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Capítulo 26:El aveferoz y el festín de invierno....................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 26 %
EL AVE FEROZ Y EL FESTÍN DE INVIERNO
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Una vez que las noches polares terminaron y la caza se reanudó. Como habíamos comido varias cosas del almacén, pensé que sería bueno conseguir una presa grande. —Quiero cazar un jabalí o un venado. —Bien, pero no hay prisa.
Aunque Sieg comentó eso, me sentía intranquilo y quería cazar. A pesar de eso, tal y como ella dijo, las cosas usualmente fracasaban si uno se apresuraba, así que debería de tranquilizarme.
Hoy teníamos un cielo despejado. La luzdel sol brillaba sobre la nieve, ocasionando que la tierra resplandeciera. —Es hermoso; pero, también me hace desear tener unos lentes que bloquean la luz. —Eeeh, entonces existe algo así. —Se trata de equipo militar. Desconozco si lo venden en otra parte.
A medida que decía eso, Sieg entrecerró los ojos, quizá debido a la luz que la nieva reflejaba era demasiada fuerte. Esa expresión era tan apuesta que me distraje mientras observaba su perfil. —¿Qué pasa? —N-nada~.
Sieg de inmediato notó que estaba actuando extraño. Hice un gesto con las manos para engañarla y seguí caminando. —¡Ritz! —¿Uh?
En el instante en que me llamó, algo cayó de las ramas del árbol y aterrizó con un golpe seco. —¡!
Mis ojos se cruzaron con los ojos redondos que aparecieron derepente. Lo que había caído era una gran ave negra cuya altura casi llegaba a la rodilla.
—¡Corre! Con el grito de Sieg, el ave negra extendió sus alas de lado a lado con un grito. —¡Kueee!
—¡Uwa!
El ave saltó elegantemente con sus afiladas garras apuntándome, al tiempo que soltaba un chillido agudo. Logré esquivar el primer golpe; pero, terminé rodando por el suelo.
Fracasando con su primer ataque, el ave agitó sus alas mientras me fulminaba con la mirada. Sin perder el tiempo, traté de levantarme, pero mi pie se enterró en la nieve profunda y perdí el equilibrio. —¡Ritz!
Antes de que pudiera alcanzarme para atacar, Sieg corrió hacia aquí y bloqueó el avance del ave hacia mí.
Sieg levantó en alto la culata del arma y arremetió con ella al ave. Tras recibir el golpe, el ave rodó sobre el suelo. —Retrocede, Sieg.
Sieg dio un salto hacia atrás con la orden. Comprobé que no había nada más en el camino y jalé el gatillo.
Se escuchó un chasquido seco y la nieve cayó de los árboles con ruidos fuertes.
La bala había dado en el blanco.
—¿Estás bien? —Sí, estoy bien.
Abrí el cargador del rifle y removí el casquillo vacío. Luego de confirmar que se hubiera enfriado en la nieve, lo guardé en mi bolsillo. Acto seguido, fui al trineo y busqué una bolsa de piel para guardar a la presa. —¿Qué clase de ave es? —Un urogallo.
La mayoría de las aves de la familia Phasianidae poseen plumas blancas para el invierno; sin embargo, el urogallo las tiene de color negro. También es grande. —¿Es un ave feroz? —Ah~ Quizá sea la temporada de apareamiento~
Solo es una conjetura, pero creo que el urogallo se inquietó cuando pasamos mientras estaba en celo, por eso atacó descuidadamente.
Aunque, yo también fui descuidado. —Gracias por salvarme, Sieg. —Menos mal que sus garras no te alcanzaron. —Gracias a ti.
De no haber estado aquí Sieg, tal vez habría resultado herido. Realmente fue una suerte.
Luego de regresar a casa, drenamos la sangre y retiramos las plumas del urogallo. Cortamos el ave desde el cuello hasta su abdomen y lo destripamos. Luego, lo pusimos en una bolsa de tela y lo dejamos reposar cerca de diez días.
Diez días después… —Pues bien, por qué no probamos el urogallo que atrapamos antes.
Ruruporon descansaba el día de hoy, así que nosotros seremos quien cocinemos. Compramos ingredientes de un mercante y comenzamos a prepararlo luego de que anocheció.
—Sieg me podrías ayudar a freír y hervir patatas, por favor. —Entendido.
—Cortaremos las patatas en rebanas delgadas. Para cocinarlas, hay que pelarlas y dejarlas hervir en agua. —Comprendo.
Le di instrucciones a Sieg y luego comencé a cocinar de igual forma. Lo primero que haría era una ensalada llamada “Nido de urogallo”. Se trata de una ensalada única con forma de nido de ave.
Mientras Sieg realizaba los ingredientes necesarios para el nido y los huevos, yo preparé el relleno. Primero, sazoné un trozo de pechuga con hierbas y lo dejé hervir en agua. A medida que entraba al punto de ebullición, corté rebanadas delgadas de varias clases diferentes de vegetales. También elaboré una salsa para acompañar a los vegetales y la carne. Hierbas, pimienta, vinagre de vino, sal y jugo de limón. Mezclé todo eso y lo vertí sobre los vegetales. Desmenucé la pechuga cocida en trozos pequeños y la revolví con los vegetales.
A continuación, apilé la carne con los vegetales formando una pequeña montaña. —¿Qué haremos con el puré de patatas? —Le daremos forma de huevos de ave.
Esparcimos pimienta y hierbas sobre el puré de patatas, luego las moldeamos con forma de huevo y le pusimos queso en el centro. Luego de eso, las hervimos en agua.
Una vez que los huevos, que se habían hundido en el agua, flotaron sobre la superficie, estaba listo. Las sacamos del agua y las colocamos en un plato separado a que se enfriaran.
En cuanto se cocinó todo, lo único que hacía falta era darle los toques finales. Sobre la montañita de carne con vegetales, colocamos alrededor rebanadas delgadas de patatas fritas y, al final, acomodamos hasta arriba los huevos de patatas. —De verdad parece el nido de un ave. —¿Verdad?
Esto fue algo que mamá hizo hace mucho tiempo. Recuerdo haber comido esto cuando el abuelo atrapó un enorme urogallo. Además de eso, rosticé la carne del urogallo en una brocheta. Todo acompañado por los platillos que Miruporon había hecho anoche: sopa de reno y champiñones, junto con pan para formar una comida deliciosa.
—Uwa, se ve asombroso.
—¿Comemos?
Sieg se sirvió licor de baya en su taza, mientras que yo tomé jugo de baya. Luego colocó un poco de la ensalada “Nido de urogallo” en mi plato. —¡Gracias!
Le agradecí y recibí el plato de madera con carne de urogallo y vegetales. El sabor libre del vinagre y las hierbas levantaron mi apetito. La carne tenía una buena textura y gracias a su sabor limpio sabía bien con los vegetales. Además, las patatas fritas le otorgaban una sazón diferente. También probé los huevos hechos de puré de patata. —¡Uwa, está chicloso y delicioso!
El que mamá había hecho tenía el queso envuelto alrededor. Esta vez, traté de hacer los huevos basándome en una receta extranjera que Sieg mencionó. Con una textura chiclosa, el queso derretido se extendía desde el interior. Estaba condimentado con hierbas, así que era bueno por sí solo, aunque iban muy bien con las patatas crujientes. —¿Qué tal, Sieg? —Grandioso. Me recuerda a la comida que tenía en casa. —¿En serio? ¡Menos mal~!
Me sentí feliz por haber recibido los elogios de Sieg.
Para las brochetas rostizadas, sumergí la carne en la salsa de vino tinto. La carne de urogallo era exótica o debería decir crujiente. Era un poco dura. —La carne de urogallo tiene un sabor más fuerte comparada al de otras aves, ¿qué te pareció?
—¿De verdad? Personalmente me gustó —dijo Sieg, luego de llevarse un trozo pequeño a su boca y continúo hablando después de tomar un poco de licor—. Delicioso.
Por lo visto, el sabor del urogallo era del gusto de Sieg, así que me sentí aliviado. Una vez que los platos quedaron vacíos, llegó la hora de charlar. —La perdiz blanca, que pertenece a la familia Phasianidae, son conocidas aquí como “riekko”. —Es un lindo nombre.
—¿En serio?
Como estaba acostumbrado a ese nombre desde hace mucho tiempo, no estaba seguro. El sentimiento era diferente de país a país, pensé. —Ahora que lo pienso, Ritz, ¿qué deberíamos hacer sobre esto? —Ah, lo olvidé.
En la esquina de la mesa había un huevo frito. Lo hicimos a partir de un huevo que recibimos del mercante como regalo. —Puedes comerlo tú, Sieg. —No, hay que compartirlo.
Tras decir eso, Sieg cortó el huevo y lo colocó sobre un trozo de pan antes de que la yema se derramara, la cual fue absorbida por el pan antes de que cayera sobre la mesa, eso hizo que me relajara. —El pan y los huevos fritos saben muy bien juntos~. Delicioso~. —¿No lo sabías? —Así es. Solo había probado mermelada o hígado con el pan.
Al parecer, Sieg comía a menudo pan con huevos fritos cuando vivía sola. —Los preparaba cuando no tenía mucho tiempo en la mañana. Aunque, no es nada digno de alabanza. —¿Eso crees?
Recordé la cena de alta calidad en la casa del abuelo. Ciertamente, no serías capaz de hacer algo así en un ambiente tan solemne. —Los huevos saben bien. Qué tal si crio gallinas este año~. —¿Venden gallinas? —Ajá. Puedes comprarlas en primavera.
Las gallinas ponen un huevo al día, así que planeaba comprar dos para Sieg y para mí.
Mientras ideaba planes para la primavera, la cena llegó a su fin.