Bicaa´lu octubre by Revista Bicaa´lu

3 Somos cuerpo 6 Breves apuntes sobre la juventud actual 10 ¡Soy artista! ¡Soy poeta! (¡bah!) 12 Viviendo en tu interior 16 El día que el hombre perdió su esencia 18 Viajes en el tiempo: ¿ciencia o ciencia ficción? 22 Limbo: el resumen clínico de un loco 24 Quantum: ¿dónde está Dios? 30 Pensar ácrata 34 Un amor platónico y lésbico 39 Domingo 42 Argüendero: Matrimonio 45 Trisquel: Oscar Wilde

La Semana Mundial del Espacio es una celebración internacional de la contribución de la ciencia y la tecnología a la mejora de la condición humana. Las Naciones Unidas la declaran anualmente del 4 al 10 de octubre. Durante la Semana Mundial del Espacio se llevan a cabo varios eventos y programas educativos relacionados con el cosmos: agencias gubernamentales, compañías, organizaciones altruistas, universidades… Todos están invitados a participar. Por ello, este mes Bicaa´lu se ha vestido de estrellas con un número muy espacial (y especial). Se dice que Yuri Gagarin, el primer ser humano que viajó al espacio, dijo mientras la nave Vostok 1 orbitaba la Tierra: “Aquí no veo ningún dios”. Descubra si los científicos lo encontraron en el artículo: “Quantum: dónde está Dios?” Sería maravilloso poder viajar al pasado para enmendar nuestros errores o curiosear en el futuro. ¿Es esto posible? Entérese en: “Viajes en el tiempo: ¿ciencia o ciencia ficción?” Pero cómo llegar al espacio si olvidamos que “Somos cuerpo” “El día en que el hombre perdió su esencia”. No se extravíe, mejor recuerde el camino con el artículo “Viviendo en tu interior”. Descanse con la poesía de un “Domingo”, póngase un poco irónico con el artículo “¡Soy artista! ¡Soy poeta! (¡bah!)”, e inspírese con la prosa de “Un amor platónico y lésbico”. Reflexione acerca del “Pensar ácrata” y haga un repaso de los “Breves apuntes sobre la juventud actual”. Actívese jugando “Limbo: el resumen clínico de un loco” y termine su Bicaa´lu con una dosis extra de cultura. Lea sobre una de las palabras más temidas: “Matrimonio” en Trisquel, y conozca algunos datos curiosos de la vida de Oscar Wilde en el Argüendero. ¡Bon voyage!

Se me ha metido el gozo. Mis células están alegres. Pienso en mí y eso me gusta. Un poco como drogada. En manía. Saltando y dando vueltas. Es parecido a lo que sienten los niños cuando, jugando, corren porque alguien los persigue. Es esa sensación que recorre por la médula espinal y pasa al estómago. Es sólo un momento y por eso lo disfruto. Son las ganas de gritar en la oficina y bailar en el escritorio. Es ese pensamiento de que no importa lo que suceda después. En este segundo, mi cerebro me complace; mis neuronas y yo nos hemos perdonado: de depresivas pasaron a eufóricas sin ninguna sustancia. Se siente bien. No pienso en mí como un ente complejo que tiene que trabajar, que está confundido, que tiene problemas. Pienso en mí como un cuerpo lleno de terminales nerviosas. Corrijo, no pienso.

El estado de alerta se dispara y después viene una inmensa sensación de calma. Me siento poderosa, aunque, como la marea, me ondulo y confluyo. Mis mejillas están calientes. El contacto con las personas y sus trivialidades me sensibiliza la piel. Navego en un mar de emociones que está ahí, siempre ha estado. Emergieron, a pesar de querer ser aplastadas por el día a día, los miedos y las cosas que me invento.

Siento y veo que todo sigue sucediendo. La secretaria sirve un café. La gente piensa en qué va a hacer después de salir (porque ya es viernes). El rectángulo naranja del Messenger parpadea. Está nublado. Siento empatía con la tarde, es como yo: opaca, pero hermosa. Cuántas cosas suceden en un día gris. El ambiente es diferente y nos invita a abrazarnos. El frío lujurioso se cuela por nuestras ropas y nos recuerda que tenemos piel, pero no nos congela. Nos cubrimos con cosas, ideas, tabúes, ridiculeces. Lo cierto es que somos materia, cuerpo. Sentimos. Las caricias son la confirmación perfecta de nuestra existencia. Oler, observar, sentir, escuchar, probar: para eso estamos diseñados, aunque la prioridad sea sobrevivir el mayor tiempo posible. Un suspiro, una luz, una fruta, el sonido de un corazón o un roce incidental nos embelesan. Cegarnos nos convierte en presas de un hechizo que pretende alejarnos de nuestro lugar. Como a la mayoría, me gusta pensar que el cuerpo no lo es todo, pero éste es nuestro vehículo, nuestro puente. En todo caso será el que sirva como enlace hacia algo más luminoso. Mi viaje sensorial continúa en el Metrobús. Trato de no desconectarme. Veo un espectacular con el rostro de una mujer y me parece hermosa, en el sentido estético, no sexual. La imagen es bella y punto. Cedo mi lugar a una madre que llega con su niño en brazos; aprovecho para inhalar ese olor tan particular que tienen los bebés. Intento que mi cerebro convierta el bullicio en música, lo logro por instantes.

Sé que no todas las sensaciones son positivas, que existe el dolor. Creo que en lugar de luchar contra él, lo mejor es aceptar que es parte de la vida, de esta manera será más fácil que desaparezca, disminuya o se vuelva más llevadero. Cuando estamos cómodos, satisfechos fisiológicamente, primariamente, impedimos que todo lo que podemos percibir nos impregne; nos ponemos una armadura de un material que es más fuerte que el acero: una amalgama de miedos y culpas. El resultado es que nos retiramos de nosotros mismos. La liberación de nuestros cuerpos se da por etapas. Debemos darnos la oportunidad, conectarnos con nuestra materia, que es lo más cercano que tenemos. Somos seres con necesidades, consumimos lo que en el mundo hay, mientras que el oxígeno que aquí se suspende lentamente nos consume. Dejémonos sentir, antes de que el cuerpo se apague y nuestro estuche terrenal termine por desconectar los impulsos eléctricos que nos enchufan al mundo. No sólo las puertas tienen un sensor para dejarse abrir cuando alguien o algo las atraviesa. Permitámonos sentir y disfrutar de nuestra existencia. Karina Anahís González Esquer

“Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos”. Mahatma Gandhi

¿Yo qué puedo saber si soy joven? Mi opinión está condicionada por mi escasa existencia en esta Tierra. Es evidente que las personas adultas están en uso de plenas facultades para ejercer, pensar y opinar. Si no, ¿por qué insistir en el largo proceso que conlleva transformarse en un agente activo del orden mundial? Ser maduro no sólo garantiza que ejerceré mi criterio sobre los sucesos que se presenten, sino que mi opinión y forma de hacer las cosas es la correcta. Pero aún soy joven, tonto y lleno de errores por cometer. Por eso, ante la imposibilidad de ejercer cualquier opinión y siendo coherente con la educación que me dieron, no me meteré en pláticas de grandes. Mejor cedo la palabra: "La juventud en México está muy confundida. Lo digo yo que soy un adulto, hecho y derecho. Lo digo yo que he luchado por la tan apreciada independencia económica. Así es, con mis esfuerzos diarios soy aquél que sostiene (pagando puntualmente impuestos). Infraestructura que desperdicia a diario la juventud. Tantas escuelas, tantos espacios culturales, deportivos y recreativos,

Breves

apuntes sobre la

juventud

cuyas actividades están al alcance de cualquiera: completamente abandonados. ¿Que no tienen tiempo? Paparruchas, tienen la juventud: ¡Oh, preciada prenda de la humanidad, oh, joya de efímero brillo! ¿Que no tienen recursos? Pamplinas. Ahí están los recursos, los pongo yo con mi trabajo. Ellos prefieren ir a las discos, drogarse, tener sexo irresponsablemente y sin emociones o cometer cualquier otra estupidez con tal de no ponerse a estudiar. Que si son gays, que si las decisiones sobre su cuerpo, ¡tonterías! Una llave de agua abierta. Eso parecen al desperdiciar la educación que les damos: maestros ejemplares, bien preparados, que entre clase y clase se dan el lujo, así de buenos son, de instruirlos y darles dirección mediante el ejemplo: anécdotas matrimoniales, correrías de juventud, inclinaciones políticas o teorías sobre la realidad y

la existencia. ¿Y los planes de estudio? Mejor elaborados no pueden estar; precisos, contundentes, pero sobre todo prácticos y realistas. Acordes siempre a las necesidades laborales en turno.* A cambio, nos devuelven moneda falsa. No todos llegan a la Universidad (poner símbolo de marca registrada). Con lo fácil que es pasar los embudos de selección; hacerse de la opción de movilidad social favorita de todos los niños: el título universitario. Da lástima ver lo vacío de las aulas en todas las universidades del país, caray. La responsabilidad de los padres es, como lo ha sido siempre, jalarlos al buen y único camino de las conciencias pulcras (el que nos acomode). Ellos, como fue y será, sólo se dedican a ver cómo nos dan la contraria. Su rebeldía ingenua, su "música" estruendosa, su vestimenta ridícula, sus falsas creencias e

ideologías, en fin, todo lo que pretenden ser o representar. Siempre en la periferia de La Cultura.

Un hombre muy sabio alguna vez dijo que 'procrear es una buena inversión'. Puedes formar y deformar a gusto, capricho, omisión o pretexto el futuro de quien terminará devolviéndote el favor en la vejez. Ciertamente es una buena inversión si consideramos la situación de las Afores. Luego, si no desean estudiar, deben aprender a mantenerse. Buscar trabajo es sencillo, encontrarlo aún más. Sorprende la celeridad con que uno puede hacerse de cualquier actividad remunerable en este país. En cada esquina, en postes y teléfonos, las oportunidades están a disposición de quien se atreva: '¿Quiere ganar $1,000,000 a la semana haciendo prácticamente nada? Se solicitan 20 capturistas, 30 secretarias, 40 'jostes', 50 carga bultos, 60 choferes, 70 plomeros, 80 albañiles, 100 estilistas y 200 mecánicos. Comunicarse con la Srta. Ficticia Nelson'. A veces, antes de dormir, me da miedo pensar en cuántas plazas para todos los campos se generan a diario. ¿Qué aquellos dichosos

ninis no pueden aprender de sus conciudadanos juveniles que abarrotan mostradores y cajas? Benditas sean pues las empresas, (como Pepe y Toño) semilleras de utilidades, pioneras del bienestar social, avalancha de prestaciones y hamburguesas. Deberían ponerse a trabajar lo más pronto que puedan, salir de las carreras rápido, seguir por la eterna escalera de la vida. Lo peor no es eso, el panorama se ensombrece. Algunos, ante la supuesta falta de oportunidades o de alguna actividad incluyente, crean su propia alternativa. Perdonen el léxico, señoritas sus abanicos, caballeros a tensar la mandíbula: alternativa. ¿Desde cuándo creen ellos que tienen la inteligencia o la cultura para 'generar sus propias actividades' ¡Por favor! ¿Ellos? Los mismos que crecieron junto a los celulares, los del ojo pegado a la pantalla, los de las redes sociales y el ocio especializado ¿En serio? ¿Qué necesidad, señores? ¿No los alimentamos? ¿No los educamos? ¿No los cuidamos? ¿Buscan emociones fuertes, alternativas de vida o quieren aprender? Los puestos de reclutamiento no me dejarán mentir, tienen opciones: 'mercachife' de sustancias ilegales, milico desechable y leal, explorador itinerante de los desiertos chicanos,

comerciante de productos equivalentes de marca no registrada, oficinista genérico intercambiable, objeto de estimulación erótico-visual para eventos privados, y un gran etcétera. Ellos buscan sentido de pertenencia; sobran los grupos que se lo pueden dar. La cuestión consiste en ver de qué lado quieren estar, el suyo o el nuestro. Por supuesto, la cuestión aquí es el querer. ¿No? Después de todo es pobre el que quiere. Que todos fuimos jóvenes, claro. Pero en mis tiempos no estaba tan mezclado todo, cada cual sabía su lugar, su origen y destino. Algunos se atrevieron a soñar, pero como todo rasgo de la juventud, se evaporó: la edad, la familia, el trabajo… y luego de sueños ni hablar. Pero así es la vida: responsabilidad. Subir por la larga escalera del progreso, peldaño a peldaño, hacia arriba y al frente con la cabeza en alto. Producir, reproducirse, morir." Temo por la juventud. Porque a diferencia de ustedes no tenemos dirección, porque cada vez hay menos valores o adoptamos nuevos sin renunciar a los otros, porque todo es a cada paso más confuso o turbio o inútil, porque nos heredaron un mundo cada vez más enrarecido y cruel, porque los jodidos de hoy son los muertos del mañana, porque hoy estudiamos y mañana quién sabe, porque después de todo, tal vez, no se equivocan al decir: sin futuro. Kin Navarro Reza

http://primaveraplumper.blogspot.com * Al respecto véanse los planes realizados por la SEP (Sectaria de Educación Púnica) para implementar materias como: Procesos manuales para la fabricación de baratijas (módulos I y II), Técnicas de dilatación rectal (siete módulos), Administración de recursos paupérrimos (10 módulos).

““La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. debes hacerlo por la paz“. Madre Teresa de calcuta

Soy artista. Soy escritor. O mejor: soy poeta. Hoy todos dicen ser lo que no son. El autodenominado “artista” resulta no saber nada de la historia del arte y, en consecuencia, no entiende nada de corrientes ni estilos. No pinta ni esboza. No comprende. Se le va el día meditando ese arte suyo que algún día (quién sabe cuándo) plasmará en un lienzo. Al final, asegura, sorprenderá a todos con su inigualable destreza. Nunca sorprendió a nadie porque nunca hizo nada que valiera la pena. Ah, pero eso sí, no sale de las galerías, a donde va a practicar su verdadero arte: el de las relaciones públicas. El escritor, que con su “enorme talento” no logra salir bien librado de sus laberintos sintácticos, juzga cuanta obra se le cruza por los ojos. “Muy mediocre”, sentencia. “¿Literatura mexicana? No gracias, prefiero a los franceses”. Despotrica por aquí y por allá. Juzga sin conocer y aniquila jóvenes carreras con sus reseñas ácidas (sin fundamento, claro) en distintos suplementos culturales. De su propia obra se sabe poco. Lleva años hablando de esa novela suya que eclipsará todo lo escrito por Carlos Fuentes. ¡Qué digo Fuentes! ¡Quiten a Elizondo, Melo y Tario de los estantes,

que ya viene mi obra! Dice que se ha tardado demasiado porque no le llega la inspiración, que sus musas lo abandonaron y muchas tonterías más. Al final no escribió nada. Tampoco leyó nada más porque, asegura, ninguna obra merecía ser leída. En este mundo nuestro hay mucha ansiedad por ser reconocido. Por pasar, por lo menos en sus círculos sociales, como lo que no son. ¡Venga la presentación de mi nuevo libro! ¡La nueva exposición! ¡Las entrevistas con los reporteros de la fuente! Las tres cosas ocurren todos los días en la Ciudad de México con tanta frecuencia como panes salen del horno. Al final la verdad es una: el pintor pinta; el escritor escribe. Lo demás (las exhibiciones y las publicaciones) vendrán a su tiempo, sin prisas, si es que tienen que llegar. El oficio de alguien también llega. No es asunto de autodenominaciones. Por suerte, queda un consuelo: el tiempo pone todo en su justa dimensión. Algunas contadas obras se leerán por varias generaciones; las otras irán directa e irremediablemente a la trituradora de papel. Juan Carlos Aguilar

¿Cómo nos definen las personas a nuestro alrededor? Los amigos que se van, los nuevos que llegan. Cuando un ser querido fallece, cuando otro nace. La existencia es un hilo de experiencias que cambian constantemente, nunca ancladas en un mismo lugar. Todas las personas, de una u otra forma, están de paso en la historia de la cual cada uno de nosotros es protagonista. Se dice que cada persona que transita por tu vida viene a traer un mensaje, una enseñanza o te aporta algo valioso. Sin embargo, a veces uno se va con la finta y termina más embarrado que una chica en bikini peleando con lodo. Pero cuidado, éste es sólo un truco de la mente. Debemos buscar el lado positivo, porque de hecho lo tiene. Todas y cada una de las situaciones que vivimos son claroscuros, tienen su lado A y su lado B.

¿Alguna vez te has preguntado por qué juzgamos? Es algo que tal vez hagamos sin estar muy conscientes, pero lo hacemos docenas de veces en un solo día. Los juicios no son más que proyecciones de las cosas que no nos gustan de nosotros mismos… en otras palabras, “lo que te choca, te checa”. El asunto aquí es que hay que aprender a ser muy humildes para aceptarlo cuando lo estamos viviendo. Desde luego, como todo en este mundo de dualidad, existe un opuesto. Pude aplicarse el mismo principio cuando admiramos y amamos a alguien. Las cualidades de la otra persona que llenan nuestro corazón son en realidad reflejos de nuestras características más valiosas. Cuando tenemos una pareja que nos ayuda a alimentar y a espejear ese lado positivo, es ahí cuando estamos creciendo juntos. Todo va muy bien hasta que caemos en el apego, la excesiva identificación con otra

persona que nos hace creer que la necesitamos para ser felices. Pero, ¿por qué buscar afuera lo que ya tenemos de sobra dentro? Aquí reside la cruel paradoja del ser humano: teniendo todo para ser el creador de su mundo ideal, se pasa la vida anhelando llenar sus vacíos de afuera hacia dentro. Esta es la razón por la que nos sentimos frenados; tenemos mucho miedo de salir a conseguir todo lo que nuestro ser desea más profundamente. Alguna vez leí que el miedo es el cáncer de los sueños, desde entonces la idea echó raíz en mí. Se necesita valor para dejar de vivir en la comodidad y la monotonía que muchas veces creamos. La solución: salir de tu zona de confort. Cuando eres capaz de desprenderte de las armaduras y comodidades, es que te das cuenta de que no las necesitas para nada. Si aprendemos a ser simples observadores de nuestras

experiencias, a dejarlas pasar sólo quedándonos con las enseñanzas que nos regalaron (y lo mismo va para las personas), podemos navegar por nuestro propio camino absolutamente llenos de nosotros mismos. Renunciemos por un momento a esta idea de la “dualidad”. Si nos alejamos de este concepto, poco a poco se va disolviendo la ilusión de separación que existe en la mente. Blanco o negro, bueno o malo, arriba o abajo… todo es parte de lo mismo, el mismo color en todas sus tonalidades: la unidad. Esto sólo se comprende cuando aprendemos a ver con el corazón. De esta forma, podemos entender que todas las personas que transitan por nuestro día a día están ahí para reflejarnos. Siempre aquí y ahora… Laila Robles Martínez

“El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.

Madre Teresa de Calcuta

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Vivimos en un mundo en donde… La política es una burla que ya no conoce las tendencias básicas de izquierda y derecha, ni siquiera recuerda que son radicalmente opuestas. El Foro Romano y el Circus Maximus están reducidos a escombros. Muchos ignoran que “la canción del comercial de Trojan” fue compuesta por Beethoven. Un hombre puede ganar 100,000 veces el dinero que 100,000 hombres nunca verán. El fanatismo religioso se impone violentamente buscando dominar, pero olvida que fue el hombre quien creó la religión. Ya no quedan ni los pies del Coloso de Rodas. Armando Hoyos es más leído que Dante Alighieri, a pesar de que nos encontramos inmersos en su purgatorio. Aunque no fue diseñado para ello, el hombre puede volar, y lo hace a diario. Tenemos que aprender inglés, mientras pocos estadounidenses se esfuerzan por aprender otro idioma. Es el mundo el que tiene que entenderlos a ellos y no al revés. Las expresiones artísticas son vistas como industria y entretenimiento; no como necesidad.

El hombre pasará al olvido si… Se empeña en comprender los misterios del cosmos sin darse cuenta de que el universo sólo puede ser estudiado, jamás comprendido. No acepta que, en su intento por devorar todo lo que hay a su alcance, acabará reventando. Perpetúa declarando guerras contra su propia cultura. No se estudia a sí mismo y admite su propia finitud e inmanencia. Continúa cegado por las maravillas que existen más allá de su horizonte e ignora que así acabará por destruir lo poco que tiene a su alcance. No se da cuenta de que… Los medios, en principio informativos, encontraron el entretenimiento. Tiempo después se volvieron narcotizantes. Las armas que se hicieron para proteger, terminaron siendo ocupadas para ejercer fuerza y reclamar poderío.

Buscamos heredar algo a la historia, pero no analizamos lo que la historia nos ha heredado. Las naciones destinan gran parte del presupuesto a un sector denominado defensa (cuyo objetivo principal es el ataque). Nos preocupamos por encontrar vida en Marte, pero no pensamos cuánta vida nos queda en la Tierra. Muchos creen que la tecnología puede acabar con el hombre. Pero sólo el hombre es susceptible de autodestruirse con la tecnología que ha creado. Tal vez la próxima guerra no será entre naciones, sino entre humanos y máquinas. Rodrigo Chávez Trejo

Viajar al futuro no es imposible. Los viajes interestelares implican viajar más rápido por el espacio, es decir, viajar más rápido hacia el futuro. Nos encontramos muy lejos de alcanzar tales hazañas debido a que no contamos con el capital suficiente y a que las asociaciones espaciales trabajan de manera egoísta e individual.

Un día alguien me regaló un libro fascinante. Se intitulaba La máquina del tiempo y relataba la historia de un científico que había ideado un artefacto que permitía retroceder en el tiempo o hacer viajes al futuro. Esta novela de H.G. Wells es una joya que avivó el genio de muchos. Literatos y cineastas comenzaron a bombardear sus creaciones con elementos y personajes inspirados en la obra de Wells, considerado, junto a Julio Verne, uno de los padres de la ciencia ficción. Es bien sabido que la realidad, en muchas ocasiones, supera a la fantasía. Actualmente es posible enviar misiones comandadas por robots a planetas inhóspitos o ir de paseo a la Luna, sin embargo, aún no desarrollamos la tecnología

idónea para trasladarnos al futuro “más rápidamente”, ya que, bajo condiciones normales, viajamos al futuro a una velocidad de un día por un día. ¿Es posible hacer viajes en el tiempo? Antes de precipitarnos, debemos conocer las aportaciones de aquel físico alemán del peinado exuberante: Albert Einstein. Cuando miramos un quasar que se encuentra a cinco mil millones de años luz de distancia, realmente lo estamos observando como fue hace cinco mil millones de años. Este fue el tiempo que la luz emitida por dicho quasar tardó en llegar hasta nosotros. El comportamiento de los objetos celestes está determinado por una serie de leyes naturales aparentemente inquebrantables. Einstein codificó estas reglas en su Teoría Especial de la Relatividad: la luz (reflejada o emitida) por un objeto se desplaza a idéntica velocidad tanto si el objeto se mueve como si está estacionario. “No sumarás tu velocidad a la velocidad de la luz (300,000 kilómetros por segundo), ni te desplazarás a la velocidad de la luz ni a velocidad superior”.1Por más que intentemos rebasar este límite, nos será imposible, aunque sí podemos acercarnos lo suficiente (99.9% de la velocidad de la luz). No existe nada en este universo que pueda desplazarse a una velocidad mayor que la de la luz. Imagine que se encuentra en la máquina del tiempo de Wells. Mientras programa el artefacto, se pregunta con qué maravillas o personajes se

enfrentará. Ha decidido viajar mil años hacia el futuro. A medida que se acerca a la velocidad de la luz, su masa corporal aumenta y siente que el tiempo corre cada vez con mayor lentitud. Comienza a encogerse debido a la dilatación temporal, el mundo se vuelve sumamente extraño: todo acaba comprimido en una especie de ventana circular.

Esto es lo que sucedería si lograra acercarse lo suficiente a la velocidad de la luz. Apenas envejecería, pero sus amigos y parientes, que se han quedado en la Tierra, seguirían envejeciendo a un ritmo normal. “Un viaje a velocidad próxima a la de la luz es una especie de elixir de la vida. Puesto que el tiempo va más lento a una velocidad cercana a la de la luz”.2 El tiempo no está completamente separado e independiente del espacio, sino que por el contrario, se combina con él para formar un objeto llamado espacio-tiempo. La aceleración que caracteriza a la fuerza de gravedad es la que nos mantiene sobre la superficie de la Tierra. Se le denomina 1 g, donde g es la gravedad de la Tierra. Esta es la aceleración a la que estamos acostumbrados. “Si viajáramos en una nave espacial que pudiese acelerar a 1 g, nos encontraríamos en un ambiente completamente cómodo y natural”.3 Uno de los aspectos más importantes de la Teoría General de la Relatividad, que Einstein desarrolló con posterioridad a su Teoría Especial, es la equivalencia entre las fuerzas gravitatorias y las fuerzas que sentiríamos en una nave intergaláctica en aceleración. Después de un año de estar en el espacio con una aceleración continua de 1 g, tendríamos una velocidad próxima a la de la luz. Parece ser que los viajes al futuro no son tan inverosímiles, aunque es evidente que aún no estamos tecnológicamente maduros para cristalizarlos. De acuerdo con Juan Echeverría, astrónomo del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, actualmente somos capaces de alcanzar apenas el 0.01% de la velocidad de la luz. Él cree que podríamos alcanzar hasta el 1%, no obstante, las economías de los países no cuentan con el presupuesto necesario para trabajar en los avances tecnológicos pertinentes: “gastamos el 80% de nuestros recursos en guerras, no tiene sentido planear viajes interestelares”, afirma. Para alcanzar dicho objetivo, las distintas asociaciones espaciales tendrían que aliarse, lo cual resulta sumamente improbable. En cuanto a los viajes al pasado, Echeverría opina que son imposibles: “lo que se puede hacer es viajar más rápido por el espacio, es decir, viajar más rápido al futuro”.

Otra alternativa podría ser la utilización de energía nuclear como combustible para acelerar las naves. Muchos hombres de ciencia coinciden en que la energía nuclear aumentaría considerablemente la velocidad de los cohetes. Desafortunadamente, aún nos encontramos muy lejos de poder manipular este tipo de energía. Nahieli Flores, al igual que Juan Echeverría, es astrónoma del Instituto de Astronomía de la UNAM. Afirma que la radiactividad no es del todo segura y que nuestro conocimiento acerca de la fusión y la fisión nuclear es muy limitado. Juan Echeverría y Nahieli Flores concuerdan en que durante las décadas venideras lograremos realizar viajes interplanetarios tripulados. La tecnología avanza rápidamente y lo que puede parecer imposible ahora, será pan comido en un futuro no muy lejano. Según Echeverría: “en los próximos cien años vamos a tener pequeñas colonias en la Luna y en Marte, así como estaciones espaciales habitadas de manera regular, siempre y cuando no acabemos primero con el planeta”. Es menester que las potencias del mundo reorganicen sus prioridades. La supervivencia de la especie humana depende directamente de la exploración espacial y de la investigación científica. La competencia tecnológica entre naciones no va a llevarnos a ninguna parte; el trabajo conjunto podría cumplir el sueño de una máquina del tiempo. 1 Citado en: Carl Sagan. Cosmos. España, 2001. Ed. Planeta. Pág. 200. 2 Ibidem. Pág. 203. 3 Ibid. Pág. 207.

Ana Laura Pazos González

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El videojuego se convierte, en sus vetas más creativas, en el patio de recreo de treintañeros preocupados por hacer de este software una forma de impactar en las artes. Limbo, el juego disponible exclusivamente por descarga a través del servicio XBOX Live, demuestra que los videojuegos pueden reflejar las angustias y monstruos internos de sus creadores. Arnt Jensen, el creador y director de Limbo, parece estar muy influido por el filme Eraserhead de David Lynch: la forma fetal de las cabezas, el desenlace repentino y abierto… Este videojuego parece el resumen clínico de un loco; una infancia torturada y las imágenes ininteligibles asaltándonos cual sombras en un mundo carente de colores en donde nada está definido. Es un juego de plataformas que recuerda al Ico de Fumito Ueda. Sin embargo, el aporte de la obra creada por los estudios de Microsoft radica en el enfoque psicológico; no es terror de género a la Silent Hill. Limbo se apoya en Ico en lo minimalista que resulta el diseño de los puzzles y en el concepto del niño en medio de una auténtica pesadilla. El impacto de Limbo es visual, no es innovador en la interactividad, como en Trine, Pixel Junk o Flower (juegos también de descarga por internet). Su acierto es trasladar a un videojuego algunas de las angustias inherentes a la especie humana (desde la perspectiva del psicoanálisis

freudiano), y conjugar imágenes que estremecen por su capacidad de anidar en el inconsciente. El enfoque de Limbo es un mundo de dos dimensiones en el que los personajes son anónimos, como sombras. Esa impersonalidad hace que sea una experiencia atmosférica en donde no hay identificación con el personaje principal (algo esencial en el género), porque éste parece parte del mismo entorno pesadillezco. Todo en Limbo parece una forma creativa de imaginar los rincones perdidos de la memoria y el miedo. Apela a crear, no terror psicológico, sino a deconstruir un género tan común como el de las plataformas, y utilizarlo para algo más que guiar a un plomero hacia el castillo de una princesa. La relación con Mario es resaltable. La terrible infancia torturada y cautiva hace a un lado el campo florido e idílico de Mario. Limbo es una aventura que hace temblar de envidia a los usuarios de una PS3 por no tener una XBOX 360. Jesús Serrano Aldape

Quantum dónde está Dios? 25

…En el principio era el verbo…y todo el mundo estaba en tinieblas. El primer día dijo Dios: Hágase la luz… y vio Dios que la luz era buena y la separó de las tinieblas, y llamó a la luz día y a la oscuridad noche. El segundo día separó las tierras de las aguas, el tercero hizo el firmamento; luego puso lumbreras en el cielo; más adelante hizo nacer vida de las aguas… el sexto día creó al hombre y al día siguiente descansó. Y durante muchos años esto fue inamovible e incuestionable. Ahí está la explicación de la existencia del universo y todas las dudas quedan respondidas. Fin del artículo. Pero la incontenible curiosidad humana ha llevado al hombre a buscar otras respuestas a la gran interrogante de la vida y la razón de nuestro ser. En busca de estas respuestas, desde luego, es como surgió la religión; la misma motivación llevó a la invención de la filosofía, y de esta misma nació la ciencia. El problema de las tres es que aunque buscan indagar sobre casi todo, responden sobre poco; las tres tienen buenas teorías para hablar del principio, pero ninguna puede explicar lo que había antes del principio.

El Principio antes del Principio: El Big Bang No había nada y de pronto todo fue creado por Dios… la pregunta de muchos suspicaces es: “¿Y Dios de dónde salió o dónde estaba?” La respuesta nos puede dejar insatisfechos: “Dios siempre ha existido, siempre ha estado ahí”. “¿Ahí, dónde?”, “pues AHÍ… en la nada…”, “pero si en la nada no puede haber nada, ¿cómo va a estar ahí Dios..?”, “eso, hijo mío, es un misterio”. Como a los griegos no les gustaban mucho los misterios, desarrollaron desde antes su propia teoría: de la nada no puede salir nada (bastante lógico), así pues, el mundo ha existido siempre (bastante ilógico). Podemos ver que ambas versiones son como serpientes que se muerden la cola y no llevan a ninguna parte. Por un lado, todo tiene que tener un inicio, ese inicio es Dios, pero Él estuvo ahí siempre, por lo que entonces ya no hay principio, ¿qué tal?

Por el otro, nada sale de la nada (de donde aparentemente salió Dios), así es que todo ha existido siempre, lo cual nos deja sin un principio y nos atormenta. Es entonces cuando hace su triunfal aparición la ciencia y nos da una respuesta más, distinta, pero igual. Los científicos buscan también el origen del universo y plantean que surgió con el Big Bang. Hace unos 15 mil millones de años, todo el universo (que según nos dicen es infinito) estaba contenido todo junto, con toda la materia, en un solo punto sin dimensiones que de pronto estalló. Comenzó así la expansión del universo. ¿Cómo se llegó a esta conclusión? El universo, hoy día y desde siempre, se expande de manera constante; eso nos lleva a pensar que antes era más chico, y antes de antes, era más chico aún, y antes de eso, todavía más… si seguimos viajando hacia el pasado, llegaremos a un punto mínimo, a un universo compactado en un punto inicial donde comenzó su expansión. Así explicamos esa gran máxima: la energía (y la materia) no se crea ni se destruye, sólo se transforma; o lo que es lo mismo, no se crea en ningún sitio materia y/o energía nueva, todo existe desde el mismo tiempo y en cantidad delimitada. Hoy hay la misma que hace 15 mil millones de años cuando la Gran Explosión.

Pero esta teoría también se muerde la cola, y para entender por qué hay que profundizar en dos conceptos filosóficos: 1) ¿Qué es la NADA? Respuesta: la nada es nada, es decir, no hay nada de nada en la nada; si hubiera cualquier componente minúsculo de cualquier otra cosa, ya no sería la nada. 2) ¿Qué es el TODO? Respuesta: el todo es todo, es decir, todo absolutamente todo está en el todo; si faltara cualquier cosa, ya no sería todo. Por lo tanto, no puede existir nada además del todo. ¿Queda claro? Bueno, pues este punto inicial contenía TODO, entonces, ¿dónde estaba? Pues como contenía todo, no podía estar en otro sitio sino en la NADA, pero en la nada no puede haber nada, mucho menos algo que lo contenga TODO. O dicho de otra forma, ¿de dónde salió esa hiper compacta masa de TODO que un buen día explotó?

Tenemos tres opciones para responder: 1) Salió de la nada, es decir, de pronto estaba ahí, pero ya vimos que es un principio ilógico: de la nada no puede salir nada. 2) Siempre estuvo ahí, es decir, no hay principio, y la ciencia no explica ese principio antes del principio. 3) Dios la puso ahí y la hizo estallar. ¡Perfecto!, y… ¿de dónde salió Dios? Sólo hay dos opciones a esta última pregunta, que es parte de la última respuesta: 1) Dios está ahí desde siempre (no hay principio). 2) Dios salió de la nada (pero de la nada no puede salir nada). Y entonces, acabamos de volver al principio y nos quedamos sin respuesta, o volvemos a la respuesta inicial: “eso, hijo mío, es un misterio”. No obstante, la teoría del Big Bang tiene amplios sustentos teóricos; de hecho, es probable

por la información que se tiene, que efectivamente hace unos 15 mil millones de años toda la materia y energía estuvieran condensadas en un punto del cual explotaran, y al mezclarse ciertos elementos químicos, principalmente helio e hidrógeno, y al darse ciertos cambios de temperatura, comenzara el universo como lo conocemos hoy. Pero los átomos se vuelven locos: la teoría cuántica 29

Hasta el siglo XX, toda teoría, por muy diversa que fuera de otra, se fundamentaba en algo simple y que todas tienen un común: parten de la base de que la materia existe. Es aquí donde la teoría cuántica viene a romper esquemas, y aunque fue expuesta por Max Planck desde principios del siglo XX, no fue hasta décadas después cuando causó revuelo y se entrometió, no sólo en la ciencia, sino en la filosofía y la religión. Durante mucho tiempo se visualizó al átomo como una especie de pequeño sistema solar con un núcleo formado de protones y neutrones alrededor del cual giraban, cual planetas en órbita, los electrones. Pero Planck descubrió que los electrones no tienen órbita ni movimiento fijo, y que, de hecho, no siempre se comportan como partículas, sino que a veces son ondas. En realidad son un ser y no ser que sólo se define hasta que es observado. Con el tiempo se fueron descubriendo otras cosas, pero me concentraré en la más

importante: la materia no existe. Tradicionalmente, se pensaba que el átomo era la partícula más pequeña de materia y que era indivisible; luego se descubrieron partículas más pequeñas: los electrones, protones y neutrones (que se presumieron como indivisibles también). Hoy sabemos que estos componentes del átomo también son divisibles en fragmentos más pequeños que reciben el nombre de “quarks”. Si estos se dividen, obtenemos energía pura. Conclusión: la materia no existe, todo lo que hay es energía con diversos niveles de condensación y vibración que nuestros sentidos interpretan como materia. La energía ha existido desde siempre, como el Dios cristiano y el mundo griego. De aquí vienen conclusiones interesantes. De entrada, TODO, absolutamente TODO es energía, y nuestro mundo es lo que llamamos una ilusión cuántica percibida por la velocidad de percepción de nuestros sentidos. Un ejemplo banal, pero útil, es el cine. La película es un conjunto de 24 fotografías fijas que pasan en un segundo, pero como nuestra vista no es capaz de percibir a esa velocidad, para nosotros es movimiento (una vez más la relatividad). Lo mismo sucede con nuestra forma de percibir al mundo. Nuestra capacidad de percepción tiene esta forma y se rige por estas leyes, pero en realidad es energía pura. Si nos preguntamos sobre el origen del universo, bajo dicho esquema, la

conclusión sería que la energía ha existido siempre. Entonces nos encontramos de nuevo sin un principio. Nuestra mente limitada es incapaz de comprender, o siquiera de concebir el concepto desde siempre, pero esa es, lamentablemente, la respuesta: la energía siempre ha estado ahí y sólo se ha estado transformando. De esta forma, podríamos considerar al Big Bang como su última gran transformación. El supuesto y remoto fin de nuestro universo sólo significaría una transformación más, no el aniquilamiento de la energía, que es eterna. De las consecuencias filosófico-religiosas de esta teoría es mejor ni hablar, pues no acabaríamos nunca. Sólo dejo dos interrogantes para las mentes inquietas: 1) Si todo es energía en todo el universo y la energía es finalmente igual entre sí, ¿qué es el alma, dónde está y en qué se diferencia de nuestro cuerpo? 2) Si todo es energía y ésta existe desde siempre, y el mundo, el universo mismo y nosotros somos energía, ¿dónde está Dios? Juan Miguel Zunzunegui

A estas alturas el daño está hecho: millones de ciudadanos mexicanos cargan con los implacables efectos de todos los problemas nacionales. Depresión constante, amoralidad, miedos, irreflexión, paranoias, tristeza, cansancio, planes de crecimiento cancelados, abandono individual, angustias, adopción de las vías delincuenciales, familias destrozadas o desunidas, enajenación y “estupidización” colectivas, pensamientos pesimistas, consumismo exacerbado, creciente alcoholismo, aplastante resignación ante la realidad política y absoluta indiferencia respecto a la acción comunitaria, son algunos de las daños causados a la población… y ya muy difíciles de revertir. Todos los días, en todos los medios de comunicación, se discute y comenta la situación nacional entre especialistas, funcionarios de gobierno, académicos, políticos y profesionales.

Todos los días se discute de economía, política, educación, salud, trabajo, medio ambiente. Todos los días esas discusiones y comentarios retornan a una tediosa circularidad carente de imaginación, carente de creatividad, carente de propuestas. Sólo “estudios” y “análisis”. Como teatro bufo. “Comentaritis”, ya se le llama. Esta es una forma de la inacción o desmovilización. “Que otros piensen por mí”. Mostrar que se “dialoga democráticamente” con los puntos de vista “de todas las tendencias políticas” para que ahí quede el asunto, para que ahí se estanquen los problemas. “Comentaritis” como catarsis social. Muchos de esos “foros”, “mesas redondas” o “páneles” son organizados por la empresa “de entretenimiento” Televisa –que le ha hecho más daño a México que todos los sexenios del priismo. La carencia de imaginación para resolver los problemas es apabullante, pues en los ámbitos

y oficinas donde deberían resolverse, La Realidad es una desconocida. El desconocimiento de la realidad cotidiana es total, letal, y ya exige soluciones y requiere propuestas de quienes sí la conocemos: usted, él, ellas, ellos. Es una realidad que la mayoría padecemos cotidianamente, y no la conocemos en estadísticas, no desde cubículos ni oficinas gubernamentales. Y por ello somos los más indicados para resolver los problemas que crearon las incapacidades, corruptelas, solapamientos, conservadurismo y criminalidad oficialistas. La legalidad, como elemento noble al que podríamos recurrir para solucionar muchos de esos problemas, ha sido constantemente pervertida. La ley en México ha sido en muchos sentidos un escaparate de ignominias levantado contra la población y una especie de hetaira puesta para ser comprada por el mejor postor. Ante los ojos de toda la nación la ley se ejecuta a conveniencia mediante las delincuenciales procuradurías y otras bandas. El

brazo de los jueces es un mazo perverso contra la civilidad y el raciocinio.

Se empieza a hablar ya de la adopción de medidas únicamente preventivas, provisionales, maquillajes para el futuro a largo plazo por cuanto a las problemáticas de inseguridad y economía. ¿No queda de otra?, ¿no habrá crecimiento económico en los próximos años?, ¿viviremos eternamente dependiendo de Estados Unidos y esperando que llegue “la inversión externa”?, ¿nos derrotó la criminalidad y aguardaremos a que los criminales “se destruyan entre ellos”?, ¿los planes de los jóvenes se posponen ya indefinidamente?, ¿el congelamiento de sueldos y salarios de a tres pesos ya es eterno? Cuidado, “la miseria es un tigre en el fango”, dicen en Malasia. El futuro y las circunstancias prevén que si el priismo vuelve, pactará cínicamente con el monstruo que creó (el narco) para al menos sofocar la violencia abierta, y “dejarlos trabajar”, “invertir”. Nunca debemos olvidar que tal monstruo es producto y resultado del PRI en el poder. Eso nunca hay que olvidarlo. ¿El sistema político mexicano ya no tiene remedio inmediato? ¿Quizá representa un ruinoso y gigantesco paralelepípedo corrompido, embozado en una dudosa “institucionalidad”? ¿No le queda ni le cabe ni le conviene reforma alguna a este Leviatán? ¿Por ello su antiguo y mejor cómplice (el PRI) regresará en dos años para volverse a ayuntar ante los ojos de toda la nación? ¿A las

arcas vacías del priismo retornará el sonido de las numismas, el brillo de los cheques y el rumor de los billetes en grande? ¿Qué nos queda? Mucho. Primeramente, contactar a todos los individuos, grupos y organizaciones libres que trabajan y participan verdaderamente para cambiar este estado de cosas. En segunda instancia, acordar una articulación mayor que lleve a conformar grandes bloques de voluntades, ideas, propuestas para soluciones. Si todos coinciden en lo mismo, es racional y urgente la confluencia en una organización aglutinadora, horizontal, sin mandos ni dirigencias. Lo demás se daría por añadidura: la fuerza y la capacidad de influencia de esa agrupación ciudadana se basaría en ideas y propuestas que consideren todos los elementos de la civilidad, legalidad, ¡imaginación!, abundancia de información y presiones en los medios que sustituyan a las ya inútiles y desacreditadas “protestas” o “marchas”. Proponer iniciativas viables y presionar para su aceptación en el Congreso. Usemos a los políticos, usemos nuestra imaginación. La vida es ingobernable. Damián Bautista

Elizabeth Villeda

Me queda claro, no soy yo quien está enamorada de ella, es ella quien nos enamora. A Sabines, a Borges, a Unamuno, a Celaya, a García Lorca… a todos los que vemos en su cuerpo algo más que un objeto, que un astro.

En todo caso, es El Astro, referente poético de primera magnitud y uno de los elementos universales predilectos para la composición del verso. Intencionalmente moví la cama de lugar para que quedara en una escuadra de mi cuarto y así pudiera disfrutar de su halo plata con sólo abrir la cortina. Su diámetro de casi cuatro mil kilómetros nunca me ha impresionado tanto como su resplandor; la velocidad con la que orbita mi casa tampoco es tan asombrosa como el color de la luz que derrama cuando está llena. Y me he soñado allá, en donde la batalla contra mis casi 62 kilos de carne y hueso se acabaría en un instante, anoréxicamente sólo quedarían 10 de ellos. Así de mágica es. Pero aunque para algunos eso sería una buena razón, no es por eso que la amo. Lo mío es algo mucho más platónico, enfermo y obsesivo, pues como en cualquier relación dependiente, sólo estoy enamorada de ella porque sí, por su existencia misma, por

su compañía, porque he comprobado que Sabines tenía razón: “un pedazo de ella en el bolsillo es mejor amuleto que una pata de conejo”. Efectivamente, sirve para encontrar a quien se ama y debajo de la almohada ayuda a mirar lo que uno quiera ver, y sí, unas gotas de su luz también alivian a los que nos hemos intoxicado de filosofía. A veces he querido ser una gitana de Lorca y hacer collares y anillos blancos con su corazón, pero me daría miedo tocarla tanto, pues como decía Borges, el secreto para disfrutarla está en usarla con humildad, y por ello tampoco me atrevería a macular su aparición con una imagen vana. Va más allá de mi literatura. También la quiero porque es ausencia, porque brincar y bailar en ella es un acto de disfrute personal que no me gusta compartir. Sólo yo quiero ver su blanco abstracto que viaja hacia el infinito, cuerpos en la nieve. Al llegar la noche, ella es lo único seguro que tengo, más que cualquier novio, más que cualquier marido… Tal vez decida quedarme con ella, con la Luna, con mi Luna, que aunque sólo un día es media, siempre se convierte en mi cuna. Nancy Gutiérrez Olivares

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“Una novela histórica diferente. Segundo lugar nacional de ventas. Descubre por qué...” En México, muy pocos se atreven a meterse con la historia y los héroes de mármol. Por eso no se hace novela histórica, sino historia novelada; es decir, nos cuentan la misma historia de los mismos personajes con los mismos acontecimientos, narrados de forma novelesca para que sea amable, pero no es novela porque no hay ficción. En El Misterio del Águila respeto los hechos históricos, pero los personajes principales son de ficción, para que en torno a ellos sí se pueda hacer una novela. De este modo es posible ser más épico, más romántico, más misterioso…, y lo más importante, más crítico y reflexivo con la historia, y en este caso, propositivo. Hay mucha crítica histórica en El Misterio del Águila, pero ninguna es vacía, toda viene acompañada de propuesta dentro de una novela. Ju an M i g u el Zu nz u n eg ui

Me gusta caminar desnuda por la casa y sentir tus ojos resbalar por mi espalda, gotear blanquecina vida por los labios entreabiertos. Me gusta sostener tus ojos sobre mis hombros colgados de una hebra de cabello teĂąido, posarse sobre la curva de mi nuca. Humedecer el ambiente con tu risa, llenarme la boca de tibia vida, atragantarme con los espasmos del caos. Me gusta que gastes mi cuerpo, que lo uses, que lo maceres en tu saliva, que lo rasgues, que lo atravieses. Sobre mi nombre, duermes, reciĂŠn nacido de fruta viva, de media manzana, de higo carnoso. El domingo se desvanece cuando te desprendes de mi seno. Elizabeth Villeda

Argüendero

Matrimonio 41

En el México prehispánico se reconocía el parentesco por consanguinidad y afinidad; el registro de estas relaciones se celebraba ante funcionarios que tenían carácter estatal y religioso. Los mayas, por ejemplo, confeccionaron legislaciones concernientes al estado civil de las personas, a las herencias, a los contratos y al matrimonio.

Al sobrevenir la Conquista, los usos y costumbres de España se trasladaron a América. Las parroquias constituyen el antecedente directo del registro del estado civil de las personas, ya que con la aplicación del bautismo nacieron los primeros libros parroquiales. Los problemas surgieron debido a la gran cantidad de personas que solicitaba este sacramento: se generó una abundante homonimia que aún es patente en nuestro país. La falta de registro condujo a que se otorgaran las llamadas “cedulillas”, que posteriormente se convirtieron en las partidas eclesiásticas. 42

El 27 de octubre de 1851, durante el gobierno del presidente Arista, se presentó un proyecto de Registro Civil que daba reconocimiento legal a las partidas eclesiásticas. En el Argüendero de este mes, celebramos el primer casamiento religioso en México, que se llevó a cabo el 14 de octubre de 1526, y a la par, el nacimiento del primer Registro Civil, que otorgaba protección legal a las personas que decidían unirse en matrimonio. En el siglo X, la ceremonia del matrimonio se llamaba votas, del latín vota, plural de votum “voto”, “promesa”, “juramento”, que aludía al voto de fidelidad de la mujer y al de protección por parte del hombre. ¡Vaya desigualdad! La misma palabra existe en portugués, con la particularidad de que, en ese idioma, dio lugar a otro término: bodo. Así se les llamaba en Portugal a los regalos que se dejaban a los pobres en las puertas de las iglesias cuando se celebraba una boda. En el gallego del siglo XIII, voda eran los juegos de los niños en una fiesta de casamiento. Hasta mediados del siglo ante pasado, cuando la ceremonia católica del matrimonio era celebrada en latín, el sacerdote, después de oír el sí de los novios, pronunciaba las palabras rituales: «Ego conjungo vos in matrimonium» (Yo os uno en matrimonio), con las cuales la boda quedaba consagrada.

Conjungo era, pues, una voz del verbo conjungere “unir en matrimonio”, formada a partir de jungere “juntar”, “unir” y el prefijo con: “conjuntamente”, “en común”. De dicho verbo se derivó cónyuges (conjugem): “los que llevan juntos el mismo yugo”. Siempre han existido los infieles, los que “ponen el cuerno”, frase que nació de una leyenda de Andrónico, emperador de Bizancio. Se dice que Andrónico acostumbraba tener relaciones sexuales con las esposas de los altos funcionarios de su corte. Una vez prestados los “servicios”¸ la sacrificada esposa recibía regalos con motivos de cacería (una actividad de alto prestigio en aquellos tiempos). Los maridos engañados colgaban en el frente de su casa los cuernos obsequiados por el emperador para hacer alarde de la “distinción” que se les había conferido. Cuando se conoció el verdadero origen de los cuernos, dejaron de ser razón de orgullo y se 43 convirtieron en una de las más crueles ofensas para los maridos engañados. No hace falta estar casado para ser “cornudo” o “Sancho”. El Sancho es un personaje legendario, de origen navarro (vasco), cuya tumba, se dice, se encuentra en Roncesvalles, región de Garralda, España. El rey Sancho, apodado “El fuerte”, tenía la fama de burlador de maridos. Su nombre cobró relevancia en México y se convirtió en emblema de la picaresca nacional. Es el símbolo de la infidelidad por antonomasia. “Sanchar” es el acto de engañar al cónyuge. Nuestro carácter burlón e irónico convirtió al Sancho en un elemento “indispensable” para una relación marital. Asimismo, dio lugar a varias dimensiones psicosociales: 1. El Sancho como emoción estética: “matrimonio sin Sancho es como jardín sin flores”. 2. El Sancho como venganza divina: “el Sancho es como el diablo: no se ve, pero sí existe”. 3. El Sancho como destino manifiesto: “de la muerte y del Sancho nadie se salva”.

El Sancho es también “el socio”¸ rodilla coyuntural en donde todos se hincan. Sancho es el mito del macho contra el macho. Al igual que en el siglo X, proveniente de una cultura misógina porque la mujer no es “Sancha”, es “la otra”, “la casa chica”, “la querida”, “la quelite”, “aquellita”, “el detalle”: la oculta, la disminuida. Hay una serie de supersticiones en torno a la infidelidad de los cónyuges. Se dice que si uno estornuda, el otro está con la amante. Dicha superstición se remonta a la cultura egipcia. Creían que el estornudo, según su clase y repetición, era aviso de buena o mala suerte (dentro de la mala suerte entraba la infidelidad). También es mal presagio que, al prender un cigarro, no encienda parejo. Pero si lo que busca son pruebas fehacientes, lo mejor es contratar a un detective privado o interrogar a su pareja usando un detector de mentiras.

Oscar Trisquel

Un 16 de octubre de 1854, en el número 21 de la calle Westland Row, Dublín, Irlanda, nació Oscar Wilde. Fue el segundo de los tres hijos que tuvieron el médico Sir Williams Robert Wills Wilde y su esposa Jane Francesca Elgee. En un tiempo en que era raro que alguien supiera leer o escribir, Oscar creció rodeado de letras. Su madre era una escritora afamada y una nacionalista de la causa irlandesa, conocida por el sobrenombre de Speranza; su padre era un destacado cirujano y filántropo (dirigía un dispensario en Dublín destinado a la atención de los indigentes) quien en sus ratos libres, escribía sobre arqueología y folclor. Wilde se convirtió en una de las personas más influyentes de su época; sus frases y epigramas adquirieron fama mundial, y qué decir de su obra literaria. Aún hoy seguimos celebrando la huella indeleble que dejó en el mundo.

Wilde 46

Esteticismo Wilde defendía el esteticismo, cuyo principio básico era “el arte por el arte”. Esta doctrina fue acuñada por el filósofo Víctor Cousin, promovida por Théophile Gautier y adquirió prominencia con James McNeill Whistler. Aunque sus pares en ocasiones lo tildaban de ridículo, las paradojas de Wilde y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes. Desde su período en el Magdalen College, adquirió renombre por el papel que desempeñó en los movimientos estético y decadente.

Comenzó a llevar el cabello largo y a desdeñar los llamados deportes “masculinos”. Decoró sus habitaciones en el College con plumas de pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y otros objetos de arte. Su comportamiento excéntrico frente a la norma masculina le costó que lo zambulleran en el río Cherwell y que sus habitaciones fueran vandalizadas. Sin embargo, el esteticismo adquirió tal popularidad entre las altas esferas, que se convirtió en un estilo de vida admirado.

Dandi Los metrosexuales de hoy en día son caricaturas de los dandis del siglo XVIII. El dandismo es una doctrina de la elegancia, la finura y la originalidad que se manifiesta, sobre todo, en el lenguaje y la vestimenta. Oscar Wilde era la viva representación de un dandi: un hombre de andares preciosos, original y rebuscado, de lenguaje escogido; un ejemplo de elegancia, clase, porte, estilo y buenas maneras. Quiso hacer de su vida una obra de arte, drama del que se es protagonista, cuadro en el que las figuras y los colores son cuidadosamente bocetados. El esteticismo es una de las formas que puede adoptar el dandismo. El dandi puro hace de su vida una creación artística, la expresión más exquisite, más perfecta, arte ya ella misma. 48 “¿Quiere usted saber cuál es el gran drama de mi vida?”, le preguntó Wilde a su amigo y colega André Gide en una de tantas veladas argelinas. “Que he puesto mi genio en mi vida y nada más que mi talento en mis obras”. Wilde acababa de definirse a sí mismo. Su vida fue para él la manifestación más elevada del arte. Drama y representación escénica (aunque al final adquiriese tintes de tragedia por la excesiva provocación a los espectadores).

Dorian Gray Aunque fue un prolífico dramaturgo y cuentista, Wilde sólo escribió una novela: El retrato de Dorian Gray. De 1891, la novela ahonda en el mito de Fausto. Wilde dijo en cierta ocasión que “en la primera novela de cada autor, el personaje principal debe ser o Cristo o el Fausto”. Dorian y Fausto: ambos protagonistas tratan de enamorar a una mujer, terminan matándola a ella y también al hermano que busca venganza. Wilde confesó que la idea de El retrato de Dorian Gray es vieja en la historia de la literatura, pero que él le había dado una nueva forma. A diferencia de Fausto, Dorian nunca hace un pacto con el Diablo, no obstante, el cinismo de Lord Henry ante la vida es un símbolo de la naturaleza diabólica. Cómo olvidar el episodio en que Lord Henry le dice a Dorian que: “la única forma de escapar de una tentación es dejarse arrastrar por ella”. Al manipular su inocencia y aprovecharse de su inseguridad, Lord Henry lleva a Dorian a firmar un pacto diabólico. El libro, con una narración omnisciente en tercera persona, está ambientado en el Londres de finales del siglo XIX. Ahonda sobre el significado de la belleza, el placer, la corrupción moral, la conciencia y el paso del tiempo; escarba en la búsqueda de fines hedonistas y en los recovecos más recónditos del espíritu humano, atraído por el siempre tentador lado oscuro.

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