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Volver a casa

NÚMERO

028

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136 Un puente entre tiempos PÁGINAS AUTOR Álvaro Velarca Hernández, Director general Fondo de Cultura Economica Colombia 02

La nueva biblioteca viene

acompañada de una gran

noticia: el regreso del Fondo

de Cultura Económica

a Medellín.

a pasado tanto tiempo que seguramente sobreviven pocos testigos del origen del Fondo de Cultura Económica (FCE) en Colombia y se ha borrado de la memoria que los primeros libros del sello que llegaron al país lo hicieron vía Medellín. Por eso, los vínculos que unen a la editorial con la capital antioqueña son mucho más fuertes de lo que pensamos. En su libro Historia de la Casa, Víctor Díaz Arciniega explica que en 1942, apenas ocho años después de su fundación en México, el Fondo inició operaciones en Latinoamérica con sus primeros distribuidores en Perú, Argentina, Uruguay y Colombia, atendiendo a su visión como institución más que mexicana, latinoamericana. En palabras de Díaz Arciniega, su proyección era, primerísimamente, “crear y fortalecer el sentimiento de comunión nacional y, en forma natural, cristalizar el sueño de Bolívar: unificar a todos los países hispanoamericanos”. No exageramos al decir que el Fondo es tan colombiano como mexicano, o tan argentino como chileno. En sus Memorias de un librero, Rafael Vega Bustamante, fundador de la legendaria Librería Continental, cuenta que, a mediados de 1943,

el peruano Juan Mayoral se estableció en Medellín como agente del Fondo. En esos primeros tiempos las novedades del FCE que le llevaba Mayoral, aunque sumamente interesantes, le parecía que podrían resultar desconocidas a los lectores. No obstante, él mismo constataba con sorpresa que, no bien se ponían en las vitrinas, alguien entraba a comprarlos. Los estudiantes de la recién creada Facultad de Economía de la Universidad de Antioquia y los de Filosofía y Letras de la Bolivariana y el Colegio Mayor de Antioquia fueron los primeros clientes.

El FCE continuó operando desde Medellín hasta que en 1975 se constituyó formalmente una agencia en Bogotá, y esto dio paso a una subsidiaria, figura que permanece hasta nuestros días. De modo que abrir una librería del Fondo en Medellín es regresar a casa. Y regresar de la mano de la Biblioteca Pública Piloto no es una casualidad, sino que obedece a las muchas coincidencias que nos unen: ambos tenemos como misión la promoción y difusión de la lectura, la formación de lectores críticos y creativos, ser centros culturales que estimulen la proyección y creación artística, y la conservación y difusión del patrimonio formativo e informativo de la humanidad, entre muchos otras.

Esta alianza con La Piloto no podría iniciar en un contexto más oportuno. Somos instituciones

asentadas en dos países que han enfrentado el flagelo del crimen organizado, y que demuestran que por medio de la cultura y las letras se puede reconstituir el tejido social.

La apuesta que el Fondo ha hecho en Colombia ha sido redituada con creces. Nos llena de satisfacción conocer la información referente a los índices de lectura en este país y atestiguar que el esfuerzo para formar lectores ha dado frutos. Tan es así, que el mercado colombiano representa para nuestro sello el principal mercado de los diez en los que opera el FCE fuera de México. Al momento de escribir estas líneas, uno de cada tres ejemplares que publica la Casa Matriz y que se comercializan fuera de México, se venden en Colombia.

Celebramos, pues, no solo la apertura de esta librería sino la posibilidad de seguir contribuyendo, desde nuestro ámbito, al esfuerzo que hacemos todos los países latinoamericanos para que “democratizar la lectura” no sea un simple eslogan más.

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