CAPÍTULO 36
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EL ABRUPTO CAMBIO DEL YETI DE LAS FRONTERAS
Arreglé mi postura y mi expresión. Después, decidí explicarle sobre el abrazo y el beso de ayer. —Dime, Sieg. —¿Qué sucede? De repente estás siendo muy formal. —No, sobre eso de ayer. —… Cuando traje ese tema a colación, Sieg frunció el ceño. Quizá no debí haber dicho eso. Sin embargo, ya lo había hecho, así que no podía fingir ignorancia ahora y continúe hablando. —A decir verdad, mi abuelo sospechaba de nuestra relación, así que lo hice para aparentar ser una pareja real. —Así que fue por eso… —Realmente lamento haber hecho algo así sin discutirlo contigo con anticipación. —… Agaché la cabeza frente a Sieg. Por alguna razón, sentí como si una gran presión me estuviera empujando, impidiéndome alzar la mirada. —Levanta la cabeza. —… —Ahora. —Sí. Acaté su orden y miré hacia el frente. Su rostro, antes intimidante, regresó a la usual expresión imponente. —… —… Qué incómodo. En serio, nos encontrábamos en una atmósfera donde no se podía hablar ni tocar. - 205 -