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ptyx LITERATURA

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Omar Aramayo/ Jorge Luis Roncal/ Nicolás Matayoshi/ Enrique Ortiz/ Andrea Cabel/ Óscar Málaga/ Yves Prié / Jorge Nájar/ Hugo Velazco/ Antenor Samaniego/ Eduardo Gonzales Viaña/Martín Rodríguez-Gaona/ Sandro-PtyxBossio/

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Hinostroza Conocí a Rodolfo el lluvioso año de 1962, primer gobierno de Belaunde, en Puno. Caminaba con una capota militar, verde olivo, que le llegaba hasta los pies, en compañía de Carlos Henderson; ambos se habían embarcado en Cooperación Popular, programa propiciado por Belaunde, que comprometía a jóvenes universitarios a un voluntariado que implicaba a su generación a insumirse en la experiencia peruana, andina; por eso estaba allí. La idea era buena, no hay que olvidar que Belaunde se inicia como izquierdoso en la política peruana. OMAR ARAMAYO

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ntonces yo cursaba el cuarto de secundaria, Rodolfo tenía veintidós. Noche a noche le dimos mil vueltas a la Plaza de Armas de Puno y otras mil al Parque Pino, y por lo tanto a la calle Lima, cordón umbilical entre ambas, que nos observaba desde sus vitrinas, antes más bonitas que ahora. Yo era un muchachito indocumentado, tenía quince y mi uniforme escolar, del cual debía despojarme presuroso para ir en busca de los poetas que se alojaban en el colegio San Ambrosio, San Refugio, una especie de segunda oportunidad para los estudiantes del sur que habían fracasado en sus estudios. Recuerdo que dormían en bolsas de dormir; pero en fin y al fin, estaban en el Perú profundo. Aunque no creo que descubriese grandes cosas, era huaracino y salió de Huaraz a los 9; así lo rememora en sus poemas.

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Revista de creación literaria

N° 004 - año 01 Febrero - 2017 IMAGEN DE PORTADA: “Interno” de Carlos David Morales

Hablábamos de Heraud, recientemente asesinado, juntos habían ido a Cuba, a estudiar cine; para entonces él ya tenía una idea bastante clara de la poesía, y se encontraba en la gestación de una poética como la que logró después. Hinostroza, después de Vallejo, Oquendo y los indigenistas, es el que más ha innovado la poesía peruana. Además de haberse renovado él mismo, sin negarse; en cada uno de sus libros, es un poeta diferente, saludablemente diferente, y no por ello podemos decir cuál es mejor, cada uno tiene su timbre de gozo. Su experiencia en Cuba fue de suma importancia, su posición, aunque no tuvo la resonancia que produjo la disidencia de Heberto Padilla, era que Fidel y la revolución le importaban un carajo, por lo cual le dijeron de traidor para abajo; pocos entendieron que el

Sergio Miguel Castillo Falconí COORDINADOR EDITORIAL Jaime Victor Bravo Gaspar Roberto Salazar Solano Joe Delgado Rodríguez

CONSEJO EDITORIAL Amadeus

ARTE Y DISEÑO

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poder y la poesía tienen carriles diferentes. Me parece que después de cincuenta años no todos han entendido la lección, nunca faltan los obsecuentes, los comisarios, es cuestión de vocación, la humanidad está hecha así, los que hacen y los que creen saber cómo se hacen las cosas; es decir los burócratas consumados y los burócratas consumidores, que quieren administrar la creación. Lo vi en París, en Cajamarca, y por los caminos de la vida nos trajo y nos llevó, tantas veces, ya consagrado por los premios, siempre con la misma vitalidad, con la misma sed de hartazgo, con sus zapatos hambrientos de caminos, de azares, de ciudades. Alguna vez Ribeiro escribió que no tenía capacidad de adaptación a la ciudad, a París, yo creo que no tenía capacidad de adaptación al sistema. He visto muy pocos seres libres y talentosos como él, extraña Imprenta Editorial PuntoCom E.I.R.L.

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HOMENAJE alianza: talento y libertad, talento y vitalidad, vitalidad y talento. Y una seguridad a prueba de balas en lo que hacía y decía. Era ronco, pero hablaba claro y fuerte como un tenor. Hinostroza las pasó mal, tuvo una infancia difícil, por decir lo menos, la familia era muy pobre, con incidentes como el extravío y la muerte de su padre, hasta ser hallado en una fosa común, que más tarde usó como material literario. Lo vivido le dio fortaleza para afrontar una obra basta y diversa, es un escritor orgánico, ningún género le fue reacio, a todos afrontó con inspiración, con galanura y distinción. Además, gastrónomo y astrólogo. Y como si Ribeiro lo hubiese pronosticado, sus últimos años tampoco le fueron fáciles, no correspondieron a su esfuerzo titánico, acezante. El Ministerio de Cultura le dio cincuenta mil soles por el premio nacional, después de tanto forcejeo, una reverenda mierda, si vemos cómo los parásitos de la política nacional se las llevan sin hacer nada por el pueblo que los eligió, o que simplemente no los eligió. Su poesía, versátil, tuvo un proceso contrario a cualquier maniqueísmo, a cualquier facilismo, que le permitió ganar espacios privados, personales, lo que le valió el reconocimiento no solo de los jurados sino de los jóvenes. Consejero del Lobo, fue un libro sorprendente en cuanto el poema se levanta sobre una sintaxis de grandes abismos, de grandes espacios vacíos, de contenidos sintéticos portadores de belleza e intensidad, de versos que a veces, da la apariencia, se juntan arbitrariamente; como quien ilumina solamente las facetas más importantes de la realidad, en este caso de su yo juvenil y de la

realidad peruana, y de la realidad del momento que le tocó vivir. Tienen la lógica de lo ágil, del reflejo que va de estrella en estrella. Libro marcado por la lectura de Saint Jhon Perse. Antes de Perse la sinestesia, por lo general, transitaban entre los cinco sentidos, con él se despiertan otras exploraciones. En Contra Natura, extrema el principio de esos espacios vacíos, y la síntesis se hace radical. Es la época, evanescente, perfumada, el secreto engranaje de la historia que se hace evidente por momentos, un halo preciosista bordea el texto; el ímpetu, la fuerza, la conmoción del encuentro con la realidad, la esperanza en el corazón de los niños de

las flores, pleno hipismo pero no hizo poesía hipi. Hinostroza fue un apasionado del grafismo, de los símbolos, desde muy joven, y su búsqueda fue constante. Tiene un breve y valioso estudio donde codifica la lectura de los versos dispersos en la página, su sentido y significado; así mismo la pesquisa que hizo sobre el detrás de cámaras del Golpe de Dados, en París. Hasta volver a la realidad monda y lironda, con Memorial de Casa Grande, sencillez tan difícil y elaborada como Contra Natura en lo barroco; la memoria de su infancia, de su familia, de sus padres, poema dramático alimentado con la retórica del habla y de la narración. Marco Aurelio Denegri alguna vez dijo que eso no era poesía, pero yo ya he explicado varias veces, que Marco Aurelio no sabe nada de poesía. Ni de cocina. Poema extenso, bellísimo, de hondura humana pocas veces vista y sentida en la literatura latinoamericana. Bien señoras y señores, la fiesta ha concluido. Rodolfo Hisnostroza, se retira, pronto las academias de preparación universitaria llevarán su nombre, sin que sus dueños hayan leído un solo verso suyo. Y talvez aparezca un desalmado como Acuña, que le ponga el nombre a una universidad. Comienza la leyenda y no hay marcha atrás. Por ahora, era la última oportunidad que el Perú tenía para acceder al Nobel; pero en un medio donde la mezquindad prolifera en los ojillos bizantinos de los limeños culturosos, en un país donde la cultura es la última rueda del coche para una diplomacia ociosa como es la peruana, eso era una lejana utopía.

Su poesía, versátil, tuvo un proceso contrario a cualquier maniqueísmo, a cualquier facilismo, que le permitió ganar espacios privados, personales, lo que le valió el reconocimiento no solo de los jurados sino de los jóvenes.

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ENSAYO

Del campo (amazónico) a la ciudad Literatura amazónica y crisis del canon dominante (Primera parte)

“La primera década del siglo XXI será recordada como de la inclusión definitiva de la amazonía en las letras peruanas. Un nuevo espacio que inevitablemente cuestiona el canon centralista…”. Con estas palabras, el maestro sanmarquino Gonzalo Espino Relucé inicia el colofón al libro Letras indígenas en la amazonía peruana de Ricardo Vírhuez Villafane. JORGE LUIS RONCAL

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es que el vértigo incontenible de producción y difusión de la literatura amazónica, que se desborda desde la década del 90 y que hoy alcanza un punto nodal, se hermana con el desarrollo de otros tantos espacios que desde dentro y sobre todo desde fuera de la academia han jaqueado y puesto en evidencia las otrora verdades inconmovibles del canon hegemónico. El canon, como sintetiza Feliciano Padilla en “Necesidad de espacios dialógicos en la literatura peruana” (El otro margen I. La literatura peruana. Una visión desde dentro, 2008) es un “discurso hegemónico sobre la literatura en una determinada formación económico-social”, que se sostiene en “1. Catálogo de obras y autores determinado por los críticos literarios y reseñadores de la región dominante para ser leídos como auténticamente literarios (…) 2. Modelo o tipo ideal. Las selecciones de obras y autores catalogados como canónicos ‘ilustran’ determinadas categorías literarias y constituyen modelos de imitación que cumplen una función de imposición en todo el país. 3. Precepto, basado en presupuestos epistemológicos…” En lo que se refiere a lo que de manera documentada va galvanizando el canon hegemónico, es bueno atender a la plataforma de instrumentos que lo legitiman: en el plano académico el diseño de los programas de estudio universitario, el peso de las investigaciones, el mapa temático de las tesis así como revistas y diversas publicaciones, coloquios o encuentros promovidos por la institucionalidad universitaria, y en lo extraacadémico, la producción editorial que procede principalmente de los consorcios transnacionales y de entidades privadas, además de las antologías, panoramas, encuestas y el inefable “periodismo cultural”. Aunque estos apuntes están referidos básicamente a la literatura escrita, es oportuno recordar que el efecto del im-

perio canónico resulta mucho más pernicioso en lo que concierne a las literaturas orales o de tradición oral, pues este discurso, como señala Espino Relucé en La literatura oral o la literatura de la tradición oral, pág. 13, “acepta los discursos nativos en tanto prehistoria, no como una manifestación cultural viva sino como un proceso clausurado;…”, y que en el caso de las literaturas indígenas amazónicas, recopiladas gracias a la acción de curas y antropólogos, han sido confinadas al estadio estático del mito, lo que dilucida de manera certera Ricardo Vírhuez en el libro citado al inicio de esta lectura. Siendo antiguo el canon hegemónico, anotemos algunas muestras algo cercanas en el tiempo, en relación al tema de esta ponencia. Por ejemplo, en la Antología de poesía peruana, debida a José Bonilla Amado, publicada en 1991 y que reúne en un rastro cronológico a 75 poetas, desde Amarilis hasta José Antonio Mazotti, el único seleccionado procedente de la amazonía es César Calvo. Veamos lo que sucede en las 1500 páginas, en dos tomos, de la antología preparada por Ricardo González Vigil, Poesía Peruana Siglo XX, referencia obligada en las visiones y estudios de la lírica nacional. En el I Tomo de Poesía Peruana Siglo XX. Del modernismo a los años 50, de los 81 autores seleccionados, no hay uno solo procedente del mundo amazónico. Tal situación se modifica, aunque no se remedia, en el T. II Calvo, Morales, Nájar, Cerna, César Reyes y Ana Varela, estos dos últimos ganadores del Premio Copé de Poesía 1986 y 1991, respectivamente. Es decir, 6 de 120. No está demás observar, a propósito de esta antología, la ausencia de voces fundamentales, más allá de su procedencia, como Adela Montesinos, Jorge Bacacorzo, Guillermo Chirinos Cúneo, Rogelio Gallardo, Dante Nava, Efraín Miranda, Rosa del Carpio, Julio Nelson, Julio Carmona, Gloria Men-

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ENSAYO doza, Ana Bertha Vizcarra, Juan Cristóbal, Germán Lequerica, Rubén Urbizagástegui, entre otras. En el caso de la narración, tomemos, del mismo autor, la monumental antología en 7 volúmenes El cuento peruano. Selección, prólogo y notas de Ricardo González Vigil, que abarca un corpus que va desde las primeras narraciones breves hasta 1989. En el conjunto de los tomos sólo encontramos a los autores de procedencia amazónica Humberto del Águila, Arturo Hernández, Fernando Romero, Ernesto Jenaro Herrera, Francisco Izquierdo Ríos, Irene Izquierdo Ríos, José Luis Jordana Laguna, Antún Kuji, Arnaldo Panaifo, Juan Ramírez Ríos, Roger Rumrill, Anmón Samaniego, Ernesto Taqui Lucinda, Julián Orrego Yampouchi y César Huamán Ramírez. Además, están presentes autores nacidos en otras regiones con relatos que recrean el mundo amazónico en la ficción narrativa, como Ventura García Calderón, Armando Robles Godoy, Carlos Thorne y Danilo Sánchez. En suma, de 228 autores incluidos en los 7 tomos, sólo 15 autores son de procedencia amazónica, más 5 cuentos de tema amazónico correspondientes a escritores procedentes del mundo andino o urbano. Más aún, en el 7mo. tomo, según el propio antologador, quedan fuera varios autores de talento indudable, 44 en total, de los cuales sólo uno procede de la amazonía. Otro caso más: la selección Cuentos peruanos. Generación del 80, que publicara el escritor Oscar Araujo en el 2004, de 13 autores antologados, ninguno procede del mundo amazónico. Veamos las encuestas. Ya hace algo más de 30 años la revista Hueso Húmero se propuso la indagación de “los autores preferidos hoy de toda la literatura peruana en castellano”, a través de una encuesta de “Preferencias literarias I Poetas”. Los 64 consultados –de un total de 90 seleccionados- por sus poetas “preferidos” sancionaron que Vallejo, Adán, Eguren, Oquendo, Eielson, Cisneros, Romualdo, Westphalen, Moro, Belli, Sologuren y Delgado ocuparon los 12 primeros lugares. Más allá de lo discutible del procedimiento, el resultado ilustra claramente el peso canónico y su tendencia excluyente de otras voces que disienten del registro poético asumido y levantado como único válido; “voces sumergidas”, les llamó el poeta Leoncio Bueno en una nota crítica a los resultados de la encuesta (Marka. Actualidad y análisis, Lima, 21 de enero de 1980, pág. 41). Quince años después, en 1995, un par de jóvenes e inquietos escritores y periodistas, Jorge Coaguila y Alonso Rabí Do Carmo, desarrollaron una encuesta sobre las diez mejores novelas peruanas. Los encuestados, “los más representativos de nuestra literatura”, según los organizadores, fueron 93, entre escritores, editores, críticos, periodistas, etc., no pocos de ellos intelectuales de reconocido compromiso

con la cultura nacional, como Francisco Carrillo, Antonio Cornejo Polar, Washington Delgado, Alejandro Romualdo (ya desaparecidos). También, un considerable grupo de jóvenes escritores, como Javier Arévalo, Carlos Batalla, Tatiana Berger, Arturo Delgado y Xavier Echarri. Más allá de las perlas anecdóticas de rigor (Coaguila y Rabí explicaron su ausencia de la lista de encuestados con el argumento del “respeto a las otras respuestas y para evitar opiniones maliciosas”, asumiendo que ellos son –o eran- parte de lo más “representativo de nuestra literatura”, o en otro caso, un par de los interrogados señalaron sin rubor a uno de sus libros entre las mejores novelas), la encuesta ilustra de manera cabal la hegemonía no sólo centralista sino abiertamente conservadora y elitista del canon dominante. Para el caso que nos ocupa, resulta particularmente expresivo que de 107 novelas mencionadas, solo figuren tres cuyo tema es el mundo amazónico: Sangama –con tres menciones- del narrador loretano Arturo Hernández, y El hablador y La casa verde, del arequipeño Mario Vargas Llosa, y que sea el primero, Hernández, el único autor procedente de la amazonía. Otros dos casos de flagrante demostración del poder canónico –poder para invisibilizar- son las fundamentales El pez de oro, de Gamaliel Churata, mencionado solo dos veces, y Los hijos del orden, de Luis Urteaga Cabrera, propuesta tres veces. LA CONTIENDA Aun cuando el peso del canon hegemónico comienza a ser objeto de un progresivo cuestionamiento ya desde la década del 30 con –por ejemplo- la emergencia de la vanguardia en diversas provincias del interior del país así como publicaciones de similar índole, esta huella se fortalece a partir de los 50 debido al afán de núcleos de escritores o al esfuerzo de investigadores –no olvidemos el trabajo de recopilación de Francisco Izquierdo Ríos o Arturo Jiménez Borja, en el caso de la tradición oral amazónica, o a trabajos de sistematización y selección como el de Alejandro Romualdo, o el importante rol de revistas como Letras peruanas o Idea. Artes y letras-, y cobra rasgos de tendencia con el impulso –desde el ámbito académico- de maestros como Antonio Cornejo Polar, Tomás Escajadillo y Washington Delgado y la publicación de diversas revistas, particularmente la Revista de crítica literaria latinoamericana, dirigida por Cornejo Polar, autodefinida como espacio de construcción de una teoría literaria que corresponda a la peculiaridad del ser latinoamericano. En el caso de la Revista de crítica literaria latinoamericana, el maestro Luis Fernando Vidal, sostiene (Nro. 4, 2do. semestre de 1976, págs.. 182-183), a propósito de la aparición de Poesía proletaria del Perú. Estudio y antología, de Víctor Mazzi, que “De un tiempo, frente a la hegemonía secular de una crítica de clave, preciosísticamente sectaria, producto de

En la Antología de poesía peruana, debida a José Bonilla Amado, publicada en 1991 y que reúne en un rastro cronológico a 75 poetas, desde Amarilis hasta José Antonio Mazotti, el único seleccionado procedente de la amazonía es César Calvo.”

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un malentendimiento del academicismo universitario y/o de la arrogancia de la institucionalidad literaria, vienen observándose actitudes menos convencionales, cuya acción enriquece y amplía el espectro de la literatura en el Perú, airando el panteón de las formas y las figuras consagradas (…) Lo saludable es que se trata de revisar seria y coherentemente los parámetros que subyacen al aparato crítico de nuestros historiógrafos y censores estéticos, rescatando lo rescatable, rechazando esquemas y prejuicios, levantando procedimientos de análisis objetivo y confiable”. Y en “La nueva narrativa y los problemas de la crítica hispanoamericana actual”, (Nro. 5, 1er. semestre de 1977). págs. 7-26, desde una perspectiva latinoamericana el crítico chileno Nelson Osorio señala que “las historias literarias de este género han privilegiado las formas prestigiadas en otras culturas”, que “los intentos de estudio y valoración retrospectiva se han realizado fundamentalmente a partir de un catálogo de obras y autores elaborado por la tradición crítica y heredado del gusto y la sensibilidad históricamente dominantes”. Y que tal catálogo, “no es un producto objetivo sino que expresa un sistema de valoración subjetiva (…) por eso es que en su configuración se revela no solo un sistema de preferencias sino también un sistema de exclusiones…” Osorio concluye en que “una revisión crítica del corpus heredado se hace necesaria para reconstruir la verdadera imagen de nuestra tradición literaria”. Por tanto, no se trata de “una renovación de los métodos y conceptos instrumentales”, no una “readecuación o reajuste táctico manteniéndose dentro de la misma programación estratégica”• Por eso, “una reflexión rigurosa sobre los problemas actuales de nuestra crítica lleva necesariamente a plantearse la exigencia de una definición, de una toma de posiciones con respecto a la concepción del mundo, a los fundamentos ideológicos dominantes que le han servido hasta aquí de sustento”. Hemos tomado sólo 2 casos que ilustran la voluntad de la revista de desplegar una propuesta que colisiona de manera frontal con el canon hegemónico apuntando a sus bases. Sin embargo, resulta paradójico que en los números revisados y en otros tomados al azar, los nros. 1, 2, el nro. doble 7-8, y los nros. 13, 16 y 18, el universo amazónico como tema literario o el autor procedente de la amazonía son inexistentes. Por ello, el filo crítico que plantea Osorio y la voluntad señalada estaban distantes aún de un correlato que marcara el paso en el sentido práctico, es decir, un enérgico proceso de relectura democrática de la producción literaria y de edificación de las bases de un nuevo canon democrático y nacional: el peso del mapa bibliográfico y de representación que se hereda, es enorme. La construcción del canon democrático se sostiene en la percepción de nuestra sociedad como multicultural y plurilingüe, en el impulso incontenible del proceso social, principalmente a partir de la década del 60, que socava las bases de la lectura e interpretación de los procesos, y se configura en el desarrollo -desde dentro y fuera de la academia- de un

cuestionamiento al canon hegemónico y en el atisbo de un rumbo distinto, en el marco de un creciente registro de publicación de estudios críticos, espacios de debate, aparición de proyectos editoriales, multiplicación de revistas culturales y literarias que indagan en este mismo sentido. Signos de esta contienda, desde el ámbito académico, los hay, de múltiples y diversos registros, aun cuando hasta hace relativamente poco, un par de décadas, las miradas críticas se remitían básicamente al mundo andino, y en algún caso, al mundo afroperuano, en el cual, como sostiene Carlos Orihuela en “Dos aproximaciones a la poesía de Nicomedes Santa Cruz”, en Abordajes y aproximaciones. Estudios sobre la literatura peruana del siglo XX, Lima, 2009, pág. 15: “Nicomedes Santa Cruz –Lima, 1925 - Madrid, 1992- representa un primer caso de desafío exitoso al canon literario hegemónico peruano realizado desde la perspectiva de la negritud”. Y añade: “La lucha por la constitución de un canon literario conformado por las diversas literaturas peruanas vendría a ser una tarea que se daría todavía en las siguientes décadas y se extendería aun hasta nuestros días”, pág. 16. Pues, a pesar del notable aporte de los estudiosos académicos que encararon este desafío con la formulación de planteamientos teóricos fundamentales como el de la “heterogeneidad” de nuestra literatura, así como el rol jugado por revistas y espacios de reflexión y debate, el mundo amazónico constituía todavía una realidad poco menos que ignorada, excepción hecha de la obra de quienes asumieron una travesía física y humana que los llevó a enclavarse en el eje del mundo urbano, Lima, como hace no pocas décadas Francisco Izquierdo, César Calvo, y a partir de los 70, por notables poetas como Morales, Nájar y Cerna Bazán. En lo relativo a la currícula, recordemos que recién a finales de la década del 70 en San Marcos se incorpora como curso, en el Plan de estudios, “Literaturas orales del Perú”, bajo el impulso de los maestros Hildebrando Pérez Grande y Santiago López Maguiña. Este paso adelante, en verdad, resultaría a la larga decisivo en la configuración –desde la academia- de una propuesta de relectura democrática de las literaturas en el Perú, que hoy impulsan un conjunto de docentes sanmarquinos encabezados por el maestro Gonzalo Espino, en una práctica que sintoniza y tiende a articularse con el conjunto de expresiones y espacios no académicos, como los Encuentros Nacionales de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo” en los cuales la presencia de representantes de la literatura amazónica ha ido año a año en ascenso, los Encuentros y Ferias de Libros regionales y locales, los coloquios y festivales, etc. Por fortuna, la tendencia de cuestionamiento del canon al interior de la academia no camina solamente por el patio de letras sanmarquino: no pocos docentes de diversas universidades del país están involucrados en un impulso que tiene su eje en la edificación de una propuesta teórica y metodológica que asume la relectura democrática de la literatura y de la construcción de un nuevo canon democrático y nacional, como etapas de un solo proceso.

La construcción del canon democrático se sostiene en la percepción de nuestra sociedad como multicultural y plurilingüe...

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El mundo poético de Sergio Castillo Falconí

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Tulio Mora, vocero autorizado del Movimiento Poético “Hora Zero” escribe que el poeta Juan Ramírez Ruiz, publicó en 1971 lo que sería la base de la poética Horazeriana: “el poema integral”. Dice Mora: “El nombre lo dice todo: se trata de reunir en el texto lo fragmentado (social, cultural, volitivo).” Y que “El parricidio teórico de Ramírez Ruiz empieza con la inmolación de una víctima iniciática: la poesía lírica (es decir la poesía del yo)”. Sobre estos presupuestos podemos hacer un viaje al mundo poético de Sergio Castillo Falconí. NICOLÁS MATAYOSHI

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n 1973, aún no incorporado al movimiento HZ, Castillo publicó un manojo de poemas en la revista “Tierra Centro N° 5”: “En qué ciudad/ se habrá quedado/ todo ese mundo/ que construí/ tocando tus senos./ Ahora el viento/ tiende sobre/ mis cabellos/ un frío aliento/ y los parques/ se han poblado/ de caminantes// y ya nada/ orienta/ mis pasos.” Evidentemente, el aliento lírico de la poesía de Castillo era producto de los planteamientos compartidos por el grupo “Xauxal – Artes y letras” propuesta poética estaba emparentada con Carlos Oquendo de Amat y su lirismo vanguardista, porque el poeta Gerardo García Rosales en 1962 trajo desde Puno la propuesta de la “Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat” donde participaban los poetas José Luis Ayala, Percy Zaga y Gloria Mendoza, mientras que Sergio Castillo alternaba con la poesía mágica del “Concilio de

Poetas Mágicos del Perú” con Omar Aramayo, Luis Hernández, César Toro Montalvo y otros. En 1970, el grupo Hora Zero da a conocer su famoso manifiesto, redactado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz: “Queremos cambios profundos, conscientes de que todo lo que viene es irreversible porque el curso de la historia es incontenible y América Latina y los países del tercer mundo se encaminan hacia su total liberación… Creemos impostergable el deber de expresar las circunstancias presentes sin contemplaciones, porque es hermosa y ardua la tarea que abarca ser sincero con uno mismo. Siempre ha sido fácil establecerse en lo que ya está hecho en plan de observador indiferente que se omite. Pero ahora es preciso propiciar los hechos participando en su realización…” En abril de 1970, los poetas jóvenes -Ptyx-

reciben el apoyo del historiador Juan José Vega quien apadrina el “Primer Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes del Perú” en la ciudad de Jauja donde se perfilan muchos nombres que van a configurar el panorama de la poesía de los años siguientes: Rosina Valcárcel, José Watanabe, Jorge Nájar, Winston Orrillo, José Luis Ayala, Róger Rumrrill, Marcial Molina Richter, Luis Pajuelo Frías, entre otros. El tono lírico no abandona a Castillo en sus poemas sociales, en 1974 escribe este poema: “Campo esperanza.” “Tus brazos se tienden/ hasta alcanzar el cerro.// Cantas en el viejo papel/ de los árboles en su edad futura./ Vienes con tu dulzura salvaje/ a tentarnos de amor/ para poder tendernos sobre tu piel/ que sabe a caña dulce,/ a trigo maduro,/ a trébol y retama.// Todo tu rostro/ sería más hermoso/ y cristalino/ si supieras que en América Latina/ el yanki agresor,/ el explotador/


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ENSAYO

escondiera el rabo bajo las piernas/ y terminara la injusticia,/ la pobreza,/ la miseria.// Entonces tu verde sería/ una estrella/ en el cielo.” En esos años todavía estaba fresco el protagonismo social de un grupo de jóvenes influenciados por la revolución cubana: los poetas Javier Heraud y Edgardo Tello, el subteniente de la Guardia Republicana Francisco Vallejo y sus jóvenes seguidores del colegio “San José de Jauja”. La figura de Heraud y la declamación devota de su poema “Porque mi patria/ es hermosa, / como una espada/ en el aire/ yo vivo/ y la defiendo con mi vida…” se convirtieron en un signo quijotesco de los jóvenes universitarios, a su vez, poetas promisorios descubrieron un vasto mundo alimentado por la gigantesca figura de José María Arguedas; pero la utopía social parecía cerca con la llegada del llamado “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”; muchos se adhirieron al activismo social apoyando las reformas y otros, opositores al gobierno, fueron protagonistas de una oposición política, generalmente vinculados a la tendencia izquierdista. Humberto Pinedo, uno de los asistentes al encuentro de Jauja rememora: “El poeta y periodista Winston Orrillo quien escribió para la revista Oiga del 30 de abril de 1970 narró las ocurrencias de este evento literario donde se encontró dos posiciones marcadas. La de nosotros - incluyéndose él, - quienes apoyábamos los cambios sociales que estaba ejecutando el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas y el grupo de los ultras que eran casi la mayoría y que calificaron a este proceso revolucionario de fascista, reaccionario. Miles de barbaridades, adjetivos y epítetos para después infiltrarse dentro del proceso y sabotearlo.” En este periodo, los poetas horazerianos como Tulio Mora, Jorge Nájar, Enrique Verástegui y otros, abandonan los claustros de la Universidad Federico Villarreal, considerada enclave del Partido Aprista y consolidan el movimiento poético “Hora Zero”, por otras razones, también abandonan la universidad Sergio Castillo, Martín Fierro, Gerardo García, y otros poetas. Los poetas del setenta inauguran una literatura auténticamente nacional, con alto contenido político; los grupos poéticos provincianos afirman su pro-

pia identidad como Bubinzana, Xauxal, Javier Heraud, Tres en Raya, etc. quienes se presentan como opciones literarias que operan desde las provincias, pero con propuestas literarias más universales, beben de Neruda, Borges,

En “Soy un ex revolucionario de café”, Castillo confiesa la tradición universitaria que se decía que todo estudiante debía cumplir su “Servicio Revolucionario Obligatorio”, como contraparte del “Servicio Militar Obligatorio”, vigente en esos años.

Rimbaud, Hikmet, Bukowski, Kobayashi Issa, Li Po, Stéphane Mallarmé, William Blake y otros, con la misma facilidad con que se nutren de sus propios antecedentes literarios locales. Dejan de lado el folkclorismo y la poesía bucólica para asumir una mayor dimensión humana. En este periodo, la poesía de Castillo adopta dos vertientes: la vertiente lírica de Xauxal y la vertiente de contenido social de HZ, su poética es descrita por Jesús Cabel como: “Una poesía que entremezcla la lírica de Oquendo de Amat, la precisión de Matsuo Basho y el compromiso social de Vallejo, nuestro hito literario. Su cercanía con las propuestas horazerianas del poema integral, lo convierten en un poetas urbano inmerso en un paisaje y una lírica andinas.” -Ptyx-

En 1974, Apolinario Mayta Inga al publicar su “Antología de la Literatura de Junín”, incluye el poema “Testimonio de un revolucionario de café”, que había sido inicialmente publicado en “Hojas populares de poesía –Warma” y que se va a constituir en uno de los poemas emblemáticos de Castillo, ya bajo el planteamiento del “poema integral” Horazeriano. Mayta decía: “Nació en Jauja en 1946. Estudió primaria y escundaria en su tierra natal. Fundador del Grupo de Artes y Letras “Xauxal” y del grupo Musical- Artístico Literario “Tiawanako 2,000”. Castillo Falconí con sutileza comunica su mundo interior en conexión profunda con “su” realidad. No olvida que la poesía es una forma de conocimiento, de interpretación de la vida y funde en ella elementos reales, sueños. Contrapone la realidad externa a la interna, de esta suma resulta la visión de un mundo caótico, trágico, alienante, despersonalizado. Circunstancias sociopolíticas que asume con sentido problemático.” En 1978, Alberto Gutiérrez Quiliano publica en Lima el libro “Antología de la poesía Contemporánea del Centro” (Ediciones Mantaro), donde se incluyen los dos poemas emblemáticos, “La Encina y los Años” y “Soy un ex revolucionario de café” que vuelven a ser reproducidos en la revista “Retama” de Lima, editado por el estudiante sanmarquino y poeta huancaíno John Albert Navarro Carrillo. En el 2007 Mayta en su libro “Literatura de Junín Siglo XX”, escribe: “Terco trotamundo de sendas y poesías, comarcas y aquelarres, guitarrista y bohemio. Fundador de Xauxal con Gerardo García, Dimas Fernández, y Martín Fierro”; prosigue Mayta: “con César Toro Montalvo, Omar Aramayo y afín a los gustos particulares de Manongo Mujica por la música dodecafónica, visual o aleatoria desembocaron en crear el conjunto “Tiawanaku 2000” En “Soy un ex revolucionario de café”, Castillo confiesa la tradición universitaria que se decía que todo estudiante debía cumplir su “Servicio Revolucionario Obligatorio”, como contraparte del “Servicio Militar Obligatorio”, vigente en esos años: “Soy un ex revolucionario de café. Ex incendiario de carritos/ lindos, cuando todavía la lluvia, el viento me enternecían, es decir,/ las retamas, la dulce chilca que contempló mi niñez desde mi/ ventana de palo… Ahora trabajo para el Estado,


ENSAYO me pongo corbata y uso calcetines./ Me lustro los zapatos./ Soy un funcionario y me llaman ingeniero, doctor…”. El poeta, testigo mordaz de su tiempo, se sabe parte del poema, pero incluye a muchos otros que, como él, estaban trabajando para el Estado y en su conciencia colisiona su emoción social con el salario para sobrevivir. En 1994, en su poemario inédito “La barra del K’Yaravan” ensaya poemas con tono de panfleto político: “Blanca la barra/ A veces, llena de presagios/ En los diarios trapicheos/ del son vital cagada de moscas/ Ahí están los de siempre/ / Notables iguanodontes de la ciudad./ Solazando./ Tiñendo sus imágenes fingidas/ con un sabor amargo, ingrato/ las puntas de sus lenguas pérfidas/ donde los cariños penetrantes, intensos/ nunca fueron querencias panteras.” En el poema “Isidro Labrador” Castillo nos dice: “Un chaparrón riega la esperanza/ Nuevamente verdean las chacras./ El que luchó regresa a la tierra.” Por eso, convertido en fiera indomable, el poeta regresa en la antología de Hora Zero “Los broches mayores del sonido” diciéndonos: “Y eres un otorongo escapado de la noche/ La sublime violencia de los justos./ El signo dulce de aquellos extremistas/ Eres tan denso que haces brillar la noche en tus ojos/ Encendidos.” Sin embargo no pierde su dimensión humana, como dice en el poema a su padre: “Hoy, desde un aquel/ entonces/ el caminar sereno/ tus brazos guardando la ternura/ tu risa,/ río cantarino./ Tus ojos cuidaban de mi/ despertar/ y caminando/ protegido/ contábamos las estrellas./ Esa luz/ avisa en los fondos/ nuestro/ presente/ vivo/ en el trabajo/ en el placer/ la nostalgia/ baña mis adentros/ pero/ sé que vives/ en mí.” Porque, como dice en el poema “Familia”: “Entre nosotros así, es/ De unida/ Necesarios y hermanos/ Tal vez/ Adustos/ Duros/ Pero, leales y solidarios/ Somos, así/ Intactos/ Sencillos en el cariño/ Entre los tantos somos uno.” Algo que distingue en la poesía de Castillo es su permanente lealtad a sus amigos, en el poema que dedica a su amigo Hugo Orellana escribe: “Más allá de nuestros muertos santos/Almas benditas, animas gustosas/ Ahora en el hueso/ Duelen duro, roen,/ Y nosotros los que quedamos/ Encontramos tu recio cantar/ Jarawis/ Llenos de trozos de

fuego/ Hilos zurcidores de luna llena…” Para culminar diciendo: “Vine a tu tumba a decirte algunas cosas/ De los vivos/ Duerme el sol/ Tu también risueño/ Pajarincama.” Como podemos apreciar, desde la poesía horazeriana Castillo asumió el “poema integral”, pero no se sustrajo del paisaje andino y propicia un encuentro entre la tierra y la formulación esteticista, sus paisajes interiores rebasan los planteamientos teóricos horazerianos, siempre hay cabida para el afecto íntimo, para la emoción y el amor, para el sabor de la vida y la tierra. En “La Encina y los años”, podemos redescubrir que su poesía transita también entre afectos y pasiones, entre auroras que perfilan largas sombras anunciando el tránsito del esplendor del día. Por eso, la dulce chilca, las retamas y la ventana de palo, a pesar del poema integral. El poemario de Castillo, retoma el aliento del libro eslavo que data de finales del siglo XII: “El cantar de las huestes de Ígor”: “Cantaba haciéndose memoria de las guerras de lueñes tiempos: entonces él. Boián, soltaba trece halcones sobre un bando de cisnes.” Pero los “lueñes años” de Castillo viene renovado, fresco como un poema renacido: rebrota un nuevo verso, con la misma sabia antigua, con el sabor de los años vividos, como el buen vino en el anciano odre. Comento una anécdota a propósito de la mención de un árbol extraño al paisaje andino: la encina, cuando conocí el poema d e Sergio Castillo le

-Ptyx-

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pregunté dónde habían encinas y me respondió muy orondo, “en mi casa”, en Jauja. Ciertamente, la encina vive “en su casa”, en el lar interior que le ha movido volver a trabajar el poema y publicarlo, después de sus poemarios “Mariana”, “Saudade”, “Quishuar” y “Después de la séptima puerta”, nos entrega una nueva versión convertida en un poemario que refulge con luz propia. Pero no se trata de una poesía bucólica, intimista, Castillo nos transporta a los ejes de la literatura universal, toma de Matsuo Basho, por ejemplo, una metáfora de fulgurante brevedad: “De cascarón de camuesco en el estanque/ a quietud de luna creciente/ de la luz que ensombrece la nieve/ de andamios de gardenias que oyes de la brizna que se pierde en la tormenta, de eso sé yo.” Reseñando su poemario “Mariana”, el poeta tarmeño Teodoro Morales afirma con entusiasmo: “Es importante saber que en este libro vive la poesía. No es hojarasca lo que uno encuentra en sus páginas; es la vida respirando en el gozo de los días. Lo valioso corre como ríos profundos por el corazón de las palabras. “Mariana” es agua vivificante para espíritus sensibles.// Sergio Castillo Falconí se va sacudiendo de esa piel de antes, en la que lo superficial primaba; su poética da paso a un lenguaje de comunicación valiosa de ese animal llamado Hombre, en una estación madura de vida.” Leer poesía es una aventura subjetiva y polisémica, una experiencia personal que comparten dos espíritus que se encuentran en un mismo escenario, el autor y su lector, el poema se constituye en un tercer ente con vida propia, con propia personalidad. En el poemario “Después de la séptima puerta” Castillo hace la siguiente confidencia: “Desde tiempos tempranos decidí comunicar mi autista habla, tenía doce años, vivía solo y la obligación impuesta era dibujar, escribir, cantar. Ahí comenzó este vicio que poco a poco ha ido acumulando los más feroces días, ostracismos, discriminaciones; otros festivos, delicados y alegres: vida intensa que raudamente se desborda regando la búsqueda de anunciar un mundo solidario y justo como la nuez para el árbol insólito del asombro. La búsqueda infinita de la poesía en su habla insuperable y el sentido profundo que tiene. Gozo de rocío reflejando las estrellas.”


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POESíA

ÁLGEBRA DE PÁJAROS HUGO VELASCO

A Katy, que vuela conmigo 1

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Con qué simpleza se mira un pájaro desgastarse en el aire. Qué fácil si una brisa le da forma en el cielo y lo ocasiona. Pájaro. Sombra abierta y crecida, toda la anchura del suelo reunida en lo elevado, arquitectura de arena cultivada en el viento.

Yo no podía ser otra cosa más que un pájaro y madurar en la atmósfera y perpetuar el cielo. Yo no podía torcer el orden matemático de mis plumas. Yo era un pájaro pájaro casi transparente y exacto que se desmadejaba en lo alto.

Pájaro de pájaro. Cómo comprender la ligereza de su sonido ese canto doblado o pico (precario nombre que casi es un silbido).

Yo no sabía morir. Pero nada que tenga nombre no llega a su noche y vuelve a la tierra podrida a los gusanos y a las moscas.

No desees entenderlo, viajero. No digas que acaso una brizna de aire es el material primario de una pluma o que esas garras pétreas son los residuos de cierta lava antediluviana. No dudes y míralo elevarse en silencio emancipado de toda gravedad y miseria terrestre; después de todo, es lo único que nos corresponde desde abajo: ver al ave volar sobre nosotros pero no al pájaro.

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2

¿No era el ojo de un pájaro un mineral despierto?

Y estas aves rotas de la tierra son las hojas derrumbadas del otoño.

Un pájaro es una matemática insoportable. 7

8 Álgebra de pájaros

3 Taxidermia Aprendimos el arte de perpetuar el gesto ligero de los pájaros y guardarlo para nosotros, para cuando la desesperación nos hiciera mirar las cosas como un pez que no conoce el cielo. 4 No existen los pájaros, ni siquiera sus primitivas garras; lo que existe es el viento encerrado en una jaula imposible. -Ptyx-

9 Ornitología Ante nuestros ojos, el instructor deshizo limpiamente al ave sin más herramientas que un ligero bisturí y unas tenazas de acero. Luego, como es de costumbre, la teoría y el argumento. He ahí el ave —pienso, mientras el profesor exhibe su sensatez— no más difícil que un pez o un mineral, he ahí el ojo frío, el pico detenido, he ahí el ave deshecha sin canto y sin vuelo como piedra caída. He ahí el ave dividida, real, verdadera, innegable… Todos ven con asombro al ave, pero nadie se ha detenido a ver al pájaro discreto que aún se agita en sus plumas desordenadas.


POESíA

EFECTOS PERSONALES

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MARTÍN RODRÍGUEZ-GAONA

A UNA SEÑORITA INDECISA

PROFESIONAL

A los cinco años me atraparon robando una motocicleta de juguete.

Tus últimos años en la universidad han sido los mejores en cuestión de saludar gente interesante.

Ya en secundaria arruiné mis pantalones esperando un desfile de colegio religioso.

Obtuviste una beca.

Si es que viajo en autobús nunca puedo evitar quedarme dormido cuando pasa el boleteroComo ves, tengo mucha experiencia en ciertos asuntos. SECRETARIA Algo digno encuentras en la expresión cansada de todo el día decir que no. Sonríes pensando en casa ni sabes bien por qué, el guiso ya se ha quemado

Ahora que estás de regreso ya nadie discute la capacidad aprendida de hacer dinero. Sabemos que ahorras para comprar un automóvil del añoBuen viaje, Señor. MOZO Hay una chica que te gusta por eso le llevas los camarones frescos. Le ofreces condimentos, te pide servilletas.

tu marido con otra mujer.

Sabes que sus platos regresarán con papel, vinagre y pimienta.

PROSTITUTA

Aunque no te den propina, tú no quieres cerrar.

A veces trabajas y obtienes dinero, entonces paseas feliz como todo en viernes. No te preocupa saber si lo que haces te sale bien o te sale mal. Ni si podrás hacerlo de aquí a unos meses-

SACERDOTE El vaso sucio en tus manos aún se empeña en descubrir qué es lo que pasa en ese otro lado donde no hay sed.

Eres mujer y eso está claro, cuando tú digas podremos dormir. -Ptyx-

LADRÓN He intentado escribirte un poema hace cuatro horas y ahora vengo a despedirme. Quien no te vio no te vio. EL CLAVO ENCUENTA SU CAMINO Okey, te paso a recoger, vamos al cine, comemos algo y después regresamos a casa. Mejor no vamos al cine, nunca hay buenas películas, la próxima semana quizá. ¿Tienes hambre? Yo tampoco. Eso sí, te acepto un cafecito. Y ahora que nos quedamos, ¿por qué de pronto aparecen todas estas excusas?

El pacífico tren de las seis Llega sujetando un ramo de narcisos estira las piernas sobre el sofá se despereza y bajo los faroles las niñas crepitan ya están listas las ganas de las mujeres por ver desnudarse el día y cada día es más ocioso el cielo el tedio es un primo ligero invitado a las fiestas.


Cinco poemas 12

Andrea Cabel

[En breve cárcel]

The Manza tibia code

Muera lo que deba morir; lo que me callo. Antonio Gamoneda

INCLINADA y sin cualidades, mi Se encorva y disuelve todo el cont Tus tendones y mis nervios, arpeg Y cantar dolorosas sentencias, do dolorosas bienvenidas A mi también me duele toda esa b La del lunar de Carmen en tu pier La de la forma de tus orejas cuand

Invades el camino, De punta a punta, Como una rueda Y tu nombre mastica una espera Sentada Sobre el lomo de un erizo, Con la mirada en la puerta, Con tus carencias latiéndote en los ojos Con tu esperanza en un nombre de estómago amplio

La de la mirada dios que no tiene ni con ellos.

Sentarnos sería bueno, entonces. Colocar un banco y una silla, deja Y mi necesidad de salir del borde del suelo Sentarnos sin aspiraciones de pos Para olvidar tu abandono para acariciar por dentro o de constelaciones heridas Esta voluntad donde pende una línea Solo abrir un sobre amarillo y col Como una boca que se abre frente a la voz de un animal que Y dejar que el azúcar se vaya. llora. Sentarnos para que la tarde caiga sin hacer demasiado ruido Te encuentro entre grandes voces semejantes a la mía Estirando los muros con latas rellenas de piedras Y contar los aretes en una oreja, o Cubiertas de frutas secas Y darle nombres a nuestra relació dulces como el rostro de una anciana gia, dulces como la mordida de una tormenta bipolaridad, taquicardia, incendio, el camino bordeado de plantas de sed, de rostros muertos, Y buscar palabras, y buscar rellen Mírame, llena de puertas cerradas Llenar los formularios mientras s cubierta de una infancia mal curada Ver que el sol en el minuto siete u se hace naranja mírame frágil Cogernos las pestañas y morder f No decir lo prohibido sabiendo de mi tiempo como una habitación rota No decir sin azúcar, no tan calient comoun colchón sumiso al tiempo Dejar que la taza sea una taza y q a un cuerpo solitario nadando entre rabia Dejar morir, dejar todos estos cua y pudor la nadando decepción y la agonía, dejar de lad austero alcohol porque las dos, las dos ten Y no soñar demasiado esta vez. [currahee] inválido . Dejar ir a la mujer que señala la c todas sus señales, para no soñar d éramos una guerra de espejos, que aunque abiertos, aun la sostie doce millas de ancho por doce de largo. la simetría de dos muertos encendidos de golpe prendiendo las luces en el abandono de la noche, buscando los pozos de los abuelos, la muñeca que era la hija. los ojos que siguen mirando desde la cama, las grietas de todas las paredes. el paraíso, una isla de tierra roja abierta en dos que mira al agua salada. un conjunto de esqueletos frente al paisaje de la plaza, un centro duro de luz de animales verdes y amarillos empozando las medias lunas, la navegación de los peces, el soplo de las arañas junto a la flor que mira al techo. nadie extraña el mediodía, la altura de los rostros. no hay distancia desde los huesos, nadie suspende la caída y el mundo es esta tarde que combate, que solo mide desde este corazón, el cansancio que trae la sed, la implosión de las cucharas que lo ven todo desde aquí arriba . -Ptyx-


ESPECIAL

i espalda te agradece trol del universo: gios escogidos para unirse olorosas despedidas,

belleza rna derecha do no encajan en la rutina piedad conmigo, ni contigo,

ar al gato sentarse también. stres dulces

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Lyrica 500 mg. Era un día de tantas lyricas, uno con luces en el cielo y sonidos comiéndose al mar Yo hubiera querido ser una ventana o una letra escribiendo tu nombre en cualquier pared. Hubiera querido ser tantas cosas, Y solo fui esta palidez inexplicable Este supuesto vientre sosteniendo el tendón de tu dedo meñique Esta supuesta llamada a media noche esperando tus dientes callados. Mientras no estás, las casas en Craig se llenan de copos morados de papel, Copos que miran tus botas rojas Tus botas rotas pisando el frío pisando el día que amanece al otro año con velas y maullidos dispersos, con papeles impresos que dicen cualquier cosa.

locarlo en agua tibia -Tu boca y tu nariz: espacios intersectándose imprecisamente-

a despacio

o en otra ón: estrella, luna, noche, infierno, paraíso, nostal-

, toxica receta de galletas de nuez, darle nombres no en una empanada silbamos u ocho de la tarde se hace rojo,

Quería darte la sombra de este objeto La boca de este ojo que estalla, el cielo de este animal que te ha buscado que se ha peinado con saliva y que soñando con algún silbido ha cruzado esa pista gigante, sin luz, esta pista que lleva al fin del mundo, por donde las setentayunos as y ces, desprenden su pulpa para quemar un sueño

fuertemente nuestra lengua

te, no tan llena que las palabras sean eso, nada más.

adernos, todas estas rayas que suben y bajan, dejar

do el carnaval de la mentira, dejar las botellas sin nemos el mismo diagnóstico: the manza code at six.

cometa, o a la otra que se borró la cara, que borró demasiado y para mantener todavía estos discos enen.

Três da Madrugada on Andy’s Warhol bridge Hoy copié tres libros enteros. Tres libros del ancho de un arroz e intensos como tu recuerdo. Los copié esperando la eternidad: tu cuerpo en el sillón verde, tus pies vestidos de colores, o tus manos comiendo galletas, Copié sin parar y no apareciste en ningún lugar, ni aun tu sonrisa apareció Ni aun tu cuerpo cuando contenías al mundo Y me contradecías y me derrumbabas en esa página o en la otra. He copiado más, unas tras otras, más páginas, imitándote en el mismo lugar, Y he intentado cantar en otro idioma sobre el puente que nos llevaba a la casa del león A la casa altísima de las nubes metálicas ¿Recuerdas las nubes que flotaban alargadas sobre la fuente? ¿Recuerdas el arco iris entre los chispazos de agua del Punto? Te he buscado en la casa de Andy, donde el pensamiento parece música Donde hay todavía imágenes nuestras grabadas en una que otra cámara He ido a recoger una visión que me encienda, y he dejado el silencio amontonado en el suelo Borrando el camino de regreso Borrando el principio y el final, Borrándolo todo para quedarme ahí, en la sala de las nubes, acorralada por el león, Mirando las fotos de los gatos dibujados que le hubieran gustado a Gracia, mirando como estiras tus piernas en el extenso sofá purpura mientras muerdes un pan con queso. Todo el día de hoy es madrugada: mi sangre, el tiempo, la forma como pesa tu ausencia, mi boca desollada interrumpiendo el poema que escribo. Todo el día de hoy es madrugada y mientras logre ver reflejos en el río, mientras logre recoger este aprendizaje, podré vaciar este cuerpo que me ocupa. -Ptyx-


14 VERSIONES

Passage des amers

-Entre las marcas del marYves Prié

Traducción de Jorge Nájar

De ce qui existe je rendrai compte des harmonies englouties entre les rives des visages aimés qui se retirent dans le brouillard

Daré cuenta de todo lo existente armonías hundidas entre las orillas rostros amados que se pierden en la bruma

Nous sommes partis sans espoir de retour battus par les vents dispersant le sel de nos origines

Nos hemos ido sin la idea del regreso azotados por los vientos dispersando la sal de nuestros orígenes

Le chant s’est brisé et nulle musique ne nous retiendra sur les marges du passé Les empires de l’enfance sont détruits

Se ha roto el canto y no hay música que pueda retenernos en los bordes del pasado Destruidos quedan los reinos de la infancia

Demeure sous nos regards secs L’horizon de terres nues Le désert est notre avenir

Perdura en nuestras miradas secas un horizonte de tierras baldías El desierto es nuestro porvenir

Demeure sous nos regards secs l’horizon des terres nues Le désert est notre avenir Dans l’espace Nous ne serons qu’un linge Qui claque au vent Même la séduction des mirages nous sera refusée

En el espacio no seremos más que un paño de lana agitada por el viento Negada nos será incluso la seducción de los espejismos De nuestro paso apenas quedará el hueso de una antorcha mordida por el viento

De notre passage à peine restera-t-il l’os d’un brandon mordu par le vent

Il nous reste de ce passage l’image d’un bel automne, d’un feu consumant les dernières miettes du jour. Nous avons confié à nos regards aveugles les frontières qui inquiètent nos veilles. La nuit ne nous protègera plus ; nous naviguons dans le doute, l’absence des rivages. Quelque part la certitude d’un havre nous attend, pour l’heure contentons-nous de la promesse des cartes établies une fois pour toutes comme seules limites à nos errances.

-Ptyx-

De esta travesía conservamos la imagen de un bello otoño, de un fuego quemando las últimas migajas del día. A nuestras enceguecidas miradas hemos confiado las fronteras que inquietan nuestros desvelos. Ya la noche no nos protegerá; carentes de costas navegamos en el mar de la duda. Si en alguna parte nos espera la certeza de un refugio, por ahora contentémonos con la promesa de cartas establecidas de una vez y para siempre, único límite de nuestros vagabundeos.


VERSIONES Entre les possibles qui fera sens Il reste un signe incertain prenant forme Sous la main demeure le vide Nulle intention ne s’impose au regard Dans le risque du geste sans voix sans espoir attendre l’improbable renaissance Entre las posibles marcas del sentido queda un signo incierto adquiriendo cuerpo Debajo de la mano reside el vacío Ninguna intención se impone a la mirada En el riesgo del gesto sin voz sin esperanza esperar el improbable renacimiento

Enfants du chaos nous portons nos ombres sur la toile tendue de l’univers

Hijos del caos cargamos con nuestras sombras por la tensa red del universo

Sur quel soleil arrêter le regard

En qué luz fijar la mirada

Conquérants d’espaces vides nous apprenons que le vent déserte les cimes

Conquistadores de espacios vacíos nos enteramos que el viento abandona las cumbres

Ferons-nous le compte des heures passées à fixer l’horizon Il y a trop de pierres trop de vagues Nous nous étonnons de ce monde suspendu à l’hésitation d’une falaise Son existence est figée dans le vide où terre et mer s’ignorent Ce soir à son flanc un arbre consume le couchant ¿Contaremos las horas que pasamos contemplando el horizonte?

Ferons-nous le compte des heures passées à fixer l’horizon

Hay demasiadas piedras demasiadas olas

Il y a trop de pierres trop de vagues

Nos sorprendemos de este mundo suspendido al titubeo de un acantilado

Nous nous étonnons de ce monde suspendu à l’hésitation d’une falaise

Su existencia se ha fijado en el vacío donde tierra y mar se ignoran

Son existence est figée dans le vide où terre et mer s’ignorent

Esta tarde en su flanco un árbol consume el poniente

Ce soir à son flanc un arbre consume le couchant ¿Contaremos las horas que pasamos contemplando el horizonte? Hay demasiadas piedras demasiadas olas Nos sorprendemos de este mundo suspendido al titubeo de un acantilado Su existencia se ha fijado en el vacío donde tierra y mar se ignoran Esta tarde en su flanco un árbol consume el poniente

Il nous reste de ce passage l’image d’un bel automne, d’un feu consumant les dernières miettes du jour. Nous avons confié à nos regards aveugles les frontières qui inquiètent nos veilles. La nuit ne nous protègera plus ; nous naviguons dans le doute, l’absence des rivages. Quelque part la certitude d’un havre nous attend, pour l’heure contentons-nous de la promesse des cartes établies une fois pour toutes comme seules limites à nos errances.

-Ptyx-

De esta travesía conservamos la imagen de un bello otoño, de un fuego quemando las últimas migajas del día. A nuestras enceguecidas miradas hemos confiado las fronteras que inquietan nuestros desvelos. Ya la noche no nos protegerá; carentes de costas navegamos en el mar de la duda. Si en alguna parte nos espera la certeza de un refugio, por ahora contentémonos con la promesa de cartas establecidas de una vez y para siempre, único límite de nuestros vagabundeos.

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Antenor Samamiego

16 DIVERSIONES

Antenor Samaniego Samaniego (Sicaya, Huancayo, 1919 - Lima, 1983), además de ser un excelente narrador, es un poeta fino, de gustos clásicos. Su poesía está influenciada por el Modernismo. Conocedor de la versificación, Samaniego indaga temas de orden filosófico e incluso cuestiona la palabra. Que me prestes sor Juana

Diosa poesía

Solo la palabra

VI

XI

Tengo en mi habitación las calaveras ilustres de eruditos y de sabios. ¿Cómo estas cajas óseas, tan pequeñas, tuvieron luz, luz para tantos siglos? Recipientes ridículos y frágiles, ¿cómo y por qué albergaron tanta ciencia? ¿Cómo y por qué abordaron el misterio para seguir viviendo aun de muertos?

Que me prestes, Sor Juana, yo querría tu lira de oro de sutil sonido para decir, a quien me tiene herido de ardiente amor, la voz del alma mía.

AUN así de beber, oh, poesía, diérasme el agua en ácido tornada, con gozo y rara sed la bebería ebrio de amor y a boca deslabiada...

Le quiero devolver en armonía la vida que me dio; pues he vivido siempre de amor altísimo transido en éxtasis de noche, ebrio de día.

Diérasme aún la muerte, la agonía al borde del cadalso o de la espada, en éxtasis de luz me moriría bajo tus pies de diosa encarnizada...

Le quiero enviar mis otoñales rosas de lágrimas rociadas, y olorosas del celestial aroma que él me diera.

Por el pecado de beber tu vino en el festín nocturno y a deshora, dame a beber tu oscura hiel ahora...

Pues si manchó el pecado mi pureza, me redimí llorando mi tristeza... ¡Dolor purificó mi alma en su hoguera!

Ya que abrevé tu miel a todo tino, clávame tus espinas, que, de cierto, néctar ha de manar mi pecho yerto...

Al borde del infinito

¿Qué fue? ¿Qué extraño huésped hubo dentro para vencer montañas y fronteras, para asombrar generaciones íntegras? Y sólo la palabra fue el vehículo para vencer repúblicas y ejércitos y reinos... Sí. Fue sólo la palabra.

Pasa el Iluminado. Le sigue la turba bajo el cielo radiante. El sendero, entre oleajes de trigo y lirios florecidos, repta hacia el prado del cielo. Pasa el Visionario. Yo, que sentado a la sombra de un árbol escribo, le tengo cerca de mí y le miro. El, poniendo en los míos sus ojos sagrados, con voz astral, llena de dulzuras sermónicas, me dice: -¡Sígueme!- y prosigue el Alucinado. Como el alba es el manto que envuelve su cuerpo. Confesión Desgarrada Los discípulos, en silencio, la frente inclinada por la gravedad y rareza de los pensamientos, ¿Sabéis cómo vivo? Buscando a tientas una explicación. van detrás de él. La turba colma el camino infinito. Y dudosamente me explico que soy un árbol por dentro: Todos, allá en la ciudad del pecado y del crimen, mi corazón el tronco; las ramas, las ansias indefinibles. han abandonado para siempre sus palacios de oro. Mi inconformidad es un fuego que me reduce en cenizas. Van mezclados, como dentro de un haz el trigo y la cizaña, En los muros de la nada se estrella mi loco orgullo. el ladrón y el mendigo, el verdugo y la víctima. Sólo un cuerpo bello de mujer me entusiasma se oye en el cielo un murmullo de místicas voces, y sé, entonces, que vivir significa algo hermoso e inefable. Pasa el Iluminado. Como la nieve brilla su manto. ¡Ya sabéis cómo vivo! En mi alma se hace la música. Sobre los prados infinitos de fragantes cereales, (¿A dónde conduce el nardo puro de tu vientre?) semejante a una caricia corre un vendaval ignoto No me nace redonda la palabra: lloro. No me viene radiosa la idea: lloro. Dulcificado está el aire que respiro. Los santos maderos: No aprisiono gozosa la imagen: lloro. cedro, sándalos y olivos, me dan sus resinas. ¡Dios, quiero ser el poseedor único de tu extraño tesoro! Se van mis ojos tras la imagen del bello Alucinado. (Ya sé que Satanás lanza una carcajada en los infiernos). Dulcísima quietud envuelve el instante de las mieses. Sin embargo hay alguien que se apiada de mi pasión. Las montañas, allá en el horizonte, se hunden en el cielo, Ahora es el cielo un dulce desastre de malvas y jacintos. dando la sensación de un rebaño de oros y violetas., Todos sienten que algo raro sucede en el alma de todos. Arriba, un rubor de nubes –reflejo de los lirios del valle¡Pasad, así, lentamente, oh bellas criaturas del crepúsculo! edifica templos de ensueño. Pasa el Iluminado. (La tarde es un libro de oro que los ángeles leen en silencio) -Ptyx-


Cuatro poemas POESíA

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ÓSCAR MÁLAGA

ASUNTOS DE POESÍA

Secuencia imaginista

A medida que me hundo La poesía es natural Busco, desato y brota poesía Como diez mil guerreros De adentro. De afuera Arrojándose de los acantilados. Una sola casa. Todos los fuegos. No la perturban los apuros de la multitud. Un cisne negro tatuado en la penumbra Y tú, depredador, A medida que desconozco la victoria Por desesperación Contra el poema que efervescente viene Hastió o gozo Tenso, sólido, inesperado La conviertes en vidrio molido Vida que hace ruta Licuadora batiendo Hundiéndose sin cuartel Las tempestades sucias de tu alma. En los bosques pálidos La bondad …la bondad….. De mil niñas de fermento y sueno La putisima bondad Su canto es una neblina cerrada. La diversión se acabo Una multitud que se ahoga. O volverse loco A medida que broto La poesía siempre esta ahí, como el sol. Se desata en furia poesía. Un muelle que se adentra en el océano Una miríada de cuervos bruscos Una tempestad tan lenta como el verano, Inesperado exterminio. Un viento negro destrozando tu mirada. Entre la furia Y tu depredador, que no recuerdas Y la contemplación El instante en que el universo A medida que me hundo Te acribillo de pesadillas Permanezco No eres el indicado para aullar refugio a su lado Más tiempo Ser la sombra de nadie a su lado Entre desconocidos. La poesía La belleza fluye Esta siempre ahí, En nuestra mirada. Natural, Surge la alegría. En el extremo Nerviosa y suicida Más ensangrentado del océano. Se expande en el agua. Como un acantilado Durante un instante Exigiendo que te arrojes al vació. Toda la muerte se apaga. El punto, la coma, La inútil gramática Adquieren sentido. El pincel construye En su desorden La vida y el destino. Se humedece en la luz, Se fortalece en el laberinto Que lo condena a nadar Entre mis dedos aturdidos. En el aletear torpe De mis sueños salvajes.

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Línea de fuego

Poesía es estar solo Nunca perdimos La serenidad. Una ventana La abres de golpe. Tus ojos absolutos La imprecisión del tiempo Todo debe de ser vivido. Verdad que toma vuelo Sobre el delicado lienzo. De nubes taciturnas. Sin fronteras. Migrante. Un océano azul. De puta Seda el corazón. Noche, Que captura. Atanor, Que mutila. Nace La tormenta. En pequeñas flores. No hay otro lugar para la poesía. No hay otro lugar Poesía es estar solo Zarandeado por el viento Inesperada te atrapa la locura., Galopa al filo del acantilado Nuestros cuerpos se enredan, Se ahogan, se arman De un gemido que evoca El lamento de una aguja helada. Un acto de paz. Fundar nuestra sangre. Ahí, donde la luz es impalpable Ahí, donde somos Un jinete desenfocado Un viento húmedo Un niño que traza las palabras Las inventa. Las olvida. Con ellas Sostiene un océano azul Y brota este poema. Nunca perdimos la serenidad. Y ya escuchamos Las melodías de la muerte Alimentando La voraz danza, Los negativos de la fotografía. Que nos esperan En la sentencia De la oscuridad.


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“Mi ac no con sino

POESíA

BLUE DEL FORASTERO Para el gordo Alfredo Portal Soy el invitado. El que camina en círculo preguntando por su sitio. El que cae. El que cede Que estira el codo y no encuentra mesa. Que tiene dos destinos. Que no tiene peso. Que no escogió y sin miedo callo sus sueños. El insolvente. Sin utensilios. El que de joven se asesinaba sin tregua. Y ahora abre con dulzura las puertas De su infierno. El que huye. El que se esconde de los mayordomos. El que tiene la llave A quien la dicha no estorba. Lentísimo, cortes, aunque el deseo exija culto. La penumbra que no descansa. El que no tiene nombre Que golpea suavemente la puerta para entrar en el mar Quien tanto arrebata y no tiene sombra Y en el mar se queda y de él sale si la tarde arde El que todo anuda, nombra, descose y pone a secar al sol. El que tanto cruza y descruza con orgulloso azar. El que es una ventana. Un álamo de hojas pálidas. El que fuga de todos los imperios. Quien seduce al hastió Cuyos dos destinos tienen una misma carne. El que sus patas despliega El que sus alas olvida. El que abandona sus crines al vigor de los vientos El oxidado. El que cabe en un olvido. El que en medio de la niebla se desmiente, Se equivoca, se traiciona. El tonto de remate Que confunde la lámpara de un aventurero Con la esperada luz al final del camino. El que jamás será un grano de arena. El que es un hermoso desierto El torpe que está de regreso para volver a partir Que se eleva como un halcón Y se quema por la cercanía de sol El que no se agota aun en la noche más larga y la muchedumbre más bulliciosa. El que tiene el silencio. El que tiene la risa. El que tiene el rostro. El que vuelve innecesario los espejos El que está de paso, que en la noche perdura Que no está clavado, que no tiene sitio, Que se extiende A orillas del mar Vencido por la fatiga Confiado Y solo Como un león

Yaulino Dávila Fotografía: Guillem Sans.

SANTIAGO LIHMMA ¿Sigues considerando la verdad como única entidad del escritor? No lo sé, nunca me he considerado “escritor”. Mi actividad principal no consiste en escribir sino en ser feliz. Tal vez esa sea la única verdad que me interesa como entidad. ¿La posibilidad última en la literatura es inventar un territorio verbal minado con neologismo? ¿Cómo asumes el uso del jeroglífico? No asumo la parasíntesis o la acronimia como objetivos literarios. Pero me interesa muchísimo, por ejemplo, el efecto fonético de los jeroglíficos en los ideogramas. En El Cairo me acerqué a los pictogramas egipcios, a -Ptyx-


ctividad p nsiste e rincipal no en s n escribir er feliz” SANTIAGO LHIMMA

Publicar 80M84RD3R0 (2007), le valió a César Gutiérrez el reconocimiento unánime de la crítica nacional e internacional. Desde entonces no hubo libro que superara A ese libro explosivo, experimental y único en la narrativa peruana. la arqueología bíblica, a los números egipcios. Y como toda computadora es una Piedra de Rosetta, intento hacerla funcionar de manera trilce. ¿Cuánto te importa la capacidad visual del texto en la página? Mucho: escribo los borradores en times o georgia, justifico la página en los bordes, uso colores específicos en el cuerpo para alimentar sus capas tectónicas, el sustrato, la carpintería. 80M84RD3R0 usa casi un centenar de tipos de letras y otro tanto de grafías. Tanta acrobacia e imaginería no es gratuita, tiene que ver -como advierte Lauer- con la hiperinformación que satura la vida contemporánea.

¿Debe asumirse la literatura como un experimento constante? Hay que ser coherente con uno mismo, siempre. No hay peor traición que traicionarse. En el arte y en la vida. Lo que quiero decir es: la agresividad con la que enfrento el hecho artístico es consustancial al temperamento que organiza mi existencia: la asimetría, cero perspectiva. Por eso mi inclinación por las vanguardias. Avant-garde, dadaísmo, situacionismo, fluxus, art bin. Pollock, Hirst. La tipografía sobre la métrica. Hidalgo sobre Chocano. Huidobro sobre Neruda. Cioran sobre los sistemas filosóficos. Vallejo y Bowie como estandartes. -Ptyx-

19 ¿Sigues usando como catalizador los audiovisuales, el punk y la electrónica? Eso. Y el uso de recursos textuales, fotográficos, digitales, estructurales y simbólicos en un odre dinámico y fluctuante que se diluye en el simulacro de nuestra existencia. Imágenes en movimiento, audios y palabras, un imaginario híbrido e inestable como la obra de Bowie, esa galaxia deslumbrante que se parece a la felicidad. ¿Cómo asumes la valoración de tu obra? Como una consecuencia natural del trabajo que importó. Han pasado casi 10 años desde que se editó 80M84RD3R0 y no ha aparecido otro libro, ni siquiera del mainstream, que merezca la prensa aluvional ni las opiniones superlativas de Ortega, Oquendo, Lauer, Montalbetti, Ampuero y siguen firmas. En Europa también es un libro de culto reseñado en el brillante ensayo El lectoespectador (Vicente Luis Mora, Seix Barral 2012). Mi poemario editado hace 20 años se publica en revistas norteamericanas de élite como The fall of the tightrope walker. La vitalidad no consiste en publicar un libro por año. ¿Qué vienes preparando? Primero, a mis hijitos de 2 y 5 años de edad. También tengo un volumen de crónicas periodísticas y ensayos literarios. Tengo un poemario y tres novelas inéditas por corregir. Tengo un disco duro repleto de explosivos. Solo es cosa de que alguien me alcance un fósforo.

Han pasado casi 10 años desde que se editó 80M84RD3R0 y no ha aparecido otro libro, que merezca la prensa aluvional...


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Con Bob Dylan en Jequetepeque EDUARDO GONZÁLES VIAÑA

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a primera vez que escuché a Bob Dylan me encontraba en la sala de atención de un brujo de Jequetepeque. Parece un trabalenguas, pero Jequetepeque es el nombre de un pueblo situado en la provincia de Pacasmayo, al norte del Perú, famoso entre otras cosas porque los burros todavía transitan por sus calles y porque siempre se puede encontrar un buen “maestro” en artes brujeriles. Eran los años 70. A mi lado se encontraba Irene Silverblatt quien todavía no era la famosa antropóloga de Duke University sino una joven estudiante norteamericana que investigaba viejos archivos de los obispados del Perú. Por mi parte, yo buscaba material para lo que después sería mi libro de brujería “Don Tuno, el señor de los cuerpos astrales”. La guerra de Vietnam no tenía cuándo terminar y los diarios exhibían la atroz fotografía de una niña desnuda huyendo del ataque de aviones arrojaban bombas incendiarias. Mi amiga sacó de la mochila una grabadora plateada, pero en vez de introducirle un casete en blanco, le puso uno que reproducía canciones de Bob Dylan: “Ustedes, que fabrican las grandes armas/ Ustedes, que construyen los aviones de la muerte/ Ustedes, que construyen todas las bombas /Ustedes, que se esconden tras los muros/ Ustedes, que se esconden detrás de escritorios/ Sólo quiero que sepan/ Que puedo verlos a través de sus máscaras”. A pesar de su contenido contestatario, el ritmo de la música llamaba a la tranquila tristeza de alguien que sabe que las respuestas al drama humano se hallan todas flotando como hojas en el viento. Por extraño que fuera, aunque no hablaban el inglés de las canciones, -Ptyx-

los otros pacientes de don “Pato Pinto” (el nombre del maestro), tarareaban los versos y miraban al suelo. Todos estábamos repitiendo, sin pensarlo, una tradición que ya va a tener 3 mil años. En el siglo VIII antes de Cristo, los griegos se reunían a escuchar la poesía de Homero que les daba noticias de otra guerra funesta, ocurrida cientos de años atrás en la que una coalición de ejércitos aqueos se enfrentó contra Troya y sus aliados. En los cantos de Homero como en los de juglares y trovadores de la Edad Media, para eso sirvió la poesía, es decir para ser cantada y contada en las plazas y en las calles como celebración de la grandeza y la miseria de los hombres. En octubre, el Nobel de la Literatura ha sido otorgado al hombre que esa vez escuchábamos – Bob Dylan- quien ha rescatado para la poesía su vieja identidad con el canto y para la literatura el más antiguo de sus roles como animadora y conductora de pueblos y de historias. Hay quienes quieren negarle la condición de escritor y el derecho al Nobel a Dylan por el hecho de saber cantar al mismo tiempo que es un buen poeta, y por expresarse con el apoyo de la música. Nadie hubiera dicho eso de Homero ni de los juglares y trovadores de la Edad Media. Que lo digan en nuestros días evidencia algo muy peligroso y es que la poesía está olvidando su razón de ser. En su canción-protesta “Dura lluvia va a caer”, un padre pregunta a sus hijos qué es lo que ven o lo que sueñan, y sus respuestas son un diagnóstico de los tiempos apocalípticos que nos ha tocado vivir: “Vi a un recién nacido rodeado de lobos salvajes / Vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban / Vi una escalera blanca cubierta de agua/ …Vi pistolas y espadas en manos de niños pequeños/ Y es dura, dura, dura/Muy dura la lluvia que va a caer”. ¿Qué ocurrió aquella tarde en Jequetepeque? A las 6 y cuarto, don “Pato Pinto” salió y nos dijo que no nos iba a atender. Añadió que tenía órdenes “de arriba” para no atender pacientes. Aclaró:–Es que trabajo con un grupo de médicos ya fallecidos, y ellos solamente atienden hasta las 6 de la tarde. Irene Silverblatt y yo nos miramos. Tal vez entonces comprendimos que habíamos estado escuchando música y esperando durante 3 mil años.


LECTURAS

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Babel y la cuarta arremetida SANDRO BOSSIO

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uando Rigoberto Zúñiga Maraví publicó “Princesas”, su primer poemario, decíamos que se trataba de un libro en que surge la sombra protectora del amor, la necesidad del hombre por saberse amado, de mirarnos dentro del corazón, de presentar una oferta de consuelo y alivio en los momentos màs penosos de nuestros existir. Este poemario, de profundo desgarro sentimental, nos ofrecía el retrato todavía adolescente de un mudo condenado al amor extraviado, a la tristeza que nace de la añoranza, incluso de mostrar el vínculo amatorio de la manera más sincera. En su segundo poemario, “Desperencuentros y esperencuentros”, y también lo dijimos en su momento, encontramos un trabajo poético más evolucionado, más seguro en el trazo de los poemas, lo que significa un ascenso importante para el poeta en la profesionalización de su lirismo. Encontramos también un cauteloso pero apasionado interés por buscar nuevos senderos para explorar en su poesía. Aquí la turbación, las palpitaciones, los sueños, la necesidad de protección, continúan mostrándose como temas centrales, pero con un mejor y desarrollado dominio de la voz (el poder) y la forma (la estructura). El erotismo se muestra con mayor nitidez, alejándose de los formalismos de la poesía clásica, y acercándose más bien a las vanguardias poéticas de los años veinte del siglo pasado. Asi, esta entrega se solaza en una acción mas lúdica con las palabras y los fenómenos abstractos; aquí el autor ya no solo muestra la belleza del mundo externo, sino que, sobre todo, filosofa sobre la condición del hombre. Y ahora que Zúñiga Maraví nos presenta su tercer libro, Incoexistencias, con total certitud confirmamos varias cosas que en los casos anteriores solo aparecían como conjeturas: en primer lugar, que el poeta ya tiene un sello propio, una voz personal, una peculiaridad que lo distingue como él mismo. La segundo es su mundo temático, su mundología poética, han alcanzado también una esfera propia, donde conjugan el amor, el cuerpo humano, el vinculo erógeno, la añoranza y le desconsuelo; pero donde también están presentes, y ahora con mayor peso, la filosofía, la metafísica, el onirismo y todos los fenómenos anímicos que mueven

el mundo interno del hombre. El interés de todo poeta sigue siendo la estética. La búsqueda de la belleza, y sobre todo, la plasmación de la misma han constituido siempre la finalidad de la poesía, punto que Zúñiga Maraví consigue con eficiencia desde el primer libro. Ahora con esta tercera entrega, con mayor razón podemos hablar de este logro artístico, pues es evidente su crecimiento, y en este caso (al parecer) la maduración del fruto poético. En otras palabras, nuestro autor va tocando la cúspide de su desarrollo, y eso hace que se convierta en un poeta maduro, interesado en moldear el barro lírico no sólo con belleza sino además con toda su fuerza. Por otro lado, encontramos en este libro nuevos brotes temáticos y formales. Por ejemplo, hay una clara anotación por lo universal, por lo menos cotidiano, más bien por seguir adentrándose en las intimidades y subjetividades del hombre contemporáneo. De igual forma nos topamos con formas poéticas poco labradas en el Perú por su precisión y consiguiente dificultad al momento de concebirlas: los haikus. La destreza de su -Ptyx-

contextura, la perfección de estos poemas de tres versos (clara inspiración de la poesía de Oriente) nos acercan otra vez a un poeta maduro, sensato, pensante, capaz de moverse con soltura y elegancia por los diferentes temas y formas poéticas. En cuanto a lo lingüístico, este nuevo libro también muestra un crecimiento evidente. ¿Acaso eso no lo muestra el autor desde la concepción de sus títulos? El juego de palabras (a lo que me gustaría llamar a Partir de ahora “la palabra frente espejo”), la transformación lúdica, parecen buscar el recreo y solaz del lector, aunque en el fondo lo que busca es también otorgarle a su voz un efecto estético menos académico. En suma cuenta, nos encontramos ante la obra creciente de uno de los poetas peruanos más jóvenes y audaces de los últimos años, quien he terminado por ser una especia de habitante de la mítica Babel de la poesía, pues su interés por seguir creciendo (“hasta alcanzar los cielos”) sigue en boga al igual que la destreza por hablar “todas las lenguas poéticas” del mundo. El Cairo, 26 de marzo de 2016.


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RESEñA

Todo César Moro H ay poetas que con el paso de los años, y después de muertos, son olvidados, y sus poemas se pierden en la memoria colectiva; sin embargo solo unos cuantos privilegiados resisten a esta dura prueba. Uno de esos privilegiados es César Moro (1903-1956), a quien le bastó publicar unos cuantos libros en vida para merecer el reconocimiento de sus contemporáneos y el asedio de las futuras generaciones. Con Moro ocurrió algo extraordinario. Apenas a los 22 años, viajó a París (Francia), se involucró con fervor en el movimiento surrealista, muy de moda en la época, y sobre todo adoptó la lengua francesa para escribir su poesía; viajó a México, donde escribió La tortuga ecuestre, el único libro en español y el más conocido. Su preferencia por escribir en francés, de alguna manera dificultó en un primer momento que su poesía llegara a los lectores hispanohablantes de manera masiva. Sin embargo gracias a André Coyné, su albacea, se pudo rescatar la mayor parte de su poesía, hasta ese momento inédita. Con la ayuda de Coyné y el trabajo indesmayable del crítico peruano Ricardo Silva Santisteban, se ha puso a disposición del público hispano, las obras completas del poeta peruano, que consiste en cinco tomos,

La guerra amazónica

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e abre paso entre las letras amazónicas un libro verdaderamente formidable. Se trata de “La guerra de los chullachaquis”, que agrupa una selección de cuentos que van desde lo mítico, la creencia popular, hasta lo real y degradado de urbano, escenarios que son propicios en la pluma del escritor pucallpino Jorge Luis Salazar Saldaña, para mostrar una literatura exquisita, amazónica, peruana y universal.

de los cuales tres conforman su poesía completa, en versión bilingüe, y las restantes son su prosa completa, Los anteojos de azufre, y sus traducciones de los poetas surrealistas. Cabe indicar que las traduc- c i o n e s corrieron a cargo del mismo Silva Santisteban, Armando Ro j a s,

OBRAS COMPLETAS Obra poética completa I,II & III Los anteojos de azufre La poesía surrealista y otras traducciones César Moro Edición de Ricardo Silva-Santisteban Sur librería anticuaria Academia Peruana de la Lengua Lima, 2016

Américo Ferrari y Jorge Nájar. Sin duda con la publicación de estas obras completas, se acrecentará más la ya merecida admiración y fama de César Moro entre sus compatriotas.

Teoría educativa

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través de sus páginas, “Teoría educativa de acceso”, presenta un recorrido histórico sobre concepciones educativas, por esa relación innegable entre tiempo, pensamiento y hombre; y al permitirnos ese recorrido, volver a postulados educativos de quienes marcaron un hito en el desarrollo de lo que se entiende hoy por educación; como también el sentido crítico a partir de cada uno de ellos, es lo que enriquece este trabajo, porque no solo es una recopilación bibliográfica, sino, una mirada del autor a partir de sus lecturas y experiencias, que a la vez invitan al lector a sentir el compromiso de conocer más sobre el tema, tomar una postura reflexiva y aportar para cambios trascendentes, en el sentido de reorganizar, rediseñar, para crear la posibilidad de un mundo más planificado, sostenible, productivo, pero sobre todo, más humano. El libro de Juan Güere Porras plantea muy bien tres partes, que nos conducen progresivamente desde la contextualización, luego la fundamentación hasta su investigación. (Genoveva Ponce Naranjo) -Ptyx-


E

El ausente

FICCIóN

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ENRIQUE ORTIZ

l teléfono sonó a la media noche y sin levantar el auricular supe de inmediato que no eran buenas noticias. Era

la llamada que sabía algún día iba a ocurrir. La llamada para la que siempre creíste haberte preparado pero cuando sucede no tienes la fortaleza o la valentía de enfrentar la horrible situación, porque sabes que a partir de ese instante tu vida se partirá o que una parte de ti se extinguirá para siempre. Y en ese mismo momento los recuerdos se agolpan de manera tan atolondrada que las lágrimas ya desbordan mi rostro. Y mamá que murió oteando la calle por la que algún día se supone regresarías. Te fuiste hastiado de este país, cansado de tanta mierda, cruzaste el Río Bravo. Llevabas una mochila y muchas esperanzas de convertirte en gringo. Un ciudadano del primer mundo y no un don nadie como creías que morirías acá, con el dictador de ojos rasgados. Cuando esté allá y consiga algo estable te vas conmigo hermanito, solías decir. Luego me enteré por el amigo con el que viajaste que muchas veces vieron la muerte. A él, a Silvio Mundaca lo deportaron antes de cumplir el sueño de cruzar la frontera del país del tío Sam. Me contó cosas espeluznantes como las violaciones a las que sometían a

INVITADOS:

las mujeres. De las traiciones de “los coyotes”, esos tipos que generalmente abandonaban a los ilegales después de robarles. Me enteré de las semanas que tuviste que soportar en una cárcel mejicana hasta que algún policía se apiadó de ti porque dizque le recordaste a un hijo suyo que murió en los mismos afanes. Pero todo eso se convirtió en una anécdota, de la que preferiste nunca contarme, y la fotografía que enviaste de Houston con una sonrisa que en vez de contagiarme me dejó una sensación extraña, como si en esa sonrisa teatralizada intentabas ocultar el dolor, el sufrimiento de no solo haber dejado a los tuyos, sino de las ignominias que tuviste que soportar para lograr el puto sueño americano. Y luego una postal del puente San Francisco hasta que ya no supimos de ti. Y ya no te enteraste cuando mamá supo de la situación, de tu silencio, mejor dicho de tu desaparición porque sabíamos que tú nunca hubieses dejado de contactarte con nosotros porque te conocemos o te conocíamos. Ella, a la pobre se le vino todos los años por adelantado. Rogó suplicó, imploró en el Ministerio de Relaciones Exteriores hasta que empezaron a llamarla “la loca”. Señora su hijo debe estar bien, seguro está con una gringa. Señora

si emigró seguramente fue porque ya no quería saber de ustedes. Señora no se preocupe en Gringolandia nadie se pierde, todo está computarizado. Señora ya no moleste. Y cuando mamá regresó a La Asunción ya no fue la misma, ya nunca más sonrió, ya nunca más se puso a escuchar a Chabuca Granda, a la que se parecía mucho por cierto. Se secó, su mirada se volvió difusa. Murió, hasta que luego volvió a morir de verdad. Y luego me quedé huérfano de mamá y medio huérfano de hermano y el mundo se me vino encima, y ya no supe por dónde empezar a recoger los pedacitos de todo mi ser. Hasta que pasaron los años, mis intentos por conseguir la visa fueron infructuosos, cartas al consulado peruano, artículos en los periódicos, nada. Un viaje con los ahorros de muchos años a Tamaulipas y luego a la infernal Tijuana y en la garita de San Ysidro miré a la distancia San Diego, el lado gringo, el lado odioso al que nunca quise cruzar de manera ilegal, por dignidad, por ti, porque quería reivindicarte hermano. Porque a ese país solo ingresaría para saber de ti o recogerte. Porque ese tal Sam nunca fue mi tío. Aló… Sí… Soy yo. (Huancayo, 1986). Es licenciado en Pedagogía y Humanidades por la UNCP. Ha publicado los poemarios: Aya Taki (2008), La memoria del cuerpo (2010), La tierra ósea (2011) a manera de trilogía; en el año 2012 publica Cartografía aplicada o nueva técnica para dibujar el ruido de las flores.

Nació en Lima (Perú) en 1969. Poeta y traductor. Ha publicado Efectos personales (1993), Pista de baile (1997), Parque infantil(2005), Codex de los Willy Gómez poderes y los encantos (2011) y Madrid, línea circular (2013), Tradujo a Brian Dedora, John Giorno, y a John Ashbery. Reside en España desde 1998. Martín Rodríguez-Gaona

Obtuvo la licenciatura en Literatura hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica del Peru. Posteriormente, la Maestría en Artes (MA) en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Pittsburgh. Ha publicado la plaqueta “Uno rojo” y tres poemarios: “Las falsas actitudes del agua” “Latitud de fuego” y “A dónde volver” , su primera “reunión” de poemas.

Eduardo González Viaña (Chepén, Perú, 1941). Escritor, catedrático y periodista peruano. Publicó las novelas: “El corrido de Dante”, “Los sueños de América”, “Vallejo en los infiernos”, “Sarita Colonia viene volando”, “El lucero de Amaya”, “¡Quién no se llama Carlos!. Su novela “El camino de Santiago” fue seleccionada entre las 10 finalistas Eduardo Gonzáles Viaña del Premio Planeta 2016.

(Huancay, Perú - 1945) Publicó los libros: Te amo; Los tesoros de Catalina Huanca, Poemas para llegar a casa; Poemario; Gaia; Qué es poesía; Valle de luz, entre otros títulos. Desde hace más de una década es uno de los responsables de Gente del Mañana (Ong: GEMA). Fue animador de la revista Caballo Nicolás Matayoshi de Fuego.

(La Merced, 1972) Estudió Literatura Hispanoamericana en la Pontifica Universidad Católica del Perú. Ha publicado los poemarios Constructor de de sueños, Detrás del espejo y Abandonana luna. Incursionó en la narrativa con el libro de cuentos El ladrón de Enrique Ortiz historias.

Nació en Perú en 1955. Escritor, editor y periodista. Ha publicado los libros de poesía Discurso de las Intenciones Puras, Canción de la esperanza y Patria de la Ternura (antología personal), y el libro de reflexiones Hojas de Hierba. Vida y milagros del libro y la lectura en el Perú. Dirige el Grupo Editorial Arteidea e integra el Gremio de EscriJorge Luis Roncal tores del Perú.

(Lima, Perú - 1947), fue uno de los antologados por José Miguel Oviedo en Estos trece. Periodista y narrador, ha vivido en varios países y continentes. Ha publicado Arquitectura de un puente (1989) y, con el Libro del atolondrado, ha ganado en 2002 el premio de poesía del Instituto Cervantes otorgado en el concurso Juan Rulfo de Radio Francia Internacional.

(Lima, Perú - 1968), En 1964 se trasladó a Lima donde entró en contacto con los jóvenes poetas que integrarían el Movimiento Hora Zero. En 1984, con Finibus terrae, ganó el Copé de oro; con Canto ciego, el Juan Rulfo de Poesía. La Universidad Federico Villarreal publicó el 2013 su Poesía Reunida. Hotel Universo (2016), es su último libro. Reside en París (Francia).

(Francia, 1949) Nació en el norte de Bretaña. Poeta, editor e impresor. Creó las Ediciones Folle Avoine en 1981. Paralelamente prosigue su obra poética: Seis ediciones publicadas en las ediciones Rougerie y la última “Seul tissan sa nuit” en ediciones Thierry Bouchard.

Armando Arteaga

Andrea Cabel

Foto: Jorge Jaime Valdez

(Huancayo, Perú - 1970) Fue fundador, junto con el crítico Manuel J. Baquerizo, de la revista literaria Ciudad Letrada. Publicó las novelas Llanto en las tinieblas y La fauna de la noche. Además del volumen de cuentos Crónica de amores furtivos. También publicó el libro de crónicas Sabatorio: reflexiones de un buen salvaje.

(Puno, Perú - 1947). Periodista, libretista, poeta, cuentista, compositor e intérprete de instrumentos autóctonos peruano. Publicó los libros de poesía: Aleteos al horizonte, La estela del vacío, Prohibido pisar el grass, Poemas de Omar Aramayo, Los dioses, Agua de los montes. Es un especialista de la obra de GamaOmar Aramayo liel Churata.

Sandro Bossio

Óscar Málaga

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Willy Gómez

Jorge Nájar

Hugo Velazco

Yves Prié


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IN MEMORIAM

Rodolfo Hinostroza (Lima, 27 de octubre de 1941 – 1 de noviembre de 2016)

Pararrayo de Dios Dijo: los poetas somos pararrayos de Dios; arcabuses, bombardas, bayonetas Dijo: el poema es acción, su lectura perfecta contemplación, extasiada, humilde, fervorosa, y el poema te mira tras el vidrio, cachaciento.

Novedades de Imprenta Editorial Punto Com

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Jirón Moquegua N° 259. Huancayo-Huancayo


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