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ptyx LITERATURA

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Pedro Granados/Héctor Meza Parra/Isaac Lindo/ Nilton Santiago/Marco Martos/Jim Ramos/ Teodoro J. Morales/ Poesía moderna de Cuba -Pytx-

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SUMARIO 3

ENSAYO Los poetas vivos y más vivos del Perú/ Pedro Granados

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Un contrato de cero horas con la vida

CRÓNICA El amor ficticio de Juan Ramón Jiménez/ Héctor Meza Parra

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ENTREVISTA Rubén Medina

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ESPECIAL Cuatro poemas/ Nilton Santiago

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ADELANTO Musas del celuloide/ Marco Martos

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POESÍA Poesía moderna del Caribe

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POESÍA Cuaderno de ensayos/ Jim Ramos

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MARIAN EIKELHOF*

Tengo una mente desconectada. No me sorprende el rechazo. Forma una parte inevitable de mi existencia la soledad. Mi memoria está fragmentada económicamente con sentimientos momentáneos. Soy solo unos segundos. Llevan uniformes de policía mis sueños. Están reprimidas las palabras. Lloran mis poemas. Me mata el silencio drogado por la democracia. Llevo muchos números pero me falta un nombre. Soy una muchedumbre. Me muevo entre tantas piedras anónimas en un playa de hierro. Necesito hacer saltos esquizofrénicos para sobrevivir en este escenario, el estrés inmenso. La muerte tiene muchos rostros uno es la indiferencia. Saco fotos de la vida diaria para guardarlas en el olvido. Soy europea.

CUENTO Dos cuentos/ Isaac Lindo

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RESCATES Gustavo Allende Llavería/ Teodoro Morales

(*) Nacionalidad holandesa.

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Revista de creación literaria

N° 002 - Año 01 Julio -2016 -PytxIMAGEN DE PORTADA: David Camavilca Collazos

Sergio Miguel Castillo Falconí COORDINADOR EDITORIAL Jaime Bravo Gaspar Roberto Salazar Olano CONSEJO EDITORIAL Amadeus ARTE Y DISEÑO

Imprenta Editorial PuntoCom E.I.R.L. IMPRESIÓN ESTAFETA EDITORIAL: Avenida Daniel A. Carrión 2490 Tercer piso. La Ribera - Huancayo - Perú CÓDIGO POSTAL: Huan 051 EMAIL: shejo24@gmail.com informacionbravazas@gmail.com


ENSAYO

Los poetas vivos y más vivos del Perú (I)

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En la Lima de los años setenta alguien inquirió a un ciudadano, de cuyo nombre no nos acordamos, sobre cuál era el poeta peruano más importante. Por aquel entonces la respuesta era obvia, todo el mundo hubiera coincidido en el seudónimo que sirvió a Rafael de la Fuente Benavides para legarnos su extraordinaria poesía: Martín Adán. PEDRO GRANADOS

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as, creemos que por probo y pedagógico -y no por ignorante-, aquel ciudadano respondió: “No sé cuál es el poeta vivo más importante del Perú, pero sí cuál es el más vivo: Winston Orillo”. Autor éste que por justicia poética está absolutamente olvidado hoy en día, pero que en su momento fue nítido contrapunto en la comparsa de los poetas peruanos del 60, fundamentalmente del Pavarotti de aquella época, Antonio Cisneros. Orillo llegó a figurar incluso en antologías continentales e historias de la literatura hispanoamericana tales como en la del desprevenido Enrique Anderson Imbert. Sirva este párrafo introductorio para remarcar algo que parece inevitable en los avatares de cualquier promoción literaria: están los poetas -que siempre son poquísimos- y están los animadores culturales, profesores, gacetilleros o políticos camaleónicos que fungen de poetas por un lapso más o menos largo hasta que su mismo oportunismo los traiciona, pero que algunas veces ejercen -queriéndolo o no- una tarea de difusión de autores que son más interesantes y que a la larga serán más perdurables. No ha sido otra la función en la literatura peruana -salvando evidentes distancias de generación y relieve de la obra- de, por ejemplo, José Santos Chocano, primer y auténtico propagandista indirecto de la poesía peruana moderna a nivel continental; Alberto Hidalgo, cuyos desplantes llegaron a codearlo a su hora con Borges y Huidobro; Manuel Scorza -de reconocida, aunque polémica, labor editorial-, cuyo oportunismo poético lo lanzó a ganar numerosos premios internacionales y a

figurar ahora mismo, por ejemplo entre mucha gente educada del Brasil, al lado de César Vallejo y el propio Chocano; Antonio Cisneros, cuyo prestigio ganado con su obra de principios de los años 60 -e inflado por lo que en esa época constituía el premio Casa de las Américas- le permite ejercer incluso hoy de cacique en la -aunque ya transformada por aluviones sociales que han convertido a Lima en una La Paz con mar- auténtica poesía de Miraflores; Jorge Pimentel, cuyo performance filicida (típico de los 70s, o al menos de Hora Zero) siempre superó al de su hermano, pero no a los versos de al mismo tiempo su maestro, Antonio Cisneros; hasta, y por ahorro de tinta nos detenemos aquí, algunos ubicuos ejecutivos literarios con dólares, instructores en arribismo cultural y aligerados poetas, como es el caso conspicuo de Miguel Angel Zapata, verdadero polizón de la generación peruana de los 80. Sin embargo, en esta comunicación queremos ponernos un poco serios y no detenernos gratuitamente en el chiste. Repetimos, el fenómeno que indicamos siempre ha existido en la historia literaria y probablemente siempre existirá1 ; sólo que por estos años -y sin necesidad de ganar mayor perspectiva- se ha tornado evidente. Claro, este fenómeno no es exclusivo de los que vamos denominando “Los poetas más vivos del Perú”; semejantes casos de auto-promoción, fabricación editorial, influencia partidaria, coima, simple miopía o nacionalismo militante lo percibimos por doquier. Baste, por ejemplo, escuchar a un premio nacional vitalicio -y remunerado- como Raúl Zurita; la verdad es que cuando le ponemos oídos lo primero que

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ENSAYO

nos preguntamos es por quién lo fabricó y quién permite todavía se siga difundiendo tantísimo ruido y tantísimo ego. Otro caso -aunque me vayan a caer encima sus hinchas ya que este señor parece realmente muy buena persona- sería el de Juan Gelman, cuya ternura -cuando enternece y no sólo mueve nuestra filantropía- la encontramos absolutamente lograda ya y sin mácula en la obra de César Vallejo. Obviamente, algo similar ocurre con el cantautor sureño Mario Benedetti que, curiosamente -en un encuentro de escritores celebrado en 1967 en México- provocó en José María Arguedas “la impresión de estar revestido o insuflado de una seguridad levemente despectiva hacia los que no pensaban exactamente igual que él” (García 22); dado el caso, nosotros preferiríamos ir directamente donde el cantor, Gardel, o el músico, Piazzola. Mas, para que a priori no se nos juzgue de puros, debemos puntualizar que todo el entorno de nuestra poesía en español -y no sólo el gremio de los que podríamos denominar poetas “éticos”atraviesa una profunda crisis. Tal es el caso del tan extendido, últimamente entre nosotros, neobarroco (verbigracia, en la antología Medusario de Kozer/ Sefamí/ Echavarren). Ante la sombra de Trilce, para no remontarnos a la poesía de Luis de Góngora, aquél resulta mera tecnología; es más, intento parnasiano, racionalista y policial al inhibir una franca apertura de la sensibilidad hacia el mundo exterior. Sin capacidad metamorfoseante, el neobarroco -salvo quizá alguna rarísima excepción: los textos del propio Roberto Echavarren, también el teórico de aquella antología- es en sus versos sólo una lista invertebrada de inhibiciones. Otro tanto, aunque nos hallemos en el polo opuesto, podríamos decir de los amaneramientos de la nueva sentimentalidad o de la poesía de la experiencia que no son -en general, y tal como sostiene con lucidez Jorge Rodríguez Padrón al hablar de la reciente poesía española- sino machacona retórica narrativa de los sentimientos y de la moral (344); esto sin mencionar a los “agudos teorizadores; pero nunca creadores de lenguaje” (339). Retomando el caso del Perú -y tal como nos lo ilustra, por ejemplo, el ninguneo, ostracismo y marginación absoluta con que se trata a dos de sus buenos jóvenes poetas: Gaspare Alagna:

de hacer poemas como Adán, como Westphalen, como Moro o como Vallejo. En otras palabras, y ahora lo argumentamos nosotros, ni la obra de Jorge Eduardo Eielson ni, mucho menos, la de Blanca Varela -sólo para citar a los poetas peruanos actualmente más mentadosconstituyen en lo fundamental un aporte creativo. Con el paso del tiempo, del primero quizá sólo quede una pequeña colección de los años 50, Noche oscura del cuerpo. Los ultra-perfeccionismos de sus primeros poemarios no pasan de ser finalmente sino ejercicios académicos; el relajamiento de los años 60 no pasa de ser precisamente eso: relajamiento técnico de la versificación tradicional en aras de adaptarse al verso libre o a la composición por campos que casi todo el mundo practicaba en aquella época. Más aún, incluso su Noche oscura del cuerpo es mero boceto o escorzo, por ejemplo, frente a ese lienzo -con los claroscuros de Rembrant- de la condición humana contemporánea que es la poesía de Eugenio Montale, autor en que abreva Eielson. Otro tanto cabe decir de los versos de Blanca Varela, orfebre diligente, pero demasiado tímida creativamente como para deshacerse de los moldes de Octavio Paz: que no fue otra cosa que un periodista […] un excelente divulgador de teorías y de hipótesis que entendía mal y transmitía bien (Piglia 12). La poesía de la peruana hace recordar y añorar siempre a la de su coetánea Alejandra Pizarnik, entre nosotros los latinoamericanos, auténtica hurgadora de su nombre y de su borrosa imagen ante el espejo, además de pedagoga -a través de la radical lección de su verso desnudo y económico- frente a los excesos retóricos y encandilamientos conceptuales de las oleadas surrealizantes que periódicamente invaden nuestro territorio. Probablemente de la generación poética de los años 50 en el Perú no quede a la larga sino la obra de Javier Sologuren. Poeta que ha ido cultivando su arte hacia el interior de sí mismo y, paradójicamente, hacia una paulatina despersonalización. Despojamien-

En el itinerario de un reino olvidado en el fondo de tu frente en tu memoria de cactus que araño ahora al silencio de las piedras al flujo de las olas a mis ojos de arena hundidos en la espuma (13)2. e Isabel Sabogal: Pero hay una princesa Que sueña con el alba escondida tras la noche, Que sueña con la lluvia escondida tras el alba, Que sueña con sí misma escondida tras la lluvia, Que sueña con su cuerpo escondido tras el fondo de [sus sueños” (20)3. A estas alturas quizá vale la pena considerar la necesidad de revisar si es cierta o no la creencia de que es un país en que abunda la poesía. Paradigmáticamente, es probable sea cierto lo que Pablo Guevara apunta de su generación: Yo creo que la generación del 50 enseñó a hacer poemas buenos, pero dejó de hacer los poemas que hicieron los poetas anteriores a ella. Es decir, dejó -Pytx-


ENSAYO to, refinamiento y profundización -los de Sologuren- contrarios a los cambios de piel, más bien superficiales, de Eielson; y aventura poética e intelectual de mayor ambición y matices que los del recurrente narcisismo de Varela. Creemos que con estos ases el poeta peruano le gana la partida al que al principio de su recorrido fuera uno de sus claros maestros, nos referimos a Jorge Guillén. Pero Sologuren, lo mismo que el poeta español -por ejemplo, en el paso que va de Cántico a Clamor-, no ha podido superar el pequeño formato, el escaso aliento de sus versos para perfilados proyectos de envergadura mayor, ni ha sabido arriesgarse -para ganar otros partidos, y no sólo los de fútbol- a jugar al filo del reglamento, es decir, dentro y fuera del canon literario. Poeta opuesto a Javier Sologuren, y el menor de la generación del 50, es Pablo Guevara que, muy a su modo dada la condición casi oral de su literatura por muchos años, también ya trascendió. No sólo en lo que hizo después la generación siguiente (aquello de yuxtaponer -en el espacio abierto de la página- ideas, imágenes y cautos sentimientos), particularmente Antonio Cisneros y Rodolfo Hinostroza, sino sobre todo al permitir su obra percatarnos de lo que aquélla no hizo. A diferencia de Guevara, mucho más arriesgado e intuitivo en la fabricación de sus versos, los poetas del 60 cultivan -unos más que otros- un arte programático. Programáticamente hispanizante (Marco Martos), ora erótico o comprometido; paundeano (Cisneros); afrancesado y latinizante (Hinostroza); machadeano (el precoz y prometedor Javier Heraud); borgeseana-paceanamente especulativo (Julio Ortega). Su auténtico heredero, aunque en una versión mucho más desahogada o suelta, es Luis Hernández Camarero. En sus obras, ambos dan cuenta de un cosmopolitismo más bien idealizado que real, como llevado al cuadrado, frente al carácter testimonial o realista o culturalista que asume aquél en la poesía de la mayoría de los poetas de la década del sesenta. Pero mientras esta dimensión irrealista del cosmopolitismo -clave ya para entender la literatura de aquella época y más aún la globalizada de nuestros días- le sirve a Guevara como un elemento o personaje más de su ambicioso set poético (cotidiano-histórico-mítico), en Hernández -muy a semejanza de José María Eguren y de los poetas modernistas- le permite evadirse del mundo que lo rodea y así salvaguardar la atmósfera lúdica, gozosa o encantada de sus versos. A ambos poetas los une además, y nos referimos en estricto a sus poemas publicados, una sensación de que al leerlos asistimos a un taller y nunca a una obra acabada. En este sentido han sido muy consecuentes consigo mismos, no creer en el poema perfecto sino en la obra en proceso; valoran más el impulso indagatorio (Guevara) o la inteligente sonrisa ante la vida (Hernández) que el daguerrotipo de la fórmula o las estrecheses de las convenciones literarias y vitales. Frente a la poesía de Luis Hernández Camarero toda la sociología de barrio que siguió después -generación del 70, y la algo más enrarecida de grupos como Kloaka en los 80- es equiparable al juicio perspicaz que le merece a Américo Ferrari la obra de Alejo Carpentier:

lo único que yo veo de épico en sus novelas histórico-etnológicas es una imperturbable carencia de sentido del humor. De toda aquella sociología sólo se salva En los extramuros del mundo de Enrique Verástegui, dicho sea de paso, otro aprovechado alumno guevareano; y se salva porque en este poemario su escritura -mucho más corporal que letrada- aún no ha envejecido. Este es un caso opuesto al de la muchacha de provincias peruana, también de los años 70, que se vino a vivir no a un Chagall -como reza el título del libro de la española Blanca Andreu- sino a unos cuantos libros de psicología franceses; el cuerpo de Carmen Ollé -programático protagonista de su poemas- no le pertenece a ella, sino sobre todo a aquellos libros. Otro tanto ocurre con Carlos Germán Belli, poeta de monótona queja y de renovado archivo de versificación tradicional por registro; pero tan meticulosamente antiguo, tan profesionalmente diríamos, que allí mismo estriba su limitación. La poesía de Belli se difunde o difundía muy bien en el ambiente académico norteamericano precisamente por aquel corto alcance, por su condición de souvenir cultural. Heredero directo de este poeta neobarroco del 50, pero sin el encanto y la hondura de aquél de la generación del 30 (Martín Adán), es Mirko Lauer en el 60 -como es bien conocido- minucioso fabricante de mariposas/ de plomo. Frente a este poeta, Antonio Cillóniz tiene mucha más frescura, aunque comparte con Belli cierta condición monotemática. Un digno heredero de Martín Adán quizá podríamos encontrarlo recién al borde de los 80 (¿habría que admitir una promoción del 75?), nos referimos a Carlos López Degregori -auténtico Dorian Gray o Hannibal, interpretado por Anthony Hopkins, en sus mejores versos-, hoy por hoy uno de los poetas más interesantes del Perú junto con -aunque sólo por tres o cuatro poemas de sus dos libros hasta ahora publicados- otra martinadaniana, Magdalena Chocano. Lo que pasa con esta poeta es que muchas veces su capacidad especulativa le hace perder frescura a su dicción, lo que no ocurre en sus textos más logrados: atmósfera feérica junto a una sutil visión intelectual y ambiguo erotismo; además, el mejor formato de sus versos no es el epigramático porque precisamente allí acentúa lo especulativo, en este sentido a esta poeta aún le falta adecuar el aliento (no sólo entendido como voz sino también como espíritu) a su marco mejor. Otra interesante poeta de los 80 podría ser Rosella di Paolo, a su modo opuesta y complementaria a Magdalena Chocano, mas cuando su fervor por las palabras -atento a la mística de San Juan de la Cruz- le sirva también para pensar y no sólo para sentir. Sin embargo, en sus páginas mejores, la obra de ambas poetas y la de Isabel Sabogal demuestra, a buena hora para el Perú, una equivalente zozobra, y un mismo anhelo al que no podemos arropar a priori con las marcas de uno u otro género.

Carlos Germán Belli, poeta de monótona queja y de renovado archivo de versificación tradicional por registro; pero tan meticulosamente antiguo, tan profesionalmente diríamos, que allí mismo estriba su limitación.

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(*) Publicado originalmente en el blog de Pedro Granados. Rescate: 01/02/2010

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CRóNICA

El amor ficticio de Juan Ramón Jiménez

Esta es la historia de “amor” entre el poeta español Juan Ramón Jiménez y José Gálvez Barrenechea. Este último escribió bajo el sonoro nombre de Georgina Hübner hermosas cartas de admiración con el propósito de obtener su libro de poesías Arias tristes. Este acontecimiento encendió las pasiones del poeta de Moguer quien estuvo a punto de zarpar a nuestras costas del Callao en 1904, tan solo para conocer a su musa y proponerle matrimonio. Aquí una breve crónica de esta travesura del Poeta de la Juventud, broma que por poco le causa la muerte al autor de Platero y yo. HÉCTOR MEZA PARRA

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orrían los años de 1904, fecha en que ocurriría una de las memorables y perversas anécdotas que protagonizaría el poeta José Gálvez junto a su cómplice Carlos Rodríguez Hübner, que por entonces pertenecían a la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima. Esto comenzó así. Una mañana llegó a sus manos la revista Abc donde se resaltaba un sustancioso comentario del poemario Arias tristes, acompañado de algunos versos de Juan Ramón Jiménez (JRJ) que verdaderamente los cautivó desde la primera línea. Magnetizados por los versos del poeta español, se preguntaron, ¿cómo hacer para tener en manos ese precioso libro? A Gálvez no se le ocurrió otra idea que urdir un plan maquiavélico en complicidad de aquel amigo. Inventaron una carta afectada con el nombre de una inocente dama aristocrática llamada, Georgina Hübner. La carta rezaba así: “Señor, por el bisemanario español Abc me he impuesto de la publicación de un libro de poesías de usted, titulado Arias tristes. He buscado inútilmente el referido libro en los centros libreros de esta capital, y en la imposibilidad de conseguirlo, me permito sugerirle tenga la bondad de enviármelo, dispensando la molestia que este le ocasione. No le remito a usted el valor del ejemplar (tres pesetas), pues no hay giro por esa cantidad. Reciba usted mis agradecimientos anticipados por este favor y mande en su voluntad de su atenta y segura servidora, Georgina Hübner, calle de Belaochaga, Juan Ramón Jiménez. número 142. Lima”. co. Una vez que bajó de su nube se sentó Al llegar esta carta a las manos del poe- a escribir la carta de respuesta como todo ta lo conmovió tanto hasta el punto de de- buen galán. Y luego de reescribir varias vejarlo sin respiración, y en consecuencia, le ces selló echándole unas gotitas de perfupropició noches enteras que lo mantuvo me Serge Lutens a los bordes. La dobló con sumido en el insomnio y el suspiro cróni- cuidado y la metió en un sobre blanquísi-Pytx-

mo para enviársela bajo los siguientes términos: “A Georgina Hübner en Lima. He recibido su carta tan bella para mí y me apresuro a enviarle mi libro Arias tristes, sintiendo que solo mis versos no han de llegar a lo que usted habrá pensado de ellos. La carta de usted es del 8 de marzo, a mí no me ha venido hasta hoy, 6 de mayo. No me culpe de la tardanza. Si usted me envía siempre su dirección –en el caso de que vaya a cambiar de domicilio– yo mandaré a usted los libros que vaya publicando, siempre –claro está– con el mayor placer. Gracias por su fineza. Y créame muy suyo, que le besa los pies. Juan Ramón Jiménez”. Entonces empezó el fluir de correspondencias por ambas partes, siempre conteniendo insinuaciones de parte del poeta, quien se creyó deseado por aquella dama limeña. Para la época Juan Ramón Jiménez contaba con 23 años de edad y debido a su inexperiencia en el campo del amor fácilmente sucumbió al hechizo de las palabras, de manera que continuó escribiendo versos para su musa más que nunca con la esperanza de conocerla algún día, en La Punta, lugar donde residía. EL CYRANO DEL SIGLO XX Así como en la historia que hiciera famosa Edmond Rostand al escribir la obra de teatro “El Cyrano de Bergerac”, inspirada en la vida precisamente del valiente Cyrano, quien se autodefinía como feo y despreciable por la inmensa nariz que le sobresalía en la cara y que vivió por los años de 1600 en Francia y que tomando el nombre de Christián de Neuvillette, le escribió hermosos poemas de amor a su inalcanzable Roxana, así también José Gálvez deslizó su pluma con palabras que hicieron palpitar el corazón de


CRóNICA Juan Ramón Jiménez. Jugó con el poeta al epistolario de la amante. Al parecer Gálvez y su amigo Carlos Rodríguez no midieron la magnitud de la burla, burla que consistía en hacerlo soñar con un amor en América, y sobre todo, con una mujer que estaba dispuesta a todo a cambio que él siga escribiendo y enviando libros de poemas. Esta comedia se fue convirtiendo en una bola de nieve que nadie podía parar. El poeta español le puso seriedad al asunto como el de aquellos amores que enceguecen y pasan a la historia por su encendida pasión, sobre todo cuando Georgina Hübner vuelve a escribirle con su delicada caligrafía la siguiente carta: “Felizmente todos mis desasosiegos se han calmado, todas mis dudas han desaparecido al recibir su atenta carta y su hermoso libro. Sus versos llenos de tristeza hablan del corazón y al cadencioso vibrar de notas melancólicas de Schubert, recordaré esas estrofas en las que vaga el perfume delicado y suave del alma de su autor. Si le dijese a usted que una parte de su libro me gusta una más que la otra, mentiría. Cada una tiene su encanto, su nota gris, su lágrima y su sombra. Su admiradora Georgina Hübner. Lima, 23 de junio de 1904”. Esta relación epistolar fue creciendo hasta el punto que Juan Ramón Jiménez, llevado por el embrujo de las palabras, decidió venir al Perú, nada menos que para casarse. De esta determinación le comunicó a su bella Georgina diciéndole que tomaría el primer barco para el Perú y así consumar ese amor soñado. Pero la burla no quedaba ahí porque en realidad Georgina Hübner sí existía, solo que ignoraba todo cuanto hacían a sus espaldas ese par de ladinos. Ella era la prima hermana de Carlos Rodríguez, y para mayor referencia era una mujer muy

dada a las prácticas cristianas y a la pulcritud de altos sentimientos, que hablaba y actuaba con discreción como toda una dama de sociedad y no era para nada aquella veleidosa mujerzuela que se tendía a los pies de un hombre desconocido a cambio de recibir poemas. Para la mala fortuna de estos dos embusteros, la propia Georgina firmaba todas las cartas con su fina letra. Los dos bromistas al encontrarse en un callejón sin salida, no tuvieron otra alternativa que confesárselo todo a la verdadera Georgina Hübner. Ella, obviamente, entre molesta e irritada, ordenó que terminen ese mismo día con la farsa y tengan a bien limpiar su honroso nombre que de lo contrario sería ella misma quien los sentaría frente a los tribunales. Ellos obedecieron sin chistar y a pie juntillas.

José Gálvez Barrenechea.

Georgina Hübner, supuesta musa de JRJ.

LA AGONÍA DE GEORGINA HÜBNER Así los malditos mozalbetes acorralados por la inminente llegada del poeta desde España, se pusieron a trabajar toda una noche hurgando en sus oscuros cerebros de cómo salir del embrollo. Casi al amanecer a Gálvez se le ocurrió una magnífica Idea como tantas otras: matarla a Georgina de tifus. Efectivamente, escribieron un telegrama dirigido al desafortunado poeta sugiriéndole que no venga para estas tierras porque la bellísima Georgina acababa de fallecer a consecuencia de las altas fiebres, a los interminables escalofríos, a la cefalea que la atormentaba las 24 horas del día junto a esas terribles erupciones cutáneas que le brotaban por todo el cuerpo que terminaron por llevársela a la tumba. Esa misma mañana el telegrama fue remitido por los integrantes de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima al Cónsul de Sevilla en los términos más fríos y salvajes:

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“Georgina Hübner ha muerto. Rogámosle comunicar la noticia a Juan Ramón Jiménez. Nuestro pésame”. Juan Ramón Jiménez, al recibir esta noticia entró en un estado de shock y luego a una aguda depresión que lo autoflageló aún más, se encerró en su cuarto por varios días pidiendo que nadie lo interrumpiera hasta que pueda superar su duelo. Después de muchos días de sufrimiento logró parir un poema en forma de carta que lo tituló “Carta a Georgina Hübner en el cielo de Lima”. Esta carta es un extenso poema que enclaustra 62 versos, que destila dolor y nostalgia por no haberla visto jamás ni estar presente en su lecho de muerte, pero que le promete que será suyo por siempre. Le dice también, que mientras viva le enviará versos al cielo porque para él siempre será su ángel celeste. Finalmente, pasado el tiempo, Juan Ramón Jiménez ya recuperado del terrible dolor, se enteró por labios de Antonio Oliver Belmás, biógrafo y poeta de la Generación del 27, de tan descarada broma del que fue víctima. Al pedir detalles se enfureció pero no tuvo otra alternativa que saber digerirlo y canalizar su bilis a favor de la bienaventuranza de la literatura. Días después, tácitamente los indultó porque en cuanta entrevista, reunión o congreso que asistía, solía contar con agrado la vil anécdota propiciado por parte de dos pícaros peruanos que estuvieron a punto de empujarlo irremediablemente al suicidio. Para mayor prueba de su perdón el poema que relataba su “precoz e infeliz viudez” lo publicó nueve años después en el volumen Laberinto, bajo el sello de la editorial Renacimiento, pero esta vez empujado por una mujer de carne y hueso, Zenobia Campubrí, quien se convirtió en el verdadero amor de su vida y con quien vivió hasta el final de sus días. Y como para ponerle la cereza a la torta, años más tarde, Carlos Rodríguez Hübner se convertiría en un brillante abogado, José Gálvez Barrenechea en el primer vicepresidente del Perú y la principal protagonista Georgina Hübner, en una anónima mujer que se perdería detrás del telón de la historia, allá en Colombia donde fallecería en 1958, sin saber que su nombre capturaría la atención de biógrafos y literatos, gracias a la picardía de esos dos traficantes de sentimientos que no tuvieron reparos en jugar con los ardores pasionales de un joven y vulnerable poeta que años más tarde obtendría el Nobel de Literatura, precisamente gracias a la magia de sus palabras. Tarma, abril de 2016


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“Me interesa la poesía que rompe esquemas, trastorna” Ruben Medina (México, 1955), uno de los principales represantantes del Infarrealismo mexicano, en la siguiente entrevista nos habla sobre este movimiento que aún está vigente, además de su admiración por los poetas peruanos.

¿Qué es o fue el Infrarrealismo? ¿Cuáles sus principios éticos y estéticos? El infrarrealismo reúne a un grupo de jóvenes poetas latinoamericanos en la Ciudad de México a mediados de los años 70 que tienen entonces entre los 17 y 23 años, y buscan romper tajantemente con la tradición poética dominante mediante la propuesta de una ética-estética. En la práctica diaria el infrarrealismo es una manera de acercarse al abismo a fin de buscar otra manera de asumir el poema, la escritura y la vida cotidiana. Especificamente es la búsqueda de otro modo de ser poeta-escritor ante las opciones que le ofrece entonces la sociedad mexicana con sus mafias literarias; rechaza convertirse en un poeta-escritor funcionario, en el poeta ganador de concursos, en el escritor que busca empleo en una embajada para facilitar la escritura, en un escritor burócrata (de derecha o de izquierda), en el obsesionado con su carrera y su lugar en la institución literaria, o en el escritor aparentemente ajeno

a la política y que en cada oportunidad declara: me-importa-madre-la-políticayo-sólo-quiero-hacer-mi-obra-personal. Todo este rechazo configura gran parte de nuestra ética. ¿Quiénes conformaron el movimiento Infrarrealista? ¿Cuáles fueron sus líneas de expresión? En su conformación, sobre todo a finales de 1975, éramos un par de docenas de poetas y pintores y escultores, principalmente, interesados en el grupo. Pero la tribu que participa en sus actos –es decir, el grupo que se encuentra diariamente, intercambia ideas, textos, comenta lecturas, comparte opiniones, organiza asaltos y confrontaciones—lo configuran Mario Santiago Papasquiaro, Bruno Montané, Roberto Bolaño, José Peguero, Mara Larrosa, Cuauhtémoc y Ramón Méndez, Juan Esteban Harrington, Guadalupe Ochoa, Jorge Hernández Piel Divina, y Rubén Medina. A este grupo se suman, -Pytx-

ROBERTO SALAZAR ocasionalmente, otros poetas: Claudia Kerik, Víctor Monjarras, José Rosas Ribeyro. En el 77 se integran además Pedro Damián Bautista y Edgar Altamirano; posteriormemnte Mario Raúl y Eduardo Guzmán. Las líneas de expresión, durante esos primeros años, fueron varias publicaciones y recitales; en 1976 Bolaño publicó una plaquete con 8 poetas infrarrealistas, Pájaro de calor; Mario Santiago Papasquiaro publicó una muestra de 6 poetas infrarrealistas mexicanos en la revista Plural. En el 77, Peguero y yo publicamos un único número de Correspondencia infra, que incluye el manifiesto infrarrealista de Bolaño y el extenso poema de Mario Santiago Papasquiaro, Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger. También a partir de 1976 se dieron varios recitales. Pero otra actividad, quizá la más notoria, fue la confrontación pública, esto es, asaltar recitales de poesía. Se trataba de desquilibrar la normatividad literaria de la Ciudad de


ENTREVISTA 9 México. Mucha de esta actividad aparece en la novela de Bolaño. ¿Aún se puede asumir el arte como vida guiada sólo por la radicalidad? Para responder a tu pregunta habría que hablar de casos partículares y personales. Pero creo que Mario Santiago Papasquiaro (MSP), dentro del infrarrealismo, muestra muy bien con su experiencia de unir vidaarte la radicalidad a la que te refieres; MSP representa una vida guiada por la poesía, en la que la poesía es todo y ésta informa la vida en su totalidad, 24/7. ¿La poesía debe, imperiosamente, ser transgresora? La poesía es lo que tú quieras que sea. Y puede por ejemplo revelar y descubrir facetas de la vida y ser artesanalmente bien hecha, límpida, misteriosa, descubrir cosas, sorprender, ser inteligente… Pero esa poesía es la que comúnmente se escribe y a mí en lo personal me deja frio, no me altera más allá de la epidermis. A mí me interesa la poesía que rompe esquemas, trastorna, va al cuerpo. Una poesía transgresora tanto en el poema como en la figura misma de poeta. ¿Cómo cambia su mirada de la poesía su viaje a Estados Unidos? Bueno, mi viaje a Estados Unidos se ha prolongado ya casi cuatro décadas, pues llegué a California a mediados de 1978. Pero, me gusta la idea de que es un viaje pues en cierta manera cuando uno sale de su país de origen nunca se llega a otro verdaderamente; todo se vuelve un viaje perpetuo, en el que tampoco hay regreso. Pero volviendo a la pregunta, creo que mi visión de la poesía se va enriqueciendo desde los primeros meses de mi estancia en Estados Unidos. Y se debe por una parte a mi integración cultural a la comunidad chicana (particulamente al conocer a los poetas chicanos) y por otra al descubrir múltiples manifestaciones de poetas (hombres y mujeres) negros, nuyorican, indios, de origen asiático, así como entender más profundamente la poesía y el contexto cultural en el que emergen todas las neovanguardias estudounidenses desde los años cincuenta con los poetas beats, pasando por grupos como Black Mountain, la escuela de Nueva York, el renacimiento de San Francisco, los llamados poetas del lenguaje (que empezaban a consolidarse en las universidades cuando llegué a EU. La oralidad, la idea del poema como un performance, la multiculturalidad y el multilinguísmo, todo eso influyó en mi propia poesía.

¿Cómo aborda su proceso de creación poética? En mi caso el proceso es doble: o una idea, o un verso, o un tema me asalta y me obliga a tomar un papel y escribir un primer borrador; o una idea o unos versos me van dando vueltas y vueltas por mi organismo y voy (mentalmente digamos) desarrollando el poema hasta que ya lo tengo más o menos completo y procedo a escribirlo. En ambos casos termino con un borrador al que luego (unas horas después, un día, una semana) vuelvo. Pero mientras vuelvo el poema sigue dandome vueltas internamente y ahí voy trabajando el ritmo, secuencia, las imágenes.

Para mí la idea del poema integral de Hora Zero fue un gran hallazgo, una liberación y alternativa ante las concepciones dominantes del poema en México.

¿Cuál es su percepción de la actual poesía escrita en Latinoaméricana? Sería una arrogancia de mi parte darte mi visión de la poesía actual de esta parte del continente. No conozco suficientemente la poesía que se escribe en cada uno de nuestros países. Se publica muchísimo y muchos de esos libros son tirajes pequeños y desafortunadamente con poca circulación fuera de las ciudades donde aparecen. Las antologías que han tratado de dar una imagen de la poesía actual por lo general muestran una gran ignorancia del heterogéneo corpus poético latinoamericano y en muchos casos publican a amigos y amigos de amigos, o a los poetas que los -Pytx-

grupos de poder en cada país han señalado como notables. ¿Cuál es su relación con la poesía peruana? Perú es un país con grandes poetas, empezando sin duda por Vallejo. Y en mi formación, como joven poeta y lector, me impresionaron mucho Oquendo de Amat, César Moro, Rodolfo Hinostroza. Pero como he señalado anteriormente, los poetas infrarrealistas somos los hermanos menores de Hora Zero. Leimos con mucho entusiasmo los primeros libros de Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui. Para mi la idea del poema integral de Hora Zero fue un gran hallazgo, una liberación y alternativa ante las concepciones dominantes del poema en México. Hay un vínculo importante entre Hora Zero e Infrarrealismo. ¿“Perros habitados por las voces del desierto”, es la antología definitiva del Infrarrealismo? Ninguna antología es definitiva; aunque sí marcan un momento y pueden ser una referencia importante para los lectores. Pero estoy seguro que vendrán otras antologías e incluso libros colectivos del infrarrealismo; habrá otras formas de reinterpretar al infrarrealismo o re-inventarlo desde dentro del movimiento. Perros... busca reclamar la vigencia del infrarrealismo, mostrar que no se trata de un grupo de poetas sin poemas, sin obra, contestar un montón de malentendidos sobre el infrarrealismo. Y dentro de lo posible sintetizar cuarenta años del grupo. Si tú quieres, Perros... busca marcar su momento. ¿De qué va el libro de ensayos que anunció sobre el poema de Mario Santiago, “Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger”? En realidad se trata de una edición crítica de este gran poema de Mario Santiago Papasquiaro (MSP) que escribe a finales de 1975 y delinea en toda su complejidad la estética-ética del infrarrealismo. Junto con el poema incluye varios ensayos criticos sobre el poema y la poética de MSP. Como sabes, MSP se ha ido convertido en un poeta de culto, una leyenda y un mito desde la publicación de Los detectives salvajes, y nuestro interés es ir más allá de esa figura y leerlo. Y leerlo como MSP esperaba que lo leyeran o él mismo leía a otros. Se trata pues de estimar la dimensión de su poesía a partir del múltiple desafío -epistemológico, estético, ético- que ésta conlleva.


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Cuatro poemas Nilton Santiago

POEMA SOBRE EL SINDICALISMO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS (QU COMO UN ENSAYO DE GRAMÁTICA SOBRE NUESTRAS MAÑANAS) Acabo de leer en la prensa que los robots japoneses pagan cuotas sindicales de inscripción y lo peor de todo es que están al día. Ah el sindicalismo, lo ejercen hasta las flores y la clase obrera de las abejas en tu sonrisa que se juegan el tipo por un poco de miel, vaya que si hasta las abejas saben que hablar de ti o del amanecer entre tus pecas revueltas es un deporte de alto riesgo, no solo para ellas sino incluso para poetas y filólogos: los primeros se pasan las tardes de otoño juntando signos de interrogación para luego arrojarlos por su ventana como comida para aves, los segundos, en cambio –que pasan de la poesíano dudan en acercarse a un poeta para susurrarle al oído que los signos de interrogación (?) son en realidad signos de admiración (!) con vocación de perchas. Así de jodido es el amanecer lejos de tus pecas.

KLARA, UNA AU PAIR DE KARLSTAD, ME HA PEDIDO QUE LE ESCRIB POEMA PARA OLVIDARLA DE UNA VEZ POR TODAS Bruno me ha llamado para contarme que ha leído que algunas nutrias del Amazonas pueden cambiar el curso de los ríos con el poder de sus mentes, esto es más falso que un billete de 3 euros pero igualmente me recuerda que una hormiga puede sobrevivir hasta dos semanas bajo el agua, así que aún guardo algunas esperanzas para mí. Yo le cuento que aquí están a punto de llover ranas, no hay ciudad que aguante esta lluvia de los mil demonios, fijaos que se quejan hasta las ballenas varadas entre los árboles que se esconden en el supermercado de la esquina de casa. Nos acabamos de conocer, Klara, pero me dices que a los árboles no les importa la lluvia y que te deje dormir.

La selección de poemas que siguen a continuación, forman parte del libro Las musas se han ido de copas, con el que Nilton Santiago acaba de obtener el XV Premio Casa de América de Poesía Americana, publicado recientemente por Visor Libros.

De pronto se me viene a la cabeza que el animal más rápido en el acto sexual es el chimpancé (3 segundos), le sigue el ratón (5 segundos) y quizás tú, que apenas te has tomado una copa y ya te escuchaba roncar en mi cama. Hemos venido esta mañana a escribir el poema que me has pedido y es en este mismo momento cuando el mar desempaca tu sonrisa sobre el cie después de que el reloj despertador te haya despertado por última vez para salir volando por la ventana (aunque ambos sabemos que un par de libélulas harán su mismo trabajo entre nuestras sábanas). Soy el final de tu caja de bombones, tus últimas bragas limpias o, lo que es lo mismo, la oscuridad de los peces cuando lloran y pasan una sed de caballos. Me dices que nunca has montado a un caballo pero que sabes que sus lágrimas son el principio de cualquier río que se precie en tu pueblo, Karlstad, donde los muñecos de nieve van de compras a diario para comprarse una nueva nariz de zanahoria y para aprovechar la calefacción de los supermercados.

Pronto dejaré de ser uno que parece joven y sigo metiendo la pata hasta la rod -Pytx-


UE TERMINA

BA UN

a

elo

dilla

ESPECIAL tu corazón, como el mío, está cerrado por obras y rueda como una moneda o un milagro que se le acaba de caer a un pobre mendigo que creo que soy yo. No está hecho el amor de las pelirrojas para nosotros, Bruno, los alejados de las manos del señor, como tampoco está hecho el amor para el amor: salven pues las estrellas mis torpezas para quitarte el sujetador, salven todo lo que queda de mi corazón entre tus manos de gata aunque ya de nada servirá… es para partirse de risa pero de tirios y troyanos hemos pasado a dirigir el tráfico de las estrellas entre tu mirada y la luz de la luna llena sobre tu espalda asalmonada, en un santiamén (mientras me preguntas si sabía que en Finlandia se prohibieron los comics del pato Donald porque no llevaba pantalones). Después de las risas no puedo dejar de pensar que allí, cerca de donde las lágrimas pierden su equipaje, donde las nubes limpian sus gafas porque la lluvia empaña su mirada, allí, donde todo termina, no hay árboles llorando de rodillas ante un pájaro en un supermercado no está Dios (ni nada que se le parezca) estamos nosotros dos, Klara o como te llames, jodidamente separados a pesar de compartir esta noche la misma cama. Y sí, vale querido amigo Bruno, una vez más tienes toda la razón: a) para un pingüino las aves no tienen talento para nadar y b) el amor es para nosotros lo que la aritmética para los filósofos: (o ¾ de lo mismo) tan solo un gran malentendido. CUENTALÁGRIMAS La palabra amor acaba de llegar esta mañana con el periódico en la boca, se ve que ayer se olvidó de tomarse su medicación para desalar tus lágrimas y se ha pasado la noche haciéndote de taxista, cierto, no hace falta darle cuerda al invierno para saber que en las librerías nadie lee poesía para pingüinos y que nosotros no hacemos más que influir sobre la luna cada vez que un par de garzas se la llevan del cielo, porque con tu luz basta. ¡Demonios! ya veo que este es otro poema de amor que quiere sacarme las castañas del fuego, hacerme cosquillas para dejar de ponerte a raya pero tú, negada para el buen humor no quieres ni escuchar que también los orangutanes van a elegir cuál de ellos es el más tonto llorando entre los árboles para que sueñes con él y dejes de meterte conmigo. Sabes bien que pasarte las noches apostándote un par de besos a los naipes, no es una razón de peso para no quedar conmigo, tampoco las lágrimas de las ballenas son tan apreciadas en las lonjas de Beijín como para que me cuentes tantos cuentos chinos. Tienes todo el peso de la razón de la que nunca se equivoca, ya lo sé, nadie me ha puesto un revolver en la nuca para morirme por tus huesos, pero eso no quiere decir que estés convencida de que mi corazón es un coche mal aparcado frente a un hospital de besos con catarro. No tengo nada más que venderte, apenas puedo ofrecerte -Pytx-

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ESPECIAL un cubo de mis mejores intenciones 3 o 4 bromas de manual o quizás dar una vuelta de 80 días alrededor de mi cama. Ya estamos, sé que para ti la poesía es arrojar un poco de maíz entre una pandilla de palomas alquímicas de esas que, según tú, se tragan tus mensajes de amor sin nunca llegar a decírmelos, aunque no te lo crees ni tú. Ahora que no quieres saber de mí, ya no es un trabajo rentable borrar palabras esdrújulas con palabras de amor sobresdrújulas, ponerle un marcapasos a la palabra melancolía o fabricar toda la noche un cuentalágrimas para ruiseñores, así que olvídate de que existo, como la buena suerte se ha olvidado de traerme la correspondencia hace años a pesar de que sigo pagando puntualmente por sus servicios. Hoy en día no hay mejor consuelo que saber que en el año 1962 hubo una epidemia de risa en Tanzania que duró -ni más ni menos- que un año y que en la época victoriana había gente que se llamaba Sanitario, Diablo, Tejón o Aspecto Cruel. Y sí, todos lo sabemos, el pez no sabe quién es hasta que no muerde el anzuelo.

BREVE HISTORIA DEL BIG BANG + TE HE LLAMADO PARA QUEDAR PERO YA TIENES PLANES Alguien acaba de arrojar un sábado por la mañana por la ventana de un albergue para lémures, una mujer o una estrella llena de tus lunares lo recoge y lo mete en su bolso con la intención de utilizarlo el martes por la noche, día en el que piensa irse de copas y mandar al cuerno a su marido, que seguramente pasará el rato viendo el fútbol con la tranquilidad con la que un ave de rapiña hace la siesta después de haber comido unas lombrices a la boloñesa. Tú y yo vemos todo esto mientras pasamos la tarde en un bar para novelistas discutiendo sobre el rol de la tercera persona en un poema sobre el “yo” en el que ninguno de los personajes sabe que existe. Pedimos la cuenta de mi corazón y tú –vaya luz solar la de tus ojos- decides dejarlo de propina al camarero que te ha soltado más sonrisas que un mono de feria cuando le dan una copita de vodka. No hay manera de ponerse de acuerdo, tú que vienes del otro lado del ombligo de Dios, eres tan expresiva como una tortuga de 120 años tejiéndose una bufanda de neopreno, y yo –claro- los clichés típicos de los chicos del sur, siempre quiero más de las estrellas, más de la soledad de las ballenas antes de que se publiquen las memorias del mar y sus criaturas celestes. Y es entonces cuando el mar se pone las gafas para leer el periódico y se entera con mucha sorpresa de que hay más sal en tus lágrimas que en el Báltico, y tú y yo y el camarero que te sigue mirando con descaro creemos que la vida es un misterio para las tortugas de 120 años cuando se dan cuenta de que no necesitan más cremas antiarrugas o que el amor es pasar la noche desplumando aquella tarde en la que te vi por primera vez haciendo la compra, mientras dos gorrioncillos se persignaban al ver cómo te miraba los muslos descubiertos. Alguien acaba de arrojar sobre este poema, como cualquier cosa, como si fuese un contenedor para metáforas rotas, la oración de esos dos gorrioncillos y, como si de animales fuese la cosa, un monaguillo disfrazado de un conejo de Angora se la ha tragado para repetirla de paporreta en la misa de las seis. A esa hora, yo -que soy más agnóstico que un mono de feria y un conejo de angora juntos-, no pienso hacer nada más que colgar mi corazón del minuto 1:32 de “So What” cuando Jimmy Cobb da inicio a un nuevo Big Bang lanzándole un meteorito a un cymbal crash de 16 pulgadas (no es que yo sepa mucho de jazz ni eso, se ve que el cymbal aquél es el platillo de la batería de toda la vida), quizás pensar en escribirte o escribirte y hacer de mis lágrimas un buen hospedaje para un pez espada después de que me digas que hoy no podemos vernos porque has quedado con el camarero aquel del que hablaba antes. Ya me lo decía esta mañana, a veces es mejor cerrar el corazón con doble llave si no quieres terminar como Robert Darling, aquel hombre de 58 años que camina dos veces a la semana por Nueva York con un cartel que dice: “se busca novia”, hace nada menos que 12 años.

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ADELANTO

Belinda Peregrín Si Belinda Peregrín canta, se callan las trompetas, los grillos orondos de la noche se silencian, graves, y el rumor de la lluvia se hace tenue, para escucharla. Y si va a la playa, debajo del sol candente del verano de Iberia, concentra las miradas y todos hablan de su insólita belleza. Cuando queda a merced de las cámaras que hacen películas, parece que el encanto de sus ojos es exclusivo para ti que la observas hipnotizado desde tu incómoda butaca grana. Y cuando bailas en la soledad acompañada de la discoteca, no es a la desconocida muchacha de tu barrio a la que abrazas, esa Belinda Peregrín, la diosa de tus sueños, a la que estrujas, a cuyos hombros y brazos te aferras, para sentirte vivo mientras la música dura y dura hasta que se acaba.

Musas del celuloide MARCO MARTOS

Marco Martos, considerado uno de los poetas más representativos de la generación del 60, es dueño de una prolífica obra poética y ella se suma su trabajo de la conservacion de la lengua española. En exclusiva para la revista PTYX, les presentamos un adelanto de su próximo libro, Musas del Celuloide.

Mariposa negra Tú tienes, Melania Urbina, algo de la mariposa negra que vuela con su desesperada y clara belleza sobre las desdichas del país. Un halo de seguridad circunda tu cabeza y la convicción de lo justo se siente en tu lenta y clara dicción. Lima se mueve en los claros oscuros de la gana de vivir y el desaliento, los crímenes selectivos y una red de corrupción y tú personificas la honradez y la pureza del amor. ¡Qué el mal no avance, que se detenga en la misma frontera donde se luce tu perfil!

Kate Hudson Kate Hudson es tan bella que asombra a los humanos, sale a tomar por las tardes el sol del estío, y deja que todos contemplen la perfección de su cuerpo y sus ojos que son rendijas donde brilla la alegría que concentra la gana de vivir que tiene la hermosura. Al fondo, el mar dice su canción eterna, esos murmullos, y la noche detiene sus pasos, para que Kate Hudson luzca vetas de luz y sombra antes de irse, caminando. Si fuera solo bella, por mucho que lo fuera, nada sabríamos de esta mujer estupenda, sería uno de esos millones de suspiros del verano. Ella tiene la gracia suprema de las actrices, sabe decir con propiedad los parlamentos y los hace sentir naturales. Si la miraras desde tu butaca, sepultado en las oscuridades, querrás salir de tu nicho, conocerla y conversarle.

Vanessa Saba Vanessa Saba tiene la belleza lánguida de una muchacha del Perú bajo el sol de la tarde, en un día del hermoso verano, en una playa. Y tiene la energía de las mujeres seguras de sí mismas, que saben decidir sobre su presente y su futuro y llevan su pasado como plumas livianas. Es fuerte, dura, enérgica, pero suave como un tul, mansa como el agua clara. Puedes verla en los teatros, en los cines, en los aviones, o encontrarla de súbito en una calle que conoces. Y no puedes creerlo, te parecerá un milagro y bendecirás a la misteriosa genética que mezcla troncos familiares y trajo desde Palestina a nuestra patria a mujeres y varones que echaron raíces entre nosotros y sembraron bosques de olivos y belleza en los desiertos, en las plazas y en los corazones.

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Poesía moderna de Cuba 14

DÓNDE ESTABA NERUDA

Carlos Walter Santana

Y escribiré con todas las asonancias posibles no quiero que nadie me venga con ese versito de que Neruda puede pero yo no de que estoy condenado a escribir correctamente nadie es correcto en el fondo tampoco en la superficie haré lo que me se me antoje seré cacofónico ditirámbico hasta en reggaetón Dionisos también supo del meneo de estar vivo cometeré todos los adulterios contra el verso total la poesía es esa fulana que me visita en las noches para luego cobrarme ese par de horas donde fui yo mismo y fui molesto para los otros y claro está quedé a la sombra de las editoriales en flor ahora me surge la pregunta como una muy mala idea ¿dónde estaba Neruda antes de ser Neruda?

GUIÓN Karel Leyva Si tiene usted dos manos y piden su concurso para el alba qué duda albergaría cómo podrá si acepta salvar su abrazo si en ese distanciarse de los otros tan sólo queda el sol las vueltas frías que hacen de su vibrar un tiempo ajeno Si tiene usted un grito una manera exacta de ser bueno qué puede descubrir que tanto espante quién puede recetarle otro expediente capaz de soportar nuevas afrentas Si tiene usted sus retos ya ganados empiece a percibir esas miradas busque donde los otros se enternecen los restos de su voz el mimo entero guardado por si acaso llega el tiempo y siga de una vez las coordenadas que sólo duerme bien el que regresa del viaje principal hacia las cosas.

TAMBORES DE AGUA Luciano Puentes Comienza el aguacero su aroma de lluvia es el único bálsamo capaz de relajar mi espíritu el olor del polvo doblegado ante su irascible martilleo penetra en mi psiquis al extremo de embriagarme y su crepitar? no existe melodía más sosegada es el alma de un río que busca otro curso en su viaje migratorio desborda piedad sobre los hombres hasta concebirlos más humanos.

AQUÍ TOCO LA TRIBUNA... Ernesto Canteli Aquí toco la tribuna de este ruiseñor señero que forjara un pebetero con los rayos de la luna. Aquí llameó, como en una pira su verbo fogoso junto al violín armonioso que Agostini hiciera ofrenda. Aquí se volvió leyenda lo de loco peligroso.

KNOW HOW Pedro López Cerviño El nojau está en que sepamos caminar por esos caminos de dios que a veces dan vueltas en un mismo sitio sin una brújula maldita que nos guíe. El nojau está en que perdonemos como dice la canción -quiero decir la oración- a nuestros deudores y ofensores y pongamos la otra mejilla y la otra y la otra y cuando no nos queden más mejillas pongamos las nalgas. El nojau está en que el fuego alumbre y no nos quema, en que el ojo mire y no vigile, en que la mano tome y no agarre, en que el amor viva y no mate. El nojau está en que lleguemos al horizonte alguna vez y que la línea infinita que suele ser la llevemos dentro de esa rara alquimia que llamamos alma. El nojau está en que los aparecidos sean cosa común y uno los salude sin susto por las calles qué tal Mandrake, cómo está mister Morgan quihubo Pancho Villa. El nojau está en tomar el vino tinto de moda antioxidante y distinguido muy europeo el muy cabrón como si fuera ron del patio. El nojau está en que el perro que somos no ladre. Que muerda. -Pytx-


POESíA

Cuaderno de ensayos

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JIM RAMOS

Tarde, siempre mis ojos en la mañana alegre de los pájaros, al mediodía de tus ojos, en el atardecer sereno e tus manos y en la noche sensual de tus labios rojos. Tarde, siempre tanta dicha para mi joven corazón de otoño.

Solo tú sabes, Thamar, que cuando enciendo un cigarrillo estoy llamando secretamente al amado fantasma de mi abuelo, vivo abrazado a él desde hace siglos; todos los días que he fatigado su ausencia.

Soy el amado cuervo de estos ojos que buscan su reino en los espejos. oscuros niños, que se niegan a dejar la infancia dibujando en las agujas de un reloj las doce horas matinales de su tiempo.

A: Consuelo Arriola Jorge.

Vivo en un cementerio de voces, Poblada de muertos que me amaron. Sus frágiles figuras buscan mis ojos Como un tubo de escape hacia la vida. Es duro vivir así, con la tristeza pegada a los huesos como otra gastada piel, transitar el mismo camino por donde se extraviaron ellos. Querer y no saber partir.

Tu voz Extraño tu voz peregrinando leve en el breve universo de la almohada, tu voz multiplicando sus colores Frente al asombro de un niño que busca aprisionarla. Tu voz de alada mariposa yendo de verso en flor, de sueño en rama. Tu voz multiplicando sus colores, dibujando una paloma entre sus alas, y la inocente sonrisa de un niño, sí, del mismo niño que busca aprisionarla. Tu voz de alada mariposa Yendo de sueño en flor De verso en rama. Dejé un juguete en la orilla de mi infancia, al él vuelvo siempre con instinto peregrino, con instinto de ave, a veces… con instinto de niño.

Nada podías ofrecerme sino tus simulacros, la última manzana prohibida, colgada del último árbol, otra noche que se encuerva por causa de tus manos y mis manos que se buscan como lobos con su danza al principiar de los abismos. Y la lluvia contenida en la mirada, y el fantasma del amor como un capricho tendiendo su ternura inútilmente entre dos sombras que hacen el amor, y, nada.

A: Luis Benjamín Díaz.

Morir, morir no solo de muerte, morirse de piel, de hueso, de frente, de perfil, morirse de pez, de agua, morirse de hermano, de madre, de hijo, morirse de rosa, morirse de sol, de lluvia, (ahogado de sed) morirse como se muere una mosca, como se mueren los días, los cigarros, como se muere una copa de vino tras el último sorbo, como se muere la última estrella tras el nacer de un nuevo día, Morir, morir no solo de muerte, morir de letra, de palabra, de grito, morir de silencio en silencio, morirse delicadamente como se mueren las moscas. -Pytx-

Caminar. Repasar con la mirada rostros ajenos, calles que nos llevan a ninguna parte porque ninguna parte es el destino. Caminar, caminar por la alegría, cuando la alegría nos habita con sus leves pasos de querube o caminar por el dolor humanamente, sin más coraza, que la camisa o el pantalón o los zapatos que nos protegen. Caminar sencillamente entre la gente que apura su paso a ninguna parte porque ninguna parte es el destino... I Vivo bajo el sol de la nostalgia, nostalgiando las manos de mi abuelo, su figura antigua, como aquella primera soñada por los dioses. Vivo bajo el sol de la nostalgia, nostalgiando la ternura de mi abuela, a la hora de la risa, a la hora aquella que no hallo en el reloj la dulzura de un helado. Vivo bajo el sol de la nostalgia, nostalgiando la hermana hermandad, de mi hermano compañero en cuyo corazón aun crecen flores porque se marchó naciendo. Vivo bajo el sol de la nostalgia. Silencioso, soledoso mi rostro en el espejo.


CUENTO

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Dos cuentos ISAAC LINDO VERA

El taxista

J

unio, sábado, una de la madrugada, inmediaciones de la discoteca “Thaj Mahal” de Huancayo, intenso frío.

Héctor aparcó de prisa su vehículo junto a la acera, y fue abordado por tres jóvenes cuyos rostros creyó haberlos visto en algún lado. Estaban ebrios. El primero en subir –cachetón y blanquiñoso, al parecer el menos bebido del grupo–, fue el que habló: “Plaza de armas de Concepción”. No hubo problema en concertar la tarifa –veinticinco soles, debido a la distancia–. El taxi arrancó. Héctor definió la ruta de inmediato: Avenida Huancavelica, Julio Súmar y la Carretera Central. Desde el inicio los jóvenes echaron a hablar sobre los recientes contratiempos de su noche de juerga. —La Yaqui y su amiga son la misma cagada, compare. Además de jodidas, son saladas las cojudas— decía molesto el narigudo con los ojos inyectados que delataban su borrachera. Y continuó—:La llamaron en el mejor momento, cuando bailábamos, sin considerar que era su cumpleaños. Y pese a mi ofrecimiento de acompañarlas hasta sus casas para que no se molestaran sus viejos; se fueron—, se lamentaba buscando tirar por la ventana la colilla de un cigarrillo. En la esquina de paseo La Breña y la Avenida Huancavelica, vio a dos bandos que protagonizaban una pelea de grueso escándalo. Había desorden y zozobra en la zona. Ante los gritos, y la gente que huía del lugar, Héctor dobló hacia el jirón Lima y continuó para salir luego por el jirón Libertad y Ayacucho. Sus pasajeros ni siquiera levantaron la cabeza y continuaban enfrascados en sus asuntos de faldas. A primera vista, las facciones del narigudo revelaban su desilusión por la ingratitud de su chica. Estaba dolido por lo que le había dejado en el mejor momento de la fiesta. En todo el trayecto, no dejaba de hablar de ella, y en su afán de quitarse la espina del desaire, se consolaba solo injuriando la actitud deshonesta de sus invitados. Más adelante, la luz roja de un aviso luminoso delató aún más su decepción y rabia. Al otro extremo del asiento, habló el gordo, quien hasta ese momento había permanecido en silencio. Parecía el más serio. Empezó a recordar también sus cuitas y reveló una infidelidad de Deysi, su enamorada, de quien dijo que estaba saliendo con el profesor de Teoría de la Educación. Fue interrumpido por el cachetón. —¿Qué?, ¿con el puto?— dijo a boca de jarro, de-

jando mudos a sus amigos—. ¡Ése es mi profe!, ¡el más famoso!, ¡el más popular! El jueves chupamos con él donde la “Tía Rosa”. Al parecer el gordo no se esperaba semejante respuesta y se molestó: —¡Calla, mierda!, ¿todavía tienes sangre en la cara para hablar?, ¿no te da vergüenza? ¡Es el peor del Instituto! Haber, dime, ¿cuánto hemos avanzado con él en su curso? ¡Nada! ¿Qué hemos aprendido de él en el ciclo anterior? ¡Nada! ¿Quién es él para nosotros como profesor? ¡Nadie! Solo te hace leer y exponer en su clase, eso es todo lo que hace. Nos manda a leer libros que creo ni él mismo ha leído bien. Y lo peor es que nadie se jala; unas cuantas chelas, es todo lo que cuesta. ¡Es una cagada!— concluyó. La conversación entonces giró hacia la cuestión académica —Eso dices tú porque te has jalado con él, por estúpido, por confiado— replicó el cachetón—. Él no es malo, y además es el más sociable de todos los profesores. Sólo tiene un defecto, ser un guanaco cuando se molesta. El narigudo tampoco se quedó atrás.

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CUENTO —Yo también pienso lo mismo—dijo—. Es un pobre diablo, un borrachín que sólo se dedica a tomar cada fin de semana, y para hostigando a los alumnos para que lo inviten. Entre esos estás tú, por eso es tu pata, por las chelas, por eso no te jala —y lanzó un salivazo por la ventanilla a medio abrir que agitaba sus cabellos. Héctor conducía atamalado con un abrigo, gorra y bufanda. Apenas se le veía parte de la cara. A esa hora la noche parecía profundamente dormida, y contrastaba con la acalorada discusión que se desarrollaba dentro del vehículo. —¿Tú estás de acuerdo con que solamente leyendo la obra “Emilio”, ya hemos desarrollado como se debe su curso? Lo peor es que el profe forma grupos y a cada grupo le asigna un capítulo de la obra. Al final los grupos se pasan sólo exponiendo en todo el ciclo y el alumno sólo sabe del capítulo que ha leído—s eguía hablando el gordo. —Pero el profe abre el debate después de la exposición— replicó el cachetón. —Sí, pero el debate es sólo de ese capítulo, descontextualizado, y muchas veces con discusiones fuera del tema. Nunca se ha hecho un debate pormenorizado y crítico de la obra en su totalidad. Haber, dime tú, en pocas palabras, ¿cuál es el planteamiento pedagógico de Rousseau con “Emilio”? ¿Cuál es el aporte pedagógico de la obra a la Educación? ¿En qué estaba centrado el pensamiento pedagógico del autor? En conclusión, ¡dime!, ¿qué hemos aprendido del él en su curso?... ¡Qué me vas a decir pe, comparito, si ni siquiera sabes qué es paidocentrismo porque solo sabes del capítulo que has leído, y eso también si habrás leído!— dijo el gordo descargando su cólera. Héctor maniobraba su StationWagon en silencio, mientras oía las expresiones subidas de tono de sus pasajeros. Había salido como siempre a las cinco de la tarde, que es la hora punta. A él que no le alcanzaba el sueldo del magisterio, con su esposa que solo poseía trabajos eventuales, con tres hijos en edad escolar, y un hijo fuera del matrimonio; no le quedaba otra sino buscársela como taxista. Eso de contratar chofer o alquilar el auto, ya le había acarreado más de un dolor de cabeza. Las discrepancias de los jóvenes se acentuaron en el auto. Llegó un momento en que la discusión involucionó hacia lo ilógico. Empero, en el paradero del cruce entre la Carretera

Central y la avenida Intihuatana, pasando la ciudad universitaria, el gordo le ordenó al taxista que detuviera el vehículo. Le dio a su compañero el pasaje que le correspondía en sencillo y bajó lanzando una broma muy pesada contra sus amigos y una alusión todavía más ácida contra el profesor de quién hablaban. Al quedarse solo el narigudo y el cachetón, dejaron de hablar. Ya no había razón para seguir regañando. Al atravesar la hondonada de Quebrada Honda, sintieron el aire que entraba con fuerza por las hendeduras de la ventana llevándose el aliento del trago y el olor a tabaco. El narigudo cerró las claraboyas herméticamente y a la altura de Cajas, se dejaron vencer por un profundo sueño. A Héctor todavía le quedaba tiempo y voluntad para hacer hasta dos servicios, si el requerimiento fuese pronto y cerca. Había salido con el propósito de reunir el monto que requería para pagar el costo de la revisión técnica de su auto, el cual ya se había vencido. Pero después de haber escuchado a los jóvenes hablar esas barbaridades de su profesor, le dieron ganas de irse a dormir. Aunque él estaba acostumbrado a oír en el oficio infinidad de groserías y mil demonios, le pareció demasiado con el que sus pasajeros estuvieron expresándose para calificar y juzgar a un profesor. “¿Cómo es posible que siendo alumnos de una institución superior pedagógica y de prestigio, puedan expresarse con semejantes insultos, de quienes se supone que se preparan para educar?”, se dijo. Tanta era su animosidad hacia los estudiantes, que incluso pensó en detener el coche y echarlos en un lugar desolado. Pero sintiéndose fatal por tener esa clase de pensamientos impropios de un taxista, cuya misión es supuestamente servir a la colectividad, se tranquilizó. Al llegar a su destino, Héctor se estacionó bajo la potente luz de una luminaria en una esquina del parque. Bajó de prisa y abrió las puertas del vehículo. Despertó a los ocupantes a sacudones y les ordenó que bajaran. En seguida se quitó la gorra y la bufanda para que los jóvenes reconocieran en verdad quién era. En efecto, al reconocer los jóvenes a su profesor Héctor Pinto Soto, el mismo del curso de Teoría de la Educación, quedaron pasmados, mirándolo con una fea expresión de sorpresa, sin saber qué hacer. Al poco se fueron a grandes pasos, muy avergonzados, sin poder articular siquiera una palabra.

El pensionista

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quella noche, la señora Chelita me llamó temprano a cenar. Ella me alquilaba una habitación en su casa y me daba pensión, en tanto yo cursaba mis estudios en la Universidad. Bajé al comedor y la cena ya estaba servida: hígado encebollado, pan de trigo y café de cebada. Su esposo y su hijo menor ya estaban sentados en sus respectivos asientos. En vista que su hijo mayor, que estudiaba medicina, no llegaba; la señora Chelita dio

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orden de empezar a comer para que no se enfriara el delicioso potaje. El hígado estaba exquisito. Esta vez la señora Chelita se había lucido con la preparación. Cuando ya íbamos a mitad de la cena, llegó el hijo mayor. Vio la comida y fue de prisa a la cocina. Abrió el refrigerador, pero no halló lo que buscaba. Inquieto el joven, preguntó por un órgano que había guardado allí, un ejemplar de hígado humano que había con-Pytx-

seguido con tanto sacrificio del médico legista. Ello generó confusión. La señora Chelita dijo que ella solo había cogido unas vísceras de cordero que, según creía, eran las que mis padres me habían enviado desde Junín. Yo aclaré que todavía no había recibido ningún envío, y todos sentimos que la sangre se nos helaba. Al saber, la señora Chelita solo atinó a coger una servilleta con una expresión casi de espanto, que nunca antes había conocido.


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RESCATES

Gustavo Allende Llavería

P

ara estudiar la vida y obra de Gustavo Allende Llaveria, hay que distinguir dos momentos: El primero, se inicia con su nacimiento en 1890 y corre hasta 1906, en el que concluye sus estudios secundarios; y el segundo, corre de 1907 en el que viaja a Lima para seguir estudios en la Universidad, hasta 1939 año de su fallecimiento. Gustavo Allende Llaveria, nació en la ciudad de Tarma en 1890; y murió el 28 de setiembre de 1939, después de haber sufrido un ataque cerebral. Sus restos descansan en el Cementerio Central de la ciudad de Tarma. Su niñez, infancia y parte de su adolescencia los vivió en su tierra natal; sus estudios de primera enseñanza y su educación secundaria los hizo en esta ciudad. Se sabe que estudió en el colegio Nacional “San Ramón”. Al concluir la secundaría, viajó a la ciudad de Lima para continuar estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Este tarmeño fue múltiple en la actividad intelectual: poeta, historiador, periodista y educador. Intelectual de origen burgués; en cierto modo, fue escritor de “élite”.

TEODORO J. MORALES

En el quehacer literario es, en el que más destacó. Esa inclinación la tuvo desde estudiante, tan así que en el año 1906 fundó y dirigió la revista “BRUMAS”, una de las publicaciones más importantes de esa época; a decir de Joaquín Ferrer Broncano esa publicación, constituye la primera peña literaria en Tarma.

MOROCOCHA En el altiplano i desolado, visión aladinezca, oasis ensoñado: de las irisadas ondas de un lago emerge la tremenda ciudad minera, cuyas mansiones lanzan retadoras sus cúpulas al viento. Erébico mago, de las máquinas las fiebres redentoras transforma en oro i lavas; a manera de vulcánica forja. Cuando Febo dora del Ande la cumbre dominadora surge del agua la viril oración de un pueblo que se alza por su fé en la acción. Cantan en la orilla místicas sirenas, explosionan tempestades bajo tierra i en silencio, i el misterio de la sierra son Prometeos que rompen sus cadenas.

Parte de la obra de este escritor se encuentra reunida en el libro “VALLADARES”; y la más de ella, refundida en periódicos y revistas de esa época. En el campo de las investigaciones históricas, dejó muchos trabajos. Este estudioso siguió la huella dejada por Federico Philipps. Se apasiono tanto por la Historia, que dedicó muchos años de su vida a estas investigaciones, con el objeto de completar la Monografia de Tarma. Cuando había sido terminada y se encontraba lista para ser impresa, su muerte trunco la vida del poeta (de esto dio fé Don Adolfo J. Dextre, Director de “La Voz de Tarma”. Del primer momento de la vida de Allende, poco se conoce; sólo se sabe que: sus primeros estudios los realizó en Tarma. Su maestra fue doña Isabel Romero del Campo. En uno de sus escritos que publicó en 1921 -Allende- escribe, “Fui a ver nuestra escuela de primeras letras; el tiempo inexorable todo lo ha destruido. (…) nada queda de nuestro hogar infantil”; y agrega, “Vine al campo santo, no hallé tu tumba, nada que añorara tu vida consagrada a la caridad, a educar cuatro generaciones”.

LOS VENCIDOS PASAN LA TARMEÑA Cual de lejano luminar el destello en olas serenas del Ponto refleja, cuál trémolo postrero de arpas i cellos en hora dichosa con la aura se aleja; cual la linfa pura que de los cirrus brota i cantarina entre peñascos rebrota, Siempre te recuerda, así mi fantasía, emblema de gracias, beldad i armonía, aliviando miserias i dolores, musitando plegarias i hollando flores.

Agosto 1926. -Pytx-

La usina leviantanesca exilió a los amputados por la vida. El polvo sobre la ruta indefinida envuelve las siluetas grotescas de los exhombres, que en la lejanía alárganse imprecisas cual teoría de creaciones vitorhuguescas, ambulantes bajo el livor vesperal sin la candelada de un ideal ni el espolazo de la pasión. Hieren con sus plantas la calzada cintilando a veces en su mirada varonil regazo, hogareña visión. Pasan… Y en la tierra amorosa, en el espacio rutilante cruza vaho de caridad radiosa chispazo de un astro errante.


LECTURAS

Hermanos de poesía

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e un tiempo a esta parte nadie se atrevería dudar de la enorme influencia que ha ejercido el movimiento poético Hora Zero (HZ), desde su aparición en la década del 70’ como una explosión, cuyo humo ha sido inhalado por poetas y artistas que se autoproclaman hijos (no reconocidos y putativos) y, ahora, nietos. Y es que HZ trajo consigo la nueva conciencia de no existía canon oficial alguno en un Perú informal, sino varios cánones, ello daba pie a que los poetas que se sentían marginados, podían escribir bajo su libre albedrío, adoptando varios estilos que al final confluían en esa caja de Pandora que era el “Poema integral”. La aparición de HZ no fue un hecho aislado en nuestro continente, sino que tuvo su correspondencia en otros países de Latinoamérica, con grupos neovanguardistas de variada expresión poética, pero hay uno en especial con que el tuvo un mayor acercamiento por las similitudes en cuanto a las propuestas y las amistades entre sus poetas, este fue el Infrarrealismo mexicano. Ahora esta fulgurante hermandad se ve reflejada en Hora Zero-Infrarrealismo. La última vanguardia, monumental

libro cuya selección de poemas corrió a cargo de Tulio Mora, hoy por hoy principal impulsor y defensor de HZ. El texto es una suerte de radiografía poética de estos grupos, una conjunción de poetas de ambos espacios geográficos, cuya voces aún no se han perdido en el desierto de la indiferencia, sino por el contrario han tomado una increíble vigencia, y terminan siendo derroteros en los cuales siguen transitando los jóvenes poetas, siempre con esa actitud demoledora e iconoclasta. HZ se fundó en Lima, pero siendo consecuente con los procesos sociales e históricos, fue expandiéndose por todo el país, e integrando poetas del interior. Los poetas de Junín no fueron ajenos a esa inmersión y fueron absorbidos por esa estética urbana. Sergio Castillo, César Gamarra, Flor de María Ayala y Lucía Ocampo figuran entre los poetas que abrazaron los ideales de HZ, conformando lo que se conoció como Hora Zero Centro. Sergio Castillo y César Gamarra son dos de los 36 poetas que fueron considerados en esta antología que, cabe mencionar, es la segunda edición, la primera salió a la luz en Venezuela, en el 2000, bajo el nombre de Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía.

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Hora Zero-Infrarrealismo. La última vanguardia

Introducción y selección de Tulio Mora Lancom Ediciones Lima, 2016 364 páginas.

Historia poética

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INVITADOS

esumir la historia de la poesía de un pueblo a unos cuantos autores es por lo demás insuficiente, sin embargo ello podría funcionar para efectos didácticos, este es el fin de la Antología histórica de la poesía peruana, una serie de publicaciones presentado en un innovador formato (tetráptico), donde se mostrarán a los poetas más representativos de cada región del país. El primer número de la serie, está dedicado a la Marco Martos.- (Piura, Perú Nilton Santiago.- (Lima, Perú- 1942) Es considerado uno de 1979) actualmente reside en Barcelos principales representantes de lona (España). Entre sus libros esla Generación del 60 en la poetán El libro de los espejos (segundo sía peruana. Ex presidente de la Premio Nacional de Poesía Copé Academia Peruana de la Lengua. 2003) La oscuridad de los gatos Casa nuestra, Cuaderno de queera nuestra oscuridad, El equipaje jas y contentamientos, Biblioteca del ángel, y Las musas se han ido del mar, Vértigo, y Poemario Dante y Virgilio. de copas (XV Premio Casa de América de Poesía Iban oscuros en la profunda noche, son algunos de Americana 2015). los títulos dentro su prolífica obra. Teodoro Morales.-(Tarma, Perú1942) Fundador de la “Casa de la Jim Ramos.- (Huancayo, Perú – 1980). Cultura de Tarma”. Entre sus obras Ha publicado el poemario Extravíos tenemos: Diario Conflictivo de Clase, (2006). Fundador del movimiento culElegía a la Paz Violenta, En Memoria tural “Mayucha”. de la Suerte y Cantos a la Soledad.

región Junín; el responsable de dicha publicación, Joe Delgado Rodríguez, optó situarla en el periodo de 19071942, es decir de la varguardia. En él consideró a cinco poetas de estilo y preocupaciones temáticas diversas. Gustavo Allende Llavería (Tarma), José Gálvez Barrenechea (Tarma), María del Pilar Saldaña Santillana (Jauja), Augusto Estalisnao Mateu Cueva (Jauja), Antenor Samaniego Samaniego (Huancayo), fueron los elegidos para este muestrario poético. Según se conoce, Huancavelica será la siguiente región en ser considerada en esta serie.

Isaac Lindo.- (Huancayo, Perú Pedro Granados.-(Lima, Perú– 1962). Docente de lengua y lit1955). Es Ph.D en Hispanic eratura. Publicó el libro de cuentos Language and Literatures por “Regreso a la media noche”, y el la Boston University. Del 2011 poemario “IN-VERSOS”. Actualal 2014 fue profesor visitante mente prepara otro libro de cuentos. en la UNILA (Brasil). Publicó Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo, Vallejo sin Héctor Meza Parra.-(Jauja, Perúfronteras, Autismo comprometido: Sobre poesía 1963). En 1996 la Academia Munperuana reciente; los libros de poesía Sin motivo dial de Arte y Cultura de EE.UU. aparente, Juego de manos, Vía expresa, El muro le otorgó el grado de Doctor Honode las memorias, El fuego que no es el sol, El rario en Literatura. Publicó, entre corazón y la escritura, Lo penúltimo, Desde el otros libros, El primer libro que leí, más allá, y las novelas: Prepucio carmesí y otras Retorno al barrio de Callancha, novelas cortas (2012), Fozi Lady (2014). ActualPolo en Nueva Jersey, La noche mente preside el “Vallejo sin Fronteras Instituto”. más larga del mundo, Los mataperros y Nuevas aventuras de los mataperros.

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IN MEMORIAM

...Y cuando yo escribo, y cuando veo que el relato surge, fluye, entonces me invade la felicidad, me olvido de todos mis achaques, de todos los problemas que tiene un hombre de 76 años. Pienso que hasta que eso exista, bueno, valdrá la pena seguir viviendo, si no, ya, hay que quitarse del mundo, ¿no?

Miguel Gutiérrez (Piura, 27 de julio de 1940 -13 de julio de 2016)

Novedades de Imprenta Editorial Punto Com

Jirón Moquegua N° 259. Huancayo-Huancayo

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