morti. nada de eso importa. mirado desde la óptica de shakespeare lo que no es tragedia de alto vuelo es una comedia rabiosa: la intensidad del barroco puede ser la otra cara de epicuro. se sabe, donde hay mucho, hay la misma nada. entonces no importa la muerte inscripta en la propia imagen, una literatura central pero por eso mismo medio muerta que sale, como los susurros de valdemar, de un cuerpo que está cerca de su final. lo que de verdad no se soporta, lo que él no puede soportar, es dejar a su hijo solo, en su féretro, allá en el cementerio. cada domingo. un rito que tiene que ver con qué: la memoria, la culpa, o algo más simple, dar compañía al cuerpo que de uno ha nacido? no se lo pregunto. ingenia modos de llegar al cementerio, parar cerca, esperar que venga un cortejo de entierro (un infectado?), colarse por la puerta. el deseo, siempre, de estar cerca de aquellos a los que se ha amado. información querés saber lo que pasa más allá de tu casa. mirás diarios, escuchás radio, ves noticieros: lo mismo de siempre. los que están a favor. los que están en contra. hace años que no se puede siquiera vislumbrar el justo medio. al acecho para la crítica feraz, para la alabanza. el sinsentido de la lengua: la política barata. entonces sabés lo que siempre debiste haber sabido: la realidad es este pedazo de pan; esta sonrisa para un hijo, esa llamada a la amiga, a los vecinos, a las personas que sabés que están solas o están sufriendo, para saber si necesitan algo, este sol de otoño que no termina de asomarse, este coordinar desde tu casa algo chiquito. ahí la vida, ahí la política.
rrado en un departamento chiquito en una ciudad que le quedaba grande (esto hace unos años). me lo imaginé de pronto aislado, un poco aburrido, un poco angustiado. quise llamarlo. llamarlo para qué? para decirle acá estoy, todavía me acuerdo de vos? para que me dijera que él también se acordaba? para consolarnos, por habernos, alguna vez, perdido? el lado dr jekyll. dejé pasar un rato. más tarde, imaginé sus respuestas: que esto a él en realidad no lo afecta, porque sigue trabajando en modo virtual (nunca paga un solo impuesto, habla de moral pero trabaja en negro, disfruta los intereses de una cuenta en dólares que le dejó su padre, resultado de una estafa); que encontró un modo de burlar la cuarentena e ir sin peligro a cenar con su exmujer y sus hijos (que tienen más de 18); que lo único que lo afecta es no poder viajar (su pasatiempo favorito, desde que no nos vemos); el relato de alguna relación amorosa actual, real o inventada (relatos con que me ha regalado cada vez que hablamos en los últimos años y para qué? para levantar una barrera a qué? para ver si me pongo celosa? para decir, mirá, no te necesito, nunca te necesité, estoy bien así?); y las dos preguntas, entre estúpidas e insidiosas, en todo caso erradas, de las que no se priva: estás con alguien? estás escribiendo algo? el lado mr. hyde. me puse a leer, un rato cioran, un rato san agustín (agridulce, no amargo). no llamé nada (no hace falta aclararlo).
modos el que burla la cuarentena y hace alarde, porque las reglas no son para él; la que se queja porque no hay peluquería; el que se aburre; el que te indica cómo asearte cada vez, hasta que preferís contagiarte o no salir; el que justifica su fobia ya existente; el que niega; el que el ex cree en la venganza de la naturaleza; el que la festeja; en los primeros días de encierro, un arranque de ternu- el que habla de experimentos y guerras químicas a ra (o habría soñado algo?), me dieron ganas de llamar futuro o control de la población; el que critica todo a mi ex. porque está en contra del gobierno; el que se cree que lo último que había sabido era que estaba, solo, ence- no tenés nada que hacer en tu casa; el que dice que se
BOCA DE SAPO 31. Era digital, año XXI, Diciembre 2020. [LA PESTE] pág. 32