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Capítulo 16: ¡Día de carne! ...................................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 4
CAPÍTULO 16 %
¡DÍA DE CARNE!
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La temporada más deliciosa para comer carne es en invierno. Los animales engordan durante el otoño, que es la época de la cosecha, y también almacenan más grasa para el frío. Lo cual provoca que la carne se vuelva firme y sabrosa. En contraste, la carne durante el verano es delgada y la calidad es mala. Aunque está prohibido cazar durante el verano así que no comemos animales salvajes.
Para compensar la carne que no cazamos, atrapamos pescados de los ríos y lagos como fuente principal de alimento. También cambiamos el menú en “El Águila Carmesí” dependiendo de la temporada. La pasta con albóndigas no se vende hasta otoño, en su lugar tenemos carne ahumada y pasta con salsa de tomate. Los pescados los preparamos al vapor, fritos o en estofado. Las recetaseran creadas entre Aina y yo todos los días.
A pesar de eso, hay días durante el verano cuando anhelo un poco de carne. Cuando ya no puedo soportar mi deseo de carne, mato a uno de mis renos o compro carne de la tienda. Durante el año en que Sieg vino, maté a uno, pero me gustaría quedarme con todos este año. Los mercantes que visitan la aldea tienen pollos o cerdos enteros. De ser posible, me gustaría probar todo tipo de carne. Por consiguiente, decidí ir al mercado en el puerto.
—¡De tal manera que, Sieg, vayamos al puerto y compremos algo de carne! —declaré mientras sostenía la mano de Sieg—. Ah, desde luego, también vendrán Arno y mamá.
—Ritz, e-eh…
Sieg parecía tener problemas. Quizá no debí haberle dicho esto de repente, tengo que reflexionar al respecto, pero… —Vayan solo ustedes dos, Ritz-chan.
Fui sorprendido por una voz que escuché de repente por detrás de mí. Cuando me giré, allí estaba mamá abrazando a Arno entre sus brazos. No sentí su presencia para nada. Por lo general, no tomo a Sieg de la mano cuando estoy cerca de mi familia, ya que era muy vergonzoso. Sieg podía ver a mamá. Por eso tenía esa expresión de preocupación… Luego, mamá dio el golpe de gracia. —¿No crees que tu mami y papi se llevan muy bien?
¡¡Mamá es vergonzoso, así que para, te lo suplico!! ¡¡Tampoco le digas esas cosas a Arno!!
Sentí el rostro caliente. Me atrapó completamente desprevenido.
—Mamá se quedará a cuidar la casa con Arno-chan, así que ustedes dos pueden ir… Además, el sol está muy fuerte el día de hoy,así que será un problema para Arno-chan de cualquier modo —añadió mamá al final.
—Ah, ahora que lo pienso, tienes razón. ¿Qué hay de ti, Sieg?
—No puedo dejar a Arno… Mamá le dijo a Sieg que ella se encargaría de las canciones de cuna.
—Me haría muy feliz si dejaras que te mimaran de vez en cuando, Linde-chan.
—Eh, sí… En ese caso-
—¡Está decidido! Vámonos Sieg.
Mamá nos dijo que deberíamos comer algo bueno y relajarnos un rato. Sin perder el tiempo, me cambié de ropa y nos dirigimos a la ciudad portuaria.
Frente a la puerta, mamá y Arno se despidieron de nosotros.
—¿Qué te gustaría que te traigamos, Arno?
—¡Osho!
—Ah, claro, si encontramos uno.
La pasión de Arno por los osos no parecía tener límites. Mamá comentó que deberíamos leerle libros ilustrados con osos y, hace un par de días, muchos libros infantiles con osos como protagonistas llegaron por parte del abuelo.
—En ese caso, mamá, Arno, ya nos vamos.
—Sí~, se van con cuidado.
—¡Nos vemos!
Dentro de los brazos de mamá, Arno se despidió de nosotros moviendo su manita. Sieg y yo también le devolvimos el saludo mientras nos marchábamos.
❄❄❄ Solo estábamos Sieg y yo en el carruaje que se dirigía a la ciudad portuaria.
—Esto me trae recuerdos del festival de cerveza y salchichas, ¿no lo cree~s?
—Tienes razón.
El día de hoy, Sieg vestía la ropa tradicional de las mujeres.
Waa, qué hermosa, es toda una vista para los ojos cansados. Un gran festín para mis ojos. ¡Aunque la Sieg usual también es extremadamente bella!
—El próximo mes será el cumpleaños de Arno, así que sería lindo si pudiéramos conseguirle un buen regalo.
—Cierto.
En un abrir y cerrar de ojos ha pasado un año desde que Arno nació. Ver a mi hijo crecer sano ha sido toda una dicha.
—Ah, esto es el paraíso~.
Mientras apoyaba mi cabeza en el hombro de Sieg, terminé susurrando eso. Ella solo me sonrío y acarició mi cabello.
Cuando llegamos al puerto, echamos un vistazo a los productos en el mercado: vegetales, frutas, pan, bocadillos, flores, etc. También visitamos otros lugares apartede tiendas de comida, por ejemplo: tiendas de sombreros y de ropa.
—¡Ah, oso a la vista! —En una tienda de juguetes encontré ositos de peluche—. ¿Qué opinas, Sieg?
—Se ven bien.
No eran ni muy grandes ni muy pequeños, justo el tamaño perfecto. Se tratabade un oso con lindos ojos redondos. Al parecer fue hecho a mano por un artesano. Tenía un precio bastante elevado ya que era importado, pero como se veía bien, decidí comprarlo para que fuera el regalo de Arno. A fin de que no se impregnara con el olor dela comida, lo coloqué en una bolsa de piel.
Cuando pasamos a la zona de comercio general, frente a las tiendas que vendían bienes envasados, nos encontramos con vendedores de comida.
Los puestos desprendían la fragancia de carne a la parrilla, el propósito de este viaje. Habíamosdesayunadobastante, pero quizá porque caminamos mucho por el mercado, mi estómago ya estaba apelando que tenía hambre.
—¿Qué hacemos, preferirías ir a un restaurante?
—Me parece bien cualquier opción.
—En ese caso, ya que quiero ver el rostro de Sieg mientras como, vayamos a un restaurante.
Mientras caminaba de la mano con Sieg, decidimos ir al restaurante sobre el barco que visitamos antes con mamá.
Como todavía no era hora de almorzar, el restaurante se encontraba vacío. Nos llevaron a una mesa con vista al mar.
—Qué hermoso~.
El perfil de Sieg mirando por la ventana, a eso me refiero. El día de hoy solo pensaba en cosas como esa. Supongo que no se podía evitar, ya que estábamos solo nosotros dos.
—¿Aún no has decidido, Ritz?
Estaba ocupado mirándote, no podía decir algo como eso, así que rápidamente elegí un platillo.
—Quizá sea bueno comer res para variar.
—Tienes razón.
El país de Sieg tiene muchos platillos a base de puerco. Durante mi estadía en la mansión Wattin,servían carne de res solo una vez a la semana o menos que eso.
Por alguna razón, tenía antojo de comer mucha carne, así que escogí un platillo que solo era carne asada.
Sieg ordenó carrillera de res al vino tinto. Mi platillo consistía de una rebanada gruesa de carne de res asada al carbón. Mientras discutíamos que deberíamos hacer para la fiesta de Arno, llegaron nuestras órdenes.
El olor de la carne me levantó el apetito. Luego de agradecerle al Espíritu, de inmediato comencé a comer.
Clavé mi cuchillo en la gruesa rebanada de carne, al ser de un animal domesticado, se encontraba sorprendentemente suave. Incluso sin ejercer mucha fuerza, cortaba la carne con facilidad. El jugo de la carne también salía. Lo corté en un trozo pequeño y lo bañé con un poco de salsa de naranja.
—Ooh, tiene un sabor ligero.
Era un sabor diferente a la salsa de baya. Supongo que podría comerla cuando esté cansado durante el verano. También sabía bien con la carne. En todo caso, la carne de res no poseía para nada un sabor fuerte, era suave y deliciosa.
—¿Qué tal sabe la tuya, Sieg?
—Ah, creo que es la mejor carrillera de res al vino tinto que he probado.
—Ya veo.
Sieg tomó un poco con la cuchara y me ofreció.
¡¿Acaso quiere que diga «Ah~»?!
—¿E-en serio?
—Sí.
Alegremente acepté su buena voluntad y comí la carrillera de res al vino tinto que compartió conmigo.
—¡Ah, está deliciosa!
Además, sabía el doble de rico porque Sieg me dio de comer en la boca.
—Entonces, yo también-
Mientras estaba cortando un poco de carne, unos pescadores llegaron y se sentaron en la mesa junto a la nuestra. Avergonzado por las miradas que teníamos alrededor, decidí solo poner la carne sobre un plato pequeño.
Luego de comer, nos dirigimos al mercado para comprar algo de carne.
—¿Qué carne deberíamos comprar?
—¿Por qué no compramos un poco de cada uno?
—Es verdad. Pero, incluso la carne de res tiene muchos cortes. No sé cuál sea bueno… —¿Qué tal la carrillera de res? Es la que comimos antes.
—Esa podría ser una buena opción.
En una pequeña carnicería compré: carrillera de res, pollo y paleta de cerdo.
Ya que el sabor de la carrillera de res al vino tinto podría ser muy fuerte para Arno, fui a la tienda de vegetales y compré ingredientes para hacer un estofado.
El viaje de regreso estuvorepleto de personas, pero me vi en la necesidad de estar muy cerca de Sieg, así que fue una situación favorable.
De esa forma, nuestro viaje de compras por carne terminó.
—Ah, el peluche, ¿qué hacemos con él?
—Ahora que lo pienso, le prometimos que le compraríamos un oso como regalo.
—Pensaba dárselo en su cumpleaños, pero no debería haber problemas si se lo doy hoy.
—Cierto.
Al final, de inmediato le di el oso de peluche a Arno. Supongo que podría tallarle un oso de madera para su cumpleaños o algo similar.
Por lo visto, Arno se enamoró del oso de peluche a primera vista y lo abrazó con fuerza. ¡¡Qué adorable se ve!!
Así fue como nuestro paseo terminó de forma placentera y encantadora.