Revista de literatura Ptyx 003

Page 1

ptyx LITERATURA

003

Willy Gómez/ Sandro Bossio/ Óscar Barreto/Consuelo Arriola/ Jorge Nájar / Yulino Dávila/ Nola Romero/ José Gamarra / Paulo Gonzáles/ Armando Arteaga/ -PtyxPedro Granados

1


2

POESíA

VOCABULARIOS Teatral entre nosotros cuando la tierra nos llama Aunque el maquillaje en la cara nos confunda en su interior Esperamos cielo de inconclusiones después vida Acción política de nuestras sillas debajo si viene Andrés si viene Álvaro si llama Margarita Entran en la habitación hablando de tiendas o Del guiso de pallares y el ajonjolí que falta al pan Luego me hacen morir en sus adelantos de coronación De cordilleras o de nuevo la enfermedad me lleva a la medicación Mirada de lago extensión de bosque integración de Mi vocabulario al medir de tamaño desacostumbrado Cierta tranquilidad de amor muerto prodigiosamente Mi amor y mi habitación

Poemas sueltos

LA TIERRA SE RETIRA Una foto de la tierra y su paisaje nuclear Nace la playa de orillas si estiro la mano Las olas y sus canciones la brisa que sobresale Curvadaen una ola que se aviene de lado Sentir dolor por la tierra al igual que otros hicieron Cada manera poner la cena y un desfile de carne Y cuidar tierras o Sale de la Tierra La cosecha futura del país Donde otros se quedaron ya no sirve el gasto Los stands de comida cuando pasé factura La tierra se retira Las interrupciones de mi canción Ysuhistoria abandonada se extiende Qué pánico dibuja el viento dentro de la carne

WILLY GÓMEZ

GORRIONES Sobre la rama pluma dorada y el brillo Entre los cambios de jaula incluido el canto Buen extraño sino tenemos tiempo aquí La canción es mía aun cuando resto En mi escape del fuego hay un valor Pájaros en cualquier arbusto Extienden sus canciones adentro Cuando el tiempo llama a su niña ave De la mujer que llora diariamente es mi canto Está encerrada en la jaula de una canción Y no tiene marca y no tiene esperanza De estar fuera y tejer una ventana aquí

Ptyx

Sergio Miguel Castillo Falconí COORDINADOR EDITORIAL

Revista de creación literaria

N° 003 - Año 01 Octubre - 2016 IMAGEN DE PORTADA: “Funambólico” de Yulino Dávila

Jaime Victor Bravo Gaspar Roberto Salazar Solano

CONSEJO EDITORIAL Amadeus

ARTE Y DISEÑO

-Ptyx-

Imprenta Editorial PuntoCom E.I.R.L.

IMPRESIÓN

ESTAFETA EDITORIAL:

Avenida Daniel A. Carrión 2490 Tercer piso. La Ribera - Huancayo - Perú

CÓDIGO POSTAL: Huan 051 EMAIL: shejo24@gmail.com informacionbravazas@gmail.com


ADELANTO

3

El escritor huancaino Sandro Bossio Suárez, año tras año ha ido persistiendo en su estilo, y consolidando u pelicular universo narrativo. El texto que viene a continuación es un adelanto de su proxima novela, El aroma de la disidencia, en exclusiva para la revista Ptyx.

P

El aroma de la disidencia

aguatanta había nacido en un caserío sin nombre, en las cumbres del valle, de donde fue arrancada por unos capellanes que un día llegaron acompañados de soldados armados de trabuquetes para arrastrarla junto con sus hermanos al pueblo. Allí los repartieron en escuelas de misioneros a fin de que aprendieran castellano.

Paguatanta, por supuesto, no fue propuesta para la ilustración, sino para la cocina. En ese silencioso convento, apenas si aprendió a garrapatear su nombre, pero, en cambio, desbordó su natural maestría en la culinaria. «No hay amor más sincero que el amor por la comida», decía ella. Si Benilda Almirazán no se hubiera entusiasmado con su arte cisoria, y no hubiera convencido a su marido de que intercediera con el superior para tenerla en casa, lo más probable hubiera sido que Paguatanta terminara en la capital del virreinato cocinando para los obispos. Pero quiso el destino que los clérigos, para ganarse los privilegios del visitador, decidieran cederla, y a partir de la lluviosa tarde en que apareció con su atado de ropas en la imponente residencia, entrada en años ya, la buena de Paguatanta se dedicó solo a satisfacer los rigurosos tubos digestivos de la familia. Era una mujer respetada en toda la comunidad. Lo era por su eficiencia, por sus sublimes manos a la hora del aderezo, pero lo era también porque atendía a todas las familias como si se trataran de la propia: había entonces la costumbre de prestarse entre los ilustres las sirvientas más eficientes para determinados convites de la alta sociedad. De todas las casas, Paguatanta había salido airosa, coronada por su gloria de guisandera espléndida. Además de respetada, todos reconocían en ella su es-

SANDRO BOSSIO

píritu solidario, porque había salvado de la muerte a muchos indigentes que agonizaban de hambre en el frontón de la Capilla de la Merced, en la época del contagio de la ceguera negra, esa que dejaba a los infectados con unos pavorosos ojos oscuros, como de brea, a quienes nadie quería acercarse por temor al contagio. «Sagortenia, había diagnosticado el doctor Monsante. La más terrible de todas.» Las autoridades, más preocupadas por las maniobras políticas del momento, no supieron hacer otra cosa que declarar en emergencia la salud púbica, ordenando que los sanos no miraran directamente a los ojos de los enfermos, pues concebían que era la forma de contraer la peste, y disparando camare-

No hubo una pestilencia tan enigmática, tan espantosa en Huancayo hasta que, a causa de la guerra, se desató la temible fiebre de la estranguria...

-Ptyx-

tazos madrugadores para purificar el ambiente. La otra medida fue poner en cuarentena a los limpios y dejar por las calles a los apestados. Fue así como el pueblo se llenó en pocos días de fantasmas vagantes, pobres de solemnidad, ciegos sin lazarillos, que ambulaban por las calles suplicando mendrugos. —Abrase visto semejante indolencia — decía Paguatanta cuando se los encontraba—. Con razón dicen que este es pueblo de gentiles. Decidió socorrerlos con una ración de su propio invento, que consistía en papas cocidas, rociadas de una generosa crema preparada sobre la base de pimientos picantes, requesón y manteca, y que servía con lechuga serrana, aceitunas y huevos cocidos. Esta pitanza de salvamento tuvo la virtud de devolverle la esperanza a las docenas de apestados. —La llamaremos papas a la huancaína —declaró el visitador, despachándose un último bocado del anaranjado platillo ante un grupo de invitados que asistían a las verbenas por las fiestas patronales del pueblo, cuando casi la peste había sido conjurada—. Nuestra Santísima Trinidad hará que este plato sea el más celebérrimo de todos. No se equivocó, pues sin que Paguatanta lo quisiera, desperdigado por el ferrocarril central que estaba a punto de construirse, su platillo se convirtió en el más célebre no solo de la región, sino del país entero. «No hay mejor condimento que el hambre de cada día», respondía ella cuando los convidados la aplaudían. No hubo una pestilencia tan enigmática, tan espantosa en Huancayo hasta que, a causa de la guerra, se desató la temible fiebre de la estranguria, donde Rósula, y ya no Paguatanta, se encargaría de devolverle la


4

ADELANTO

esperanza a los muchos infectados. Al fin y al cabo la vieja cocinera fue para la muchacha su verdadera madre. La arrullaba de niña entre sus ásperas manos, la acunaba en la enormidad de su regazo, la cobijaba entre sus polleras, mientras ponía en su boca granos de moras y le contaba historias anteriores a la evangelización. Había una que encandilaba a Rósula: la doncella que, desobedeciendo a sus padres, escaló la montaña en busca del arcoíris y, poco después, se descubrió embarazada sin que hubiera conocido hombre alguno. Nueve meses después, le tocó alumbrar, y las comadronas pegaron alaridos cuando vieron que de las entrañas de la muchacha no emergía una criatura, sino agua, mucha agua de todos los colores, y una monstruosa forma que se arrastraba en busca de los pezones de la curiosa. Tanto era el apego que Rósula sentía por Paguatanta, que esa mañana, después de enfrentar al capitán Silvano Martel, no fue en busca de su madre, sino del calor de la cocinera. La encontró destazando la rabadilla de las perdices para el caldo del visitador. —Que calma se siente —dijo respirando a todo pulmón la tibia atmósfera impregnada de hierbas aromáticas—. Es como si la guerra no hubiera llegado aquí. —Así llegara, niña —le respondió Paguatanta, abandonando los carnícoles sobre el mesón, volviéndose hacia ella—, yo jamás la dejaría entrar —y le mostró el cuchillo de carnicero. Rósula, otra vez, se estremeció entre los brazos de la vieja. En el transcurso de su vida penitente sólo con ella había aprendido a sentirse a salvo. Paguatanta la estrechó largamente y, como siempre, la consoló hablándole del monasterio de las capuchinas, donde Rósula había nacido. Porque si algo la confortaba era precisamente la posibilidad de entregarse a los hábitos como monja de clausura para no volver a saber nada del mundo. Lamentablemente, hasta hacía poco, no había alcanzado la edad propicia para ingresar al rastrillo y, sin embargo, ahora que nada se oponía a sus propósitos, estorbos gubernativos no se lo permitían.

—No se preocupe usted, criatura —le dijo Paguatanta—. Recuerde que su madre, la visitadora, ya conversó con la priora y ella le aseguró que a más tardar este mes el nuevo gobierno le repondrá el consentimiento para llamar novicias. Ese tal Simón Bolívar ha puesto nuevos precios a las dotes. —¿Y crees que en el convento cambiarán las cosas? —Pero por supuesto, niña, ya verá usted cómo Dios premia su bondad. —No sabes cuánto lo quiero, Tanta, retirarme del todo. —No lo sé, niña, por un lado me da gusto que cumpla sus sueños, pero por otro me apena su ausencia. —A mí también, Tanta, no será fácil. Las pupilas de la cocinera se ahogaron en lágrimas: —Ya lo ve, niña —dijo—. Ni siquiera se ha ido y ya no puedo con el llanto. Voy a extrañar que me llame como usted lo hace, Tanta, así, tan bonito. —Es que eso eres para mí —le respondió Rósula, tocándole el hombro, plantándole un beso en sus trenzas arrolladas sobre el cráneo—. Tanta, como le llaman los indios al pan lugareño. Estuvieron charlando un rato más de otras cosas, de sus hermanas, de Ignacio, de la guerra librada por los separatistas que cada vez se acercaban más a la victoria, de las violencias desatadas por los chapetones en su desesperación por ganar la contienda. Paguatanta recordaba a sus hermanos, a los dos menores, muertos en la Batalla de Azapampa, donde quinientos indios fueron pasados a cuchillo por las falanges de un temible brigadier fidelista, antes del terrible incendio del pueblo como venganza final. La gente todavía recordaba esa noche horrísona, en la que cientos de soldados del monarca, ebrios, alucinados, llenaron la oscuridad de alaridos y tomaron el pueblo con hachones en las manos, escaldando todo lo que encontraban a su paso. —He escuchado que atenderá al joven capitán con provisiones —le dijo Paguatanta—. No se habla de otra cosa en el mercado. —Yo no —respondió ella—. El destino.

-Ptyx-

En cuanto Rósula abandonó la cocina rumbo al costurero, la vieja cocinera se sentó en el mesón, al lado de sus papas cundidas, y no rehusó la tentación de consultar el porvenir de la muchacha en el oráculo indígena que más apreciaba: la cucharada de plomo en el vaso con agua. En su mundo ancestral había, desde luego, otras consultas esotéricas (como la hoja de coca, los imanes, las entrañas palpitantes de los animales, el maíz), pero ella prefería la calidez de este método honrado. Calentó la bicharra, la tostadora de latón, el bolo de plomo que siempre tenía a mano, y puso un vaso con agua serenada junto a todo. Se sabe que los indios de la costa prescinden del recipiente con agua, utilizando más bien arena sobre el suelo llano, pero que proceden de la misma manera: derriten el metal en la tostadora de latón y, una vez fundido, lo vierten en el recipiente, donde el metal, al entrar en contacto con el agua, tomará formas caprichosas, las cuales serán interpretadas según lo que se necesite consultar. Este tipo de adivinación es considerado un ritual auguratorio y, por ello, debe ser repetido tres veces para confirmar los pronósticos. Si creemos ver una forma botánica es que tendremos nuevas amistades; y si la forma se acerca al perfil de un corazón, el amor llegará pronto. Una corona anuncia encuentros sentimentales, progreso laboral y reconocimientos, y las formas aviarias, es decir cualquier tipo de pájaro, anuncian reencuentros y viajes. Las formas que se acercan a los rostros humanos señalan protección. Los triángulos simbolizan obstáculos en el camino. Todas las formas afiladas y puntosas advierten conflictos, rupturas, problemas de salud. Por eso, porque el resultado le mostraba infinidad de vértices, Paguatanta quedó impaciente. Era claro que el tema del monasterio no terminaría de la mejor manera. Hizo nuevas consultas y en una de ellas descubrió en los restos del metal la forma de un hacha, de un clarísimo destral, que le cortó en seco el primer suspiro: —Dios mío —dijo con la mirada en el techo renegrido—. No es la guerra la que entrará a esta casa; es la muerte, la maldita descarnada.


FICCIÒN

5

Dos cuentos ÓSCAR BARRETO

Vivo apenas

L

a lluvia arremetió plenamente, por más de diez horas. Cayó con tanto ahínco, que nadie se atrevió a salir de sus casas. Salvo unos cuantos niños, que se divertían en plena calle, saltando y corriendo sobre el lodo. A unos metros, dentro de la casa de doña Yolanda, mujer de treinta y dos años, ella y Tania, niña de once años, estaban bien acurrucadas, escuchando el golpe de los goterones en el techo de zinc; golpes que por momentos sonaban tenues, pero que la mayoría de veces se mostraban furiosos, brutales. Así que ellas escuchaban, sorprendidas y algo atemorizadas, mientras compartían la sábana. En el comedor, dos perros lucían aburridos y resignados. De pronto, uno de ellos levantó la cabeza e irguió las orejas. Sin esperar otro segundo, comenzó a correr. Lo siguió el otro perro, que ladraba y gemía sin César. Ante tanto alboroto, Tania se levantó de la cama y miró por la ventana. Vio que alguien se acercaba, con pasos calmados. Cuando lo reconoció, dio un pequeño grito de alegría,

El inicio

L

as palabras se mezclan con las imágenes, y juntas deambulan, con total libertad, dentro de los dominios de la omnipresente noche. En uno de esos dominios duerme el joven, fuerte, atractivo Ulico Valderrama, sobre un colchón duro y macizo. Mientras duerme, lanza al aire frases inconexas, algunas sonrisas, y gestos que en su mayoría demuestran que tiene un sueño placentero. Y así transcurren las horas, hasta que el metálico sonar de una sierra lo devuelve al mundo consciente, a las cuatro de la mañana. Pese a la hora, y también por eso, comenzaron las labores en un aserradero semi clandestino. Ulico se levanta sin problemas,

y salió hacia la puerta. Era don Julio Reátegui, quien volvía tras varios meses de permanencia en el bosque de Puerto Nuevo. De mediana estatura, piel more-

na, ojos castaños y porte militar, con las justas pudo atrapar a Tania, que de un salto se abalanzó a abrazarlo. Ya estaban nuevamente juntos, los tres. Don Julio y doña Yolanda no podían tener hijos, por eso trataban como a la niña de sus ojos a Tania, hija de unos vecinos que vivían a dos casas. Don Julio trajo un cúmulo de cosas. Al día siguiente, removió la tierra y plantó un pequeño Marañón, que sirvió de orientación al momento de trazar el límite entre una propiedad y otra, y creció recio e imponente por más de cuarenta años. Pero más de tres lustros antes, la vida de don Julio se apagó de golpe, en un accidente. Y hoy, que llueve con la misma intensidad, yo, hijo de Tania Gonzáles, observó a aquél árbol de Marañón y siento pena. Es que ahora una de sus dos gruesas ramas está seca y amputada, como un muñón; una de sus raíces fue cortada cuando construían un cerco de ladrillos; y sus frutos se volvieron escasos, flacos y pequeños. Sin embargo, este árbol, que sobrevivió a don Julio, se niega a morir.

y enciende las luces de su cuarto. Coge su mochila y mete en ella unos cuantos polos, camisas y pantalones, más sus objetos de uso personal. Luego se viste, sin mucha prisa, pensando y pensando. Se pone algo sencillo: un polo, unos jeans y unas botas; se lava la cara y apaga la luz. Camina hacia la puerta y desde allí se despide de su hermana y su cuñado, que todavía duermen. Ellos dijeron que irán a su encuentro más tarde, allá a una de las riberas del río Tamaya, donde viven Ana Bella Manihuari Arirama, una adolescente de dieciséis años, rostro mediano, nariz pequeña y delgada, piel morena, cabellos negros y ojos marrones; sus risueños padres, y los demás miembros de la comu-

nidad cocama. Ulico está enamorado de Ana Bella desde que la conoció, seis meses antes, mientras exploraba una zona maderable, en busca de las catahuas e ishpingos que le encargó su jefe. Y hoy, 20 de mayo, con esa felicidad que fue creciendo con el tiempo, desciende por una calle de tierra roja, hasta que llega a su canoa. Se embarca, coge su remo, coloca su linterna a un costado, y comienza a navegar, animoso y animado. Tiene un deseo fijo: pedir la mano de Ana Bella, convertirla en su esposa. Y mientras se distrae en sus pensamientos, una profusión de colores se sucede en el cielo. Es el inicio de un nuevo amanecer.

-Ptyx-


6

FICCIÒN

MI PADRE CONSUELO ARRIOLA

M

i Padre, licenciado del ejército, con grado de sargento segundo como orgullosamente se presentaba, nos educó con reglas severas, rígidas, propias de los años 50 pero también con ternura y comprensión cuando así lo requería. Nuestra casa con paredes de tierra, se componía de un corredor al que mirábamos inmenso, una salita que en la edad juvenil vimos remozada con un piso de cemento y blanqueada con yeso. La decoración eran los retratos familiares, nuestros

antepasados vestidos a la usanza de la época. Un gran patio en cuyo extremo norte se ubicaba la cocina de leña, con su mesita pequeña y las ollas de barro colgando de clavos en la pared negreada por el humo. Al frente de la sala tres cuartos, uno pequeño para la pareja matrimonial, y dos más grandes donde dormían mis cuatro hermanas en dos camas y en el otro dormíamos los cinco muchachos de entonces, en tres catres. El camastro heredado del abuelo fue destinado a nuestro hermano mayor, José. En las otras dos nos acomodábamos los menores: Jorge con Hernán y Andrés compartía conmigo. Las mañanas eran alborotadas con nuestras risas y juegos desde la mañana, quitándonos alguna cosa, haciéndonos morisquetas o escondiendo nuestras ropas. Cuando mamá gritaba: ¡Ya está el desayuno! Corríamos como locos, porque mi padre siempre nos decía: “Cuando te llamo ven rápido y cuando llama tu madre, vuela”. El desayuno se servía en la amplia mesa del corredor, se daba inicio con la oración a cargo de mi padre y luego él iba dando algún consejo mientras dábamos cuenta de las papas sancochadas, la “machca” de cebada tostada, a veces los panqueques y en contadas ocasiones los panes de anís, acompañados del agua de cedrón, yerba luisa y otras plantitas que crecían en el huerto. Tanta simpleza y al mismo tiempo tanto amor cabían en un desayuno para tanta chiquillería, alimentada con los ingresos de mi padre que trabajaba como radiotécnico y los fines de semana atendiendo una bendita chacra que estaba ubicada en las faldas del cerro cercano. Nos íbamos a la escuela radiantes de felicidad, con el beso de nuestra madrecita y el cuídense unos a otros, “sobre todo cuiden a Lucas”, que no era otro que yo, el pequeño hermanito, el menor o como decía la tía Herme “el último sacrificio” que hasta años más tarde recién entendí medianamente qué es lo que significaba esa frase. La vida en la escuela era otra maravilla, sobre todo cuando nosotros éramos distinguidos estudiantes, ya que cada uno llevaba la responsabilidad y la comparación que no faltaba. José era el primer alumno y por tanto lo tenía que ser Meche y también María, y también Jorge y así, hasta caerme el peso de ocho hermanos, exigiéndome estar entre los mejores. Por eso siempre teníamos el cuaderno al día, con las tareas hechas con exigencia y la limpieza del uniforme que mi pobre madre se las arreglaba para mantener aceptable y que íbamos heredando uno a uno a lo largo de nuestra vida escolar. El recreo que ni se cuente, era una fiesta infantil, corríamos, jugábamos fulbito, las muchachas la pega, las escondidas, manejábamos llantas o aros con destreza, mundo, la bata y tantos otros juegos que se pierden en mi frágil memoria pero que con toda seguridad, llenaron mi corazón, mi mente y hoy me fortalecen para realizar un trabajo en equipo, aceptar con dignidad cuando se pierde y nunca envanecerme en demasía cuando se gana. A la salida lo más esperado era el almuerzo, mi madre co-

-Ptyx-


FICCIÒN cinaba muy bien y cada día no faltaban las papas, la cancha, el mote, las habas tostadas y cocidas que acompañaban un caldo de cordero, una sopa aderezada y a veces un segundo con la gallina recién beneficiada o los cuyes en caso de ser un cumpleaños o una fiesta que celebrar. Qué tiempos aquellos, aún recuerdo a mi padre ayudándola para beneficiar los animalitos, a mi hermana Rosita, llorando por su gallina y no queriendo comer el segundo. De ahí, cuando regresábamos de la escuela ya estaba todo listo y nunca más fuimos testigos del sacrificio de los animales. En ese tiempo teníamos que regresar a la escuela o al colegio según el año que cursábamos y la salida era a las cinco de la tarde, hora en que de paso recogíamos la leña de los campos cercanos, regábamos el huerto porque la acequia pasaba por ahí y cumplíamos otros mandados de mamá. La cena era a las seis de la tarde y luego venía lo más importante, debajo de nuestra amplia mesa que no era sino dos tablas con un hule encima, estaban acomodados los libros y revistas que mi papá tenía. Ahí se podían leer títulos como: El tesoro de la juventud, Las mil y una noche, Los cuentos de oro, Libros de Lectura de Alfredo M. Aguayo, Supermán, La pequeña Lulú y tantas otras lecturas a las que teníamos acceso luego de la cena. Cada uno tomaba lo que le gustaba y luego le dábamos la lección a mi padre quien nos pedía que le contáramos reteniendo el mayor detalle lo que habíamos leído y la enseñanza que de ahí sacábamos. Mi padre era un gran lector, pues mucho antes de entrar a servir a la Patria, había sido acólito de los distintos sacerdotes que llegaron por el pueblo y con quienes había aprendido a leer la Biblia, libros de oraciones y otros. Siempre nos decía que si bien él no había podido tener más estudios superiores, nosotros sus hijos sí teníamos que lograrlo y así, al calor del hogar, imbuidos del esmero que ponía en prodigarnos lo mejor nos proporcionaba libros, porque “solo la lectura los hará libres”. Cuando mis hermanos mayores ya estaban por terminar el colegio y permanecían poco en casa, un día, estando solo, entré a la habitación de mis padres y ahí encontré un estante pequeño, con llave y en su interior, pese al papel adherido a los vidrios, se podía notar que habían unos libros que llamaron mi atención, desde aquél día quería buscar lo forma de acceder a ellos y una tarde en que todos se fueron a la fiesta del pueblo y yo aduje que estaba desganado, volví a entrar y busqué cuidadosamente la llave que la encontré en la casaca de trabajo de mi padre. Abrí el candado y ¡Oh sorpresa! No se imaginan los títulos más llamativos y las pastas de los libros brillantes, algunos con letras doradas en sus lomos indicando el número de sus tomos.

¿Por qué mi padre nunca nos dijo nada de esto? Sin dilación abrí uno de ellos, donde leí: “A la mujer nunca hay que darle ni todo el dinero, ni todo el amor”. Eso se grabó en mi mente y lo tomé como un consejo tan serio, que hoy es motivo de mi soltería. También encontré: Las aventuras de Barba Azul, El secreto del Monasterio, El pirata y su amada, Las memorias de una pulga, El código templario, Los enanos enamorados y el famoso Decamerón. No saben las argucias de las que hice gala durante un buen tiempo para quedarme solo en la casa, hurtar la llave y devorar el Decamerón, luego di cuenta de los otros libros con una pasión inusitada que después me llevaría por los caminos mágicos de todo tipo de publicaciones y aventuras, que para qué les cuento. Cuando llegué al cuarto de secundaria, mi padre me dijo que debía irme al seminario para terminar mis estudios, y que el cura del pueblo le había dicho que podía ayudarlo con mi educación ya que mis otros hermanos hacían mucho gasto con pasajes y otros. Fue así que me fui a estudiar lejos pero al terminar el quinto estaba seguro que ese no era mi camino y me retiré. Entonces al igual que mi papá, me fui al ejército donde aprendería a manejar carro para ganarme la vida. Felizmente fui digno de confianza de mi superior, quien me encargaba el mecanografiado de partes, llevar documentación entre otros, lo que aprovechaba para recrearme con algunas lecturas. Al cabo de cuatro años de servicio, salí decidido a hacer otra clase de vida. Como les iba contando, al salir del cuartel, regresé al hogar de mis padres donde todavía vivían con mi hermana soltera, mientras los demás habían hecho su vida lejos del hogar paterno, con su familia y su trabajo se habían ido a la capital y a otros lugares. Fue triste mirar la casa sin la bulla de otros tiempos, la amplia mesa casi vacía, los mismos libros avejentados y las cosas descoloridas junto a mis padres de más edad, pero fuertes por la vida sana y campestre que llevaban. Mi madre derramó lágrimas de alegría, mi padre también se emocionó, suspiramos, hilamos recuerdos, nos reímos recordando las travesuras y mientras mi madre y hermana se fueron a la cocina para prepararme lo que me gusta, mi padre me guió hacia su habitación, ahí muy solemne me dijo: “Lucas, siempre te han gustado los libros, hoy te haces digno para darte mi tesoro, porque ahora sí tienes edad para leerlos” y acto seguido me entregó la llave del estante que tenía en su cuarto. Fue una emoción indescriptible, volví a tomar la llave que muchas veces había sustraído, abrace a mi viejo y sin decir palabra lo besé en la frente, como un acto de contrición, nunca pude confesar que esos libros ya los había disfrutado y habían marcado para siempre mi existencia porque había salido del cuartel decido a estudiar literatura.

Mi padre (...) siempre nos decía que si bien él no había podido tener más estudios superiores, nosotros sus hijos sí teníamos que lograrlo y así, al calor del hogar, imbuidos del esmero que ponía en prodigarnos lo mejor nos proporcionaba libros, porque “solo la lectura los hará libres”.

7

-Ptyx-


8

POESíA

Hotel universo JORGE NÁJAR

HOTEL UNIVERSO / COSMOGONÍA

1.

Todo es realidad en el mundo de en medio Repleto de amores extraviados En los callejones oscuros del Hotel Universo Amores viudos amores rotos en el flujo del tiempo No es un sueño mi visión de la Huaca de la Luna En el cerro blanco donde el aire canta Caminante donde te halles está el centro Así también susurran las sombras En la basílica Santa María del Mar A cuya luz me recojo y oigo Más allá de nuestra propia existencia El centro siempre está visible invisible Allí donde engendras la teoría que unifica El espacio el tiempo la gravedad Tu visión del tejido del universo Y la idea que nos funde en el cosmos

2. No es fantasía la Huaca del Sol entre los algarrobos Los ojos de las lechuzas entre las flores del capulí Procurando vida sobre la tierra seca Más allá de nuestra propia existencia El mundo seguirá rodando hacia un punto ciego Así me digo en la Mezquita Donde rezo por los afligidos Indemne en el fuego cruzado de los integrismos Eso resuena en la tumba de los señores antiguos Todo es realidad bajando por la retorcida calle del Dragón Los silbidos de las serpientes el susurro de las damiselas Y más todavía los túneles y agujeros donde solo El odio y el rencor avanzan entre los días muertos Los grandes aceleradores de partículas La composición de la materia oscura Enlazada al delirio de las ideologías Más allá de nuestra propia existencia El amor brilla en los callejones del Hotel Universo

3. ¿Son también realidad las palabras sin lenguaje El porcentaje y la relación calidad precio Los sindicatos negros y los frentes de lucha El plato de queso y los gusanos en el azul? Tan real como el cúmulo del Gran Pato Salvaje Frito con culantro y volando hacia los campos del arroz Nuestra delicia en verano y en invierno La Galaxia del Cordero y el clarito de chicha El aerolito del rocoto relleno con su pujante amor El signo zodiacal llamado Inchicapi Extraviado en la noche galáctica En el reino de los pactos todo es realidad El ceviche a orillas del bar de la esquina La caldereta de mariscos en el Marenostrum Los pimientos del piquillo y el cocido madrileño En el frío invierno del mercado San Miguel Con una buena cuba de Sangre de Toro Para aplacar la sed en pos de un día más limpio

-Ptyx-


POESíA

9

HUAYNOS PARA CANTAR Y BAILAR HASTA EL AMANECER 1.

4. ¿Por qué pensamos? ¿Por qué sentimos? ¿De qué está hecha la materia oscura? ¿Existen otras dimensiones que no vemos? Unidos en el Ucupacha abrimos un hueco hondo Para guarecernos de las cenizas del volcán Contigo en el crepúsculo contigo en el azul Arriba los cóndores y los búhos han cerrado con llave Los pocos sitios tranquilos a la sombra del árbol No han dejado nada en pie salvo socavones Y como todo está cerrado optamos por hundirnos En el extremo final de las raíces Buscando olluquitos cosechando papa seca Hundidos hasta el cogote y lejos de todos De los que suman restan multiplican cantan y bailan Solo deseamos desaparecer entre los gusanos Y desde ahí un día salir hacia el Hananpacha Para volar y volar incluso en medio de la lluvia

Bajando por una ladera Las cruces de los héroes caídos por la patria Como niños buenos en el coro de la iglesia De pronto un centelleo de luces en la memoria Cierro los ojos y estoy en el cementerio donde yacen mis padres Perros escuálidos cruces rotas gallinazos en el cielo Incluso en la proliferación de la mala hierba Sé que allí alguien falta pero no me esperen en ese lar No me esperen

2. En la fotografía lucen águanos y cedros flotando en el río Y encima del tractor amarillo mi padre y otros madereros Regresando a casa con sus trofeos de guerra Árboles muertos pieles de felinos huevos de tortugas Incluso si el año del mono lanzaba predicciones de felicidad Y nos abastecía de ron y cerveza para las pandillas Yo sé que en esa algarabía ya nunca más Yo ya no más

3. 5. Diosito cuerpo de araña colmillo de felino Sin compromiso alguno acuérdate de mí Como un pajarillo en los puentes del Mar Océano Cuando me toque avanzar cantando al amor Por los corredores de los hospitales No te olvides de las muchachas frente al mar Descifrando conjuros con la boca llena de diamantes Cobíjalas en tu ser cuando el invierno asome A nuestras vidas dueño del Universo Acuérdate de nosotros mientras avanzamos Hacia la Sinagoga del Tránsito Hacia la Mezquita del Mar Hacia la Basílica del Sagrado Corazón Para emborrachamos hambrientos de luna Entre zocos murallas callejones ciegos Sedientos de sol abrazados a ti Hasta fundirnos en tu propia existencia Como dulce de membrillo En los labios de las colegialas

Venían del alto monte donde habían pasado meses Zapateaban sobre la tierra roja y corrían Con la escopeta y el hacha en las manos Hacia el primer amor hacia cualquier entrega Sé que alguien falta en esa fiesta Sé que quienes me hicieron a ese mundo Eran también feroces actores de batallas perdidas Que no me esperen en ese combate Que no me esperen

4. Largo tiempo permanecí entre las sombras De un bosque roído por los gusanos Entre llantos y gritos conseguí escapar Cruzando los puentes de un río salvaje Fue bueno detenerse frente a las islas Para ver cómo ardía el horizonte Y cómo cantaban las aguas Asombrado por la belleza Allí permanezco con la boca abierta Sediento de placer -Ptyx-


10 ENTREVISTA

Yulino Dávila hace varías decadas que reside en Barcelona (España); reparte su tiempo entre la escritura y la pintura. Aún se considera miembro del movimiento Hora Zero. En la siguente entrevista nos habla, entre otras cosas, de su poética y su relación con el Perú

Yaulino Dávila Fotografía: Guillem Sans.

¿Qué fue Hora Zero para usted?

Hora Zero significó para mí un encuentro con mis pares, mis equivalentes. Empecé a escribir poesía a los 12 años, cuando estudiaba secundaria en el colegio. Ingresé a la UNMSM a los 17, y aunque conocí algún condiscípulo al que le gustaba la poesía y hacía sus primeros borradores, no conocía a nadie interesado en la poesía con la misma intensidad, rigor y la pasión que yo, hasta que conocí en 1970 (a los 18 años) a los ahora amigos de Hora Zero y con ellos a otros amigos. Compartíamos el mismo aire de ruptura con respecto al oficio, así como la crítica al sistema imperante y una manera bastante similar en la lectura de la realidad. Nos interesaban los mismos autores, las mismas corrientes de pensamiento y las artes en general. Todo esto generaba grandes y ricas conversaciones, y también acaloradas discusiones.

¿Aún se considera militante de Hora Zero?

Aunque vivo fuera del Perú hace más de 30 años, todavía guardo relación con los amigos de antaño, esto incluye a los integrantes de Hora Zero. Todavía sigo apareciendo en las antologías que se publican del grupo. Yo por mi parte, guardo y respeto el espíritu fundacional del Movimiento. Aun-

SANTIAGO LHIMMA

“Escribir poesía es un parir con dolor y placer”

que cada uno de los integrantes haya desarrollado su labor literaria individualmente, creo que hay algo que nos vincula. Me parece que cada integrante hace su «militancia» a su manera. No se trata del cumplimiento de un dogma. Se trata de estar afinado a los principios que forjaron el espíritu de HZ. Esto debe entenderse como que dichos principios eran la respuesta a una realidad y sus acontecimientos. Hay muchas cosas que han cambiado desde entonces, algunas para bien y muchas para peor. Entonces el espíritu contestatario se debe de adaptar al momento que le toca. Dada la situación del estado de la realidad, urge mantener esa ruptura que dio pie a HZ. Juan Ramírez Ruiz afirmaba en Palabras Urgentes: «si somos iracundos es porque esto tiene dimensión de tragedia. A nosotros se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla…». A los jóvenes de hoy les toca levantarse contra el estado de las cosas que tritura la lucidez.

¿Perú todavía sigue presente en su lenguaje poético? ¿Cómo afronta el desarraigo en su poesía?

A mi parecer el lenguaje poético se nutre de todas las experiencias vividas como de todos los sueños soñados, de las lecturas asimiladas, de las mujeres succionadas, etc. -Ptyx-

Luego hay un trabajo consciente de depuración del lenguaje en el sentido del léxico, giros del habla, cadencias y musicalidad. Existe también el encaje de la temática con respecto a la herramienta que es el lenguaje, y aquí es donde muchas veces inconscientemente se filtran retazos o aristas idiomáticas que uno ha adquirido en la niñez. Por supuesto que mucho de lo escrito tiene un matiz que es propiamente peruano y no lo evito e incluso a veces lo busco, aunque el uso que le doy es conscientemente otro. Muchas veces conjugo lenguaje culto con lenguaje coloquial; léxico de distinta procedencia; música interior que proviene de distintos registros sincopando el fraseo etc. La música es otro elemento fundamental en mi trabajo, y al parecer se nota. Por otra parte, agregando a lo dicho anteriormente con respecto al desarraigo, creo que lo he encajado bien, y es más, el desarraigo ha hecho crecer y desarrollar la sintaxis con la que trabajo, de esta forma la semántica además multiplica sus posibilidades. Me ha dado más libertad para expresarme. Como no escribo para ningún público en concreto (como creo que debe de ser), me muevo por el desarraigo con cierta comodidad. Respiro el incómodo nudo que existe entre el silencio y el lenguaje. Sobrevivo con mi soledad indemne, pues soy


ENTREVISTA 11 un sobreviviente de esa Lima tan peruana que almacena grandes contradicciones. Mi poética es anfibia.

¿Cómo aborda su proceso de creación poética? ¿Y su proceso de creación gráfica?

El dolor y el sufrimiento son hechos del individuo dentro de una sociedad. Por lo tanto lo que me mortifica en un sitio seguro que me mortifica en otro si la causa es la misma o similar. La injusticia es injusticia en todas partes, y siempre es la misma clase y comunidad de individuos la que soportan la mayor carga. La lectura de la realidad es la que brinda los ejes principales del andamiaje de la creación poética. Luego está el camino recorrido, el bagaje de lecturas etc., que darán impulso a la herramienta que es el lenguaje. Las experiencias, la pasión por la vida y el haber recorrido diferentes ámbitos cuentan mucho. Como la creación plástica la llevo paralelamente a la escritura, a mi parecer compensa lo que la escritura no ha abordado. Mi obra plástica es más del mundo irracional, más automática. Yo empecé joven con el dibujo y el collage, y por muchos años me mantuve en la factura de los colores grises y tierras. Tenía un inmenso respeto (casi miedo) al mundo de los colores, pero ya en Europa, una amiga de mis intimidades me regaló un juego de pinturas, barras de pasteles que al principio no sabía de qué manera usarlas, hasta que un día comencé a experimentar agregándole al blanco y negro algo de color. Al principio no me gustó el resultado, pero seguí experimentando hasta que logré algo más decente. Desde entonces me metí de lleno al color. Le había perdido el miedo, pero no el respeto. Se puede decir que empecé tardíamente a pintar con color.

¿Teme ser críptico en su poesía, que no se le entienda?

¿Críptico?, ¿qué no se me entienda? ¡No! ni por asomo. Yo hago mi trabajo, me cuesta lo suyo, me paso horas (muchas veces) en dos o tres renglones. Y un libro me cuesta año tras año de trabajo (corregir, pulir, limpiar las impurezas hasta acercarme al carbón diamantino que esconde la piedra que se talla, y luego constatar que esto es imposible: el mito de la esfera como elemento perfecto); hay que intentar siempre dar lo mejor de uno. Escribir poesía es un parir con dolor y placer. Trato siempre de hacer lo mejor que sé, y hacerlo si es posible, de tal manera que no me repita y si se da el caso, que no se haya hecho antes (desde mi punto de vista). Esto último como un reto personal, pero sin que determine ni el

fondo ni la forma. Dante escribió La Divina Comedia en el correr de los años 1300 y tuvo la oportunidad de elegir entre hacerlo en latín, provenzal o el lenguaje vulgar (llamado así en su época y que dio luego origen a lo que hoy conocemos como italiano), y escogió este último. Hoy sin embargo hay lectores que confiesan que no entienden esta genial y monumental obra. Hay muchísimos más ejemplos de este tino y tono más cerca de nuestro tiempo. César Vallejo dijo en algún momento “Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él…” y también escribió el extraordinario Trilce en 1922. A mí me fascina ese pueblo para el que va dirigido Trilce. Y por una simple inferencia, ahora que estamos en el siglo XXI, ese «pueblo» que hizo suyo el Trilce de Vallejo, supongo que ya casi un siglo más tarde, habrá desarrollado su manera de entender y de percibir el lenguaje (su propio idioma) con mejor discernimiento. El pueblo tiene a su alcance más información, más medios para desentrañar misterios o enigmas que el presente les plantea. Espero que utilice dichos medios. A tenor de la inferencia dicha, lo que yo hago hoy debería ser entendido incluso por los estudiantes que se inician en los balbuceos de la literatura. Si las cosas no suceden como plantea la inferencia hecha, es que algo grave está sucediendo con la asimilación del lenguaje y la información. Esta inferencia que es a su vez una ironía, reflejará el estado de las cosas como un termómetro social del conocimiento adquirido y de su utilidad. Quizá el nudo de la incomunicación es lo que prima hoy en las neuronas de los usuarios y sólo sirven o más bien sólo convienen para el consumo indiscriminado de lo banal. ¿Críptico?, ¿qué no se me entienda? no me quita el sueño, yo sólo intento cumplir con mi pasión por la poesía, sea al precio que sea. El olvido como la muerte ya lo tenemos asegurado. Las amantes se han llevado algo de mí. Mis escasos lectores espero que también.

”El equilibrio desconectado abre otra armonía: RAIZ Y FRUTO”. ¿La poesía es un proceso místico?

La poesía y la mística es un tema que da para un ensayo breve como mínimo. La mística que proviene del verbo griego myein, «encerrar», y de allí lo arcano o misterioso que pone en comunicación el alma humana con lo divino o lo sagrado, son los vestigios que los occidentales hemos heredado del mundo heleno. Del universo cristiano heredamos que el “verbo” tiene correspondencia con Dios, etc. Conscientemente cuando el escritor se enfrenta con el lienzo en blanco, no está atento a estas -Ptyx-

creencias, le preocupan otras instancias. Luego en algunas personas acaecen ciertos mecanismos que se activan de forma diríamos extraña, y que dan pie a las primeras ideas y luego al desarrollo de la obra. Por eso digo que toda experiencia es base para ser fecundada, todo el alcohol trajinado, toda la droga consumida, todas las alucinaciones, todo el sexo que ha vibrado en las cornisas de nuestras entrañas, son parte del fruto a conseguir, y eso descansa en lo más ignoto de nuestro tuétano cerebral; allí está la raíz; esa es la consciencia profunda que la estupidez de moderna “autoayuda” y sus adormecedores manuales ensucia y corrompe. Yo no soy creyente de ninguna religión; todo el Universo es dios, y eso nos incluye, aunque seamos sus criaturas más imperfectas o mal acabadas. Cuando en el cerebro acontece una «revelación» se trabaja a veces hasta el agotamiento, y hay quienes llaman a esto un estar «en trance». Las cosas que pasan en el cerebro son todavía inescrutables y no olvidemos que cuando nacemos lo hacemos con un llamado cerebro «primitivo» para que luego de paso al cerebro “maduro”; todavía hoy un gran desconocido. Ezra Pound decía que los poetas (los artistas) son las antenas de la raza; seguramente se refería a que están más cerca del uso de aquel llamado cerebro primitivo, que registra la memoria celular y el cristal instintivo del humano a través de la historia. Por eso hay que estar atentos a los acontecimientos, no enturbiar el instinto (el niño que llevamos dentro) y tener limpias las antenas. El resto es música de las esferas. Pitágoras es de este modo tan actual como un poema de HZ.

¿En qué proyecto poético o gráfico está trabajando?

Ahora mismo estoy metido en un par de poemas de largo aliento que harán un libro. Estos poemas son distintos en todo (temática, forma y fondo), pero ilustrarán un retazo de mi universo, dicho de otro modo, tiene que ver con el mundo que me tocó vivir. Estoy tratando de poner al día una cantidad de obra ya escrita que no ha salido a la luz. Son inéditos que se han quedado a la espera para ser regurgitados y ofrecerlos luego a los demás para que sean masticados y digeridos, cada cual a su manera. La obra plástica se hace su propio sitio. No hace mucho que acabo de terminar una serie, con la técnica de tinta y pastel (algún collage se descuelga también), que se intitula Tintares. Cuando halle un poco de tiempo lo colgaré en la Red. Barcelona 19 de enero 2016


Ulmaria o ichu 12

(gozo del ermitaño)

Yulino Dávila

a) musa de las alarias y las púas abismadora de veleidades tú que convocas al lenguaje de los extraviados el rumiar de verbos que sin tope se luxan la pedagogía del contorno mientras despelleja algazaras y suspiros los entreactos y la porción mercenaria que se afina con la lírica del sentenciado a la belleza áspera acaso rústica en su trato con la esfera canalla tal vez inacabada o prematura a menudo inexacta vienes llegando de reciclajes inestables ¡ah! tú que hechizas muñones y fragmentos por el influjo de un sexo que se esparce con la contusión en la experiencia de los limbos ordeñas -sin desproporcionar- la asimetría al fin belleza iniciada ¡atúrdeme con el voltaje de tus fluidos! b) para desbaratar las mañas del testaferro en sus máscaras de remilgo la musa rige: su cascajo en el circuito secante de la anemia o dentella la onírica bobina del narcótico socorre con visiones los deslices en territorios de tramperos el adormecer paliativo en el escroto il castrato subliminale (por rococó que la mentira larga sea avisa de su hule el adefesio) aplaca lo que tiesa la medusa en su soborno de resina ¡de súbito! un tropo insolenta su visita en mis panículas temblorosas ¡jacal donde tesorea las ofensas que roma! disipa del bieldo las dudas con un sesgo del venéreo idioma

De: Coloraturas. De los pronombres. Enigma y amplitud de sus muros.

¡ardidora! tuyas son las transparencias de la mitad impar arrastradero que amartela la órbita donde se cuaja mi delirio -Ptyx-

¡no hay retama

ausenta del melindre

derriba orea incendios poliédri licua ardides de papel c con cabe ma la diarrea de poleas que hasta dejar desnuda su

si la majada en la e inoculando del cuidado en la red de

¡cera en carne v

¡sustantivo que lamenta s

¡el apurado pron de haber desaparecid reboza

sin ombligo d vacío igu ¡así desde las

demorada rec ¡lin

(la que me o no atiende est y sin emb con un quebranto

cabalga entre la em sin serotonina en ¡ah! ésta mi musa

m sus incisiones vergel de prosa tóxi contra los ob

c al garfio bruto e y marejadas de


ESPECIAL

as en mis desconsuelos! c)

e sainetero su baba sanadora la musa

ando bagatelas icos en el momento del sopapo cuché en homeópatas falanges estraje durmiente achacando salva hipotecas de esparadrapos u vesícula que tritura realidades

exedra sus depósitos airea o ruido a la celesta o embrollador avisa palabras desinfladas

viva el adjetivo remolón! humea

su concordancia en el antónimo! delata

nombre fiduciario a causa do el sujeto de su enmienda! a sus embalses

donde evacuar su yo ual que los espejos espesuras te reclamo! d)

cua de frenesí astillada nda bizarra!

impide sus regantes ta aflicción por poseerla bargo me ampara de jerigonza en mi zarajo)

mbriaguez y la austeridad n el momento del abismo: a y su ófrico equilibrio

mimética s se anticipan al bisturí ica y barandales de espuma bsoletos impostados

controla en la edad de la ponzoña y enhebra perdigones lapidarios

(pone también en su colinde la moldura de otra jauja que extravió la geografía) su metamorfosis: formas que hartan contenidos propios con la exactitud de un replicante atraviesan el deseo urbanizando el afán hasta la carne que se inclina ante otro deseo equivalente y sin palabra (canción de los espinos) no siempre se alcanza el pétalo de la vulva sólo su anacoluto para reproducir los atisbos de la luz ¡sustancias que evolucionan su contradicción en el interior del verso! e) la convulsa y ojerosa musa abierta a la carrasca que excreta su urdimbre de custodia con bocina perfumada de matraca y flores de plenilunio paroxisma por aquí sus pestañas hervidas y un tabaco que la pipa fatiga sin promesa a pesar de sus huesos exigentes expansiona el caldero de su risa su ano de terciopelo es la espiral de una agilidad sin tamaño con una serosidad en flecos de plegaria y motín (para agraviarse en su ligustro) pompas de uñas y ternura con ternura un amasijo de temeridad en el catafalco del beso rasgando el hechizo y los enviones que la casta procura supe entonces -crepitando por merecerteque eras tú la que lava las visiones los alambiques del equilibrista ¡artificios del silencio¡ f) la revelación refractaria equidista de lo sublime como de lo abyecto: se esfera el rotundo placebo tramado de soflama erosiona la apatía en la entraña o pule lo mancillado por inercia lela lactando con escozor cromático su ladina peonza -Ptyx-

13

y lacta hasta alcanzar mi resonancia contra la leche de su labio estribo que reconoce el esfínter donde reposa el alarido de la comunión ¡higiene sonámbula para la inopia oxidante! en vilo se avecina el calambre estomacal ese burbujear del diafragma que presiente la cercanía de un suceso ¡encarnación! paladeante surgir del verbo soplado hallazgo que fricciona poesía ante el encuentro de lo amado y tu deseo en la intemperie ágil epifanía bárbara entreteje azares con la realidad-ganzúa pronta a ser palabra y me devuelve como inquilino del idioma en llaga ¡fiera revelación! envite: litigio y pasmo fundación que en el salmo calorea g) jaculatorio lamento sin retorno allí donde se regeneran las escamas bifurcando los recuerdos en el callejón de los indultos mi profecía desnuda leporina su jardín el vino tinto de prior (maniquea las gasas o sus encajes de alhucema con muescas desollando historia arrebatada al manglar) se fragua en la saliva: involucra la deseante amígdala nodriza y parturienta del semen lisonjero que teje y desteje los ensueños ¡logaritmo atento que indaga el vocingleo en cenizas congeladas de ardidos paraísos! ¡para que tu cobardía no empate con la mía ni con mis supuestos es preciso ahora romper -anatemas felonías- alguna lanza por tus esguinces que yo blasono! -presentida musa del silencio armónicorequerida así la convulsa y ojerosa patrocina su galope en mi trovar herido


José Gamarra Ramos

14

“La poesía de José Gamarra Ramos, trasluce, desde la voz del poeta militante, con originalidad y experimentalismo constante, los aciagos tiempos vividos en el Perú de los años ochenta que demandó una injusta cuota de sangre y sacrificio. Poesía que transitó por el verso libre, la poesía visual y el poema en prosa; por el trino, el ruido, el panfleto, y la hoguera encendida”. (Jorge Luis Yangali Vargas) A continuación publicamos los poemas que componen el libro Gracias poesía (1985) Unomio

Novemio

Senomio

Te cultivé en los ojos del alba. Árboles y trinos encendían mis manos. Galopaba por páramos oscuros. Ciertas voces golpearon mis palabras. Otras palabras saludaron mi voz. Salieron ejemplares con rasgos de begonia. En su corteza el río fabricaba esperanzas. Luego, coágulos de luz estallaron en los días.

Jamás calmada ola del tiempo ante ti se estacionan los naufragios! Con sus bemoles las tizas matutinas despiertan conciencias, profesor de juguetes y caballos mortecinos aún la grieta puede soldarse pues las aguas incandescentes combaten y reciben en su mórbida frescura los rojos puños del triunfo!

Junto al río de tus manos las golondrinas han cavado tempestades de luz oh vertiente lateral fabricada con luciérnagas une más nuestros besos!

Binomio

Cuadro

De regiones oníricas se inundaban mis dedos y gritaban entonces las pieles del papel.

caminaremacruzaelvie ntoquelal luvianoolvi desuor igenquegoteeel amorportodoslosborde sazulesdeluniversopr esagiandocalmaquetuv ozcanorasemejeretama matutinayqueennuestr o s p e c h o s h a bit e l a a l e g r íanuncamalasfogat as

Anduve madurando mis cosas hurgando el viento y sus harapos. Buscando consignas llegaba al panfleto resumen de lirios se empolvaban en mis ojos. Por eso en el seno de las flores pinté jardines sin llegar al estallido.

Trinomio Subíame en yates de ternura jugaba con las cascadas de tus manos y un gorrión dormía en los aullidos. En el canto los pinceles vociferaban ataúdes no proyectaban esperanzas guitarras leves profundizaban desalientos. La luna era evocada con frecuencia la vida como catarata de alzas no ahuyentaba la estampida gobernante. Surgieron muertos, botones en la sangre hasta la ceniza se cansó de alimentar hogueras y follajes.

Decadro Eres numen (entre cerezas poseídas por la mano de la retama) y aún así constelada hasta el dulce llanto, tus cabellos como mieles iracundas vienen y forman parte de las arenas. ¿Quién planifica nuestro futuro fin? Sólo lianas tatuadas de vanadio escriben en el pecho de las palomas: Amor y Poesía: Empezó la lucha.

Recuadro cri sálidas deaguasnoc turnalesme condujeron ati;poesía recitalesl agartosypo emariosmel levaronati dulceamada -Ptyx-

Un racimo de soledades acariciaban nuestras sendas no compartíamos aún las pieles de la vida por eso la metáfora se hacía imprescindible.

Septomio Llegaste como el viento con tus finas corolas con lienzos que evocaban el delirio como azucena germinada con auroras, desatabas yemas pertinaces, un velero de obsidiana y abanicos florecían en tus ojos. Caracoles han signado la osamenta de los aguaceros desde el alba hasta el ocaso ahora se oyen los nuevos caminos allí solían descifrar cantáridas antiguos gobernantes y sus lacayos.

Octomio Mis ojos han caído lentamente al desván de tu abrazos como ayer tibias torcazas llenaban de lujuria los arreboles. En el puente del alba los duendes ahora construyen un arsenal de tréboles para combatir a los genocidas.


POESíA

Delirio de las piedras

15

PAULO GONZÁLES LA OTRA CARA DE LA MITAD

Manifiesto de Adán Al principio fui amante de Eva la primera mujer del universo mi primera mujer en éste laberinto oculto donde simplemente nos perdíamos absortos y nos alimentábamos de nueces y pulpa de magnolias y el atardecer era un zafio bodegón obsoleto y los bosques, talados, nos pedían que retornásemos temprano para que la penumbra, aún viva, no nos eche de menos.

Manifestación de Eva La espina aún no había sido creada cuando mi mirada se ocultaba en el matorral y te veía triste y solo eras el primer hombre creado por Dios sobre la tierra y ya te amaba como la primera vez que te vi impasible porque no nos merecimos que nuestro cielo esté afuera de nuestro propio paraíso.

INSTANTE EN EL CUAL En su garganta, una mariposa disecada aleteando para salir de la melancolía y los álamos inmisericordes estrellados en la córnea de su inocencia, su nocturno pensamiento de alambrado y frío, sus cuatro paredes pernoctando a la altura de su sepulcro y las cuitas viscerales, perennes, menoscabando la idiota decisión de su regente nuestra tumba la desempolvada maldición que nos arrulla con alas negras.

Y yo solo pensaba en manzanas podridas sobre mi mesa Cuando la noche me alcanzaba con su tenue estatura Con el chirrear de los grillos que no te dicen nada Y sin embargo te rodean Te impacientan Te reclaman harto duodeno Y yo solo pensaba en peras podridas sobre mi cama Cuando el sol caía estoico en la penumbra Y mis piernas dobladas también se tiraban Y mis parpados golpeaban las puertas de sinecuras Ufanándome de buen lector (cuando en realidad solo leía periódicos pasados Cuando en realidad solo leía revistas de espectáculo) Y yo solo pensaba en ideas de otros Cuando la noche impregnaba su canto de muerto sobre mi velo Cuando el día pernoctaba con su peluca tecnicolor La muchedumbre avanzaba al abismo perpetuo La calma impaciente menoscababa lo único que me fastidiaba una tenue vocecita tonta Y los pájaros eran dos alas castigadas en el horizonte Y el mar.

Te deseo con lentitud... Te deseo con lentitud como queriendo seducir a tus corneas tu corazón feligrés en el que me encuentro cronometrado desaparece apedreado por tu intento de extinguirme en el vientre disoluto como la última vez como al estallar en ti como las crueles ciudades escucha como la resaca que mengua en tu tibieza y en mis palabras falsas en cefaleas y en espinas amándonos marchitos disolutos pese a que aún es temprano en tus ojos.

En sus brazos, apaciguados, la 22 impregnada en mala sangre la soga no se lanza al vacío en su sien el pensamiento en la puerta de escape los paisajes mientras pájaros de rapiña sienten la putrefacción de tenerte la idea de no tenernos en un cerrar de ojos.

Me dejo ir... mi ausencia se ha ido de viaje encontrándose con el ocaso entre la desazón del sol de enero es hora de salir de dejar de llevar de alejarnos aletargados al colmillo del epicentro

La extrañeza ha comenzado en los desosegados.

Y mi vida que se hace pedazos en los holocaustos -Ptyx-


16 DIVERSIONES

Poemas en quechua NOLA ROMERO JURADO

QILLA

PEREZOSO

Waknatapurinki witqiñawikiwanpampataqawastin pisipasqachakikitasasataqachachiaspa manataqimatapasrurakunkichu wasaykipaswaknakurkuña.

Como caminas mirando el suelo, con tu ojos legañosos arrastrando con dificultad los pies no haces nada, pero ya tienes una gran joroba.

Puñuysanhakapakusparaq manauyatapasaywikuykuspa balaypi, uchuy papa yanuyta waknachiritauspaykunki wiksaykiqallqallyamuptin.

Bostezando con sueño sin lavarte ni siquiera la cara la papa cocinada de la canasta así frio la escoges cuando tu barriga truena.

SUMAQ PURUN WAYTA

HERMOSA FLOR SILVESTRE

Ñawpasumaqwayta, pasña anchaanchata, kuyakurqayki muchqimuchkirispa yawarchasqachaupisunquykama rumitachamqawaspa saqirquwaranki.

Antes, hermosa señorita y bella flor silvestre Te quería tanto, tanto Haciendo mohines despectivos Tirándome piedras Hasta el medio de mi corazón sangrante Me dejaste.

¿Pimantaqsumaqpurunwaytaykitaquykunki? ¿pitaqpunchawniykitaqatallichkan?

¿A quién diste tu hermosa flor? ¿Quién se apoderó de tus días?

Musuqmantaasuykamuyki, mancharistinraq… pisipasqawayrallañapukuykamuwan yanañawichaykitaqawaykuptiyñataq tutayay chiri chirillatañatariykuni.

Hoy, me acerco a ti de nuevo algo temeroso… siento el soplo de un aire cansado y al mirar tus ojitos negros solo hallo frialdad y oscuridad.

Sumaqkillauyachaykipas Rupaqsunquyhinachakirichkan, Suniyanachukchasimpaykipas, Chillichilliyantallaña.

Y tu hermosa carita de luna se va secando como mi ardiente corazón tu abundante negra trenza ahora está como leña seca y enjuta.

Sumaqllampuasiriynikipas ChinkarunñamPukawirpasimichaykimanta Yuraqlluchkamakichaykipas, pachpa, makisillupakillaña.

Tu hermosa y suave sonrisa se perdió de tus labios rojos. Tus manos blancas y suaves están rajadas con las uñas rotas.

Chayraq kimsachunkawataykitasaruykuchkanki chunkahuktañawacharachisunki hukwasaykipi, iskayaysakusqa wakinqipaykita…waqastin mamay, mamay tantatammunani… tantatammunani.

Recién frisas tus treinta años ya te hizo parir once veces uno en tu espalda dos cogidos de tus manos y atrás tuyo, los demás… llorando. Mamá, mamá quiero pan…quiero pan. -Ptyx-

AYRAMPITO Yanayanachay miskimikuychay pakapallanmalliykurqayki kichkakichkayawriki tiparunsunqunchikta Pukayawarniymi pawaykunllakirapiykiman yanayawarchaykiñataq wirpasimiypitiyarun. Manañanpakaykimanñachu mamaytaytayqamusiarunqakum qanmanatipakusqayta qanwanpurisqayta. ¡Chaynaqayakanki Ayrampito!. AYRAMPITO Negro negrito delicioso manjar a escondidas te probé espina de acero pinchó nuestros corazones. Mi sangre roja saltó a tus tristes hojas y tu sangrecita negra quedó impregnado en mis labios No podre esconderte más mis padres se darán cuenta que ansío tu compañía y busco andar contigo. ¡Asi de tramposo, eres pues Ayrampito!


Miguel Gutiérrez: La exposición múltiple de la violencia 17

Ante un contundente lujo de detalles y gran cantidad de datos, por donde asoman los personajes y recursos literarios que tiene la prestigiosa narrativa y la investigación ensayística de Miguel Gutiérrez (Piura, 27 de julio de 1940 -13 de julio de 2016 ), no resulta fácil dar un testimonio preciso:

G

olpear exactamente en el clavo de la pared para colgar el respectivo cuadro expresionista que se necesita ubicar en la pared en blanco, y tener el criterio ponderable, que siempre se debe tener en cuenta, para ser sinóptico, objetivo, correcto, paciente, o contradictorio, puede ser; que da el resultado de una lectura analítica y sintética (al mismo tiempo) frente a la expectante obra literaria de mi paisano escritor; y ofrecer un respetado argumento de festejo o de rigor, para hacer seguimiento de esa mirada tenaz que tiene Miguel Gutiérrez acerca del pasado colectivo de Piura a través del cristal de lo fantástico y de lo histórico, para mirar las virtudes públicas y los vicios privados de la gente de un país, o de una región abordada; y ofrecer un respetado argumento critico de esa obra literaria: que se reparte en la novela y en el ensayo literario, y que, por momentos resulta abundante y abrumador, milimétricamente hablando, casi imposible de hacer un inventario exclusivo y veraz: de esa trayectoria de la dehiscencia piurana.

ARMANDO ARTEAGA Miguel Gutiérrez ha demostrado siempre ser un escritor de gran rigurosidad, un profesor dotado de un increíble “background” literario y político (fue mi profesor, junto con Abelardo Oquendo, en la asignatura de “Lenguaje”, en la universidad de ingeniería, en la facultad de arquitectura, en los tiempos de estudios generales), y también es un respetado y admirado amigo desde cuando conversábamos de literatura en la década del setenta en El Tivoli, ese café de La Colmena (ubicado en el primer nivel de ese edificio tomado del estilo de Mies Van der Rohe que tanto les gustaba a los firmantes del manifiesto del Grupo Espacio), en sus mesas discretas y modernas, que parecían encerradas en una enorme pecera por la larguísima mampara de vidrio que daba hacia la gran calle, entre tazas humeantes de café y mucho humo de tabaco. Empecé a leer con atención a Miguel Gutiérrez desde la esperada publicación de su primera novela El viejo saurio se retira que se abre en la violencia dramática, -Ptyx-

del tiempo y de la vagancia y la rebeldía juvenil, de ese cuadrivio de adolecentes piuranos que nos revelaba, como dijo Washington Delgado: “con fuerza inusitada un ambiente provinciano y un proceso social asaz realista”. Desde las primeras páginas nos sorprende la despiadada ironía; llama la atención el aspecto formal de la parte social y “exhibicionista” de la juventud piurana, freudiana y “una picaresca” como la llamó José Miguel Oviedo en un artículo celebratorio, pero punzante y acido en el Suplemento Dominical de El Comercio: “La novela no quiere agradar, sino irritar y no cuesta nada imaginar que sobre ella se cernirá el escándalo: es agresiva, destemplada, insolente, injuriosa, y cargada de veneno desde el epígrafe: “Si vas a Piura:/ la gonorrea es muy segura (anónimo, siglo XVII)”. Piura se ve, es el primer objeto que quiere aniquilar, pero el ánimo flamígero se extiende a zonas más amplias: la letal vida de provincia, las mentiras institucionales, la corrupción social, la educación religiosa sobre todo. Construir una novela con tanto descaro y


18

ENSAYO

tanto ardor acusatorio es el ambicioso propósito de Gutiérrez. No es poco para un primer libro, ni deja de constituir material interesante para la crítica”. El “boom” literario latinoamericano fue un camino forzado, un proceso tendiente a la creación de aparatos publicitarios que concentraron la atención de lectores comunes en un determinado número de narradores publicitados en diarios y revistas no siempre merecedores de prestigios diversos, estos juegos y artíficos del marketing literario fueron un pie forzado, impidieron ver a otros narradores de obras valiosas, ante la imposición forzada de valores ineficaces y de falsos best-sellers, imposición de “ondas” que ocupaban un moda temporal literaria. ¿Quién es quién, por ejemplo, en la narrativa peruana de ese momento? Me quedaba con Mario Vargas Llosa, total La ciudad y los perros y La casa verde me parecieron insuperables, esta ultima toda una gran novela de una gran estructura. ¿Quién es quién, por ejemplo, en la narrativa piurana de ese momento? Hasta entonces me quedaba con Francisco Vegas Seminario, “Taita Y overaque” y “Montoneras”, me parecieron excelentes novelas y me siguen pareciendo todavía. Después vinieron “Conversación en La Catedral” y “La guerra del fin del mundo”. La cosa se ponía cada vez más redonda, pero a la vez cuadrada para los rurales de la prosa, raíz cuadrada a la enésima para los urbanos de la prosa, y, para que nuevos narradores emprendieran proyectos ambiciosos de novelas totales. Algo más, Daniel Camino me había mostrado un guión cinematográfico de la novela El espejo de Fernando Angell de Lama, que quería llevar al cine: la epopeya de la ocupación marítima del hombre piurano que llevaba aquel escueto epígrafe: Al puerto de Paita, en donde nací, y a su pueblo. Había, pues todo una “summa” de argumentos, personajes, ambientes y escenarios: mar, desierto, bosques, andes de Ayabaca y Huancabamba, para la tentación siguiente de nuevas ficciones sobre temas piuranos. Pero insisto, en la prosa de El viejo saurio… había un desafío… de la obsesión piurana candente para la narrativa, que Miguel Gutiérrez hacía brotar en esa novela tomando el segmento de la alocada juventud que viene con el acné en la cara:

Años más tarde, Miguel Gutiérrez en Celebración de la novela (1996) reivindica su obra como algo muy suyo, personal, salido con mucho cariño de su propia creatividad, sorprendiendo a quienes suponen esa novela como un ensayo advenedizo de un escritor primerizo, algo que me parece es todo un merito, lleno de enorme sinceridad: “Como declaré en una oportunidad, fue una novela que escribí con mucho humor, con mucha irreverencia y con esplendida ignorancia. Pero definitivamente no me arrepiento de haberla publicado. Creo que existen algunas buenas páginas de prosa, no está nada mal la creación de un ambiente provinciano y los personajes son divertidos y poseen una cierta hondura. Muchos años después, con ese mismo espíritu de humor e irreverencia escribí La violencia del tiempo. Muchas claves para entender la narrativa de Miguel Gutiérrez están en ese libro Celebración de la novela, es algo que se vuelve patético. La imaginación “pathos” piurana en la novelística y el rigor montaignestico en la ensayística de Miguel Gutiérrez (La Generación del 50: Un mundo dividido), son dos constantes que van en su obra literaria: una va por la explicación y descripción de la violencia histórica, y la otra, por el deslumbramiento del género narrativo como factor decisivo en la vida de los seres humanos. En la novela, es muy a lo Rabelais, abarcando la pugna social y la pugna política, el roce entre autoridad e individualidad, buscando diversos espacios de la vida diaria, erudición, pensamiento y fantasía, algo muy renacentista. En el ensayo, tiene representación de cierta erudición, pasión y conocimiento, lectura y manejo de escritores clásicos y modernos, a lo Montaigne, pretende lo mismo que Montaigne en sus ensayos: la búsqueda del conocimiento, la inseparable razón estética e intelectual para hallar las contradicciones de la vida, ensayos llenos de una enorme masa de erudición literaria, sin ánimo de deslumbrar sino de enseñar (que esas contradicciones existen), y son el meollo de las cosas simples de la vida. Por lo que comprobamos, ese deslumbramiento en Celebración de la novela por Kafka, y su descubrimiento de sus primeros años universitarios de la novela norteamericana, de tres nombres mayores: Faulkner, Dos Passos, y Hemingway, en algo que nos ayuda a comprender mejor la narrativa de Miguel Gutiérrez. Algunas escenas de las novelas de Miguel Gutiérrez entran en el universo de lo real fantástico, a pesar de tener prioridad

La imaginación “pathos” piurana en la novelística y el rigor montaignestico en la ensayística de Miguel Gutiérrez, son dos constantes que van en su obra literaria: una va por la explicación y descripción de la violencia histórica, y la otra, por el deslumbramiento del género narrativo como factor decisivo en la vida de los seres humanos.

Nació en Piura y desde muy churre conoció la cólera. De niño fue el terrible Coloradito, pero cuando una pelambre tupida le broto por todos los poros, se convirtió en el magnífico Pavudo. … Dicen que le gustaba todo lo que volara; por ejemplo, nadie lo ganaba fabricando avioncitos de papel y dicen también que en tiempos de las cometas la suya era la que se elevaba más alto, y que cuando llegaba a Piura el circo de los Hermanos Caballini, el número que más le gustaba era el de las Águilas Humanas.

-Ptyx-


ENSAYO una visión concreta de lo real, tal el caso de Hombres de camino, aunque el referente es lo histórico, muchas de las historias de vidas de Isidoro Villar, o de Sansón Carrasco, o de Rodolfo Lama Farfán de los Godos, o de Bauman de Metz, lindan con lo fantástico, y la leyenda. ¡Pero si en el fondo la vida de Isidoro Villar me enorgullecía hasta la casi fatuidad! exclama un personaje interno de la novela. Para los que conocemos “la escena de la vida piurana” sabemos que Isidoro Villar es Froilán Alama, que Sansón Carrasco es Enrique López Albújar, y que Bauman de Metz: aventurero o no, participó en el levantamiento de la Comunidad de San Francisco de Chalaco que con una montonera de 60 hombres entró en el corazón de la ciudad de Piura el 2 de enero de 1883, enarbolando una bandera roja a los gritos de “¡Viva La Comuna!”. El hilo conductor de lo narrativo entre lo real y lo fantástico en las ficciones de Hombres de camino por momentos nos llevan a recurrir y echar mano a la “Introducción a la literatura fantástica” de Tzvetan Todorov, por lo siguiente: “Un postulado no necesita pruebas; pero su eficacia puede ser medida por los resultados a los que se llega cuando se lo acepta. Como creemos que la organización formal no se deja captar en el nivel de las imágenes mismas, todo lo que pueda decirse de estas últimas será aproximado. Habrá que contentarse con probabilidades en lugar de manejar certezas e imposibilidades. Retomando nuestro ejemplo muy elemental, el bosque y el mar pueden encontrarse a menudo en oposición, y formar así una “estructura”, pero no deben estar en oposición; en tanto que lo estático y lo dinámico forman obligatoriamente una oposición, que puede manifestarse en la del bosque y el mar. Las estructuras literarias son otros tantos sistemas de reglas rigurosas, y lo que obedece a probabilidades son tan sólo sus manifestaciones. El que busca las estructuras en el nivel de las imágenes observables rechaza, al mismo tiempo, todo conocimiento seguro”. En el Descanso de los caminantes, Bioy Casares insiste en escudriñar el problema del acto de escribir: “Escribir. Cuando yo era joven, un viejo escritor me explicaba: “Escribir lo que no has de publicar no es escribir. Escribir borradores no es escribir. Corregir no es escribir”. Este tema es uno de los dilemas de Miguel Gutiérrez, hasta el límite de la responsabilidad y el compromiso soportable en una entrevista en “Celebración de la novela”, contrastada con el dilema de la lectura: para la formación del escritor. Lo mismo su admiración por Beckett, que me recordó uno de los objetivos centrales de la obra de Beckett: el más pequeño acto puede trastornar el universo. Este es uno de los temas centrales de la obra

19

de Beckett. Una mosca impotente bajo el pulgar puede trastornar al mar y al cielo: siempre la realidad y la ficción que delimitan los territorios de la poesía. Recordar su poema La mosca: Entre la escena y yo el cristal vacío salvo ella vientre a tierra ceñida por sus negras tripas antenas locas alas enredadas patas curvas boca succionando en el vacío golpeando en el azul estrellándose contra lo invisible impotente bajo mi pulgar trastorna al mar y al cielo. El más pequeño acto puede trastornar el universo. Este es uno de los temas centrales de la obra de Beckett. Una mosca impotente bajo el pulgar puede trastornar al mar y al cielo. La poesía francesa de Beckett prefigura al personaje beckettiano desarrollado más tarde en su narrativa: un hombre solo, en la oscuridad de un cuarto se pregunta cómo ha llegado hasta ahí. Se trata de Molloy, de Malone. El Belacqua de Dante, a las puertas del Infierno no espera nada, salvo la memoria. El absurdo de las cosas, la más extravagante hilaridad, convertido en lector de por vida de Beckett: ubicuidad admirativa que también recupera Miguel Gutiérrez en su estupendo artículo: “Beckett y la “Secta del perro”. Para terminar, diré que la novela-ensayo más celebrada de Miguel Gutiérrez: La violencia del tiempo me parece estupenda y de gran nivel narrativo, aunque por momentos me resulta densa, algo asmática como La montaña mágica de Thomas Mann: novela total, enciclopédica, balzaciana. La querella entre lo antiguo y lo moderno, donde las pasiones se caldean hasta los extremos, las razones fútiles, las rencillas entre hombres y mujeres, los encuentros fronterizos, los argumentos que esgrimen los bandos sociales, el artificio y la belleza del desierto piurano, los espíritus superficiales ahogados en el olvido, pero recuperados en la memoria increíble del narrador furtivo, un tiempo de violencia: recuperado por este gran novelista que es Miguel Gutiérrez. Las violentas escaramuzas en torno a problemas tribuales y triviales, que por momentos parecen derrotas individuales, que nos vuelven la mirada hacia Martín Villar, donde Cangará: bien podría ser el único lugar del mundo después del diluvio, la “terra nostra” piurana (por elucidar algo del novelístico epicentro de Carlos Fuentes).

-Ptyx-


20

RESEñA

Al maestro con cariño

S

e dijo que tras la muerte del crítico literario Manuel Jesús Baquerizo Baldeón (Huancayo, diciembre de 1929 - Lima, febrero de 2002), el mundo intelectual de la sierra central se había quedado huérfano, pues se trataba de un intelectual que había fungido como una suerte de pater familia, por sus importantes aportes a la cultura de esa zona del país, y sobre todo por sus invalorables consejos a los jóvenes escritores. Hay que ser sinceros. Actualmente no hay intelectual vivo alguno que ocupe ese vacío que dejó Baquerizo; no hay un intelectual que conozca a profundidad las diversas manifestaciones artísticas y folclóricas de la región central, y eso se podría explicar además porque este tipo de intelectuales que tiene una mente cósmica y conocimientos sistemáticos, y capaz de unir a tirios y troyanos, están en franca extinción. Manuel Baquerizo tuvo en los diarios y revistas de circulación nacional y extranjera el medio ideal para expresar sus ideas. Como columnista, colaboró en los diarios más importantes del país; también dirigió y escribió en las revistas Proceso, Caballo de fuego, Wari, Síntesis, Kamap Maki,

Huallallo, Aportes, Retazos de papel, y la memorable Ciudad letrada. Ante una inmensa cantidad de artículos escritos a lo largo de casi 50 años (desde 19542002), muchos esperaban que publicara un libro, sistematizando sus ideas en los campos que él dominaba. Nunca en vida llegó a editar un libro, solo en 1998 el centro cultural José María Arguedas, le publicó un largo ensayo titulado La conciencia de la identidad en la literatura de costumbres de la sierra central. Tuvieron que pasar más de 10 años, desde su muerte, para que ese anhelo se haga realidad, con la publicación de Desdoblando el paisaje. Proceso de la literatura desde el mundo andino peruano, un libro que recoge 39 artículos que versan sobre narrativa, dramaturgia y poesía. El libro, cuyo estudio y recopilación de artículos corrió a cargo de Jesús Cabel, es el primer tomo de dos que saldrá publicado en los próximos años. El último tomo reunirá sus artículos sobre pintura, escultura, de identidad andina y Huancayo. Desdoblando....es un excelente texto que todo estudioso o lector tiene que leer, si desea entender el proceso de la literatura del interior del país.

Desdoblando el paisaje. Proceso de la literatura desde el mundo andino peruano Manuel Jesús Baquerizo Baldeón (Estudio y recopilación de Jesus Cabel) Arteidea grupo editorial Lima, 2015 348 páginas.

Patrimonio y nostalgia

Q

uienes vivimos en Huancayo, hemos visto cómo la Ciudad Incontrastable en últimos años ha ido creciendo de manera vertiginosa. No obstante este crecimiento, muchas veces desordenado y falto de planificación, parece que necesitaría de grandes sacrificios, uno de ellos es la destrucción del patrimonio inmueble para que en su lu-

Cuentistas eróticos

gar se erijan edificios y centros comerciales. Para nadie es un secreto que en los últimos años las antiguas casonas han ido desapareciendo de la noche a la mañana, muchas veces en complicidad del municipio y la inacción del Ministerio de Cultura. Precisamente con el fin de conocer nuestro patrimonio inmueble, la Dirección Desconcentrada de cultura de Junín, publicó Patrimonio histórico inmueble en Junín, un valioso documento que realiza un inventario de los monumentos más importante de no solamente Huancayo, sino también de la región.

En la región Junín, no hay una tradición sólida de literatura erótica, aunque sí escritores que tocaron de soslayo en sus cuentos dicha temática. Ahora, tras un arduo trabajo de investigación, el antologador huancaíno Cirilo López Salvatierra, pudo recopilar siete cuentos de este corte, que harán sonrojar más de un lector, y reunirnos en un solo libro titulado Cuentos Eróticos de Junín (Ramada del búho Editores). Los cuentos considerados en esta antología -Ptyx-

pertenecen a los escritores, Aida Romero, Julio César Alfaro, Julián Ayuque, Flor de María Ayala, Alberto Chavarría, Cirilo López, y Giannina Sovero.


ENSAYO

Los poetas vivos y más vivos del Perú (II)

21

Mas hablando del 75-80, un poeta-linguista que prometía, y que de alguna manera sigue prometiendo aunque haya alcanzado ya la media centuria, es Mario Montalbetti. PEDRO GRANADOS

M

ás que una síntesis de emoción e intelecto (Benjamin diría intuición y pensamiento), la suya es una poesía donde ambos aspectos no se resuelven en una unidad y andan como un matrimonio mal avenido; después de un inicial periodo versolibrista cisnereano pasó al rigor de los silogismos de motivo oriental y ahora se ha hecho algo más entrañable, pero aquella incompatibilidad de caracteres -que observábamos desde sus poemas iniciales- lamentablemente continúa. Por otro lado, aunque un tanto algo mayor que nuestro poeta-lingüista, la obra de Luis La Hoz -en sus páginas logradas- es precisamente lo opuesto a la de Montalbetti. Ante todo no pretende ser una aventura intelectual y, sin embargo, digamos que la cumple, pero a través de imágenes de lo cotidiano, decoroso trabajo artesanal con el verso y sensibilidad; de ninguna manera buscando de antemano que el lector nos perciba listos. Ahora, el término medio entre ambos poetas, aunque trayéndonos otro imaginario cultural y distinto escenario social, son los poemas del voceado José Watanabe. Su zozobra a ratos llega a convencernos y su sutil ironía -en un grado mayor de destilación que la de Antonio Cisneros- nos brinda prueba fehaciente de su capacidad de juicio. Mas lo de término medio también alude a una falta de clarificación en Watanabe de su propia propuesta poética. Una vez leído pareciera que no tuviera nada que proponernos; su poesía remeda una vibración sutil, aunque sin transfondo aparente. Sin duda, esto puede ser ya en sí mismo un destacable valor estético, y posiblemente sea la marca peculiar de este poeta -mezcla curiosa de criollismo y tao-, pero permítasenos quedar aún inconformes con su trabajo. E indignados con el de sus imitadores que -sobre todo

-Ptyx-


22

ENSAYO

en la generación limeña de los 90- abundan; bola de muchachos que a tono con nuestros tiempos postmodernos o globalizados cultivan el tono menor -diríamos ínfimo- de la mente, del lenguaje y de la pasión. A la soledad y desconcierto -cuando no al horror que provocan estos tiempos- creen responderles con su cansancio, aburrimiento o discreto vaho en coro ante el espejo. Obviamente, la existencia de esta casi historia de la poesía peruana contemporánea -que vamos reseñando- se la debemos fundamentalmente a la labor de los críticos. Finos críticos son, por ejemplo, Américo Ferrari y Julio Ortega. El segundo más activo que el primero, pero también un poco más sesgado en sus gustos hacia la poesía que practican, podríamos denominarlo así, los “ilustrados”; sociedad distinguida que -en el caso del Perú, y a semejanza de lo que significaba el Palais Concert en época de Abraham Valdelomar- parecería ubicarse hasta hace muy poco en la librería “El Virrey” (Lauer, Montalbetti) y ahora, en más apretado petit comité todavía, en la librería “Mosca Azul” (Lauer y el reciente receñista multiglósico Abelardo Oquendo). Mas aquellos dos críticos son sin duda, y a pesar de todo, los más matizados ideológicamente y los que han ejercido su tarea con imaginación y fervor. Este no es el caso de otros críticos, tal como el del desaparecido Antonio Cornejo Polar(4), casi negado para leer poesía, y menos aún el de su hermano, Jorge Cornejo Polar. Ambos constituyen un tipo de críticos, ya que su práctica ilustra la de muchos otros, que trafican cómodamente con un ganado ya previamente amansado, listo para ser marcado con el hierro de las simpatías políticas o simplemente con la rúbrica de lo habitual. La crítica en el Perú actual sin duda existe, reflejo de ella es su poesía. Sin embargo, a pesar de todo este panorama aparentemente negativo, la poesía del Perú posee una extraordinaria ventaja, actual y virtual, por lo menos en el concierto hispano. No sólo cuenta con una generación excelente que es la del 30 -de la que deberían los jóvenes poetas nuevamente partir-, sino que cuenta además con José María Eguren y, sobre todo, con el ejemplo extraordinario de César Vallejo; autores -aunque este tema, dada su envergadura, es ya motivo para otro ensayo- a los que hasta hoy no se les ha leído o estudiado de modo suficiente. En otras palabras, la poesía peruana cuenta con el poder -nítido, por ejemplo, en la leyenda de los hermanos Ayar, la poesía de Vallejo o en muchas páginas de las novelas de José María Arguedas y de los cuentos de Julio Ramón Ribeyro- para literalmente volver materiales las palabras. Precisamente, tratando nosotros de explicarnos esta capacidad materializante de los poemas del autor de Trilce, Lezama Lima quizá esté en lo cierto cuando dice que En ninguna cultura como la incaica la fabulación adquirió tal fuerza de realidad (122). Ahora, esto no quiere decir que estemos proponiendo un neo-indigenismo, ni mucho menos (5) , aunque este mismo autor señale: La historia política cultural americana, en su dimensión de expresividad, aún con más razones que en el mundo occiden-

tal, hay que apreciarla como una totalidad. En el americano que quiera adquirir un sentido morfológico de una integración, tiene que partir de ese punto en que aún es viviente la cultura incaica (75). Nosotros únicamente estamos subrayando una ventaja. El Perú es un país con una cultura ancestral (veinte mil años desde los vestigios del hombre de Lauricocha así nos lo demuestran) y, por tanto, tiene mucho que hacer recordar, enseñar e inspirar con una densa luz a sus poetas. Respecto a otras latitudes -incluso en la propia Latinoamérica, en cuanto al heterogéneo proceso de modernización que experimentaron estos países- el Perú ha sido tildado, probablemente con muy justa razón, de país “inmóvil” o de “movilidad menor” (Rama 109-110); nosotros matizaríamos: pero con profundísimas raíces (aspecto mítico-cultural que a Rama se le escapa por aperar éste con una mentalidad típicamente urbana y secularizada). Esta condición no hace al Perú inmune a la historia, menos a la de la hora actual cuyos despojos -los propios cuerpos de sus sufridos habitantes- no permite que nos engañemos ni que nos hagamos demasiadas ilusiones respecto a nuestro futuro socio-económico, pero le brinda a los poetas la posibilidad de un uso muy particular de la memoria, una promesa de poder -tal como consta en la rica tradición cosmogónica precolombina y en algunos cantos de raigambre quechua de ahora mismomaterializar la fabulación. En contrapunto a neobarrosos, surrealizantes, engolosinados de la experiencia, intelectualoides de la escritura -más o menos venales- o simplemente coro de cansados vates, la poesía peruana tiene la posibilidad, nada desdeñable, de ir más acá o allá de la literatura y darle vida: como para traernos una flor hacia los labios o un justo bocado a la boca. Personalmente, tal como Michael Foucault, soñamos con el intelectual destructor de evidencias y universalismos […] el que se desplaza incesantemente y no sabe a ciencia cierta dónde estará ni qué pensará mañana […] el que contribuya allí por donde pasa a plantear la pregunta de si la revolución vale la pena (y qué revolución y qué esfuerzo es el que vale) teniendo en cuenta que a esa pregunta sólo podrán responder quienes acepten arriesgar su vida por hacerla (164). O, de un modo menos romántico y más concreto, podríamos decir que no nos interesa pasar volando por sobre los textos; primero por creer aún en el placer de la lectura y, segundo, porque proceder de otra manera nos lleva a imperdonables simplificaciones y acomodos burdos de los textos a determinadas teorías de agenda. Esto sin que postulemos, en modo alguno, la autonomía del texto ni la especificidad de la literatura. Creemos que es una extendida conquista contemporánea o postmoderna entender -y en esto somos militantes, mas no fundamentalistas- que el marco mayor de la literatura no es observar el lugar que ocupa la realidad en la ficción, sino la que ocupa ésta en la realidad.

(...)a pesar de todo este panorama aparentemente negativo, la poesía del Perú posee una extraordinaria ventaja, actual y virtual, por lo menos en el concierto hispano.

-Ptyx-


ENSAYO

23

Obras citadas: – Alagna, Gaspare: 1989 Memorias de un dios herido. Lima: Colmillo Blanco. – Ferrari, Américo: 2002 La imbricación de la expresión poética en la obra narrativa de José María Arguedas y Juan Rulfo. Agulha [www.agulha. cjb.net], No 24. – Foucault, Michel: 1981 Un diálogo sobre el poder. Miguel Morey (trad.). Madrid: Alianza Editorial. – García, Raquel (ed.): 2000 Las cartas de José María Arguedas a Angel Rama. Fornix, No 2, 9-28. – Granados, Pedro: 1996 Memorias de las manos. El Comercio (Perú), 14 Jul, C2. – Guevara, Pablo: 2002 Poesía de choque http://estacionpoetica.perucultural.org.pe/epguevara.shtml] – Lezama Lima, José: 1969 La expresión americana. Santiago de Chile: Editorial Universitaria. – Piglia, Ricardo: 2001 Conversación en Princeton. Azoteas, No 1, 8-18. – Rama, Angel: 1985 Las máscaras democráticas del modernismo. Montevideo: Arca Editorial. – Rodríguez Padrón, Jorge: 1993 “Las vanguardias tardías en España” en Las vanguardias tardías en la poesía Hispanoamericana. Luis Sáinz de Medrano (ed.). Roma: Bulzoni, 331-344. – Sabogal, Isabel: 1988 Requiebros vanos. Lima: Ignacio Prado Pastor, Editor. NOTAS (1). Para ser más precisos y menos metahistóricos quizá podríamos rastrear dicho fenómeno, tal como con acertados ejemplos nos lo documenta Angel Rama, desde el “‘cambalache’ intelectual de la sociedad mercantil y democrática del siglo XIX que Nietzche describió y detestó y que tanto Europa como América Latina vieron perfectamente representado en la sociedad norteamericana posterior a la Guerra de Secesión” (132). Situación que -también lo señala Rama en la misma página- si bien propició el éxito continental de Ariel de José Enrique Rodó, asimismo es cierto que tuvo, por ejemplo en Rubén Darío, un crítico a esta unilateral e interesada postura: “observaba [Darío] los mismos efectos deletéreos de la modernización en las sociedades latinoamericanas, no aceptaba el cómodo aristocratismo hispánico que veía los defectos de los otros pero no los propios de quienes tenían ‘sangre del Cid y de Carulla’ y, sobre todo, porque reconocía las enormes creaciones que esos Estados Unidos utilitarios ya habían proporcionado”. Ahora, en lo que compete a nuestro tiempo actual de formidables indigencias, nosotros agregaríamos que a su sombra y coacción se ha desarrollado en nuestros países un tipo de escritor -poetas o críticos-extremadamente oficiante de un arribismo que se confunde literalmente con la sobreviviencia; esta es la hora del espíritu del ganapán, repleto de deudas y compromisos con lo que –sea un periódico, una cátedra o una revista cultural- le permite comer. (2) . Siete años después de la fecha de publicación de su libro (1989), lapso que voluntariamente Alagna se tomó antes de animarse a ponerlo en circulación, le hicimos una reseña. Aquí, entre otros asuntos, señalábamos que Memorias de un dios herido era un auténtico oasis en medio de la retórica cisnereana imperante, y agregábamos: “Libro que no pacta con la elocuencia, ni rehuye la ya de por sí honda y frágil intimidad, ni cae en el pueril erotismo característicos -entre las honrosas excepciones dos o tres libros escritos por mujeres- de

los últimos 25 años del quehacer poético en el Perú” (Granados C2). (3). De Requiebros vanos cabe puntualizar lo que dice Javier Sologuren en el breve prólogo al libro: “Es en el amor y la muerte, hontanares que jamás cesan, donde abreva su verso imbuido de una pureza adolescente y abierto a relampagueos visionarios”. Afines en el espíritu y semejantes en calidad, agregaríamos, a los del joven y malogrado poeta Javier Heraud. Pureza (autenticidad), capacidad de visión y tino de una muchacha que, aunque sea también lo femenino un tema visible en su obra, acierta en no tratar de escribir de modo fundamentalista, sino que nos habla del “amor y la muerte” que es común a todos. Entre las otras poetas de su generación -la del 80, y salvo probablemente Rosella di Paolo- Sabogal es una de las pocas poetas mujeres que no ha intelectualizado oportunistamente su poesía, que no la ha transformado en un discurso -cada vez menos rentable, incluso en su fortín, la academia norteamericana- de género. (4) Quizá el representante más importante del Perú -desde la Universidad de San Marcos en Lima, pasando por la de Pittsburg, hasta llegar a Berkeley University- de los estudios literarios neo-historicistas. Es obvio que esta clase de estudios para nadie son novedad ahora, pero en el Perú -a través, por ejemplo, de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana- constituyeron una alternativa frente a aquellos sosos, extemporáneamente hispanizantes o, dirían los de San Marcos, inmanentistas por ideológicamente reaccionarios de, por ejemplo, una revista como Lexis de la Pontificia Universidad Católica en Lima. Antonio Cornejo Polar ha dejado una verdadera pléyade de seguidores o discípulos, por lo general con las mismas dificultades que él para leer poesía. En lo fundamental parten del supuesto de que hay que sacar a la literatura del medio; es decir, tal como lúcidamente lo plantea Ricardo Piglia: “Tienden, desde posiciones que se suponen progresistas, a sacar a la literatura del juego y a convertirla en un

síntoma más de una serie de documentos sociales que circulan con el mismo estatuto que la literatura” (12). No se percatan, observa el mismo crítico argentino, que “esta sociedad no inventaría la literatura si no la hubiera encontrado hecha. No se le hubiera ocurrido a la sociedad capitalista inventar una práctica tan privada, tan improductiva desde el punto de vista social, tan difícil de valorar desde el punto de vista económico […] El arte sería contrario a esa lógica de la racionalidad capitalista. Y, por lo tanto, la muerte de la literatura sería algo a lo cual esta sociedad aspira” (11). Ergo, así como no se es necesariamente progresista porque en nuestro discurso empleemos categorías críticas, tampoco practicar el neo-historicismo o el post-colonialismo nos exhime de ser, desde el punto de vista de Piglia, quizá hondamente reaccionarios. (5) Autores valiosos de la poesía si no indígena, al menos sí de corte popular -es decir, necesariamente “chola” o “zamba” en el Perú- y post-arguediana, son Cesáreo Martínez, en los 70, cuya prematura muerte lo encontró quizá escribiendo sus mejores poemas; y Fredy Roncaya -en los 80, con Canto de pájaro- que ahora mismo practica una poesía multilingue (quechua-española-inglesa) y es un olvidado más en el ámbito de la miope y oficial crítica literaria peruana. _________________ Lo de “recargado”, el iniciado ya se percató, es un ardit periodístico para que este ensayo sea releído con –no menos– renovada morbosidad; el que lo lee por primera vez, para que sepa que me reafirmo en casi todos sus conceptos y arbitrariedades. Lo escribí elaño 2002 –en Boston– con soberanía intelectual y pasión, a la memoria de mi amigo y maestro, mi hermano Germán Granados Agüero.

Publicado originalmente en el blog de Pedro Granados. Rescate: 01/02/10

INVITADOS: (Pucallpa, Perú - 1985) Ha publicado dos libros de cuentos, Walnut y El último beso, además de un breve poemario titulado Tan cerca de la Luna. Su literatura intenta recrear un universo que se asemeje a la realidad de su ciudad natal, Pucallpa.

Armando Arteaga

Consuelo Arriola

(Piura, Perú -1952) Escritor, arquitecto y periodista. Fue crítico de cine en Expreso y jefe de la página editorial de Gestión. Publicó los libros de poesía Callejón sin salida, Un amor en que aún, y Terra ígnea. Actualmente integra el comité de la revista Sol & Niebla.

Foto: Jorge Jaime Valdez

Óscar Barreto

Sandro Bossio

(Huancayo, Perú - 1963) Docente y escritora. Enseñó en las instituciones educativas “Heroínas Toledo” de Concepción y “San Isidro” de Aco. Publicó El vuelo de la paloma; Memorias del corazón; Mito: tierra de La huaconada; y Gato azul (cuentos y poemas). (Huancayo, Perú - 1970) Fue fundador, junto con el crítico Manuel J. Baquerizo, de la revista literaria Ciudad Letrada. Publicó las novelas Llanto en las tinieblas y La fauna de la noche. Además del volumen de cuentos Crónica de amores furtivos. También publicó el libro de crónicas -PtyxSabatorio: reflexiones de un buen salvaje.

Yulino Dávila

Willy Gómez

Willy Gómez

(Lima, Perú - 1952). Estudió Psicología Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos 60. Miembro del Movimiento Hora Zero. Vive actualmente en Barcelona. Publicó los libros de poesía El tratante, Hebras de Malasaña, Monasterio de palabras, Fusión, y Tálamo y escalpelo. (Lima, Perú - 1968), es autor de los libros de poesía Etérea, Nada como los campos, La breve eternidad de Raymundo Nóvak, Moridor; Construcción civil ( Ganador del V Certamen de Poesía Hispanoamericana:Festival de la Lira.); Nuevas Batallas, y Pintura Roja. Compilador del libro OPEMPE, relatos orales asháninka y nomatsiguenga.

Nola Romero

(Huancavelica, Perú) Poeta y cantante quechua. El 2008 organizó el primer concurso de poesìa quechua Huk ñiqin harawipy atipanakuy. Publicó los poemarios Purun Wayta y Hatarimuy runa simi.

(Huancayo, Perú - 1984) Algunos de sus poemas se encuentran en revistas del Valle Mantaro y blogs de internet. Dirige la pagina de facebook El baile de los ahorcados. Tiene un poemario titulado El Delirio de las Paulo Gonzáles Piedras.


24

IN MEMORIAM

José Antonio Bravo (Tarma, Perú. 1937 – Lima, Perú. 8 de setiembre 2016)

El problema es la sinceridad de la creación literaria. Si el autor no tiene fe, en primer lugar, todo lo que escribe resulta postizo o falso; en segundo lugar, no escribirá bien sobre el tema; y en tercer lugar, el autor no se sentirá cómodo con el tema que ha decidido tratar. (...) La sinceridad para escribir es muy importante.

Novedades de Imprenta Editorial Punto Com

-PtyxJirón Moquegua N° 259. Huancayo-Huancayo


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.