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Capítulo 08: Un hogar cálido............................................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 08 %
UN HOGAR CÁLIDO
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En medio de la aldea, se encuentra una gran piedra rodeada por árboles. —Sieg, la piedra de aquí es el Espíritu de la aldea.
La nieve circundante había sido recogida por los ancianos y sobre la piedra del Espíritu se podían observar ofrendas de pieles y joyería de plata.
El Espíritu Siedi4. Para nosotros quienes fuimos despreciados como “los exiliados”, nuestra fe autóctona sirve como apoyo para muchos de los que vivimos en este clima extremo.
Apoyándome sobre una rodilla, ofrecí una oración de agradecimiento por el viaje seguro. Sieg hizo lo mismo para mostrar su respeto.
El nombre Laponia se trata de un término despectivo que significa “La tierra de los exiliados”, menospreciando a las personas que vivían aquí. La gente mayor odia dicho término y aborrece a los extranjeros por arrebatarles su estilo de vida nómada. Luego, nos comenzaron a llamar “Sami”.
Tras robarles su única propiedad, los renos, fueron forzados a salir de esa tierra para cuidar de esos renos, de modo que los aldeanos no permitían que se acercaran extraños y vivían confiando únicamente en su propia fuerza.
Habiéndose establecido hace unos siglos, se dice que la gente Sami comenzó a vivir en base a las enseñanzas del Espíritu.
No obstante, hace dos generaciones, mi abuelo se percató de que esta sociedad aislada no estaba bien, al punto de luchar por un nuevo estilo de vida y conduciéndonos a nuestra actual forma de vida. A los ancianos no les agradó este cambio, pero había varios en la aldea cansados de las viejas costumbres.
Mi abuelo declaró que si continuábamos con esta vida recluida, eventualmente enfrentaríamos la extinción.
4 N. de la T. La pi edra del Es píri tu s e l e conoce como Sei ta en Fi nl andi a y Si edi en Sami . Ya que, Ri tz s e decl ara como Sami , deci dí us ar Si edi .
Había dichas circunstancias y también estaba el tema de tener que priorizar la admisión de extranjeros.
Cuando dejamos atrás a la aldea, el escenario cambió nuevamente a un bosque de pinos cubierto denieve blanca. A medida que caminábamos iluminando el sendero con una linterna, vislumbramos una mansión de dos pisos hecha de ladrillos rojos.
Es pequeña comparada con la de Sieg, pero es el hogar del que siento orgullo.
Abriendo la puerta de la cerca, le indiqué el camino a Sieg. —¡Bienvenida a mi hogar! —Aah, por favor cuida de mí.
Luego de terminar con nuestro pequeño intercambio, llevé al reno a una cabaña y llené su caja de comida con agua limpia y musgo seco. —Esta es la cabaña para el reno. Más adentro, mato a los animales o destripo los que cacé-
Conforme le explicaba la cabaña a Sieg, las puertas del matadero se abrieron vigorosamente. —¡¡!!
— …
Una enorme silueta apareció en la oscuridad. Tras notar que Sieg retuvo el aliento, me apresuré a explicarle. —Sieg, está bien.
Cuando dirigí la linterna hacia el objeto que apareció frente a nosotros, la figura de una persona se mostró. Bueno, no es de sorprenderse que Sieg levantara la guardia. Después de todo, estaba usando la piel de un oso blanco sobre la cabeza. —Él es Teoporon Ponu Rango. El padre de Miruporon. —De verdad…
Usaba la piel de la cabeza del oso sobre su cabeza, mientras que las patas delanteras caían sobre sus brazos. Alrededor de su cintura, la piel blanca ondeaba como un manto, estaría desnudo de no ser por una capa fina de pantalones negros. Era una vista que sin lugar a dudas te haría exclamar «qué frío». Su complexión era bastante robusta, alto y parecía como si estuviera presumiendo sus músculos.
Además, la piel que estaba usando la consiguió en el bosque hace cinco años cuando nos encontramos con un oso que actuaba como el rey del bosque. Lo derribó usando únicamente una lanza. En ese momento, de verdad estaba preparado para morir.
Teoporon se dedica a cuidar las armas de la casa, así como a limpiar y cazar. No podría cazar animales grandes sin su ayuda. —Teoporon, ella es Sieglinde. Mi esposa, no madre. —¿? —Mujer querida. —¿?
Era inútil tratar de transmitir que era mi esposa usando solo acciones. Pensé en abrazarla y besarla en la mejilla, pero ya que podría haber diferencias básicas en las muestras de afecto, decidí no hacerlo.
Mientras tanto, Sieg se presentó y golpeó su pecho con un puño. Teoporon hizo lo mismo.
Tal y como esperaba de Sieg, debo admitir. Es una escena interesante. Incluso con Teoporon frente a ella, no parecía desconcertada.
Luego, Teoporon me miró y dijo: —Great king. I am happy that you returned safely. (Gran Rey. Me alegro que haya regresado a salvo5). —Sí… Gracias.
No entendí lo que dijo, pero imaginando que son palabras de bienvenida, respondí sin mucho entusiasmo y golpeé mi pecho con un puño. Teoporon asintió satisfecho. —And Sieglinde. I give you my welcome as the warrior protecting the great king!! (Sieglinde. ¡¡Te doy la bienvenida como el guerrero que protege al Gran Rey!!)
— …
Siento que está diciendo lo que se le antoja; pero, ya que no conozco el lenguaje, simplemente sonreí dócilmente y entré.
Frente al portón, nos quitamos la nieve de encima y abrí las puertas para Sieg y Miruporon. Luego, les di pantuflas para que se las pusieran.
En la habitación alfombrada, sentí como la tranquilidad me rodeaba gracias a la cálida atmósfera. Guíe a Sieg hacia la sala de estar y le ofrecí una silla.
Cuando me senté, suspiré aliviado.
5 N. de la T. Se s upone que en es ta parte Teoporon habl a en s u l engua nati va, tomando en cuenta que él es de Améri ca, pens é dejar el di al ogo en i ngl és y poner l a traducci ón entre paréntes i s
En la sala había una mesa y sillas para cuatro personas, una gran chimenea, la piel de un enorme ciervo blanco y sobre la pared trofeos con la cabeza de los ciervos cazados.
Sieg pasó el tiempo en silencio, parecía cansada.
Al cabo de un rato, nos sirvieron bebidas calientes. Dentro de las tazas de cerámica había un líquido rojo conocido como glögi, una especie de jugo de bayas con especies. Se trata de una bebida exótica, pero caliente el cuerpo rápidamente.
De igual forma, presenté a la persona que nos sirvió el glögi. —Sieg, ella es Ruruporon. La esposa de Teoporon y la madre de Miruporon.
Cuando se la presenté, Ruruporon mostraba una sonrisa maternal. Ella se encarga de la cocina, es decir de suministrarnos con deliciosa comida todos los días.
Aunque, es más alta que yo. Aun con esos enormes brazos, ella realiza la comida más fina de la aldea.
—Ruruporon, Sieg es mi esposa… —A special woman. (Una mujer especial) —Um. Creo que lo entendió.
Ruruporon golpeó su pecho y levantó un dedo, indicándonos que la comida estaría lista pronto. —Son una familia feliz y animada. —Así es.
Fue una serie de dificultades interactuar con una familia cuyo estilo de vida era totalmente diferente al mío. No obstante, todos son muy trabajadores y aunque es algo difícil de sentir, se puede percibir un sentimiento de calidez.
No me gustaría que Sieg sufriera mucho por la diferencia de cultura. Ya que pensé en eso, le entregué dos libros que había preparado de antemano. —¿Qué son? —Este libro tiene información sobre las costumbres y forma de vida en esta aldea. El otro libro es para que escribas lo que piensas.
Le comenté que escribiera cosas que sean difíciles de decir cara a cara o de las que tuviera curiosidad.
Aunque mi interacción con ella fue breve, pude confirmar que ella es del tipo callada, con una personalidad que no le permite decir sus ideas en voz alta. —Un diario de intercambio, eh. —Si tienes alguna duda, por favor no te contengas.
—Está bien.
Mientras hablábamos, Ruruporon regresó con comida. Ella tiene unaspecto salvaje, como si pudiera servir carne cruda, pero su sazón es exquisito. Además, preparó la comida tradicional de la aldea.
Un par de cuencos de madera tallados se encontraban dispuestos sobre la mesa. El platillo era una sopa espesa de leche de reno con salmón ahumado y muchas especias. Se podría decir que era una comida excéntrica para esta época donde no podemos conseguir leche de reno y tenemos que adquirirla de los comerciantes a precios exorbitantes.
También había brochetas de reno en salsaagria hecha de fresas recolectadas durante el verano. Las patatas cocidas fueron servidas sin pelar y el duro pan de centeno estaba cortado en rebanadas delgadas. Lo comimos con hígado de un ave amasado con especies. El queso derretido se estiraba y sabíadelicioso. La carne también iba bien con los vegetales. —Sieg, ¿qué te parece? —Le pregunté a Sieg, quien estaba comiendo un poco de la carne de reno, ya que a muchos de los turistas que vienen no les gusta la carne de reno. —Muy rico.
Lentamente masticó la carne y se limpió la boca elegantemente con una servilleta. Luego, me dijo su opinión.
La primera noche pasó amenamente y feliz.