permite que sus hijas hablen de la muerte de su hermana. Se deshizo del celular, no quiere que la llamen, que la busquen. Tiene el teléfono fijo por donde sólo se comunica con sus padres y las conversaciones se limitan a los saludos y uno que otro encargo cumplido. Mantiene las cortinas cerradas, el cuarto de su hija está intacto, nadie se atreve a decirle lo que debe hacer, aunque hace un par de meses volvió

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trabajar, eso si ya no atiende enfermos del Covid, no quiere tener contacto social con nadie.

Al igual que las familias, las sociedades también están reguladas por reglas y normas, que son aceptadas por las familias y los individuos. Pero cuando los entornos cambian drásticamente, las reglas y las demandas de comportamiento social también pueden cambiar drásticamente. En cada sociedad se establecen ciertos rituales hacia el difunto que actúan como una manifestación pública del dolor, que ayuda al “superviviente” dándole la oportunidad de comunicar sus sentimientos y dejar que otros le den su amor y apoyo, aliviando el “tránsito”. Nadia no aceptó la solidaridad de la familia, ni siquiera el pésame de sus más allegado, no permitió que la acompañen en su dolor, no pudo o no quiso aceptar la muerte de su hija. El estrés postraumático sigue presente, persiste la rumia mental de mantener viva a su hija, que no puede haberse marchado así por así, revive el dolor y se niega a la vez el mismo, no acepta apoyo alguno. Rechaza la muerte, la niega, expulsó a la muerte sin embargo la vive cada día, en cada respiro, lo peor es que sus hijas están cansadas, ya no aguantan que su madre se encierre en su dolor. A través de una amiga suya, recibe tratamiento psiquiátrico, antidepresivos y ansiolíticos, esperando que se recupere de este trauma, la familia manifiesta cierto alivio y esperanza en el tratamiento que recibe. El coronavirus ha desatado un sinfín de problemas de salud mental, depresión, ansiedad, consumo de drogas y alcohol, estos se han incrementado según la asistencia en

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el consultorio, y otros más, lo más peligroso es que llegó intempestivamente, no permitió elaborar duelo por la pérdida de un ser querido. Esta situación aporta un sinfín de complicaciones para sí mismos, así como para su entorno inmediato.

Hoy en día se oculta al enfermo o al desahuciado que la muerte está cerca porque simple y llanamente creemos que es lo mejor pues es mejor una muerte inconsciente, una muerte silenciosa disfrazada en el anonimato, discreta en sumo, por ello no se acepta la muerte de forma natural como parte de la vida, aceptar la muerte es aceptar la vida misma. Jung, el psicoanalista, planteaba la biofilia como el amor a la vida, a la alegría, a la esperanza, por el otro lado decía que existía la necrofilia, la inclinación a la muerte, al dolor, a la destrucción propia. Cada ser humano posee ambos instintos, es deber sembrar y cosechar la vida, conectarse con ella, aunque sean tiempos difíciles.

Referencias bibliográficas

Aristizabal Diazgranados, Edith y José Amar 2015 Psicología forense. Estudios de la mente criminal. Colombia: Edit. Universidad del Norte. Serna, Juan Moisés de la y Paul Valent 2021 "Estrés y trauma en tiempos pandémicos" Tektime Editions, 2021 en internet [https://www.traduzionelibri.it]Consultado 15/7/2021 Urra, Javier (director) 2009 Secretos de consulta. Lo que escuchan psicólogos y psiquiatras. Barcelona: Edit. Planeta.

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