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Perdido en el tiempo

Juan Sebastián Ramírez Cano

9 años

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Institución Educativa Manuel J. Betancur

Medellín

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Finalista 12

En 1.973 en un municipio de Antioquia, llamado Armenia, vivía una niña llamada Marta, con sus 11 hermanos, sus padres, su tía y una abuela materna. Sus padres eran unos campesinos, y Marta y sus hermanos salían a jugar en el campo; una de las cosas que más le gustaban a Marta y sus hermanos era el día domingo porque traían mecato del pueblo: galletas cucas, dulces y biscochos, entre otros.

A Marta le gustaba mucho ir a estudiar y lo hacía sola. Como los colegios no tenían uniforme iba con su ropa más cómoda; además las niñas iban a un colegio y a otro, iban los niños.

Ella llevaba un dulce llamado cofio y lo vendía a los otros niños desde 10 hasta los 30 centavos para ayudar a su familia, porque era muy numerosa. EL cofio se preparaba con maíz tostado y molido, mezclado con azúcar o panela rayada.

Un día, Marta salió de su casa para ir al colegio y decidió tomar otro camino al que acostumbraba para ir a su escuela; mientras Marta iba en camino, vio que se demoraba más de lo normal para llegar, entonces se dijo: ¿Será éste el camino? Entre Marta más avanzada, más se preguntaba qué hora era, hasta que vio en un potrero una especie de capsula grande y fue a explorarla. Marta se metió en ella, vio una palanca y se dijo a sí misma: ¿Para qué servirá esta palanca?, como era tan curiosa haló la palanca. La capsula se levantó y se perdió en el cielo azul. Marta estaba muy asustada y de inmediato volvió a halar la palanca y la capsula volvió a aterrizar, pero no donde ella estaba cuando la encontró, sino en una casa desconocida. No sabía dónde estaba y quien vivía en esa casa. Marta se dio cuenta que ya no era una niña, sino que era una adolescente, entonces se dijo: “¡viaje en el tiempo, lo que significa que la capsula que encontré es una máquina del tiempo!”.

Marta pensaba en el colegio, sin saber, en el lugar donde

se encontraba y que año y hora en realidad eran. Pasó un niño que, al verla, sintió curiosidad y miedo, pero el niño de todas formas se acercó a ella y le pregunto: - ¿quién eres? Marta contesto: -soy Marta, ¿tú quién eres?; entonces el niño respondió: -Soy José María - ¿tu dé dónde eres y cómo llegaste aquí? Marta respondió: -Soy de Armenia, Antioquia y aunque no me creas llegué aquí en una máquina del tiempo. José dijo: - ¡Viniste en una máquina del tiempo! y Marta respondió: -sí, la encontré mientras caminaba a mi colegio-. -Ahora quiero que me cuentes un poco de ti-. José le contestó: -Sí, nací en San Antonio, un pueblito del municipio de Sevilla en el Valle del Cauca, vivo con mi hermana, porque mis padres murieron unos años atrás, estoy estudiando, tengo hermanos y vendo algunas cosas para poder ayudar a mi hermana. Cuando sea grande quiero ser conductor porque uno de mis pasatiempos favoritos es ver a mis tíos conduciendo sus carros de campo-.

Cuando José terminó de contar algunos de sus datos, Marta le pregunto - ¿Te gustaría viajar en el tiempo conmigo?- entonces José respondió: -Me encantaría pero que hay de mi familia, de mi niñez y además, ¿Qué hay de mis sueños de ser conductor?- entonces Marta respondió: -En realidad no sé- y José se dijo a sí mismo: puede que el tiempo se detenga cuando viaje contigo, pero si no pasa cuando yo viaje seguramente muchos familiares míos estarán muertos y entonces no los veré de nuevo o incluso no puedo devolverme y viviré unos años menos, pero lo haré. Entones Marta dijo: -perfecto, pero ¿Dónde está la máquina del tiempo? - Ella no sabía que la máquina del tiempo se encogía cuando el viaje se terminaba. Buscó desesperadamente hasta que se dio cuenta que la tenía en el bolsillo, pero no sabía cómo hacer que la máquina se volviera de nuevo grande y buscó la forma, pero nada le funcionaba. Entonces Marta se rindió y la dejo caer y de inmediato la máquina se volvió grande de nuevo. Marta

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se metió en ella y le dijo a José: -Ven, entra-. José lo hizo, Marta haló la palanca y la máquina del tiempo se elevó contra el techo y desapareció por completo.

Marta y José miraban desde lo alto la tierra y de pronto la cápsula aterrizó nuevamente y se dieron cuenta que ahora Marta era una adulta y José un joven. Se preguntaron ¿qué lugar era este?: era un campo espacioso y veían una casa grande, pero tuvieron que esconderse porque había un grupo de personas que parecían los que vivian en una casa de campo, pensó que estaba en su propio hogar, José le dijo: -esperemos que esas personas se vayan y exploramos el lugar- y Marta estuvo de acuerdo.

Cuando las personas se fueron, Marta y José exploraron el lugar, después de un buen rato Marta se dio cuenta de que no era su casa y le dijo a José: -No es mi casa es una finca” de inmediato apareció una niña que se asustó al verlos y los saludó: -Hola ¿Quiénes son ustedes y cómo vinieron acá? - Mara respondió: -Soy Marta, vengo de Armenia, Antioquia y él es mi amigo José, que viene de Sevilla, Valle. Los dos llegamos en una máquina del tiempo que encontré cerca de mi casa”. La niña se sorprendió mucho. José le preguntó: - ¿Quién eres tú? - La niña les dijo: -Soy Natalia-, Marta le pidió que les contara un poco sobre ella. Natalia le dijo: -Sí, les voy a contar un poco, nací en la ciudad de Medellín, en Antioquia, pero mi familia y yo nos mudamos a Copacabana, que es el municipio donde vivo con mi hermana y mis padres. Soy feliz viviendo aquí, porque tengo espacio para correr con mi hermana y además hay piscina y de hecho, muchos amigos”. Cuando Natalia termino José y Marta le preguntaron: - ¿Qué año te gustaría conocer? - y Natalia respondió: -Me gustaría conocer el año 2020-. Entonces Marta dijo: -Que te parece que los tres viajemos al año 2020” Natalia respondió: -Me encantaría, pero ¿cómo se supone que lo haremos?” y Marta respondió; “viajando en el tiempo en

nuestra cápsula” Natalia respondió: -Está bien vamos a ir juntos al año 2020”. Entonces Marta sacó de su bolsillo la máquina del tiempo y la dejo caer para que se hiciera grande de nuevo, haló la palanca y la maquina volvió a elevarlos a los tres.

Cuando Marta y sus dos amigos viajaron al año que querían, se dieron cuenta que todos se habían convertido en adultos. Se bajaron en una calle de una ciudad y empezaron a explorar; todos se sorprendieron con la tecnología que tenían en ese tiempo: carros y motos evolucionados, muchas personas con teléfonos móviles, grandes centros comerciales, un tren que se movía rápido y al cuál llamaban Metro. Al preguntar, cómo se llama esa ciudad, les dijeron que era Medellín. Después de un buen rato Marta dijo: -Esto está increíble, pero, algún día tenemos que buscar la forma de ir a casa todos nosotros- entonces José y Natalia expresaron -Algún día tenemos que buscar la forma de ir a casa todos nosotros- entonces José y Natalia respondieron: -Claro que buscaremos la forma de regresar, aunque creo que no va a ser necesario; entonces Marta que no entendió pregunto: ¿A qué te refieres con que no sea necesario? José respondió: -Que la máquina puede que funcione para devolvernos” Marta respondió: -Si tomaré en cuenta lo que me han dicho, pero si nos vamos a quedar más de un día, ¿de qué vamos a vivir sino tenemos el dinero suficiente?” Natalia respondió: -Está bien, después solucionamos ese problema-.

Siguieron caminando por la ciudad hasta llegar a un callejón que tenía una hilera de casa pequeñas, pero muy linda con diversos y relucientes colores, así que se acercaron para ver mejor y descubrieron que eran escuelas. Todos recordaron su niñez, sus familias y sus escuelas, así que Marta dijo: -Volvamos a nuestro tiempo- y Natalia respondió: -Si, intentemos hacerlo-. Entonces Marta sacó la máquina del bolsillo y la dejó caer al suelo para que se acti-

vara; funcionó, pero no podía elevarse y cayó nuevamente al suelo. Marta vio luz parpadeante que parecía indicar que la maquina se había averiado y se lo dijo a sus amigos. José preguntó: - ¿Cómo vamos a volver a casa?-. Los tres se quedaron muy pensativos hasta que a Natalia se le ocurrió una idea: -y si acudimos a un lugar de repuestos de carros- Marta respondió -Pero no servirán, porque esto es una máquina del tiempo, no un carro- mientras hablaban, un hombre que pasaba por ahí los escuchó y les preguntó qué estaba pasando. José les contó la historia de lo que les había pasado, desde que Marta encontró la máquina, hasta que decidieron viajar al año 2020 y que la máquina ya no quería funcionar. El hombre se sorprendió mucho, pero se acordó de una sabio que vivía en la cuidad, y sabia muchas cosas, entonces le dijo: - Conozco a alguien podría ayudarles, es un viejo sabio que vive en un lugar llamado La Oculta, en una gran casa con un jardín muy grande con árboles en forma de animales. Ellos le dieron la gracias y se fueron a buscar al sabio.

Marta y sus amigos llegaron a donde les habían dicho. Cuando encontraron la casa del sabio tocaron la puerta y les abrió un hombre demasiado viejo, Marta le dijo: - Disculpe soy Marta y estos son mis amigos José y Natalia, alguien nos dijo que usted podría ayudarnos- y el sabio dijo: -Claro que quieres- Marta respondió: -Es una larga historia, mis amigos y yo hemos viajado en el tiempo, pero la máquina en la que nos transportamos se averió y necesito saber si se puede reparar y con qué debemos hacerlo-. El sabio se quedó un momento pensando y luego respondió: -Deben ir a un bosque que se llama: Martie, allí se encontrarán con muchos obstáculos que van a tener que superar juntos. Después de superar los obstáculos van a llegar a un laberinto, allí hay un cristal mágico que sirve para reemplazar el motor de su máquina ¿tienen alguna duda?”- Marta respondió: -Sí, ¿cómo se supone que vamos a llegar al bosque? - el sabio res-

pondió: -Con un mapa que les voy a dar-. Entonces Marta respondió: -Gracias por su ayuda señor y ¿nos podría hacer otro favor? ! nos puede dar un poco de comida ¡- El sabio dijo: -Claro voy a buscar el mapa y un poco de comida-. Marta y sus amigos comieron un poco y fueron caminando en búsqueda del diamante que el sabio les había dicho que buscaran.

Después de tanto rato caminando, Marta y sus amigos decidieron descansar un rato y Marta dijo: -Tenemos que encontrar la forma de llegar al bosque más rápido para no agotarnos tanto y para poder volver a casa más rápido- y Natalia respondió: -Estoy de acuerdo con Marta, pero ¿cómo podemos hacerlo? - entonces José: -No hay manera, mejor sigamos caminando-. Siguieron caminando por un largo rato hasta que Marta vio un bosque a lo lejos y dijo: -Miren ya casi llegamos, a lo lejos se ve un bosque y es el que está en el mapa- entonces José respondió: -Perfecto porque ya estoy cansado de caminar tanto tiempo.- Al rato todos llegaron al bosque y decidieron tomar un poco de agua que les dio el sabio y Marta dijo: -Como todos que estamos tan cansados podemos descansar un poco para así recuperar la energía necesaria para superar los obstáculos, incluido el laberinto”.

Después del descanso que todos tomaron, siguieron caminando por medio del bosque hasta que se encontraron con el primer obstáculo, que era una montaña que bloqueaba todo el paso. Marta y sus amigos hicieron lo posible por subir la montaña hasta que lo lograron, pero tardaron tanto rato que ya era de noche y no podían caminar por la oscuridad, y tampoco descansar por miedo a los animales. Entonces Marta recordó que el sabio además de darles un poco de comida les había entregado una linterna así, quela sacó y dijo le dijo a sus amigos: “miren encontré la a linterna que nos dio el sabio, podemos seguir caminando, aunque sea de noche” Natalia dijo: “perfecto,

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pero estamos muy cansados de caminar” y Marta respondió: “pero debemos hacer lo posible” Caminaron hasta que amaneció y decidieron dormir un rato sin el peligro de los animales que podían atacarlos de noche.

Luego de un rato, comieron y siguieron caminando hasta encontrarse con otro obstáculo. Este era más difícil que la montaña, era un gran tornado. Entonces José dijo: “¿Cómo vamos a superar esto? y Marta después de pensar les dijo: “Tenemos que estar firmes y tener más fuerza para que el viento no nos haga caer”. Natalia dijo: “intentemos hacerlo, pero hay que tener mucho cuidado”. Todos intentaron cruzar por el tornado y caminaron tomados de la mano, hasta que lo lograron. Decidieron descansar un poco y pensaron como era el laberinto y que tan difícil sería cruzarlo.

Después del descanso todos siguieron caminando hasta llegar al laberinto. Entonces Marta dijo: -Llegamos aquí es donde debemos buscar el diamante para reparar la máquina-. Todos muy atentos y nerviosos entraron al laberinto y siguieron caminando poco a poco hasta que llegaron a un punto donde había tres caminos, después de pensarlo Marta dijo: -Tendremos que separarnos aquí- y cada uno se fue por un camino con la esperanza de poder estar juntos de nuevo. Mientras iban caminando Natalia se puso a pensar cómo iban a encontrarse y se concentró tanto en lo que pensaba que se perdió. José logró encontrarse con Marta, pero Natalia no apareció y entonces Marta dijo: - ¿Has visto a Natalia por alguna parte? - Pero José no pudo responder porque se había separado de nuevo de Mara para buscar a su otra amiga. Marta siguió caminando y se distrajo pensando en sus amigos, por lo que eligió el camino incorrecto y se quedó atrapada, pensando para sí misma: “al parecer Natalia se perdió y yo elegí el camino incorrecto y estoy atrapada, nuestra única esperanza es José. Espero que lo logre o nos quedaremos aquí para siempre”. Mientras tanto José estaba caminando acercándose cada vez más al

final del laberinto hasta que se encontró con dos caminos y pensó: “cómo voy a saber cuál es el camino correcto” y decidió tomar el camino del lado derecho y ¡fue el correcto, ahí estaba el diamante! José lo cogió y mágicamente, en cuestión de segundos, él junto con Marta y Natalia aparecieron en la entrada del laberinto.

Muy felices repararon la máquina con el diamante y se prepararon para irse de nuevo a su tiempo. Marta les dijo: -Vivimos una buena aventura y quién sabe si nos vamos a conocer de nuevo- Natalia también opinó que había sido bueno conocerlos y José comentó que jamás olvidaría que viajaron en el tiempo. Los tres amigos entraron en la máquina y viajaron de nuevo, devolviéndose en el tiempo. Cada uno se despidió y volvieron al lugar en el que vivía, a su edad y con su familia.

Marta fue la última que llegó y se puso muy feliz al ver que era una niña de nuevo y que estaba de nuevo con su familia, esperando vivir muchos años más.

Fin

NOTA: Este cuento está inspirado en la infancia de mi abuela Marta, mi papá José María y mi mamá Natalia. 75

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