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Capítulo 23:No estás solo..................................................................................................................Pp

CAPÍTULO 23 %

NO ESTÁS SOLO

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Una vez que llegamos a casa, le pregunté cómo logró ser tan cercana a las mujeres de la aldea. Sieg contestó que se hicieron amigas mientras charlaban. A pesar de eso, dejando de lado a las jovencitas que estaban acostumbradas a los extranjeros, no pude evitar preguntarme cómo es que mujeres más grandes que la edad de su madre confiaron en ella con tanta facilidad.

Además, hace solo un par de décadas que se comenzó a promover el turismo.

Era algo que no se podía evitar, así que dimos por finalizado el tema.

Al día siguiente, luego de que el barniz secara, fui a entregar las figuritas de osos bebés terminados y la dueña me contó la historia de cómo el Sieglindeismo se formó.

El pasatiempo de Sieg es dar paseos cada mañana. En el transcurso parece que sucedieron muchas cosas.

—La señora de la familia Holm, su esposo se lastimó la espalda.

En una ocasión en que la señora trataba de retirar la nieve del techo, Sieg iba pasando por allí. Luego, ella misma se ofreció a quitar la nieve. Incluso lo siguió haciendo hasta que la espalda de su esposo estuviera curada. —Fue todos los días a retirar la nieve y cuando la señora le preguntó su nombre para agradecerle, solo dijo «No soy alguien tan grandiosa como para dar mi nombre» y se marchó valerosamente.

Además de eso, ayudó a la gente a cortar leña, acarrear agua e incluso sacó a pasear los perros de los demás. Aunque Sieg estaba siendo humilde, en verdad apoyó a todas las mujeres con sus labores durante sus caminatas. —Ya veo. Por eso todas la admiran.

—Así fue como sucedió. Además, es apuesta. —Aunque es una mujer. —Todas lo saben, creo que simplemente sienten anhelo.

—Umm.

Ciertamente, el trabajo en la mañana es pesado. La mayoría de los hombres no trabajan a esa hora, así que las mujeres son las encargadas de las tareas matutinas. Sieg quizá fue un factor curativo para ellas. —Por cierto, me pregunto qué sucedió entre la hija de la familia Bergholm y Sieglinde-san.

— …

Más o menos podía adivinar cómo se conocieron Sieg y Aina. Hace un tiempo, Sieg mencionó en el desayuno que ayudó a una chica que estaba siendo perseguida por un jabalí. ¿No fue Aina? Supuse. Además, Sieg no dijo que ella estaba allí, así que no sabía si decirle o no.

En la aldea, las mujeres pueden ayudar a la captura de renos y, aunque está limitado a los animales pequeños, en ocasiones también cazan. No obstante, generalmente eso solo sucede en casos de emergencia; por ejemplo, cuando el jefe de familia ha colapsado debido a una enfermedad o herida.

No escuché ninguna noticia de que el jefe de familia de los Bergholm se encontrara enfermo o herido. Usualmente me entero de eso gracias a las mercantes de paso.

En esa familia, no hay hombres que se encuentren en la plenitud de su vida. El padre de Aina murió joven y ha estado viviendo con su madre y abuelos. Ella es hija única; pero, debido a su fuerte personalidad, no le interesa mucho el matrimonio. Por sus circunstancias, siento que sería mejor que se casara pronto; sin embargo, ya que la persona en cuestión no tiene planes al respecto, no puedo hacer nada.

Aunque solo esté un hombre mayor allí, su abuelo es el mejor cazador de la aldea. Por consiguiente, no hay necesidad de que Aina cace; pero, considerando que podría estar herido o enfermo, decidí visitarlos porque estaba preocupado.

No obstante, parece que mis preocupaciones fueron infundadas. Casualmente vi al abuelo de Aina transportando en su trineo de renos un gran jabalí. —¡Ah! ¡Ahí está Aina! Ya que la vi moviéndose furtivamente, hablé por detrás de ella. —¿Qué estás haciendo allí? —¡Aaah!

En sus manos traía un arco que parecía viejo y flechas caseras. Era evidente que Aina estaba usando viejos artículos de caza. —Tu abuela está saludable, ¿por qué estas intentando salir de caza, Aina? —¡N-no necesitas saberlo, ¿cierto?! —Es peligroso.

—Hace un rato, vi a tu abuelo transportando un buen jabalí, ¿sabes?

Cuando dije eso, Aina me lanzó una mirada feroz, luego ventiló su furia conmigo. —¡Como si el Lord supiera lo que siento!

Aina tiró el arco y las flechas al suelo y salió corriendo.

No podía ir tras ella. Las chicas adolescentes son complicadas, no me escucharía incluso si tratara de persuadirla.

Aun cuando seguía confundido, regresé a casa.

—Estaba pensando en ir a buscarte. —Perdón.

Sieg esperaba a que regresara en el pórtico. Ya que usualmente volvía de inmediato luego de entregar los bienes en la tienda, se preocupó de que tardara. —Ha comenzado a nevar.

—Sí.

Sieg gentilmente se sacudió la nieve de los hombros. —¿Qué tienes?... —Nada, solo pensaba lo imposible que es desear ser feliz sin tomar en consideración a todos los demás.

—No hay nada que se pueda hacer al respecto.

— …

Las personas mayores obstinadamente se niegan a cambiar su estilo de vida. Sin embargo, los jóvenes desean un cambio.

Sieg afirmó que el tiempo lo resolvería. —Si hay alguna familia teniendo problemas, me gustaría apoyarlos. —Sí, es entendible; pero, no vayas a sobrecargarte. —Gracias.

—No es un asunto que debas manejar tu solo. —…Sí.

Luego de eso, Sieg preparó algo de café. Incluso mi corazón se calentó de nuevo, así que le agradecí por darme las fuerzas para seguir trabajando.

Las temporadas cambiaron e incluso aquí llegó la primavera. Lamentablemente, aunque estamos en primavera, la nieve todavía no se derrite.

Todas las mujeres de la aldea fueron al mercado de pulgas en la ciudad portuaria cercana. Ahí pueden encontrar bienes procesados hechos de cornamentas de renos, sombreros de pieles, zapatos y abrigos, así como carne ahumada. Incluso entre ellos, las relativamente baratas tazas de abedul y las artesanías hechas de piel de reno son populares entre los turistas que cruzan el mar para venir aquí.

Ya que era la primera vez que Sieg venía al mercado, decidimos que deberíamos vender los bienes juntos. Tendremos a la venta tazas de madera, cucharas, hasta figuras de madera talladas en forma de águila que hice. También coloqué los brazaletes que Sieg hizo y los pañuelos bordados.

Mientras yo atraía a los clientes y Sieg sonreía ligeramente, los artículos se vendieron muy rápido. Poco después de la hora de comer, la mayoría de los productos ya se habían vendido.

—Sorprendente, ya solo nos quedan tres. —Qué sorpresa. Generalmente se toma alrededor de dos días para venderlo todo. ¿Habrá sido el efecto Sieglinde o fue porque trabajamos juntos? De cualquier modo, ya que no tenía que pagar la cuota para instalar el puesto un segundo día, me sentí aliviado.

—Tengo un poco de hambre. Iré a comprar algo para comer —dije y fui hacia las carretillas de comida.

Este año había más personas. Mejor dicho, siento que es la primera vez que veo tanta gente aquí.

Caminé con trabajo entre la multitud y llegué a la calle donde se encontraban las carretillas de comida. Primero me dirigí al puesto que vendía makkara de puerco. La salchicha que estaba sobre el asador directamente al fuego no la habían cortado, así que la superficie estaba crujiente y jugosa. Ordené dos y las recibí envueltas en papel con mostaza sobre ellas.

A continuación, fui a un puesto de comida que vendía pan. Cuando pensé en comprar algo que usualmente no comíamos, vi algo apilado. Eran korvapuusti, la característica de este pan es que se aplica una gran cantidad de mantequilla sobre la superficie y se espolvorea azúcar y especies. Por fuera es crujiente y el aroma de su peculiar especie dulce provoca cosquilleos en la nariz. Considerando que sería un buen regalo para los Rangos, compré alrededor de veinte piezas de buen tamaño.

Para finalizar, compré lohikeitto (sopa de salmón). Siempre tenemos salmón ahumado, por eso, cuando el vendedor dijo que estaba hecho con salmón fresco, me atrajo inmensamente. Además también usaban leche, puesto que era algo difícil de conseguir en la aldea, era todo un lujo. El caldo se componía de tubérculos de

temporada y salmón fresco con abundante queso y especies. La sopa hervía a fuego lento a medida que el vapor se elevaba. Compré lo suficiente para dos personas.

Debido a la comida que compré, tenía las dos manos llenas. Decidí ir después por las bebidas y regresé por la ruta menos congestionada. —Oh, ya se vendió todo. —Se acabó hace poco.

Hasta las cucharas que no se vendían, se habían esfumado. Sobre la mesa, ahora vacía, acomodé la comida que compré. —Iré por algo de beber.

Sin esperar mi respuesta, Sieg se marchó. Unos minutos después, regresó con café para los dos. El café servido en una botella estaba repleto de leche y azúcar, lo cual calentó el cuerpo reconfortantemente.

Toda la comida que compramos sabía deliciosa. Por un momento pensé que era muy lindo salir con Sieg a comer; pero, tomando en cuenta que los turistas comenzaran a llegar por las auroras, estaremos ocupados. No tendremos tiempo para relajarnos.

Tras descansar un rato, cuando me levanté, Sieg me sujetó de la muñeca. —¿Qué pasa?

Sieg estaba buscando algo en su bolsillo. Mientras me preguntaba de qué se trataba, enrolló algo en mi muñeca. —¡Ah!

Se trataba de un accesorio tradicional hecho con piel de reno e incrustaciones de estaño. La abrazadera se conformaba de cornamenta de reno.

—Sieg, ¿y esto? —Es el primer producto que hice bien. —¿Tu misma lo hiciste? —Sí.

Sieg me regaló un brazalete que ella misma hizo.

Abrumado por la felicidad, solo pude quedarme ahí de pie sin poder decir nada. Al verme así, Sieg explicó que todavía era mala en eso, así que negué con la cabeza. —Sieg, muchísimas gracias. Estoy feliz. —De verdad.

A fin de darle un beso de agradecimiento, acerqué mi rostro; sin embargo, recordé su expresión preocupada justo antes de que mis labios la tocaran.

Así que me detuve y me dirigí a su oído. —Eh, Sieg, ¿puedo besarte?

— …

Maravillosamente ignorado. Como lo pensé, no es posible. Dejé caer la vista y, cuando estaba a punto de volver a levantarla y restarle importancia al asunto con una sonrisa, Sieg abrió la boca. —…Está bien si lo haces cuando regresemos a casa. —¡¿?!

Debido a su permiso inesperado, quedé conmocionado.

Al final, regresé a casa en un estado de nerviosismo.

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