Gealittera 21 travesías

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com IBSN: 14-08-2014-55

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INDICE

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EDITORIAL Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz

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POESÍA Graciela Diana Pucci Tomás Sánchez Rubio María P. Comorera Carmen Membrilla Olea Gloria Marecos Rodas Carmen Hernández Rey Socorro Carranco Anamaría Mayol Mar de fondo Alejandro Drewes Liliana Lapadula Amelia Arellano Gloria Gayoso Rodríguez Luciana Garcés Cecilia Ortiz Emilia Marcano Quijada Ana Osuna Marita Ragozza Zaida Giles de Quirós Mirta Roncarolo Patricia Corpas Gutiérrez María Cristina Sorrentino Rolando Revagliatti Rosa Esther Moro Isabel Pisani Laura Novoa Mary Acosta Eva García Madueño Pedro Pablo Pérez Santiesteban Ivana Szac María Julia Druille Alejandro Rivadeneyra Pasquel Fernando Sarría Adri Delfini Milagro Haack Nancy Haro Pontón Maite García Córdoba Marianela Puebla Beatriz Liliana Eslimán Álvaro Álvarez Rojas

Travesía Supervivientes Una larga travesía Travesía azul Las travesías Calles y callejones El otro barrio mi barrio Supe entonces Misantropía Travesías Cuando aprendas Canción de muerte Voy a lanzar al viento Donde el viento Travesía de poeta Hacia la vida Travesía de un sueño Tren Cactus Travesía Travesía Travesías Conclusiones del sueño Cristales rotos Travesía El sueño de mi amigo Lo que alimenta la inocencia Amar la mar Travesía X Travesía Todo me confiere vida Eterna travesía Frigidus Preciosa 4

9 11 13 15 16 17 19 20 22 23 24 26 28 29 30 32 33 34 36 38 40 42 45 46 48 49 50 51 52 53 54 56 57 58 59 61 63 64 66 67


Gladis Pererira Mereles Alicia de León Epp Dana Laila Aymara Aruwiri Isabel San José Mellado Lazara Nancy Díaz Antonio Pérez Cozar Isabel Rezmo Issa Martínez Llongueras Sandra Gudiño Estela Molinas Báez Julián Gómez de Maya Frank Pereira Hennessey Säo Gonçalves Miryam Colombotto de Seia Cynthia Rascovsky Ana Aguirre Raquel Jaduszliwer Miriam Álvarez Mariel Monente Magda Robles Ana Maritza Aguirre de Schwarzl Icela Elizalde María Ester Chapp Inma Ferrero Teresa Noemí Gerez Rosa Lía Cuello Mabel Coronel Cuenca Lourdes María Navarro Ana Lucía Montoya Rendón

Entre tus brazos debo estar Travesía El viaje perfecto Después de la oscuridad La travesía del olvido Apesar Espacios eternos de blancos y negros Ven El camino del deseo Travesías En alas… Intangibilidad Hoy Te espero En esta travesía Búsqueda Iré… Origen Travesía urbana Náufragos Travesías y desvaríos Leve suspiro… Memorias del solsticio Esperando a mi norte Pasajera Rescate Oleaje De lo finito a lo infinito A través de tus ojos

69 71 72 74 75 77 78 81 83 84 87 89 90 91 92 94 95 96 97 99 101 102 103 104 105 107 109 111 113 115

RELATO Juan Idiazabal Rodolfo Torres Roxana Rosado Liliana Varela J. Javier Terán Díez Julia del Prado Isabel Pérez Aranda M. Teresa Fandiño Margarita Polo Viamontes María Angustias Carrascosa Jorge Lacuadra

Ya no estoy en China Par de historias diferentes y muy reales para el mismo tema Cambios De travesías… Viajar Tu camino y el mío Lenguaje amatorio Travesía en Ivlia Tú, el murmullo del río y el sonido del tren Elka y su travesía de ensueño Una imagen entre la niebla La última travesía

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EDITORIAL

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Imagen: Georgy Kurasov

En nuestro Nº 21 planteamos como tema TRAVESÍAS porque es un término que nos impregna de aventuras, de caminos, de vías, de paisajes. Este mes escribiremos viajes y recorridos porque en Gealittera nuestras puertas no se cierran jamás. Este mes seremos visitantes de lugares imaginarios, reales, inexistentes quizá y diseñaremos por escrito fronteras que alentarán literariamente nuestros textos, sin perder por un instante la magia de ser creadores de universos que antes de ser escritos no existían. Les proponemos pues una especie de inmersión silenciosa que puede traducirse como un viaje interior con destino desconocido. Cada uno de ustedes escribirá su propia “travesía” y todas finalmente quedarán listas para su lectura en esta Tierra de Letras que es de todos los que nos damos cita para escribir. Y también de aquellos que son lectores y mes a mes hacen una travesía por Gealittera y nos acercan sus comentarios. A todos les agradecemos que sean nuestros compañeros, los hacedores de un sueño que comenzó hace casi dos años y hoy está tan real como estas palabras que estamos escribiendo. En cada travesía escrita ha quedado algo de cada uno de ustedes, que permanecerá por siempre en nuestra tierra gealitterana. Gracias por acompañarnos queridos gealitteranos. Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz 7


POESÍA 8


GRACIELA DIANA PUCCI TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Derroté tormentas / huracanes / maremotos Conocí paisajes caminos

sin pétalos deshojados

Navegué canales profundos ríos enfurecidos mares turbulentos Naufragué Desde el fondo del silencio -me rescaté-

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Construí (sin máscaras ni disfraces) mi fortaleza doblegué rencores Comprendí fui ofrenda y sacrificio -vísceras al desnudoVolví en piel antigua (con surcos nuevos) Soy yo la que camina erguida y abreva en el presente aguas del futuro Soy yo homicida / resucitadora de mí misma

Graciela Diana Pucci- Buenos Aires- Argentina

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TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO SUPERVIVIENTES

Imagen: Georgy Kurasov

Llegaste con tierra en las lágrimas y sal de cobriza arena en tus ateridos pies desnudos y rotos. A tumba cerrada despedías en silencio, con duelo inacabado, a los compañeros de hambre, de sueños y realidades, tendidos en el abismo de su última playa. Abrimos brazos y conciencias partidas, almas sin goznes de hierro dulce ni puestas de largo, ceremoniales o vanas apariencias. Y me dijiste, con sonrisa franca y cálida, que habías nacido de nuevo, 11


como surge el sol de la desesperación de la vasta madrugada; como la blanca inocencia de quienes sufren la indecible e inabarcable soledad de los niños deshabitados.

Tomás Sánchez Rubio –Sevilla- España

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MARÍA P. COMORERA UNA LARGA TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Una larga travesía tengo ante mí para llegar a tu vida, no te alcanzo, y te escapas como lo hace el llanto, el humo el viento ,y la niebla espesa. Dura tarea tengo delante, no me aclaro, te buscan mis cinco sentidos, quedan sumergidos en ese cruce alargado y me extravío todo el rato. Por dónde andan tus pensamientos que no van de la mano de los sentimientos ¿en qué 13


travesía los has dejado ?! Dímelo vida mía ¡ Te pierdo irremediablemente y me voy a quedar metida en ese enredo de mil laberintos, que me otorgan desvaríos. ¿Dónde estás que no te encuentro? Por favor traza una línea que vaya de mi travesía, a la de tu vida……! ¿Ay quieres hacerlo alma mía?

María P. Comorera- Segur de Calafell- (Tarragona)- España

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CARMEN MEMBRILLA OLEA

Imagen: Georgy Kurasov

Los rincones de esta casa se hacen cada vez más grandes y acogen día tras día las semejanzas de un tiempo que desaparece para siempre. Recibo la visita de días idénticos que se escapan por las ventanas, a veces incluso sin decirme adiós. Fracciones perfectas de luz que desembocan en la misma oscuridad conocida, esperada e íntima. Horas que se distribuyen en un existir claroscuro. Frecuencia inalterable que revela su condición de avance. Nombres convencionalmente establecidos que construyen puentes invisibles de lunes a domingo. Las palabras y los besos y la gente conocida y algún dolor profundo y la risa histérica y ciertos destellos de felicidad, se pierden conmigo cada vez que cierro mis ojos y camino lentamente hacia el mismo lugar. Y otra vez los rincones de esta casa, las ventanas abiertas y todo tan parecido al día de ayer.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España. 15


GLORIA MARECOS RODAS TRAVESÍA AZUL

Imagen: Georgy Kurasov

Entre sueños que atrapan, esclavizan y liberan, recorro noches de azul cristalino, que no es el del color ni el de las formas. Me sumerjo en los celestes hipotéticos que no son los fluidos etéreos. Quebranto todos los turquíes y me lanzo en picada tras la profundidad de los verde azulados, que no son los del mar. Y emerjo al fin, transfigurada y sutil azulizando en los acantilados de un índigo abismal, que tal vez … sólo tal vez, sea el azul indefinido de tu mirar sin tiempo, motivo de mi travesía. Gloria Marecos – Lambaré, Paraguay 16


CARMEN HERNÁNDEZ REY LAS TRAVESÍAS

Imagen: Georgy Kurasov

Van haciendo surcos en el caminar de mis pasos -a vecesen líneas rectas, otras en círculo sin fin a pasos agigantados y pasando de mí. ¡No sé! no sé el lugar de sus formas exactas, donde las perdí, las que definen la travesía de un tiempo atrás, sin son rectas o curvas... si siguen mi camino o si acaso se adormecieron en una flor, en una fuente en una nube, que sueña ser agua en el seno del río.. 17


Las travesías de antaño, me existieron en otro mundo ya ficticio, porque las recuerdo con formas y conceptos, demasiados amables en mis ojos, más llanas en mis pasos más pluma que hierro... Las travesías se fueron sin reminiscencia del término, sin mapas ni brújulas... siendo un mito dentro de mis recuerdos... porque ya nunca las pisaré y ni siquiera tendrán un nombre y realidad ¡Ya mismo! en paladar será recuerdo, y mis dedos tendrán memorias. Las travesías de un ayer, hoy se hace poema... sin pretender ser parte diferente de este mundo, ahora que ellas van emergiéndose angostas en mi plateada cabeza mitad diosa mitad poema mitad todo... 21.4.2016 Carmen Hernández Rey ©® autora extremeña

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SOCORRO CARRANCO CALLES Y CALLEJONES

Imagen: Georgy Kurasov

¿A dónde voy? A encontrarme con mi ciudad entre avenidas y callejones y cilindreros de la alameda. ¿En dónde estoy hoy? Con el silencio que fragmenta el deseo devuelve enteras las olas de arena. ¿En dónde busco? Si sólo hay una lámpara que ilumina el camposanto y no logra con su luz, alumbrar mi vestido nuevo y mis labios pintados. Socorro Carranco- Tuxtla Gutiérrez- Chiapas- México 19


ANAMARÍA MAYOL EL OTRO BARRIO MI BARRIO

Imagen; Georgy Kurasov

volviendo de Ecuador 2012 Vengo de otro país del otro barrio de mi país igual al otro al otro y al otro del barrio pobre de Latinoamérica toda pobre mutilada dolida desgarrada pero siempre de pie vengo de ver el verde sentir la entraña del hambre el verde hambre descalzo 20


largo ancestral de ver los rostros del mar hechos de sal y sol barcos esperas naufragios de sentir en mis vísceras la negritud en patas esclavitud e historia silencios gritos soy la turista del tercer mundo la crónica burguesa para narrar la muerte la exclusión la injusticia la blanquita latina europea de un pobre país vecino que tuvo pretensiones de primer mundo vengo con este grito en la garganta atravesando el sur del continente este verde dolor mojado por las lluvias vengo del otro barrio de mi país de los suburbios de un poema que se duele en la piel

Anamaría Mayol- San Martín de los Andes- Argentina

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MAR DE FONDO SUPE ENTONCES

Imagen: Georgy Kurasov

La primera vez que vi tu rostro no me fijé en si eras gordo o flaco, tampoco si bien parecido; lo que llamó mi atención fue que cerraste los ojos sintiendo la música. Supe entonces que cantabas con el alma y trasponías mi puerta cerrada como luz rebelde que se infiltra en los resquicios de mi vida. Quise viajar contigo desde entonces, aunque estuviese en espera, pues los pasajeros que suban a bordo sabrán intuir la dulce travesía interior, desde tu pelo hasta los pies ligeros, al son de una melodía tierna que se revive inconscientemente por los siglos de los siglos. Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España. 22


ALEJANDRO DREWES

Imagen: Georgy Kurasov

Desta vida te hablo desta vida como viaje y una soledad que se cierne como pรกjaros de un oscuro cielo de invierno. Y todo fluye y todo pasa

Alejandro Drewes- Buenos Aires- Argentina

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LILIANA LAPADULA MISANTROPÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Henry Miller tenía razón a medida que maduramos y el pensamiento se hace un poco más sabio y el cuerpo más débil nos vamos tornando distantes, un tanto solitarios casi, casi escépticos. Esto no debería preocuparnos, digo quizás con los años y las heridas aprendemos a vivir con nuestras sombras llegamos a un acuerdo con nosotros mismos conciliamos partes o redimimos los contrarios al decir de Dylan. 24


O tal vez, después de tanto fragor caemos en la cuenta de que hemos amado profundamente a la humanidad toda para despojarnos luego de la resaca y guardar con recelo algunas valiosas piezas del rompecabezas las cuales, posiblemente se acopien en la inédita antología de nuestros días.

Liliana Lapadula- Buenos Aires- Argentina

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AMELIA ARELLANO TRAVESÍAS

Imagen: Georgy Kurasov

Nunca he visto ese tren. Pero conozco sus bifurcaciones. Tal como las líneas de mis manos. Conozco el territorio que lo define. Sus caballos de fuegos. Sus andenes. Las líneas de la vida y de la muerte. Habría que nombrarlo despacio y decirle. Al oído, decirle, no solo hay líneas, hay triángulos. Hay cruces donde quedan cruces. Que las líneas del corazón señalan el norte, Largas y profundas. Que lleva y trae amores. Que su oficio es el de muchos. Andar y andar. No elegir el caballo ni el jinete. No preguntar. No parar. Huir. Ir. Venir Soñar que es una la línea de la vida. y es como mis pantalones, cortos. 26


Reino de líneas paralelas. Travesías. Nunca he visto ese tren. Pero lo sueño. Lo miro, a la distancia, lo miro…y lo sueño. Y lo sueño.

Amelia Arellano. San Luis. Rep. Argentina

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GLORIA GAYOSO RODRÍGUEZ CUANDO APRENDAS

Imagen: Georgy Kurasov

Cuando aprendas... mudarás tu traje, cuando dejes de hacer preguntas y encuentres casi todas las respuestas, cuando ya no te molesten los insectos, ni te alborote lo obsceno de la noche, cuando el reloj no te descentre con su ritmo, ni el viento te incomode el blanco bucle, cuando entiendas los textos estelares y no te asuste el título en los diarios, cuando la arruga no te de vergüenza y entiendas el porqué de las infamias y la loca sinrazón de los milagros. Cuando la calle no aprisione transeúntes y empieces a añorar patrias lejanas... Será la hora de abandonar la travesía, este viaje, sin pasaje escrito, con el que recorriste cien mil vidas, con cien mil ropajes. Y entregarás tu legajo a las estrellas, desnuda, tu alma balbuceante, frente al Padre. Gloria Gayoso- Buenos Aires- Argentina. Derechos reservados 28


LUCIANA GARCÉS CANCIÓN DE MUERTE

Imagen: Georgy Kurasov

La muda del sinuoso reptil reposa, aún tersa y brillante sobre el camino. La huella de tus pies alados marca el polvo de otros senderos. El único cóndor que sueñan las montañas, no es sino un buitre lejano. Al tiempo no lo escuches, miente. No enturbia el brillo de esa guadaña que siega siempre verde. Te he visto pasar, alcé mi mano para detenerte y sólo pude agarrar el viento, esa nada que te lleva a todas partes para que mi búsqueda sea eterna.

Luci Garcés 2002- La Coruña- Galicia- España

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CECILIA ORTIZ

Imagen: Georgy Kurasov

Una noche la que poetiza un mar abierto en el amanecer ( espacio rojo) en las sombras que serenan la oración en los bordes desgajados del silencio no es noche es travesía que tiñe el fuego encendido antes que oscurezca -la revelación del díacomo tregua de luz gastada en sortilegio como vértigo de estrellas en emigración como haber llegado a las raíces del momento -transparencia en un camino del que no sé el nombre30


y lo descifro portal … marea … edad inmutable perfume en la región mágica espesa sin vestiduras de pecado entre mis sueños desvelados. Camino del habla se desliza una noche -mi noche- en intimidad habitada de aleteos de travesías debajo de mis pies de fracciones de cielo que despiertan antes del horizonte.

© Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina

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EMILIA MARCANO QUIJADA VOY A LANZAR AL VIENTO

Imagen: Georgy Kurasov

Voy a lanzar al viento mi voz encadenada, a liberar amarras y a navegar errante, a combatir al cielo que surge amenazante sin miedo a que me embista su furia desatada. No tiemblo ante el peligro de fuertes marejadas, pues para mĂ­ las olas son un panal de amores y he visto los rosales de jardines sin flores arder en el embrujo de fraguas apagadas. Yo que jamĂĄs te he visto, y has cautivado mi alma, esclavo de rodillas ante las bayaderas, pidiendo ser el verde de las enredaderas que trepan incansables los muros de la calma. Que sigan tus abrazos de amor a la distancia, que siga la tormenta y el mar embravecido. yo me he aferrado al fondo del mar desconocido buscando en el oleaje tu voz y tu fragancia.

Emilia Marcano Quijada- Porlamar- Isla Margarita- Venezuela 32


ANA OSUNA DONDE EL VIENTO

Imagen: Georgy Kurasov

Te espero allí, donde siempre. Donde el viento se lleva las palabras. Decíamos amor y el viento nos devolvía or... Decíamos te quiero y oíamos ero... Por eso dejamos de ir. Ahora, sí, ahora quiero oír de nuevo, entre silencios, las palabras que nos dejó el triste murmullo del viento.

Ana Osuna- Sevilla- España 33


MARITA RAGOZZA TRAVESÍA DE POETA

Imagen: Georgy Kurasov

hace tiempo que no sueña no puede soñar grito inmenso atiza este fracaso recorre a campo traviesa el páramo de un territorio con cicatriz humeante y poemas desnudos vaga loca y amante hablando sola por los parques se hace noche y es silencio ¿está perdida? alguien devora su sombra se disuelve en literatura no esa no es la palabra se haría eterna en desafío caminará sobre un abismo de huellas perdidas será perseguida por fragmentos de amor 34


y por una sed que justificará horas en penumbra ¿han visto soñar al mar? - preguntay con pasos de polvo entrega el enigma a los sueños de nunca quién cómo llegar íntimos que se niegan por los agotados callejones de la noche.

Marita Ragozza de Mandrini- Pehuajó- Buenos Aires- Argentina

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ZAIDA GILES DE QUIRÓS HACIA LA VIDA

Imagen: Georgy Kurasov

Rojo. Bravo el camino. Buceo en tus arterias cual hematíes, VIDA. Ciega me llevas, voluptuosa densidad de atardeceres. Me atraviesa el torrente, toda la esencia y, bombeas e insuflas gallardía. Me alejo, me aproximo 36


al inicio de todo viviente en la misma textura, misma consistencia de mis células primeras: allí, irrigas el motor que nos provee el universo atemporal que somos.

Zaida Giles de Quirós, Sevilla, España.

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MIRTA RONCAROLO TRAVESÍA DE UN SUEÑO

Imagen: Georgy Kurasov

En un encuentro Atravieso el muro Que nos separa Años esperando Soñando cómo estarías Cómo sería tu sonrisa La travesía tardó Muchos años Pero un día cayó Uno a uno los ladrillos Que dividían nuestras vidas El primer paso Fue un sueño Hecho realidad El cielo fue distinto El trino de los pájaros Fue diferente Al fin hablaremos Con los gestos 38


Sin aparatos Sin palabras borradas En negro Te daré el abrazo Más largo, cálido y húmedo Que jamás hayas pensado Travesía de años sin razón Sin amor, sin espacio Terminados por el tiempo El mejor remedio

Mirta Roncarolo- Buenos Aires- Argentina

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PATRICIA CORPAS GUTIÉRREZ TREN

Imagen: Georgy Kurasov

Paralelas entre sí y perpendiculares a sus compañeras también paralelas, atraviesan las vías las traviesas traviesas de la travesía del tren. A través de ciudades poblaciones y lugares, cruzando férreos puentes sobre ríos diferentes, mezclando la oscuridad de bosques y túneles continúa el tren el viaje hasta su destino final en trayecto de ida i vuelta. Carga y descarga mercancías y equipajes, suben y bajan turistas y viajantes, 40


recibidos por nadie en bulliciosas estaciones, esperados con ansia en paradas fantasma. El tren de la vida nos lleva de parte a parte del inicio hasta el final en una travesĂ­a por el tiempo.

25.04.16-Patricia Corpas GutiĂŠrrez- Barcelona- EspaĂąa

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MARÍA CRISTINA SORRENTINO CACTUS

Imagen: Georgy Kurasov

A Héctor Viel Temperley y su “Piedra colorada”. El suspiro febril del viento ─tallador de piedras─ dejó a mis pies verde esfera coronada, de las sierras del Huarpe Las Quijadas. Lo levanté con cuidado como quien sostiene espuma en la quebrada hostil escondite de matreros, lo levanté lo traje a casa. 42


Vasija de barro el nido arena y piedra su lecho, piedra y arenisca roja ─de allá─ tierra de la hoyada. En catálogos busqué su nombre y lo regué de vez en vez, lo regué hasta inundarlo como lluvia del desierto como torrente del río Seco, uno dos años. Lo llamé Indio Dormido ─tal vez estaba muerto─ y en mi desvarío pensé querría compañía, extrañaba el ñandú, el zorro gris, la mara las lagartijas furtivas la retama y el chañar dulzón en escarpadas cornisas del Potrero de la Aguada. Un día como cualquiera despertó en silencio, un día como cualquier otro y asomó un brote y otro. Nuevas esferas verdes colmaron la maceta, una yema huérfana rodó por la terraza, sin el suspiro del viento ni el Torrente de la Aguada, otro regazo buscaba.

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Mi pequeño indio dormido despierta de su letargo ─aquí─ tan lejos de las Quijadas.

María Cristina Sorrentino Cdad. de Buenos Aires Argentina. Poemario 34° Certamen Internacional de Poesía “Plaza de los Poetas José Pedroni” ACEBAL- SANTA FE (2015).

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ROLANDO REVAGLIATTI TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

concebido a partir de la novela “Travesías” de Daniel Terzano

En la República Argentina los náufragos [retornan a sus consistencias (recuerdos, oquedades) En la República Argentina un túnel conduce [al amanecer y en la partida a los soplos de certeza menudeando en las [intersecciones (y confines).

Rolando Revagliatti- Buenos Aires- Argentina 45


ROSA ESTHER MORO TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Vengo de la acuosa circunstancia Abismo Explosión Voy hacia la transformación Punto que se desdobla Ya no existo sin lo otro Travesía entre opuestos Estallido de lo que soy El barro la huella el camino Sangre que encuentra su cauce Tierra de mi carne que es vida nueva Desde mi ser femenino mirada lunar Múltiples devenires olfateo 46


Acierto en verdes pasos ecos de mi alma Avanzo hacia la totalidad Mientras las estaciones pasan cuchicheando De un horizonte donde alas en espera Me regresaran al vientre del agua Nebulosa de mi origen Pero algo terco manifiesta que por el carmesĂ­ anclado En las murallas del verde de los atardeceres del verano VolverĂŠ atravesar el tiempo con mirada nueva.

Rosa Esther Moro. Buenos Aires. Argentina

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ISABEL PISANI TRAVESÍAS

Imagen: Georgy Kurasov

A campo traviesa va el alma buscando encarnarse, y a una luz sorprendida amanece tras dos ojos de inocente mirada. A campo traviesa crecen en juegos pueriles los dones, pintando palabras y mil ilusiones que la vida dispersa en heridos fulgores. Y al final de la fiesta, el cuerpo desnuda su prisa en rutinas que duermen su siesta… mas un último suspiro, ahogando la risa, se interna en el túnel a campo traviesa.

Isabel Pisani - Buenos Aires- Argentina @Todos los derechos reservados

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LAURA NOVOA CONCLUSIONES DEL SUEÑO

Imagen: Georgy Kurasov

“… has soñado esta noche que vivías de nada y morías de todo…” César Vallejo Entredormecida soy el tiempo inédito de la noche. Soy el silencio que culmina en la humedad que gira hasta la aurora. La transparencia de las horas no es más que un recuerdo exaltado en la opacidad de la penumbra. Entredormecida el sueño me ha atrapado con sus puertas abiertas a la luna enloquecida de besar tantas mareas. Pero yo sé que siempre me repito eterna en el rumor de este sueño y en cada lámpara encendida. Laura Novoa- San José – Costa Rica 49


MARY ACOSTA CRISTALES ROTOS

Imagen: Georgy Kurasov

Cristales rotos profanan mi bohemia disfrazada. No puedo moverme. Señalan mi pasado. Devoro mi última carcajada lanzada en un grito. Coloreo el fin, con múltiples rostros, delineando el hueco del olvido. Busco la grieta por donde escape la locura, atrapada en nudos de un tiempo suplicante. Verbos paranoicos movilizan los cristales rotos, degollando a la muerte sobre una cruz, mientras una luna seca en cuerpo presente no deja de mirarme.

Mary Acosta- Buenos Aires- Argentina 50


EVA GARCÍA MADUEÑO TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Inicio esta última travesía traspasando sutiles veredas que me conducen hacia mi ser. Me adentro en el bosque. Mis dedos acarician la hierba mojada, aspiro su olor, me envuelve el sonido de un arroyo, el canto de un colibrí, el susurro del viento entre las hojas. Camino entre lirios y amapolas, el aroma cálido del verano penetra en mi pecho y el sol se me derrama sobre la piel. Eva García Madueño (Málaga)España.

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PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN EL SUEÑO DE MI AMIGO

Imagen: Georgy Kurasov

Él me contó que ya no podía con su carga, donde el mar era azul, solo veía destello de grises. Dice que su cuerpo no avanza después de tantos años. Más de cincuenta se aferran a su historia. Él insiste en que el cielo no es azul porque el mar es incoloro: “grises” ―repite. Me narra el sueño de un discurso luminoso, cuenta que era un ángel de alas negras… Sospecha que su voz es de otras tierras, entonces oye al perro ladrar y siente hambre. Quiere dormir de nuevo y sin desvelo; que el ángel foráneo lo consuele. Él quiere que su mar lleve colores y ser feliz junto a su perro.

Pedro Pablo Pérez Santiesteban- Cuba/ Miami- U.S.A. 52


IVANA SZAC

Imagen: Georgy Kurasov

El día amanece en mis relojes tengo alarmas en el cuerpo. Mis ojeras son animales salvajes que me devoran. Me deslizo por las horas y desemboco en tus noches.

Ivana Szac- Buenos Aires- Argentina. Del libro “Mujeres y tabaco para la luna” 53


MARÍA JULIA DRUILLE LO QUE ALIMENTA LA INOCENCIA

Imagen: Georgy Kurasov

la vida es tan corta siempre amaré la rebelión de los junquillos brotando en la sorpresa estéril de la tierra un golpe lento al corazón pero certero como la hoja seca caída en el estanque su inexorable refugio y a la vez la belleza la inmortal promesa del instante el tiempo es tan irremediablemente breve siempre extrañaré mis tréboles 54


no habrá plazos en mi vida ni volveré a asomarme a esta ventana lo que no hice es una ampolla en carne viva pude salvar a otros salvarme la vida es tan corta sólo queda lo que alimenta la inocencia.

María Julia Druille- Buenos Aires - Argentina

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ALEJANDRO RIVADENEYRA PASQUEL AMAR LA MAR

Imagen: Georgy Kurasov

Más que a cualquier estridente voz, más que a un heraldo viento decidido, más que a una noche marina exhalada radiante de humor de sal de sus entrañas hoy ocurro en vuelo ciego a su concierto, me rindo a su perene blandura a la húmeda forma de abrazarme a mi perdida razón ante su canto al devoto naufragio que me acude como ese regazo de una madre de sirena iniciándome al encanto de su ahogo. Hoy sus perpetuas caricias me reclaman, sus nocturnas mareas soñolientas como una atizada amante enardecida en medio de un letargo gimo hipnotizante con su aguosa piel y su efluvio olor a encantamiento.

Alejandro Rivadeneyra Pasquel- Ciudad de México- México 56


FERNANDO SARRÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Las carreteras en los desiertos son a veces como los mecanos de los niños, estructuran en la nada una senda casi imposible entre las dunas, son los caminos de los sueños que nunca se acaban. Descansamos a la espera de lo posible. La noche deja que los astros nos sumerjan en su titilar de silencios y vemos moverse nuestras sombras como seres con su propia vida. Suena el viento, ulula y remueve la arena, nos rodea el quehacer del humo mientras el color de las brasas del fuego nos hipnotiza…Pasan las horas, fumamos un cigarrillo que va de una boca a la otra boca en el instante que sentimos caer como una lluvia las pocas verdades dejadas al azar, en el filo de la navaja uno es débil y la verdad es un elemento más de comprensión que hace que las caricias solo sean un nuevo viaje, otra bitácora que nunca se acaba de escribir en el cuerpo del otro. Fernando Sarría- Zaragoza- España De: road movies

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ADRI DELFINI TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Navegué en tus pupilas me reflejé en tus ojos me veías con ternura desde tu mirada pura tus ojos que todo lo alumbran besando mis labios rojos, fusionados en el abrazo de latires y el reencuentro. Nuestras almas se buscaron en este sin fin de universos sin fronteras al mismo tiempo hemos conquistado este amor Dios nos guiñó un ojo festejó en el mismo cielo bendijo el pájaro de acero que te cobijó en sus alas acomodó sus pestañas sus ojos consentidos cerró sintió que se hacía tarde cuando la luz se apagó con los deseos encendidos nos entregamos al amor. Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina 58


MILAGRO HAACK X

Imagen: Georgy Kurasov

Estoy cubriendo tus aguas donde secas las mías de tanto mirarte me espeso escuchando como abres la puerta tras la reja muy pálida hay más en el rincón me retiro hacia ese más allá 59


y me encuentro otra vez con tu antiguo camino tejiendo sonido

duende

Milagro Haack- Valencia- Venezuela (Del Libro inĂŠdito Cielo de montaĂąa)

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NANCY HARO PONTÓN TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

En homenaje a las víctimas del terremoto de Ecuador del 16 de abril/16.

En esta travesía apocalíptica, terrible el cataclismo cruel lo arrasa todo todo lo extingue y la zozobra impera... La noche voraz ruje el planeta se parte, se tritura la hecatombe domina en este aciago trecho sin sentido… La vorágine subterránea traicionera todo lo agita y lo trastorna acomete ferozmente encabritada en el amodorramiento de las horas en las primeras marejadas del insomnio. 61


Los sueños se desmoronan abruptamente. La imprevista y confusa ruta se funde en las tinieblas con el espanto y llanto diseminado. La travesía nos atrapa y zarandea en la maraña del desastre en el epicentro del agobio del escalofrío y pesadumbre del hasta nunca… del hasta siempre… del quizá… hasta mañana… Tengo la piel perforada por angustias el corazón traspasado por crepúsculos e incógnitas mil puñales fatídicos y crueles nos desangran; infranqueables escombros nos sepultan en el caos, la agonía, el desespero… Quiero gritar muy fuerte o gritar quedo pero la tierra tiembla, el mar se agita… y ya no puedo… Mi grito se estrangula en la garganta… El llanto se ahoga en la marea y náufraga mi nave se despeña en esta travesía sin retorno y sin consuelo…

Nancy Haro Pontón- Ecuador

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MAITE GARCÍA CÓRDOBA TODO ME CONFIERE VIDA

Imagen: Georgy Kurasov

Todo me confiere vida. Vuelos. Instantes. Hojas. Eternidades. Palabras andariegas, que mecen los sueños. Viajando en ese silencio, que cuelga firmamentos. En las manos compañeras. En los labios que besan. En el pestañeo del tiempo. En la travesía de tus ojos.

Maite García Córdoba- Valencia (España) Copyright” © 2016

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MARIANELA PUEBLA ETERNA TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Abro la ventana y dejo vuele al viento esta impetuosa ansiedad de viajar. Cruzar los océanos en flor de mareas, sobre los Andes y las cordilleras. Soy cóndor, soy águila, mi ojo supera la más mínima aventura. A lo lejos transito en un tren, se pierde entre valles y montañas. Interminables puentes abren sus abrazos y pendiendo del equilibrio surco las bocas hambrientas de los ríos. La mañana entra en mis sueños, me haya siempre, lejos del punto de partida, rodeada de nubes pasajeras como yo, 64


visitando en mis travesías el cráter del volcán, el ojo del salar, el glaciar más distante. Soy sólo un reflejo, la llama de una vela que flota guiando mi navío extraviado y no puedo detenerme, sigo en mi curso impulsada siempre por el afán de viajar mi eterna travesía.

Marianela Puebla –Chile

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BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN FRIGIDUS

Imagen: Georgy Kurasov

Tengo frío, mis venas están irreconocibles y tibias. Cada célula es un débil cristal sujeto a desintegrarse. Tengo frío, mis lágrimas otrora fluidas en voluptuoso derrame hoy han tomado la consistencia de la frágil escarcha. Tengo frío, existe un hueco que hace uso y abuso de alguna vieja grieta, una cicatriz dormida y un futuro vulnerable. Tengo frío y lamento la presencia de abrigos circunstanciales que me desnudan y dejan al descubierto la pornografía de la ausencia. Tengo frío, quizás tenga demasiadas nubes sobre mi cuerpo viejo y el sol con insistente voluntad intenta tocarme y a veces no puede y a veces no quiere. Beatriz Liliana Eslimán- Buenos Aires- Argentina © copyright 2016 66


ÁLVARO ÁLVAREZ ROJAS PRECIOSA

Imagen: Georgy Kurasov

Irradia sofisticado aire de libertad y rebeldía. Sus cabellos danzan en brisas de perfumes que envidian. Su gesto de sonrisa me invita a besar la mejilla de su boca. Dejó la puerta abierta para entrar en su vida, poemas de caricias. Bayadera de la luz, debajo de su vestido, todos mis besos. No me quiero cuidar de ser tuyo… ¡ya lo soy ¡ Saborear despacio tus finos labios…quiero Embriagarme en su alma, la mejor resaca de mi vida. Preciosa, si no, sonríes, seré tiempo muerto, congelado. Desobediente corazón, empeñado en encontrarse con el tuyo. Eres balada nocturna, belleza indomable, sutil madera fina. Mis insondables deseos de amarte,…solo eso. Encuentro mi verdad en la tuya y la tuya escondida. Cuantos suspiros me has robado, al ver tus fotos, poemas… Creo no estar bien, locura de amor… el arriesgarme tanto. Tu corazón de ternuras y pasiones…cielo de susurros, besos. 67


En ritos sagrados enterramos nuestras merecidas desdichas. Reflejos de lunas en nuestras pieles, bailando boleros en la playa Inventando caricias, explorando nuestros cuerpos, besos, manos. Tu mirada en la mía, tu beso en mi beso, tu aliento en mi aliento…tú y yo.

Álvaro Álvarez Rojas- Villavicencio - Colombia

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GLADIS PEREIRA MERELES ENTRE TUS BRAZOS DEBO ESTAR

Imagen: Georgy Kurasov

Sabes amor, si tan sólo me permitiera acortaría esta cruel distancia que como puñal se clavó en mi pecho desangrando sin piedad. Sin dudar un instante más realizaría esta travesía, para llegar junto a ti, para poder abrazarte y posar mis sedientos labios sobre los tuyos. Ya mi corazón está desecho, de tanto suspirar por tu amor, esta maldita distancia que me impide amarte, que me impide sentir tu calor, tu fragancia, tu latir. Vaga mi alma en oscuras y silenciosas noches, buscándote sin parar, ya se ha dado cuenta que sin ti ya no puedo continuar. Debo realizar esta travesía entre el abismo y la soledad, para abrazarte mi amor y así dar tu calor a este pobre corazón que ya late despacio, porque le ha ahogado tu ausencia mezclado con esta cruel distancia. 69


Solo esta inmensa soledad me abraza, me envuelve, sólo este inmenso cielo azul nos une, ya no aguanto más estar lejos de ti, ven junto a mí, mi dulce amor, o tendré que realizar esta travesía, realizaré esta hazaña, dulce hazaña que me acercará a ti, a tus labios, a tu corazón, a tu piel. Necesito estar entre tus brazos, solo tú puedes darme todo el amor que necesito, solo tú puedes calmar ésta sed de amar, solo a ti te quiero amar, ya no más distancias que nos separe, pues entre tus brazos debo estar.

Derechos Reservados. Gladis Mereles Pereira. Ciudad Franco- Paraguay La Eterna Soñadora.

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ALICIA DE LEÓN EPP TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Creo que eran doradas mis alas al comienzo y creo que aun estaban mojaditas de aurora cuando fui convocada por el azul etéreo y me adueñé del vuelo. Creo que eran diáfanos mis pies en el principio y que en luz se movían diligentes y gráciles cuando la distancia me llamó por mi nombre y fue mío el camino. Creo que mis ojos eran ascuas sedientas en el osado génesis de mi jornada cuando el horizonte me voceó sus promesas y yo bebí paisajes. Creo que tuve sueños que me exigieron, que fueron mi utopía y mi trayecto después la vida fue de halito en halito y me embebió el tiempo. Alicia De León Epp- Uruguay/Canadá

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DANA LAILA EL VIAJE PERFECTO

Imagen: Georgy Kurasov

El mejor viaje que te puede ocurrir y que es mi favorito, es el viaje hacia tu alma, tu ser. Adentrarse al mundo de tu espíritu. Al estar ahí sientes que eres invencible, imparable y solamente soñable. Mientras el mundo y la sociedad, hacen lo normal, trabajar en oficinas y demás; otras personas tratan de hacer ese mundo del alma una realidad. Que ya no sea una fantasía. 72


Un mundo de paz, tranquilidad e imaginación donde todo es armonía. Ese lugar existe en cada uno de nosotros y juntos podemos hacerlo realidad. Sigue soñando, sigue imaginando, sigue siendo tú. -Dana Laila-10 años- Cd. de México- México El Mundo de Dana

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AYMARA ARUWIRI DESPUÉS DE LA OSCURIDAD

Imagen: Georgy Kurasov

Un día llegaron los cuervos, las nubes oscuras las gotas de lluvia, llegaron tus palabras; todos juntos llegaron como espinas punzantes y mutilaron mi corazón. Corrí, corrí y corrí por muchas calles, lloré hasta vaciar los mares, indulgente trepé todas las estaciones, busqué por toda la ciudad un rincón donde hallarme pero no fue así: me perdí… la tierra me vio morir. Desde ese tiempo mi alma y mis versos cobijaron su agonía en la travesía de las letras, delirando por nuevos mundos, nuevas miradas, nuevas tesituras. Nunca lo planeé, nunca lo pensé, nunca me vi como hoy… Sólo quise escribir para resucitar.

-Aymara Aruwiri-Cd. de México- México El corazón en la barbarie-Página de Facebook

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ISABEL SAN JOSÉ MELLADO LA TRAVESÍA DEL OLVIDO

Imagen: Georgy Kurasov

Bien sabía lo que debía hacer, nunca quiso burlar el destino , habiendo llegado su atardecer sola debería andar su camino. Ella era mujer aventurera, autobús, barco, avión o tren, invierno, otoño o primavera, su maleta fiel en un andén. Hacía tiempo que había notado la travesía que se avecinaba; la historia de un amor acabado a un sangrante viaje le retaba. Mujer de inquebrantable coraje, nada se le ponía por montera pero tener que realizar ese viaje, despedazaba su vida entera. 75


Travesía del amargo desamor regada con salubres lágrimas, rasgando su corazón sin pudor y cada huella dibujando lástimas. Un tren cargado de recuerdos, un pañuelo enjugando lo vivido, esperándola, estaciones y puertos y su alma en la travesía del olvido.

Isabel San José Mellado- Madrid- España Derechos de autor -

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LAZARA NANCY DÍAZ A PESAR

Imagen: Georgy Kurasov

Pero me preocupé… a pesar de tu advertencia y deseé sentir tus labios vedando los espacios vacíos donde las algas y las sales ¡ no se atrevieron a tocarme ¡ Que importaba la banca su travesía y su plata la flor se abría gratuitamente sobre las nubes azules, y tú, te convertías en ángel bajo la sombra del universo. No, no fui como ellas, fui la única niña que despertó mujer justamente en el Olimpo de tus sueños.

Nancy Díaz García- Cuba / Nueva York- U.S.A. Archivo de sueños 77


ANTONIO PÉREZ COZAR ESPACIOS ETERNOS DE BLANCOS Y NEGROS

Imagen: Georgy Kurasov

Usted está predicando en un extenso desierto de arenas movedizas y cabestros de espinas erectas en el que por mucho que se pronuncie la palabra siempre quedará un fuego encendido para la duda. Reverencia cantos a la vida de blancos y negros como cielos o infiernos en las correderas, enredos insensatos en cada trasiego, sueños enrarecidos para turbar esta travesía 78


como atisbos suscritos por descifrar los blancos y los negros en el tabulador de un antiguo artilugio que ya no rasguea, que ya no nos sirve de nada. Usted no debe fatigarse en un mundo profanado, es a usted a quien debemos darle el más sentido pésame y en virtud de la propiedad que representa le pedimos que se vaya por la puerta que vino… su proyecto ha fracasado. Se lo podríamos decir con signos, como hacen los silentes cuando se expresan sus maneras, pero aquellos que ordenaste por tu gracia bendita destrozaron las articulaciones de nuestras manos y su fuego lisió el nervio de nuestra lengua. Acérquese la mano a la boca como lo hace un niño, la lágrima… el dedo que le acusa como al reo de la muerte y verá que no a todos nos hizo por igual… y es verdad, ¡no a todos nos hizo por igual! Deje usted de jugar con el sí y el no, porque la gente pide otras opciones para vivir, otras formas más favorables, y si no, dese un paseo por las vidas de nuestras villas. Blancos y negros son los puentes indelebles que quiere que veamos plenamente castos, astillados en los costados impidiendo el avance.

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No tiene ningún sentido, y tal vez tenga que ser así, ¡váyase por la puerta que vino! Quisiera representarle el crudo panorama que se cierne en esta tierra tan suya… estuvimos confiando hasta ahora, ¿por qué debemos confiar en usted, si es usted quien nos necesita para su coherencia? Lee millones de palabras por minuto, ve trillones de lugares en un segundo, siente y padece el sufrimiento del mundo en una sola herida que produjo en un ser que nombró como hijo, se hizo trinitario sin el permiso del hombre, dudó de la fe del hombre y, para convencerlo de eso, proyectó espinas en la grieta de los caminos, hogueras eternas en el paso que ofenden su criterio. No guarde minutos de silencio en esa hora tan amarga, no promulgue responsos, que ya no sirven de nada, no implante la esperanza por antonomasia en un reino que desborda su sangre en cada fruto que nace, deje que vivamos con nuestro pecado en esta travesía como una elección entre el blanco y el negro.

Antonio Pérez Cozar-Palma de Mallorca-España

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ISABEL REZMO VEN

Imagen: Georgy Kurasov

Ven entre un vapor en el terciopelo. Entre tu frente. Entre sus auroras y encendidas flaquezas. La tibia azucena entre el azul de una sed comprime el campo entre el susurro del pelo. Hay un camino entre el cuerpo y la sangre. Un silencioso fluido entre el quiebro y la ladera de las sonrisas. Ven. Como la escarcha. O ven no en mis brazos. Recuerda. Recuerda solĂ­citamente como clarea los besos en tu compungida simiente. Pero luego ven a mi no encuentro, ven a mi imperiosa flaqueza que te retarda por el aburrimiento de las margaritas. 81


Ven, sin que quiera cogerte entre los juncos de un nicho que se pierde en los ojos. Vete, vete no rompas la piel entre tu corpóreo corpiño, en la incesante sed que me provoca el duelo. Vete que te imploro como el devaneo que los amantes descuelgan entre el gozo y la sombra de una madera. Podría decir inclusive en la lectura de este maldito oropel de aceite sin aliño, que vengas, pero no vienes. Corre entre la salvaje presencia de un jardín que me muerde las uñas, me arranca el aire, suavemente debería subir y retar a Dios. ¡Ah que cruel es la alabanza para el pecador! Huye, huye finalmente antes que pueda decirte que vengas a mi sol, o la luna, a la inercia, o al abandono, o al retiro, al olvido, si , sinuosamente .. al olvido.

Isabel Rezmo, Úbeda (Jaén) España

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ISSA MARTÍNEZ LLONGUERAS EL CAMINO DEL DESEO

Imagen: Georgy Kurasov

De norte a sur recorrerte, navegarte, nuestras manos barcas o gaviotas bajo el insomnio de la luna... La noche tibia canta sus vientos sobre nuestras sombras y acuna el temblor de los labios. Amanecemos con el sol en la desnudez y con el canto de las aves acurrucado en el amoroso desvelo de las pupilas. A veces no alcanza una noche para la travesía del amor, por eso nuestros cuerpos continúan navegándose, y siguen y siguen, con su propia melodía de mar y amar, ahí, donde las bocas gritan y nuestros nombres existen. Issa Martínez Llongueras- Ciudad de México- México

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SANDRA GUDIÑO TRAVESÍAS

Imagen: Georgy Kurasov

I Con la brújula de la nostalgia apuntando el pecho viajo una vez más. Pende la infancia de un hilo como el cerro de sus vapores matinales. Llovizna mezquina pespunte de aguja en la cara: viscoso verano fragancia de hierba húmeda viejos y buenos tiempos vuelven como si nada o como si todo. Sospechosas sombras inundan ojos y manos el tiempo no me tiene en cuenta 84


apoya el codo en algún recuerdo: escalofrío en el precipicio de la desmemoria. Sofocado de ternura el corazón presagia una claridad distinta. II Simulacro de fuego verano se descuida en hombros y espalda: ardo. Vórtice candente el pasado desaparece: evanesco tras el cristal de hielo en el vaso Olvido eco de días faro apagado. Postigos de la noche abiertos de par en par desprendo los ojos -atiborrados ojos de voces de palabraslos cuelgo del cerro. Hierba colmada de pájaros la voz se vuelve blanca. Quién escondió en las venas tanta melodía de río -preguntoahora que zigzagueo entre piedras laberintos de cuarzo y canto sin saber por qué. Profundidad del instante: aunque parezca que nada sucede 85


sucede todo. No es misterio. No. El sueño aún se agita en la noche de los tiempos. Amanece en la cima del cerro también amanece en mí.

Sandra Gudiño- Santa Fe- Argentina

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ESTELA MOLINAS BÁEZ EN ALAS…

Imagen: Georgy Kurasov

En alas de tu mirada veré amanecer, el sol en la ventana nos verá renacer, en tu silencio, la brisa irá estremecer, crujido de hojas en nuevo reverdecer, y en el instante en el que te pueda ver, partiremos de viaje hacia este querer. En alas de tu suspiro voy para el cielo, para atrapar tu lluvia como consuelo, tu nube pasajera sostendrá mi anhelo, mientras tus manos enredan mi pelo, y tu mirada roce mi piel de terciopelo, para elevarme sin despegar del suelo. En alas de tu voz pintaré azul paisaje, en tu abrazo emprenderé nuevo viaje, sin precisar comprar boleta de pasaje, llevaremos sólo versos en el equipaje, en el horizonte, estará nuestro paraje, y a la aventura, rendiremos homenaje. 87


En alas de tu alma escribiré mi poesía, el roce de tus manos será mi fantasía, para emprender contigo esta travesía, y al atrapar entre los dedos la alegría, la poesía será tan tuya, como tan mía, que será la eternidad, vivida en un día.

[04/05/2016] © Estela Molinas Báez-Juan León Mallorquín - Paraguay

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JULIÁN GÓMEZ DE MAYA INTANGIBILIDAD

Imagen: Georgy Kurasov

Qué instante igual a una vida de luz, qué hallazgo entre fuego amigo, aquello que el griego llamara kairós —medida de una cualidad deicida—: llegué a los precisos grados fahrenheit, por mis pecados, ¿mas cómo en mi piel no hería la intangible travesía de los átomos cruzados?

Julián Gómez de Maya. Cehegín, España.

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FRANK PEREIRA HENNESSEY HOY

Imagen: Georgy Kurasov

Hoy es el aniversario de las voces que corren por un crepúsculo de colores desnudos. Hoy he trepado los círculos rojizos de un desierto con las arenas recurrentes del azar. Hoy no habrá ranuras en las paredes de un abismo, con sus gritos horadando el silencio.

Frank Pereira Hennessey- Barranquilla- Colombia 90


SÄO GONÇALVES TE ESPERO

Imagen: Georgy Kurasov

No sé si aún me esperas en ese lado del océano el silencio se apretó lentamente en el lecho de las aguas. Ya no te oigo del otro lado de la puerta, los muros se hicieron espesos y mis brazos ya no tienen fuerza para abrazarte. Pero aún te siento cuando llegas despacio ocupas las noches y los sueños susurras palabras de aliento. De este lado, en la margen de mi desasosiego, contemplo el vuelo de las aves el marmoleado crepúsculo primaveral, te espero y no escucho la travesía. El viento besa mi rostro señalando tu presencia.

Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo Traducción del portugués: Cecilia Ortiz

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MIRYAM COLOMBOTTO DE SEIA EN ESTA TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Amaso tu silencio como pan leudado junto a la tibieza del hogar. Será tu equipaje en esta travesía. Las luces del alba sostienen aquella mirada que no supe darte porque el cansancio dolía en el pecho-las uñas-la espalda-las manos. (Una fotografía sorprendida por el tiempo. Así fue la vida) Y como no quiero Que el lenguaje pese me despido de vos como si estuviéramos en una estación de trenes... Defiendo algunas palabras contra el tiempo que todo lo arrebata. 92


Ya llega el estrépito de hierros candentes. Lo infinito se consuma en los rieles sobre el tren que parte. Y te lleva de viaje… (Una fotografía sorprendida por el tiempo. Así tu imagen)

Miryam Colombotto de Seia Gálvez, Pcia Santa Fe – Rep. Argentina

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CYNTHIA RASCOVSKY BÚSQUEDA

Imagen: Georgy Kurasov

Califico el lugar de la savia y desafío a mi antecesor y a nuestros muertos. Apesto a víctima a llaga cancelada. Tal vez sea hora que deje de partir. Y rescate a mis ojos en este esplendor en este marco dorado que se me regala. En esta feroz simpleza en este pleno laberinto que se me impone. Tal vez sea hora que deje de partir. En la sembradura de esta exploración humana y su rareza. Tal vez este sea el punto del estigma. Cynthia Rascovsky- Buenos Aires- Argentina 94


ANA AGUIRRE IRÉ…

Imagen: Georgy Kurasov

Seguiré mi norte, mi equipaje sólo será mi vestidura, iré siguiendo cada estrella que pinte mi horizonte. Mis pasos serán mi timonel, para ir al encuentro de mi destino. Iré a buscar nuevas lunas, nuevos soles, despertar en otro recodo, despertar mis sentidos. Haré que mi mente descanse en alguna mirada, y podré seguir esta travesía, tomando tus manos, dueño de mi alma, ya trazado para cruzar por mi camino. [05/05/2016] © Ana Graciela Aguirre Núñez-Pedro Juan Caballero – Paraguay

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RAQUEL JADUSZLIWER ORIGEN

Imagen: Georgy Kurasov

Una familia entera huyendo por los bosques guardando el apellido en un pañuelo oscuro bosque europa envenenada campo traviesa púa dentellada ojos abiertos en la tierra fosa común palada fue en el último día de los tiempos huyendo por los bosques guardando el apellido en el tropiezo como un arduo tesoro Oh talismán de letras y de plomo su escritura se rompe en el eco furioso de ladridos y balas resto de fulgor entre cenizas llevo sus consonantes como un kadish y sus vocales cantan como memoria viva Raquel Jaduszliwer-Buenos Aires- Argentina 96


MIRIAM ÁLVAREZ TRAVESÍA URBANA

Imagen: Georgy Kurasov

un tren insomne me lleva de estación en estación en una secuencia hipnótica realidad fragmentada en una falsa niebla vida atrapada en un encuadre imaginario la ventanilla recorta escenas fellinianas un hombre sombrío sentado en la placita ferroviaria hace descansar su bicicleta destartalada en un falso fondo un cartel de bailanta 97


de sábado pobre la mujer cansada de cargar bolsas y panzas por nacer el vendedor de deseos la estampita refugio y consuelo pagano seres penetrados en sus gestos mínimos para dejarnos en las manos sus marcas más visibles

Miriam Álvarez – Clorinda – Formosa – Argentina

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MARIEL MONENTE

Imagen: Georgy Kurasov

La memoria del paisaje construye dunas en algunos puntos infinitos el silencio se espirala hace ondas en la arena hay sal en las cumbres y el paisaje se colma de frutos la memoria va cayendo en algĂşn acantilado frĂ­o que siempre al final reverdece 99


porque el paisaje ayer silencioso tambiĂŠn conjuga murmullos donde la humedad se esconde y grita el paisaje en sus partes mansas para que lata la memoria para que claree lo impenetrable de oeste donde el amor jamĂĄs amanece.

Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina Acaso lo fugaz- Ediciones El Mono Armado

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MAGDA ROBLES NÁUFRAGOS

Imagen: Georgy Kurasov

Y de repente una mañana llegué sin mapa ni guía a la orilla de tu cuerpo. Te alzaste en salvación de náufraga que inconsciente vagó perdida a la deriva. Desdibujé cada contorno hasta crear nuevas fronteras, amoldé mis pasos ajados y ofrecí un nuevo caminar a aquella tierra. A ciegas exploré tus surcos, errante sin rumbo y en desconcierto. Redescubrí cada recodo, cada huella, cada latido que volvió a ser mío. Hambrienta de ti… en ti… me desperté dueña de la tierra prometida. Magda Robles León, Granada- España

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ANA MARITZA AGUIRRE DE SCHWARZL TRAVESÍAS Y DESVARÍOS

Imagen: Georgy Kurasov

Aún no llegas a destino se ha hecho larga tu travesía vas, subes, bajas, vuelves, regresas, entras, sales, retornas, cruzas la calle, doblas la esquina, un pasaje oscuro, una alameda sin árboles, un vacío itinerante, abrazos, besos, despedidas sin ataduras, y vuelves a ir cuesta arriba, cuesta abajo, y no encuentras la parada perfecta para bajar y anclar con tus hatos y desvaríos. Ana Maritza Aguirre de Schwarzl. Perú/Alemania. Copyright © derechos reservados 102


ICELA ELIZALDE LEVE SUSPIRO...

Imagen: Georgy Kurasov

En el oscuro laberinto de una lucha de Titanes, se oye el susurrar del viento, donde habitan ilusiones. Y ése palpitar sediento que en el alma se complica; va tejiendo uno a uno, los momentos ya sin prisa. Tantos viajes en el limbo dejan huellas que lastiman, sé muy bien que allá, a lo lejos, se me extraña... noche y día. Es mi soledad, tan larga en mi eterna travesía. Y la luna mira en calma esas noches de agonía. Icela Elizalde (México) Derechos Reservados de Autor Mayo 07 2016

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MARÍA ESTER CHAPP MEMORIAS DEL SOLSTICIO

Imagen: Georgy Kurasov

A Verónica Hammond I encuentro en la peregrinación mi rostro desconocido tatuado en la piedra de Avebury en el sonido blanco del santuario maga entre abedules supe la invocación del puro fuego hostias de luz atraviesan los sepulcros en el aire se dibujan sílabas sagradas celebración en el círculo mano en mano roble y muérdago en el solsticio

danzar con los antiguos

María Ester Chapp- Buenos Aires- Argentina 104


INMA FERRERO ESPERANDO A MI NORTE

Imagen: Georgy Kurasov

El cielo ha callado sus quejas, enredado entre hilos dormidos. El sol es una ara単a celeste, tejiendo mi extra単o destino. Descalza estoy esperando calzarme, arrodillada ante el mapa que escribo y escribo. Estoy en una esfera esperando encontrarlo, y apunta siempre el mismo camino. 105


Mi brújula me engaña, el tiempo se agota… y yo… en rumbo perdido. Se ha cansado mi lengua, y el sudor en mi frente, me dice que vuelva al inicio. La noche es una sombra perversa, tras la sospecha asustada de un grito. Y huyo, ¿Quién quiere encontrarme, para que vuelva al principio que olvido? El viento sonríe verdades, esperando que encuentre mi sitio. Y yo en pié escapando a mi norte, en pié escapando a mi ruido.

Poemario: La palabra en mi reloj manchado Autor: Inma J. Ferrero- Madrid- España Nº de Asiento Registral 16/2013/6760 Copyright © Todos los Derechos Reservados Imagen: Photopin Copyright © Todos los Derechos Reservados

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TERESA NOEMÍ GEREZ PASAJERA

Imagen: Georgy Kurasov

I Nada retengo en mí. Todo fluye imitando al tiempo en la clepsidra. Lágrima aterida que va desde el ojo hasta la boca del mar que no termina.

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II Porque el musgo verde a la orilla de la piedra no conoce toda la extensión del río. Se aferra se obstina a la petrificada seguridad a la posesión, la porción al límite de la casa elegida. Desconoce el Sol en el otro hemisferio : su cielo es siempre el mismo. Por eso nada retengo en mí. Tampoco estos versos Y de pronto no sé si soy yo la que fluye o me atraviesa el Enigma.

Teresa Noemí Gerez- Buenos Aires- Argentina

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ROSA LÍA CUELLO RESCATE

Imagen: Georgy Kurasov

En las laberintos de algún sueño estás queriendo cruzar un puente mientras se refleja tu figura en el agua de un río que desconozco y sin embargo conozco de memoria. En la sombra que se desplaza ágil en los callejones de otro mundo con flores nocturnas que se deshojan en la irrealidad del paisaje que se detiene en un suspiro de la ausencia. En el último abrazo que aceptaste temeroso 109


y que conservas en la piel que se desgaja mientras tu corazón inventa un ritmo nuevo que dibuja corcheas en el vientre del aire. En la negación de los recuerdos que intentas aplacar con ese insomnio que nadie justifica y llega desde el fondo de la violenta huída que emprendes cada día para alejarte de tu propia realidad. En la mirada donde descubres mi figura que se refleja en el discurso infantil que ensayas frente al espejo de tu desolación para ocultar que sigues en la intemperie como un perro abandonado por su amo. En el camino de las indecisiones yo tomaré tu mano como siempre para traerte al mundo donde no existen los destierros.

Rosa Lía Cuello-Cañada de Gómez-Pcia de Santa Fe- Argentina

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MABEL CORONEL CUENCA OLEAJE

Imagen: Georgy Kurasov

Palabras, tan s贸lo son palabras que brotan de una tenue naciente de masa gris. Una pluma, canal de torrente: pensamientos, sentimientos, emociones y hasta presentimiento que son llevados en el raudal de la vida. Por el camino entre piedras, -algunas volc谩nicas, otras de calizavan quedando pedregullos, fragmentados por las meras palabras, aqu茅llas que van formando un mar, a veces en calma, otras en tempestades, pero siempre con oleaje. Golpeando incesantemente a cada piedra, con el firme prop贸sito 111


de pulir a golpe de oleaje de palabras emanadas de una simple pluma a la piedra más dura del fondo del océano. Que la palabra, al final de la travesía, se vuelva el verbo constructor de la poesía, llenando nuestro mundo de fantasías, despertando esperanza y alegría.

©Mabel Coronel Cuenca Hernandarias – Paraguay

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LOURDES MARÍA NAVARRO DE LO FINITO A LO INFINITO

Imagen: Georgy Kurasov

Me perdí, no encontraba mi alma, la vida se fue, me dejó olvidar. Me perdí, ya no era hueso, ya no era carne, ni agua, mucho menos era cantar. Aventurera de mí misma, me iba descubriendo a cada instante. No sabía si era yo, o era otro alguien. Caminé, caminé por caminos indescriptibles, me hallé en lo mejor, me hallé en lo desconocido.

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Cogí mi sombrero y avancé por la línea del tiempo tenía miedo pero era mi única opción, no miré ni pensé en el ayer, solo avancé y avancé. Todo estaba lleno de luces y sombras, más bien de sombras que de luces, pero me sentía serena y plena; especial, ascendía a la claridad. Me sentía libre, desnuda, feliz, rebosante, me iba alejando de la forma y convirtiéndome en tierra, mar y aire.

Lourdes María Navarro Cruz (Guadix-Granada-España)

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ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN A TRAVÉS DE TUS OJOS

Imagen: Georgy Kurasov

Para llegar al horizonte vadeemos tu recuerdo… ¡Ah, Faón! ¡Faón de Lesbos! Fuego líquido tus miradas de colores. Debajo de tus pupilas zambullidos los vientres de mis sueños celosos otean aquella travesía hacia el Léucade. ¡Ay amor! ¡Ay de mí! Mi vida gestando la muerte mi muerte gestando el regreso —desbarrancados mis pies— el abrazo desaparece en lo tenebroso de sus simas empalado con sevicia mi deseo se pierde en lo erecto de sus picos.

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Entre los pliegues rosa de su manto te disfrutó Afrodita —y tú… fiel— mientras ella enamorada de mil Faones juguetea sobre encajes de espuma y dicha. ¡Quién pudiera atravesar los siete mares! ¡Quién pudiera describir el vaivén premonitorio de las olas! ¡Ay, amor! ¡Ay de mí! Para llegar al horizonte vadeo tu recuerdo ¡Oh, Faón! ¡Mi Faón de Lesbos!

Ana Lucía Montoya Rendón-Colombiana

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RELATO

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JUAN IDIAZABAL YA NO ESTOY EN CHINA

Imagen: Georgy Kurasov

Me doy cuenta que ya no estoy en China cuando a mi alrededor veo un arcoíris de pieles, cabellos, ojos, e idiomas. Lo más impactante es que nadie se sorprende. Murmura. Me mira fijamente. Me fotografía a escondidas mientras grita: -Hello!-

Juan Idiazabal-Mar del Plata, Argentina

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RODOLFO TORRES PAR DE HISTORIAS DIFERENTES Y MUY REALES PARA EL MISMO TEMA

Imagen: Georgy Kurasov

Estoy en una verdadera encrucijada, no puedo decidirme y tampoco sé cómo ni por dónde voy a entrarle a cualquiera de las dos ideas que se me han ocurrido para la edición número 21 de la Revista Gealittera, cuyo tema es Travesías. Porque ni aunque de lejos se parecen tienen sin embargo esas dos ideas bastante en común. Son dos historias muy diferentes pero que a la vez guardan estrecha relación, aunque no se crea: la primera trata de una pareja de cisnes blancos y sus crías y, la segunda, cuando yo mismo participé como soldado en una misión militar en África. La de los cisnes la siento fresca pues todavía resuenan en mis oídos los graznidos del macho y de la hembra alentando a sus hijitos por los días en que “ensayaban” para la gran travesía, a inicios del otoño pasado y en momentos en que los árboles y todo tipo de plantas en esta parte del mundo empezaban a teñirse de los más inimaginables colores, como incendios en el bosque. La otra historia va apagándose en mi memoria, afortunadamente, por la tremenda amargura que me provocó. Quiero decir que el silbido de las balas incendiarias, las blindadas y las trazadoras 119


y el dulzón olor de la sangre derramada, junto a la nada amable visión de huesos rotos y carnes desgarradas, va alejándose hasta colocarse ahora mismo a cuarenta años a mis espaldas. Agradezco al tiempo que con paciencia infinita haya venido suavizando las superficies ásperas de los recuerdos hasta hacerlos menos hirientes... Es una de las ventajas del tiempo imparable. Quizás por eso, precisamente, porque lo ocurrido en África va siendo cada vez menos escabroso dentro de mí es que me atrevo a traer a este presente aquella travesía, a inicios del mes de febrero de 1976; la hice a lomos de un barco enorme y a través del Océano Atlántico. Contaba entonces veinticinco años tan verdes que me creía invulnerable y por tanto capaz de reírme hasta de mí mismo, con más razón de los delfines que alegres nos escoltaban hacia la muerte más allá de la azul línea en el horizonte. Me reía de los peces voladores cual lluvia horizontal azotando el navío en días de calma y también de los camaradas de armas dispuestos a matarse con enemigos de los que no tenían ni idea, pero temían a la insondable inmensidad marina. Y el mismo que dijo que iba dispuesto a llenar de cruces buena parte del territorio angolano con el accionar de su gatillo, ese mismo corrió a acostarse en su litera tapándose completo cuando se enteró de que las aguas por las que navegábamos en ese instante eran de varios kilómetros de profundidad. Ni una cáscara de huevo llena de hormigas, zarandeada por el vaivén de la mar. ¿Qué yo entendía de la vida? Casi nada, pero mucho menos de la muerte. Aun así me fui a la contienda bélica a sabiendas de tales desconocimientos, incluido el que tenía sobre mí mismo y del ser humano alrededor. De haber sabido un poquito de cualquiera de esas cuatro cosas no me hubiera embarcado en la aventura o por lo menos la hubiera pensado par de minutos más. Lo importante creo yo es que los cuatro hermanos hijos de la misma madre y el mismo padre hicimos la travesía de regreso de aquella guerra creyendo todavía en heroicidades cuando en verdad había sido una grandísima… irresponsabilidad nuestra porque habíamos dejado atrás, padeciendo por cada uno nosotros casi cada minuto, a par de viejos que eran la angustia personificada y de ninguna manera merecieron el año de calvario al que los sometimos, sobre todo por el amor con que nos habían traído a la vida y más aún con el que nos habían criado. De veras que no hubo manera de borrarles el susto. Siempre nos lo recodaban, unas veces con palabras y otras con lágrimas y suspiros. Es que alguna parte de Manolo, de Roberto, de Alberto y de la mía se nos quedó para siempre en Angola, en cada una de las jornadas vividas allí. Aunque a mi primo Manolito Seguí Rodríguez, de sólo 120


diecinueve años de edad, le pasó lo peor; él se quedó allá para siempre cuando lo de Cuito Cuanavale. Fue un héroe de los de verdad porque operando una ametralladora antiaérea “cuatro bocas” derribó el mismo Phantom que lo arrancara de este mundo. Y a pesar de su corta vida contribuyó, como muchos otros, a la caída del Apartheid sudafricano. Fue un héroe ciertamente pero desde entonces mi tía Cuca y su esposo Manuel dejaron de salir a la calle y hasta de venir a tomar el café que mi padre colaba para ellos, porque siendo jóvenes todavía envejecieron en unas pocas horas con la noticia de la desaparición del único hijo varón que había ido a defender, sin tener siquiera idea de ello, lo mismo que nosotros cuatro, creo que como todos los combatientes internacionalistas cubanos, la entronización y en consecuencia la futura descomunal fortuna de una familia angolana enmascarada en el socialismo que jamás funcionó. Paralelamente y por más que me esfuerce no puedo evitarlo -porque estoy ahora intentando hablar de mi participación en una guerra, en África--, vuelve a mi memoria como si fuese en este mismo instante que a mediados del pasado verano decidimos echar la tarde en uno de los muchos lagos que dan vida a Berlín, refrescan el ambiente y embellecen el paisaje de esta ciudad. Se trata del conocido Weisensee relativamente cerca de casa y en cuyas aguas nadaba una hermosa pareja de cisnes. Pues nos acercamos, que la contemplación de lo lindo hace más placentera la vida. La voz de alarma del macho paralizó a su familia y la hembra se adentró en el lago llevándose a los hijitos, para entonces dos paticos feos y asustadizos, porque una pareja de esos animales que no tienen plumas sino pelos en las cabezas la mayoría de ellos se acercaba con algo en las manos, tal vez un pedazo de pan, y la verdad era que podía haber otras intenciones en la amabilidad disfrazada. Por eso, el macho enorme salió erguido y solemne del agua y se acercó, observándonos todo el tiempo los movimientos de nuestras extremidades superiores y lo que en realidad podía haber en ellas. Mientras, alejándose de la orilla, la hembra ya cobijaba a sus espaldas y entre plumas y alas algo levantadas aquellos paticos feos que alzaban las cabecitas y nos miraban, curiosos, como si fuéramos monstruos que se almuerzan cisnecitos. A partir de aquella tarde pasamos a disfrutarles cada vez que tuvimos tiempo. Siempre con algo de saborear en nuestras manos. De veras que daba gusto ver como las plumas todavía grises de los paticos feos se alisaban, como sus picos dejaban de ser anchos y amarillos en las bases para estilizarse, lo mismo que los cuellos se alargaban casi del todo y los cuerpos alcanzaban la flexibilidad de su especie, hasta que de veras 121


empezaron a transformarse en las gráciles criaturas…, pero faltándoles todavía el toque mágico y final que las haría únicas. Así, aunque parezca increíble sobre todo a nosotros dos porque lo presenciamos, los progenitores se apostaron en un recodo del casi circular lago Weisensee y con fuertes graznidos “ordenaron” a sus hijos que emprendieran vuelo. Al parecer, los “muchachos” habían ejercitado sus alas pero en breves revoloteos cerca de la familia. Esa vez sin embargo sus mayores les instaban a elevarse y que fueran más allá. En ello les acompañaba el hechizo del dilatado y todavía caluroso atardecer en el que los cisnes viejos --cuales fanáticos en el graderío de un estadio-- exclamaban al veloz paso de cada uno de los competidores jóvenes porque volaban en un gigantesco círculo a lo largo de toda la orilla del lago. Para entonces, los “muchachos” habían sustituido casi del todo las plumas grises por blancas y brillantes y más que simples aves parecían seres mitológicos venidos de otros tiempos. Cada vez que los hermanos alados salvaban el punto en que se apostaran los progenitores, podían oírse estas exclamaciones: ¡Cuac-cuac! ¡Arriba, jóvenes, que van haciéndolo muy bien! ¡Cuaccuac! ¡Cuac-cuac! Estamos orgullosos de ustedes! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Levanten las colas! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Escondan un poco más las patas! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Metan las panzas! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Estiren los cuellos! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Estamos orgullosos de ustedes! ¡Cuac-cuac! ¡Cuac-cuac! ¡Van haciéndolo muy bien! ¡Cuac-cuac! Y, bueno, una noche, cuando el otoño se acentuaba en las caídas de las hojas de casi todos los árboles y el viento cada vez más fuerte empezaba a barrerlas, escuchamos el inconfundible graznido de los gansos salvajes mudándose de esta parte del mundo a otras más cálidas. Pensamos ni sé por qué que así mismo se expresaría la familia de “nuestros” cisnes. Pues salí al balcón por si tenía la gran buena suerte y les veía para decirles un adiós que les trasmitiera seguridad allá dónde fueran, además de desearles mucha y buena suerte. Pero nada, lo único que podía escucharse era el graznido a mucha altura alejándose en dirección sur, hacia el continente africano. Pasado un año, digo en 1977, retornamos de África siendo otras personas. Yo por lo menos así me lo creí porque lo sentí en carne propia. Me había ido a la guerra siendo desconocedor de cuatro cosas importantes, aunque gracias a ese conflicto armado precisamente hice la 122


travesía de regreso dentro de mí mismo pues volví a casa creyendo todavía en unas pocas heroicidades, pero sobre todo sabiendo que era tan vulnerable como cualquiera, que la vida puede ser un soplo y la muerte -porque la vi casi cada minuto-- es paciente y espera por cada uno de nosotros, que nadie es distinto de los demás aunque seamos todos tan diferentes. Tales conocimientos me han permitido, ahora, pasados estos cuarenta años, aquilatar el enorme valor de la familia de cisnes y todo porque he vuelto a verles este verano en el lago Weisensee. Son solo tres y no sé por qué. Váyase a ver qué conflicto derribó a uno de ellos. O quién sabe si uno de los jóvenes --hembra lo mismo que macho-- conoció a su pareja definitiva y se mudó a otro lago. Comprendí entonces que la mayor parte de las travesías son a pares, una es de ida y por fuera y la de regreso es casi siempre por dentro aunque no necesariamente con retorno.

Rodolfo Torres, cubano que vive y trabaja en Berlín, Alemania.

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ROXANA ROSADO CAMBIOS

Imagen: Georgy Kurasov

Andrea es una chica alegre y sencilla. Su cabello es negro, tiene porte, es alta y estilizada, siempre con una sonrisa franca y solo viste de negro, blanco o gris. Lleva sangre española y francesa, eso se nota en sus ojos oscuros y su cabello casi negro. Además de guapa también es coleccionista. No lo es de obras de arte, ni joyas o esculturas. Colecciona algo que puede llevar con ella a donde vaya sin necesidad de cargar con una maleta o una mudanza. Es coleccionista de experiencias, de vivencias que la vida le muestra a través de las personas y de los viajes. En su niñez siempre soñaba con despertar en otro lugar, correr en una playa o conocer otras ciudades. Su sueño desde pequeña siempre fue viajar. De niña nunca pudo hacerlo por circunstancias ajenas a ella. Sus pies tocaron el mar cuando ya era mayor. Su primer viaje en avión se lo dio su trabajo, y de ahí, en su mismo país, tuvo oportunidad de visitar varias ciudades. Claro que no tenía tiempo de conocerlas a fondo, pero de cualquier forma viajaba. Después y con mucho esfuerzo logró conocer Londres, una de sus ciudades favoritas. 124


Quizás por esa misma sed que tenía de llegar más allá comenzó a cambiar de empleos. Siempre conseguía uno mejor que el anterior. Con ello llegó el dinero, y con éste y la juventud, llegaron las fiestas, las bebidas, las desveladas, las líneas blancas y otras cosas que le hacían despegar los pies de la tierra de vez en cuando. Fue en su último empleo cuando sintió que estaba perdiendo sus objetivos. Conocía a mucha gente que su único móvil en la vida eran las fiestas y las trasnochadas, pero también tenía contacto con personas que hacían lo contrario. Empezó a sentir que, a pesar de su edad, ya había probado de todo (literalmente) y necesitaba un cambio urgente. El perder la pasión por lo que estaba haciendo era una señal de que tenía que cambiar. Así que, una mañana llegó a su empleo y renunció a pesar de que le permitía vivir desahogadamente. Algunos de sus amigos le insistieron para que no lo hiciera. Era el trabajo perfecto. Pero ella necesitaba algo más. Arregló algunos pendientes, hizo su maleta, organizó una cena de despedida y tomó un vuelo a Los Ángeles. Ahí disfrutó de la playa, hizo nuevos amigos y continuó un tiempo con su vida disipada, pero comenzó a buscar opciones. No había viajado hasta allá para no hacer nada. Amaba pintar, así que compró un estuche de pinturas al óleo y empezó su búsqueda. Después de vender un par de cuadros decidió que necesitaba viajar a otra ciudad donde la cultura fuera "el pan nuestro de cada día". Nuevamente empacó sus cosas y viajó a Nueva York. La ciudad era impresionante. Sus rascacielos en contraste con las casas antiguas, los barrios otrora inseguros, ahora estaban renovados, sus calles, sus cafeterías, todo era una belleza. Al bajar del avión respiró profundo. ¡Claro que podría! Por eso estaba parada ahí. Se hospedó unos días en casa de un amigo y empezó a buscar empleo. En algunos lugares le pedían papeles, en otros no querían contratarla por ser extranjera. Comenzó a desesperarse y a preguntarse si realmente había valido la pena dejar lo que tenía por nada. Un día casi durmió en la banca de un parque. Comía una vez al día. Pero todo eso lo guardaba para sí. Lo veía como un reto. Sin embargo siempre hubo alguien que le tendiera la mano. A fuerza de tocar puertas consiguió trabajo como mesera en uno de los restaurantes más inn. Un lugar donde se servía comida mexicana. Por su presencia y su prestancia al servicio rápidamente se convirtió en la favorita de los comensales y también de los empleados. Siempre sonriente, siempre atenta. Por supuesto cometía algunos errores, al fin y al cabo estaba reaprendiendo (había sido mesera a los quince años) pero todo era muy interesante para ella. 125


Como no podía permanecer mucho tiempo con sus amigos, se mudaba constantemente hasta que pudo pagar la renta de un cuarto modesto pero cómodo. ¡Al fin mi casa! Gritó cuando entró a la habitación. Solamente tenía un buró y una cama. Se tiró en ella de un salto y comenzó a reír de felicidad. Compró un juego de sábanas, un cobertor, colgó su ropa en el diminuto ropero y le llamó a su madre para avisarle que ya tenía un lugar seguro. Su mamá se sintió muy feliz, la pensaba a diario por las noches y pedía a Dios que le diera un techo donde descansar a salvo. Pronto consiguió otro empleo en una distribuidora de té. Gracias a sus conocimientos y experiencia pronto se ocupó prácticamente del manejo de todo y tuvo que renunciar a su primer empleo. Una amiga le obsequió una bicicleta y comenzó a recorrer las calles y transportarse en ella. Ahí fué donde decidió que era momento de dejar de beber. Y así como de un día para otro viajó a otro país, le puso el tapón a la botella y decidió que ya era tiempo de parar. Cuando iba a una fiesta bebía solo refresco. Y comenzó a reflexionar. Sintió que su cuerpo respondía de maravilla al cambio y al ejercicio. Se inscribió en un pequeño gimnasio y comenzó a hacer algo que jamás en su vida había logrado, levantarse a las cinco de la mañana, tomar su bicicleta e ir a hacer ejercicio. Comenzó a dormirse temprano cuando podía. Sin saberlo había dado los primeros pasos a su transformación. Comenzó a pensar en su vida pasada, la cual tomaba como una experiencia necesaria para estar donde estaba ahora. Si todo eso no le hubiera sucedido, sería otra persona. Todo lo que vivió la orilló a la necesidad del primer cambio, y luego del otro y así de los que siguieron. Con el cuerpo renovado y el cerebro sin nada que le aletargara sus pensamientos, tuvo una claridad tal que experimentó interiormente una limpieza como nunca la había sentido. Fué como nacer otra vez. Sus reflejos, sus ideas, la forma como ahora veía el mundo, como quería llevar su mundo, todo se estaba transformando. Era como si las decisiones drásticas que había tomado estuvieran girando a su alrededor y empujándola a una sinergia jamás experimentada. Con ese cambio, poco a poco y sin sentirlo, llegó el perdón para aquellos que sentía le habían dañado. Eso le daba una sensación de alivio increíble. El egoísmo se fue y conoció a una Andrea que ahí había estado siempre pero que no se había asomado antes. Y le gustó. Le gustó la nueva persona en la que se estaba convirtiendo. Empezó a encontrar el tiempo adecuado para combinar su trabajo en la empresa con su pasión. La ciudad se prestaba muy bien para ello. A veces 126


se iba con un nuevo amigo que era músico a tocar la guitarra en los parques solo por diversión. Frecuentaba exposiciones, museos, y comenzó a relacionarse con personas del medio cultural. En sus ratos libres plasmaba su inspiración en los lienzos. Un domingo los llevó a Central Park. Era un día especialmente caluroso. El parque estaba repleto de gente, de familias vestidas con ropas ligeras, que llevaban a sus hijos en bicicleta, jalando a sus mascotas y a una bolsa grande de botellas con agua. A Andrea esto le encantaba. La llenaba de vida el convivir con la gente, el conocerles, hablar con ellas. Esas eran las experiencias que le gustaban. Acomodó sus cuadros en un claro y se sentó en un banquito con una botella de agua fresca en sus manos. Ese día se veía especialmente radiante. Varias personas se acercaban de cuando en cuando a preguntar, a mirar. Dos compraron, y justo cuando iba a guardarlos se acercó un hombre algo maduro, vestido elegante pero con ropa casual, adecuada al clima. -He estado observando tu arte. Es increíble.- -Gracias- dijo Andrea. Permíteme presentarme. Soy John Revueltas. Tengo una galería aquí cerca. Me gustaría hacer una exposición con tus cuadros- le dijo dándole una tarjeta. -Seguro que te llamo para una cita- le contestó. Esa noche no durmió. ¡Una galería! ¿Sería que su sueño estaba transformándose también? Esperó dos días, no pudo esperar más y le llamó. Concertaron una cita y Andrea llevó sus mejores cuadros. A John le encantaron y comenzaron los preparativos para la exhibición. El día esperado llegó. Andrea lucía radiante con su cabello negro ensortijado hasta los hombros suelto, libre, como era ella. Sus ojos tenían un brillo especial. Por supuesto está demás decir que ese fue el primer paso para transformar su sueño en realidad. Al día siguiente se dirigió a su trabajo en la empresa de té, completamente feliz y agradecida por ese viaje que había emprendido desde su tierra natal hasta la ciudad que ahora la acogía con tanto cariño y le abría las puertas a su nuevo destino, pero más que nada se sentía agradecida porque de la mano hizo un viaje a su interior y decidió transformarse, y sin planearlo su entorno ahora era diferente y se estaba convirtiendo en lo que ella siempre había deseado. El aire movía su cabello y sus piernas firmes pedaleaban la bicicleta, sus pulmones respiraban el aire con el aroma que venía del río y apareció una sonrisa amplia en su rostro. Era sencillamente feliz y libre. Roxana Rosado- Ciudad de México- México 127


LILIANA VARELA DE TRAVESÍAS… VIAJAR

Imagen: Georgy Kurasov

Viajar es algo mágico…al menos para mí lo es. Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado el goce de conocer otras tierras, otras costumbres, otras ideologías. Un viaje no es sólo un itinerario de ruta, ni tan siquiera un paseo turístico lleno de informaciones, suvenires y fotos. Viajar es más vasto aún, es un conocer no sólo otra ciudad, idioma, religión o sociedad, es también conocernos nosotros mismos en ese contexto, redescubrirnos en la plenitud del ocio con toda la introspección que conlleva el momento. En mi caso me ha tocado viajar, tanto fuera como dentro del país, siendo adulta, y tal vez agradezco esa adultez por la experiencia de vida acumulada que me permitió reconocer lo valioso de cada viaje. Amigos en tierras desconocidas, idiomas que jamás había escuchado; saber que las señas constituyen el idioma universal que nos salva de la incomunicación; recolectar anécdotas por doquier que quedarán en nuestra memoria eternamente; realizar actividades que jamás hubiésemos osado hacer; sinestesiar el cuerpo con los olores, los sabores de cada alimento lugareño , todo es una aventura. La compañía se torna imprescindible en estos periplos; pero también la soledad es importante para conocer y disfrutar otra perspectiva. 128


Para quién escribe, el viajar se hace complemento obligatorio de la imaginación; nos sumergimos en historias ideadas sobre la base de lugares y personajes nuevos; nos nutrimos de sensaciones que afloran en versos de algún poema futuro, etc. Todo lugar es bello para conocer, bien sea al otro lado del océano (como me tocó descubrir Eslovenia), bien sea a pocos kilómetros del lugar de origen (provincias de Argentina) o tal vez a la vuelta de la esquina en algún parque recién descubierto. Porque fundamentalmente existen dos tipos de viajes que se puedan hacer al mismo tiempo o no. El viaje con maletas, con boletos, con itinerarios y planes prefijados o aquel viaje interior que lleva a sumergirnos en tierras más desconocidas aún que están en nuestro interior. Tal vez el viaje más fructífero sea este último (y tal vez el más temido por uno mismo). En síntesis, viajar es desplegar las alas de la imaginación, expandir nuestros horizontes, nuestros conocimientos sobre la vida en general, es descubrir y redescubrirnos. No interesa cuál de estos dos viajes hagamos, ambos son imprescindibles para crecer como personas. Pienso seguir viajando, en cualquiera de estas modalidades, al lugar dónde sea y en el momento que sea…¿ustedes no lo harían? Como despedida dejo el poema “Viajar” de Gabriel García Márquez Viajar es marcharse de casa, es dejar los amigos es intentar volar volar conociendo otras ramas recorriendo caminos es intentar cambiar. Viajar es vestirse de loco es decir “no me importa” es querer regresar. Regresar valorando lo poco saboreando una copa, es desear empezar. Viajar es sentirse poeta, es escribir una carta, es querer abrazar. 129


Abrazar al llegar a una puerta a単orando la calma es dejarse besar. Viajar es volverse mundano es conocer otra gente es volver a empezar. Empezar extendiendo la mano, aprendiendo del fuerte, es sentir soledad. Viajar es marcharse de casa, es vestirse de loco diciendo todo y nada con una postal, Es dormir en otra cama, sentir que el tiempo es corto, viajar es regresar. Liliana Varela- Buenos Aires- Argentina

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J. JAVIER TERÁN DÍEZ TU CAMINO Y EL MÍO

Imagen: Georgy Kurasov

Tu camino y el mío siempre fueron a la par; aun en los peores momentos de nuestro caminar juntos, que los hubo. Y siempre corrieron parejos, al igual que nuestros destinos, que fuimos labrándonos al unísono paso a paso, por azares de la vida tal vez... Todo comenzó en el pasado, en nuestra dulce época de estudiantes, cuando el azar quiso que aquel año coincidiésemos en aquella clase del Instituto –primer año en el que las autoridades académicas decidieron que las clases fuesen mixtas: se abrieron a que chicos y chicas compartiésemos un mismo aula-, contra la inveterada costumbre que venía de antiguo, de mantener la separación de la educación por sexos. Y no sé si en realidad fue porque coincidía que vivíamos en la misma zona de la ciudad y la ida y el regreso del instituto lo hacíamos juntos; porque nos rodeaban unos intereses comunes por ser compañeros de estudios, o porque por nuestro carácter y nuestra personalidad congeniamos rápido; el caso es que muy pronto surgirían entre nosotros las primeras confidencias a la luz de la luna, y los primeros secretos a escondidas de 131


todos. Así como un claro y evidente hilo de simpatía y compenetración, que pronto terminó en cariño. Y luego, en un compartir posterior de algo más que una simple amistad, junto a los primeros escarceos amorosos. Los posteriores estudios, camino de la obtención de una titulación, fueron también los mismos por ambas partes. Y durante ellos, nuestra relación personal y amorosa caminó a la par que nuestros estudios: viento en popa y a toda vela. Y fue entonces, en aquella edad joven, cuando vinieron los grandes e inolvidables días de amor y pasión a solas los dos, aunque unidos también a los inevitables días de estudio puro y duro. Si bien, al final de los mismos una especie de nube inmensamente negra y cargada de incomprensiones por ambas partes, injustos malentendidos en ambos sentidos, celos sin duda no justificados…., y un nerviosismo agudizado quizás por la falta de tiempo para aclarar dudas, como consecuencia de los largos y exigentes exámenes finales, pareció instalarse de pronto sobre nuestras cabezas, haciendo que nuestro amor flaquease de manera cierta. Y todas las esperanzas acumuladas con gran esfuerzo a lo largo de los años, cara a una vida en común, se fuesen al traste de la noche a la mañana. Así las cosas y con el devenir de aquellos días, todo hacía presagiar que nuestros caminos, por primera vez en tantos años, iban a tomar rumbos diferentes. Y así ocurrió, en efecto, cuando además, debimos afrontar y encarar el difícil momento de iniciar la actividad laboral, y cada uno de nosotros debimos buscarla en lugares diferentes y bastante alejados entre sí. Pero el tiempo, que es sabio, entendió que una relación así, fraguada a través de muchos años, no podía desperdiciarse y olvidarse sin más. Y bien pronto, cada uno de nosotros, como si hubiésemos escuchado una voz en nuestro interior a modo de advertencia, pusimos nuestros recuerdos a andar y echamos el resto para tratar de reconquistar nuestro perdido amor. Del posterior reencuentro, cuentan las crónicas que la fiesta se extendió más allá del amanecer del tercer día… J. Javier Terán-Palencia (España)

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JULIA DEL PRADO LENGUAJE AMATORIO

Imagen: Georgy Kurasov

Descubre en el desnudo la magia de dos cuerpos en espíritu amatorio. En vibraciones de entrega. El sibarita saborea punto por punto, curva por curva. La travesía se da desde la manzana, su Eva. La serpiente toma cuerpo, se vitaliza. Simbiosis de fuego eterno.

Julia del Prado- Lima- Perú Mayo 5, 2016.

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ISABEL PÉREZ ARANDA TRAVESÍA EN IVLIA

Imagen: Georgy Kurasov

Me dejo llevar por la intuición, tomo la puerta alta como inicio, bajo San Esteban en pendiente y tuerzo a la izquierda en travesía estrecha y austera hacia la Plaza de Santa Luparia y me recreo en tan apacible lugar. Continúo en agitado bajar de trancos, dejando atrás y hacia la izquierda un hermoso pilón de agua. Desciendo Abentofail en algaradas de antaño y un soplo de aire fresco alegra mi visión, amplia limpia, de balcones regios y farolas de dulce luz, se muestra hermosa la plaza de las palomas, la cruzo y una vez más atravieso el discurrir de escalones, dejo a mi izquierda Requena y en este pequeño recodo y antigua puerta exterior de muralla, paro, y con los ojos cerrados puedo ver cómo fue aquel lugar, aun hoy merece la pena rememorar su historia y su sentir, todas las calles aledañas son principio y fin de incesantes travesías, que culminan en la puerta de Bacamarín. Podría recorrerlas a ojos cerrados, sin embargo cada vez que voy, redescubro lo ya vivido.

Isabel Pérez Aranda / Guadix / Benidorm - España

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M. TERESA FANDIÑO TÚ, EL MURMULLO DEL RÍO Y EL SONIDO DEL TREN

Imagen: Georgy Kurasov

Adela era una buena amiga, hablaba mucho. Llegó a casa y me contó un viaje que había hecho sola y del que creí no volvería. “Subí al tren ilusionada. Aquella era la primera vez que viajaba sola. Me sentí libre y muy feliz cuando el tren arrancó. Me había comprado un pantalón vaquero azul oscuro y una camiseta blanca. Apenas me enteré de la mitad del trayecto, leyendo y escuchando música. Algo me descentró, observé a una señora que llamó mi atención. Una mujer excesivamente delgada, pelo rubio muy corto, de una edad avanzada. No paraba de hablar excepto para comer, a lo largo del viaje constantemente comía pequeñas cantidades de fruta. Ella no estaba allí cuando el tren arrancó. Lo juraría. Me pareció una mujer extraña y muy pesada. Hablaba de sus enfermedades y de sus frutas. Llegué a Madrid agobiada, cuando la perdí de vista me sentí mejor. Hacía calor. Cambié de estación para subirme a otro tren, estaba agotada después de seis horas de viaje. La sensación de calor aumentaba por momentos. 135


Comenzaba mi arrepentimiento, no creía que hubiera sido una buena idea. Llegué a Sevilla al día siguiente muy de mañana, después de una noche de fiesta en el tren, con una familia de andaluces que llegaban de regreso a casa cantando y dando palmas. Al alba me sentí pegajosa y cansada. En la estación el termómetro marcaba 45 grados. El aire se sentía irrespirable, abundaban los mosquitos. Encontré un kiosco, compré el periódico y pregunté por un lugar limpio donde dormir. La kiosquera me miró raro. Sin embargo, se decidió a darme las señas de uno de ellos. Entré a ciegas, mis ojos se cegaron víctimas del contraste con la luz del cielo de Sevilla. Me sentí insegura, sin embargo en no más de dos minutos decidí que el sitio no me desagradaba. No había ninguna habitación disponible. Estaban agotadas las reservas. Me senté en un sillón de color granate, de aquel hermoso hall, y reposé mi cabeza. Un empleado se acercó y me preguntó qué pretendía hacer. —Aguardaré a que algún huésped deje su habitación. —Eso no es posible, señorita. No quedarán habitaciones disponibles hoy. —No tengo pensado levantarme de este sillón, estoy agotada. Me miró con soberbia. Se dignó a ofrecerme una pequeña habitación, me pareció incluso un lujo el hecho de que tal habitáculo, tuviera dos ventanas que abrían hacia un patio de manzana. En realidad había presentido que dormiría en la calle, así que no sólo me conformé, sino que incluso me sentí bien. Abrí las ventanas y la puerta, el aire no circulaba. Me acerqué a un gran espejo que decoraba la pared y vi mi rostro. ¡Penoso!, mi aspecto era deleznable, mi cara…se había tornado azul. Mi vaquero nuevo había desteñido y habiéndome frotado la cara por el sudor, me asemejaba a una vagabunda azul, sucia. Recordé las mirada de la kiosquera y del empleado del hotel...Me sentí patética. Sumergida en una larga ducha, muy fría, el calor no cesaba; mi cerebro estaba abotargado. Con las ventanas abiertas, y a pesar de los mosquitos, me recosté desnuda sobre la cama y dormí profundamente. Descansé durante horas….Apareció la luna llena. Decidí recuperar mi imagen femenina, me puse un vestido de seda azul y unos tacones altos. Bajé la escalera desde la primera planta como una diosa; tras el mostrador, el encargado me miró y sonrió. Le gustaba mi nuevo aspecto. Me surgió la duda de que quizás me hubiera espiado a través de la ventana que daba al patio de manzana mientras dormía. Tenía cara de perverso. 136


La velada en el restaurante del hotel transcurrió entretenida, una charla amena conmigo misma, hizo que me sintiera bien. Estaba harta de la intensa vida social que llevaba. Un café, en la terraza de un bar, me pareció una idea perfecta; esa noche marcaba 40 grados, la temperatura no descendería. Le vi llegar desde la otra parte del río, vestido con su camisa entallada de flores azules y fondo blanco; resplandecía bajo la luz de la luna. Sus hombros anchos y aquel pantalón blanco llamaron poderosamente mi atención. Me embrujó su mirada y su figura” Creí que Adela no volvería, mas en el fondo tenía la esperanza de que se cansara de aquella aventura. Se enamoró, un mes duró la travesura. Aquel día del mes de Agosto, una mujer llamó a su puerta con un bebé en brazos. Le rogó por sus muertos y por los vivos. Adela bajó la mirada y se marchó por el mismo camino que había llegado. Estaba segura de que esa no era la solución para aquella mujer, sin embargo, se apartó de su camino. Su aventura no tenía consistencia. Una más para anotar a su larga lista de amores sin rumbo fijo. Partió del apartamento, con su maleta y un abanico, hacia la estación del tren. —Compré un billete de tren y aguardé en la estación. A las doce de la noche no había pasajeros aguardando y el tren no llegaba. Me pareció extraño. Un empleado me dijo que aquella no era mi estación y que no me daría tiempo pues estaba en la otra punta de la ciudad. Mi tren había salido sin mí. — ¿Qué pasó? ¿Tuviste que pagar otro billete? — No, no tuve que hacerlo. Te cuento, un chico que estaba en la estación me dijo que llegaría un tren en pocos minutos, que me podía servir. Me contó que lo engancharían al mío en un pueblo cuyo nombre no recuerdo, y que entonces podría cambiarme de vagón y entrar. — ¡Vaya! — Me subí. El tren iba prácticamente vacío. Según entré me metí en un vagón, me cubrí totalmente con un chal que llevaba de recuerdo en mi maleta. Dejé mis piernas a la vista con aquellos tacones altos. El revisor fue muy amable, me creyó dormida y no quiso molestar. — ¿Y no regresó? — Estuve muy atenta, al llegar al pueblo en cuestión salí corriendo y me trasladé al otro tren. Me instalé en un vagón en el que no había nadie. — Un poco tenebroso.

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— Si. Llegó un hombre que viajaba solo, no tardó en sacar conversación. Estaba sudoroso y parecía un hombre extraño, comenzó a decir tonterías. Me dio miedo, con mi maleta en la mano me trasladé a otro vagón donde viajaba un matrimonio. No pareció agradarles mi presencia. Me invitaron a sentarme cuando se percataron de que aquel hombre me seguía. — ¡Vaya viajecito que tuviste!, Adela. — ¡Un horror! Llegó el revisor. — Ja, ja, ja, me lo estoy imaginando. No sé cómo pudiste llegar a casa ni como estamos hablando aquí tranquilamente. — Tampoco lo sé, ja, ja, ja. El revisor me vio y dijo ¡Una pasajera que se ha subido en marcha! —Ja, ja, ja ¿qué le dijiste? — No señor, no me subí en marcha, le dije. Usted no me vio antes porque estaría en el servicio. Pero no se lo creyó. Me dijo que me haría bajar en cualquier estación. Así que le di el billete y puse cara de niña buena. El hombre me miró fijamente, me preguntó un par de cosas y puso una mueca, lo más importante fue que no me echó del tren. — ¡Una buena persona! —Cuando llegué a Madrid hube de tomar otro tren para llegar a casa. Este billete correspondía a un asiento. A mi lado se sentó una señora, llamó mi atención porque comía fruta en pequeñas cantidades constantemente. De pronto me acordé de aquella señora que tanto me había agobiado en mi primer viaje. No me lo podía creer. ¡Era ella!, creí morir… — ¡Increíble!, me estás tomando el pelo. — Te lo juro. — ¿No había otro asiento? — El tren abarrotado. No podía soportarla, no paraba de hablar de tontería. Me estaba quedando dormida, ¡pero ella me despertaba! — ¡Se aburriría! — Ahora viene lo más gracioso. La señora se bajó en una parada del tren, seguro que para comprar más fruta, aunque ella dijo que iba a comprar agua. Cerré los ojos y rogué, “por favor virgencita, que el tren arranque y se quede en tierra”, tres veces recé la misma plegaria. Después tuve remordimientos, pero más adelante. Ese día no, estaba harta. — ¿Por qué? ¿Se quedó en tierra? — Si, tuve que llamar a un revisor porque la señora se dejó una bolsa en el asiento. Me había pedido que se la vigilara. La recogieron y la guardaron. — ¡Pobre mujer! — Si, pobre. En ese momento no me dio ninguna pena. Recuerdo que pensé ¡Por fin un viaje tranquilo! Me dormí. 138


Me sentí libre y muy feliz a la llegada del tren a la estación. Me sentí todavía mejor cuando, por fin, entré en mi casa; me saqué los zapatos y el sujetador. Puse música; descalza y con un café en la mano, miré a la ventana. Apareció la luna. A miles de kilómetros se quedaron los susurros al oído. Todavía podía verle llegar cruzando el puente de Triana, todavía podía sentir sus caricias, su forma de besar y esos murmullos que, cada noche, llegaban del río Guadalquivir.

María Teresa Fandiño-La Coruña, España.

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MARGARITA POLO VIAMONTES ELKA Y SU TRAVESÍA DE ENSUEÑO

Imagen: Georgy Kurasov

Elka está sentada en la litera de becas, su cara refleja asombro ante las carcajadas de nosotras por su invitación para conocer su natal Bulgaria. ¿Cómo soñar con una travesía tal? ¿Ir a Europa desde Cuba? Estábamos en 1970 y viajar al exterior es como pedir visitar la Luna. Ese es el recuerdo que recrea nuestra mente, al aceptar la idea de Elka, casi cincuenta años después, realizando la soñada travesía, pero partiendo desde otro punto de su primera conversación, a 90 millas de la isla. Mientras volamos sobre el Océano Atlántico en travesía inversa a la que hicieron nuestros ancestros siglos atrás, Elka llega una y otra vez a nuestra memoria, con ella sus hijas Boriana y Stanislava, entonces niñas que nos servían para entrenarnos como madres futuras. ¿Cómo serán ahora? ¿Nos recibirán con agrado o seremos unos seres desconocidos? La idea que se crea a través del éter a veces distorsiona las imágenes del ayer, las conversaciones por Internet han sido amorosas, pero… El pensamiento se interrumpe con el duerme y vela, que proporciona el ronroneo del avión, cuando súbitamente la noche se hace día. Aunque la 140


travesía de Miami a la escala en Berlín fue de 9 horas, y dos horas más hasta Bulgaria, llegamos justo al amanecer con seis horas antes del horario que dejamos en Miami, pues era una travesía también en el uso horario. Elka insistió que viajáramos en junio cuando Bulgaria se encuentra en plena primavera, y crecen en todo su esplendor las famosas rosas búlgaras. Durante decenios escuchar a Elka hablar sobre su patria resulta maravilloso, pues a través de su mirada anhelamos ver sus paisajes y sus costumbres. Así transcurrieron los días universitarios en la beca de F y Tercera, en el barrio habanero del Vedado y los que llegaron después cuando la visitábamos en Miramar y el edificio Focsa del Vedado, mientras ella trabajaba de traductora en Cuba. Invariablemente Elka nos invitaba a Bulgaria y nosotros nos reíamos de esa posible travesía. Por eso el viaje en el 2014 resulta espectacular, imaginarse Elka aun con el vigor juvenil manejando su pequeño auto azul por toda Sofía, es casi imposible. Menos aun mostrarnos buena parte de esta capital, bordeada por las montañas. En esta fecha, nos recibe lluviosa la capital de Bulgaria por instantes y algo fría todavía, sobre todo al anochecer como cuando llegamos directo a la casa de campo, entre las risas cantarinas de sus dos hijas que no nos dejan de abrazar y besar recordando su niñez. Un esplendoroso paisaje nos despierta con el trino de las aves, la fragancia de las flores y los frutales. A Elka ahora le gusta vivir solitaria, aunque tiene dos hijas y tres nietas, le encanta estar en la casa de la montaña sembrando en la primavera flores, condimentos y frutas, con estas últimas hace mermeladas para el invierno que es bastante cruel. Llegamos con días de lluvia y temperaturas muy cambiantes de 25 a 10C más o menos. Pero pasables, sobre todo cuando se camina entre tantas cosas bellas. Una poeta me dijo antes de partir hacia Bulgaria, que cada ciudad tiene su olor, añado que tiene también su color y hasta su sabor, pero sobre todo su amor, cuando se va de la mano amiga caminando por sus calles. Elka me dijo que le entristeció que visitáramos primero Berlín, pues encontraríamos Sofía pobre, pero aunque el contraste es grande, no es degradante, pues Bulgaria resultó la consumación de un sueño.

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Bulgaria tiene un perfume peculiar por sus rosas, tilos y flores; aunque la lluvia nos arrebató parte de su luz los primeros días, luego brilló el Sol, los lugares que visitamos se eran luminosos. Con sus adoquines, calles angostas y su historia, me recordaron a cada paso a nuestro natal Camagüey. Incluso ante la deslumbrante variedad, en la sobremesa hablé de la leyenda camagüeyana de la Dolores, libro que estaba por concluir todavía. Un día nos dijo Elka que tenia una invitación de unos amigos búlgaros, que habían trabajado con ella en Cuba, y la hija se casaba en Grecia. Ella les había declinado la invitación por nuestra llegada, pero ellos al saber que éramos cubanos, insistieron en que viajáramos junto a ella. Entonces supimos que Grecia tiene frontera con Bulgaria, claro, seguro que lo aprendimos en geografía escolar, pero no lo asumimos hasta ese momento. De pronto la travesía se extendió hasta cruzar una nueva frontera, en un viaje de seis horas desde Sofía, manejando Elka las carreteras angostas entre montañas, a paso lento, con respecto a la velocidad de las express way de Miami. Con el alma en vilo por los constantes abismos, en dos vías solamente, logramos llegar a Haldiki, según el diccionario Calcídica o Halkidiki pronunciación moderna: Jalkidikí, una zona periférica de Grecia, en Macedonia central. Durante el trayecto supimos por Elka, que Grecia tiene tres “mangas” como le llaman a las penínsulas de esa región, así que visitamos la segunda de ellas. No vimos Atenas, pero si el mar Egeo, con sus bellas aguas cristalinas y tranquilas, donde nos mojamos los pies justo antes del anochecer, más o menos a las 10 de la noche, pues estábamos en los días más largos del año. Este resultó un nuevo impacto a la siquis. En Junio los días son largos, si bien en Cuba y Estados Unidos lo sabemos, en Europa se exagera. No hay dudas de ello, porque tener sol todavía a las 10 de la noche, es algo inconcebible en el trópico. Allá al irnos a dormir el Sol estaba alumbrándonos por las rendijas en pleno ocaso, y a las 2 o 3 de la mañana, sus rayos de nuevo atravesaban las cortinas del ventanal diciéndote “¡Hola!”. Me lo contaron antes, pero hasta que no lo viví no aquilaté realmente, el existir en el día más largo del verano.

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El vaticinio de Elka se hizo real, en una travesía de ensueños. Visitamos calles, plazas, monasterios, incluso vimos ruinas de un teatro y un Coliseo romano en Plovdiv ciudad natal de Elka y la segunda en importancia de Bulgaria… nos bañamos en el mar blanco, como le dicen al Egeo por sus aguas cristalinas, además de las aguas termales en Sofía, cerca de la montaña… vivimos en el centro de la ciudad, su periferia, en la montaña… viajamos en todo tipo de vehículos. Visitamos museos de historia, fuimos a un espectáculo de ballet clásico, vimos una exposición de arte en el palacio del rey búlgaro con obras del escultor francés Rodin, pues su museo en Paris estaba en reparaciones y enviaron a Sofía parte de sus esculturas de manera itinerante. Este instante es inolvidable, pues de Rodin utilicé “El beso” para la portada de mi libro de cuentos “Amor con amor…” porque me encanta desde niña su trabajo artístico. Increíble sueño verme ante el “Pensador” y otras muestras de sus esculturas. La jornada en Plovdiv la cerramos con broche de oro, al disfrutar de un concierto de tres tenores búlgaros, a quienes secundamos su canto, junto a mi amiga Elka y el público asistente, al interpretar las baladas tradicionales rusas, que aprendí en la escuela habanera de idiomas. En esta travesía de ensueños, me sentí como mi ancestro Marco Polo descubriendo un mundo hasta entonces desconocido. En la despedida fui torpe al agradecer a Elka, el ofrecerme esta travesía de ensueños, donde lo máximo de su entrega es su amor eterno. Margarita Polo Viamontes- Cuba/ Miami- U.S.A.

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MARÍA ANGUSTIAS CARRASCOSA UNA IMAGEN ENTRE LA NIEBLA

Imagen: Georgy Kurasov

Hoy, durante la hora que ha durado mi visita, ella ni siquiera me ha reconocido. Se ha quedado mirándome fijamente las manos durante un tiempo y después ha cerrado los ojos desconectándose completamente del exterior y sumiéndose en su mundo particular: un lugar recóndito y distante que a mí se me antoja brumoso y grisáceo, en medio de un lugar sin nombre y apartado de cualquier recuerdo. He empezado a sentir que me faltaba el oxígeno y que un extraño lazo me apretaba la garganta y no he podido reprimir el impulso de abandonar deprisa su habitación huyendo de su imagen inerte. Cada vez que salgo del hospital me hago la misma pregunta: ¿por qué a ella? ¿Qué pudo desencadenar esa terrible enfermedad que borra todo lo vivido? ¿Podría yo intentar rescatar alguno de sus recuerdos alegres para traerla de nuevo hasta aquí? Sin darme cuenta me he venido andando hasta la vieja casona donde vivió y de la que sigo teniendo la llave. Sin saber muy bien por qué, abro la puerta y empiezo a deambular por las habitaciones en penumbra. Ella tenía un joyero en forma de baúl donde guardaba sus recuerdos más queridos. ¿Dónde habrá ido a parar? 144


Me voy directo a su alcoba y abro el armario. Luego el aparador. Por último la cómoda. ¿Y si estuviese aún guardado aquí? En el interior del último cajón aparece un pequeño baúl, en cuya tapa permanecen incrustadas pequeñas conchas marinas, desgastadas por el paso del tiempo. Cuando yo era pequeño, mi abuela me contaba viejas historias de su familia, mientras iba sacando de su baúl sus objetos más queridos, extendiéndolos con cuidado encima de la colcha de seda de su cama de matrimonio. Todavía tengo la misma sensación de volverme de pronto niño al acercarme a su joyero. Me siento nervioso por pretender hurgar en sus recuerdos, aunque necesito encontrar algo que la devuelva al mundo real. De pronto me viene a la memoria una vieja fotografía de mis abuelos muy jóvenes con su primera hija en brazos. Estaban los tres paseando por el Parque del Retiro en medio de una avenida jalonada de viejos olmos. Ella siempre decía que era su foto predilecta porque se la hizo durante la época más feliz de su vida. Después de buscar y separar durante un largo tiempo los muchos recuerdos dormidos, por fin la encuentro. Está guardada dentro de un sobre color sepia, apartada del resto de fotos familiares. La saco con suavidad y la sostengo nervioso entre mis dedos. Paso suavemente la yema del dedo índice por su contorno, ribeteado por ese dibujo de ondas y picos de casi todas las fotos antiguas. Cierro los ojos volviendo a mi infancia. El tiempo retrocede instantáneamente y creo oler el perfume de agua de jazmín de mi abuela y el intenso aroma de agua de sándalo de mi abuelo. Mañana volveré al hospital con esa fotografía en mi bolsillo. Ojalá viéndola, pueda recordar quien fue y sus labios dibujen una sonrisa.

María Angustias Carrascosa (Guiomar) – Guadix- Granada- España 145


JORGE LACUADRA LA ÚLTIMA TRAVESÍA

Imagen: Georgy Kurasov

Ayer han arribado los barcos cansados al puerto, un delirio de maderamen pardo y velas enmohecidas, corrosión de hierro sobre proas cabeceantes, mascarones enunciando la inmensidad del océano y el sabor amargo del sargazo milenario. Había en el aire recuerdos de sal y gaviotas encadenadas. Un grito dio principio a la leyenda; desde la aparición callada de los primeros mástiles, sollozando desde un horizonte de sangre vieja, hubo fijación de miradas en los silencios y hombres arrodillados cumpliendo los designios de una profecía. Ayer al amanecer, ojos de navegantes tristes descubrieron la silueta tenue de la costa y los navíos se deslizaron lentamente en aguas quietas, acariciando los corales rojos cercanos a la playa, maniobra ensayada miles de veces por esas manos humedecidas, desgarradas sobre cadenas de anclas pétreas, aferradas a la aspereza del cáñamo entumecido. Había arena desgranada en el sueño de los hombres, arena adoptada por los marinos ciegos, hijos dilectos del océano inmortal, cuya voz imitaron con sonido de viento y su dolor con molinos de olas oscuras. El ayer nunca será mañana si no es hoy primero; los barcos surcaron el agua cristalina entre los rostros extranjeros. Extraños en tierra extraña, eran pasajeros huérfanos de banderas, eran ancianos de barbas ciclónicas 146


y espuma de nieblas. Nadie supo explicar la melancolía yacente sobre los maderos del puerto, había un cierto entendimiento entre los hombres vestidos de color negro. El muelle era un teatro en penumbras de ilusiones y de sueños gastados; se representaba la escena repetida del arribo y el ruido del mar era su música mejor, su pausa verdadera. Ayer los marinos errantes pronunciaron un nombre de mujer, profanación de cabellos libres en el cielo, oro de sol que contornea la estatua del recuerdo, pero ya no había calidez de labios suaves en la brisa, no había quién enunciara esas palabras que anidan en los corazones de los hombres. Ayer se pudieron haber encontrado todas las respuestas, pero los extranjeros en la orilla cubierta de líquenes permanecieron callados. La sal había endurecido sus cicatrices, sus imperfecciones de piel que no es valiente y contrasta con el callo moreno del puño aferrado al remo o la espalda oscura, henchida de velas y doblegada de soles. Ayer murieron todos los tripulantes de los barcos y nadie recuerda cuando cruzó el aire la primera piedra ni el color de los tempranos jirones de sangre. Fueron asesinados todos en nombre de la envidia, celos de sus soledades perfectas y ajenas a la tierra. Hundieron sus barcos cansados frente al puerto, permaneciendo mudos ante ese sofisma de transparencias, sentados luego sobre la superficie pulida de la roca, sus pies sangrantes sobre las aristas filosas y culpables. Pues eran estibadores de la tierra pero también eran hombres, eran campesinos humedecidos por una mano de traición, niebla que recorre el puerto bajo la cercanía de la luna. Ayer, antes de morir, los hijos de océano miraron en la profundidad de mis ojos. No fui acusado de ningún crimen, pues mi silencio fue espejo mujeres amadas, de caricias en rincones solitarios. Sabía que los barcos serían algún día un puñado de letras olvidadas, solo deteniendo el tiempo forjaría el color de esta leyenda. Ayer comencé a ser el que antes ya era, bajo otras olas. El grito de las gaviotas encadenadas me saluda, queda estático en las páginas de mi historia; ya nadie recordará mi nombre pero todos tendrán presente el cabecear de los primeros mástiles. Ayer, el olvido de los rasgos de mi rostro consiguió crear el inicio de un misterio… Ayer, la marea depositó sobre la playa los restos de mi naufragio...

Jorge Lacuadra- Córdoba – Argentina

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