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Un puente entre tiempos y entre ciudadanos

Shirley Milena Zuluaga Cosme Directora Biblioteca Pública Piloto de Medellín

ay cientos de formas para describir el sector cultural, pero me aventuro a elegir una desde la luz, porque esa puede ser la metáfora más cercana a lo que este significa para una sociedad y los ciudadanos. Supongamos que se trata de frecuencias. Algo así como el espectro de la luz, que va desde el infrarrojo hasta el ultravioleta. Ahí, de manera sucesiva, vamos a distribuir todas las manifestaciones y los escenarios culturales hasta llegar al límite superior, donde yo, luego de haber recorrido por años ese espectro, pongo a las bibliotecas, pues por ellas pasan y caben todos.

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Las ubico allí porque, según mis experiencias, son lugares en donde se logran transformaciones íntimas y colectivas por medio de preguntas, lecturas, encuentros y palabras que están contenidas en libros, conversaciones, charlas, talleres, tertulias y exposiciones. Todo lo que sucede en una biblioteca contribuye a la transformación humana. Por eso, cuando me enfrenté a

la decisión, escogí estar en una biblioteca donde, desde hace más de dos años, me siento feliz y con la responsabilidad de conservarla como el epicentro cultural que ha sido por décadas. Las bibliotecas son lugares donde caben los niños y los viejos, los jóvenes y los adultos, las familias y los amigos. En esa riqueza de los encuentros, cada acción tiene impacto y las historias se escriben a diario.

Pero, ¿eso mismo no sucede también, digamos, en un concierto o en un teatro? Claro; sin embargo, en una biblioteca pasa algo más. El ejercicio es de largo aliento. Hay investigación y curiosidad. Hay búsqueda de contexto. Hay intercambio de saberes. Para seguir con el ejemplo de los conciertos, en ellos hay apreciación estética y disfrute, y en las bibliotecas hay preguntas –y, con suerte, respuestas– sobre los autores de la música, sobre la historia de la música; sobre lo que hay detrás. En suma, se trasciende, se transita hacia una concepción amplia

y generosa de aquello que nos interesa. La biblioteca permite aventurarse a lo insondable.

Las bibliotecas son el escenario natural de la búsqueda. Pero volvamos a las preguntas críticas: ¿eso no pasa, también, en internet? Desde luego. Ahí está el reto: devolverle a las bibliotecas su lugar estructurante en la sociedad. Durante siglos fueron el sitio de reunión para encontrarse y discutir. Eso que hoy llamamos tertulias, conferencias, conversatorios, y que tenemos que convocar con tanto esfuerzo, por años sucedieron de manera natural en las bibliotecas. Nadie tenía que citar. Por lo menos en nuestro caso, “nos encontramos en La Piloto” fue una frase que se acuñó sola. Eso no pasa en Google; ahí el ejercicio tiende a ser individual, mientras que lo colectivo, lo social, ocurre en una biblioteca. Y sabemos de sobra que cuando la gente se encuentra suceden cosas.

Lo anterior es importante porque rebasa la concepción de la biblioteca como un edificio para prestar libros. Que también lo es. De hecho, es la piedra angular del servicio. En ese sentido, quienes trabajamos en ellas nos enfrentamos a un panorama de curaduría. Hoy la producción de conocimiento es tan rápida y viene de tantas fuentes que alguien tiene que separar el trigo de la paja. En el grueso universo de la información, el bibliotecólogo o el bibliotecario es un asesor experto. Todo eso sin entrar siquiera en la discusión de los formatos, porque las necesidades actuales no involucran solo libros. Una biblioteca como la BPP está llamada a ser el lugar más público entre lo público. Nuestro plan estratégico a 2024 nos pone la responsabilidad de ser la institución social de Medellín para América Latina. Nos guía a ser “un puente entre tiempos” y a consolidarnos como centro de discusiones e ideas. Nos invita a ser custodios y activadores de la memoria y del patrimonio de Medellín y Antioquia. A inspirar y promover aprendizajes y creación. Y, por último, a construir junto a otros modelos de contenidos y proyectos que promuevan la incidencia social y cultural. Las transformaciones políticas, cívicas, ambientales, es decir, las transformaciones culturales, deben pasar por acá. Y acá deben venir quienes las motivan, quienes las ponen en discusión o quienes las hacen. Nosotros comenzamos una transformación que cobija todos los ámbitos de la BPP. Por eso, la invitación es a encontrarnos de nuevo en La Piloto, ágora de Medellín y casa por naturaleza de creadores, escritores, lectores, artistas, fotógrafos, académicos, historiadores, conversadores y ciudadanos de Medellín.

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