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Capítulo 19: Informe de Actividades #3 ~Luca Salonen Eskola~ -Parte 01...Pp

CAPÍTULO 19 %

INFORME DE ACTIVIDADES #3 ~LUCA SALONEN ESKOLA~

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-PARTE 01-

Noveno año.

Ahora que podemos comunicarnos, pude comprender muchas cosas sobre Miruporon.

Aprendí que inesperadamente le gustaba hablar. Bueno, quizá se deba a que somos “amigos”. También, al parecer Miruporon caza durante sus días libres.

El día de hoy charlamos sobre el gato que los Bergholm están criando. Por lo visto, el pelaje de los gatos es diferente al de los perros o renos. Lo dijo con tanta felicidad que le pregunté si quería criar a un gato. Sin embargo, Miruporon negó con la cabeza y argumentó que solo vivían linces por esta zona. Al parecer hay gatos callejeros en la ciudad, pero en la aldea los gatos no pueden vivir sin la ayuda humana, por eso no se pueden encontrar en este lugar. Parecía un poco decepcionada.

Luego, Miruporon me pidió un favor: quería tocar mi cabello ya que se veía igual de suave que el pelaje de los gatos.

Me molesté y le respondí que no comparara mi cabello con el pelo de un gato; pero, ya que se veía muy deprimida, hice una excepción especial y permití que lo tocara.

Mostró una expresiónmuy feliz mientras decía que se sentía mejor que el pelo del gato. Como no podía evitarlo, mencioné que podía tocarlo de vez en cuando.

Décimo año.

Tal vez porque mi hermano mayor y su esposa tuvieron un hijo, mi padre volvió a molestarme con que me casara. Me ordenó que fuera al puerto a vender los pescados que atrapamos en el lago y buscara una esposa. Además, todos los chicos de mi edad ya estaban casados. A pesar de que tenía más de veinte, no tenía intenciones de casarme.

El día de hoy, una vez más discutí con mi padre. Cazo animales todos los días y destino el dinero que gano cuando vendo las pieles para la casa. ¡Cuál es su problema! Sentí como la ira se iba apoderando de mí.

Mi hermano mayor tuvo trillizos. Por consiguiente, la casa puede estar en paz. A pesar de eso, mi padre dijo que no se trataba de eso. Ni idea a qué se refiera entonces. Al final, mi madre tuvo que intervenir y mediar entre nosotros.

Ya casi era hora de encontrarme con Miruporon, así que dejé que mi madre se encargara de mi padre.

Miruporon me estaba esperando tranquilamente en la entrada de la fortaleza. Tenía una canasta, así que le pregunté para qué era. Me contestó que había preparado el almuerzo. Supongo que hoy comeremos en el bosque.

El bosque de otoño se encontraba teñido de colores vivos. Sin embargo, dentro de unos días, una fina capa de nieve se formará sobre el suelo. Quedan pocos días para que disfrutemos de la atmósfera de un picnic.

Mientras caminábamos por el bosque; cazamos conejos, patos y jabalís, dos de cada uno. Las presas pequeñas las colocamos en bolsas, mientras que los jabalís fueron transportados sobre los trineos. Al cabo de un rato tomamos un descanso cerca del río. La comida era tarta de pescado y jugo de frutas. Miruporon las preparó ella misma. Cuando le dije que estaba delicioso, parecía muy contenta.

Luego de eso, charlamos hasta que el sol comenzó a ocultarse.

Miruporon comentó que me veía decaído el día de hoy. Posiblemente se debía a la pelea que tuve con mi padre. Ya que sería inútil evadir la pregunta, pues seguiría preguntándome sin descanso, le conté que tuve una discusión con él.

De súbito, me pidió que le mostrara mi mano, así que la extendí hacia el frente. Luego, Miruporon comenzó a escribir algo sobre la palma de mi mano con sus dedos. Cuando la cuestioné sobre eso, ella murmuró: «Spider’s nest». Nido de araña, fue lo que quiso decir.

«Al igual que una araña construye lentamente pero con firmeza su nido, tus esfuerzos eventualmente darán frutos y serás reconocido».

Me comentó queera un hechizo que albergaba ese deseo.

Esas palabras hicieron eco en mi corazón.

Tras escuchar lo que dijo Miruporon, me di cuenta de algo. Deseaba que su padre me reconociera.

Por alguna razón, me dieron ganas de llorar.

Onceavo año.

El padre de Miruporon es famoso por ser el maestro cazador de osos. Al punto de que incluso comparte la carne cuando se lo pides. Él es un hombre amable a diferencia

de lo que sugiere su apariencia. Esa familia de inmediato se mezcló con la aldea luego de que se mudaran. Probablemente también fue gracias a la amable madre de Miruporon.

Entretanto, comencé a realizar una tarea en secreto: cazar un oso que viviera en el bosque. Bueno, desde luego todavía no obtengo ningún resultado. Vi arañazos sobre los árboles y rastros de pelo de oso, pero nunca me encontré con uno de verdad.

¿Cómo puedo encontrar a un oso en el bosque? Agonizaba en frustración con esa incógnita.

El motivo por el que quiero cazar a un oso es porque estoy planeando proponerle matrimonio a Miruporon. Si no gano el reconocimiento de su padre, no seré capaz de casarme con ella. Si consigo un oso esplendido, su padre aceptará el matrimonio.

Ese era mi plan, por consiguiente estaba buscando la oportunidad para cazar un oso.

Últimamente, quizá porque deseaban volverse amigables con Miruporon, los otros hombres de la aldea comenzaron a preguntar varias cosas sobre ellos. Sobra decir que no les di nada de información.

Si continúo perdiendo el tiempo de esta forma, la perderé. Por eso, tengo que apresurarme y cazar a un oso rápido.

El cielo estaba oscureciendo. Debía de regresar a casa ahora mismo, de lo contrario mi familia comenzaría a preocuparse por mí. Aun así, tenía viento a favor, algo que ocurría muy rara vez. Me dio la impresión como si el bosque me estuviera alentando.

Sentía que el ruido de las hojas no era el mismo de siempre. Había algo.

Solo un poco más, me dije a mí mismo y proseguí al frente.

En ese momento, vislumbré un brillo a lo lejos.

Se trataban de dos fuentes de luz parecidas al fuego que provenían de unos ojos.

Al cabo de un rato, la silueta de un oso se volvió más clara.

Era un oso blanco.

Había oído los rumores, pero me sorprendió que realmente existiera. Un oso blanco diferente a los que viven en las zonas glaciares, una existencia mítica, el amo del bosque, o al menos eso decían mis antepasados.

Se cree que la carne de un oso blanco trae prosperidad a una familia. Si cazo ese oso blanco, estoy seguro que aceptará mi propuesta de matrimonio.

Por lo visto, el oso también notó mi presencia, pues de súbito mostró hostilidad y corrió hacia mí.

No perdí tiempo y apunté con mi rifle. Los puntos débiles de un oso eran su cabeza, cuello y pecho. Mi oponente se acercaba a máxima velocidad sobre sus cuatro patas. Apunté a la base de su cuello.

Primer disparo.

El oso esquivó la bala en el último momento.

Enseguida expulsé el cartucho vacío y volví a apuntar. Me quedaban cuatro balas. Tenía que acabar con él para entonces.

El oso blanco rugió a medida que embestía en mi dirección. Mis dedos temblaron por el miedo.

Segundo disparo.

Impactó en la pierna, pero solo consiguió que disminuyera un poco su velocidad. Se encontraba lejos de ser una herida fatal.

El oso se acercaba rápidamente. Era uno muy grande. Podía sentir como mi cuerpo se llenaba de sudor.

Si huyo, definitivamente me matará. La única forma de sobrevivir ahora era asesinando al oso enseguida.

Tercer disparo.

Le di en la cabeza, pero el oso no dejó de moverse. Los osos tienen gruesas capas de grasa. Incluso si las balas golpeaban un punto vital, no significaba que fueran a morir; recuerdo que el abuelo Bergholm mencionó algo así.

Por esa razón, cazar osos era considerado peligroso.

Soy un idiota. Hacer esto para casarme con una mujer.

Cerré los ojos y me consolé a mí mismo.

Sin embargo, en ese instante, de pronto recordé sobre el nido de la araña.

«Al igual que una araña construye lentamente pero con firmeza su nido, tus esfuerzos eventualmente darán frutos y serás reconocido».

Cuando me acordé de eso, me sentí sorprendentemente tranquilo. Ya nada me asustaba.

Cuando volví a abrir los ojos, el oso se encontraba sobre sus patas traseras, con una pata delantera muy arriba hacia el aire, revelando sus afiladas garras. Su punto vital, el pecho, se encontraba expuesto, y no pude evitar que las comisuras de mi boca se curvaran hacia arriba, formando una pequeña sonrisa.

Disparé las últimas dos balas hacia su pecho. El oso se sobresaltó y sacudió con mucha fuerza.

En cuanto confirmé que las balas dieron en el blanco, recibí ungran impacto.

Y mi visión se oscureció…

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