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Capítulo 45:Después del festival...................................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 45 %
DESPUÉS DEL FESTIVAL
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El día de hoy, desde primera hora de la mañana, salí a la tienda para comprar ingredientes para hornear. Debido a la tarta de mora azul de Ruruporon que comí recientemente, en verdad tenía antojos de postres.
Compré harina, crema agria, mantequilla, leche y barras de chocolate. Tenía en casa azúcar, huevos y bayas frescas, así que me ahorré eso. Aprendí cómo prepararlo de la señora. Era bastante sencillo, solo mezclar los ingredientes y hornear. Solamente en este periodo, de primavera a otoño, podía comprar varios de estos ingredientes. Por lo tanto, no me contuve en utilizar ingredientes de lujo.
Luego de regresar a casa, tomé una canasta llena de bayas, fui por huevos al gallinero y me dirigí a la cocina exterior detrás de la casa.
Las bayas que usaré esta vez son grosellas rojas y grosellas negras. Son de un tipo bastante agria, también conocidas como “las uvas del norte”. La grosella negra, también llamada como Cassis, se usa de igual forma como medicina. Dicen que es bueno comer mermelada de grosella negra cuando tienes dolor de garganta. Asimismo, las hojas poseen buenas propiedades, por lo que se secan, se pulverizan y se tuestan para hacer té.
Decidí hacer el postre de hoy con esas bayas buenas para la salud.
Primeramente, a la leche le agregué enebro en polvo y azúcar mientras la calentaba en una olla. A continuación, mezclé crema agria, leche, huevos y mantequilla en un tazón y una vez que la mezcla estaba lista, la vertí en la olla. Unté mucha mantequilla en el molde de la tarta, coloqué chocolate y bayas y luego vacié la masa allí. Mientras observaba como se cocinaba en el horno, las bayasflotaron en la superficie. Más tarde, inserté una varilla para revisar si ya estaba listo. Efectivamente, así era.
Se veía bastante bien para ser mi primera vez. El contraste de los colores rojo y negro de las grosellas también era lindo. Desprendía un aroma dulce, provocándome un sentimiento indescriptible. Quería comer la tarta recién hecha enseguida; pero, escuché que sabe mejor si se humedece un poco, así que lo dejé en un lugar frío.
No obstante, la tarta no era lo más importante del día de hoy. Ya que saldría a un sitio con Sieg después de mucho tiempo.
Estaba horneando desde la mañana para mitigar la ansiedad que tenía.
Bueno, aunque dije que saldría, no sería a un lugar demasiado sofisticado. Si vestía algo especial, se darían cuenta las personas en el puerto dónde tenía varios conocidos; por eso, traía puesta mi ropa usual.
Mientras esperaba sentado en una caja de madera, mi esposa salió. —¡!
Por primera vez, usó la ropa tradicional de las mujeres. Siempre vestía una que era para ambos sexos yllegaba hasta sus rodillas; o cuando tenía que moverse mucho, como al salir de cacería, se ponía ropa de hombre.
La que traía puesta fue hecha hace poco. Mientras tejía las ropas de verano, hice algunas largas por capricho. —¡Uwa! ¡Muy linda! ¡Realmente te queda muy bien, Sieglinde!
— …
Su cabello lacio que llegaba a sus hombros estaba recogido y caí por su espalda. También se maquilló con un ligero tono de rojo sobre sus mejillas y carmín en sus labios.
La ropa tradicional se componía de una falda largaque llegaba solo un poco más alto que los tobillos. Los dobladillos estaban decorados con franjas de tonos vivos, otorgando una apariencia colorida. —Bien, muy bien. Debería haber hecho estas antes.
— … Caminé en círculos alrededor de Sieg, saboreando lentamente la vista. —Hay que apresurarnos o llegaremos tarde al carruaje. —Cierto. ¿Puedo tomarte de la mano?
— …
No respondió; pero, aun así sujeté su mano. Aunque salí en un estado de emoción, solo íbamos al puerto donde el “Festival del Wurst16y la Cerveza” se llevaría a cabo. Este festival se celebraba una vez al año cuando un buque mercante arribaba. Por coincidencia, este año podía disfrutar las especialidades de la tierra natal de Sieg.
Incluso mientras viajábamos en el carruaje hacia el puerto, mi expresión relajada no regresó a la normalidad.
Luego de un rato, llegamos al puerto.
16 N. de la T. Wurst: s al chicha en al emán. Preferí dejarl o en al emán porque en es pañol me di o mucha ri s a el nombre: “Fes ti val de l a Sal chi cha y l a Cerveza”. Lo s i ento, todavía me fal ta madurar. - 254 -
La plaza ya estaba llena de personas. —Están vendiendo salchichas en los puestos ambulantes y hay cerveza disponible en las carpas. —Entiendo. En ese caso, vamos.
Ya que el lugar estaba abarrotado, crucé su brazo con el mío.
Había alrededor de treinta clases diferentes de salchichas en la plaza y también había muchos puestos vendiendo varias comidas extranjeras. Para empezar, cavilé en qué tipo de salchicha debería comprar. —Solo para las salchichas hay una gran variedad. —Escuché que en mi tierra natal hay más de mil salchichas diferentes. —¡Eeeh!~
Las cocinaban de muchas formas diferentes: a la parrilla, hervidas y fritas. —¡Uwa, la salchicha es blanca! ¡¿Por qué?! —Esa es una “Münchner weisswurst”, una salchicha de ternera. Su color blanco se debe a la clara de huevo y crema que contiene. —Ya veo~.
Significa “salchicha blanca” en el idioma de la tierra natal de Sieg y se pela antes de comer. Me dio curiosidad, así que compré dos: uno para mí y uno para Sieg. Las salchichas fueron cocidas a término medio y luego las pusieron en una bolsa. Al parecer todo estaba crudo. Por eso, las que hicieron en la mañana, tenían que comerse en la mañana. Además, nos dijeron que la “Weisswurst” se debe comer antes de que suena la campana del medio día.
Aparte de esa, había salchichas que estaban a punto de reventar en la parrilla, unas secas y chiclosas, unas con queso. También compré unas del pueblo natal de Sieg, una salchicha larga cocida a la parrilla con carbón llamada “Thüringer”.
Luego de comprar suficientes salchichas para satisfacernos, nos movimos a las carpas y ordenamos cerveza. —Ah, también me gustaría comprar patatas fritas~, ¿qué hago? —Deberías comprar lo que quieras. Te has estado esforzando todos los días. Puedes consentirte un poco, no recibirás castigo divino por eso.
Eso me hizo feliz. No creí que Sieg me elogiaría aquí. —¿Qué cerveza me recomiendas?
—Veamos.
Había una gran cantidad de cervezas diferentes. Fruncí el ceño ya que no conocía ninguna de ellas. —Hay tres formas de producir la cerveza. Fabricadas a temperatura alta: “Ale”; a temperatura baja: “Lager”; y usando la fermentación natural en el aire: “Lambic”. Los Ale saben mejor cuando están calientes, mientras que las Lager y Lambic son mejores si se toman frías. —Los Ale saben un poco frutales y son suaves. En cambios, las Lager tienen un sabor más puro. No vendían mucho Lambic en casa, así que desconozco a qué saben; pero, oí que son muy agrias.
Asentí a la explicación clara de Sieg. Yo compré “weizenbier17”, que era bueno para aquellos débiles al alcohol. Sieg optó por una “schwarzbier” con un sabor fuerte.
Luego de esperar por un rato, nos sirvieron la cerveza en grandes tarros de madera. Eran muy grandes, así que me sorprendí. Estaba asombrado de que esto fuera lo normal en el país de Sieg.
La cerveza clara (weizenbier) que ordené no era nada clara. Por otro lado, la cerveza oscura (schwarzbier) de Sieg era realmente oscura.
Luego de brindar por el trabajo duro de ambos, bebimos.
La cerveza estaba a temperatura ambiente, pero era sorprendentemente deliciosa. Había pensado que la cerveza se tenía que mantener fría hasta ahora; pero, he cambiado de opinión.
El Ale tenía un sabor cítrico y un sutil toqué agrio, además de una textura suave. Creo que podría tomar esto en cualquier momento. También probé la cerveza oscura de Sieg; pero, tenía un gusto adulto.
Al comer la salchicha con la cerveza trajo incluso momentos más felices.
La salchicha blanca que fue pelado era suave gracias a la clara de huevo y las especias sabían bien con el sabor cítrico de la bebida. Las salchichas que fueron asadas a la parrilla hasta quedar crujientes combinaban muy bien con las patatas fritas. Lo chicloso y lo picante eran una buena mezcla, volviendo a la bebida muy fácil de tomar. —Ah, ¿debería ir a comprar un poco más? —No, no es necesario. —Hay algo que me gustaría comprar, así que iré a traerlo.
17 N. de la T. Weizenbier: cerveza cl ara en al emán. Mi entras que “Schwarzbi er” s ería cerveza os cura. Hay vari as es peci ficaciones para que s e puedan catal ogar con es os nombres , pero no entraré en detal l es y por es o preferí s ol o dar el nombre de s u vers i ón l ati na.
—Espera, te acompaño. —Estaré bien~.
Dije y me fui.
No sé cuánto bebí. Estaba caminando recto, pero puedo afirmar que estaba ebrio. Incluso acaricié la mano de Sieg mientras decía «No está bien~, no está bien~». Era algo inimaginable de hacer si estuviera sobrio. Sieg me miró con cara de preocupación; pero, terminé diciéndole que su expresión era insoportable. El peor hábito posible al beber.
Mientras me dirigía al mercado de salchichas, un vendedor me habló. —¡Disculpe, ¿no le gustaría algún accesorio de metal, señor?!
— …
Se dirigió a mí por la idea de que soy un lapón. Somos conocidos por tener un gusto en accesorios de metal. Estaba a punto de irme, pero el vendedor dijo algo que atrajo mi atención.
—Son accesorios raros de platino. ¿Qué tal si le regala uno a su esposa o novia?
Había un arete en forma de copo de nieve con una gema azul simulando una gota de agua rodeada por decoraciones en platino. Era para una oreja y se vendía como pieza única.
Tenía los colores que le gustaban a Sieg: blanco y azul, con una figura del invierno. Pensé que había sido creada para ella.
Por supuesto, era cara. Después de todo, estaba hecha de platino. Cuando le dije que no tenía suficiente efectivo conmigo, me comentó que podía pagar el resto después. Por lo visto, pondría una tienda el día de mañana en nuestra aldea. —En ese caso, me gustaría este.
Lo compré. Tenía algo de dinero de sobra gracias a las figuras de madera que hice durante la temporada de turistas.
Sin haber comprado más salchichas, regresé a la carpa donde estaba Sieg, ella lucía aliviada cuando me saludó.
Llamé a alguien y pagué. Luego, tomamos un carruaje que nos llevaría de regreso a casa y volvimos tranquilamente.
❄❄❄
Una vez en casa, sugerí que descansáramos, no podía trabajar con el alcohol en mi sistema. Estaba ebrio, así que era peligroso bañarme. Solo me limpié con agua medicinal. También me lavé la cara, lo cual me ayudó a sentirme mejor.
Sieg se bañó con Miruporon. Existía la posibilidad de ahogarse en la bañera cuando uno estaba ebrio, así que le pedí que entrara con Sieg.
Me acerqué a Sieg queestaba sentada en el sofá junto a la ventana. —Para ti, Sieg. —¡!
Viendo el arete que le entregué, Sieg parecía sorprendida. —¿Qué es esto?... —Bueno, tengo que marcar lo que es mío, ¿cierto?
Tras decir eso, recogí su cabello hacia atrás y sostuve el arete junto a ella. Era una oreja limpia. Podrían robarla si no la marcaba. —¿A qué te refieres? —Así como los renos.
—¡!
Los renos son importantes. Si no se marcan, se los pueden robar.
Una vez que declaré eso, también susurré palabras de persuasión en su oído. Desde luego, estaba ejecutando el plan que el abuelo sugirió.
Poco después, asintió con la cabeza y aceptó mi regalo. Me sentí satisfecho y coloqué el arete en sus manos. Luego fui a mi habitación y me dispuse a dormir.
Recobré el juicio a lamañana siguiente. —¡!...
Estaba soñando. Definitivamente fue un sueño. Sin duda alguna todo fue un sueño.
Conforme recapacitaba mi estupidez de ayer, podía sentir como mi rostro se ruborizaba de la vergüenza.
Cuando fui a la sala de estar, Sieg todavíano regresaba de su paseo matutino; así que solté un suspiro de alivio.
Luego de tranquilizarme un poco, coloqué la tarta que hice ayer sobre la mesa.
Entonces, al cabo de un rato, mi esposa regresó. —Estoy de vuelta. —¡¿?!
Al ver que se había perforado la oreja, me quedé sin habla.
Cuando contemplé un objeto brillante en su oreja izquierda, casi me tropecé con la silla detrás de mí.
—Sieglinde-san, eso, oreja.
—La dueña de la tienda me ayudó a perforarla. Sentí una oleada de arrepentimiento y sujeté mi cabeza entre mis manos. —Dolió, ¿cierto? —No, no mucho.
—Eso.
— … —¿Eso no fue desagradable? —¿Por qué? —Pues, marcarte como un reno.
Ya no podía seguir mirándola a los ojos. No obstante, Sieg se arrodilló a un lado de donde estaba sentado. De esa forma, no tenía opción más que mirarla.
En esa posición, Sieg dijo algo inesperado. —No fue desagradable. Entiendo que Ritz atesora a sus renos como ningún otro. —¡! —Me hizo feliz. Gracias.
—Sieg. Su sonrisa era tan cegadoramente brillante que tuve que entrecerrar los ojos. Realmente estoy enamorado de ella, pensé.