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Libros cuesta arriba

NÚMERO

06

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PÁGINAS AUTOR Juan Carlos Sánchez 05

La historia de una biblioteca

que funciona dentro

de un tren detenido

en una loma empinada.

s una mañana soleada en las laderas de Medellín. Estudiantes y trabajadores bajan por las calles inclinadas del barrio Florencia de la comuna 5. A mano derecha, dos vagones de ferrocarril descansan en una zona verde que rodea la parroquia de San Agustín. ¿Cómo es eso posible? Pues en 1979, a un jubilado de los Ferrocarriles Nacionales y vecino del sector se le ocurrió la idea de traerlos desde unos talleres abandonados en Bello, y subirlos cuesta arriba.

La idea tenía sentido porque allí se crearía un lugar muy especial. Para entonces, la Biblioteca Pública Piloto tenía un reconocimiento amplio por los espacios singulares que habilitaba como puestos de lectura en fábricas y hospitales. Además, aún estaba fresco el recuerdo de un Blibliobús que se paseaba repleto de libros. El móvil metal recorría las calles anunciando el

préstamo de textos con la siguiente voz amplidemandó una logística de equipos y personal a

ficada por un megáfono: “Todas las semanas tal punto que los vecinos vieron interrumpida su

vendrá a este lugar de la ciudad la Biblioteca Móvil y permanecerá aquí por dos horas con libros para prestarlos por 15 días a todos los que quieran leer y educarse. Para prestarlos por 15 días es necesario acercarse a la Biblioteca Móvil y registrarse como lector, obtener la tarjeta correspondiente y comprometerse a tratar bien los libros”.

De modo que cuando se planteó el proyecto de construir una filial BPP en aquel terreno vecino a la parroquia, la idea de ponerla a funcionar dentro de unos vagones de tren resultó bastante atractiva. Y ahí es donde entra en escena la feliz coincidencia del señor Saulo Jaramillo, el vecino que hizo todas las gestiones para contactar a los administradores de los Ferrocarriles Nacionales, otrora Ferrocarril de Antioquia. Con ellos se decidió y se acordó que la entidad cedería por comodato dos piezas ferroviarias de madera y metal (con todo y ruedas) y la parroquia de San Agustín aportaría y abonaría un terreno (un plano en plena loma escarpada) para la naciente biblioteca.

Ahora bien, trasladar dos vagones desde la base del valle, desafiando la gravedad y la pendiente, no resultaba nada fácil. El operativo cotidianidad. La sorpresa fue inmensa cuando vieron dos vagones de madera pintada escalando la pendiente. Así lo recuerda Gloria Londoño, habitante del barrio y testigo: “La gente abandonó lo que estaba haciendo y salió por ventanas y puertas a ver aquel espectáculo. Hasta dijimos que no era para una biblioteca sino para una estación de tren”.

1.

Dos vagones recuperados del antiguo Ferrocarril de Antioquia fueron convertidos en sala de lectura. AI-BPP. 1.

El entonces director de la BPP, Alejandro González, inaugura la filial en el barrio Florencia. Fabio Restrepo. 1979. AF-BPP. 2.

El nombre de la filial se extrajo de un prólogo que el poeta Carlos Castro Saavedra escribió para un texto del entonces director de la BPP, quien también escribía poesía. La cita decía así: “Parte, como en un tren de papel, hacia él mismo y hacia sus semejantes, hacia el mar y hacia las estrellas que casi nunca se pueden alcanzar”. Luego de eso, el maestro y neófito poeta prologado se reunieron, un sábado 3 de febrero de 1979, para bautizar a la pequeña biblioteca metida dentro de un tren. Desde entonces, como los nombres de un largo linaje, al pequeño habitáculo de libros se le conoce como Biblioteca Tren de Papel Carlos Castro Saavedra, filial de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina. Un tren sin puerto fijo, que zarpa y despega todos los días. Un tren cargado de libros, un tren de origami que se expande y se contrae con el tiempo. Desde entonces, sigue enclavando y sembrando palabras en la ladera occidental de Medellín. Tramo a tramo, verso a verso, sigue llenando de color y de ilusión la vida de todos los que tienen el placer de viajar en este tren de papel que llamamos libros.

A este pequeño habitáculo de libros se le conoce como “el Tren de papel”. AI-BPP.

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Para los habitantes del barrio la visión de dos vagones de tren parqueados en una loma representó una gran novedad. AI-BPP.

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