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Capítulo 21: La vida de caza en el país de la nieve del noble del norte y su esposa, el ave de rapiña .............................................................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 4
CAPÍTULO 21 %
LA VIDA DE CAZA EN EL PAÍS DE LA NIEVE DEL NOBLE DEL NORTE Y SU ESPOSA, EL AVE DE RAPIÑA
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Este verano celebraremos un evento muy esperado: ¡El cumpleaños de Arno!
Ahora que pronto cumplirá un año, nuestro hijo había estado creciendo muy bien, incluso ya era capazde gatear un poco y decir una que otra palabra. No me puedo dar el lujo de perderme ningún momento de su crecimiento.
En medio de esa vida placentera, arribó una carta extraordinaria. Tal parece que papá regresará a casa más o menos para el cumpleaños de Arno. Si no mal recuerdo, vino hace poco, quizá se sintió nostálgico o algo así. No estoy seguro. Me sentí intranquilo viviendo con él, pero tendré que hacer una concesión. Sieg y yo nos consolamos entre nosotros, diciendo que nos esforzaríamos.
Últimamente hemos regresado a nuestra vida normal. Las operaciones de “El Águila Carmesí” son llevadas a cabo principalmente por Aina y Emmerich, mientras que mamá y Sieg los ayudan. Dentro de poco contrataremos más personas.
La apicultura era un proceso lento. Así que todavía no contaba con la cantidad suficiente de miel para vender. Bueno, tenía pensado trabajar con eso paulatinamente.
El día de hoy fui al bosque a recolectar bayas con Sieg luego de mucho tiempo. En cuanto a Arno, justo después de que papá regresara a casa, comenzó a cuidarlo. Me siento un poco ansioso, pero mamá también estaba en casa, así que no debería tener problemas.
Hablando de Sieg, éste era un paseo para recoger bayas después de mucho tiempo, así como su segundo verano en las tierras remotas. Hoy, ya que celebraríamos el cumpleaños de Arno, teníamos que esforzarnos más y recolectar bayas para hornear una tarta.
Arribamos a un lugar lleno de bayas ubicado en las profundidades del frondoso bosque exuberante. Mientras charlaba con Sieg, seleccionaba una por una las bayas. Cuando eché un vistazo al reloj, pensando que ya tenía hambre, había llegado la hora del almuerzo.
—¿Qué tal si comemos, Sieg?
—¿Ya es hora del almuerzo?
—Así es.
Tomé la canasta con el almuerzo que mamá y Sieg prepararon, y nos trasladamos a una pradera abierta.
—Ahora que lo pienso, ¿no fue cerca de esta zona donde vimos las flores blancas? — comentó Sieg.
—Ah, sí, tienes razón. ¿Quieres ir a verlas?
Una flor frágil que solo florece durante el verano: “la estrella del bosque”. Al parecer recordó la flor que vimos juntos durante nuestro primer año de matrimonio.
Nos abrimos paso entre los arbustos hasta llegar a un campo de flores repleto de Trientalis.
—¡Ooh, cuántas flores!
—Lucen esplendidas.
Se podían ver unas elegantes flores blancas en pleno florecimiento. Eran las más hermosas que jamás había visto. Nos sentamos sobre el césped y almorzamos mientras disfrutábamos del florido escenario.
El almuerzo consistió de emparedados de jamón y jugo de baya.
—Um, delicioso.
Logramos hacer jamón con el esfuerzo combinado de Sieg y yo. El procedimiento era sencillo. Sazonábamos la carne con hierbas, especias, sal y condimentos similares. Luego, la envolvíamos en una tela limpia y lo amarrábamos de dos extremos, como si fuera un dulce. Además de eso, también lo atamos con unos hilos para asegurarlo durante el almacenaje. Después lo dejábamos reposando alrededor de una semana y lo hervíamos unas dos horas. Acto seguido, se retiraba la tela de la carne hervida del puerco y se completaba el proceso al drenar la humedad y humear la carne.
Aprendí esto de mi suegro y era sorprendentemente delicioso. Preparar jamón serrano llevaba tiempo, así que todavía no lo intentaba, pero me gustaría hacerlo en un momento libre que tenga. Aun no puedo olvidar el sabor del jamón serrano de tres años que probé en aquel entonces.
Incluso después de que termináramos de comer, Sieg y yo continuamos contemplando las flores.
—A mamá también le gustan estas flores.
—Entiendo. En ese caso, ¿deberíamos llevarnos unas?
—Eso sería lindo.
Me levanté y extendí una mano hacia Sieg para ayudarla a ponerse de pie.
—¡Uwa!
Me resbalé justo cuando la levanté y, con el impulso, caí hacia atrás. Lo peor de todo fue que terminé arrastrándola conmigo. La abracé con fuerza para que no se lastimara. Por suerte, la cama de flores actúo como amortiguador, así que no me dolió tanto.
—¡Lo siento, Sieg, ¿estás bien?!
—Ah…
Con un aire de disculpa, me tensé luego de caer. Cuando estaba a punto de levantarme, noté algo extraño con Sieg, sus hombros estaban temblando por alguna razón.
—¿S-Sieg?
Creí que se había lastimado, pero solo se estaba riendo. Cuando le pregunté qué le hacía tanta gracia, por lo visto le pareció muy divertido que los dos nos cayéramos
—P-perdón, me levantaré ahora —dijo Sieg entre risas.
—Aguarda, quedémonos así un poco más.
Estoy rodeado por flores veraniegas y tengo a Sieg entre mis brazos. Qué situación tan maravillosa. Pensando de esa forma, me relajé por un rato.
—¿No peso?
—Para nada.
—Enese caso, está bien.
Permanecimos en silencio por un tiempo y disfruté de la brisa del bosque, el aroma de las flores y el canto de los pájaros. Desde luego, también disfruté al máximo de abrazar a Sieg.
—La primera vez que vine aquí… —¿Sí?
—¿No te acostaste también en el suelo, Ritz?
—¿Cómo ahora?
—Exacto.
Por lo visto, Sieg sentía curiosidad sobre mi motivo para acostarme en el suelo del bosque.
—Ahora lo comprendo. Cuando estoy así, siento como si pudiera percibir todo el resplandor del bosque.
—Ah,es cierto. ¡Puede que tengas razón!
Si me acuesto sobre el césped de esta forma, puedo sentir todo el bosque. Tal parece que inconscientemente he estado disfrutando el bosque veraniego.
Los dos, Sieg y yo, disfrutamos de la frondosa naturaleza y, tras recoger algunas flores, nos marchamos.
❄❄❄
Antes de entrar a la aldea, saludé a los soldados que estaban en guardia en la ventanilla de la fortaleza.
—Bienvenido, Su Señoría.
—Ya regresé.
El capitán Artonen estaba de turno el día de hoy.
—Hoy es el cumpleaños del joven maestro, ¿verdad?
—Sí.
—Qué bien. Esto es algo que todos en la fortaleza prepararon.
—¡Vaya, gracias!
Aunque sea difícil de creer, los soldados de la fortaleza habían preparado un regalo de cumpleaños para Arno. Al parecer se trataba de un libro ilustrado. Les agradecí junto con Sieg.
—Tal parece que comenzará a estar ocupado, Su Señoría.
—Sí. Esforcémonos mucho.
Cuando le extendí mi mano al capitán Artonen, me dio un apretón con firmeza.
Con el regalo de Arno bajo mi brazo, nos dirigimos de regreso a casa. Como de costumbre, las mujeres en la aldea estaban ocupadas. Decidí visitar la tienda de camino, así que hablé con la dueña de la misma.
—Bienvenidos… Oh, es el Lord. —Buenas tardes.
—Se llevan tan bien como siempre —comentó al ver que íbamos Sieg y yo.
—Muchas gracias —dije sonriendo.
Mientras tenía la expresión floja, la dueña de la tienda inició una conversación sobre los osos de madera. Eso me trajo de regreso a la realidad de inmediato.
—Me reportaré dentro de tres días.
—Te lo encargo.
—Entiendo.
En la tienda, compramos ingredientes para hornear una tarta. El edificio vecino, “El Águila Carmesí”, se encontraba en su día libre programado. Desde afuera, podía ver a Aina y Emmerich, así que entré.
—Estos también, son deliciosos. Demasiado.
—Cómo te dije, no me refiero a…. Oh, Milord.
Sobre la mesa, había una gran cantidad de bocadillos. Al parecer los dos estaban teniendo una sesión de degustación. Aina comentó que había llegado en buen momento.
—¡Este hombre de aquí solo dice que todo sabe bien! ¡No tiene sentido la degustación!
—P-pero, toda la comida que preparas es deliciosa, Aina-chan.
—¡Eso de que me sirve!
Por lo visto, toda la comida de Aina sabía bien para Emmerich. Me sentí contento de ver a los dos llevándose bien.
—Entonces, Milord, también prueba algunas… De hecho, hoy es el cumpleaños de Arno, ¿no?
—Sí. ¿Qué tal si tratas de preguntarle a la dueña de la tienda?
—Perdón por la molestia.
—No, está bien.
Aina y Emmerich nos dieron sus felicitaciones. Incluso nos regalaron algunos bocadillos para la celebración.
Aun cuando hice unas cuantas paradas, conseguimos regresar a casa. En el jardín delantero ya había personas preparándose para la fiesta de cumpleaños.
Habían colocado mantas sobre el suelo y almohadas para todos. Para este día, invité a la familia Rango y a Luca.
—¿Ya están de regreso?
—Ah, Luca.
Luca y Miruporon estaban moviendo un pescado enorme hacia un plato amplio.
—Uwa, qué pescado tan sorprendente. ¿Dónde lo consiguieron?
Cuando pregunté sobre el pescado gigante, Miruporon explicó felizmente.
—Papá, y Luca, pescarlo.
—Aunque, más que pescarlo, lo agarramos a la fuerza.
Tal parece que Luca fue a pescar con Teoporon. Me pregunto cuando se volvieron tan amistosos.
Santo cielo, que se lleve tan bien con toda la familia, Luca es un niño muy bueno. Fue lo que pensé.
—Necesitamos preparar la tarta, Ritz.
—¡Ah, es verdad!
Dentro de poco comenzaría la fiesta de cumpleaños. Fui detrás de la casa y comencé a preparar la tarta en la cocina exterior con Sieg. Pero, primero fui por unos huevos al gallinero.
Mientras Sieg pesaba los ingredientes, yo batí las claras de los huevos hasta que formaran espuma. A fin de que la tarta quedara suave, era muy importante batir bien.
Como era un pastel para Arno, solo le puse una pequeña cantidad de azúcar. En su lugar, agregué muchas bayas dulces. Mezclé la harina y mantequilla derretida, luego vertí la mezcla a un molde y lo metí al horno para que se cocinara. La tarta resultó muy bien.
Cuando regresamos al lugar donde sería la fiesta de cumpleaños, vi que había bastante comida encima de las mantas. Tengo la impresión de que Ruruporon se superó a sí misma. Esto era un festín.
—¿Trajiste la tarta, Ritz-chan?
—¡Sip, y se ve muy bien!
Me dijo que lo colocara al centro. Arno se veía muy feliz sobre el regazo del adorable hombre oso, Teoporon.
Todo estaba listo. Tomamos asiento y Ruruporon nos entregó algo para beber.
Para iniciar con la celebración, agradecí a todos los reunidos.
—Pues bien~ El día de hoy, el clima es muy bueno, así que les agradezco por haber venido al primer cumpleaños de mi hijo Arno.
Ya que contábamos con las noches blancas en verano, el sol no se pondría. Así que les dije a todos que se divirtieran sin preocuparse por la hora.
Luego de brindar, levanté la kuksa que tenía jugo de baya y la llevé hasta mis labios. Como habían usado bayas frescas, el jugo era dulce y amargo, sin duda muy delicioso.
El invitado de honor del día de hoy, Arno, estaba comiendo bien, quizá tenía mucha hambre. Ruruporon lo ayudó a comer mientras sonreía. Cayó algo de comida sobre las piernas de Teoporon, pero no parecía importarle. Simplemente contemplaba a Arno, y muy rara vez, su expresión se suavizaba.
Miruporon trató de que Luca comiera el queso que ella le estaba dando, pero él se rehusaba con el rostro completamente rojo y avergonzado. Bueno, está en esa edad después de todo. Mamá había cocinado otros platillos y Sieg también ayudó. Incluso en un momento como este, papá se encontraba escribiendo diligentemente algo. Cuando iba a la mitad, mamá lo reprendió y dijo que comiera un poco.
Después de un rato, fui por Arno. Le agradecí a Teoporon y Ruruporon, luego Arno comenzó a caminar mientras sujetaba mi mano. Arno ya podía caminar bamboleándose. ¡Qué lindo se ve! Regresé a mi asiento y lo senté sobre miregazo. Estimé que la tarta ya se había enfriado, así que corté una rebanada delgada para él.
—¡Ico!
—Ya veo~, así que está rico~ Mami y papi lo hicieron juntos~ —Cuando le dije eso, Arno sonrió dulcemente.
Simplemente es demasiado lindo.
Creo que le gustó la tarta, ya que se terminó de comer su rebanada muy rápido. Ahora que estaba satisfecho, comenzó a cabecear. Nunca me cansaba de verlo cuando hacía eso.
—¿Qué tienes, Ritz?
—¿Eh?
Supongo que me conmoví viendo a Arno, tenía lágrimas en las comisuras de mis ojos.
—Sieg.
—¿Qué pasa?
—Más tarde, me gustaría decirle algo a todos.
Quería agradecerle a Sieg y decirle que seguiría estando bajo su cuidado.
—Por favor, continua cuidándome, esposa mía.
A su vez, Sieg también declaró algo.
—Todavía me faltaexperiencia; pero, por favor también cuida de mí… Esposo mío. Los dos nos miramos a los ojos y sonreímos.
El día de hoy, la noche blanca nos brindaría un resplandor sin fin. Asimismo, los platillos rebosantes con las bendiciones de la naturaleza eran deliciosos. Arno se encontraba en mis brazos, mientras que Sieg estaba junto a mí.
Qué fiesta de cumpleaños tan maravillosa. Pensé.
Han pasado tres años desde que me casé con Sieg. Nuestro entorno ha cambiado en gran medida; pero, aun cuando los días ajetreados continúan, puedo trabajar arduamente siempre y cuando tenga a mi familia.
No pude evitar pensar de esa forma.
Cazar, recolectar y comer. Eso es todo lo que hay, pero son días encantadores.
Nuestra vida seguiría de esta forma.
La vida de caza en elpaís de la nieve del noble del norte y su esposa, el ave de rapiña… Y vivieron felices para siempre.