IGLESIA INTERNACIONAL Buenos motivos para el sínodo amazónico
Un nuevo “lío” del papa Francisco
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ace casi dos meses que se aprobó el documento final del sínodo de los obispos sobre la Amazonía, el cual reunió en octubre último a pastores y religiosas misioneros, así como a representantes de las comunidades parroquiales amazónicas, dirigentes y expertos. Todos fueron convocados por el papa Francisco “para hacer lío”, como a él mismo le gusta llamar a todo aquello que despierte conciencias y mueva voluntades, siempre a favor de un mundo mejor. De este modo, el sumo pontífice ha colocado a la Amazonía en el centro de la atención de la humanidad y a la vez, le ha dado su lugar en el corazón de la Iglesia. La historia es antigua Los pueblos originarios amazónicos siempre tuvieron una atención especial del catolicismo, esto a través de los siglos. El envío de los misioneros españoles a lugares inexpugnables como son las altas montañas y los ríos profundos, permitió llevar a dicha porción del pueblo de Dios el mensaje del evangelio, que no hace distingo de personas. Si bien en algunos casos hubo una adhesión y se aceptó el anuncio, este también generó hostilidad, desconfianza y muerte, lo que sembró nuevas semillas a través de los protomártires de la evangelización. Décadas más tarde, y con un modelo organizado a nivel territorial, los papas desplegaron sus mejores esfuerzos para establecer y sostener las misiones, con el fin de “poner una tienda” e iniciar un sincero camino de inculturación del evangelio en dichas tierras. ¡No mirar al paganismo con hostilidad!, reiteró el papa Francisco en una enseñanza sobre san Pablo a principios de noviembre último y que ratifica lo dicho. ¿Hacía falta un sínodo? Esta pregunta, sobre la pertinencia del sínodo, estuvo en el ambiente desde que Francisco convocó al mismo en el año 2017, y se sigue analizando aún ahora que ya terminó. Si se toma en cuenta la cantidad de personas y recursos naturales
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amenazados como son el agua y el oxígeno, además de plantas medicinales y riquezas de los ríos, muy aptos y necesarios para el ser humano (independiente del lugar donde viva), la respuesta sería sí. A esto hay que sumarle otro cuestionamiento. ¿Es adecuado y justo que los misioneros trabajen en condiciones tan adversas, limitadas y riesgosas, cuando podrían contar con mejores estructuras, mayor colaboración ministerial y una cabal comprensión de las culturas autóctonas? No está bien que aquellos perciban una sensación de desamparo, dado que eso ahuyenta inclusive a las vocaciones jóvenes hacia las misiones. Una Iglesia amazónica Al terminar el sínodo, los participantes aprobaron 120 propuestas y elevaron al papa un archivo para su análisis y posible redacción de una exhortación apostólica. Estamos ante un documento que exige una mediana comprensión sobre el fenómeno de la Amazonía. Asimismo, demanda un celo especial en lo referido a la evangelización, las misiones, el desarrollo humano y lo que es la ecología integral, donde nada de la naturaleza –incluidas las personas y su hábitat-, es ajeno a Dios ni a la Iglesia. Por ello, las propuestas escritas están precedidas de una “conciencia aguda”,
acerca de los dramas “que desfiguran la belleza y armonía querida por Dios” en este edén natural. A esto hay que sumarle un íntimo retrato de la iglesia misionera que, siempre comprometida con los pobladores, está llamada a mostrar su rostro más acogedor. Propuestas finales Francisco mismo prometió publicar una exhortación apostólica antes de fin de año, y creemos que lo hará. Sin ánimo de especular sobre su contenido, será importante el diagnóstico sobre los problemas medioambientales de la Amazonía, y las sugerencias de acción inmediata. Ya se habla de que definirá un “pecado ecológico”. No hay duda que generará un fuego interno cuando exponga el panorama y los desafíos de la evangelización misionera, junto a los caminos que abrirá para “salir” a las periferias. Se espera con expectativa lo que defina sobre las sugerencias de los participantes -algunas audaces, qué duda cabe-, las que salieron del aula sinodal cargadas de urgencia e impotencia. Finalmente, el discernimiento del papa, tan sugerido por él mismo, será la herramienta más confiable para encontrar una solución, por ejemplo, a la escasez de presbíteros, que no permite tener una mejor experiencia sacramental en las comunidades parroquiales amazónicas. (José Antonio Varela Vidal)
El papa Francisco saluda al dirigente asháninka peruano, Delio Siticonatzi, hoy miembro del Consejo post-sinodal para la Amazonía.
Lima / Setiembre - Diciembre / 2019