CULTURA Guadalupe Ortiz de Landázuri
Beata, científica y aventurera Beatificada el 18 de mayo, era doctora en química, docente e investigadora nacida en Madrid en 1916. Carlos Beraún Di Tolla *
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a vida de Guadalupe Ortiz de Landázuri fue tan extraordinaria como las metas que se propuso cumplir en la vida destacando como académica en química, donde logró obtener el doctorado y el reconocimiento científico por sus investigaciones sobre materiales refractarios aislantes, para disminuir el consumo de energía, además de desarrollar elementos de mejora en la producción de textiles. En el año 1968 se doctoró en química con un trabajo de investigación que fue galardonado con el premio “Juan de la Sierva” Una mujer adelantada a su tiempo. Entre las mejores imágenes que nos recuerdan a Guadalupe está aquella en la que la vemos vestida de aviadora en 1932 al lado de un biplano que volaba a 200km por hora, perfecto retrato de una mujer adelantada a su tiempo, al igual que aquellas que nos la muestran en su laboratorio, dando clases en la universidad o divirtiéndose con sus amigos luego de haber trasformado las ruinas de la granja abandona de Monte falco en una escuela para niñas campesinas, que salen directamente a la universidad en México. Administradora ejemplar, amiga confiable y una fuerza inspiradora de optimismo y trabajo Sobreviviente de la Guerra Civil española acompañó a su padre en las horas previa a su fusilamiento, para años más tarde perdonar a los victimarios cuando estos, exiliados en México, encontraron en ella más que un motivo para reconciliarse con Dios Santificando lo cotidiano La desbordante energía de Guadalupe la llevó a tener como centro y [ 48 ]
motor de toda su vida a la eucaristía; siendo una mujer de intensa oración en medio del trabajo cotidiano en cada reto buscó la forma de encontrar en Cristo y dejarse guíar por medio de Él en medio del mundo de la ciencia, el valor del servicio fortalecía su fe. A principios de 1944, Guadalupe sintió el llamado de Dios para santificarse en medio de la vida ordinaria, encontrando en el servicio, el poder servir a los demás y transformando cada momento en una contemplación enamorada de Dios. Esta vocación a la santidad la cumplió siendo parte del Opus Dei donde pudo hacer todo lo sentía que Dios le pedía. Optimismo, perseverancia, ciencia y fe La vida de Guadalupe fue intensamente feliz, no sólo por el desbordante optimismo atestiguado por las pocas fotografías que nos ha legado, sino por que dejó una huella profunda en todas las personas que la llegaron a conocer. Para una mujer en el tiempo que le tocó a Guadalupe el desarrollar una carrera, en un mundo tan complicado como el académico y el universitario no fue fácil, si consideramos que compartía esas labores con su apostolado de administradora de una residencia de universitarias donde estaba al tanto de todas las necesidades físicas y espirituales de quienes convivían con ella. Entre las muchas anécdotas del desprendimiento de Guadalupe esta la ocasión en la que, habiéndose acabado la sopa en una residencia, Guadalupe se sirvió agua caliente para que nadie se preocupara por ella. El vuelo que la llevaba a México demoraba más de 30 horas y, al hacer escala un domingo en las Islas Bermudas, Guadalupe convenció a todos los pasajeros de ir a misa.
Lima / Setiembre - Diciembre / 2019
En 1975, antes de morir Guadalupe le dijo con mucha dificultad a la enfermera que la cuidaba “No te preocupes por mí, vete a cenar”. Palabras que motivaron un cambio profundo en la enfermera al saber que había algo mucho más allá de todo entendimiento. Una científica a los altares El proceso de beatificación de Guadalupe comenzó unos años después de su muerte a pedido de miles de personas que la conocieron y muchos obispos de varios países del mundo que tuvieron contacto con ella de una forma u otra. Se siguieron todos los pasos habituales, se examinó cuidadosamente el milagro requerido por la Ley Canónica para la beatificación de una laica que hiciera su apostolado entre la investigación y la catedra universitaria. El Papa Francisco firmó el decreto de su beatificación el 18 de mayo de 2019 en una ceremonia sin precedentes en Madrid que unió los cinco continentes en los diferentes medios de comunicación; Guadalupe Ortiz de Landázuri es un modelo de vida, quienes llegan a beatos o santos de la Iglesia Católica son gente sencilla y optimista que busca colaborar en algo con Dios.