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A través del espejo

Isabella Restrepo Rios

10 años

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Colegio Ferrini Bilingüe

Medellín

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Finalista 9

Todo comenzó de la manera más imprevista, mi vida cambió de una manera muy rápida… Una tarde de verano escuché desde las escaleras, que mis padres querían cambiar de ciudad. De inmediato fui a contarle a mi hermana Isabel, que tenía 10 años, las dos nos pusimos muy tristes al oír la noticia, pues nos tocaría cambiar de colegio y de amigos.

Un mes después, luego de despedirme de todos, mi mamá hizo que empacáramos todo lo que teníamos en nuestros cuartos y al caer el sol esa tarde, ya estábamos en camino a Denver, la nueva ciudad en la que viviríamos. Al llegar a la casa, lo primero que ví fueron dos grandes árboles a la entrada y al ingresar me sorprendió un gran jardín que tenía una pared de flores con un cuadro muy extraño; no le di mucha importancia y seguí recorriendo la casa.

Subí al segundo piso a escoger mi cuarto, elegí el último del pasillo porque me llamó mucho la atención un hermoso espejo dorado que había colgado y que servía de decoración, me quedé observando mi reflejo en él y sentí una energía diferente, cuando seguí instalándome en la habitación, no podía dejar de verlo, no entendía que sentía cuando lo miraba.

En la noche, cuando bajé a cenar, nos reunimos todos en el comedor; le pregunté a mi papá por el espejo y él me dijo: - ¿cuál espejo? -Lo único que quedó de los antiguos dueños fue un cuadro en el jardín-. Le dije:

_ Está bien, no tiene importancia. Terminé de cenar y volví observar el espejo hasta que me quedé dormida.

A la mañana siguiente, fui a mi nuevo colegio, era muy grande y bonito, mi salón quedaba al lado de la enfermería, esto me llenó de nostalgia, porque es mi último año en secundaria y el próximo año iré a la universidad.

De Regreso a casa, subí a mi cuarto a cambiarme de ropa y cuando quería bajar a almorzar me tropecé con mi cama, me caí contra el espejo, el cual se movió y dejo ver detrás un pequeño agujero, decidí atravesarlo y explorar su interior, cayendo a otro mundo rodeado de naturaleza. Había muchos árboles y flores de todos los colores, yo estaba totalmente asustada y de repente apareció un misterioso ser con rasgos de hombre y de árbol, Salí corriendo porque pensé que me iba a hacer daño, pero él me persiguió y me dijo: -¡Detente, quiero decirte algo! Me llamo Mateo, antes era una persona normal como Tú, pero nuestro mundo se llenó de contaminación ambiental. Nuestros ríos se llenaron de basura, los árboles se secaron y nos quedamos sin fauna y poca flora, incluso nos estamos quedando sin un mundo en el cual vivir-. Luego de escuchar su historia le pregunte ¿Cuál era el motivo de su aspecto? y me dijo que la madre naturaleza, un hada que habitaba en el bosque les había hecho un hechizo, convirtiéndolos a todos en árboles y que la única condición para volver a ser normales era restaurar de nuevo el mundo maravilloso que había sido.

Estaba muy asombrada de lo que él me contaba y de un momento a otro escuché que a lo lejos alguien me llamaba, era mi hermana menor que me andaba buscando, luego de descubrir en mi cuarto el agujero en el cual yo también me había perdido. Mateo nos recomendó volver a casa, para que el hada no le hiciera lo mismo a nuestro mundo en la tierra, entonces nos explicó como regresar. Antes de marcharnos, Mateo nos pidió plantar cinco rosas blancas, como ofrenda a la madre naturaleza.

Al caer la noche y cuando Isabel y yo íbamos de regreso, escuchamos unos ruidos, era el hada, aquella misma que había lanzado el hechizo sobre este mundo. Ella llegó furiosa, pues decía sentir un horrible olor debido a la contaminación. -¡Ustedes no son de aquí!-, nos dijo, -Merecen pagar lo que han hecho- y en un instante, sentí que mi

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cuerpo se retorcía, como los tallos de los árboles y mis pies se convertían en raíces, me fui convirtiendo en una gran planta.

Pasaron los días y me fui acercando mucho más a Mateo. Mi hermana, que estaba libre del hechizo se había dado cuenta que nos habíamos enamorado y para ayudarnos, sembró las cinco rosas y escapo para avisarle a todos y concientizarlos del cuidado que debemos tener con el planeta, ya que éste es quien nos aporta todo para sobrevivir.

Con ayuda de nuestros familiares y amigos, Isabel logro sembrar miles y miles de plantas alrededor de la ciudad, su idea se extendió por todo el mundo y la madre naturaleza llena de emoción y felicidad, decidió deshacer el hechizo y dejarnos libres.

Años después Mateo y yo, logramos germinar esa hermosa semilla que el amor hacia nuestro planeta nos hizo juntar.

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