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Viajes a lomo de libro

NÚMERO

05

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PÁGINAS AUTORA Gloria Inés Palomino 02

Desde sus comienzos,

la BPP quiso ser un proyecto

en movimiento. Libros que

andan el camino que los

separa de los lectores.

on la apertura de La Piloto se iniciaron en Medellín los servicios bibliotecarios de extensión. Su lema, de acuerdo con el primer manifiesto para las bibliotecas públicas de la Unesco, fue “Llevar el libro al lector”. Esto significaba llevar recursos bibliográficos a regiones y espacios que carecían de ellos por razones geográficas, de seguridad, edad de las personas, limitaciones físicas, recursos económicos, vías de comunicación, etcétera.

Las sedes descentralizadas de la BPP (antes llamadas sucursales, hoy filiales) se crearon con ese propósito. Durante décadas han estado unidas a otros servicios descentralizados, como las Cajas Viajeras, los puestos de lectura y el Bibliobús, que, entre finales de los años 50 y comienzos de los 80, hicieron presencia en cerca de 30 barrios de la ciudad. En su tiempo, el Bibliobús paraba en 64 puntos de encuentro y más de

100 Cajas Viajeras llegaron por tierra, agua o aire a municipios remotos de Antioquia. Estas cifras han convertido a los servicios de extensión en el programa de mayor cobertura de la BPP.

Pero volviendo a las filiales, ellas tejieron en la ciudad una red de servicios que, apropiada por la colectividad, ayudó a generar bibliotecas comunitarias, parroquiales, de cajas de compensación, etcétera. Hubo quienes supieron aprovecharlas y, llevados por la fascinación de los libros, alcanzaron sus expectativas de vida. Por ejemplo: en el Tren de Papel Carlos Castro Saavedra, en el barrio Florencia, dos vagones guardan la historia de jóvenes y niños consagrados que hoy son profesionales. En la filial Juan Zuleta Ferrer (en Campo Valdés), la comunidad, con una labor de formación artesanal y participación social, desterró la violencia, la prostitución y otros males que los aquejaban. La filial de San Antonio de Prado pasó años compartiendo espacio con el calabozo municipal. San Javier La Loma ha ayudado a aliviar problemas en una zona de grandes conflictos. Otras tantas historias se cuentan en Villatina, El Raizal y La Esperanza. En todas estas filiales hay testimonios de niños y jóvenes desplazados que, con temor y sorpresa, encuentran su punto seguro en las bibliotecas. O el adulto que, tras una vida de lucha, quiere mostrar el territorio que forzosamente dejó. Por todos estos hechos, las bibliotecas filiales y los servicios de extensión son, en sí mismos, buena parte de la razón de ser de la BPP y están ya dentro de su historia.

Primera filial de la BPP, en Villa de Guadalupe. AI-BPP.

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