Gealittera 20 distancia

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com IBSN: 14-08-2014-55

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INDICE

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EDITORIAL Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz

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POESÍA Rolando Lorié Mercedes Eleine González Juan Idiazabal Fernando Sarría María Cristina Sorrentino Lourdes María Navarro Gloria Marecos Rodas Tomás Sánchez Rubio Carmen Membrilla Olea Rosa Lía Cuello María P. Comorera Mariel Monente Raquel Jaduszliwer Virginia Quiroga Graciela Diana Pucci Isabel Pérez Aranda Socorro Carranco José Castaño Diez Rita Bedia Lizcano Cecilia Ortiz Milagro Haack Martina Nimcowicz Emilia Marcano Quijada Rolando Revagliatti Adri Delfini Mirta Roncarolo Alejandro Drewes Susana Rodríguez Tuegols Raquel Graciela Fernández Carlos Norberto Carbone Sandra Gudiño Elisabet Cincotta Isabel San José Mellado Laura Novoa Isabel Pisani Säo Gonçalves Alicia de León Epp Lazara Nancy Díaz María Julia Druille Graciela Mosquera

Quédate conmigo La distancia del amor Pronóstico/APP Tren nocturno Tierra, mar, aire… Alma en pena Distancias Soledad Nuestra distancia Poema XII Reunión Distancia Distante y cerca Una sola distancia Ecuación Dueles VII Dual Tan pequeño, tan grande Sólo yo al borde Detrás de la puerta Distancias Lejanía Poema burbuja Distancia Precipicio Hace frío II Amor a distancia Vástago de lumbres Distancias Distancia Pasó Amor distante Como un voyeur curioso La lejana 4

11 12 14 16 18 20 22 23 25 26 27 29 30 32 33 35 37 38 40 42 43 44 46 48 49 51 53 54 58 60 61 63 65 67 69 70 72 74 75 77


Gloria Gayoso Rodríguez Belkys Sorbellini Amalia Mercedes Abaria Ivana Szac Miriam Álvarez Araceli García Martín Frank Pereira Hennessey Luciana Garcés Zaida Giles de Quirós Mar Blanco Larrosa María Fernanda Regueiro Pedro Pablo Pérez Santiesteban Isabel Rezmo Patricia Corpas Gutiérrez Maite García Córdoba Roxana Rosado Mar de Fondo Pura Fernández Segura Julián Gómez de Maya Marianela Puebla Aleqs Garrigóz Icela Elizalde Luis López-Quiñones Ruiz Brenda B. Lennox Miryam Colombotto de Seia Nancy Haro Pontón J. Javier Terán Díez Inma Ferrero Gladis Mereles Pereria Dana Laila Aymara Aruwiri Mabel Coronel Cuenca Custodio Tejada Teresa Torres Gema Bocardo

Indeleble Sobrevivir Viaje en auto Distancia Cristal En la distancia El origen de la distancia El hechizo Intervalos

Distancia Hilo Asomada dulcemente a ese reloj que ama Distancia Incertidumbre y precisión Afirmo De atajos y rodeos Distancia Distancia y cercanía de la que espera Nada nos separa Teorema Soul Mates Anatomía de la Distancia Distancias La distancia que no quise Es tan largo Cruel Distancia Un sueño Intervalo Fuego de invierno Los pétalos de Apolo Respirar en la distancia Presente

79 81 82 84 85 86 88 89 91 93 94 95 96 97 98 100 102 103 104 105 107 109 111 112 113 115 118 119 121 123 124 126 128 129 130

RELATO Rodolfo Torres Margarita Polo Viamontes Ester Moro Juan Cárdenas Luisa Alejo M. Teresa Fandiño

El tiempo imparable y un árbol Ghost El pacto Las amigas Bella y alicaída 5

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Julia del Prado Ana Osuna

Veinte a単os

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EDITORIAL

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Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La distancia se relaciona con caminos, ciudades, rutas, mapas, kilómetros y puntos cardinales. Desde una perspectiva lineal es un espacio o un intervalo de tiempo entre personas o cosas. La distancia se relaciona con los adverbios “cerca” o “lejos” y con los verbos “separar”, “apartar”, “alejar”... Nosotros en Gealittera escribimos sobre LA DISTANCIA como ese trayecto espacial o temporal que nos separa. Sin embargo somos conscientes de que existe otro tipo de distancia: LA DISTANCIA GEALITTERANA, esa que ha logrado unirnos en palabras a pesar de las horas distintas, a pesar de la noche y el día, a pesar de los dos hemisferios. Quizá no lo sabíamos, pero existe una distancia que une a personas diversas, que tal vez estaban esperando una oportunidad para encontrarse. Y como si fuera algo mágico, la distancia, se ha convertido en el mismo espacio temporal y físico. Ya no hay distancias para los gealitteranos. Nada puede alejarnos. Nada. Estamos unidos por un lazo, invisible, con palabras, afecto y la enorme capacidad de adaptarse a todos los temas. 8


Ya no hay distancia. Ni horas. Ni frĂ­o o calor. Gracias amigos por estar aquĂ­, por hacer el camino juntos. Por la Distancia Gealitterana que Une. Felicidades para todos. Abrazo para cada uno.

Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz

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POESÍA

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ROLANDO LORIÉ QUÉDATE CONMIGO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Frase latente que hace despertar inquietudes, desafía la metamorfosis del accionar prudente colindante con deseos callados, púdicos, atrapados por conflictos y conceptos del viejo andar. Remueve las raíces de lo usual y lo cotidiano ahuyenta el fantasma de las justificaciones habituales, da fuerza y vida a sentimientos renovados , así como afianza los motivos innegables de amar. Quédate conmigo…invitación sugestiva, en voz baja que magnetiza y hechiza a la condición libertina, invoca el permanecer juntos e interferir formalidades, reproduce historias narradas por auténticos enamorados. Rolando Lorié Miami, Florida. U.S.A. 11


MERCEDES ELEINE GONZÁLEZ LA DISTANCIA DEL AMOR

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La menor distancia entre dos puntos No es una línea recta Sino tu intención y mi premura En nombre del amor. En el extremo norte Esta mi angustia Y en el sur el placer de tu figura Y mi razón. En esta aventura de encontrarte Todo es ligero como un sueño, Que en legítima defensa besa tu silueta Perdida en la niebla de un tiempo Que no fue. La menor distancia entre tú y yo Esta en tus manos, En tu frente, en tus labios, 12


En tu cuerpo y en ti, En la urgente necesidad de hallarte Y desnudarte el alma Para mĂ­. La distancia es el olvido Del amor que pudo ser.

Mercedes Eleine Gonzalez Miami-03-15-2016 Copyright

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JUAN IDIAZABAL PRONĂ“STICO/APP

Imagen: Claudia LucĂ­a Mckinney

-Cuadro negro. -Acercamiento lento. Primer plano. Abro los ojos, mi celular anuncia nieve sobre la tumba de Mao, los cierro recuerdo, esa nieve transmuta en cenizas. 14


Abro los ojos, mi ventana me regala cielo azul esponjoso, los cierro, respiro profundo escapo sobre una lágrima pálida, alegría transformada al golpear un hombre proletario de nieve-cenizas que sonreía selfie-stick en mano. Río solo desde el piso el celular no está, sostengo un selfi-stick, sacudo mi tristeza cenizas/caspa. -Ciudad Prohibida. Acercamiento en picada desde el aire. Pasamos por encima de la puerta de entrada y de los recintos hasta un jardín lateral. Un chino se levanta dolorido, no entiende qué pasó/pasa, sostiene… -Cuadro negro. Cierre del poema. -

Juan Idiazabal- Mar del Plata, Argentina

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FERNANDO SARRÍA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Siempre acabo en la distancia, en la línea que marca el no retorno. Sin puentes, sin muelles, sin andenes... Me recojo en la música, con su sonido me arrastra por las estrechas carreteras de la costa. Viajo prisionero de la lluvia, como solo yo sé sentirme en estos días plenos de efervescencia, sujeto por las manos abiertas del silencio. Fumo tranquilo, varado en un amplio remolino de viento que murmura sílabas metálicas en las agujas de los pinos. El mar es una hondonada gris azulada, oscura, como todos los desiertos cuando anochece, aunque éste brama contra las rocas, enfurecido por no saber respirar 16


su soledad en medio de la nada. Sigo el orden previsto, bebo la ginebra tibia, contemplo el anochecer, siento la vida latente esperando como un animal que se complace en saberse triste.

Fernando SarrĂ­a- Zaragoza- EspaĂąa Road Movie

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MARÍA CRISTINA SORRENTINO TREN NOCTURNO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La ciudad atrapa duermevelas si el paso del tren quiebra los sueños, mariposa nocturna en mis párpados posada. El silbato astilla los espejos fragmentos de luna inquietan las tinieblas cuando el trote monótono del tren se aleja hacia el silencio. Silencio que zumba entre las sombras me oculta confundida en su negrura. 18


Camino dormida los durmientes acompaña atenta la vigilia y trepo el andén de algún poema entintado en noches desveladas.

María Cristina Sorrentino- Buenos Aires- Argentina. Premiados 2015, ed. Mis Escritos, Bs. As.

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LOURDES MARÍA NAVARRO TIERRA, MAR Y AIRE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano. Camilo José Cela (1916-2002) Insomnio, intranquilidad y vigilia es lo que me acompaña cada noche, a la espera de la ilusionante y cercana aurora. Siempre la aguardo en vela, con ansias de devorar el tiempo, y alimentarme de distancias inmensas, eternas. Llega el anhelado amanecer; glacial y ferviente, meditabundo, lejano y presente. A veces tan áspero, austero e intratable, pero otras tan dulce, delicado y agradable. 20


De color cielo, de color sol y nube, de color agua, aire, tierra, y fuego. De color naturaleza; de montañas, océanos y mares, de flores, campo, desierto y primavera, como de color otoño, color invierno y canícula. De colores enérgicos, de colores alegres, colores que te llenan de vida y juventud, colores de México, Guatemala, Chile y Uruguay. Argentina, Cuba y España, de Costa Rica y Paraguay. De colores con vosotros, porque desde hace veinte meses no existe un día incoloro. Que en la batalla contra la distancia y el tiempo, los colaboradores de Gealittera vencieron con sus poderosas armas; las inmortales palabras. G randioso el momento en el que el E spacio no fue impedimento para que A lmas literarias nacidas en L ugares opuestos I nterconectaran a un mismo tiempo. T ierra, mar y aire, T ierra, mar y aire. E lementos que nos unen en esta R evista tierra de aquellos quienes se A treven a escribir.

Lourdes María Navarro Cruz. Guadix-Granada-España 21


GLORIA MARECOS RODAS ALMA EN PENA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Como fantasma de una profecía que sin cumplirse persiste en la distancia, sigues deambulando por los suburbios de la angustia. Alma en pena, que si has nacido, ni vives ni estás muerta. Adormece ya tu sombra en la sabiduría del olvido. Y a mí, alma en júbilo, dame tiempo y dame espacio porque aún no me llevó la vida.

Gloria Marecos – Lambaré – Paraguay. 22


TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO DISTANCIAS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

En esta mañana de lunes, me he prometido a mí mismo comenzar a aprender -aunque sea en un curso acelerado y por correspondenciaa poner en orden este corazón mío, noctámbulo bandido de antifaz y malos modos, que con tanta facilidad se desboca cuando pienso en ti. Paseo por una ciudad de luces frías y apagadas, a través de las azuladas sombras de este otoño empeñado en disfrazarse de invierno, como el viajero a ninguna parte que arrastra sus sueños entre andenes desiertos y grises, sin principio y sin final. 23


Tendido sobre una cama vacía, sin nada de ti, me asalta en la oscuridad tu sonrisa deslizándose por las comisuras de los labios, así como el roce de tus manos en mis manos abiertas. Me despierta esa sensación, casi real, de cuando estoy a tu lado; de que caminando juntos, brazo a brazo, no somos pareja, somos más gente: dos cuerpos que se multiplican, dos almas redobladas con un eco que rompe hacia un mismo cielo y una misma claridad.

Tomás Sánchez Rubio -Sevilla-

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CARMEN MEMBRILLA OLEA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Las palabras cayeron sobre aquel lecho compartido Y juntos bautizamos un universo nuevo Tu cuerpo ocupó el centro de mis páginas Papeles para que el azar dibujara el curso del destino... Ha pasado el tiempo Y ahora Nadie pronuncia los objetos que una vez compartimos Nadie duerme sobre aquella línea intemporal Nadie puede calcular los límites del olvido Y es la distancia La que sigue siendo rectangular, incolora e infinita. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España. 25


ROSA LÍA CUELLO SOLEDAD

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Extraños recuerdos que agitan el silencio luchan contra la deformidad del viento. Un espasmo de tiempo se acurruca en las arrugas de la noche mientras la primera estrella hiere los párpados hasta lagrimarlos. Y yo tan sola y vos tan distante.

Rosa Lía Cuello. Cañada de Gómez- Santa Fe- Argentina 26


MARÍA P. COMORERA NUESTRA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Nuestra distancia cada vez más Se ensancha, pero la que más Se agranda, es la que se abre en El alma, esa es la que más daña. Existe entre el cielo y la tierra, Entre el mar y la luna, y entre nosotros Nuestra distancia hace peso en la Balanza, se decanta y me atrapa. 27


Libérame de esa carga, acércate a Mi puerta, si está cerrada, ábrela Con el candado de la esperanza. Te espero, acorta caminos amor, Yo te lo ruego, deja nuestra distancia Que se quede dormida en el desván De los malos momentos que ya se Esfumaron como espuma blanca, Y verás como al final la distancia nos alcanza.

‘’CON EL ALMA EN EL AIRE’’ María Comorera- Segur de Calafell. (Tarragona) Cataluña. España

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MARIEL MONENTE POEMA XII

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Qué distancia lo redime de no ser en la morera agota los esfuerzos en fingir ser el anuncio. la preparación sublime su capullo tiene nombre en el espacio del tiempo acometido esperando gestando su no ser redimido tiene el ansia o se resigna a su pequeña muerte. Mariel Monente- San Isidro- Buenos Aires- Argentina 29


RAQUEL JADUSLIWER REUNIÓN

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Nos estabas mirando y era lejos por eso y por ninguna de las otras razones que podrían /hacerte urdir una evasión de bruma te habías acomodado en la silla más vieja abandonada a su /suerte en un rincón al fondo ese segundo plano que muchas veces se ofrece como un cielo una pradera un área protegida campo de refugiados para quien necesita aliento y un poco de refugio y alguna protección hasta allí te habías ido se que aquello era lejos sobrevolaba un cielo todo de pensamiento desde allí tu mirada vaya a saber por donde te habías ido muy lejos 30


quizá querías llevarte algo de todo lo presente para /tanto camino o era sencillamente que no querías más nada o era tan sólo tiempo que caía o sí puede que a lo mejor querías llevarte algo dentro de /la mirada como si fuera última dentro de la mirada un brillo antes del largo arribo /hacia los planos ciegos quién sabe qué elegiste para no estar tan solo o para no abandonarnos con todo el desconsuelo de dejarte tan huérfano.

Raquel Jaduszliwer- Buenos Aires- Argentina

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VIRGINIA QUIROGA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Podemos pasar la vida uno alejado de otro. Un abismo de intenciones incumplidas, de preguntas sin respuestas, de sed en la carne ávida y osada. Pero un intenso sentido de pertenencia y ansias marcarán nuestro sino por siempre:*hasta el final*

Virginia Quiroga- Buenos Aires- Argentina 32


GRACIELA DIANA PUCCI DISTANTE Y CERCA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Porque el azar cambia futuros por no sé que extraños artilugios hoy estamos sin estar somos sombra y apariencia el corazón ahoga el grito y el rostro se vuelve inocuo la savia del no futuro recorre nuestro espacio sólo el presente atónito nos cobija sombra y apariencia 33


silencio palabra que se desangra compartiendo secretos certeza tal vez duda amparo en m铆nimas dosis comuni贸n y desapego el reloj desaforado y la rueda que gira quieta sombra y apariencia somos nosotros los que no fuimos por la vida que nos une en un territorio incierto o por el azar que cambia la historia somos y no

Graciela Diana Pucci- Munro- Buenos Aires- Argentina

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ISABEL PÉREZ ARANDA UNA SOLA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

los caminos por los que anduve, se hacen cada vez más presentes, se recomponen, se aúnan, se asientan en la burbuja de ilusiones que alimenta la distancia. Esta distancia, sobrevive de nutridas incursiones e infinitas raíces, tan profundas! que sus hilos reconstruyen los siglos de existencia. 35


Esta existencia, se aleja y se acerca a pasos agigantados, sobrevive, sin más, en cada célula, en cada músculo, en cada nuevo hilo de vida. Esta vida, se compone de matices separados, y sin embargo pareciera que todo confluye a un solo plano, a un solo camino, a una sola distancia.

Isabel Pérez Aranda / Guadix / Benidorm - España

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SOCORRO CARRANCO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La distancia rompe mi poema, y tu silencio mi alma...

Socorro Carranco- Tuxtla Gutiérrez- Chiapas- México 37


JOSÉ CASTAÑO DIEZ ECUACIÓN

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Solo el tiempo nos ve pasar, imponiendo su silenciosa presencia, buscando en esas noches, en que, tal vez, pudiera salir el sol, el pluscuamperfecto eco de la vida que, desde las entrañas del amanecer, se alza como itinerante mantra en la ineludible diáspora que carga con el peso de los días. Como viajeros al final de un largo viaje, 38


desde el lugar por donde derrota el viento, nos asomamos a distancias, que apenas podemos apreciar, entre un día y el siguiente, nos abocamos al estrépito de la vida y enmudecemos al silencioso paso de la muerte. Como misterio de un mañana descarnado, lucernario de un sol en el ocaso, imaginamos que solo el mar puede ensanchar nuestro horizonte. A nuestro paso, solo el murmullo brotando de las piedras, solo semillas de lo que una vez a rodar echara el viento, solo caminos que se pierden bajo cielos que hierven en bajamares de crepusculares aguas. Con cada amanecer queremos alejar las nubes con nuestras miradas, abriéndonos a un nuevo paisaje como irrenunciable paraíso fabulado de la nada, donde el sol se empequeñece con cada parpadeo de la tarde, en cada ausencia con sabor a hiel cuando las aves agotan los últimos vuelos y trazan con sus alas la luz como postrer latido, esa inusual distancia que al sueño empuja a ser dilatada memoria del olvido.

José Ramón Castaño Diez-Oviedo (Asturias – España) 39


RITA BEDIA LIZCANO DUELES

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

“No existe distancia más lejana que el frío de quien está a tu lado”.

Dueles en la distancia, en la ausencia y el silencio.

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Aún más, en el vacío de mis manos. Dueles en el roce del viento sobre mi piel. Mi voz: tu olvido.

Rita Bedia Lizcano-Apodaca- México (2014).

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CECILIA ORTIZ

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Observo aleteos alegres en busca de un trozo de placer. Pájaros en este cielo que me observa y no me ve. Mis ojos evocan -no hay distanciaaquellas escenas de niñez (se acercan) mañanas abiertas a la aventura de ser niña sin saber que lo era. Sin saber que los días correrían una loca carrera sin detenerse. © Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina. (Zona de fuego) 42


MILAGRO HAACK VII

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Habita siempre frente a mí agotada la escondo de los descuidos que presiento del otro lado girando el desnudo que cabalga sobre la distancia de su noche la pierdo por lo profundo es de día

Milagro Haack- Valencia- Venezuela. Del Libro inédito Con boca de mar. 2015 43


MARTINA NIMCOWICZ DUAL

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La poesía se ha vuelto la mayor distancia entre mis manos y la muerte de soñar Me oculto en la espada recóndita estela de laberinto atrapado como pieza de vidrio a punto de desmayarse en mis ojos La mirada descubierta de la brisa El aliento ausente de una voz que no es mía 44


sino tuya El pecado más grande es no arriesgarse por amor La vida es una sospecha que tiñe los pies de cielo Las manos son pequeñas hojas reventando enjambres para fecundar miel de nuestros corazones El acertijo es la espera que se vuelve decisión ante el recuerdo Mi camino es tu nombre: invisible letra del destino

Martina Nimcowicz - Buenos Aires - Argentina

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EMILIA MARCANO QUIJADA TAN PEQUEÑO, TAN GRANDE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

(A Carla Patricia Oliveros De Ferreira. Al pequeño Mathias, con amor.) Hay un niño que vive a mi lado, muy lejos de la mustia tristeza, de la hiel del destino; porque tiene en sus ojos un confeti de abrazos, que regala y prodiga con sincero cariño. Tengo un niño en las manos, en la piel, en las venas, con mejillas rosadas, con la magia del verde que despide el follaje del jardín en que habita, y el azul primoroso de su ropa y juguetes. Es un niño que escribe, es un niño que corre, 46


que dibuja a su perro, que le canta a las aves con la voz sin palabras recubiertas de nubes, y el sentir de su mundo tan peque単o, tan grande. Hay un ni単o que vive a mi lado, muy lejos, y tan cerca de todo lo que brota y florece, porque su alma es reflejo del amor cristalino con que arrulla a su madre, que lo cuida y lo quiere.

Emilia Marcano Quijada. Isla De Margarita. Venezuela

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ROLANDO REVAGLIATTI SÓLO YO AL BORDE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Sólo yo al borde de su cercanía escribo que cuando despierta me reconoce. No sabe que vigilo después de muchos besos duerme a mi lado.

Rolando Revagliatti- Buenos Aires- Argentina

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ADRI DELFINI DETRÁS DE LA PUERTA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

En la sombra de mi último descanso tu imagen aún me mira aún escucho tu canto golpeando mi puerta entreabierta… que hoy se ha cerrado. Con versos obnubilados andariegos, se han cansado, serán huellas en mi camino como un secreto anidado, con sueños no materializados con el corazón entibiado, 49


porque las palabras se enredan con hilos que Dios nos ha dado blancos, dorados y rosados, en lo virtual se exacerban la comunicaci贸n desenreda si hay amor no hay distancia o en el silencio se quedan.

Adri Delfini- Buenos Aires-Argentina

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MIRTA RONCAROLO DISTANCIAS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hay distancias imposibles Las hay invisibles Multicolores Otras distancias son pequeñas Pero difíciles de sobreponer Hay distancias de amor, Que dejan un vacío Imposible de borrar Otras de geografía Donde vuelan diferentes Aves y peces 51


Y otras distancias Desaparecen por Fidelidad, compaĂąerismo Las distancias vuelan Nadan, bailan Una balada Interminable, recorriendo Perfumes, castillos, museos, Recorren montaĂąas, Selvas, sĂłlo porque la amistad No tiene distancia.

Mirta Rocarolo- Buenos Aires- Argentina

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ALEJANDRO DREWES LEJANÍA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Del viejo tronco a la verde hoja temblor en el viento De la tierra gris a la grave órbita de Sirio en la noche Impar vastedad, lejanía, donde solo viaja el poema Alejandro Drewes- Buenos Aires- Argentina 53


SUSANA RODRÍGUES TUEGOLS CARTA- BURBUJA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Sé que el tiempo pasa inexorablemente también sé de las distancias no favorecidas para los amores El sentir no acalla los rumores pasionales, aún así las cosas ...no están bien. No están bien , ni siquiera en la fantasía. No hay cabida para los sueños, para los encuentros, para los viajes, sin la posibilidad de un destino juntos. Imagino que tendrás romances de carne y hueso que favorecen tus necesidades viriles. Y percibo que tu lejanía se debe a no saber cómo seguir... Tal vez la medicina para tanto fuego sea fumigar con gotas de rocío tenues y sosegadas 54


las tremendas ansias que vuelan entre los dos países juntándose en algún punto invisible y en una idea en forma de burbuja que tiende una cama donde nos abracemos fundiendo nuestras pieles bicolores. No tengo respuestas ni soluciones mágicas, poco puedo ofrecer a la sombra de otras, que están literalmente "pegadas" a vos, Esas… te desean y te aman El lugar de "reina" lo obtuve una vez. Hoy me pregunto: ¿Dónde está mi trono? Cuánta tristeza honda me embarga al saberte mío y no poder cumplir el sueño… La ilusión más profunda de mi vida adulta llevada con rosas, con laureles de triunfos y sobre todo con unas flores diminutas, celestes… llamadas "nomeolvides". No te digo adiós ...no puedo. Aún estás, aunque no desee que estés. Y en la realidad cotidiana deseo que estés y no estás. Cruel juego de palabras con cruces. La catarsis en mis letras disparadas a blanco seguro ( porque conozco tu enorme sensibilidad) ayuda a sobrellevar "esto" que llamo así porque no tengo denominación posible . A lo mejor inventamos una forma de amor que no figura en el planeta. De lo que estoy segura es que toqué tu alma alguna vez, con mi perfume que invadía tus poros. Contenía jazmines y lilas. Mi pecho rosado que tanto elogiabas hoy se inmola con desgarro en punzadas desesperadas e impotentes.

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Cuando el caudal de un río… anega, cuando la ola marítima arrasa, no hay freno. Todo transcurre entre brumas, insomne… discerniendo la raíz de “esto” y la profundidad de esta raíz. Me hundo ... gestiono la vida e incorporo tu fronda de ingenio que me hace oxigenar y me da placer. Cuando el albor de nuestra relación comenzó pisé fango… tuve miedo, te aparté sin rumbo. ¿Cuántas veces sucedió?... muchas.

Sos inmortal en mis ganas de aventurarme a vivir de otra manera. Ensoñación dorada que atomiza mi existir... Las tertulias invernales… juntos buscando palabras para construir poesía y una pintura para agradarte como acuarela de los buenos momentos. Recuerdo la unión a prueba de trances, que recortaban arrojando a la basura los desperdicios de la vida. Tu ayuda, tu defensa... tus ansias de encuentro. Mis labios... besados por los tuyos, dibujados por tu dedo. Mis labios de rubí… te extrañan, Inspiración vital de mi versar. Plata y cobre aliados en un grito. Tu notable entusiasmo y mi perseverancia. Esta carta de amor no es nada común. Está llena de claves, símbolos que entendés a la perfección 56


como yo entiendo tus cortes cuando me dejás sin réplica. Invisibles están las vestiduras fantasmales que se llegan a mi mente mientras las espanto como a moscas. Esas que te pretenden, las que se llegan a vos…Lo sé, sé que prometes dulces. ¿Pero sabés algo? te creí cuando me llamaste “especial”. Cuando escribiste: “ la mujer que más amé”. También creí cuando dijiste de verme y yo no quise. Cuantas veces que lo intentaste, tomé distancia. Sabía que cuando la lava del volcán se agita, se extiende y es imparable. Tremendo desahogo es esta carta que expresa : TE AMO y ESTOY ENLOQUECIENDO DE AMOR. Mi sinrazón ampara la novedad alegre del día a día cuando te veo en el cristal de la pantalla. Tan sólo un : HOLA AMOR me alcanza como bebida fresca a una sedienta. “Contame que te pasa”, me decís y respondo: “¿Qué me pasa? De amor, estoy muriendo”.

Susana Rodrigues Tuegols-Avellaneda. Buenos Aires.

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RAQUEL GRACIELA FERNÁDEZ DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Sobre un vestido muy blanco un velo color distancia escribía cuando tenía once años y soñaba con David Cassidy. Entonces distancia era eso: kilómetros y kilómetros separándome de mi amor preadolescente, de su pelo tan lacio, de esa ridícula ilusión de casamiento. I think I love you pensaba cuando me pensaba temblando entre sus brazos, 58


justo un ratito antes de que el Manual del Alumno Bonaerense metiera la cola y me cayera de cabeza en la Región Mesopotámica, esa madriguera insípida que sólo prometía camalotes y naranjas (ningún conejo para seguir y yo ignorando que el país de las maravillas era mi cuerpo). Entonces distancia era eso: tierra, mar, años, escuela, mi vida cotidiana (la mancha venenosa, el portacosméticos de la tía Virginia tomado por asalto, el rito de la leche a las cinco de la tarde). Once años y enamorada hasta el tuétano. Once años y David Cassidy siempre tan lejos, tan a la vuelta de la vida. A los once años distancia eran los besos que no llegaban más allá del ruedo de un guardapolvo blanco. Hoy distancia sos vos, el pan que se desangra en nuestra mesa, el lento trajinar de un tenedor con gusto a nada. Distancia son tus ojos que se rompen antes de tocar los míos, estos cuatro pasos irreconciliables y el desamor que me mata.

Raquel Graciela Fernández- Buenos Aires- Argentina

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CARLOS NORBERTO CARBONE PRECIPICIO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Entre brumas arranco un beso trágico muero lentamente de muerte natural. Corro asustado pero no logro poner distancia sigo exactamente a tres pasos de tu boca. Carlos Norberto Carbone- Buenos Aires- Argentina de “En la huella del hombre” (1986) 60


SANDRA GUDIテ前

Imagen: Claudia Lucテュa Mckinney

Se estremece la luz que delira entre rayos y centellas cuando agoniza octubre: relampagueo. Mis pテ。jaros huyen orillando la esperanza de un encuentro: no escribo te leo. Podrテュa leerte el hueco que dejaron tus mordeduras en el arco de mi espalda pero no quiero. 61


Te leo mirándote a los ojos de la distancia detrás del viento andrajoso en medio del puente descalza con sed con hambre con soledad en las manos como esponjas para sorber lo que nos queda de espera y erguirme tuya en mis dedos de tinta. Poemo. Después de todo ¿qué es un poema? Berrear la soledad desde la mirada dice el ángel y abre la jaula.

Sandra Graciela Gudiño- Santa Fe- Argentina Excepto amarte Lágrimas de Circe, 2015

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ELISABET CINCOTTA HACE FRÍO II

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hace frío. A borbotones surgen nevados los recuerdos. La habitación está sola aunque estemos en ella. Hace frío. Distante la memoria se enorgullece por haberse perdido en el rescoldo del bracero donde aliviábamos temores. Los retratos displicentes nos miran, mueca, sonrisa irónica. 63


Estamos sentados, cada uno alejando el cuerpo, vagando por propios trayectos. Hace frĂ­o. La melodĂ­a, que trae el viento, apenas un murmullo de lo que no existe.

Elisabet Cincotta-Hudson-Argentina

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ISABEL SAN JOSÉ MELLADO AMOR A DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Ríos, montañas, mares y valles se interponen entre un bello amor, aunque griten te amo, o callen, no escucharan de su voz el fulgor. Dormirán bajo las mismas estrellas, la misma luna los alumbrará pero sus noches no serán bellas, entre sus sábanas se extrañarán. Con palabras de sublime ternura en bellos versos su amor le describe, ella los lee con cariño y premura, sabe que con el alma los escribe. Una lágrima viaja por su mejilla como muestra de su añoranza, 65


le gustaría ser una liviana avecilla iniciando su vuelo llena de esperanza y que volando presurosa noche y día marcharía en busca de su gran amado, para ungir sus cuerpos de ambrosía en un amanecer jamás imaginado. Isabel San José Mellado- Madrid- España Derechos de autor -

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LAURA NOVOA VÁSTAGO DE LUMBRES

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hoy tu ausencia es un vástago de lumbres que no cesa de invocarte entre mi cuerpo. Es un vástago que crece hasta olvidar la hoguera que ahora se lanza insospechada para abrir totalmente mi piel. Ya no sé cómo ignorar este delito humedecido de mis ojos que me golpea hasta lo más esquivo de mi sombra. Hoy tu ausencia es tan solo la noche 67


rezando espejismos frente al olvido. Hoy te invoco como un conjuro desatado de silencios, para despertar ingobernable entre tu boca y olvidar esta aridez de alma enrarecida que no me deja vislumbrarte entre mis noches. Laura Novoa- Santa Ana- Costa Rica

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ISABEL PISANI DISTANCIAS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hace tiempo que busco la alegría. Veranos, inviernos, primaveras, que no abandonaron el otoño de sus hojas idas, de su tierra raída, de su lluvia sobre estériles retoños. Hace tiempo que me he perdido en la tristeza disfrazada de pálida templanza, y agobiada de irónica entereza. Hace tiempo que no veo ni llano ni montaña, sólo vallas que saltar para la nada, sólo rutinas de distancias vanas.

Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina @ Todos los derechos reservados.

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SÄO GONÇALVES DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Arranqué al poema la luz desvié los ojos de las palabras doloridas amargadas. Solté en las ausencias palabras sueltas amores desgastados y ausentes. Guardé en un baúl de madera los sueños el olor a las flores de heno el olor a los cuerpos ¡el aire del mar! La mujer que veo a lo lejos, ya no me dice nada ni de los silencios, ni del sabor de la sal. 70


Entra ella y yo la invención de la distancia se alojó en los poros lentamente se rasgó la carne y las ropas de tanto esperar. En los ojos diseñó el llanto y la distancia se hizo mar.

Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo Traducción del portugués Cecilia Ortiz

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ALICIA DE LEÓN EPP PASÓ

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Pasó que a mi nombre lo cubrió la distancia pasó que mi recuerdo te supo a lejanía y fue tiempo y silencio lo que alargó el camino desde la vida tuya hasta la vida mía. Pasó que a la distancia le crecieron pretextos pasó que los pretextos abrieron un abismo y la nostalgia tuvo 72


una voz que de apoco casi sin darnos cuenta se convirtió en mutismo. Pasó que decidimos flirtear con el olvido pues los recuerdos eran tristemente pesados y no fue la distancia lo que extinguió lo nuestro fue más bien que aprendimos a vivir distanciados…

Alicia De León Epp- Uruguay/Canadá

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LAZARA NANCY DÍAZ AMOR DISTANTE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Con los minutos de tu ausencia, he de tejer un puente. Punto a punto menguando distancia, entrelazando de norte a sur los brazos del tiempo, ...y sobre una ola ¡traeré tus besos.!

Lazara Nancy Díaz García- Cuba/ Nueva York- U.S.A. 74


MARÍA JULIA DRUILLE COMO UN VOYEUR CURIOSO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Te veo mientras recorrés Praga O hacés el Camino de Santiago como un voyeur curioso Los marinos de la era digital viajamos al encuentro todo es presente ahora tomaste el Expreso que recorre la estepa nevada o te subiste al crucero por el Báltico el universo se desliza como el genio en la botella los deseos se cumplen en el ordenador Te veo, me mostrás los anuncios Esta noche cantás en Avignon no hace tanto las cartas perdidas nuestros abuelos a la espera No ha llegado ni una carta 75


¿andarán bien de salud? ¿Cómo estarán en el pueblo? historias hundidas baúles abiertos a las bocas hambrientas de un naufragio Dicen que las voces perduran las ondas no se pierden lo no posible escuchar nuestros ancestros sin distancia pero habrá que aguardar los tiempos relativos Desenredar los misterios familiares Las ayudas, los amantes Las traiciones, lo negado Preguntar a los abuelos por el viaje Separaciones, despedidas El desgarro Y yo siempre espero entre todas las voces una voz entre las voces una tarde de lluvia decirle a mi padre tu hija es muy feliz nació tu nieto

María Julia Druille- Buenos Aires- Argentina

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GRACIELA MOSQUERA LA LEJANA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Y quién es la que ha venido si no más que un vapor -humo de día y nocheuna aproximación que trae su figura de sombra sobre la vereda para trasvestir el miedo los cansancios Y quién es la que ha quedado si no más que una imagen -acartonado emblemasu presencia espectral 77


enmudecida en un papel que el tiempo amarillea soberano por todos los futuros por todos los pasados Y quién es ella -la lejanaSi no más que un recuerdo con sabor a salitre la dentellada loca de un destino que corre para no llegar nunca más allá de sus ojos Una risa que vuela para nunca llegar hasta su nombre para nunca jugar para nunca soñar para que la vida sea un no morir que se desliza solo en su distancia.

Graciela Mosquera- Buenos Aires- Argentina

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GLORIA GAYOSO RODRÍGUEZ INDELEBLE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

El recuerdo no sabe de distancias, se aferra al tiempo e ignora todo olvido; de ternuras añejas se hace cántaro, bebe de los minutos escondidos. El alma se hace cuenco para mieles de un presente pasado, mal herido. El recuerdo se prende de la tarde, desprecia calendarios, late impío. La memoria le agita sensaciones, corona de matices su delirio. Quema el insomnio la fatal hoguera de la pasión cercana que ya ha huido. No hay lejanía en ruta de las horas; lo que fue ayer perdura agigantado. 79


Y es en vano trazar huellas de sombra cuando la luz de un nombre nos devora. No hay distancia que borre el beso alado porque el amor es oro de otra aurora.

Gloria Gayoso Buenos Aires- Argentina-(Derechos reservados)

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BELKYS SORBELLINI SOBREVIVIR

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Sobrevivir, sostenerme en el vacío Para no caer más allá de mí. Vacío, distancia, silencio Sobrevivir, para sostenerme en el vacío, Para volver a ser, Para nacer de nuevo Y volver a creer. Sobrevivir Recrearme y crearme Desandar los caminos Acortar la distancia Y volver a transitar la vida Sobrevivir Para no caer más allá de mí. Para encontrarme. Belkys Sorbellini-Santa Fe. Argentina 81


AMALIA MERCEDES ABARIA VIAJE EN AUTO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Interminable cielo flotando como un ángel, y árboles como un arco de fuego verde dibujado a lo lejos, un arco de figuras ondulándose en el silencio bebiendo del aire toda la vasta presencia de la luz. Amados campos, espacios que el alma mira, alma que aún padece la tumba de esta ausencia, campos de palabras cerradas de dolor y a pesar de todo, vivos, plenos. 82


Abierto y total, paisaje ¿Aquí no se acaba la estrechez de la muerte? Árboles, sauces de túnicas caídas al suelo, bellos follajes desbordados.

El viaje es largo y pronto llegará la zona tibia de la noche, el último refugio del sueño de los pájaros en las las ramas y el pedestal escondido donde Dios tiende su abrazo.

Amalia Mercedes Abaria – Buenos Aires- Argentina (del libro “Caminos”, Botella al Mar, 2009)

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IVANA SZAC DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Noche tras noche acariciábamos la espalda del cielo en cada amanecer apagábamos todas las soledades

yo dormía con tu nombre tatuado en mi pelvis y vos enredado entre mis piernas Hoy la distancia es sólo una pausa. Ivana Szac- Buenos Aires- Argentina 84


MIRIAM ÁLVAREZ CRISTAL

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Una lágrima puede desaparecer suspendida en el tiempo. Volver a verla -sin imaginarno es magia. Nada es real. La distancia es un cristal que acecha. Miriam Álvarez – Clorinda – Formosa - Argentina

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ARACELI GARCÍA MARTÍN EN LA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Si tú ya sabes, mi amor pequeño pero grande. En tu ausencia, la presencia, que a veces vuela pequeña y ausente y no nos deja, quebrar un beso. Sin la brisa de un presente sin dejar el talle de la risa sin el olor de nardos, ni rosas sin darnos cuenta del tiempo. En el vuelo de las alondras en el aleteo de las mariposas con esencia de repente nos dejamos abrazar por el presente. Mi corazón salió de mí 86


¡Oh, amor! Tú ya sabes me duele tanto mi ausente que no sé si esto es vivir. Hondas que hacen las aguas cuando en la distancia te sienten llegar. entonces...canto, brinco, rio y corro. descalzos los dos ¡por la arenita del mar! Entre conchas de coral dejé mi secreto un día y una gaviota curiosa lo lleva en el pico prendida . Era un alma con besos por dar entre su pico ramitas de arrayán vuela, cruza, salta, pica, y besa naranjitas, manzanitas y azahar. Mi corazón vuela a la distancia un extraño viaje, de añoranzas sobre el mar, sobre él velará mientras la luz del alba, empieza a clarear.

Araceli Garcia Martín. Granada- España

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FRANK PEREIRA HENNESSEY EL ORIGEN DE LA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Desde el vientre de la noche buscaré el volumen de un camino saturado de distancias. Lejos de la brisa donde las huestes de un naufragio derraman silencios por un pasado que disuelve la penumbra del viento. Frank Pererira Hennessey- Barranquilla – Colombia 88


LUCIANA GARCÉS HECHIZO

Imagen: Claudia Lucia Mckinney

Me siento al borde de tu cuaderno con las piernas perpendiculares a tus renglones que comienzan a perder su limpia rectitud. Aquí y allá yo me desdoblo y aparecen múltiples figurillas que me reproducen desde la pícara sonrisa desnuda de afeites, al balanceo de mis caderas equilibrando mis rodillas y mis pies que se deslizan o bailan sobre unas sandalias de tacón afilado como tus deseos. Tus letras no forman ya palabras, sino que salpican de ejes triangulares los hoscos espacios que no han besado persiguiendo, babeante, a la curvilínea réplica

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que crees que soy yo y sólo es tu enloquecido sueño. Sin embargo, mi yo real te mira a través de un espejo reflejado en otro espejo sobre el que espejean mis ojos, tus miradas, mis ansias, tus dedos multiplicándose tras mi pelo, cabello, bello vello. Y finalmente, dejas de escribir, de perseguir jadeante la ilusión y te levantas y me sonríes y dejo de leer y te contemplo y se forma una burbuja en el espejo, una bola de cristal de la que se alejan mis brujas y tus magos y solos estamos tú y yo como siempre.

Luci Garcés- La Coruña- España

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ZAIDA GILES DE QUIRĂ“S INTERVALOS

Imagen: Claudia Mckinney

Amantes de trayectos somos. Llenando espacios de cuentos y brisas no ha lugar sonido disonante entre silencios y versos cuyas miradas de ausencia aproximan latidos, los de tu boca y la dicha. Son orillas de sangre cuajada de murmullos, de lluvias, de invierno y otoĂąos 91


de estĂ­os yacentes, primaveras vespertinas...

El reloj ralentiza su pulsar y es entonces cuando apareces, distancia: la MUERTE SE AVECINA, nos deja confiscados en los labios aromas de nombres breves, intensos, perpetuos nardos que permanecen trenzados... No tiene potestad el olvido en el intervalo.

Zaida Giles de QuirĂłs, Sevilla, EspaĂąa.

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MAR BLANCO LARROSA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

He perdido piel y pelo. Soy un esqueleto que camina con la punzada en el estómago, y el vientre diseccionado por entero - cercenado en amapolasYa no existe el beso cauterizador que pueda -como un crucigramaresolver mi cuerpo. Fue el exceso de distancia un aditivo certero.

Mar Blanco Larrosa- Zaragoza- España 93


MARÍA FERNANDA REGUEIRO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

La distancia es la incongruencia que atrasa el viento no hay mención de honor en las vitrinas anduvimos dos veces por el mismo puente en cada intento de cruzar sangramos la soga entre las manos.

María Fernanda Regueiro- Córdoba- Argentina

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PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Tengo la distancia clavada en mis cuatro puntos cardinales. La mirada parpadeante. Una brisa de lluvia me atosiga el alma. Tengo la distancia saturada. La nostalgia encorva mis espaldas, un suspiro elocuente divaga en mis pulmones buscando tu contacto. Tengo tu nombre en mis labios deletreando el sonido de mi infancia, perfumando aroma Silvestre en mi ventana. Estás sembrada entre las olas ―mojando tus contornos―. Mientras voy sacudiendo la arena que agranda la distancia.

Pedro Pablo Pérez Santiesteban- Cuba/ Miami- U.S.A. 95


ISABEL REZMO HILO

Imagen Claudia Lucía Mckinney

Sujetaba un hilo. Inexplicable tu cuerpo. Amanecía. Temblaba. Era como suspirar en el temblor de la incertidumbre. Como el mar, la sal. Como el agua, tus párpados. Y en medio yo. Como la vida. El ruido es transparente como el rayo. Sin sudor. Sólo un abrazo. Y en medio. La inercia. Nadie. Y en el extremo. Unos labios. (De Paisajes de Una Dama, 2013). Isabel Rezmo- Úbeda- Jaén- España 96


PATRICIA CORPAS GUTIÉRREZ

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Un sorbo calma la sed Una chispa prende el fuego Una sonrisa alegra el alma Un beso eriza la piel Un paso acorta distancias Patricia Corpas Gutiérrez- Barcelona- España

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MAITE GARCÍA CÓRDOBA ASOMADA DULCEMENTE EN ESE RELOJ QUE AMA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Alcanzan mis ojos fortunas para ti. Asomada dulcemente, en ese reloj que ama. De ésa manera buena. - no sé de otra con virtud, piel y calma. Marcando el camino, con esas piedritas claras. Que son mis besos, que te esperan y aguardan. 98


Soplo de violetas. Susurros que mecen.

Sueños, noches y días. Y ese Tú en mi Vida.

“Y enciendo la luna prendiendo La Eternidad en tu alma”

Maite García Córdoba. Copyright” © 2016 Valencia (España)

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ROXANA ROSADO DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Ella Fitzgerald y Schubert se mezclan dos copas chocan entre sí gotitas de sangre tinta caen sobre la mesa. La luna… ¡esa Luna tan luminosa que nos mira desde arriba! tal vez lo haga con envidia porque no puede acompañarnos. Pero ¿quién necesita más compañía? nosotros estamos bien así, en este piso casi a oscuras dentro de nuestro mundo, tu mundo y el mío aislados de ese mundo que no sabe si existimos. A veces alguien parece cruzar las distancias y se mezcla con nosotros cree hacerlo, tal vez lo sueñe permanece quieto, como el tiempo 100


que en este lugar ha parecido detenerse. Estás a un beso de distancia al humo de una vela apagada a una nota de jazz a un paso de tango. Una copa de vino, un suspiro, un ayer que no se extingue. ¡No te alejes! Qué sería de mí sin ti, solo somos tú y yo aquí. Respiro, solo fuiste a contemplar el horizonte. Olvidé por un momento que estamos deliciosamente atrapados en este piso en penumbras acompañados de Ella y Schubert donde la distancia entre la vida y la muerte no existe.

Roxana Rosado- D. G- México

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MAR DE FONDO INCERTIDUMBRE Y PRECISIÓN

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

No quiero que parezca que me importas demasiado, así que escucharé tus latidos en silencio, impulsándome como lo hace tu sangre, oxigenando mi cuerpo al compás de tu ritmo cardíaco, a la distancia justa para bombear mis ganas de amarte.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.

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PURA FERNÁNDEZ SEGURA AFIRMO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Aborrezco las bocas miserables que escupen palabras que lastiman.

Poner tierra o distancia de las lenguas murmuradoras, que puedan causar su veneno, en alguien, un desgarro. Repudio la vida mezquina y huera, que es de obligado cumplimiento cambiar, y de nosotros depende. Del poemario Zona Próxima. Ed Dauro. Pura Fernández segura. Guadix.Granada.España 103


JULIÁN GÓMEZ DE MAYA DE ATAJOS Y RODEOS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Parecen más los trabajos y los días con ser menos, no tan nuestros como ajenos, pero henchidos de agasajos y obsesión por los atajos… ¿Por qué no andar con rodeos mejor, fugitivos reos tú y yo, si en última instancia, todo es un tomar distancia, todo un aventar deseos? Julián Gómez de Maya. Cehegín, España.

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MARIANELA PUEBLA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hay una distancia insondable, no permite el leve roce, ni la efímera mirada. Esta lejanía se equilibra enhiesta a la raya del horizonte incólume al designio del azar, se separa cada vez más sin que nada la alcance.

La llamo, envío mensajes alucinantes encajados al vaho de un aliento, en vano trata de cruzar el espacio sin llegar nunca 105


a tu oído, se pierde en el océano de la inconciencia.

Ay, distancia, entre tu amor y el mío existe un vacío en donde caen mis lamentos sin llegar a ti, estrellándose en una muralla de sombras, apagan el furor de mi llamado.

No hay consuelo, distancia como silencio cósmico llena mi camino con parsimonia desesperante, ni siquiera un leve brillo luciferino calma mi deambular sin encontrarte.

Vadeo la noche impávida casi a la deriva voy sorteando el espacio entre luciérnagas ensimismadas, han perdido el rumbo y tinieblas adheridas a mis ojos cual velo de tormenta. Me pierdo en la distancia sin hallar tu hálito, abandonada en un mar de melancolía que empuja la barca más allá de la desolación, huérfana de tu presencia, cierro mis labios.

Marianela Puebla- Valparaíso-Chile

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ALEQS GARRIGÓZ DISTANCIA Y CERCANÍA DE LA QUE ESPERA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

En este distante pueblo, por la bondad olvidado; todo cubierto de nieve y crepúsculo –¿será alba? – mi amiga ha hecho una nueva incisión en aquel antiguo y sombrío madero. Conozco su tozuda mirada mientras escribe poemas que no concluye. La blancura de su rostro es lo mismo que la leche y sus mejillas encierran el rubor de un maternal beso. Sus grises ojos son hermanos del pelaje de los lobos que corren en los desamparados parajes. Mi amiga está sola. 107


Su patria es un bloque de hielo enrojecido y su tiempo el día de un invierno interminable. Sin embargo no fue siempre la soledad su única y devota compañera. Hubo un joven, con los cabellos rojos vibrantes, de hermosa cara al congelante y perpetuo amanecer –¿será ocaso? Pero hubo un llamado y él sintió la obligación que le hablada desde los arroyos de sangre de su estirpe; y entre los dos hubo un acuerdo y se hizo una promesa. Y hela aquí a ella, confinada, en la espera. He visto a mi amiga fuera de su cabaña mientras aglomera trozos de papel y los incendia. La he visto llorar sobre el musgo mientras desgarra sus ropas y en vano clama al horizonte. He escuchado sus gritos en la lejanía, que duran lo que dura la noche con sus días. ¡Si pudiera yo besarla y recoger sus lágrimas cayendo como joyas! Me cautiva, igual que un exótico perfume, su religiosidad de ferviente esposa. Sé de su efímera alegría cuando arriba el semestral tranvía; conozco su esperanza rota, sus ilusiones escurriendo como escurren los sangrientos fluidos por la acequia en el horrendo matadero. ¡Si sólo pudiera para hacerla callar abrazarla, hasta que desvaneciera inconsciente entre mis brazos! Antes vestirá el luto que su afán concluya. O acabarán los siglos sin que el contorno anhelado se trace en la campiña. Mi amiga está sola. Su patria es un bloque de hielo enrojecido y su tiempo el día de un invierno interminable.

Aleqs Garrigóz- Guanajuato- México 108


ICELA ELIZALDE NADA NOS SEPARA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Somos un ejemplo de grandeza una comunión de almas que laten. Somos el timón y fuerte vela cada situación tiene belleza. En el palpitar de la fragancia donde se resguarda lo vivido, hay un gran concierto de recuerdos donde aún asoma tierna infancia. 109


Y en el pregonar de cada dĂ­a van volando miles de ilusiones. Un recuento de nuestro destino que florece como melodĂ­a. Ninguna distancia nos separa vamos por el mundo de la mano. Como las gaviotas en la brisa, bajo un cielo que no desampara.

Icela Elizalde (MĂŠxico) Derechos Reservados de Autor. Abril 06 2016

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LUIS LÓPEZ-QUIÑONES RUIZ TEOREMA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Sobre la distancia: Vacio que nos separa, abismo casi insalvable, sobrecogedor silencio, la más absoluta nada. Soledad que no acompaña, sentimientos con mordaza, anchura que nos aleja, muralla que nos aparta. Antagónicos horizontes, polos opuestos que se rechazan, agujero negro de sentido único, espacio infinito entre almas. Luis López-Quiñones Ruiz- Munich, Alemania 7 de abril del 2016 111


BRENDA B. LENNOX SOUL MATES

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Te observo en la distancia y te follo como follan los que aman: con el Alma. Brenda B. Lennox (España) 112


MIRIAM COLOMBOTTO DE SEIA ANATOMÍA DE LA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Habitualmente, al paso del tiempo se vuelve profunda, irrevocable. Parece lejana. Sus cambios se acumulan imperceptiblemente. Poco a poco llega a un punto neutro Y estalla. Rompe el círculo de contención. Se vuelve diferente. Palidece. Es allí cuando cambiamos miradas. Ya no se sabe de dónde sale el sol. 113


O dónde se pone. Sólo sé que atravesaste la noche de los tiempos y –a veces- vuelves. No le puedo pedir más a tu Distancia.

Miriam Colombotto de Seia- Santa Fe- Argentina

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NANCY HARO PONTÓN DISTANCIAS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hay un origen y un destino común que une a los seres humanos, pero también, densos nubarrones los confunden y separan.

En el instante que llamamos siglos cuántas vueltas ha dado el hemisferio cuánto han evolucionado las especies y cuánto se ha transformado el tiempo. Sin embargo, el ser humano es casi el mismo en todas partes, siempre… y hasta parece que Dios nos sonriera… mas, una atroz pesadilla nos persigue asfixiante, hegemónica y artera, una humareda letal nos paraliza y Él está lejos, muy lejos, como si no existiera… 115


Rige prepotente y descarada la insolente y cínica injusticia, la supremacía codiciosa, el caos, todo lo contaminan y destruyen siembran horror, terror y llanto permanente rompen puentes, abren zanjas , destruyen senderos hostigan, invaden, saquean, incendian pueblos enteros . El odio sanguinario desembozado campea… Y se blindan más las alambradas los muros que impiden las entradas las rejas que bloquean las salidas mientras feroces garras oprobiosas perpetran holocaustos genocidas. Aumentan las distancias entre seres humanos somos acosados peregrinos a quienes las puertas de la paz y del futuro a un palmo de narices se nos cierran. Las murallas se yerguen infranqueables en un mundo de poderes y fronteras, de invasiones, exterminios y catástrofes orfandad, dolor y muerte colectiva. Somos perennes presas fáciles, hojas al viento desechables, desalojados emigrantes, “daños colaterales”, los sin nombre, los innombrables , los perseguidos de la feroz injusticia estatuida y la rampante codicia que impunemente impera. Somos ganancia o pérdida, solo eso en las cuentas bancarias de la usura de los mercaderes de la muerte causantes del latrocinio, invasión y violencia. Somos apenas números en el listado infame de los fabricantes de catástrofe y miseria. Somos los desahuciados que nacemos a vivir una muerte interminable a morir una vida interrumpida decretada por el dios Mammón omnipotente para quien la vida del planeta y de la gente se juegan en la torva ruleta de la famélica avaricia pendenciera. 116


Así los modernos civilizadores “superhombres” ególatras fanáticos de sus depravados designios se erigen en gendarmes y jueces de “los otros” los saquean, doblegan, enajenan e imperan. Un cataclismo letal amenaza la tierra su horrenda furia voraz se expande incontrolable terrible, falaz, arrasadora; el SER HUMANO vejado, perseguido, atropellado, yace inconsciente, inerme, indefenso entre tanta ruina, soledad, desamparo .. El HOMBRE humano ha muerto la justicia ha sido aniquilada los sueños pisoteados la esperanza arrasada... Hay tanta maldad al acecho tanto odio y rencor diseminado tanta angustia y sangre derramada tanta distancia descomunal, infranqueable entre “fuertes” y “débiles” entre predadores insaciables imperantes autores del holocausto planetario y los “humildes” justos de la tierra. Y ya no quedan bosques, aire, agua… nada… para saciar esta sed infinita de justicia y paz amor y fraternidad que nos consume… Nancy Haro Pontón- Ecuador

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J. JAVIER TERÁN DÍEZ LA DISTANCIA QUE NO QUISE

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Lápices de colores me rodean hoy por doquier para pintarte, Ahora que ya no te tengo a mi lado, ¡amor! que fuiste único. Dicen que la distancia es el olvido de todo tu amor, que fue Interminable en el recuerdo y en el hoy no poder ya más; Sintiéndote como te estoy sintiendo de mañana, Tarde y noche; cada hora, cada minuto y hasta cada segundo. Amaneciendo, te espero junto a mi almohada; pero por las Noches te ansío y te añoro como nunca pensé lo iba a hacer; Consciente de que ya no estás, te idolatro aún más si cabe; Inconsciente proceder fue el mío, que maduró luego Atrapado entre las redes de tu amor en la distancia que no quise.

© J. Javier Terán Palencia (España).

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INMA FERRERO ES TAN LARGO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Es tan largo el día en este desvelo. En este esperar de llanto que sólo vive para verte. Las calles lloran como lloran mis besos, y el gemido eterno del silencio me llama en sombras 119


por las esquinas. Sólo tengo tu nombre para defender mi suerte. Para escapar de esta angustia que desborda mis ojos. El día no ha muerto en estos ventanales, en esta ciudad lejana vestida de indiferencia. Odio al día y a la noche que acompaña sus pasos. Al ruido de esta distancia, que cobarde intenta cegarme. Odio la sonrisa obligada en el confín de mis labios. Al latido de la lluvia que me trae a tu recuerdo.

Inma Ferrero- Madrid- España-El amanecer en este SombríoISBN-13: 978-1511727648 ISBN-10: 1511727640 120


GLADIS MERELES PEREIRA CRUEL DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Cuanto más inmensa sea la distancia entre nosotros, más cerca yo te siento, porque estás en todo mi ser, estás en mi alma! Mi amor por ti traspasa barreras, tiempo y todos los obstáculos, yo decidí amarte así , sin barreras, desde la distancia. Te amo, te amo con el alma, a pesar de esta cruel distancia y tú interminable ausencia, pero... déjame soñarte, déjame soñarte así, con un intenso y sublime sentir, sentir que se anidó en mi pecho desde el día en que te conocí. Mi dulce amor lejano, no sé si lo sabes pero, cuando la angustia y la desolación me aprietan el pecho, suspiro hondo y miro fijamente a la luna, como buscando consuelo, ella mi eterna confidente silenciosa observa mi sufrir.

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Pero en la calada y silenciosa noche de angustias, siento tu alma tan cerca a la mía, como abrazándome fuerte para rescatarme de este abismo oscuro y silencioso, de soledad sin fin, así es mi vida sin ti, para huir un poco de este dolor , cierro los ojos y siento tu aliento, siento tu aroma, que me embriaga y me calma. Me caigo rendida, después de una terrible lucha casi noches enteras con la angustia y la soledad y nuevamente te pienso y te sueño, tanto te quiero, a pesar de esta cruel distancia que me impide abrazarte, que me impide besarte, amarte y sentir tu calor, tu olor, tu sabor. Pero aún así te abrazo en la distancia y te susurro palabras de amor en el aire, tan grande es el amor que te tengo, que seco mis lágrimas, sonrío y nuevamente te espero , sé que un día, esta distancia se agotará y vendrás, para vivir nuestro inmenso amor. Pasan los días, pasan los meses, pasan los años, pero mi amor por tì, sigue intacto a pesar de esta cruel distancia.

Derechos Reservados. Gladis Mereles Pereira. Ciudad Franco- Paraguay La Eterna Soñadora.

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DANA LAILA UN SUEÑO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

A distancias de ti, me siento perdida. Cada vez que intento alcanzarte te alejas y te alejas más, llevándome a nuevos lugares. Más allá del cielo se encuentran los sueños, mi sueño. Cuando logré alcanzarte en ese lugar nos vimos frente a frente y dejaste que te atrapara. Contigo mi querido sueño todo es posible.

Dana Laila. 10 años Cd. de México. 5 de abril de 2016 123


AYMARA ARUWIRI INTERVALO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hay un intervalo entre ustedes y yo … la distancia. La distancia del tiempo, la distancia de caminos, banderas y sabores; que nos hacen estar: ustedes allá y yo aquí. Y entre mares y montañas, entre calores y fríos los días pasan en nuestra avenida. La vida se colma de sueños, realidades y fantasías. 124


Entonces escribimos, nos describimos; nos transformamos. Y nuestras voces llegan a escucharse por todos los laberintos de la distancia. Se oyen caleidoscopios de palabras, palabras tiernas, gloriosas, también palabras dolidas. Multifacéticas palabras. Nos leemos página a página, palmo a palmo. Ahí oímos como el silencio está tan quieto escuchando nuestras voces. Y así, entre el silencio y un mundo frenético de palabras todos nos enamoramos, a pesar de la distancia.

Aymara Aruwiri El corazón en la barbarie Cd. de México.

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MABEL CORONEL CUENCA FUEGO DE INVIERNO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Hace calor, gotas de sudor recorriendo el rostro, caminando… rumbo a la nada, el horizonte lejano, el Sol a medio día quemando dentro. A lo lejos un árbol de frondosas hojas verdes de esperanza, un refugio seguro del fuego ardiente de aquella mañana de verano en invierno, donde quemando el corazón frívolo labraba el Creador. 126


En medio del follaje una manzana roja, tentando el apetito del hombre, que aún hambriento contemplaba la belleza de aquel árbol cuyas hojas verdes lo refrescó del fuego en invierno.

©Mabel Coronel Cuenca- Hernandarias- Paraguay

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CUSTODIO TEJADA LOS PÉTALOS DE APOLO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Cuando una margarita habla todo el mundo calla. Cerca lejos cerca lejos cerca lejos cerca lejos cerca lejos cerca: Adiós a la distancia en cinco letras. Han hablado los pétalos de Delfos. Bendito sea el oráculo con que la primavera nos obsequia. Con un saludo cuando llega una despedida cuando se marcha, el ónfalo de la flor nos conduce por la espesura de los bosques y el resplandor de los caminos y sus piedras. Custodio Tejada Purullena-Guadix. Granada- España 128


TERESA TORRES RESPIRAR EN LA DISTANCIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Repetir un nombre mientras se rinden los tal vez y nada comienza. Entender por qué los días se marchan dejando los pies intactos y nada cambia. Girar en la rueda del ya verás para poder respirar en la distancia y nada duela. Soñar como si fuese la última noche del hastío en mi sombra y así… nada muera. Teresa Torres – Málaga. España. 129


GEMA BOCARDO PRESENTE

Imagen: Claudia LucĂ­a Mckinney

No te echo de menos a pesar de la distancia porque estĂĄs presente en cada paso que doy, en cada flor que adorna los balcones, en cada gota de lluvia. Abro los ojos para verte en la cara de todos los seres, en cada charco de las calles, en cada brizna de hierba. Tu AMOR ilumina mi rostro y me colma de esperanza, en cada llamada, en cada carta. 130


Cada amanecer pronuncio tu nombre que roza mi boca como si fuera un beso, y en cada ocaso te arropo resguardando, de la oscuridad, tus sueños. Tú, que estás presente en cada instante, llenando con tu AMOR cada momento, no te atrevas siquiera a pensar que te echo de menos.

Gema Bocardo-Madrid. España

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RELATO

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RODOLFO TORRES EL TIEMPO IMPARABLE Y UN ÁRBOL

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Miro a través de la ventana de cristales dobles, a mi izquierda, cómo allá abajo imponiéndose al frío una máquina de brazo poderoso cava la trinchera en medio de la calle donde acostará tubos gruesos como un hombre de pie. Arranca pedazos del asfalto y penetra en la tierra con voracidad bestial para hacer en pocos minutos una larga cicatriz y, resoplando, se dirige con el trasero al aire hacia un árbol de fronda hermosa, en verano, el cual muestra ahora ramas peladas como brazos al cielo que clamaran por una poquita de piedad. Creo sin embargo que la máquina no se detendrá pues hay ya una línea trazada con estacas y cordeles y la pobre planta, ajena a la civilización, es un gran obstáculo para el avance del progreso. Mirando la corpulencia del árbol, pienso en la distancia temporal que necesitaron sus raíces para extraer del suelo los nutrientes que le 133


permitieron crecer y engordar hasta el fatal día de hoy. Le calculo alrededor de ochenta años de edad y eso es bastante si la comparo con la mía. Estoy seguro de que pudiera vivir muchísimo más si le dejan vivir. Por esa razón y por muchas otras que en apariencias no vienen al caso, de todas las dimensiones conocidas (Altura, Anchura...), el Tiempo es la única que me fascina. El Tiempo imparable y también imperdonable. Las fotos viejas, lo mismo que los filmes, muestran el arrasador paso del Tiempo y no sólo ese que transita sobre las caras y los cuerpos de las personas, sino sobre todo lo que se mueve y ni siquiera se mueve. Va cambiando de posición a la gente, los animales y los objetos, para elevar a unos a alturas inconcebibles a la vez que clava a otros a la mayor profundidad. También disfruta el muy canalla en hacerles avanzar, lo mismo que retroceder. O se da el gustazo de ponerlos a la izquierda, como a la derecha o dejarlos en el mismo centro. El Tiempo hace lo que le da la gana con cualquier cosa. Ya de niño me agradaba adelantar, atrasar y hasta detener los relojes para ver si al Tiempo le pasaba igual alrededor. Por desgracia, al único que le ocurría algo era a mí si el viejo o la vieja me descubrían en el experimento. En mi cabeza están para siempre las huellas de aquellos primeros ensayos científicos, cuando a las máquinas moledoras de Tiempo les sobraban piezas innecesarias y no les daba la gana de seguir el aburrido camino de cada minuto. No he cejado sin embargo y, desde entonces, cada vez que tengo la oportunidad apoyado en alguna técnica, por supuesto, intento indagar en el Tiempo. Ahora mismo, por ejemplo, sin dejar de mirar el ya condenado árbol allá abajo, busco en el teléfono celular la sección “Calendario” y hago retroceder el cursor hacia el Pasado. Vuelo por encima de los dos meses y días que ya componen el año 2016: marzo, febrero, enero...; y vuelvo al 2015, paso por encima del 2014, del 2013, del 2012 y de esta manera me acerco al viernes Primero de enero de 1971. Vaya, que el cursor del teléfono no da ni medio segundo más de marcha atrás. Lo programaron hasta ese día. Detenido ahora en este viernes de cuarentaicinco años a mis espaldas y en el que todavía faltaban millones de sucesos felices y desgraciados por ocurrirme a mí y a muchísimas personas de todas partes, me da por pensar en mi vida que es la que conozco mejor que a ninguna 134


otra: estaba en la universidad, no había ido a la guerra, en Angola, tampoco me había casado, no me había nacido un hijo y faltaba mucho para que me divorciara, me casara de nuevo, me naciera otro hijo, volara hacia horizontes menos cálidos... Viendo desde esta perspectiva las distancias temporales y en cada una de ellas los sucesos resaltantes, siento cómo algunos de estos me abochornan tanto que me entran muchas ganas de arrancarlos a punta de cuchillo de mi estela no tan luminosa, otros sin embargo desearía vivirlos varias veces por la inefable dicha que encierran. Soy el autor de unas pocas ideas que me parecen lindas y al mismo tiempo de montones de estupideces condenables. Vaya, que cumplo con creces y a la perfección con la máxima latina errare humanun est. En fin, no contento con el resultado en mi teléfono celular, regreso a la actualidad de este día de marzo del 2016, cuando a un árbol bueno le quedan pocos minutos de vida. Mas, no me detengo aquí sino que obligo al cursor a avanzar hacia el Futuro. Los meses marzo, abril, mayo, junio, julio y demás andan a velocidad de vértigo bajo la presión de mi dedo pulgar. Accedo de esta manera al 2017, sigo hacia el 2018, paso por encima del 2020, el 2040 y arribo al domingo Primero de diciembre de 2069... Digo esta fecha exacta porque al teléfono se le termina ahí mismo el calendario. Como a los mayas, sólo que no se incendia en mis manos, ni explota, ni nada. ¡Increíble! Miro ese día de ese año tan lejano y lleno además de las millones de ocurrencias capaces de provocar risas y lágrimas a todas las personas de todas partes, que no logro asimilar la tremenda distancia temporal que tenemos por delante y que también dejaremos atrás minuto a minuto como hemos hecho hasta ahora con todo lo vivido. Ya el año 2000 me parecía muy muy remoto en 1971, era tan inalcanzable que lo creía de ciencia ficción, con naves interestelares y labores ejecutadas por robots de movimientos rápidos y precisos, y ni soñaba siquiera tener entonces en mis manos un teléfono celular (¡tampoco existían!) que me permitiera ver la marcha de los minutos, las horas, los días, los meses, los años como hago ahora con este... En aquella época, si quería hacer un “experimento” más abarcador (sin necesidad de romper relojes como cuando niño), debía escribir los números y sacar la cuenta en caso de que 135


deseara conocer qué día de la semana iba a ser, por ejemplo, el 15 de mayo de 2050, digo mi cumpleaños... Ahora me basta manipular un botón y sé que caerá en domingo. ¡Qué feliz me siento, podré festejar por todo lo alto sin tener que pensar en el trabajo! Para entonces, yo, que vine a la vida en 1950, me veré obligado a cumplir los 100 años de edad (eso va a ser lo único malo, por el cansancio que implica cargar con tanto Tiempo) y no creo que vaya a estar rodeado de mucha gente con la cual pueda intercambiar recuerdos contemporáneos que me permitan vivir de nuevo, si tengo en cuenta que recordar es vivir. No satisfecho con lo que he visto en el teléfono celular, me agencio un iPad y hago lo mismo pero a lo grande, sin fronteras temporales que me inmovilicen. Busco la sección “Calendario” y retrocedo tanto que resbalo hacia el nacimiento de Cristo... ¡y me entero de que no hubo Año Cero! Concluye en 1 de Nuestra Era y recomienza en 1 Antes de Nuestra Era hasta perderse de vista en la época de los pitecantropuses o de Adán y Eva, que para el caso era lo mismo porque todos andaban desnudos pero siguiendo el consejo de la serpiente y comiendo manzanas a las dos manos. Lo que en verdad sí hubo fue un Momento Cero y ocurrió en esa impalpable línea divisoria del viernes 31 de diciembre del año –1 y el sábado Primero de enero del año +1, a las 12 de la noche como siempre. No satisfecho todavía, regreso a la frialdad de este marzo de 2016 -mientras allá abajo la excavadora avanza hacia el árbol, a quien veo encogerse del miedo o del frío-- y me voy hacia adelante montado en el iPad. Paso con mucha facilidad por encima de todos los meses del año actual, sobrevuelo el 2017, el 2020, el 2053, el 2390, el 3513 y aterrizo en el jueves 8 de junio del año 5172, a las 11:58 am como ahora. Son cifras y nombres representativos de momentos específicos en el Tiempo y tan ciertos como el sol que nos alumbra, pero los últimos vuelven a parecerme de ciencia ficción, de esos años que existen únicamente en los filmes y las novelas futuristas de mucha imaginación. Para entonces y de acuerdo a los deseos de la gente que siempre mira más allá de las nubes, habremos conquistado la Luna, la tendremos bien agujereada como hemos hecho hasta ahora a nuestro querido Planeta Azul y sin dudas habremos saltado más allá del Sistema Solar en busca de tierras donde seguiremos cavando y arrancando árboles que nos impidan avanzar en 136


progresiva línea recta, lo que no necesariamente signifique progreso alguno. Me pregunto ahora qué y cómo pensarían los habitantes de la desaparecida ciudad de Pompeya, bajo las cenizas del Vesubio, aquel atardecer del 24 de agosto del año 79 d.n.e., por poner un ejemplo, en el remoto año 2000 el cual es ya para nosotros un pasado que a cada minuto se nos aleja más y más envuelto por la rosada aureola del Tiempo. ¿Qué soy, qué somos? Pues simples distancias temporales entre dos puntos, digo entre dos fechas en el Tiempo imparable, ese que hace cualquier cosa de lo que agarra. Somos cada uno de nosotros lo que hemos sido capaces de crear en las distancias que nos fueron otorgadas. Me acerco a la ventana y vuelvo a mirar hacia allá abajo: ¿Por qué no rodeamos el árbol para plantar la tubería y que siga ahí, a ver si las personas del sábado Primero de enero del año 3000 lo cuidan igual, agradeciendo de paso a quienes pensaron en ellos… Por desgracia, la máquina allá abajo cava y cava en este Presente…

Rodolfo Torres, cubano que vive y trabaja en Berlín, Alemania

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MARGARITA POLO VIAMONTES

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Cuando se ama, no existen las distancias entre los seres humanos, se comunican sus cerebros, sin necesidad de un equipo ¿para qué negarlo? algunas personas advierten lo que ocurre a otras, aunque disten sus cuerpos, incluso si uno es etéreo. No, no se trata de adivinar, ni presagiar, es algo más profundo. Creo que es el amor mutuo quien permite el intercambio a través del espacio. ¿Cómo nombrar esas sensaciones de alarma? No sé. La primera vez que me ocurrió, tuve miedo, porque supe de inmediato que sufría alguien a quien amo mucho. Una tristeza infinita me sobrecogió. Analicé en silencio, mis hijos y mi esposo estaban sanos, al alcance de mi vista. Sin embargo, algo sucedía que me electrizaba y alertaba mis sentidos. ¿Qué era? De pronto, me di cuenta: “¡Mi madre, allá en mi Camagüey natal!” Apremiada por la alarma que capté, corrí presurosa a la calle para buscar un teléfono público… mientras intentaba comunicarme desde La Habana, razoné: “¡Cuánto teme mi madre a esos más de 500 kilómetros de distancia que nos separan!” Muchas veces, me ha dicho que no lograremos despedirnos en su viaje a la eternidad. Al fin, logro hablar con 138


mi hermana, me describe los sucesos por teléfono, y quiere que me calme, todavía hay vida en nuestra madre… Mis hermanos, mis hijos, mi esposo… todos me hacen la misma pregunta: “¿Cómo lo supiste? ¿Quién te llamó?” ¡No! no quiero decirles la verdad. Lo supe con las sensaciones de mi piel, mi cuerpo entero sintió cada síntoma de su organismo. No lograría explicar, incluso a mí misma, que escucho su llamada en el éter, a pesar de la distancia. Voy hacia Camagüey, sin deseos de hablar, ni llorar, ni pensar durante todo el camino. Sólo recuerdo una promesa antigua, un juramento hecho en mi niñez, que debo cumplir: “estar con ella en el minuto final”. Cuando en mi niñez supe por boca materna, el misterio de la muerte, que: “es el final de la vida terrenal, como quedarse dormido pero sin despertar; el instante en que el alma se desprende del cuerpo y viaja al infinito para acompañar a sus seres queridos en el Más Allá” y tras describir mi madre su concepto, al interrogarla, me enteré de algo más terrible: “¿Tú puedes morirte, mami?” Mi madre, asiente despacito, trata de no hacerme daño con sus palabras: “¡Sí, mija!, como murieron mi papá, mi mamá y los padres de ellos, cuando les llegó la hora”. Entonces le anuncio: “Si te mueres, me voy contigo” –Ella bajito me reposta: “Así decía yo a mi madre, pero cuando murió habían nacido mis primeros hijos, y el amor de madre es más grande que el de hija”. Sin embargo, le insisto: “¡Me voy contigo!”, entonces Mami me pasa la mano por la cabeza y replica; casi en un susurro: “No mi mulatica, porque me pondrán en una caja donde tú no cabrás”. Y con llanto en los ojos defiendo testaruda: “Pediré una pequeñita para mí y me tendrás a tu lado”. Sus brazos me atraen hacia su pecho, me abraza fuerte, muy fuerte, mientras sus lágrimas y las mías ruedan por nuestras mejillas. Sin una palabra más, sellamos un pacto de estar unidas en ese minuto final. ¿Lo cumpliré? Mami siempre me advierte que las enfermedades hacen pensar en lo "blandita" que es la vida: “Tu abuela me decía: acostúmbrate mijita, que la vida es como un cristal, se rompe casi sin avisar”. La última vez que visite Camagüey Mami me dijo: “El trajín de mi vida ha sido mucho, estoy cansada. Dios me ofreció prórrogas, para verte crecer, estudiar, amar, tener tus hijos y hasta yo poder cuidar de ellos. Tú cerrarás mis ojos y los de tu padre. Siempre pedí a la Virgencita de la Caridad no morir de 139


“sopetón”, porque se asustan mis hijos. Ahora ustedes se acostumbran a la idea de perderme, a la vez que toman el verdadero valor de la existencia. ¡Dios ha sido muy bueno conmigo! Y quiero que estés preparada, porque vas a desear mi muerte”... ¡Imposible! Mami, si mueres, yo muero contigo –interrumpo endulzando mis palabras con miles de besos. Pero mi madre me vaticina: - ¿Recuerdas el árbol que planté frente a tu balcón en La Habana? Cuando tenga su primer fruto ya no estaré en el mundo de los vivos, otras manos llevarán su jugo a calmar tu sed, entonces, aunque yo esté en el infinito, tú sentirás mi compañía. Debes entrenar tu mente para escucharme en la distancia. Temo morir sin volverte a ver. Ahora corro a su encuentro, y el pensamiento camina hacia atrás sin proponérmelo, pero debo volver al presente. Camagüey nos recibe ruidosa, la vida sigue su curso. Al llegar al Hospital Provincial subo corriendo las escaleras, para enfrentar el cuadro de mi madre otra vez enferma. Su cara está pálida, las venas reciben suero y sangre, unos pequeños tubos plásticos llevan el oxígeno a la nariz y la alimentación a su boca. Su cuerpo está frío, mis labios en su frente notan denso el sudor. Sin despegarme de ella, le murmuro al oído: “¡Mami!, ¡mami! Llegó tu mulatica. ¡Estoy aquí para cuidarte!” –abre los ojos muy despacio, ¿¡Sonríe!? Un hilo de voz me saluda amorosamente: “¡Adiós mi mulatica! ¡Adiós!. Esperaba por ti para marcharme. Un beso…” –Oprimo fuerte mis labios sobre sus mejillas mojadas por el llanto Siete días dura su agonía. Siete días de oxígeno, de comidas por tubos, de excrementos en cuña, de orines en bolsas de nylon. Siete días perdiendo su color natural, hasta llegar en sus piernas a un tono azul oscuro. Siete días sin palabras, ni gestos, ni comunicación con el exterior de su cuerpo, con sus ojos cerrados y apenas perceptible el pulso. Un vegetal es la definición clínica. A nada responde. Mi familia me recomienda unas horas de descanso, voy a casa de mis padres, me acuesto en su cama, y con mi manía de escribir anoto mis sentimientos: "Poco voy a decir: ha muerto. La historia no recogerá su vida, ni su nombre. No habrá monumentos a su memoria por su vida heroica diaria frente a la cocina, ante la batea de ropa, apoyando con su duro trabajo hogareño a la economía familiar. Una vida simple de ama de casa. Una 140


mujer de otra época, nacida tres años después de comenzar el siglo, pero capaz de educar hijos, sobrinos, nietos… riendo siempre, aunque no faltaba el regaño para corregir desvíos. Se marchitó poco a poco, no podía resistir la pena de vivir inútil. Las palabras finales ante la pregunta de sus hijos: ¿Qué te duele, mamá?, fueron: ¡Dejarlos! El cuerpo se deshojó como las rosas que amaba, pétalo a pétalo, día a día. La voz de relámpago se apagó hasta ser un hilo frágil casi inaudible. Se fue su vida en un suspiro. En su simiente está el monumento eterno a la vida." ¡Dios mío! ¿Qué he escrito? Mami aún no ha muerto, ¿acaso estoy deseando su muerte como ella me predijo? Voy a verla. ¡Que Dios me perdone si he pecado de pensamiento! – me reprocho. Temblando, aterrada por la vergüenza de mi culpa, regreso al hospital. Pero al ver que van a picarle la vena, porque no admite más jeringuillas para extraerle sangre, me enfrento a todos y digo: ¿Qué hacen? ¡Déjenla tranquila! ¿Para qué más dolor? –me miran con asombro. Perplejo el médico amigo, me habla de ética, de muerte clínica, del latido del corazón.... Le pregunto interrumpiendo su avalancha: ¿Hay salvación posible? “Ninguna, tiene muerte clínica, no funciona su cerebro, está en coma irreversible…” Mi amigo, siento que su alma todavía está en su cuerpo, y esas pruebas son tortura para ella… si es necesario firmo cualquier papel. ¡Dámelo! Ella quiere descansar. Es su voluntad, por eso me llamó mentalmente –No pude explicárselo, pero me dominaba un estado febril, como si me dictaran lo que estaba haciendo. Mientras la desconectan… me dedico a tomar su mano, le acaricio la frente, la beso y muy bajito, al oído le musito: ¡Descansa mami, estoy cerca de ti! Al extraer el tubo de la boca, inhala su último aliento, el corazón poco a poco deja de latir, para no asustarnos, como siempre se lo pidió a Dios y a su Virgencita de la Caridad. Así lo registra el electrocardiograma que guardo con celo Epílogo Han pasado cinco años. Estoy sola en casa. Nuevamente el dolor lacera mi espalda. Miro el blanco techo y recuerdo las sábanas blancas del hospital, a mi madre, su último suspiro. Creo que mi malestar es moral, un castigo de Dios por desear y desencadenar la muerte de mami. Muchas noches de insomnio, otras despertando sobresaltada, grandes penas juntas y la 141


columna paralizándome cada vez con mayor saña. Me pregunto mil veces: ¿Hice bien? Lloro en silencio. ¡Qué soledad! ¡Soy huérfana! La vecina, que tiene la llave de casa para cuidarme, toca la puerta de mi habitación. Trae en sus manos un vaso que transpira frío, por su jugoso contenido helado. Ella me pregunta sonriendo: ¿Sabes qué te traje? Le contesto: ¡Refresco de chirimoya! –se asombra de mi rápida respuesta, de mi repentina alegría. Había observado el fruto desde mi ventana hacia unos días, y ahora un pensamiento cruza mi cerebro, vuelven las frases de mi madre a la memoria: “Cuando el árbol que planté frente a tu balcón tenga su primer fruto ya no estaré en el mundo de los vivos, otras manos llevarán su jugo a calmar tu sed, entonces sentirás mi compañía.” –tuvo razón Mami cuando se ama no median distancias. Más allá de la muerte, permanecen latentes los vínculos, ¿cómo puede nombrarse? Pienso que es sólo amor entre ella y yo. *Versión de la narración homenaje a María Elena Viamontes López de Oviedo, mi madre, nacida el 15 de abril de 1903, quien expiró el 27 de julio de 1984, la cual cierra mi libro “Amor con amor… ¿Se paga?” de Publicaciones Entre Líneas.

Margarita Polo Viamontes- Cuba/ Miami- U.S.A.

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ROSA ESTHER MORO GHOST

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Trato de doblarlo y guardarlo en el bolsillo. Es difícil atraparlo y más lograr meterlo en el bolsillo para poder llevarlo hasta la calle, a la vida y que se vaya a otra parte. No sé qué otra cosa se puede hacer, ya lo intenté todo, lo más preocupante es que está consiguiendo lo que busca. La verdad es que me cuesta separarme de él. Pero mientras tenga fuerzas voy a seguir luchando para no verme desaparecer. Percibo su presencia, atenúa los espacios, los agiganta, los achica, y comienzo a deslizarme en una penumbra acuosa. Floto y me deshago. Con manos de seda me arrumba en deleites y mi piel se entrega a ese cuerpo de otro lado. Soy labios en fuego que se adhieren a lo insustancial. Soy tierra socavada por la nada. Volcán que emerge oceánico y en estampida con manos unidas a su destino sin sombra, creo mundos en lo que no existe. 143


Los otros, los del lado al que pertenezco, se alejan al comprobar mi desgano, estos ojos huecos de miradas, los desconcierta. A veces me extiendo buscando lo perdido, pero no entienden cuando se me escapan gestos de ese más allá que me atrapa. No se puede explicar al mundo lo inexplicable. Esa distancia destruyo puentes, y abrió las puertas del olvido y me fui quedando solo con él. Cuando todo comenzó, me gusto el juego que él me proponía. Me sedujo con sus artificios; a través del teléfono inventaba palabras curvadas y exactas con universos poblados de inquietantes promesas. Su voz era extraña, antigua, pero me acostumbré a ella. Así, no fuimos conociendo., No quiero reconocer que lo amo, porque reconocer esto sería verme desaparecer en esa oquedad desconocida. El está por todos lados, afuera y dentro de mí, lo siento recorrerme con su enorme mirada y espera. Me espera. Aún hago rodeos para esconderme cuando sospecho perfumes que buscan atraparme en éxtasis de los que apenas puedo volver. Sé que no podré traerlo al mundo de las formas, por más que me evada. Pero cuando él desaparece y no lo siento espero que la noche acallé sus rumores, para llamarlo con lo que me queda de voz. Lo veo venir hacia mí, con su presencia no tiempo, que ya reconozco sin dificultad. Ayer por primera vez no hallé mi reflejo en los espejos de la sala. Lo amo, pero no quiero ser un fantasma atrapado entre los muros de este perdido caserón a orillas de un río. Aunque ya no sé quién soy ó quién fui. Desde el mirador observó que la bruma lo cubre todo. Las enredaderas siguen trepando por las paredes grises, cerrando puertas y ventanas. El bote atado al muelle, se suelta y es arrastrado por la corriente, y yo lo sigo con la mirada hasta que se pierde en la curva de un atardecer que ya no me pertenece.

Rosa Esther Moro -Buenos Aires- Argentina.

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JUAN CÁRDENAS EL PACTO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Nadie está preparado para los finales. Y aunque sepamos que algo se nos puede ir sin previo aviso, no estamos preparados para esa ausencia. Algunos persisten en mantener viva, la imagen de lo que ya no tienen. Suelen guardar todos los objetos, y una y otra vez, recorren las viejas fotos para no permitirse el olvido. Deciden cargar con el vacío. Pero con el tiempo, el vacío, también se hace insoportable, porque ningún objeto ni otra persona puede reemplazarlo. Durante todo este tiempo, me he preguntado, ¿qué es lo que no soportamos, la pérdida o la ausencia? Todo final puede reducirse a un sólo momento, pero la ausencia que desencadena lo que se nos acaba de ir, perdurará en nosotros para siempre. Y se me ocurre pensar, que no lloramos por lo que se nos va, sino, por este sentimiento de sabernos más solos. No sé los otros, pero en mi caso, he decidido no continuar con el consuelo de perseverar en la esperanza de volver a estar juntos algún día. He descolgado el teléfono, el timbre y he cubierto todas las ventanas. Estoy esperando la noche. Y en la noche más profunda, ella entrará a hurtadillas, y yo firmaré el pacto, en el que su ausencia no será vacío ni mi muerte una locura. Juan C. Cárdenas Mar del Plata – Argentina 145


LUISA ALEJO LAS AMIGAS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

I A pesar del tantotiempo y la distancia, María Isabel y yo mantenemos bien atados los lazos del cariño. Cuando los arañazos de la vida se interponían y la lejanía amenazaba con el nunca más, una pequeña nota venía a salvarnos del olvido. Juntas compartimos sueños, esperanzas y la comida diaria en un tiempo en que la miseria no podía robarnos la alegría. Cuando le descubrieron el mal, yo no encontraba valor para escribirle. Ella fue más decidida: “Aquí me tienes, enfrentando esta nueva situación en que la vida me ha colocado y ayudando a los demás a sobrellevar sus existencias. Todos en casa nos hemos puesto de acuerdo para enviarte nuestro amor y una gran margarita amarilla”. II De Rosalba hace mucho que no tengo noticias. No sé por qué. Ella es mujer de pelo en pecho. De lengua afilada y dura para la lucha política

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sabe poco de ternezas y ñoñerías, pero es uno de los seres humanos más valientes y generosos que conozco. Un día me pidió que la enseñara a llorar, porque esta mujer espartana, líder en una tropa de hermanos hombres, estaba entrenada para aliviar el dolor de los otros pero no sabía cómo hacer con su muy particular dolor. Conoció el sabor de la primera lágrima y entonces no podía contener el llanto. III Gardenia transita un otoño tranquilo entre libros, nietos precoces y amantes de antaño que de vez en cuando la visitan para compartir un café endulzado con la nostalgia.

Ella es hija de Oshún, “la santadiosa puta bailadora, tamborera y bordadora, la que da todo a sus hijos y a sus hombres”. Por eso, quizás, conoce también de tristezas y dolores pero no pierde la risa y siente, además, porque es cosa de las entrañas, el orgullo – que no la vanidad- de la arcilla con que la fabricaron y la tribu donde la entrenaron. Un día de tantos, cuando nada anunciaba la llegada de un buen viento reparador, la felicidad decidió hacerle un guiño y yo estoy feliz, como si el guiño hubiera sido para mí. De veras.

Luisa Alejo- Camagüey- Cuba

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M. TERESA FANDIÑO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Bella y alicaída, la musa sonreía. Héroe le llaman, pues consiguió ganar mil batallas, mas su amor, Esperanza, es una musa alicaída y bella como Afrodita. Habita en un país lejano. —No es tan grande la distancia como la fuerza de los vientos, debo ir por ella, me lo pide el alma. Tras haber salido Eolo de su aposento, me ha prestado uno de sus vientos. Raudo y veloz partió a conquistarla. ¡Barco de vela a la vista! Cantos y rezos. Brilla su túnica en gris. Le recibieron con pleitesía tras recorrer tan larga distancia. Aprovechóse el príncipe de la fantasía y de la ausencia del marido para intentar enamorarla. Esperanza por el príncipe héroe fue raptada. Dicen… que ella verdaderamente le amaba. 148


¡Vida feliz la del amor correspondido!, triste la dicha del hombre abandonado quien, sabiendo que raptada fue su amada, partió a buscarla valeroso. El corazón, la pasión...se lo rogaban. Lucha encarnizada, cruce de espadas, la batalla…Herido ganó lo que, creía, era una pelea; mas percatóse el marido, empecinado y luchador, que la guerra también ganaba. Aún sangraban sus heridas y a su amada, Esperanza, recuperaba. Mirándola todavía con leve desconfianza, a su bella “Hera” perdonó, pues por sortilegio de los dioses había sido seducida. Un hombre ¡enamorado!, mil puñales y un príncipe embaucador que, por su musa y gravemente herido, muere. Mientras… ella regresa a su palacio en la distancia. Bella y alicaída permanece la musa.

María Teresa Fandiño-La Coruña, España

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JULIA DEL PRADO

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Los caballos salvajes trotan a distancia. Libres. Sus sonidos van a la par con el viento. Los veo desde arriba con mi corazón de lechuza.

Julia del Prado- Lima- Perú

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ANA OSUNA VEINTE AÑOS

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Allí estaba, plantado frente a mí, después de veinte años. Habíamos quedado, por teléfono, en la terraza de un bar céntrico y, como de costumbre, llegué temprano. Me senté a una mesa y pedí al camarero un gintonic y el periódico; empecé a notar los nervios incipientes, que irían creciendo a medida que pasaban los minutos... Aún así no noté su llegada hasta que, en una pasada de hoja del diario (que no leía), vi unas piernas que se detenían a mi lado. Subí la cabeza dejando, al mismo tiempo y con movimientos sincronizados, el periódico en el sillón vacío. El corazón, de una diástoles, antes de llegar al sístoles, se me subió a la garganta. ¿Qué eran veinte años?: NADA.

Ana Osuna - Sevilla- España 151


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