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NÚMERO 9, JULIO-OCTUBRE DE 2007
Órgano informativo de la Asociación Cultural para la Investigación sobre Asia, AC
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nosotros no nos esperábamos tantos A 110 años de la primera migración, sabes ¿cómo llegaron las japoneses a México? Dos historias con un largo recorrido
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FA B I Á N RO B L E S C O N T R E R A S
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ELIZABETH SALOMÓN MARCELA GÓMEZ HARPER J U A N A N T O N I O YA Ñ E Z
Diagramación JU A N C A R L O S S O T E L O Nos interesan tus comentarios, escríbenos a: info@acia.org.mx Las opiniones e informaciones vertidas en este boletín son responsabilidad de sus firmantes. El Boletín ACIA es una publicación bimestral de distribución interna elaborada en la Asociación Cultural para la Investigación sobre Asia, AC (ACIA), ubicada en Pilares 1513, Col. Letrán Valle, Del. Benito Juárez, México DF, CP 03650. Tel. 5539-1935. Nota metodológica: Los nombres de japoneses están escritos en su orden original, es decir, primero el apellido y luego el nombre. Las palabras en chino están transcritas en Pinyin.
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¡Felicidades! Vida nueva... tos
nten Estamos muy co 25 de do sa pa el ue rq po 49 o nd ie id agosto, m de ó ci na s ro et centím bé de be el as an m se 38 de ruso. nuestra maestra Felicitai, er ah K ¡Iryna y ciones!. ! ¡Bienvenido Axa
Después de años de luchar por cumplir su sueño de estudiar en China, nuestra maestra y amiga Lucero Garza (Haimei), ha recibido la aprobación para estudiar su maestría en Shanghai. A partir del 3 de septiembre. ¡Enhorabuena Lucero! La ACIA te echará de Ale, Lucero y Bere menos. Has dejado huella
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110 años, ¿cuántas generaciones?...
Una vida, un puente y dos países: Goshozono Eiji Mi deseo es que México sea un país que pueda estar orgulloso de sí mismo ante el mundo.
¿Por qué vino a México y por qué se quedó a vivir aquí?
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o es que me gustaran mucho las ciencias sociales, pero yo conocí México gracias al profesor que me impartió dicha materia en la secundaria. En las escuelas japonesas, cada año hay reestructuración de los cursos; sin embargo, en mi caso, por más que se dieran cambios, a mí siempre me tocó el mismo maestro tutor: el profesor Nagashima, quien impartía la clase de ciencias sociales. Desde pequeño, durante la primaria y hasta secundaria, me gustaba subir a la bicicleta y salir a dar largos paseos. En esos tiempos no existían los navegadores que hay ahora; por ello siempre iba de un lugar a otro con el atlas en la mano. Fue cuando empecé a interesarme por los lugares históricos y de ahí que le tomé gusto a visitar los templos. En especial, me gustaba ver los edificios hechos de madera, pensar en la forma como fueron construidos e imaginar a los carpinteros trabajando con las herramientas de la época. Durante la secundaria fue cuando la cultura azteca se me quedó grabada en el corazón, gracias a los tres años con el profesor Nagashima. En su clase conocía una nueva cultura cada día, y ahí la cultura azteca se me plasmó en el pensamiento. Las pirámides están en Egipto; no obstante, el profesor Nagashima siempre nos hablaba de las pirámides aztecas, las cuales nunca había visto en su vida. ¡Fue mi primer contacto con México! En aquella época, el viajar al extranjero era un sueño inalcanzable para cualquiera. Cuando entré a la preparatoria, mi padre me compró una motocicleta y con ella extendí mi rango de movimiento. Viajé por Japón visitando los templos que con anticipación había planeado, llevando siempre conmigo la cámara que me había comprado mi madre en la secundaria. Al llegar a la universidad, lo común es que uno se convierta en un adulto trabajador y se integre a la sociedad. Sin embargo, desde antes de graduarme, yo julio - octubre 2007 -3
quería ir a México a como diera lugar. Para ello hice todo un plan: antes de concluir mis estudios e incorporarme al mundo laboral, pedí a mis padres que me dejaran ir a México por dos años. Ellos fueron comprensivos ante ello, de manera que al graduarme partí rápidamente rumbo a México llevando, por supuesto, los ahorros de dos años de trabajo en mi empleo de medio tiempo. Ya en México, lo primero que hice visitar las pirámides, estando ahí tuve un problemita. La guía con la que desde Japón me documenté arduamente acerca de todo lo relacionado con éstas, no coincidía con la explicación dada por el guía del lugar. Tampoco era tan exhaustiva como la que esta persona ofrecía. Por eso, antes de visitar otra zona arqueológica, pensé que debía leer una guía original. Primero, busqué una escuela donde enseñaran español, donde estudié, con éxito, un curso de cinco meses. Luego, adquirí un libro el cual lo traduje al japonés. Mientras hacía la traducción y gracias a ella, conseguí un trabajo en una agencia de viajes. De esta forma empecé a introducirme a la sociedad mexicana. Yo sentía que me había convertido, en parte de un puente que unía a México y a Japón. Así comencé a forjar una vida en México; de manera que después de dos años, el acuerdo que había hecho con mis padres, al parecer había quedado de lado. Trabajando en la agencia de viajes y en la medida que hice amistades; ese empleo centrado en México, se convirtió en mi propia vida y me introduje al corazón de la sociedad mexicana. Trabajé en la agencia de viajes durante diez años hasta que me case y renuncié a ese tipo de trabajo. México me había dado una vida dentro del ramo del turismo; posteriormente trabajé como ingeniero en una empresa de instrumentos de precisión, donde enseñaba a los mexicanos la técnica traída desde Japón. Siento que con ello, me convertía una vez más en un puente entre ambos países.
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(Continúa en la página 6)
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Migración japonesa a México 110 años de historia Juan Antonio Yañez
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n su artículo Globalization as Human Dispersal (2002), el sociólogo japonés Befu Harumi, hace un recuento de los momentos de diseminación japonesa por el mundo. La dispersión humana, dice este autor, es un aspecto intrínseco a la globalización, de manera que la historia del papel de Japón en la red de inter-relaciones políticas y económicas del mundo, puede verse en función de la historia de su expansión. Interesante resulta el hecho de que Befu toma a la parte final del siglo XV como el despertar de Japón a un mundo global. En ese entonces y por más de dos siglos, piratas japoneses surcaron las costas chinas. De hecho, existen registros de los siglos XVI y XVII que dan cuenta de la existencia de verdaderas “villas japonesas” en lugares lejanos y comercialmente estratégicos como Tailandia, las Filipinas y Vietnam. Fue igualmente a mediados del siglo XVI, que muchos marineros japoneses llegaron a lo que hoy es México, vía el galeón Manila- Acapulco. En ese entonces, el shogunato Tokugawa intentó un primer contacto diplomático-comercial con la Nueva España; sin embargo la “dispersión japonesa” no tocó nuestro país sino tres siglos después.
En México, el gobierno de Porfirio Díaz, en aquel entonces buscaba explotar los recursos de regiones aun despobladas.
Enomoto Takeaki ( 1836-1908). Importante personaje de la política y la diplomacia japonesas del siglo XIX. Fue pieza clave para la primera migración a nuestro país. www.acia.org.mx
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Es este último punto lo que da razón al presente texto, es que en este 2007 se conmemoran 110 años de la primera migración japonesa a México, cuando en 1897, un grupo de 35 campesinos japoneses fundó en el estado de Chiapas la comunidad agrícola de Enomoto, de efímera existencia. Vamos a recordar este evento poniendo atención al contexto sobre el cual se gestó la emigración y la posterior llegada de quienes sembraron la semilla de lo que actualmente es la comunidad nikkei de México. Japón es hoy en día, y a pesar de los estrictos controles migratrorios, un país receptor de inmigrantes. No obstante, a finales del siglo XIX, la situación era distinta. El posicionamiento de Japón en el mundo de las naciones capitalistas estaba en plena marcha. Enriquecer al país, fortalecer al ejército era el lema de un ambicioso proyecto de nación que sin embargo, no se reflejaba en la calidad de vida de buena parte de la gente. Con la nueva ley sobre la tenencia de la tierra, muchos campesinos se vieron despojados de sus medios de subsistencia, lo cual provocó insurrecciones. Fue por tal motivo que si el Estado había de llevar la industrialización por el camino del éxito, era preciso encontrar una válvula de escape al descontento. De ese modo, en las últimas décadas del siglo XIX se inauguró un nuevo 4 - BOLETÍN ACIA
momento de dispersión japonesa, al enviar a miles de trabajadores por contrato a lugares como Hawai, el Oeste de los Estados Unidos y Canadá. Fue en este mismo período cuando llegaron los primeros colonos a México. Cabe mencionar que la aventura japonesa en América Latina sucedió más por necesidad que por convicción, cuando las puertas de Norteamérica poco a poco se fueron cerrando. En México, el gobierno de Porfirio Díaz, en aquel entonces buscaba explotar los recursos de regiones aun despobladas. Esa fue en buena parte, la razón por la que se negoció el establecimiento de colonos japoneses en nuestro país. Luego, ya entrado el siglo XX, tras la disolución de Enomoto, las industrias azucareras, minera y de ferrocarriles requirieron de mano de obra suficiente para despegar. Es por tal motivo que voltearon hacia la mano de obra disponible, en las empresas intermediarias, que desde años antes habían enviado a miles de trabajadores bajo contrato a los Estados Unidos y Canadá. Fue por dicha vía que llegaron a México hacia 1910, más de 10 mil trabajadores bajo contrato. Cabe resaltar que con el paso del tiempo, sus habilidades técnicas fueron reconocidas por los empleadores mexicanos; sin embargo, también existieron muchos casos en los que julio - octubre 2007 -5
las pésimas condiciones de trabajo hicieron que los japoneses desertaran para dispersarse y probar su suerte en distintas regiones del país, en especial en los estados del norte. Entonces, por muy distintas razones, esa primera generación de japoneses (issei) poco a poco echó raíces en México. Mucho puede decirse al respecto no obstante, el espacio es limitado. Por ahora se dirá que si bien aquella no fue la última ola migratoria, tal vez sí fue la más significativa para el nacimiento de una población japonesa-mexicana. En un principio, México fue uno de los principales destinos en Latinoamérica, sin embargo, al llegar los años treintas el flujo se detuvo, e incluso ahora, la comunidad de origen japonés (nikkei) en nuestro país, es bastante reducida comparada con países como Brasil, Perú y Argentina. Respecto a los por qués de este hecho, Daniel M. Mastelson (2002) menciona un par de factores cruciales. Primero, la existencia de presiones de Washington para restringir la migración japonesa a México en los años treintas. Segundo, el estallido de la Revolución Mexicana y las limitaciones provocadas por la Gran Depresión. En el año de 1897 y a lo largo de las primeras tres décadas del siglo XX, la diseminación japonesa llegó a nuestro país cuando dos proyectos nacionales de info@acia.org.mx
desarrollo confluyeron en un punto de la historia. Luego, a más de cien años de distancia, la dispersión se ha reestablecido en un nuevo contexto de intercambio de trabajo, capital y comercio. Finalmente, en el llamado mundo global, las razones y vías por las cuales los japoneses salen de su país se han diversificado: matrimonios internacionales, movilidad de personal técnico hacia el extranjero, e incluso la búsqueda de oportunidades que Japón no ofrece. Viendo este panorama, Harumi Befu augura larga vida a las comunidades japonesas más allá de los mares, y yo, lo hago aquí extensible a la comunidad japonesa en nuestro país.
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(viene de la página 6)
Cómo ve a México ahora a diferencia de cuando llegó Esto es algo igual tanto en Japón como en México, viéndolo desde el punto de vista del medio ambiente, te puedo decir que cuando llegué a México, el olor de los escapes de los autos era enorme. Ahora eso ha cambiado, creo gracias a las regulaciones en cuanto a las emisiones. Antes, las calles tenían mucha basura y veo que ahora están bastante limpias. ¿Es que cada quién decidió dejar de tirar basura?, o los basureros están redoblando esfuerzos en su trabajo. Creo que lo importante, es que cada persona está tomando conciencia de ello; dejando de tirar basura en la calle, las colillas de los cigarros y de arrojar basura desde su auto. Hay mucho que pensar respecto a ello. En Japón han venido en aumento las prácticas de separar la basura y de reciclaje, tanto en las empresas como en las fábricas y en la sociedad en general. ¿Cómo está México en este punto?
Por otro lado, parece que a diferencia del pasado, en México se ha deteriorado la seguridad pública. Es una lástima que las agencias de viajes hayan creado la imagen de un México peligroso. Igualmente, el medio ambiente de México corre el riesgo de ser destruido, es por ello que es importante vivir respetando al ambiente de alguna manera.
¿Tiene algún otro comentario? Mi deseo es que México sea un país que pueda estar orgulloso de sí mismo ante el mundo. Además creo que México puede salir adelante con mucha energía. También, sería bueno que el dinero que la gente gana fuera mejor repartido. ¡En México, los impuestos y los cursos en las escuelas privadas son muy caros! Creo que en México todo el mundo conoce el concepto del “año de Hidalgo”. ¿Todavía existe? También sería bueno que México le inyectara recursos al campo; dado que en los próximos años, el maíz y la naranja serán productos de mucha demanda en el mundo. Finalmente puedo decir sin duda alguna, que los mexicanos son gente muy trabajadora. Por todo esto, les deseo mucha suerte. Traducción de Juan Antonio Yáñez
Goshozono Eiji
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¿Esperabas cambios?... Seguramente en las últimas semanas has notado que se están haciendo operaciones de mantenimiento en las instalaciones de la ACIA. A partir del mes de julio de 2007 el inmueble en que la ACIA desarrolla sus actividades ha pasado ha ser propiedad de la Inmobiliaria Gombaro. De manera que tal empresa está invirtiendo en el mejoramiento de las instalaciones. Esperamos que las grandes mejorías de nuestra sede te sean de utilidad y agradecemos al Lic. Oscar Reyes por el espaldarazo que esta re-
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modelación representa a toda la comunidad de la ACIA. Estamos seguros que con estos cambios, y en este nuevo domicilio la ACIA
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encontrará la estabilidad y solidez a largo plazo que su misión educativa y cultural requiere. Atte. El Consejo Administrativo
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110 años, ¿cuántas generaciones?...
Una viaje de ensueño despúes de 6 lustros: Morita Yoshinobu ¿Por qué vino a México y por qué se quedó a vivir aquí?
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n 1960 ingresé a la universidad de Keio y participé en una asociación de estudiantes interesados en Latinoamérica, en su música, idioma, paisajes y sus bellas chicas. Para entender mejor la situación en Latinoamérica, empezamos a tomar clases de español con la ayuda de la Embajada de México en Japón. Nuestro profesor, quien era mexicano, no sólo nos enseñó el idioma español; sino también muchas cosas sobre México. Cada vez, nos daban más ganas de conocer un país de América Latina. Como nos era difícil faltar muchos días a clases, escogimos visitar México por su cercanía y por la influencia del profesor. En esos tiempos, los viajes al extranjero eran prohibitivos excepto: para comercio, oficial o estudio, por falta de moneda extranjera. Así que organizamos un pequeño grupo, escogiendo a nueve miembros entre los treinta de la asociación. Tardamos dos años en la preparación del viaje, colectando información y fondos. Por suerte, Toyota nos patrocinó con tres automóviles y nuestro viaje ya parecía más real. Por fin llegó el día de la salida: cuatro de junio de 1962. Optamos por tomar un barco desde Yokohama; porque el pasaje de avión era demasiado caro y contábamos con mucho equipaje, incluyendo un proyector de película con la idea de mostrar las últimas imágenes de Japón a los japoneses que habían migrado a México. El barco se llamaba América-maru y aparte de nosotros nueve; abordaron cien personas más incluyendo niños que migraban a Brasil, para trabajar en los campos. Este resultó ser el último barco emigrante. Después de diez días en el mar llegamos al puerto de Los Angeles; donde nos quedamos una semana para conseguir las licencias de conducir y los mapas. El veintitrés de junio por la mañana, partimos de Los Angeles a México. Entramos a México por Mexicali, después pasamos por Hermosillo, Ciudad Obregón, Culiacán, Mazatlán y Guadalajara. Visitamos universidades para convivir con los estudiantes y también nos reunimos con comunidades de inmigrantes japoneses. julio - octubre 2007 -7
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México tendrá que afrontar problemas como la emigración los Estados Unidos, [...]. Pero aun así, tengo fe en que México saldrá adelante, porque siempre ha superado muchos más difíciles problemas en el pasado.
Todos nos recibieron con gran emoción, pero la mayoría de ellos, se encontraban felices con la vida en México. Desafortunadamente, la vida en México, después de la Segunda Guerra Mundial había sido muy difícil. Los ancianos, abatidos por la derrota de la guerra, recobraron un poco de ánimo al ver jóvenes del actual Japón, llenos de vida. Algunos lloraban de tanta emoción. La carretera de Mexicali al Distrito Federal, se encontraba en muy buen estado. En aquel tiempo, Japón aun no contaba, ni con un metro de carretera vía rápida. Japón tuvo que esperar hasta las Olimpiadas en Tokio en 1964. En cambio, en México ya existían tanto la Calzada de Tlalpan como el Viaducto. México nos pareció un país más desarrollado que Japón. El veinte de julio por la tarde llegamos a la Ciudad de México, vía Toluca. Entramos por las Lomas de Chapultepec y nos maravillamos ante las lujosas residencias en el Paseo de la Reforma. Durante las dos semanas de estancia en la cuidad, unas familias nos ofrecieron sus casas para hospedarnos. Logramos una muy agradable relación con estas familias. El 4 de agosto nos despedimos de nuestras familias mexicanas y empezamos la segunda parte del viaje. Regresamos a Estados Unidos, vía Veracruz y Monterrey; pasando por Texas, Arizona y Nuevo México. Por fin, el seis de septiembre llegamos a Los Angeles, después de haber recorrido unos dieciséis mil kilómetros en sesenta días. Devolvimos los automóviles a Toyota y nos dirigimos a San Francisco por tren para abordar un barco Americano llamado Cleveland. Nos quedamos en Hawaii un medio día para regresar a Yokohama el veintisiete de septiembre de ese año. Desde este viaje me encantó más México y quería www.acia.org.mx
regresar a trabajar a ese país. Afortunadamente, conseguí empleo en una casa comercial muy grande, que tenía una sucursal en México. En abril de 1964, empecé a trabajar en la casa matriz en el departamento de exportación de automóviles a Perú de Nissan. Negocié varias veces con la compañía para un traslado a la ciudad de México, pero las condiciones no eran muy favorables, por mi poco conocimiento del idioma y del trabajo. Pero al fin en 1965, logré una posición en la sucursal de la ciudad de México. Empecé a vivir en una casa de huéspedes en la calle de Matías Romero, en la colonia del Valle. Me transportaba en autobús, porque aun no tenía coche. La ciudad de México era todavía un lugar muy tranquilo y nunca tuve ningún problema con la seguridad. En mi nuevo trabajo me dedicaba a la venta de acero, lo cual me gustó mucho y eso fue una de las muchas razones de mi larga estancia en México.
¿Cómo vió a México a su regreso dos años después? En 1989, por los reglamentos de la compañía, tuve que regresar a Japón con toda mi familia, . Dos años después me dieron otra
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oportunidad de trabajar en México, pero esta vez en la ciudad de Monterrey y regresé solo, porque mis hijas ya estaban estudiando la preparatoria. Luego de unos años me mandaron al Distrito Federal, y vine solamente con mi esposa. México me pareció una ciudad muy moderna con nuevos rascacielos y automóviles de último modelo. En 1999, tuve un segundo infarto; por lo que fue difícil continuar viviendo en México. Regresé junto con mi esposa a Tokio después de haber vivido treinta y cinco años en ese país, en donde nacieron mis dos hijas.
¿Tiene algún otro comentario? Ahora uno de mis pasatiempos favoritos es leer información sobre México, en el internet. México tendrá que afrontar problemas como la emigración a los Estados Unidos, el narcotráfico, la violencia organizada, el desempleo y el agotamiento de reservas petroleras. Pero aun así, tengo fe en que México saldrá adelante, porque siempre ha superado muchos más difíciles problemas en el pasado. ¡¡¡Viva mi segunda patria México!!! Nota: Agradecemos al Sr. Morita por habernos enviado su texto escrito en español, esperamos que los retoques estilográficos no hayan cambiado el sentido de su mensaje.
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Morita Yoshinobu
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