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Las musas sin jaula

Las musas sin jaula (Divagaciones sobre bibliotecas e ideas, e ideas sobre bibliotecas)

118 Un puente entre tiempos NÚMERO

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PÁGINAS AUTORA Ana Cristina Restrepo Jiménez 06

Las bibliotecas son proyectos

que persiguen a los lectores,

especialmente aquellos

interesados en formar

a otros lectores.

espués de la Gran Depresión, el presidente Franklin D. Roosevelt promulgó medidas de emergencia para sacar adelante a la gente más pobre de Estados Unidos. Entre sus proyectos estaban las bibliotecarias de Kentucky, una brigada de mujeres a caballo que llevaba libros a las zonas montañosas, las más azotadas por la crisis y el aislamiento.

Entre 1935 y 1943, las amazonas de Kentucky cabalgaron por la lectura, y hacia 1940 el programa contaba con 30 bibliotecas y había prestado libros a 100.000 lectores.

Historias como la de las amazonas de Kentucky o la del Biblioburro de Luis Soriano son esquivas al radar de los grandes medios. Su trascendencia no es comercial. ¿Acaso no merece una oda la travesía de Consuelo Marín y Pedro Agudelo, la promotora de lectura y el bibliotecólogo que recorrieron a pie el morro del Che,

La Escombrera y Belencito Corazón para conquistar nuevos lectores?

Marcel Proust hablaba de la biblioteca como el recinto donde se practica la “gimnasia intelectual”. ¿Es la biblioteca un lugar físico, limitado entre paredes?, ¿cómo nombrar aquellas colecciones de libros peregrinos, a caballo, en burro, a pie?, ¿de qué maneras se han redefinido las bibliotecas públicas a través de la historia, de nuestra historia?

En el imaginario colectivo, las bibliotecas albergan relatos e ideas consignados en libros, ¿qué tipo de ideas y relatos evocamos en torno a las bibliotecas?, ¿cómo percibimos a esos personajes que son el bibliotecólogo (formación académica) y el bibliotecario (empírico)?

*** Mi mamá es bibliotecóloga. En los años 70, cuando apenas trazaba mis primeras planas escolares, asistía con ella a algunas clases en la entonces joven Escuela Interamericana de Bibliotecología, fundada en la Universidad de Antioquia en 1956. Ella solía dejar sobre la mesa del comedor algunos libros infantiles nuevos, pendientes de clasificación, ficha y forro. Tal vez los ubicaba estratégicamente a manera de “carnada” para invitarnos a la lectura a mi hermano y a

Biblioteca Nacional de Colombia. Gabriel Carvajal. 1963. AF-BPP.

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mí, pero supongo que, al mismo tiempo, quería verificar si su elección literaria infantil había sido acertada.

En mi memoria también permanece una escena de la serie The paper chase: su protagonista, el estudiante James Hart, entra por primera vez a la biblioteca de la Escuela de Leyes de Harvard a la media noche y casi a hurtadillas. Necesita estudiar un caso judicial para el temido profesor Kingsfield. El gesto de asombro en Hart confirmaba mis sospechas de niña: las bibliotecas son lugares sagrados.

No obstante, ha sido en la cátedra abierta Bibliotecas, Archivos y Ciudad, una serie de diálogos que he moderado en La Piloto, donde he visto desdibujarse a las bibliotecas públicas como sitios “sagrados”.

*** En la Antigüedad se decía que las bibliotecas eran la jaula de las musas. Zenódoto, Aristófanes de Bizancio e Hiparco, bibliotecarios de Alejandría y guardianes de los escritos de Homero, permanecen como una suerte de canon del oficio. En La biblioteca de los libros perdidos, el crítico Stuart Kelly narra que Ptolomeo I, el Conservador, y su hijo Ptolomeo II lograron reunir en la maravilla del mundo que fue la Biblioteca de Alejandría los más refinados saberes.

3.

Ptolomeo II entendió algo fundamental en su tiempo: mantener la biblioteca requería paz. Y por eso selló tratados con romanos y le entregó en matrimonio a su hija, Berenice, a Antíoco II de Siria, enemigo de Egipto por excelencia.

La historia recuerda a Ptolomeo III como el responsable de la catalogación de más de 200.000 papiros. Después de descubrir que el faraón no tenía escritos de Esquilo, logró negociar con los atenienses el préstamo del único ejemplar de sus obras completas.

Luego, todo terminó en llamas. Infinidad de conocimientos, relatos y saberes se han perdido por falta de protección, de cuidado, de atención, del juicio de un bibliotecario. *** La Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en Europa, convocada en Helsinki en 1972, determinó:

“La cultura no es ya solo una acumulación de obras y de conocimientos que una minoría selecta produce, recoge y conserva para ponerla al alcance de todos, o que un pueblo rico en pasado y en patrimonio ofrece a todos como un modelo del que les habría privado su historia; que la cultura no se limita al acceso a las obras de arte y a las humanidades, sino que es al mismo tiempo adquisición de conocimientos, exigencia de un modo de vida y necesidad de comunicación;

Biblioteca Reyes. Fotografía Rodríguez. 1912. AF-BPP. Biblioteca de la Universidad de Antioquia. Francisco Mejía. 1938. AF-BPP. Biblioteca Joaquín Uribe de Sonsón. León Ruíz. 1975. AF-BPP. 1. 2. 3.

que no es territorio que ha de conquistarse o poseerse, sino una manera de comportarse consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza, que no es solamente una esfera que conviene todavía democratizar; sino que se ha convertido en una democracia que es necesario poner en marcha”. A través de las bibliotecas públicas, la cultura es democracia en marcha. Regresemos al morro del Che, a La Escombrera y a Belencito Corazón: eran los días de las operaciones Mariscal y Orión. Desde el Caguán llegaban guerrilleros de las FARC, que se topaban con comandos armados, el ELN, y paramilitares. La biblioteca pública de la comuna 13, plural, sin sesgo político ni religioso, era el punto de encuentro: allí estudiaban los hijos de los milicianos, sus madres recibían talleres de costura. Los violentos la respetaban porque allí, también, departían sus seres amados.

*** No, las bibliotecas públicas no son recintos ni son sagradas. Son espacios de diálogo, de construcción, de humanización, cuyas fronteras físicas son trazadas por cada comunidad.

Según Descartes, “la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con las personas más interesantes de los siglos pasados que fueron sus autores”. Gracias a los bibliotecólogos y bibliotecarios esa charla es cada vez más abierta y amplia, y la biblioteca pública se consolida como ágora.

Los bibliotecarios y bibliotecólogos en el Valle de Aburrá son ejes de la democratización del conocimiento, difusores culturales cuya acción se ha redefinido en los entornos no solo por la fuerza del conflicto armado, sino por las dinámicas sociales propias de un país diverso, de una nación muy joven que todavía se esfuerza para comprender la importancia de su historia… y del papel que las bibliotecas públicas ocupan en ella. En la cátedra abierta Bibliotecas, Archivos y Ciudad, al calor de conversaciones sobre asuntos como “alfabetización informacional, biblioteca pública y ciudadanía”, “información y género”, “repositorios y colecciones patrimoniales”, “libro impreso vs. libro digital” o “libros y lectura para jóvenes”, los guardianes de “la jaula de las musas” se revelaron como líderes sociales cuyo papel supera la conquista de lectores: su función esencial es la formación de más y mejores ciudadanos. Vigilan que aquella que otrora fue considerada “jaula” permanezca con las puertas (¡los pensamientos!) abiertas.

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Biblioteca Instituto Pascual Bravo. Diego García (Digar). 1962. AF-BPP. Los viejos ficheros catalográficos para realizar búsquedas de materiales. AI-BPP. 1. 2.

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