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Gajes del oficio
GAJES
DEL oficio
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“Ah, ¿pero tú sí puedes califi car exámenes?”.
Uno de los acomodado-
res de estantes que trabaja en el almacén a mi cargo siempre llega tarde con una excusa distinta. La más reciente fue: “mi hermana tuvo un accidente automovilístico fatal y me quedé en casa acompañándola hasta que mejoró”. —Ann Marie Figi, Estados Unidos
Cierta vez, cuando ingresé a la sala de urgencias, se acercó un joven enfermero a hacerme unas preguntas de rutina. —¿Alguna vez le han practicado una histerectomía? —dijo. —Sí —contesté. —¿Cuándo? —En 2011. —¿Cree que podría estar embarazada ahora? —volvió a
La mentira más grande que ha dicho el diablo es que te levantarías y terminarías ese proyecto por la mañana.
—@KRISTEN_ARNETT
inquirir. —¿Y usted cree que eligió la profesión correcta? —repuse en tono irónico. —Rachelle Karman, Estados Unidos
Estaba yo fungiendo como asistente en una ceremonia de graduación de la Universidad de Delaware, cuando vi a una mujer con un niño en brazos que tenía un gesto de agobio. —¿Necesita ayuda? —pregunté. —No puedo creer que no haya un cambiador para bebés en el baño de damas —repuso ella, molesta. —Qué raro —comenté—, pero estoy seguro de que hay uno en el baño de hombres. —Muy bien —exclamó la mujer al tiempo que me endosaba a su pequeño—, entonces cámbielo usted, por favor. —Alfred Nai, Estados Unidos
Mi más reciente ascenso me dio derecho a un cubículo de mayor tamaño. Como me sentía cómodo donde estaba, lo rechacé, pero mi jefe insistió y pidió a unos empleados de mantenimiento que ampliaran 45 centímetros mi cubículo.
Una vez que concluyeron el trabajo, mi jefe se acercó sigilosamente y, con una amplia sonrisa, exclamó: “pero, esto es mucho más apropiado para tu nuevo puesto”. —inc.com
Mi jefe es tan renuente a admitir un error, que es capaz de asegurar que no escribió mal “gracias” y que “grcas” es un saludo en noruego. —meetingboy.com
El abogado para el que trabajo como secretaria se estaba ocupando de la ejecución de un testamento. Debido a la enorme cantidad de bienes involucrados, tuvimos que dedicar varios días al papeleo, junto con la viuda.
Cuando terminamos, mi jefe comentó, en todo de fatiga, que el asunto había exigido un esfruerzo poco habitual —En efecto —convino la viuda, con un suspiro—. ¿Saben? A veces hasta desearía que John no hubiera muerto
—E.S., agosto de 1974
PELIGROSA ARAÑ AUna decisión equivocada casi le cuesta la vida a este constructor
Diane Godley
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Era un día de calor atípico cerca de un fi n de semana largo de 2016 en el estado australiano de Nueva Gales del Sur. A media tarde del jueves, el sol golpeaba con fuerza y el cielo azul no mostraba señales de la lluvia anunciada. Adrian Main trabajaba en una zona llena de vegetación alrededor de las zonas residenciales de las afueras de Sidney.
Impulsado por su pasión por el ciclismo de montaña, Adrian había fundado Synergy Trails, una empresa especializada en la construcción de senderos de tierra en zonas boscosas para ciclismo, paseos de fin de semana o entrenamiento. Era un trabajo duro, polvoriento y sucio, pero bajo la sombra de los árboles y oyendo únicamente el sonido de su equipo de trabajo y de los pájaros, no había nada mejor para él.
A lo largo del tiempo, este hombre de 40 años había encontrado animales peligrosos como serpientes y arañas venenosas mientras cavaba los senderos en la tierra, pero había aprendido a distinguir los seres inofensivos de los peligrosos. Adrian tenía formación en primeros auxilios, aunque nunca pensó seriamente que podría necesitarlos.
A punto de comenzar el fin de semana largo, solo le faltaba remover un poco de tierra para completar el trabajo. La pala estaba en el auto, estacionado a unos 50 metros. Pensó en ir a buscarla, pero la tarea que le quedaba era breve y sería suficiente con cavar ligeramente para llegar bajo las capas superficiales de tierra y hojas. Decidió hacerlo con las manos.
En cuanto deslizó los dedos bajo de la pila de hojas, sintió un dolor intenso y profundo en la mano izquierda. Sacó rápidamente la mano y vio una araña en su dedo índice. Los colmillos de la araña, de unos cinco centímetros de largo y negro brillante, estaban firmemente incrustados en su piel y clavados hasta el nudillo. El dolor era como si alguien estuviera clavando un clavo en su dedo.
La araña en su dedo era una araña de tela de embudo o araña de Sidney (Atrax robustus). Sacudió frenéticamente la mano para deshacerse de ella, pero no se movió. Volvió a agitar la mano más fuerte y, tras tres o cuatro segundos, al final se soltó y cayó a sus pies.
Antes de que volviera a enterrarse dentro de la cabina del vehículo. Al bajo la pila de hojas, pudo asegurar llegar a la zona residencial tomó un la identidad de la araña. Se trataba atajo: se subió a una acera para llede una araña de tela de embudo ma- gar a la calle principal lo más rápido cho adulta, la variedad más letal de posible. Era preciso llevar a su jefe al Australia. hospital de inmediato.
Tras 15 años de trabajo en zonas Cuando Adrian entró en urgencias boscosas había encontrado diferen- aún brotaba sangre de su dedo. Con tes tipos de arañas y serpientes, pero calma le contó a la enfermera de la nunca imaginó que podía suceder- recepción que lo había mordido una le algo así. Solo bastó un brevísimo araña de tela de embudo y rápidainstante mientras in- mente lo llevaron a tentaba terminar rá- una sala. pidamente un trabajo Se sentía mareado sencillo para conver- y extraño, como si tirse en víctima. estuviera a punto de
Pidió ayuda a Phil, desmayarse, pero lo su compañero que es- suficientemente lúcitaba cerca. Phil dejó do como para hablar caer la pala que lleva- con las enfermeras, ba en sus manos y co- que ya lo habían corrió hacia él. Ambos nectado a distintos caminaron con cal- monitores para coma hasta su vehículo menzar a controlar todoterreno mientras sus signos vitales. Adrian presionaba Las madrigueras de estas Durante el verano, con fuerza sobre la arañas tienen forma de la sala de urgencias base del nudillo para embudo cubierto con telaraña. del hospital recibe desacelerar la cir- pacientes con picaculación del veneno en el torrente duras de araña al menos una vez a sanguíneo. Los dos sabían que, si no la semana, pero solo en casos exceprecibía tratamiento, una mordedura cionales presentan síntomas de envecomo esa podía causarle la muerte en nenamiento o intoxicación. Aun así, menos de una hora. esperaron y observaron.
Por suerte, el sendero en el que Unos diez minutos después de habían estado trabajando no estaba llegar al hospital, Adrian comenzó muy lejos del Hospital Hornsby Ku- a decir incoherencias y no lograba ring-gai. Phil avanzó a toda velocidad terminar las frases. Luego su rostro por el terreno y ambos se sacudieron y lengua comenzaron a sacudirse,
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sentía nauseas, comenzó a transpirar y a babear.
La doctor Clare Skinner, directora de emergencias del Hospital Hornsby Ku-ring-gai, le explicó a Adrian que su sistema estaba comenzando a reaccionar al veneno de la araña. Era hora de darle la primera de las dos ampollas de antídoto que necesitaba.
Si los síntomas y signos vitales no mejoraban, el equipo estaba listo para aplicare dos ampollas más y repetir el procedimiento.
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Un investigador del Parque Australiano de Reptiles se encarga de la crucial tarea de “ordeñar” el veneno de una araña de tela de embudo.
a menos de una hora del hospital donde estaban atendiendo a Adrian se encuentra el Parque Australiano de Reptiles (ARP), una de las principales atracciones turísticas de la región de Sidney. A puerta cerrada, el personal presta un particular servicio destinado a evitar la muerte de todo aquel que, igual que Adrian, tenga la mala suerte de sufrir una picadura de araña de tela de embudo macho. ¿De qué se trata este servicio? Extracción de veneno mortal.
Desde la década de 1980, el ARP “ordeña” arácnidos y envía el veneno obtenido a un laboratorio donde convierten la sustancia en antídoto. Esto no es para cobardes, pero los miembros del personal del ARP no son como la mayoría de las personas. Cuidan a estas arañas igual que los demás a una mascota. Las mantienen en condiciones ideales (recintos húmedos) y las alimentan con grillos y cucarachas. Su principal objetivo es mantener la seguridad.
El hábitat natural de estas arañas de Sidney son los bosques húmedos, pero se las puede encontrar en cualquier lugar con sombra y cubierto de vegetación. Cavan madrigueras de hasta 60 centímetros que cubren con su propia telaraña de seda. De todas las especies de arañas de embudo, la variedad de Sidney es la más agresiva y la única que puede resultar letal para los humanos.
Todos los años, entre 30 y 40 personas son picadas en Australia por arañas de tela de embudo. Tras 13
muertes registradas y años de investigación, se desarrolló un antídoto en 1981. Sucede que, cuando se sienten amenazadas, estas arañas se elevan en posición defensiva y levantan sus patas delanteras listas para atacar con sus colmillos. Esta posición es la que necesitan los expertos del ARP para “ordeñarlas”, extraer el veneno y salvar vidas.
“Les hacemos cosquillas con una pipeta, que es un cilindro de vidrio parecido a una pajita con un embudo en el extremo”, comenta Tim Faulkner, director general y jefe de conservación del ARP. “La araña levanta las patas delanteras y produce una diminuta gota de veneno en cada colmillo. En ese momento colocamos el extremo de la pipeta con embudo cerca del veneno y lo extraemos”.
Este procedimiento se realiza con cada araña una vez por semana. Para producir una ampolla del antídoto, como la que Clare Skinner le aplicó a Adrian Main, es necesario ordeñar a la araña entre 50 y 100 veces. Y es en este punto donde las cosas se complican para Faulkner y su equipo.
La expectativa de vida de la araña de tela de embudo macho es de solo cuatro años y no maduran hasta alcanzar al menos los tres, lo que significa que el ARP (único proveedor de veneno de esta especie de araña en el mundo) posee entre seis y 12 meses para extraer el veneno. “Solo ordeñamos arañas macho maduras, porque el macho es seis veces más venenoso que las hembras”. “Y el antídoto se prepara para combatir el veneno de los ejemplares macho”, explica Faulkner.
Un adulto necesita al menos dos ampollas de antídoto ante una picadura, por lo tanto, es necesario contar con una enorme cantidad de arañas. Por eso, Faulkner siempre busca voluntarios que recojan arañas de tela de embudo macho para su programa.
A diferencia de las hembras, que pasan toda su vida bajo tierra, el macho deambula sobre la superficie, por lo que su ubicación es mucho más impredecible.
tras permanecer en observación 24 horas, Adrian recibió el alta. Lo primero que hizo fue preparar el auto para irse de campamento con su familia, tal como tenía planeado, pero reconoce que verificó dónde estaba el hospital más cercano al lugar de acampada.
Aunque el dolor persistente suele ser el síntoma principal de la mordedura de araña de tela de embudo, Adrian no quiso tomar analgésicos. Tenía náuseas y se sentía algo somnoliento, y tardó tres semanas en recuperar por completo las fuerzas.
Desde la picadura, Adrian cambió algunos de sus hábitos. Usa siempre una pala para cavar y tanto él como su equipo recogen arañas de tela de embudo toda vez que encuentran una y las entregan al ARP. “Aquel antídoto salvó mi vida, y puede volver a salvarla en otra ocasión”.
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Cómo están vinculados el Insomnio Depresión y la
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La buena noticia es que el tratamiento de una de las afecciones puede ayudar con ambas.
Lisa Fields
P
Pocos meses después de declararse la pandemia, Héctor González*, de 57 años, visitó el Centro de Psicología Álava Reyes en Madrid. Había desarrollado insomnio debido al temor y la incertidumbre que vivía.
Según la directora del centro, la psicóloga María Jesús Álava Reyes, el ejecutivo corporativo se quedaba dormido con facilidad a la hora de acostarse, pero despertaba dos o tres horas más tarde con pensamientos preocupantes que lo mantenían inquieto. Al final, lograba conciliar el sueño, pero se levantaba dos horas antes de lo programado, angustiado con ideas negativas. Con el tiempo, la falta de descanso por las noches hizo decaer su estado de ánimo y su capacidad para funcionar.
“El insomnio le produjo niveles
*Name has been changed muy altos de ansiedad, que lo llevaron a la frustración frecuente y el cansancio que terminaron por desembocar en depresión”, explica Álava Reyes sobre González.
Thomas Müller-Rörich, quien vive cerca de Stuttgart, Alemania, cayó en una depresión mientras visitaba Cerdeña con su familia en 1992, cuando tenía 38 años. El hombre se encontró inexplicablemente infeliz, irritable y tenso. Gritaba a sus hijos por hacer ruido mientras jugaban y peleaba con su mujer sin motivo.
De vuelta en casa, su estado de ánimo no mejoró; perdió el apetito y no podía concentrarse en la empresa de ingeniería eléctrica que dirigía. Dos años más tarde, fue diagnosticado con depresión. Poco después comenzó a experimentar insomnio, se despertaba a las 4 a.m. con una ansiedad que le impedía volver a dormir, por lo que le resultaba aún más difícil ser productivo.
“La combinación de depresión e insomnio sin duda empeoró las cosas”, dice Müller-Rörich, de 67 años. “Me sentía vacío y entumecido, y que todo lo que había hecho en la vida estaba mal”.
Cada vez es más claro que el insomnio y la depresión están relacionados. Un meta análisis de investigadores de Friburgo, Alemania, citado con amplitud y llevado a cabo en 2011, reveló que el insomnio duplica el riesgo de desarrollar depresión en comparación con aquellos que no tienen
dificultades para dormir. Y en 2020, una investigación de seguimiento reveló que ambas condiciones tienen una relación bidireccional y que el tratamiento temprano del insomnio puede ayudar a prevenir la depresión. Sin embargo, todavía se necesita profundizar más en estos estudios.
Ambas condiciones afectan a muchas personas en el mundo. Entre el 6 y el 10 por ciento de los adultos europeos padecen insomnio crónico, el trastorno del sueño más común. Alrededor del 4 por ciento de los adultos sufren depresión, el segundo trastorno de salud mental más frecuente en dicho continente. Y algunos, incluyendo a Thomas Müller-Rörich y Héctor González, experimentan ambas condiciones de manera simultánea.
“Los trastornos del sueño y la depresión a menudo se producen juntos”, dice el psicoterapeuta y especialista en estos padecimientos el doctor Hans-Günter Weess, jefe del Centro Interdisciplinario del Sueño de Pfalzklinikum en Klingenmünster, Alemania. “Hasta el 80 por ciento de las depresiones van acompañadas de trastornos del sueño. Son como hermanos”.
Y cerca de la mitad de las personas con insomnio reportan síntomas de depresión. “Su riesgo a desarrollar depresión es hasta tres veces mayor, en comparación con las personas sin alteraciones del sueño”, añade el doctor Weess.
Ambos malestares pueden afectar la salud de manera negativa. Las personas con insomnio crónico tienen más probabilidades de tener un sistema inmunitario debilitado y de enfermarse con más facilidad; y tienen un mayor riesgo de hipertensión, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas. Quienes padecen depresión crónica son más propensos a experimentar estrés, dolor crónico e incluso a aumentar de peso, además de estar en mayor riesgo de consumir drogas o alcohol de manera indebida.
La gente no siempre sabe qué llegó primero, si el insomnio o la depresión, pero no es necesario estar seguro. Las investigaciones de-
muestran que el tratamiento de una afección puede aliviar los síntomas de ambas.
“No es tanto el caso del huevo o la gallina, qué provocó qué”, dice el doctor Dan Chisholm, gerente del programa sobre salud mental para la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud. “Las cosas que pueden servir de ayuda, ayudarán en las dos condiciones”.
EL INSOMNIO LO HACE SENTIR INDEFENSO, IGUAL QUE LA DEPRESIÓN.
Las personas con insomnio pueden tener problemas para desconectar sus mentes a la hora de acostarse.
“Tienen reacciones muy frecuentes y breves que los despiertan todo el tiempo”, asegura Dieter Riemann, director de psicofisiología clínica del
Centro Médico de la Universidad de Friburgo y fundador de la Red Europea de Insomnio. Reimann es coautor de los estudios de 2011 y 2020 antes mencionados. “En una situación normal, si se duerme bien, todo el cerebro y todos los centros relevantes del mismo entran en un estado de sueño. Asumimos que, con el insomnio, algunas partes del cerebro no duermen de manera tan profunda”, detalla.
Perder repetidamente el sueño de esta manera puede afectar el estado de ánimo. “En las horas de vigilia, es más probable estar irritable, un poco agotado y con menos ganas de querer interactuar en sociedad”, dice el doctor Chisholm.
DIVERSAS TÉCNICAS, COMO LA RELAJACIÓN FÍSICA Y MENTAL, PUEDEN AYUDAR.
Si uno se encuentra mirando el reloj toda la noche, con pánico de que a la mañana siguiente sea un desastre, puede que uno se sienta impotente para ayudarse a sí mismo. “Queremos tener control sobre todo, pero no se puede controlar el sueño. El sueño es involuntario”, afirma Riemann. “El insomnio crónico significa sentirse indefenso. Y sentirse indefenso es una característica típica de la depresión”.
Uno de los síntomas más comunes de la depresión es la alteración de los hábitos de sueño. Muchas personas con este trastorno experimentan insomnio como algo natural.
“Con frecuencia, la depresión se diagnostica a través de una lista de verificación y esa lista incluye el insomnio, además de la irritabilidad, los sentimientos de tristeza, entre otras cosas”, afirma el doctor Chisholm. “Existe una relación clara, en ese sentido, entre la depresión y uno de sus síntomas subyacentes”.
En ocasiones, las circunstancias traumáticas de la vida pueden ser tan graves y provocar respuestas tan fuertes que las personas llegan a sufrir estas dos condiciones a la vez.
“Alguien puede estar en un estado de dolor psicológico o estrés que le provoca síntomas de depresión y síntomas de insomnio”, asegura el doctor Alexander Sweetman, investigador
asociado que se especializa en estudios del insomnio en la Universidad Flinders de Adelaida, Australia.
“La pandemia ha llevado al aumento de los problemas de salud mental, incluyendo la depresión y el insomnio”, añade Riemann. “Están asociados al miedo: ¿puedo contagiarme? El confinamiento. Las consecuencias sociales. Las consecuencias económicas. Y muchas personas han tenido que trabajar desde casa, alterando con ello la estructura de sus vidas”.
Hay tratamientos disponibles para ambas afecciones
Hacer frente al insomnio o la depresión por nuestra cuenta puede parecer agotador; tener ambos problemas puede sentirse como un gran desafío. Pero hay muchos recursos. Siempre que sea posible, hay que buscar tratamiento para los dos. “Si se tiene depresión severa y además insomnio, no se debe descuidar el insomnio”, aconseja Riemann. “Muchos médicos le dirán: ‘de acuerdo, le daré una pastilla para dormir durante una semana más o menos’ Pero no hay una atención especial. Es bueno vigilar los dos trastornos”. Los tratamientos para uno de los dos problemas pueden ayudar a aliviar ambos, pero no siempre es así. Es por eso que los especialistas aconsejan tratar tanto el insomnio como la depresión, si nota que está sufriendo las dos cosas. Si no se percata que sufre de los dos desórdenes, el tratamiento de uno de ellos aún puede ayudar.
Los expertos recomiendan las siguientes acciones: ✦ Trate el insomnio desde el inicio. El estudio alemán de 2011 sugiere que el insomnio puede ser tanto una señal temprana de depresión como un riesgo doble de llegar a padecerla, cuando se trata de un mal crónico.
“Existe alguna evidencia de que la identificación y el tratamiento temprano del insomnio puede reducir los síntomas de depresión y también prevenir que empeoren en el futuro”,
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confirma el doctor Sweetman. ✦ Haga cambios en su estilo de vida. Los cambios modestos pueden llegar a reducir el riesgo de depresión y protegerlo contra el insomnio.
“No es necesario apresurarse a ver a un especialista; algunas personas pueden terminar ahí, pero hay otras cosas que podemos hacer antes para cuidarnos”, dice Chisholm. “El ejercicio físico es importante para dormir bien y cuidarse contra la depresión, al igual que los hábitos alimenticios saludables y mantenerse apartado del alcohol. Actívese y vuelva a las cosas que le interesan y le producen placer”.
Sincerarse con un amigo de
PERSONAS DE LA TERCERA EDAD: ¿ES DEPRESIÓN?
Para los ancianos puede ser difícil reconocer que están deprimidos. Muchos suelen relacionar la depresión con un sentimiento de tristeza constante, pero algunas personas mayores no tienen esta experiencia. Sin embargo, se sienten más cansados de lo habitual, más irritables o inquietos. Pueden tener problemas para tomar decisiones, o llegan a sentirse desmotivados para seguir con su rutina diaria. Afortunadamente, la búsqueda de tratamiento puede aliviar estos síntomas. confianza sobre sus luchas con el insomnio o su estado de ánimo abatido puede ayudar. “Esto llega a ser muy terapéutico a su manera, casi siempre”, agrega el doctor Chisholm. “Pero si sigue teniendo problemas a pesar de todo, podría necesitar la ayuda de un profesional de la salud”. ✦ Limite la medicación para dormir. Las pastillas para dormir se deben tomar solo durante un corto periodo de tiempo, si es que se toman, porque pueden provocar dependencia. Además, el medicamento no trata las causas profundas del insomnio. “Los hipnóticos funcionan bien a corto plazo”, dice Riemann, pero no logran abordar los problemas del sueño de una manera sostenida. “Solo ayudan mientras se los toma”. ✦ Busque terapia cognitiva conductual para el insomnio (TCC-I). Las técnicas de aprendizaje para ayudarlo a dormir más eficazmente pueden servir tanto con el insomnio como con la depresión. La Sociedad Europea de Investigación del Sueño recomienda TCC-I para adultos con insomnio crónico.
“Los estudios muestran que la TCC-I no solo ayuda a superar esta condición, sino que también ayuda a los pacientes con depresión”, afirma el doctor Weess, de la Sociedad Alemana del Sueño. “Las técnicas de terapia conductual específicas, como la interrupción del pensamiento y relajación física y mental, tienen un efecto positivo en ambos trastornos”.
Los especialistas que utilizan TCC-I pueden hacer diversas sugerencias para calmar sus problemas, como: dejar de dormir la siesta; crear una rutina calmante para dormir; evitar mirar el reloj mientras está en la cama; usar la cama solo para dormir y tener relaciones sexuales; salir de la cama para leer o hacer algo relajante, si no puede quedarse dormido; y levantarse siempre a la misma hora cada mañana.
Después de que Héctor González de Madrid buscara ayuda para su insomnio y depresión, su terapeuta le recomendó que se duchara y leyera por la noche, en lugar del hábito que tenía de ver televisión. Le dijeron que, si se despertaba en medio de la noche y no se quedaba dormido en 15 minutos, debería ir a otra habitación y leer. También comenzó a tomar medicamentos contra la ansiedad.
“Tan pronto como logró dormir tranquilo, comenzó a disminuir sus niveles de ansiedad y en pocas semanas superó su crisis depresiva”, afirma Álava Reyes. “En su caso, estaba muy claro que la clave de su recuperación era superar el insomnio”. ✦ Considere recibir terapia y tomar antidepresivos. En el caso de la combinación de estos dos padecimientos, la terapia de conversación y el tratamiento con antidepresivos puede mejorar ambos aspectos.
“Los sedantes que se toman por la noche han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la depresión con insomnio”, afirma Weess.
Sin embargo, no todos los antidepresivos tienen el mismo impacto en el insomnio. El tipo más común de antidepresivos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pueden causar más problemas de sueño en algunas personas.
“Algunos medicamentos pueden inducir al insomnio, tal vez en un 20 o 30 por ciento de los individuos”, señala Riemann. “No debe tomar esos fármacos por la noche, sino por la mañana para que no tengan tantas consecuencias en sus hábitos de sueño”.
Thomas Müller-Rörich, de Alemania, encontró alivio a su depresión e insomnio después de un psicoanálisis y tomar antidepresivos y pastillas para dormir. Volvió a experimentar insomnio y depresión a principios de 2000, pero se recuperó con la ayuda de expertos y medicamentos. Estaba tan contento con estas intervenciones que cofundó la Liga Alemana de la Depresión en 2009, para que más personas supieran que hay ayuda disponible.
“Me alegraba ver que la depresión y el insomnio son tratables”, afirma Müller-Rörich. “Volví a ser yo mismo, capaz de mostrar mi amor por mi familia y disfrutar del trabajo”. Si está pasando por insomnio y depresión, luchando con el sueño y con sus emociones, no importa qué trastorno se desarrolló primero; busque tratamiento y tenga en cuenta que el cuidado personal puede ayudarlo.
Chisholm es claro sobre ello: “Las cosas pueden y van a mejorar”.
¡Al final
dijo Un adolescente loco de amor se queda con la chica… unos 40 años más tarde. SÍ!
Emily Goodman
Georgene, aquí en 1965, se robó el corazón de Jerry cuando eran adolescentes.
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Un día a comienzos de enero de 1999, Georgene Martin (Huber, su apellido de soltera), de 51 años, recibió un ramo de rosas rojas. Como su esposo había fallecido recientemente, las flores no le parecieron tan sorpresivas, pero sí el nombre que aparecía en la tarjeta. La última vez que había visto aquel nombre, Jerry Zimmermann, era en el anuario de secundaria de 1965.
“Querida Georgene”, decía la tarjeta de Jerry, “éramos compañeros de clase, aunque no creo que supieras de mi existencia. Yo era muy tímido y tú la chica más linda que jamás haya visto”.
Era cierto que Georgene apenas recordaba a Jerry. Habían pasado casi cuatro décadas desde que sus caminos se cruzaron por primera vez en los pasillos de la escuela secundaria Farnsworth Junior High School en Sheboygan, Wisconsin, donde ella aún vivía.
“Si bien ahora vivo en Washington, DC, mantengo lazos fuertes con Sheboygan”, agregaba Jerry. “Regreso allí varias veces por año. Y ahora la razón de esta carta: iré de visita el fin de semana del 15 de mayo y me preguntaba si, tal vez, podríamos encontrarnos para tomar un café. Estoy al tanto, no obstante, de la reciente pérdida de tu esposo y lo lamento mucho. Si mi propuesta llega demasiado pronto, lo entenderé y esperaré otros 40 años”. ¿Por qué no?, pensó Georgene mientras apoyaba la carta sobre la mesa. Realmente sentía curiosidad de saber cómo se veía Jerry después de tantos años. Aunque no fuera más que un café, sería agradable tan solo conversar un rato con él. Le respondió entonces y acordó que se encontrarían en primavera. Cuando llegó la respuesta de Georgene, Jerry se sintió eufórico. ¡Finalmente dijo sí! Georgene no lo sabía, pero había roto el corazón de Jerry muchos años atrás.
EL INTERÉS DE Jerry por Georgene Huber comenzó cuando la vio en noveno grado. Sus ojos brillantes producían en él un electrizante escalofrío cada vez que lo miraba aunque fuera fugazmente, pero la timidez de Jerry
impidió que pudiera decirle una sola palabra durante dos años más.
Con su reluciente licencia de conducir en mano, Jerry estaba camino a la escuela una mañana cuando vio a Georgene caminando con una amiga. Antes de que pudiera convencerse a sí mismo de no hacerlo, detuvo el auto y les preguntó a las chicas si querían que las llevara. Ellas aceptaron.
Las amigas se subieron de un salto al asiento de adelante; Georgene se sentó al lado de Jerry. La hermosa joven a la que anhelaba tanto tener cerca, estaba sentada apenas a unos centímetros de distancia y de solo pensarlo se sentía petrificado. Completamente incapaz de decir algo para romper el hielo, Jerry ni siquiera se presentó. Al llegar a la escuela, las pasajeras le agradecieron y siguieron su camino.
Jerry pasó el día entero meditando su próxima movida. Su plan era simple: luego de la escuela, recorrería la zona con su auto hasta encontrar a Georgene en su regreso a casa. Después, tal como había hecho esa mañana, le ofrecería llevarla. Ella aceptaría, volvería a sentarse cerca de él y listo, pensó. Felices para siempre.
Al sonar el timbre de salida, Jerry corrió al estacionamiento y manejó su auto por los alrededores de la escuela. Pronto encontró a Georgene caminando con la misma chica de la mañana. Jerry detuvo el auto y bajó la ventanilla. “¿Les gustaría otra vuelta?”, preguntó.
Georgene lo miró. “No, caminaremos”. ¿No? Jerry no podía creerlo. En su mente, ellos tres ya eran buenos amigos. Lentamente volvió a subir la ventanilla y comenzó a alejarse, devastado. Las cosas solo empeoraron. El año siguiente, en 12º grado, se enteró de que Georgene estaba comprometida. Jerry no se animó a acercarse a ella nuevamente.
AL TERMINAR LA secundaria, Jerry encontró trabajo como repartidor para un mayorista de productos eléctricos y de plomería. Le gustaba lo que ha-
cía, pero en 1983 sufrió una lesión en la espalda. Jerry, quien entonces tenía 36 años, se vio obligado a desempeñar tareas administrativas, algo que odiaba. A su tristeza se agregó un divorcio y la muerte de su padre.
Luego, una noche, abrió el diario Sheboygan Press y vio un aviso de la Universidad de Wisconsin. “¿Quieres mejorar tu vida?”, decía. Intrigado, continuó leyendo.
Allí se invitaba a una reunión de asesoramiento en la biblioteca local con uno de los orientadores de la
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facultad. Al finalizar la reunión, Jerry estaba inscripto en dos clases. No estaba muy convencido de que más estudio pudiera ayudarlo a encausar su camino, pero realmente disfrutaba las materias y al final consiguió su diploma en geografía física.
Al poco tiempo, Jerry dejó Wisconsin y partió a Spokane, Washington, donde trabajó como cartógrafo en el departamento de diseño de mapas del área de Relevamiento Geológico del gobierno de los Estados Unidos. Luego fue promovido a la división de mapeo del Departamento de Defensa en Washington, DC.
Mudarse a la capital del país fue un cambio grande. Jerry, que había crecido en una granja, estaba acostumbrado a ver animales pastando y grandes espacios abiertos. En DC, se encontró rodeado de políticos y tránsito. Extrañaba Wisconsin. Llamaba a su casa todas las semanas y regresaba al menos dos veces al año, para su cumpleaños en julio y nuevamente en Navidad.
“Generalmente, en alguna de esas oportunidades”, recuerda, “pasaba con el auto por la casa de Georgene, solo para ver cómo estaba todo”. Cuando la veía por la calle, aún no lograba armarse de valor para hablarle. Jerry buscó su número en la guía telefónica local. Estaba siempre allí, al lado del de su esposo.
Jerry se casó, y se divorció, por segunda vez. Ninguna de sus exesposas se enteraron jamás de su eterno amor
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Jerry y Georgene con sus nietas Hannah (izquierda) y Hope.
por Georgene, aunque sus amigos de la infancia sí lo sabían. En una de sus visitas semestrales, en diciembre de 1998, Jerry se encontró a charlar con su amigo Frank Cooper.
“¿Has visto a Georgene últimamente?”, preguntó Frank.
“No, para nada”, respondió Jerry.
“Su esposo falleció”.
El esposo de Georgene había perdido la batalla contra un tumor cerebral luego de casi un año de enfermedad.
Jerry debía regresar a Washington, pero antes de irse de la ciudad, pasó por una florería del lugar.
Si bien no quería parecer insensible ante el fallecimiento del esposo de Georgene, ya no quería perder más tiempo. Dejó su timidez a un lado y escribió una tarjeta para enviar junto con las rosas.
CUANDO JERRY SE enteró de que Georgene estaba interesada en encontrarse con él, no veía la hora de que llegara el momento de su próximo viaje a casa en mayo. Esa noche la llamó y hablaron más de una hora. Viajó a su casa esa primavera de 1999 tal como había programado para una breve visita de fin de semana. A los 51 años, finalmente lograba su primera cita con la mujer de la que había estado locamente enamorado por más de 35 años.
La belleza de Georgene se mantenía intacta. “Su cabello se veía diferente”, comenta Jerry, “y aún era menuda”.
Tal vez su encuentro no haya sido como Hollywood lo hubiera pensado, pero tanto para Jerry como para Georgene, la conexión fue intensa. Mientras que Jerry había anhelado este acercamiento por décadas, Georgene había estado deseando compañía desde la partida de su esposo. “Si encuentras a alguien para mí”, solía pedirle a Dios, “me harías muy feliz”.
Georgene y Jerry la pasaron tan bien en su encuentro que planearon volver a verse cuando Jerry regresara a Wisconsin en julio para una estadía más larga.
Jerry se quedó allí unos diez días aquel verano. Y pasó cada uno de esos días con Georgene. Salían a caminar todos los días, generalmente a un parque cerca del lago Michigan. En su tercera o cuarta salida, decidieron pasear por la orilla del lago. “El agua era azul, los sonidos dorados”, dice Jerry, “y mi corazón estaba allí. Mejor dicho, nuestros corazones”.
Era el escenario perfecto para que Jerry pudiera confesarle sus profundos sentimientos por ella. “Estoy enamorado de ti”, le dijo a Georgene. Luego le pidió que se casara con él. “Fue totalmente inesperado”, comenta Georgene, “pero sabía que era el indicado”.
Ella aceptó y una sensación de triunfo invadió por completo a Jerry. Ahora tenía dos “sí” para superar aquel “no” de hacía tanto tiempo atrás.
Su siguiente viaje a Washington fue el último. Jerry renunció a su trabajo en el gobierno y regresó a Wisconsin. Décadas atrás, la chica más hermosa del mundo se casaba con otro. Ese invierno, la chica más hermosa del mundo se casaba con él.
El año pasado, él compartió su historia con Selecciones con esta posdata: “Durante muchos años las cosas fueron fantásticas. Luego comencé a tener dificultades para caminar. Georgene sabía de qué se trataba, pero yo necesitaba oírlo de un neurólogo: enfermedad de Parkinson. Ahora se encuentra en etapa avanzada, pero Georgene y yo seguimos amándonos mientras yo peleo contra síntomas debilitantes. Amamos a Dios y estamos agradecidos por todo lo que hemos construido juntos porque es perfecto para nosotros”.
Felices para siempre, de verdad.
Un móvil de contrabando metido en la cárcel dentro de un libro.
DESDE LA CEL
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IGUAL
que muchos de nosotros, Kaj Miller, de 50 años, casi nunca atiende ya el teléfono fijo de su casa. Pero cuando sonó aquel sábado en agosto de 2015, el identificador de llamada decía “Oficina del Alguacil del Condado de San Diego”. Como a lo largo de los años miembros de su familia habían tenido algunos problemas con la ley, decidió contestar. El oficial al teléfono le informó que había incumplido su deber como jurado y que iba a ser detenida de inmediato.
Miller no le creyó. “Había sido jurado hacía solo tres meses”, dice, “entonces me puse firme y le dije que seguramente se trataba de una estafa. Le pedí hablar con su supervisor”.
Con mucha calma, el hombre respondió: “No hay problema”. Le dio a Miller el teléfono de la oficina del alguacil y le indicó que contactara con la División de Servicios Procesales. Cuando llamó a ese número, se escuchó una grabación que decía: “Oficina del Alguacil del Condado de San Diego” y un menú con diferentes opciones. Pulsó el 3 para contactar con la División de Servicios Procesales.
El capitán Dwight Garrison contestó la llamada y, tras una pausa para verificar su situación, le confirmó la historia: había ignorado varias citaciones para presentarse como jurado y se habían emitido dos órdenes judiciales para proceder a su detención. “Desafortunadamente, como es sábado, si no colabora y paga la multa de 989 dólares, se presentarán en su casa para efectuar el arresto”.
Miller le respondió que debía tratarse de un error y él le dijo que probablemente tenía razón. Pero que
únicamente el tribunal podía decidir sobre ello y estaba cerrado. Mientras tanto, las órdenes judiciales se mantenían vigentes. La única forma de evitar su detención era pagar la multa y aclarar el asunto el lunes, cuando el tribunal retomara sus actividades. De lo contrario, Miller pasaría el resto del fin de semana detenida.
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Meter teléfonos móviles a escondidas en la cárcel fue clave para la operación.
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Miller aún era escéptica, pero la idea de ser detenida y pasar una noche o dos en la cárcel la asustaba. “En ese momento me puse nerviosa. Estaba sola; era media tarde de un sábado. Estaba aterrada”.
Decidió entonces seguir las instrucciones de Garrison. Manejó hasta Walmart, como le indicaron, y realizó una transferencia por 989 dólares mediante MoneyGram, le dio a Garrison los datos de la transferencia y acceso inmediato al dinero. Aún al teléfono, Garrison le dijo que solo se había acreditado parte de la cantidad y que debía realizar otra transferencia. Para entonces, la paciencia de Miller se había agotado. Cortó, y muy nerviosa, esperó a que transcurriera el fin de semana.
El lunes llamó al Departamento del Alguacil del Condado de San Diego y un agente confirmó sus sospechas.
El “capitán Dwight Garrison” estaba, en realidad, a 3.500 kilómetros en una celda de la Prisión Estatal Autry, un centro penitenciario de mediana seguridad en Pelham, Georgia. Su nombre real: Joseph Tate. Había cumplido ya dos de los 40 años de prisión a los que había sido condenado por tráfico de cocaína. Su compañero de celda, Jesse Lopez, fue el primer “oficial” con
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Lopez (derecha) se encargaba de la búsqueda de víctimas. Tate las convencía de enviar el dinero.
el que había hablado Miller y cumplía una condena de diez años por dos condenas por robo.
Lopez y Tate habían formado un buen equipo: en dos años, habían recaudado más de 300.000 dólares desde las literas de su celda haciéndose pasar por policías y llamando a personas de distintos lugares del país de la mano de la estafa del jurado. Se trata de un engaño relativamente simple y común para el que solo se necesita un teléfono, un par de aplicaciones y una importante dosis de audacia.
Lopez y Tate contaban con todas estas herramientas. Y se volvieron muy buenos usándolas y poniendo a prueba sus fortalezas. Lopez era el investigador; se mantenía despierto durante días, gracias a altas dosis de cristales de metanfetamina que ingresaban clandestinamente en la cárcel, mientras buscaba potenciales víctimas y reunía toda la información necesaria sobre tribunales locales y cuestiones procesales para sostener su discurso. Tate, extremadamente persuasivo, era el más cercano, tenía un don para convencer a la gente de enviarle dinero. Hasta logró que un juez ya jubilado le pagara más de 900 dólares para que su hija, quien supuestamente había incumplido su deber de jurado, no fuera encarcelada.
La clave del éxito de la conspiración fueron los móviles metidos de contrabando en la cárcel. Por ley, los internos tienen prohibido tener móviles. Pero superar ese obstáculo suele ser simplemente una cuestión de economía doméstica carcelaria. Reginald Perkins fue uno de los hombres reclutados para sumarse a la estafa y, en su declaración ante agentes del FBI, explicó lo sencillo que resultó meter teléfonos móviles de contrabando.
La estrategia más común consistía simplemente en sobornar a los guardias. Un guardia de prisión en Georgia cobra entre 15 y 20 dólares la hora. Perkins declaró ante al FBI:
“Puedo pagar 1.000 dólares en un día por un teléfono móvil. ¿Quién no se arriesgaría?”.
Otras formas más creativas de introducir clandestinamente móviles consistían en lanzar los dispositivos por encima de alguno de los muros de la cárcel y hasta usar drones por control remoto para lanzarlos dentro de las instalaciones, donde eran recogidos por guardias corruptos o internos. También se sabe de un antiguo sillón que fue enviado a otra prisión de Georgia para que los internos que recibían formación pudieran retapizarlo. Escondidos en su interior se encontraron más de cien móviles.
Con los teléfonos en mano y una cantidad inagotable de tiempo libre, Lopez y Tate se pusieron a trabajar. Principalmente se enfocaban en individuos que vivían en barrios pudientes. “Es más sencillo obtener dinero de personas que tienen dinero”, declaró más tarde Lopez. “Y también es más probable que no quieran ir a la cárcel”. Internet y smartphones facilitaron su localización. “Entraba a Zillow [un servicio inmobiliario online] y buscaba una publicación de alguna propiedad que valiera entre, digamos, 1 y 3 millones de dólares, donde seguramente no habría un camping de caravanas en los alrededores. Luego, simplemente llamaba a personas en las zonas cercanas a ese lugar”.
Lopez prefería llamar a sus víctimas a última hora de la tarde, con la esperanza de que no hubiera nadie en casa. Dejaba un mensaje mediante un servicio VoIP (acrónimo que significa “Voz sobre Protocolo de Internet”) para que el identificador de llamadas no lo detectara y sí mostrara que la llamada venía de la comisaría local de policía. Cuando la víctima llegaba a casa y encontraba el mensaje de la policía, la persona devolvía la llamada y una vez más era engañada por Lopez. Utilizaba una app que dirigía la llamada a un call center online, donde un servicio de respuesta automático le permitía grabar un mensaje del estilo: “Ha contactado con la Comisaría de Policía de Detroit. Para presentar una denuncia, pulse 1; para asuntos civi-
PERKINS LAVÓ 1 MILLÓN DE DÓLARES DESDE SU CELDA DE LA CÁRCEL.
les, pulse 2; para la División de Servicios Procesales, pulse 3”. Si la víctima elegía la opción 3, respondía el “capitán Dwight Garrison”, compañero de celda de Lopez.
“Resultaba más creíble si se escuchaba a un contestador decir: ‘Ha comunicado con el departamento de policía’ y a continuación le ofrecía el mismo menú de opciones que escucharía en cualquier comisaría de policía del país”, comenta López.
Una vez que Tate o Lopez lograban que alguien llamara, el engaño
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continuaba. Lopez había descargado una aplicación de radio de la policía que activaba como sonido de fondo una sucesión aleatoria de llamadas policiales durante la conversación.
Tate y Lopez también jugaban entre ellos. Lopez era el policía ingenuo que simulaba saber únicamente que se había emitido una orden policial. Les decía a las víctimas que llamaran a Tate para más información. Cuando llamaban, hablaban con Tate/Garrison, sentado al lado de Lopez en la celda. Tate hablaba de manera más formal, atendía con la frase “División de Servicios Procesales” y luego manipulaba a la víctima hasta concluir el proceso de conseguir el dinero
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Se confiscaron más de 23.000 teléfonos en manos de presos en Georgia.
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para pagar la “multa” o “fianza.” Lopez describe a Tate como alguien increíblemente persuasivo, por lo que se dedicaba a convencer a las víctimas y Lopez al trabajo de investigación.
Aprovecharse de víctimas como Miller para que transfirieran dinero era solo una parte de la trama. Los estafadores también necesitaban a alguien que lavara ese dinero. Ahí entró en escena Reginald Perkins. Perkins era un blanqueador, término carcelario para referirse a quienes se dedican al lavado de dinero. Consiguió el trabajo gracias a su inigualable capacidad para entablar vínculos con mujeres externas mediante teléfonos de contrabando que usaba para acceder a webs y redes sociales. Perkins se jactaba de tener a unas 100 mujeres trabajando para él en los 50 estados que lo ayudaban a blanquear tarjetas y tranferencias.
Perkins conseguía una tarjeta bancaria por 500 dólares de un colega y luego llamaba a una de sus “chicas”,
ESTAFAR EL DINERO ERA SOLO UNA PARTE DE LA TRAMA.
quien usaba el número y la convertía en dos o tres tarjetas de débito nuevas. Luego volvía a contactarse con él con los números de tarjeta nuevos y se quedaba con 100 dólares por el trabajo. Perkins informó al FBI que probablemente había blanqueado un millón durante su estadía en Autry, incluso dinero conseguido por Lopez y Tate.
El lavado del pago inicial y su transferencia a diferentes tarjetas era importante por dos motivos. Primero porque los internos querían
distanciarse todo lo posible del delito; y, en segundo lugar, esta maniobra eliminaba la posibilidad de que la víctima pudiera cancelar el pago. Cuando el estafador cargaba las cantidades ilegalmente obtenidas a una tarjeta de débito, podía usarla en la tienda de la cárcel, cambiarla por drogas o artículos de contrabando o transferir a amigos o familiares.
Después de que la policía verificara que no existían órdenes judiciales en su contra por incumplimiento de su deber como jurado, Kaj Miller presentó una detallada denuncia penal y notificó a su banco que había sido estafada. A diferencia de la mayoría de las víctimas, y tras cierto debate inicial, logró un reembolso del banco. Unos dos años más tarde, agentes del FBI se contactaron con ella para pedirle que viajara a Atlanta a declarar contra dos de los estafadores. Decidió cooperar.
El FBI había investigado actividades en Autry y en otras cárceles de Georgia. Avanzaron que habían trasladado a un interno a la prisión para que actuara como informante. Este hombre les contó a los internos de Autry que tenía un contacto externo que podía lavar dinero. Lo que no les dijo es que ese contacto era el mismísimo agente del FBI a cargo del caso. Durante varios meses, el informante entregó tarjetas de débito y miles de dólares en efectivo a los internos para poder montar el caso. Hasta grabó
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Kaj Miller pasó de víctima a cazadora después de declarar contra los delincuentes.
secretamente a Lopez y Tate mientras ensayaban su plan. El FBI también interceptó llamadas salientes de la prisión y realizaron escuchas de las llamadas de los internos.
Entre 2014 y 2015, inspecciones realizadas en las instalaciones penitenciarias de Georgia llevaron a interceptar 23.000 móviles de contrabando, prácticamente uno por cada dos internos.
Finalmente, en enero de 2016, el fiscal general de Georgia presentó cargos penales contra 51 individuos: Tate, Lopez, otros 17 internos, 15 guardias de prisión y 17 civiles. Todos supuestamente considerados parte de una conspiración destinada a sobornos de guardias, contrabando de móviles en centros penitenciarios,
estafas a ciudadanos y blanqueo de dinero.
Durante los dos años siguientes, la mayoría de los 51 individuos se declararon culpables, incluso Lopez y Tate. Las excepciones fueron un interno y
una mujer acusada de lavado de dinero que rechazaron los cargos. En abril de 2018, Lopez, el informante secreto del FBI, Miller y otras cinco víctimas declararon en contra de ambos individuos. El interno fue condenado y la mujer declarada no culpable por falta de pruebas. Perkins, el experto en lavado de dinero, se declaró culpable en agosto de 2016 y fue condenado a unos 13 años más en la cárcel.
En el momento de pronunciarse, el Juez Steve C. Jones dijo: “Cuando dicto una sentencia suelo decir: ‘Es usted un peligro para la sociedad, por ese motivo lo condeno a cumplir su condena en la cárcel’. Aquí tenemos a una persona que efectivamente está en la cárcel y, aún así, sigue siendo un peligro para la sociedad. La cantidad de dinero recaudada (más de un millón de dólares) es realmente abrumadora. Es impensable estar en la cárcel y poder obtener esa cantidad de dinero”.
LA ESTAFADA NO SIENTE DEMASIADA COMPASIÓN POR LOPEZ NI TATE.
Desde entonces se han realizado muchas otras denuncias contra presos de Georgia por haber cometido el mismo tipo de estafa. En una de ellas, presentada en octubre de 2018, se acusaba a un interno de utilizar un celular de contrabando para hacerse pasar por un jefe de policía y exigir el pago de multas por incumplimiento de deberes como jurado en Alabama. Y en 2019, otro interno se declaró culpable de la misma estrategia de estafa después de que sus compañeros de cárcel fueran descubiertos.
En 2020, internos de California recaudaron hasta 2.000 millones de dólares en concepto de beneficios por seguro de desempleo obtenidos de manera fraudulenta en relación con el Plan de Asistencia al Desempleo por Pandemia, según información del diario Sacramento Bee.
Por su parte, Lopez, tras declararse culpable y testificar contra dos de sus compañeros, fue condenado a tres años de libertad condicional en febrero de 2020. Ha hecho las paces con su decisión de testificar. “Para poder corregir mis errores, tengo que enmendar mis acciones. Si eso significa declarar en contra de otra persona, incluso de mí mismo, lo haré”.
Miller no siente compasión por ninguno. Sus recomendaciones son: “Si recibes una llamada y te dicen que debes dinero por incumplir obligaciones procesales, corta rápido”.
de aarp the magazine (febrero/marzo de 2020), copyright © 2020 por aarp, aarp.org.