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Capítulo 14: Una visita inesperada –Parte 02.............................................................Pp
from Hokuou Kizoku 4
CAPÍTULO 14 %
UNA VISITA INESPERADA
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–PARTE 02-
Al día siguiente, cuando fui a la sala de estar luego de cambiarme de ropa, toda la familia ya se había reunido ahí. Qué madrugadores son todos.
—Buenos días.
—Buen día.
El abuelo me saludó mientras tenía a Arno sentado sobre su regazo. Al parecer estaba totalmente listo y expectante por alimentar a Arno en el desayuno, hasta se había arremangado.
Poco después, Sieg trajo la comida para bebés de la cocina. El menú erauna mezcla de avena cocida con vegetales y cereales, también había patatas al vapor con queso y sopa de tubérculos. Cabe mencionar que la sopa no estaba especiada y los ingredientes habían sido finamente molidos, logrando que el platillo mantuviera una gran cantidad del sabor de los ingredientes. La comida de Arno siempre era hecha a mano por Sieg, así que podía percibir como sus habilidades para elaborar comida para bebé mejoraban día tras día.
Aparentemente el abuelo practicó como darle de comer a un bebé. Cuando el tema salió a colación, papá hizo una expresión de disgusto. Al momento de preguntarle qué había sucedido, un evento inconcebible fue narrado.
—Padre es cruel. Me pidió que lo ayudara para practicar como darle de comer a los bebés. No es como si creyera que fuera a servir de algo.
—Es porque das más problemas que los bebés recién nacidos.
A final de cuentas, parece que papá salió corriendo a toda velocidad e incluso permaneció fuera de casa por una semana porque tenía miedo de regresar a casa.
—No cabe duda que es un inútil.
—Me pedías lo imposible, padre…
No falta mucho para que la comida para bebé esté tibia, incluso Arno ya estaba tratando de alcanzar la cuchara.
—Oh, ¿tienes hambre? No te preocupes, esta anciano te dará de comer.
—¡Da!—respondió Arno mientras levantaba los brazos con energía.
Mientras sonreía, el abuelo le puso un babero a Arno. A continuación, sentó a Arno sobre su sillita junto a la mesa. Luego acomodó el desayuno sobre la mesa y probó el alimento para confirmar queno estuviera caliente.
—Se ve bien…
Tomó un poco de la comida con la cuchara, cuando Arno abrió la boca, el abuelo movió con suavidad la cuchara dentro de su boca. Teniendo el alimento en su boca, Arno masticó y luego tragó.
—¡Sho!
—¿Eh?
—Dice que está delicioso, abuelo.
—En-entiendo. En ese caso, me alegro.
El abuelo alimentó pacientemente a Arno. Al acabar, Sieg le agradeció mientras retiraba los platos.
—Muchas gracias, consuegro.
—Ni lo menciones.
Si bien tenía gotas de sudor formándose entre lascejas, el abuelo lucía satisfecho. Al verlo así, papá hizo una petición.
—Haru-kun, puedo alimentarlo yo a la hora del almuerzo… —¡Tú no puedes!
—Eh~
—¡Tú tienes que cuidar de ese gato que recogiste!
—El gato, eh…
Por lo visto pasó la noche con el lince, pero no pudo dormir bien ya que maulló toda la noche buscando a su madre. Hablando de esos maullidos, una persona fue muy influenciada por ellos.
—¡Nyan-nya!
Luego de conocer al lince, Arno adquirió un gusto por los «Nyan-nyan». Por desgracia, no tenía permitido tocar felinos grandes. Incluso durante el desayuno, Arno seguía imitando los maullidos del gato.
Como sentía que su pasión por los gatos no había sido respondida, decidí llevarlo a tomar un pequeño paseo. Mi destino: la casa de Emmerich y Aina. Encontré a Emmerich cortando leña en el patio delantero, así que hablé con él.
—Buenos días, Emmerich.
—Buen día, Ritzhard-kun. Buenos días a ti también, Arno-kun.
A los pies de Emmerich había una pila de leña cortada. Incluso con esa cantidad seguía luciendo fresco y sin una gota de sudor. Como se esperaría de un ex soldado.
—¿Qué pasa?
—Verás-
Aina acababa de salir de la casa, así que decidí pedirle un favor.
—Vaya, ¿qué necesitas?
—Pues, me gustaría que Arno viera a Rossa.
Le conté a la pareja que Arno estaba interesado en los gatos. Aun si no la podía tocar, no habría problemas, así que les pedí que solo lo dejaran verla.
—Si buscas a Rossa está tomando el sol cerca de la ventana. ¿Qué tal si la ves desde ahí?
—En ese caso, dejaré que la vea desde afuera de la ventana.
El gato de Aina, Rossa, es una gatita inusualmente tranquila, aunque bastante caprichosa, al grado que si Emmerich trata de acariciarla, en ocasiones le da afilados golpecitos de gatito. Por consiguiente, Emmerich nos advirtió que podría ser peligroso tratar de tener contacto directo.
—Nya-nya.
—Sí, iremos a ver a la nyan-nyan.
Fuimos hasta la parte trasera de la casa y echamos un vistazo por las ventanas. Allí, vimos a Rossa asoleándose.
—Mira, Arno, es la señorita Gata —Cuando se la presenté, Arno sonrió dulcemente.
Sin embargo, Rossa tenía la espalda contra la ventana. Traté de hacer que volteara llamándola por su nombre, pero no reaccionó. Qué Lady Gata tan fría. Por fortuna, había leído sobre los hábitos de los gatos en un libro. Así que recogí una bolsa de pastor que estaba creciendo en el suelo y la usé para darle golpecitos a la ventana. Acto seguido, Rossa se giró.
En cuanto nos vio, moví la planta. Rossa miró de izquierda a derecha y comenzó a perseguir la planta con la mirada. Por lo visto, el instinto de caza del gato hizo efecto. Arno parecía feliz viendo a Rossa.
—¡Nyan-nyan!
—Es la señorita Gata~ ¿verdad que es linda~?
Arno puso su mano sobre la ventana y la siguió con los dedos. Poco después, cansada de perseguir la planta, Rossa bostezó.
—Me pregunto qué hará a continuación, la señorita Gata~
—Nya-nya~.
Mostrando un espíritu de servicio, Rossa colocó su pata sobre la ventana. Apreciando las bondades de esa pata, Arno se rió satisfecho y aplaudió felizmente.
Pensé que estaría complacido con eso, pero estiró las manos hacia Rossa y movió diligentemente sus dedos… ¿Acaso querrá tocarla? —Arno no puedes tocar a Rossa, podrías recibir un golpe de gatito.
—Au~.
Retrocedí lentamente con él, pero seguía con la mirada fija sobre Rossa. No cabe duda, los gatos son encantadores, pero son caprichosos así que tocarlos está prohibido.
Le conté a mi hijo sobre la triste situación actual de la industria felina.
—¡Lo siento, Arno!
—¡Nyan-nya~~!
Dejé la mansión Emmerich & Aina y me dirigí a casa. Como el gato había desaparecido, Arno comenzó a deprimirse.
Qué problema… Quién habría imaginado que Arno se interesaría tanto en los gatos. Al cabo de un rato, comenzó a llorar.
—¡Lo siento, de verdad lo siento!
Pronto será la hora de abrir la taberna. Mientras pensaba que debía dejar a Arno con Sieg, me apresuré a regresar a casa.
Cuando abrí la puerta, en el pasillo de la entrada había una silueta de una criatura blanca. Al ver eso, Arno dejó de llorar y apareció un brillo en sus ojos.
—¡¡Nyan-nyan!!
—¿Nyan-nyan?...
La entidad, que giró tras percatarse de nuestra presencia, no era un gato blanco, sino Teoporon vistiendo su piel de oso blanco.
—¡Nyan-nya~n!
Viendo a Arno, Teoporon ladeó la cabeza.
—A-Arno, ese no es un Nyan-nyan,sino un… ¿Gau-gau?... O no… Es el amable señor Oso —dije al final… Bueno, hablamos de Teoporon.
Arno estaba concentrado en el oso Teoporon. Ahora mismo, daba la impresión de que moriría si no lo tocaba.
—Eeh, Teoporon, ¿podrías dejar que Arno toque la piel un poco?
Con la mano que no sujetaba a Arno, le transmití mis intenciones a través de gestos. Teoporon asintió y dio media vuelta, dándonos la espalda.
—¡Muchas gracias, Teoporon! Puedes tocarlo, Arno.
Cuando nos acercamos a su espalda, Arno comenzó a acariciar el suave pelaje de oso.
—Nyan~~.
—Es un señor Oso.
—Seiou Osho.
—¡Casi!
Quizá porque había tocado la piel hasta quedar satisfecho, Arno comenzó a cabecear. Cuando lo mecí un poco luego de agradecerle a Teoporon, enseguida se quedó dormido.
Menos mal.
Quién habría dicho que el lince que papá trajo fomentaría este incidente. Luego de regresar a casa, cuando le conté al abuelo sobre la piel de oso y Teoporon, se decepcionó mucho, diciendo que debería haber traído su abrigo. Al parecer no trajo consigo el abrigo de piel de oso que le regalamos hace un tiempo.
Luego de eso, cada vez que Arno veía a Teoporon, gritaba «¡Osho!».
Teoporon, a su vez, notando la mirada intensa del abuelo, le prestó su piel de oso blanco. El abuelo se veía muy feliz usando la piel de oso blanco.
Teoporon, en su estado semi desnudo, pues había prestado la piel que usaba como camisa, contempló al abuelo y Arno con una mirada cálida.