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Capítulo 27:Con sabor a chocolate..............................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 27 %
CON SABOR A CHOCOLATE
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Ahora que ya hemos suavizado la tierra congelada, es el momento de poner nutrimentos en los campos para ayudar a que crezcan los vegetales. Colocamos hojas caídas que recolectamos durante el otoño, maleza y heces de reno en la tierra.
Luego, los dejamos ahí por un mes. Lo ideal serían tres meses para que se descompongan por completo; sin embargo, en esta región la temporada en la que no cae nieve no es muy larga. Así que no es posible esperar más.
Sieg regresó a casa más tarde que yo, luciendo cansada, una condición que normalmente no mostraba.
—Bienvenida.
—Lo siento, se hizo tarde. —No, buen trabajo el de hoy. Sieg sedejó caer sobre una silla cerca de la ventana y frunció el ceño. —¿Cansada? —Aah, sí… —Es la primera vez que lo haces, se entiende. —En parte es por eso, pero… —¿? —Es difícil trabajar con extraños. Si Sieg lo dice, debe haber sido un trabajo duro. Me siento mal por ella. —¿Estás bien? —No te preocupes. Simplemente no estoy acostumbrada a las mujeres. —Um.
A decir verdad, no sé qué debería decir en estos momentos. Si mamá estuviera aquí, tal vez ella podría animarla con unas buenas palabras. Lamentablemente no es así.
No hay nada que yo pueda hacer por ella. Incluso si la abrazo, solo yo me sentiría mejor.
—¿Qué tienes? —¿Eh? —De repente te quedaste callado.
—…Solamente, me preguntaba dónde estaban mis padres.
Ya han pasado diez años desde que comenzaron su viaje. Mamá vende artesanías tradicionales por todo el mundo mientras que papá hace trabajos durante el día, así es como la pareja de mediana edad disfruta de sus viajes. Cada medio año recibo una carta y, en ocasiones, quieren saber cómo me va.
Mientras estaba sumido en mis pensamientos, sentí la mirada de Sieg, así que le afirmé que no había nada de qué preocuparse. Aunque, no lucía satisfecha con eso. —Si no es mucha molestia para ti… —¿Um?
Sieg parecía tener un conflicto. No había ninguna necesidad de insistir en el tema; pero, mi curiosidad ganó. —¿Dime, Sieg?
—No… no es nada. —Nada de lo que haga Sieg podría molestarme.
Sin duda alguna. Hasta recibiría con gusto una patada giratoria… probablemente. —En ese caso, lo diré. —Adelante.
—Me gusta esta aldea. —¡¿?! —Así que planeo pasar el resto de mi vida aquí. —¡¿No mientes?!
—No miento.
Entusiasmado por la respuesta de Sieg, el sentimiento sofocante que me invadió, al instante salió volando. Independientemente de lo que suceda con el contrato de matrimonio, Sieg se quedará aquí. Me sentí dichoso de que no fuera a desaparecer como mis padres.
—Te ves mejor. —¡Muchas gracias, Sieg! —¿Acaso creíste que me iría a otro lado?
—Bueno, somos una pareja temporal.
— …
En esta ocasión fue Siegquien guardó silencio, tal vez porque estaba atónita ante mi entusiasmo. Para cambiar la atmósfera, saqué un licor especial. Aunque, ni siquiera eso ayudó.
❄❄❄
Finalmente, la tan esperada temporada de turistas llegó. Por lo que escuché en medio del trabajo, todos hablaban sobre qué accesorios de plata comprarían.
Hasta las auroras, el objetivo de los turistas, parecían darse cuenta del ambiente y aparecieroncada noche, entreteniendo a quienes las miraban.
Antes de que llegara este periodo ajetreado, logramos terminar de sembrar. Ahora regar, fertilizar y quitar las malas hierbas dependía de los niños.
En ese momento, desde un lugar inesperado, el efecto Sieglinde apareció. —¡Sieglinde-sama! ¡Estoy feliz de poder verla! —No pensé que fueras a venir hasta aquí. —¡Desde luego!
Las fans de Sieglinde escucharon los rumores y viajaron hasta aquí. Encima de eso, llegaron en manada. Sieg se disculpó por ser incapaz de acompañarlas debido al trabajo. Estaba tan ocupada que ni siquiera tenía el tiempo libre de comer conmigo.
Aunque me estoy quejando sobre eso, también mis días eran bastante ajetreados. —¡Milord! Los osos bebés ya se terminaron, ¿podría hacer más?
—¡Qué, ¿de verdad?! Acabo de entregar más ayer… —Sucedió el temido desabasto de recuerdos—. Se están secando ahora mismo, creo que estarán listos para mañana. —Ah, menos mal.
Incluso la vajilla de abedul que era un robo casi se vendía por completo. Ya que se trataba de un producto que no se podía fabricar de inmediato, hasta la dueña de la tienda se dio por vencida con eso. Los osos bebés se podían terminar en medio día si me apresuraba, más la aplicación del color y la cera tardaba alrededor de un día en finalizarlos. A comparación de otros productos tradicionales, éste se podía elaborar más rápido. —Yo también quería ese. —Me pregunto si lo reabastecerán pronto~ Qué mala suerte.
La escultura de águila carmesí que modelé en honor a Sieg, incluso recibió solicitudes de sus fans. Aun si la temporada alta finalizaba, la dueña de la tienda probablemente coloque más órdenes.
—El efecto Sieglinde-san es demasiado increíble, todos los aldeanos están sorprendidos. —En cierta forma, lo siento. —No, se trata de un grito de felicidad.
Estábamos conversando de pie; pero, ya que otra señorita entró para entregar brazaletes, salí de la tienda. Me gustaría regresar a casa para hacer más osos bebés tranquilamente, pero todavía había muchas cosas que hacer en la aldea.
Por lo pronto, el único restaurante de la aldea parecía estar en un estado de emergencia. Me asomé desde la ventana trasera y luego me escabullí para ayudarles a lavar los platos apilados. —¡Hey, una vez que termines de lavar los platos, pela los vegetales! —¡!
Sobre la mesa, que hasta hace poco había platos, un cesto llena de vegetales fue colocado con un golpe seco. Al parecer ni siquiera se percataron de que no trabajaba aquí. Dentro de la canasta había tubérculos como papas y rábanos. Como era necesario ponerlos en agua luego de pelarlos, busqué un tazón grande; pero, por desgracia, todos estaban en uso. Sin otra opción, lavé una cazuela que tenía marcas de quemaduras para sustituir al tazón.
Incluso después de eso, me forzaron a realizar más tareas. Creo que la señora nunca se dio cuenta de que yo era el Lord. Bueno, los ojos de todos estaban rojos así que me dio miedo; además, no era una atmósfera propicia para rechazar las labores y anunciar que era el Lord.
Cuando pasó la hora del almuerzo y llegó la hora para que los trabajadores del restaurante comieran, logré salir a escondidas.
Durante este periodo, cuando está prohibido cazar, la carne de la temporada es la carne de reno. Así que, nosotros, los hombres tenemos la tarea de procesar a los renos. También hay personas que van al lago a pescar. Después de todo hay turistas que les desagrada el fuerte sabor de la carne de reno, por lo que hay demanda por el pescado de la misma forma.
Por la noche había más trabajo. Tenía que guiar a las personas a la plataforma de observación ubicada en la fortaleza, les servía bebidas calientes para mantener la temperatura de sus cuerpos y, en ocasiones, incluso les prestaba ropa de piel a los clientes que se quejaban del frío.
No obstante, el trabajo no terminaba con eso. Una vez que llegaba a casa, tenía que tallar más figuras de madera.
Luego de trabajar de esa forma por mucho tiempo, sentí como mi cuerpo se tambaleaba. A pesar de eso, no podía decirlo en voz alta así que trabajé mientras ponía una fachada.
❄❄❄
Hoy, cuando estaba a punto de ir al restaurante para ayudarlos otra vez, fui arrastrado a un callejón estrecho por alguien.
Al echar un vistazo para ver de quién se trataba, era alguien que conocía. —¿E-eh? —Por fin te atrapé. —Sieglinde…
Sieglinde se apoyó contra la pared y suspiró. Ahora que lo pienso, me pregunto cuándo fue la última vez que nos vimos cara a cara. —No te ves bien.
—¿De verdad?
Bueno, no puedo negar que mi condición no es la de costumbre. Nuevamente el día de hoy fue oso-san, oso-san, oso-san y, aunque no me quedé despierto toda la noche, si me desvelé trabajando en las figuras de madera. Creo que mi cuerpo joven, que aún no ha visto los treinta años, está gritando en agonía. —¿Tú estás bien, Sieg? —Bueno, tal y como puedes ver.
Era justo como ella dijo, emitía un aire que sugería que estaba cansada; sin embargo, su complexión era buena, por lo que me sentí aliviado.
Pasamos un rato en silencio. Luego, recordando algo, Sieg me entregó un objeto que sacó de su bolsillo.
—¿Quées esto? —Chocolate.
—¿Dónde lo conseguiste? —Me lo regaló alguien que conozco. —¿Ya probaste alguno?
— …
Lo que Sieg me entregó fue una pequeña caja con chocolates.
El contenido se encontraba dentro de una pequeña caja que cabía en la palma de mi mano, así que no había muchas piezas. Como estaba hambriento, desenredé los listones que envolvían la caja finamente. Después, saqué una pieza de chocolate que estaba hermosamente decorada como una joya y lo sujeté frente a la boca de Sieg. —Abre la boca, por favor.
— …
Como accedió obedientemente, empujé una pieza de chocolate en su boca con mi pulgar.
Después, también probé uno. —Delicioso.
— … —¿Quieres más?
—…No. —¿De verdad me lo puedo quedar? —Me dieron dos iguales. —Ya veo. Gracias.
Por culpa de que mi cerebro y boca no estaban funcionando apropiadamente, traté de sonreír en agradecimiento; aunque, desconozco si lo hice bien. Después de todo, Sieg estaba inexpresiva.
Cuando le pregunté si tenía algo que discutir conmigo, dijo que estaba preocupada porque me vio tambaleando a mitad de la aldea. —No te presiones demasiado. —Sí.
—Duerme cuando sea de noche.
—Por supuesto. —No necesitamos más dinero, por eso, no aceptes trabajos innecesarios. —Entendido.
—Además… ¡¿?!
Me di cuenta que no estaba en mi mejor condición porque me separé de Sieg durante mucho tiempo, podía sentir como mi corazón sanaba mientras charlábamos. No obstante, al pensar que este periodo ajetreado continuaría por un buen tiempo, se me ocurrió que era necesario abastecerme para un par de días. A pesar de mí mismo, presioné mis labios contra los de Sieg.
Empujé su cuerpo contra la pared, la mantuve ahí sujetando sus mejillas con mis manos y aseguré mis labios con los de ella como si los deseara.
Mi mente estaba en blanco, no podía pensar. Lo único que sentía era placer.
Extrañamente, no había personas pasando por este estrecho callejón.
Poco después, sonó la campana que señalaba el mediodía. Con eso, me separé de ella.
—Gracias. Realmente me ayudó mucho.
— …
Ya que tenía queir al restaurante para ayudarlos, le di un beso de despedida en la mejilla y me fui del callejón.
Luego, pasé unas horas más trabajando sin descanso. Finalmente entre en sí cuando fui expuesto a la brisa fría bajo el oscuro cielo nocturno.
… ¡Eh, espera, ¿qué fue lo que le hice a Sieg?!