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Unas vacaciones de ensueño
from Décimo sexto Concurso de Cuento Infantil Pedrito Botero
by Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina
Finalista 5
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María Antonia Pinto Morales
10 años
Colegio Ferrini Bilingüe
Medellín
Todo empezó un cuatro de julio, cuando Tulio, el papá de Elena, subió de forma apresurada por las grandes escaleras de una fina madera de pino, que adornaban su casa, venia de la empresa donde laboraba y donde minutos antes le había informado que había sido ganador de un viaje por ser el empleado del mes. Al encontrar la puerta que daba al cuarto de Elena, observó que ella se encontraba realizando dibujos de vestuario, mientras escuchaba música con unos audífonos grandes de color rosados, que tenía conectados a su computador donde comparaba sus dibujos, con los hermosos diseños de los grandes diseñadores del mundo. Tulio interrumpió la tranquilidad de Elena diciendo:
- Hola Elena, ¿tienes tiempo de escuchar una gran noticia?
- ¡Claro! – contestó Elena.
Tulio le contó a Elena que había sido el ganador del premio del mejor empleado del mes y por tal razón habían ganado un viaje a un pueblo llamado Villa de Luna.
- ¿Enserio? – preguntó Elena
-Sí, alista las maletas- contesto Tulio.
- ¿Podemos llevar a los abuelos y la tía? - pregunto Elena a Tulio.
-Claro que si- contesto Tulio.
Elena comenzó a hacer sus maletas, llamó a sus abuelos, a su tía, y les dijo que se prepararan para un gran viaje a un lugar muy poco conocido, pero que ella sabía que sería encantador. Ella sin pensarlo dos veces, corrió a preparar su maleta, aunque era muy tímida amaba las aventuras, le gustaban las ciencias, las matemáticas y la naturaleza; por eso en su lista para hacer la maleta estaba desde una cinta métrica, una aguja y unos hilos, hasta algunos materiales de su laboratorio personal como una lupa.
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Elena preparó su maleta con gran cuidado de no dejar escapar nada, lo primero que empacó fue su kit de ciencia, una lupa, una libreta de apuntes, unos tubos de ensayo y un juego de cristales de laboratorio, que días antes su mamá le había regalado. Tampoco pudo olvidar sus tijeras y lápiz con los cuales realizaba sus bocetos de trajes de moda.
Al día siguiente, su tía y sus abuelos la despertaron con un fuerte abrazo y rápidamente se alistaron y salieron rumbo a Villa de Luna, en el azulejo, un carro color azul que su papá cuidaba como a otra persona de la casa. Pusieron las maletas en el maletero, se subieron rápidamente en el azulejo y salieron rumbo a Villa Luna con los primeros rayos del sol. Durante el viaje, Elena no veía la hora de llegar, se imaginaba un lugar mágico y encantador donde podría pasar buenos momentos realizando experimentos y diseñando, bajo la inspiración de la naturaleza, los más bellos trajes.
Luego de un tiempo casi inesperable, llegaron a un bello pueblo adornado por unas casas color blancas con verde, con unos lindos jardines, sus calles eran empedradas y tenía una plaza grande en donde se encontraban una iglesia, la alcaldía, el hotel donde se quedarían y un conjunto de casas que encerraban un jardín de árboles con flores muy coloridas.
Al entrar al hotel los recibió Antonio, la voz del lugar, quien hacia cinco años había heredado el negocio de hospedaje de su padre. Era un señor algo mayor de pelo blanco desordenado, con un cierto aire de intelectual que no encajaba muy bien como mozo de un hotel. Antonio salió a su encuentro recibiendo sus maletas con gran asombro de que llegaran huéspedes a alojarse a su hotel, ya no recordaba con exactitud la fecha en que recibió su ultimo huésped.
-Muy buenos días, mi nombre es Antonio La voz del’ y seré su anfitrión durante su permanencia en el bello pueblo de Villa de Luna-.
Sin preguntarlo dos veces, Antonio tomó sus maletas y rápidamente los guio a sus habitaciones. Elena entró a su habitación, 2012 era su número, estaba muy bien decorada y su cama era grande y muy suave, la compartiría con su tía y su primo Matías, un bebé al que Elena quería como su hermano por lo dulce y juguetón, se acomodaron, se ducharon y salieron a recorrer el hermoso pueblo de Villa de Luna. Al lado del hotel había una heladería llamada El bosque del sabor y era atendido por Valentín Caliente, un personaje de unos 60 años, de contextura delgada y cabellera blanca, muy agradable que siempre estaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Mientras disfrutaban de unos sabrosos helados, Elena notó que Valentín Caliente tenía en el bolsillo de su bata de heladería un metro y unas tijeras idénticas a las que Elena usaba para hacer sus diseños, esto le despertó muchas dudas a Elena, ¿Para qué un heladero necesitaba un metro y unas tijeras de diseñador? Elena se quedó mirando el bolsillo de Valentín y él, al ver que la niña no quitaba sus ojos de su bolsillo, se tornó inquieto y nervioso y se retiró de su vista. Qué señor más misterioso, pensó Elena, terminaron su helado y se retiraron hacia el hotel.
El cuarto de Elena tenía vista hacia la plaza del pueblo y desde ahí podía ver la heladería del señor Valentín, Elena seguía intrigada por saber qué sería lo que ocultaba este
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heladero del pueblo. Decidió echar un vistazo desde su ventana a los movimientos que podía realizar este señor con sus binóculos, con los que observaba las aves. Cerca de la media noche observó que las luces de la heladería se prendían y rápidamente dos personas de aspecto sospechoso se bajaban de una camioneta blanca y bajaban un bulto largo y pesado, que a simple vista parecía ser un cuerpo dentro de una bolsa blanca y que, con afán, dejaron en la heladería para luego retirasen. Elena se quedó sin respiración y se apartó de la ventana antes de que la descubrieran, se metió en su cama y se tapó su cabeza con la cobija.
Al día siguiente, Elena despertó un poco trasnochada, no pudo dormir muy bien pensando en lo que había observado esa noche. Se levantó con mucho sueño aún y fue al cuarto de sus padres para saludarlos. En el cuarto del lado de sus padres se escuchaba una voz de una mujer, cantaba una canción terrorífica, Elena se asustó.
- ¿Qué es eso? – pregunto Elena a sus padres.
-Es una mujer cantando en una lengua extraña que nunca había escuchado – le contesto Tulio.
Elena salió del cuarto y fue a preguntar a Antonio La voz del’ quién era esa mujer con esa voz y ese idioma extraño.
-Hola Antonio, te tengo una pregunta – le dijo Elena.
-Hola Elena ¿en qué te puedo ayudar? – le respondió Antonio.
- ¿Me podrías decir quién es la persona que se hospeda en la habitación del lado de mis padres?
- Claro que sí, se llama Rosalba Franci, sé muy poco de ella, llegó hace unos años de Inglaterra con unas maletas enormes las cuales no me dejo ni tocar para levarlas a su cuarto. Desde entonces está hospedada aquí y sale muy rara vez a hacer algunas compras y vuelve a encerrarse en su cuarto.
- ¿Y vive sola? - Pregunto Elena.
-Sí, nunca ha venido nadie más con ella, ni visitas, ni nada por el estilo. Es una mujer solitaria, muy culta y la he escuchado hablar hasta cinco idiomas diferentes por teléfono – contestó Antonio.
Elena quedó sorprendida de las palabras de Antonio, cada vez era más misterioso ese bello pueblo. Subió al cuarto de nuevo, abrió su maleta, sacó sus binóculos y empezó a husmear por su ventana de nuevo a la heladería, justo cuando ya estaba pensando en abandonar su búsqueda de actividad sospechosa, notó que una esbelta mujer de cabello rubio, blanca, y alta salía del hotel tarareando la misma rara canción que escuchó en el cuarto del lado de sus papás, miró hacia todos los lados como evitando ser seguida y se dirigió de forma rápida hacia la heladería, Valentín abrió la puerta sin que esta mujer golpeara, seguro la estaba esperando. La mujer entró a la heladería y Valentín cerró la puerta, no sin antes ver que nadie la siguiera. Minutos después el señor Antonio La voz del’ atravesó la plaza y entró a la heladería, entregó una maleta negra a Valentín y cerraron la puerta misteriosamente.
Algo ocultaban estos misteriosos personajes, el señor Antonio la voz del’ no le había contado a Elena nada de encuentros con la señora Rosalba Franci, y la versión que él le había dado sobre ella, era una versión de una muy poca relación con ella.
Mientras Elena pensaba en esto, notó que llegaba el mismo vehículo que días antes habían dejado ese extraño paquete en la heladería, bajaron del carro y sacaron del baúl tres cajas, y otro extraño bulto con forma de cuerpo humano. Entraron en la heladería, dejaron lo que traían y salieron de nuevo. Elena le asaltó una duda grandísima, tomo su kit de ciencia, sus binóculos y salió de su cuarto con rumbo a la heladería. Al cruzar la plaza, se detuvo
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frente a la alcaldía, se tomó un tiempo para percatarse que nadie en la heladería la viera y se acercó a la puerta de ésta disimuladamente, hasta poner su oído frente a ella, mientras escuchaba atentamente la misma voz que cantaba esa terrorífica canción en lengua extraña, al lado del cuarto de sus papás, notó una extraña gota de color rojizo similar a la sangre que la atemorizó y la dejó congelada, en ese momento se abrió la puerta y la extraña mujer rubia la saludó.
-Hola Elena, te estábamos esperando, sigue... creo que ya conoces a mis amigos, Antonio me dice que habías preguntado por mí, el hecho de que estés aquí nos demuestra que eres justo el tipo de persona que creíamos que serias-.
- ¿Acaso ustedes sabían quién soy yo? – preguntó Elena.
-Claro que sí – contestó Valentín,
- Hay veces que nuestra vida se encarga de darnos información, que nosotros no logramos entender, hasta que tenemos la suficiente edad para conocer el porqué de las cosas. Tu eres una niña que le gusta la ciencia y el diseño de modas, tienes una familia que te ama, tu madre a comprado todo lo necesario para que puedas realizar los diseños que quieras. Sabemos de tu kit de ciencia, pero recuerda que la vida siempre te pondrá en los momentos precisos con las personas precisas. Nada podrías hacer con lo que tienes, si la vida no te hubiera puesto en una familia con personas que te impulsen a seguir lo que te gusta. Tu padre con el nombre Tulio, el mismo nombre del elemento número 69 de la tabla periódica. Si tu papá no se hubiera ganado el premio ese cuatro de julio, la misma fecha en que se hizo público el hallazgo de la partícula de Dios, no estarías acá, es más, esta partícula se descubrió el mismo año que tiene el número de tu habitación en el hotel.
Ella es Rosalba Franci, una científica británica brillante, que al igual que tú, siempre soñó con ser una gran investigadora,
aprovechó las oportunidades que la vida le dio y hoy es reconocida por sus estudios con el ADN. Él es Antonio La voz del’ un inquieto caballero francés que cuando era pequeño se preguntó cómo respiraban los ratones, que desde que estaba chico le gustaba combinar aromas y materiales diferentes para utilizarlos, ahora lo conocemos como el padre de una de tantas ciencias, ellos dos son los dueños de las cajas que has visto traer a la heladería, son sus materiales de laboratorio para sus investigaciones, y yo... yo soy Valentín Caliente, el dueño de los extraños bultos, son telas que utilizo para mis piezas de diseño, me gusta la confección de trajes, la moda es mi pasión, en mi país Italia soy reconocido por mis diseños exclusivos, han realizado películas sobre mi vida y he vendido uno que otro perfume con mis colecciones. Si te das cuenta, todos en algún momento tuvimos tus mismos sueños, tus mismos gustos y la vida se encargó de llevarnos por lugares precisos para desarrollar nuestras destrezas, nos presentó grandes personas que nos sirvieron como inspiración y como guías y hoy estamos aquí, tratando de servir de inspiración y de guía, animándote a seguir con tus sueños desde tus mismos sueños-.
- ¿Desde mis mismos sueños?, no entiendo que quieres decir con eso- dijo Elena-En ese momento Elena sintió un líquido cálido y viscoso que bajaba por su frente y rodaba por su mejilla, se silenciaron las voces y a lo lejos escucho un balbuceo que cada vez se iba siendo más cercano, mientras su visión se desvanecía. Se hizo todo oscuro y cuando pudo volver a ver, se encontraba recostada sobre su computador, con los audífonos puestos en sus oídos, y con Matías, su primito, baboseando sobre su cara. Elena se recompuso en su silla, abrazo a su primo y agradeció a la vida por rodearla de las personas precisas en los lugares precisos para poder ser feliz haciendo lo que más le gusta, soñar en algún día ser una gran científica, con estilo de diseñadora de modas.