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Capítulo 36:El abrupto cambio del Yeti de las fronteras...............................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 36 %
EL ABRUPTO CAMBIO DEL YETI DE LAS FRONTERAS
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Arreglé mi postura y mi expresión. Después, decidí explicarle sobre el abrazo y el beso de ayer. —Dime, Sieg. —¿Qué sucede? De repente estás siendo muy formal. —No, sobre eso de ayer.
— …
Cuando traje ese tema acolación, Sieg frunció el ceño. Quizá no debí haber dicho eso. Sin embargo, ya lo había hecho, así que no podía fingir ignorancia ahora y continúe hablando.
—A decir verdad, mi abuelo sospechaba de nuestra relación, así que lo hice para aparentar ser una pareja real. —Así que fue por eso… —Realmente lamento haber hecho algo así sin discutirlo contigo con anticipación.
— …
Agaché la cabeza frente a Sieg. Por alguna razón, sentí como si una gran presión me estuviera empujando, impidiéndome alzar la mirada. —Levanta la cabeza.
— … —Ahora.
—Sí.
Acaté su orden y miré hacia el frente. Su rostro, antes intimidante, regresó a la usual expresión imponente.
— …
Qué incómodo. En serio, nos encontrábamos en una atmósfera donde no se podía hablar ni tocar.
Qué raro… Estaba muy acogedor mientras bebíamos café.
Pensando en eso, sonreí dulcemente a Sieg. Mostrar una sonrisa para evitar las situaciones difíciles era un mal hábito mío que no lograba desaparecer, a pesar de que pronto cumpliría treinta. Supongo que seré así por el resto de mi vida.
—…¿Y? —¿Sí? —¿Qué dijo mi consuegro? —Que no parecemos una pareja casada en lo absoluto. —Eso pensé.
Esa maniobra fue una idea espontánea y un acto impulsivo. Fue la peor opción posible, ni siquiera tuve tiempo para discutir el plan con Sieg. —Perdón por no cooperar bien. —No, nos descubrieron porque mi cara estaba toda roja. —¿En serio?
—No miento.
—¿Por qué sucedió eso? —Porque Sieg estaba linda. —¡¿Uh?! —Porque Sieg estaba lin—Basta, no tienes que repetirlo. ¡Te escuché! —P-perdón.
— … En efecto. Me sonrojé porque la reacción avergonzada de Sieg fue inesperada. —¿Y? —El abuelo, tú sabes, pretenderá que no se dio cuenta. —Eso es un alivio. Si mis padres y primas se enteraran, sería un problema. —Sí.
— …
Ya no quedabani una pizca de la atmósfera dulce. Sieg se cruzó de brazos para pensar y volvió a fruncir el ceño. Esta vez, también tenía una mirada sagaz.
Debido a eso, el ambiente se volvió pesado, similar a la de un concejo de guerra en un país que iba perdiendo. Por si fuera poco, aquellos planeando las estrategias para esta batalla interminable eran la joven comandante suprema y el subordinado inútil. —Sieg, ser una pareja temporal puede que sea algo imposi—Espera, tengo una idea. —¿Eh?
Luego de cambiar su expresión de “Comandante” a “El Pensador”, Sieg anunció su plan. —Entonces, solo tenemos que actuar como las parejas reales todo el tiempo, de esa forma no seremos descubiertos. Opino que la causa de nuestro fracaso fui yo. —Eso no es-
—No, lo es. Si no me hubiera avergonzado, nos habríamos visto como una pareja casada.
— …
Creo que no estoy seguro sobre eso.
Incluso si ese plan ridículo hubiera tenido éxito, dudo mucho que yo hubiera podido escapar del interrogatorio de mi abuelo. Sin embargo, ya que me podría regañar si decía algo innecesario, escuché en silencio las palabras de mi esposa. —Carecemos de la intimidad que una pareja tiene. —…Bueno, eso es cierto.
Ha pasado medio año desde que comenzamos a vivir juntos. Nos hemos vuelto muy cercanos, pero nopuedo negar que todavía se siente como “una dama amable y el niño que la admira”.
En ese sentido, Sieg sugirió que actuáramos íntimos para hacernos pasar como una pareja real. —Entonces, ¿cuáles son los detalles del plan?
— …
En verdad pienso que es un buen plan; pero, desconozco que hacen las parejas íntimas. Sieg, de igual forma, se quedó sin palabras. Mis padres solo iban “Howa~” entre ellos y no se tocaban mucho en especial. Por si acaso, le pregunté a mi superior. —Oye, Sieg, ¿qué crees que hacen las parejas intimas?
—Eso es… Sieg se transformó en el Pensador otra vez.
Bueno, quizá los padres con hijos no actúan amorosos en frente de ellos.
Uno probablemente sea capaz de notar que parejas son realmente intimas solo con la atmósfera. Lo cual ya era imposible para nosotros.
Los padres de Sieg tampoco parecían hacer nada en especial, lo cual hizo que se paralizará. —¿No hay nada, Sieg? —Aah, nada… Me preguntaba cómo era la relación de mis padres. — …
No, ellos tuvieron diez hijos, ¿acaso no son muy cariñosos? Aunque no era algo que yo debería señalar. —¿Cómo eran los padres de Ritz?
— … Mis padres que siempre estaban “poyayan”, solo daban vueltas a las cosas; así que, desafortunadamente no será de ayuda.
Mientras pensaba eso, de súbito se me ocurrió algo. Si digo lo que a mí me gustaría, ¿perdonaría mis acciones ya que es para hacernos pasar como una pareja real? —No te obligaré si no quieres. —No, está bien.
…Cierto. Mis padres eran tan apasionados al punto de ser desagradables. Siempre se la pasaban juntos y cuando se tenían que separar, se besaban y se ponían tristes. Siempre iban de la mano y dormían en el regazo del otro.
Le conté a Sieg mis salvajes fantasías. —Ya veo. Tus padres eran muy íntimos. —Bueno, sí.
Sieg se transformó en el Pensador por tercera vez consecutiva el día de hoy. Como le mentí, me arrepentí en secreto. —Está bien.
—¡¿?! —Intentémoslo tanto como sea posible. —¡¿En serio?! —Sí. No miento.
¡¡¡Qué debería hacer!!! Engañé a Sieg. Fue una jugada sucia; pero, ¡¡estoy feliz!!
Debo comprar pronto un sofá. Desgraciadamente solo hay sillas para una sola persona en mi casa. Así no podré dormir en su regazo. —¿Qué pasa? —N-no, nada.
Me preocupé de que estuviera sonriendo abiertamente, así que oculté rápidamente mi boca con la mano.
—Creo que será difícil hacerlo todo; pero, estaría bien que nos fuéramos acostumbrando a ello poco a poco. —…Sí. ¡¡En serio, de verdad, muchísimas gracias!! O, eso me gustaría decir pero me contuve. Oh, no. Solo yo me estoy beneficiando de este plan.
Me sentí un poco culpable, así que lo confirmé una vez más. —¿Estás realmente de acuerdo con esto, Sieg? —¿A qué te refieres? —Quiero decir, quizá algunas cosas sean poco placenteras, ¿no?
— …
Me preocupaba que mientras jugábamos a ser una pareja real, algún día me pudiera patear con todas sus fuerzas. Asumo que no será capaz de contenerse.
Alejándome de una patada, arruinando tanto mi cuerpo y mente más allá de la recuperación. Podía imaginarme muy vívidamente que me pasaría algo así. —Bueno, puedes responderme luego de pensar un poco más. —No, no hay ningún problema. —¿Disculpa? —No hay nada de qué preocuparse.
— …
Esta oneesan, debería saber lo que siento por ella; entonces, ¿no está al tanto de qué clase de infortunios podría infligirle?
Por última vez, le pregunté a Sieg. —¿Estás realmente de acuerdo con esto, Sieg? —Te digo que sí. —¿Me prometes que no huirás? —Eres persistente. Como si fuera a huir.
—En ese caso, ¿puedo besarte? —¡¿?!
Sus ojos grises se abrieron de par en par. Me dio su palabra, así que no permitiré que se retracte.
Me giré hacia ella y le pedí que se pusiera de pie. Hay una mesa entre nosotros, por eso no puedo hacer nada tal y como estamos ahora.
Creí que se resistiría; pero, obedientemente se levantó.
Tomé su mano y la senté en la silla frente a la ventana.
Sujeté sus mejillas con ambas manos y levanté su cabeza hacia mí. Luego, besé su seductivo cabello rojo.
Después, moví su flequillo hacia un lado y besé su frente. Enseguida me dirigí a sus párpados, mejillas y justo en las comisuras de sus labios, tocándolos ligeramente de vez cuando.
Sorprendentemente, Sieg estaba siendo dócil.
Aunque tenía los ojos cerrados, sus pestañas temblaban un poco. Tenía las manos apretadas sobre sus rodillas, indicando que estaba nerviosa.
—Eeh, no creo que las parejas casadas hagan esto en publi… ¡¿?!
Percibiendo que era extraño, Sieg trató de argumentar algo; sin embargo, yo sellé su boca antes de que pudiera decir más. ¡¿Me patearé en el estómago?! O, al menos me preocupé por eso durante un instante; luego, me concentré otra vez en el beso.
Satisfecho, enderecé mi cuerpo. Luego, sentí una mirada desde alguna parte, así que ladeé la cabeza.
La mirada provenía de la ventana. —¡¿?! Esa cosa golpeó suavemente la ventana, volviendo más aparente su existencia. Por culpa de ese repentino encuentro, terminé gritando. —¡¡UN OSO!!
…… No, en realidad, era Teoporon.