Palabraristas: malabaristas de las letras, prestigitadores del sonido y el sentido. El palabrarismo está antes del manifiesto. El palabrar es un malabrar que es un mal hablar que es un mal labrar que es un mal arar. Acaso su origen se remonta a la oralidad misma de las canciones de cuna, los acertijos, las adivinanzas sonoras y las onomatopeyas, y sus parientes cercanos sean los palindromas y las jitanjáforas. Es una gimnasia que consiste en jugar con los signos, antes vestidos de frac y bombín, ahora con mallas.