GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com IBSN: 14-08-2014-55
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INDICE
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EDITORIAL Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz POESÍA Maritza Aguirre de Schwarzl Raquel Fernández Lydia Raquel Pistagnesi Carmen Membrilla Olea Aleqs Garrigóz María P. Comorera Graciela Diana Pucci Cecilia Ortiz Juan Idiazabal María Cristina Sorrentino Pedro Pablo Pérez Santiesteban Lazara Nancy Díaz Mery Aguilera Medina Gladis Mereles Pereira Rolando Revagliatti Gabriela Pais Alicia de León Epp Mary Acosta Adri Delfini Estela Molinas Báez Milagro Haack Tomás Sánchez Rubio Isabel Pérez Aranda Marianela Puebla Ana Aguirre Ana Eugenia Gil de Fernández Cynthia Rascovsky Anamaría Mayol Carlos Negrón Paco Déniz Bruno Ana Lucía Montoya Rendón Patricia Corpas Gutiérrez Consuelo Jiménez Martín Mavi Gómez Julián Gómez de Maya Liliana Lapadula Mercedes Eleine González Mariel Monente Gloria Gayoso Socorro Carranco Beatriz Liliana Eslimán Julia del Prado
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Y tu aroma a hierba fresca Eau de parfum En alas del viento
Esos aromas
Aroma de amor Refugio Presagio de verano La noche Aroma Suave brisa “El perfume” Desnúdate Aroma de vida Sucesión de ayeres Aroma a melancolía En el aroma de tu piel… XXVI Evocaciones Olores Aromas Aromas de indiferencia… Aroma ADN Tu aroma ¿De qué era el lecho? Tu vida en mí Primavera Tiempo afuera Ensoñación Aroma de otros tiempos El azar Aromas Con la velocidad del alma Itinerarium
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10 11 12 13 14 15 16 18 19 21 22 23 25 26 28 29 33 34 36 38 40 41 43 45 47 49 50 51 53 54 56 58 59 61 62 63 64 66 67 69 70 72
Isabel Pisani Eva García Madueño Ana Romano Laura Novoa Fernando Sarría Belkys Sorbellini Miryam Colombotto de Seia Ivana Szac Gabriela Rivero Emilia Marcano Quijada Gustavo Tisocco Alejandro Drewes María Ester Chapp Amelia Arellano José Javier Terán Díez Mayte Álvarez Isabel San José Mellado Luis López-Quiñones Ruiz María Cecilia Piscitelli Säo Gonçalves Estela Bentancor Maite García Córdoba Miriam Älvarez Mar de fondo Pura Fernández Segura Frak Pereira Hennessey María Julia Druille Dana Laila Aymara Aruwiri María Marta Liébana Sandra Gudiño Ana Osuna Alejandro Rivadeneyra Pasquel Icela Elizalde Mabel Coronel Cuenca Zaida Giles de Quirós
RELATO Concha Casas Ethel Saavedra García Remedios Pernas Rosa Esther Moro Margarita Polo Viamontes Luisa Alejo Araceli García Martín Adriana Gualtieri
En el aire Aromas de nuestra tierra Esbozo Insolentes humedades La ternura huele Aromas, invisible río Agri- dulce Parecidas Amante y café Detrás de nosotros Umbral Aromas Aroma de ti Aroma perdido Apetitos Retorno a casa Nítido Aromas Mis sueños son míos Dos rosas La ventana entreabierta Mujer y ave Extrañamiento Aroma de occidente Colores sabores aromas Tu piel Aroma a rosas El ayer Eres tu aroma Anhelo tu aroma Aroma de café Ámbar
El aroma del recuerdo Carnaval de recuerdos Olores imborrables Diario de una desterrada El aroma de mi hogar en el recuerdo Los olores de la memoria Con aroma y sabor de fresas Sensaciones 5
73 74 76 77 78 79 81 82 83 84 85 86 88 90 91 92 94 95 96 98 99 101 102 103 104 106 107 109 110 112 113 114 115 116 117 118
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MarĂa Teresa FandiĂąo Rodolfo Torres
Huele a hogar El olor de la tormenta
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EDITORIAL
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Imagen: Anita Burnaz
En nuestro Nº 22 planteamos como tema AROMAS porque es un término que nos trae el olor más agradable. Nos referimos, claro está a ese olor a palabras, a poemas y a historias narradas que durante todo este mes ha impregnado nuestra tierra de letras. En Gealittera dejamos de lado pues, aquello que no podemos percibir por el olfato y buscamos fragancias y perfumes con los que matizaremos nuestros relatos y nuestros versos. Les proponemos por tanto, centrarnos en uno de los cinco sentidos para abordar todas las sensaciones posibles que se puedan desprender de él. De esta forma el sistema sensorial olfativo será la clave para buscar literariamente aromas en letras, sílabas y palabras. Teniendo en cuenta que el sentido del olfato es el primero que se desarrolla y que en los seres elementales, es el que indica, peligro, comida, apareamiento. Nos sumergiremos en aquellos aromas que han sido los compañeros de nuestra infancia, de nuestros placeres, de nuestra vida. El olfato jamás se equivoca. Es parte de nosotros con el mundo. Y como tal, nos ha llevado a los rincones olvidados, desde donde han surgido poemas y narraciones con mucho sentimiento. Lo hemos logrado gealitteranos. Gracias a todos por gealitterar aromas.
Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz
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POESÍA
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ANA MARITZA AGUIRRE DE SCHWARZL Y TU AROMA A HIERBA FRESCA
Imagen: Anita Burnaz
No hay nada más bello que la entrega cuando dos cuerpos entrelazados quedan, y los sexos se conjugan mar adentro, piel a piel, fluidos, sales, aromas, sabores calientitos de pasión que colman el hambre del deseo. Sacio mis ansias que se escurren como mieles en los besos salivales que a mordiscos alargan el instante, mientras los cirios de tus manos me recorren y enloquecen, las sonrisas se abren luminosas de goce, de placer, de éxtasis en el segundo chakra que palpita. Nuevamente los días pasan sin ti y cierro mis ojos para rememorar ese instante divino y tu aroma a hierba fresca de campo se impregna en los poros de mi piel.
Ana Maritza Aguirre de Schwarzl. Perú/ Alemania. Copyright © derechos reservados 10
RAQUEL FERNÁNDEZ EAU DE PARFUM
Imagen: Anita Burnaz
Vos sabías desordenarme. Sabías tocarme ahí donde nacían todos los olores, donde el poema más feroz comulgaba con el dictamen de la sangre, y yo mugía como un barco o como un trueno, y relumbraba como un pájaro acostado en la línea más caliente del verano. (Entonces mi cuerpo era una nube, un cuadro, una siesta, un libro de misa, un lápiz azul mordisqueado en la punta y sumaba todos los perfumes porque yo era todas las cosas). Desnuda, entre tus dedos, era el olor del Universo.
Raquel Fernández- Buenos Aires- Argentina 11
LYDIA RAQUEL PISTAGNESI EN ALAS DEL VIENTO
Imagen: Anita Burnaz
En alas del viento viajan mis palabras escondidas en rincones de mi alma Hoy soy rosal en flor perfumando sensaciones Siento tu boca recorriendo mis rincones enloquecido de pasión. ¡Pero vendrá el adiós……. Toda yo, estaré vestida de misterios, y en esa ceremonia de secretas pisadas, trataré de atrapar al sol unos instantes, para después, aferrada a un espejo roto llegar hasta otra orilla mirando desde allí, como se borra tu figura desgarbada……… ¡Perdiéndose en la noche de mi alma! Lydia Raquel Pistagnesi – Buenos Aires- Argentina 12
CARMEN MEMBRILLA OLEA
Imagen: Anita Burnaz
A menudo la blancura del infinito se funde con las nubes inevitables que yo misma diviso desde las cimas de mis sueños. Permanezco aquí sentada a la mesa reconstruyendo vidas ajenas, envidiando libertades, saboreando un café, afilando conciencias y lápices...Esta continuidad va adquiriendo tonalidades amarillas. La ducha parece haberme rehabilitado. Ahora imagino un caracol ante la palabra amistad y grito la palabra pugna junto al reloj de pared. Siempre inmersa en gerundios durativos insisto en que un frasco de perfume puede contener todos los términos que dan nombre a lo que siento. Quizá por eso, a veces...creo que los poemas huelen a jazmín.
Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España. 13
ALEQS GARRIGÓZ ESTAMOS JUNTOS
Imagen: Anita Burnaz
Estamos juntos. Si alargo un poco mi mano podré sobar tu pecho, tu cabello espeso, tu cara más pulida que un vidrio de la orilla del mar. Y estamos juntos porque nos gusta, porque si unimos nuestras bocas hacemos brotar de ellas leche y miel. Así que lo hacemos con frecuencia. Y juntos somos más que una playa tranquila donde el amor dibuja corazones en la arena, más que un jardín donde se recuesta la melancolía a contar estrellas; mejor que el oro de la tarde en el que se mecen flores púrpuras y rosas. Somos jóvenes y campesinos: la mano que carga el fardo rumbo al hogar, la canción entre los trigales, el sudor haciendo fructificar la tierra. Así de aromados y buenos. Aleqs Garrigóz- Guanajuato- México 14
MARÍA P. COMORERA ESOS AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
Esos aromas me llegan por el aire, Mientras contemplo como se mecen Las barcas, la espuma las acaricia y ellas Bailan inquietas y traviesas. Llegan esos aromas de sal marina que me Entran por la garganta, y me hacen brotar Lágrimas de añoranzas. Cuánto te añoro Isla bendita, cómo desearía Volver a contemplar el vuelo de tus gaviotas Rozando el mástil de las embarcaciones, que Se zarandean coquetas cuando la brisa las besa. Hoy al pasear por este puerto, me han llegado Esos aromas, que me han evocado los de Aquel otro puerto que tanto quiero. Quiero volver a Mallorca, extasiarme con su Catedral Que desde arriba la ciudad vigila, ir por el Paseo Marítimo aspirando los aromas marinos, esos que hoy Aquí he respirado y que tanta añoranza me han dado. María Comorera – Segur de Calafell (Tarragona) España 15
GRACIELA DIANA PUCCI
Imagen: Anita Burnaz
Ese nombre, un gemido miel áspera mi boca -estridente silencioconvierte en estatua de sal este corazón de espuma ruido de lágrimas hacia ojos de lavanda despiertan mi esencia -exilio de emocionesun canto profano (seductor influjo) muestra el paisaje caricias rugosas de espera escapan hacia otra geografía exploran planicies transitan penínsulas pernoctan en labios aladas en el abismo ancestral de los deseos ya no dormirán ni serán roca 16
sólo vuelo cotidiano -lazarillo sin ojos arrancando mordazala miel áspera de mi boca se convertirá en aroma olerá a deseo a noche mojada a viento del norte seré hembra salvaje poseída por el influjo de la luna convertiré texturas y la miel suave de mi boca - mudo gemidopronunciará ese nombre
Graciela Diana Pucci- Buenos Aires- Argentina
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CECILIA ORTIZ
Imagen: Anita Burnaz
Hace poco la vi -extranjera del tiempoEn la calle de mi niñez la casa donde cumplí mis primeros cuatro años. Ya son grises sus paredes y los árboles que la rodean han crecido tanto. La vi desde mi altura de mujer y entré con mis ojos de infancia a recorrer sus cuartos -silenciosa y etéreaEl jardín me dio la bienvenida. La cocina recordó mis travesuras de harina al vuelo y me envolvió con sus aromas -felices olores a juegos inventados detrás de una cuchara dirigiendo un conciertoMi habitación abrió la ventana y juntas cantamos aquella canción del arroz con leche. Traje la casa conmigo no quiso quedarse. © Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina. Zona de fuego 18
JUAN IDIAZABAL AROMA DE AMOR
Imagen: Anita Burnaz
La bici me lleva de una punta a la otra, La Feliz despierta lentamente, un gustito a tilo en el aire me hace pedalear con más ánimos, la Perla con su aroma a chocolate y mar, los poteros iluminan la joven mañana que llega… estrellas en la mar… surfistas y desvelados al amanecer, unas chicas ríen a carcajadas, un verdulero se huele las manos durazno/albahaca/algo que lo hace sonreír la brizna nos despeina… la bici duerme acurrucada en el zaguán de tu casa… un beso terrorista de desayuno desata una tormenta -caricias-abrazos-sexomate tostadas dulce de leche manteca… amor vespertino llovizna de febrero que pronto transmuta en algo mejor junto a tu cama.
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Salimos sin hacer ruido puede que la bici se despierte malhumorada, descalzos paseamos por la calle/plaza/playa desierta volvemos a jugar al amor entre las olas volvemos al hogar oliendo a mar despierto a bicicleta y vuelvo a la jungla de cemento tu esencia a flor de piel se funde con mi aroma de ciudad‌
Juan Idiazabal- Mar del Plata (Argentina)
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MARÍA CRISTINA SORRENTINO REFUGIO
Imagen: Anita Burnaz
El fragor del viento castiga mi ventana cuando la gris cadencia se transforma en noche. Vierte calidez y abrigo con aroma a albahaca y puerros en el sabor profundo de la sopa humeante. Entre chasquidos de lluvia y de cucharas, recreo a la niña que dibuja en los vidrios húmedos. María Cristina Sorrentino, Buenos Aires, Argentina. Papeles en Reunión III, ed. Eder, Bs. As. 2014.
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PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN PRESAGIO DE VERANO
Imagen: Anita Burnaz
Hay lluvia con sol en los contornos abrazando la danza del amor. El sol toma a la lluvia en su cintura, ella deja flotando su traje de ilusiones. La hierba florece en verde de matices, las flores sonríen saboreando perfume. El sol se quita su sombrero de destellos, ha besado a la lluvia que desplaza su frialdad. Se aman aspirando el temor de un final ―es amor del bueno― de los que se gestan en el alba, presagiando un día de verano.
Pedro Pablo Pérez Santiesteban- Cuba/ Miami- U.S.A.
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LAZARA NANCY DÍAZ LA NOCHE
Imagen: Anita Burnaz
Tan distinto era entonces, cuando se agitaba la noche sobre un tiempo de tormenta y con los ojos cerrados asechábamos los puntos cardinales de una sombra . Me vestí de silencio para arrullar el cielo que parecía venir sobre nosotros sin brújula, a cabalgarnos como si tú y yo , ...fuéramos un oasis. Se abrían las rosas sobre mi vientre …y su aroma, Invadía mis sienes La primavera menguaba sus pétalos en mis labios como si cada beso se partiera en rojo . 23
Es víspera de un amanecer camuflado en el quejido , de un poema -que yace dormido en una esquina de la madrugada , en espera de algún pie de firma ...que lo haga suyo para siempre. Lazara Nancy Díaz García- Cuba / Miami-U.S.A. Archivo de sueño
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MERY AGUILERA MEDINA AROMA
Imagen: Anita Burnaz
La alborada exaltada de candor, crece en los pliegues de la enramada. El magistral aroma su mixtura explaya y tararea la canción matinal. En un soplo mezcolanza de fragancias aletean las ventanas de mi olfato. La flor silvestre y su inadvertida fragancia, cada mañana el colibrí sus pétalos desgaja. En busca de su olor su miel liba. Bajo los rayos del sol, al calor de unos brazos y humedad de labios, el suspiro volátil deja aroma en la piel. Bálsamo fresco temblor de venas, alas bailando el aroma que suelta la rosa. Mery Aguilera M.- Maracay- Venezuela. Merisa.
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GLADIS MERELES PEREIRA SUAVE BRISA
Imagen: Anita Burnaz
Sopló una suave brisa que me envolvió con tu aroma, erizándome la piel por completo, que se estremeció hasta mi alma, mi corazón aceleró sus latidos si saber qué hacer con tanta felicidad. Estás tan lejos de mí, pero hoy te sentí tu alma visitó a la mía y se fusionaron en una intensa pasión, sentí como tus manos recorría mi piel, sentí la dulzura de tus labios, el calor de tu piel. Me llenaste de dulces sensaciones, en esta bella tarde donde me entregaste tu amor, tu aroma y todo tu ser, no pude resistir tanta dulzura, te entregue mi corazón y te confesé todo mi amor.
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No sé si te diste cuenta pero arrancaste de mí mis suspiros de amor más profundos y con cada una te confesaba que eres tú mi sueño más hermoso, mi locura, mi verso entero. No hay letras que escriba sin pensarte, cada palabra, cada verso voy pintando y acariciando porque lo escribo pensando en ti, lo escribo para ti, con todo el amor que siento por ti. Sabes que te quiero verdad? dime que sentiste algo cuando nuestras almas se unieron y una suave fragancia de amor nos envolvió, en mi piel está impregnada tu aroma y se percibe las huellas de tus caricias, en mis oídos retumban dulces palabras de amor, que me susurrabas en ese momento especial. Fue una tarde diferente no estuve soñando, fue real, sigue aquí tu aroma embriagándome, llenándome de dulces sensaciones, que hermosa tarde y esta vez cómplice la suave brisa de un amor sublime y fugaz. Derechos Reservados. Gladis Mereles Pereira. Ciudad Franco- Paraguay La Eterna Soñadora. Paraguay. 22/ o5/ 2016. Poema N 292.
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ROLANDO REVAGLIATTI “EL PERFUME”
Imagen: Anita Burnaz
En sus almacenes conquistado se sabe de esa luna por la que despide condensada el alma En la cima de la luna de su alma aún no olía.
Rolando Revagliatti- Buenos Aires- Argentina *A partir de la novela “EL PERFUME” de Patrick Süskind
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GABRIELA PAIS DESNÚDATE
Imagen: Anita Burnaz
(de Crack-Inédito) Lentamente dejo caer las telas desnuda a mi casa templo, suave como la luz del sahumerio que enciendo, cálidas lámparas las estufas que cobijan el ritual, mantas al alma abierta en la bañera, el navegar, laberinto íntimo de humedad. Sólo es posible sumergirse si la temperatura es la adecuada para la piel. Mis pies tocan el agua en puntillas, el agua se agita en círculo, mandalas, laberintos de faroles apenas encendidos, velitas flotantes, y olores a sales y jabones. Recorro desnuda la casa en puntillas de pies, recojo la temperatura de cada habitación y elijo la música para mi próxima desnudez en la bañera, siempre en la bañera, esta sagrada experiencia de mí. 29
Desnudo mis telas en la bañera y entro serena, en puntas de pie al templo, sagrado templo mi humedad, la bailarina que entra a la espuma, al agua, estrellita de mar o sirena. Árbol humedad árbol y tronco soy para saber de mi naturaleza blanda, dolor de crecer árbol extiendo ramas, gajos apenas y hojitas, duele ser árbol y crecer en la intemperie, aprender la soledad árbol, eso soy en la bañera, soledad, intemperie, crezco y abro ramas, bellas ramas frondosas y frescas capaces de cuidar toda la tierra alcanzo lo sereno del árbol y entiendo la soledad, amo la soledad que me atormenta, bendigo esta soledad, dejo hablar al árbol que soy, Dios me habita en este aprendizaje majestuoso, amplío esta danza, la bailarina, la estrella de mar, la sirena árbol. Expando mis brazos, mis ramas que me enseñan del aire, el viento, lo inmensamente flexible del árbol, sabiduría vegetal. Hay temperaturas y lágrimas, lluvia lágrimas la bendición natural de la humedad, huracanes hay para el árbol, el buen tronco, la buena madera, los niños cuelgan sus hamacas en mis ramas, brazos mis ramas para colgar niños y hacerlos jugar en los parques, ríen mis brazos las vocecitas de los niños que juegan debajo de mis ramas, riega quien despide sus cenizas a mis pies, fuente de amor a mi sabia, la sabiduría de los árboles y los jardines, flores soy ahora, polen, en mi deseo de belleza, brevedad para adornar el mundo, hacerlo bello, suave antes del fruto que será maduro en tierra, perfumes para aquietarme, enardecerme, endulzarme, hacerme comestible, flores, colores, energías de mi ser que me habitan, ciudad luz mi puta en la base de mi; y pido a Dios al que habita en la humedad de mi bañera, mi animal de poder, me da la madre, el árbol que cuida, que crece dentro mío, el hijo, la niña, mi niña, yo mi niña chiquita, yo siendo niña en la ciudad luz, la casa de mis padres,
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juega la niña que soy a ser yo, actriz, cantante, poeta, a mi niña le gusta la danza, ama las palabras mi niña hermosa que soy con el pelo suelto en las hamacas y los vientos debajo de las ramas, los árboles, el árbol que fui en soledad, mi niña canta y vuela, hay que enseñarle a la niña dice la voz, a pedir, la niña bella no sabe pedir por eso sufre, el laberinto sufre y se enferma, no sabe pedir su animal de poder a Dios, el abrazo, los mimos, la ternura, la soledad, es creativa y se aburre y se enferma de soledad porque no sabe mi niña chiquita bella pedir, decir su deseo de Dios, de Amor. Hay que enseñarle a soñar, a esperar, a ser un árbol, un tronco de buena madera, el árbol del deseo, eso es mi reina, así es como el árbol que se mece o se agita y se calma, así sin hojas desnudo como yo en la bañera, así es la visión, mi familia, la casa, los parques, el amor, el hijo, hijos, libros, bañeras, viajes amados, amarnos por siempre, amén, amén. Dios es mi centro ahora, entrego en sus manos el deseo y pido calma para el camino de vuelta, desnuda a mi bañera, Desciendo y floto en la humedad de las orugas. Humedad oruga soy ahora o gusano de seda, respiro mi nueva condición serena de capullo y mariposa, podré volar como las hadas, sin necesidad de hamacas, mi animal de poder soy ahora que estoy sana de miedos nombrados y frustraciones. Salgo serena de la bañera a envolverme con mis telas, salgo alegre de la bañera con ganas de bailar y estrenar mis alas nuevas. Desnúdate. Vístete con tu nueva piel y los colores nuevos de la paleta que te ofrece el pintor con su silencio. El amarillo siempre me quedó tan lindo, 31
se parece tanto al Sol. Luciré el rojo en este viaje, las rosas blancas lucen deliciosas si su borde es púrpura, como las alas de la mariposa que soy ahora, fuera de la bañera en el terreno de los parques, en la intemperie de mí.
Gabriela Pais- Buenos Aires- Argentina
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ALICIA DE LEÓN EPP AROMA DE VIDA
Imagen: Anita Burnaz
Acuné la fragancia de un milagro aroma de vida sobre mi pecho y ese suave perfume de piel nueva, ese flamante efluvio de alboradas, se quedó conmigo. La vi revolotear, rosada organza joven amor en alas de sus sueños le coloqué una flor en su cabello y el hálito sutil del tierno pétalo se quedó conmigo. Puse el ramo de novia entre sus manos cascada de azahares y de rosas perfumando la blancura del brocado y esa esencia que llenó mi lágrima se quedó conmigo. Y luego la fragancia del milagro anidó otra vez entre mis brazos en mi pecho de abuela aromó la vida y ese flamante efluvio de alboradas se quedó conmigo. Alicia De León Epp- Uruguay/Canadá
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MARY ACOSTA SUCESIÓN DE AYERES
Imagen: Anita Burnaz
El día repite de año, ahora y en la hora del trayecto cotidiano que espera. Asignaturas pendientes son las horas no anunciadas en el gran soplo del tiempo. El regresa para cortar los aromas mensuales del otoño, dispuesto a dibujar tréboles de cuatro hojas. Sus exactos minutos tienen el misterioso sabor a Dios, mientras la vida, suplica por un "Ave María" justo salvando penas de múltiples esencias. Ante variables temblores cósmicos regala su traje blanco al consentido cielo desierto, que con sobrada posesión aprieta el rostro de la tierra. ¡Mágico día! Eres la esperanza de paz ante tanta ausencia, el sentido sabor del "hoy" ante la salitre parca que avanza, el necesario rocío para blancas magnolias en brote, junto a amores extraviados por poros en fuga. Eres el eco ciego del planeta en sueños, abrazado al sol cuando camina, 34
y eres el nĂŠctar de luz ante espacios vacios, de caricias imperfectas sobre calladas sombras. El dĂa repite aĂąos, por ayeres olvidados sobre la pared oculta del tiempo, intentando resistir al soplo del instante, que ahora y en la hora nunca cesa.
Mary Acosta- Buenos Aires- Argentina
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ADRI DELFINI AROMA A MELANCOLÍA
Imagen: Anita Burnaz
¡Apártate melancolía! hechicera desgarradora epopeya que no ceja insulsa y silenciosa que coagulas mi alegría. ¡No te acerques! te lo advierto apártate de mi vida. Navegas a la intemperie hundiendo a los más débiles está echada tu suerte te estrangularé lentamente con mis ojos de amargura emborracharé tu bravura porque eres atrevida, ataré a tus pies una piedra esa que me dio la vida. 36
Y te arrojaré de mi mar lejos de este manantial y de mis aromas celestes cueste lo que me cueste. Te llevarás tu esencia, tu aroma te irás de mí con paciencia no triturarás mi lumbre le pido a Dios que me alumbre para vivir sin tu agonía ¡Apártate melancolía!
Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina
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ESTELA MOLINAS BÁEZ EN EL AROMA DE TU PIEL…
Imagen: Anita Burnaz
En el aroma de tu piel voy de fiesta, tu ritmo al respirar hace de orquesta, cargas esperanza como ropa puesta, y en tu mirada, la vida se manifiesta. En el aroma de tu piel voy al infinito, un beso, será el permiso que solicito, y mientras en tu ternura me derrito, iré acallando los silencios en un grito. En el aroma de tu piel voy de viaje, en tus suspiros, diseñaré el paisaje, serpentinas de colores en el collage, 38
para brindar a la vida un homenaje. En el aroma de tu piel voy a la altura, por el sendero de extrema aventura, navegando en el mar de tu dulzura, con la certeza de anclar en tu ternura. En el aroma de tu piel voy de trance, envuelta en un misterioso romance, y tropezar con tu beso será percance, para que el mágico amor nos alcance. En el aroma de tu piel voy de travesía, al despertarse el sol, cada nuevo día, tenerte aquí, es bendición en demasía, y en el aroma de tu piel escribo poesía. [19/05/2016] © Estela Molinas Báez- Juan León Mallorquín – Paraguay
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MILAGRO HAACK XXVI
Imagen: Anita Burnaz
Sonrío por cada domingo que entra abrasando tu lámpara Gracia de dios sobre mi bien amado cuerpo despertando la otra que derritiéndose aspira ser la ofrenda de un por siempre favor amatorio sendero de lo que fue bálsamo por el Rincón de tu azulillo báculo Cementerio
Milagro Haack- Valencia- Venezuela . Del libro inédito Con pie de lluvia (2000) 40
TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO EVOCACIONES
Imagen: Anita Burnaz
En esta ciudad que fue de los dos, con sus noches frías y todas sus mañanas,
con su asfalto circunspecto, y un metro que sacudía sin consideración las entrañas del centro debajo de nuestros pies,
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aún hoy me viene de improviso el olor a canela húmeda de esa niñez renacida entre risas de niebla que un día tus caricias imaginaron en mi pelo.
En estos días que habito y vivo con desgana siento el aroma a casa de tu piel, cuando se me deslizaba aquel te quiero, que venía a durar una tarde entera en el cuarto donde hacíamos entre tú y yo un amor a todas luces de verdad.
Tomás Sánchez Rubio -Sevilla-España
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ISABEL PÉREZ ARANDA OLORES
Imagen: Anita Burnaz
Los olores que remueven los recuerdos, conducen mis sentidos a otro tiempo, son olores de arcilla y carbón, de leña y de pan recién hecho, de cera e incienso perpetuos de apiladas hojarascas y grácil bambú, de lilas al raso, de cilindros de mayo y rosas lábil. Los olores que emanan lugar, se disgregan y arroban la memoria, 43
son olores a casa, a gato y cartón, a caño mohoso y a tierra mojada, al heno recién cortado en la era a selvas, cerezas y pasión.
Los olores en los días de meriendas son fugaces incursiones en el fardes, bulliciosas romerías de infinitas esencias travesías de sol de nieve y mar , de miles de olores, que devuelven la vida.
Isabel Pérez Aranda / Guadix / Benidorm – España
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MARIANELA PUEBLA AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
Aroma a maderas de tu casa, a hoguera en la lumbre, cruzan el ambiente y llegan hasta mí, me trasladan como hoja en el sueño, me llevan fuera de mi abrigo, más allá del tiempo pasado, bajo lluvia y estrellas somnolientas, sobre los árboles mientras el mundo gira y gira. Mi almohada guarda tus aromas, flores del amor. Esencias imborrables 45
penetran mis noches oscuras, encendiendo el candil de un soĂąado encuentro. Aromas irresistibles vulneran mis debilidades, sin prohibiciones acarician mi cuerpo, se deslizan por mi espalda, invaden la tranquilidad en momentos de ausencia. Aroma de tu piel, sabor de tus besos, susurros amorosos, palabras sutiles, quedan titilando en el aire y arrullan copulas inalcanzables. Marianela Puebla- Chile
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ANA AGUIRRE AROMAS DE INDIFERENCIA…
Imagen: Anita Burnaz
El sol se quema en el horizonte, se van apagando las luces del día, la noche trae aromas de olvido, aromas de indiferencia. Las sombras de la noche abrazan al mundo, con su bostezo frío. Hay almas que buscan refugio, que buscan calor, corazones que de tan rotos laten a oscuras, buscando luz en la pálida luna, para encausar el camino.
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Brisas de los cuatro vientos, que traen consigo sus olores mezclados, para calmar la ilusión de esos momentos, que duran toda la existencia, ese minuto que es toda una vida. El sol se va muriendo, y muriendo está la tarde, las luces de la ciudad se van prendiendo, y yo… aquí… como sombra de una sombra, en el aire de ese aroma, ese aroma de tu olvido, ese olor a indiferencia, esperando…. Siempre esperando, y, ni sé por qué… si ya dijiste adiós…
© Ana Graciela Aguirre Núñez-Pedro Juan Caballero – Paraguay
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ANA EUGENIA GIL DE FERNĂ NDEZ AROMA
Imagen: Anita Burnaz
El aroma de las flores se confunden con tu piel cuando pasas... cuando llegas... queda un halo encantador. Margaritas y Jazmines tulipanes y jardines son la esencia del amor. Del aroma y del amor queda un halo encantador el amor que se confunde con aromas de la flor.
Ana Eugenia Gil de FernĂĄndez, Cali, Colombia
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CYNTHIA RASCOSVSKY
Imagen: Anita Burnaz
La ciudad huele a muerte en cada รกrbol mutilado. La ciudad huele a muerte en cada baldosa rota. La ciudad huele a muerte en cada ojo petrificado. La ciudad huele a muerte en cada boca abandonada. La ciudad huele a muerte en cada corazรณn maltratado. La ciudad huele a muerte Yo huelo a muerte.
Cynthia Rascovsky- Buenos Aires- Argentina
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ANAMARÍA MAYOL ADN
Imagen: Anita Burnaz
Quién mora aquí dentro de esta lluvia que arrecia en la oscuridad qué fantasma ha osado golpear la puerta mostrarme otra identidad sobre el espejo dónde quedó la imagen que nombraba las ocho letras de mi nombre dónde el aroma a infancia el parque rodeado de enormes eucaliptus la hamaca azul del sueño el primer beso 51
quién mora aquí dentro de esta lluvia qué esqueleto será el que me lleve de regreso qué ADN dirá qué aún extraña atrapada en un cuerpo que desconozco sigo siendo aquella aquella que diariamente escribe poemas en tu nombre
Anamaría Mayol- San Martín de los Andes. Argentina
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CARLOS NEGRร N
Imagen: Anita Burnaz
Sigo buscando en el viento tu inconfundible perfume; no vivo de amores muertos, aunque el nuestro... ยกnos exhume! Sigo atado al mismo cuerpo al que vuelvo por costumbre, tan solo existo completo... abrazado a tu resumen.
Carlos Negrรณn- Isabela- Puerto Rico 53
PACO DÉNIZ BRUNO TU AROMA
Imagen: Anita Burnaz
Tu fragancia a mi pecho golpea, rejuvenece el mismo robusteciendo, aceleración sin frenos tus suaves aromas son, esencias tuyas que vuelan a mi alrededor, recordando tantas noches llenas de pasión. Cuando en la lejanía estoy, tu delicado efluvio a mi vera permanece, suspiros suaves de mi fiel compañera, el solo recordar tales veladas apasiónales, tus frescos aromas a flores de azahares, me llenan de dulzuras inenarrables. Volcán inundado de amor frenético, recuerdos impregnados en mi corazón, noches interminables de bello amor. 54
Roca fluida enjabona con fuerzas mi cuerpo, para tu fragancia arrancar de mi piel, la misma se resiste sin dejarse vencer. Al despertar al nuevo día tu perfume, me acompaña con gran placer, tu sensualidad femenina, bálsamo en la lejanía para mí es, escoltando tu aroma a todo mi ser.
Paco Déniz Bruno -Las Palmas de Gran Canaria - España
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ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN ¿DE QUÉ ERA EL LECHO?
Imagen: Anita Burnaz
de musgo y aire con bordes de río así era el lecho... expelía aromas de amor y queja y alientos de fuego y paisaje ido era de hambre la sábana de niebla y seda las yemas de sus dedos de nudos ciegos las modorras de la espera carne suave la voz de silencios el plumón de su almohada guardián de secretos y acentos
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testigos el muelle solitario y ese faro inclinado sobre el vientre —rielar de nave muerta sobre las olas— ¿de qué era el lecho? era de aromas cansados y de musgo y ribetes de frío… ¡nada más que un aroma incierto!
Ana Lucía Montoya Rendón- Colombia
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PATRICIA CORPAS GUTIERREZ
Imagen: Anita Burnaz
En ese pequeño hueco entre el hombro y el cuello en el singular pliegue que se hace en el cogote en el peculiar hoyuelo de la mejilla izquierda en el surco que se forma entre mis pequeños pechos en el triángulo escondido de mis acogedores muslos en la comisura de mis labios que esperan los tuyos en la punta de las pestañas de mis ojos entreabiertos en cada milímetro cuadrado de la piel que has besado guardo tu aroma lo único que me dejas cada vez que te marchas 28.05.16(P.C.G). Patricia Corpas Gutierrez- Barcelona- España 58
CONSUELO JIMÉNEZ MARTÍN TU VIDA EN MÍ
Imagen: Anita Burnaz
Qué aroma tiene el viento sin ti. Qué fragancia destila tu ausencia trenzada con manzanilla tomillo romero en mi pelo. Hueles a lluvia, a tierra mojada, a campo , pinos y olivos. A trigo, a pan recién hecho, a sal marina. A niña enjabonada. A jardín en la ventana. A viejo libro de misa, a San Antonio, a la Virgen María y a San José, a fe. A flor de naranjo, a manzana agridulce. A zurcido en el jersey A hembra, a vientre, a parto, risa y llanto. A cabello blanco, a mechón guardado. A dedal, aguja e hilo. A hogar, a rellano, a puerta con puerta. A prisas. A café, tazón y miel. 59
Hueles a jazmín y roble. A besos, cruz y cielo. A rosquillas de anís. A postal de Navidad. A falda plisada con camisa rayada. A noche y día. A miedo, a amor, a vida y muerte. Hueles a alma y verso.
Consuelo Jiménez Martín- Barcelona- España Derechos de autor
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MAVI GÓMEZ PRIMAVERA
Imagen: Anita Burnaz
No sé jugar en el vacío con puñados de arena, zumbidos y abejas en el ático. Huellas en los pies, sabor a cereza en la boca. Olor que humedece los párpados, romperme en briznas de lluvia bajo su piel. Brota el deseo en las manos, la primavera cuelga de los árboles.
Mavi Gómez-Madrid- España
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JULIÁN GÓMEZ DE MAYA TIEMPO AFUERA
Imagen: Anita Burnaz
Tarde o temprano el recuerdo difícil vuelve conmigo, cuando menos me atosigo tras un rastro que ya pierdo para siempre... En desacuerdo con todo empeño, a la espera de prodigios tiempo afuera, vuelve siquiera difuso, vuelve aquel perfume incluso…, vuelve y flota y huye… y era… Julián Gómez de Maya. Cehegín, España. 62
LILIANA LAPADULA ENSOĂ‘ACIĂ“N
Imagen: Anita Burnaz
Parece dormida. Sola, la quietud de su cama como si una brisa de aromas antiguos cubriera su cuerpo. Parece dormida.
Liliana Lapadula- Buenos Aires- Argentina Del libro: De ramas y remas- Editorial Tersites 63
MERCEDES ELEINE GONZÁLEZ AROMA DE OTROS TIEMPOS
Imagen: Anita Burnaz
El viento de la tarde aun húmeda de la lluvia recién caída me trajo la nostalgia de otros días. Eran días de luz y de esplendor. Estudiábamos en la terraza de la casa, mirándonos a hurtadillas temerosos de sorprendernos de tanto amor. Tu mano en mi mano, la tibieza de un beso escapado de los labios, aún tan párvulos, el ruido monótono de las gotas al golpear 64
el cristal de las ventanas. El viento susurrante después de la leve tormenta me trae hoy en toda su esencia y agonía, las palabras con que arrullaste mis oídos y el aroma de tu cuerpo que en aquel sitio de antaño me embriagó. Cuanta lluvia cayó desde ese día. “Te quiero más allá de la muerte Y de la vida, novia mía”, pero el aroma de las gotas vespertinas las borró.
Mercedes Eleine González- Miami- U.S.A. -05-30-2016
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MARIEL MONENTE EL AZAR
Imagen: Anita Burnaz
El olor del pasto recién cortado vidrio y gotas blancas en los muros adheridas y los peces del recuerdo que sólo a veces nos nadan la mirada ¿en qué arrullo se sostiene la pregunta en el aire, en la duda, en la celebración del azar? aflora la certeza entre los hilos contados del lienzo: ¿por qué preguntarle al sol por el ocaso o a la luna por el motivo del reflejo? todo hombre es pájaro todo hombre es pájaro al menos una vez, en la vida.
Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina “Sutura” Ediciones El Mono Armado
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GLORIA GAYOSO AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
La tarde aquella del beso, en que me entregaste el alma, traía aromas de jazmines y el viento los dispersaba. Y tus labios presurosos sorbían néctares sin pausa. Los árboles se movían agitando largas ramas… Las aves a toda orquesta su cánticos nos brindaban. Aquella tarde primera de un noviembre que finaba; me enredaste en la cadena de tus ojos verde agua. ¡Lentas las horas mordían la pasión desenfrenada! Aquella tarde del beso, fuimos juntos: cielo y agua. Del aroma de jazmines el recuerdo se me embriaga. 67
El olvido se resiste a desandar tu mirada. e insiste en ponerle flores a tu nombre que me llama. ยกAroma de amor primero, perfumada remembranza!
Gloria Gayoso- Buenos Aires- Argentina Derechos reservados
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SOCORRO CARRANCO CON LA VELOCIDAD DEL ALMA
Imagen; Anita Burnaz
Si estuvieras conmigo, sabrías cuál es mi empeño. Entonces comprenderías mi delirio. No sé hacer otra cosa desde aquél día, sólo conservar el olor del alcanfor. No hago, muero para no morir con la velocidad del alma y no olvidar por quién me acerco al inesperado silencio.
Socorro Carranco- Tuxtla Gutiérrez- México Del libro: No soy … ésta. El Arca de la Memoria- Biblioteca de Chiapas 69
BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN ITINERARIUM
Imagen: Anita Burnaz
Serán los ayeres memoriosos los que traigan aromas al presente sin más demora. La niñez corre presurosa, en el timbre del vecino que se asoma mientras la adolescencia atrevida no repara en tiempo ni zozobra . Los olores se mezclan en un tazón que guarda la memoria, pezón materno, pastel de cumpleaños, y el de bodas. 70
Pronto las flores del jardín de mis abuelos los rosales, los lirios el cedrón y el laurel se mezclan en el inconsciente con el olor a menarca, la piel que huele a sexo el cigarrillo, el alcohol y la desmemoria. El alter ego efímero que se calla en sigiloso respeto de la sombra que yace en la tumba y resume cada aroma en una vida que se ha ido como el tilo refrescante del verano sedativo natural que se evapora y sin darse cuenta quedó dormido en el frío del invierno mudo de la poda.
Beatriz Liliana Eslimán- Buenos Aires- Argentina © 2016 Derechos reservados de la autora.
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JULIA DEL PRADO
Imagen: Anita Burnaz
Aroma viene desde clavel que asoma jueves de otoño. Julia del Prado- Lima –Perú
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ISABEL PISANI EN EL AIRE
Imagen: Anita Burnaz
Perfume nuevo de la maĂąana, trenzado en gasas y azahares, arrulla manos y mieles sanas de duendes y ĂĄngeles fraternales. Aroma de tarde y laguna danza en los trigales y festines, cuando el sol brioso burla la bruma y la bruma, los fieros mastines. Fragancia de las noches febriles aflige los tilos en volandas, y acuna sombras entre candiles mientras los besos siegan lavandas.
Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina Š Todos los derechos reservados 73
EVA GARCÍA MADUEÑO AROMAS DE NUESTRA TIERRA
Imagen: Anita Burnaz
Nuestro amor huele a beso, lavanda, jazmín y canela; salitre, coco y fruta fresca. Huele a barquita con brasas, caricias, lluvia de estrellas. Nuestro amor sabe a fragancias de luz, de azul y de arena. Tiene nuestro amor colores y aromas de nuestra tierra. Sueño fresco de verano piel morena, luna llena, amor furtivo, creciente, 74
de sol, de mar y de brea. Amor dorado entre rimas, aliento que a veces quema. Fugaz, cálido, silvestre, preñado de incandescencias. Nuestro amor huele a beso, lavanda, jazmín y canela; Tiene nuestro amor colores y aromas de nuestra tierra.
Eva García Madueño (Málaga) España - Vendedora de amapolas.
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ANA ROMANO ESBOZO
Imagen: Anita Burnaz
Sobre la mesa de un bar apoyada una taza blanca de cafĂŠ El aroma acaricia la mirada ausente Las manos aferran la ilusiĂłn. Ana Romano- Buenos Aires- Argentina
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LAURA NOVOA INSOLENTES HUMEDADES
Imagen: Anita Burnaz
“Nadie sabrá de ti ni de tu hombro de luciérnagas visitado…” Ronald Campos
Ahora ya mis ojos han poblado de niebla cada recóndito espejismo de lo que fue tu nombre en mis silencios. Nadie sabrá cómo tus poros deambulando, gimiendo, incendiando pétalos furtivos de tanto aroma. Inventando auroras que nunca llegaron a ser auroras.
Laura Novoa- San José- Costa Rica 77
FERNANDO SARRÍA
Imagen: Anita Burnaz
Reconozco el hueso que enhebra los mimbres, la punzada de hielo, la grieta donde nace el vértigo. Soy la voz de una sombra, la cadencia de cierta música, sílabas que se desvanecen en el vaho, la humedad que enmarca unas huellas. Me persigue el humo de un incendio con aroma a olivo o a cedro, la esencia calcinada de una mirada, la distancia de un verso o de un pájaro, lo azul que queda en el silencio, un dolor tan simple como tantos otros que siguen habitando cualquier corazón humano.
Fernando Sarría- Zaragoza- España
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BELKYS SORBELLINI LA TERNURA HUELE
Imagen: Anita Burnaz
Un aroma a azahares A almendras A cafĂŠ humeante A madre A abuela La ternura huele a rico aroma chocolate caliente y pan tostado La ternura huele a ella Ăšnica Dulce Con aroma de mujer. La ternura es mujer femenina 79
dulce y suave como una sonrisa Y otoĂąa Y adolece de una florida primavera Y arropa en el crudo invierno Y sacude sus alas en verano La ternura huele a rico Aroma Y vive cuando se vive en ella.
Belkys Sorbellini. Santa Fe- Argentina
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MIRYAM COLOMBOTTO DE SEIA AROMAS, INVISIBLE RÍO
Imagen: Anita Burnaz
No todos los días tienen destinos de luz ni se dan por enterados de la desolación. Es la imaginación –no la realidadquien suele hacer posibles las cosas. Hoy elijo una palabra abierta: aromas para engañar al tiempo y reestrenar la infancia para vestirme con mi nombre y mi lugar porque he dejado mucho de mí en este sitio vengo para recuperar el olor de la tierra mojada y de algunas voces que ya no cuentan... está luminosa la glicina de color azul-cielo y parece el jardín un ademán del tiempo. aquí la lluvia ya no hace falta. Y el viejo amor no reconoce los caminos del regreso. Los aromas abren un espacio extraño. Es como llegar a casa navegando sobre un invisible río lento. Miryam Colombotto de Seia - Gálvez – Santa Fe – Argentina 81
IVANA SZAC AGRI-DULCE
Imagen: Anita Burnaz
Cocino la nostalgia con cebolla picada retuerzo la acelga que no comeremos condimento esta carne con ajo y pimienta la tristeza se hunde en la olla el vino se derrama sobre la mesa ya no queda miel en la heladera ni frutillas que le den color a las noches oscuras nada tiene el aroma de antes corto/ corto /corto trocitos de nosotros para que duela menos la despedida.
Ivana Szac- Buenos Aires- Argentina
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GABRIELA RIVERO PARECIDAS
Imagen: Anita Burnaz
Ya falta tan poco para el otoĂąo que empieza a llegar el aroma a mandarina el color de tu tejido la fugacidad de tu abrazo mis manos tan parecidas a las tuyas son otro pretexto para recordarte. Gabriela Rivero- Ushuaia- Argentina
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EMILIA MARCANO QUIJADA AMANTE CAFÉ
Imagen: Anita Burnaz
Entre el café y mis labios va un secreto, él me penetra lento, sorbo a sorbo, galopa hacia mi vientre y en el fondo se quedará mirando hacia lo lejos. Se acerca con sus mórbidos aromas, recorre mi garganta y mis sentidos, con el bouquet que brinda el regio vino que busca el maridaje de mi boca. Después de la pasión, me da el silencio que da ese buen amante, tan caliente, que abraza, besa, ruge, suda y muerde, que no habla necedades ni está quieto. Él siempre está presente cuando escribo, en su color se llena cada verso, solo el café conquista ese derecho solo el café y la muerte en mi destino.
Emilia Marcano Quijada- Porlamar- Isla de Margarita- Venezuela 84
GUSTAVO TISOCCO
Imagen: Anita Burnaz
Olor a glicina en el cuerpo inerte del abuelo olor a glicina. Y ese resplandor violeta en sus ojos muertos ese resplandor.
Gustavo Tisocco- Mocoretรก/ Buenos Aires- Argentina
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ALEJANDRO DREWES DETRAS DE NOSOTROS
Imagen: Anita Burnaz
(versos mínimos para una despedida)
hijos de la borrasca del tiempo gris que nos ha tocado, de su aroma oliendo a viejo desencanto y fatigados huesos que quisieran apenas un quieto lugar en la tierra. Solía cavilar a veces sobre un seco trazo de humo fulgurando en la memoria de los que caminaron conmigo -pero mira: tan enhiesta es la rosa bajo el grave arco solary a su manera frágil dice algo de nosotros. Pero me lleva el aire tenso de la despedida. He dicho que caigo bajo la rueda de las repeticiones; que han huido de aquí ya todos los pájaros: pero queda la hierba del cielo, escasa y pura queda y tus ojos en la distancia quedan y aún el espejo en el mar de inmutable niebla 86
y de otro verano los pinos. Al cabo del dĂa nueces amargas, y de cada palabra el diario peso que cargo conmigo.
Alejandro Drewes- Buenos Aires- Argentina
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MARÍA ESTER CHAPP UMBRAL
Imagen: Anita Burnaz
viajo por el túnel suspendida en el aire por los párpados la ceja izquierda erguida rastreo la trama de las edades claves del ser ritmos en su despliegue materia prima para venir aquí esqueleto corazón piel cinco sentidos manos para acariciar crayones papeles baúles de madera el ajuar recuerdo mares amnióticas sales abejas mariposas sobre verdes ahora siento lo denso de la tierra 88
infinitos colores texturas aromas recorro mi cuerpo sus tensiones meditación y poesía una propicia amistad cada poro despide barcos perfumes y libros que ya no contemplo mis pies rumbos labrados sentada en otro umbral tomo coraje me aguarda la próxima estación
María Ester Chapp- Buenos Aires- Argentina
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AMELIA ARELLANO AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
Si las lilas regresan. Diles que no las he olvidado. Como no olvido su brevedad de pájaro. El secreto del rezo. Y sus manos, incendiando pañuelos. Su vuelo de hembra a caballo del fuego. Dile que el perfume de los cirios es alimento de mi sangre y de mis huesos Dile también que cuando resbalaba era para caer en el pozo profundo de su mirada clara Y en la falda de su falda hasta el miedo era leve. Dile, que a su sombra aprendí que las espigas no solo se mecen con el viento sino también con el aliento de la rosa. Cuando las lilas vuelvan, diles que ya he partido, pero la antorcha aún yace encendida, que su llama jamás fue traicionada ni extinguida. Cuando las lilas vuelvan, diles que no la he olvidado. Amelia Arellano- San Luis- Argentina 90
JOSÉ JAVIER TERÁN DÍEZ AROMA DE TI
Imagen: Anita Burnaz
Ardo en deseos de estrecharte de nuevo entre mis brazos, Robarte el perfume que sabes arroba todos mis sentidos, y Oler esa fragancia a ti que me embelesa sin querer queriendo, Musitándote al oído esas palabras de amor que tú, enamorada también, Apuestas, como yo, porque sean el signo de un amor a perpetuidad.
Deja que pasen estos días de tormenta y confusión en mi alma, que Entonces todo caminará luego en absoluta calma y tranquilidad.
Teniéndome para siempre entre tus brazos fieles, que el sol Irisará y coloreará cada mañana, cuando me acerque a abrazarte.
J. Javier Terán-Palencia (España)
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MAYTE ÁLVAREZ AROMA PERDIDO
No, no recuerdo el aroma de tu pelo ni tampoco el de tu piel. No, ya no lo recuerdo. Maldigo esa ausencia, el vacío que me deja y maldigo el borrado que mi memoria ha logrado, ¡lo odio!… pues siento que… no recordaré a qué olía tu piel. La visión de una infantil silueta, hace que me oprima el pecho, me habla, y me provoca un nudo en la garganta, me dice que son largas de curar las heridas del alma. Pese a ello… creo que materializaré el olor desde mi corazón, y, con el pulso acelerado intento recordar el olor asociado a la imagen que me trae esta terrible convulsión; sin embargo… no puedo, me rindo. ¡Dios, he perdido el recuerdo de tu olor! ¡No logro recuperarlo! Aún recuerdo tu voz, pero no el aroma de tu pelo, por más que lo intente, no, no lo recuerdo. De seguro, que mi mente se ha protegido ante la severa evidencia de la cruel realidad de que ya nunca te veré más. Por eso, aunque maldiga el permanente lapsus aborrecido por retener en mi mente los aromas del mundo recorrido, pero no el tuyo, sé que este vacío no se ha de llenar. 92
Será mi aroma perdido. Aroma añorado. Aroma amado, y después… olvidado. Cerraré así la puerta que me inunda, por impotencia, de amargura, apartaré el tesón y la insistencia por recuperar lo que se fue al olvido; pongo los pies en la tierra, bajo del limbo de esta quimera …mientras… río, lloro, me alegro y maldigo por un aroma perdido.
Mayte Álvarez. Alcoy. Alicante. España.
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ISABEL SAN JOSÉ MELLADO APETITOS
Imagen: Anita Burnaz
Dulces aromas que se exhalan en oscuras noches pasionales, entre dos cuerpos que se aman fluyendo como dos manantiales. Aromas que se van buscando para satisfacer almas vacías, por amores que van acabando porque agotaron sus ambrosías. Como incitante reflejo lunar provoca tu aroma mis sentidos y conjugando el verbo soñar deseo cada noche tus latidos. Fresca mañana primaveral, que dulces aromas provocas, no dejes a ese alma naufragar ni que perezca entre rocas. Porque en una noche de furor de su aroma quedó impregnada. Jamás olvidará de su beso el sabor ni el apetito de esa madrugada. Isabel San José Mellado- Madrid- España.Derechos de autor 94
LUIS LÓPEZ- QUIÑONES RUIZ RETORNO A CASA
Imagen: Anita Burnaz
Olor a infancia gastada, a niño jugando ; a cariño. A la olla de mi madre, leña de hogar que no se apaga. Huele a gallito, a juventud, a hormona, a poema en cuaderno emborronado; a domingo perdido de resaca tras noches de búsqueda infructuosa. Aroma a duda, a frontera, a cambio de jeans por la corbata. A Gasolina, a tarjeta recién impresa con nombre de adulto bajo un logo. Humanidad de metro, madrugones, a fracaso total y a suicidio, a frustración y a kamikaze, yo contra todos; contra el mundo. A lunes al sol, a despedida, ya huelo a pino herido y a Retiro, a gusano de seda que se transforma y amor verdadero que no me olvida. Luis López-Quiñones Ruiz Munich, 5 de junio del 2016 95
MARÍA CECILIA PISCITELLI NÍTIDO
Imagen: Anita Burnaz
Aquel aire lejano bocanada de tiempo me remonta a lo entrañable días pasados presentes en segundos íntimos desatan tesoros de cuerpo memoria huellas como toboganes conexiones veloces habitan sin permisos avasallando armaduras huídas fugas Aroma incesante conteniendo universos en potentes fragmentos de claroscuros evidentes invasión del todo su perfume implacable 96
cercando al recuerdo gotas del aire nítido lejano cercano aquel tiempo de la niña que fui.
María Cecilia Piscitelli. Buenos Aires, Argentina.
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SÄO GONÇALVES AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
Permanecen recuerdos de un tiempo el tiempo donde todo era perfecto! El toque de tu mano en la mía la brisa, beso cálido en las mañanas el despertar de la temporada de verano el sabor de miel de las acacias el aroma inolvidable de las mimosas. Desde la infancia, el aroma de vida para despertar el sentimiento de pertenencia la clara luz de tus ojos el olor a ternura de tu regazo fecundo. El aroma a tierra labrada el cálido sabor de las lluvias de verano tu beso robado la caricia del deseo. Permanece en mi piel el tacto y el aroma el rastro de tu presencia en el estribillo del poema. Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo. Traducción del portugués: Cecilia Ortiz
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ESTELA BENTANCOR MIS SUEÑOS SON MÍOS
Imagen: Anita Burnaz
Mis sueños son míos. Yo sueño que vienes vienes y te siento siento un suave aroma varonil y agreste. Agreste de flores flores de los tilos tilos y claveles claveles purpúreos purpúreos de otoño. Otoño que huelo huelo y desmenuzo, desmenuzo el aire, aire perfumado perfumado y rojo. Rojo de pimpollos, pimpollos de rosas, rosas tan fragantes fragantes y amantes. amantes que somos. Somos puro aromas aromas agrestes 99
agrestes de sueños, sueños que son míos. Míos son mis sueños. Sueños con aromas aromas robados.
©Estela Bentancor-Paysandú – URUGUAY
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MAITE GARCÍA CÓRDOBA DOS ROSAS
Imagen: Anita Burnaz
Me requiebra y me cubre de besos. Mas lo nuestro es como dos rosas. Enlazadas en aromas que gimen, en toda su esencia al viento. En horas que mecen caricias. En tiempos que suenan a susurros. ¡En un todo y en un te amo! Que albergan universos de pétalos.
Maite García Córdoba© -2016 Valencia (España)
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MIRIAM ÁLVAREZ LA VENTANA ENTREABIERTA
Imagen: Anita Burnaz
Con un alfiler apuñalo los aromas de camino y me clavo en los ojos un perfume filoso que me desgarra la nariz. Un sol aireado gotea chispas rancias fuego que flota en la memoria imagen primitiva de una vida fragmentada: vos y el sudor acre de aquel verano que maduraba higos y reventaba damascos. La ventana entreabierta atrapa el olor amargo de nuestros secretos.
Miriam Álvarez – Clorinda – Formosa - Argentina
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MAR DE FONDO MUJER Y AVE
Imagen: Anita Burnaz
Cada paso que inicio lo doy en falso, porque carezco de pies, mi verdad está en el aire. Cada ilusión que despierta es infinita, pues estoy detenida a la sombra de tus alas. Por eso me dejo morir en las puestas de sol, me abandono al azar de tus migraciones. No soy lo que fui, aunque mis despojos preserven los aromas del ayer. Me reinvento luchando cada mañana, sin olvidar tu graznido etéreo, fragante, haciéndose eco en mi rutina, cuando parece que soy humana…, mas no engaño ni puedo engañar: me enseñaste a volar y vuelo; no soy mujer: soy ave. Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.
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PURA FERNÁNDEZ SEGURA EXTRAÑAMIENTO
Imagen: Anita Burnaz
Sé que hay muchas cosas que te extrañan y han quedado a la intemperie. Van dislocados el campo y las veredas, buscando sin remedio por orillas esquinadas que se cruzan. Tengo la certeza de que te añora la luz pura que amanece. El frío tembloroso que porfía por menos de un segundo de tu fuego. Te echa en falta la acequia traspasada de aguas claras que se fueron para siempre. Nieblas perdidas en lo oscuro del collar redondo de la era. Las alamedas desvestidas este invierno otean en vano el perfume romo de tu cuerpo. Pero de todos, es el río quien menos se acostumbra. Guarda en su margen inconstante perfiles de tu sombra, 104
veneros de tristeza. Ha sido el río referencia nuclear de tu existencia. Testigo fiel, cómplice, fiero, en ocasiones desbocado. Compasivo siempre. Cuando a veces volvías de madrugada, brioso o vencido por la vida, dispuesto a renacer como el Fénix con el lucero del alba.
Del Poemario zona Próxima Ed Dauro. Pura Fernández Segura-Guadix-Granada- España
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FRANK PEREIRA HENNESSEY AROMA DE OCCIDENTE
Imagen: Anita Burnaz
El occidente suscita el aroma que trenza la tarde y perdura en el esplendor de unos lazos que muerden el vestigio incesante de la niebla con sus raĂces de luna. Y muchas veces transita por la simiente lejana.
Frank Pereira Hennessey- Barranquilla- Colombia
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MARÍA JULIA DRUILLE
Imagen: Anita Burnaz
Guardan los sentidos cierta memoria mi abuela y su ropero de lavanda Un despliegue de pañuelos y de azahares Rituales íntimos de siestas en vigilia Frescor de puntillas que acarician Mientras aprieta afuera la canícula Un deslizarse a escondidas Para el asombro de niña Flores secas rastros Lo que queda de los días El olfato me empuja dócil Por un largo túnel un vaho de duraznos aclara la imagen de los chicos Sonríen los baldes fragantes Un membrillar que guía Por el camino de flores blancas Del ventanal de la cocina Brota un tufillo de especias Estragón romero Laurel y albahaca Y a la vuelta de la casa La madreselva preserva Intacta 107
exquisitez y pena Vuelvo al mapa De la infancia Recorridos Por el aire sereno AcuĂąado en aromas Retazos fragantes
Maria Julia Druille- Buenos Aires- Argentina
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DANA LAILA COLORES SABORES AROMAS
Imagen: Anita Burnaz
Que bellos aromas hoy. El bello trinar de los pájaros despertando en pleno amanecer. Fresco aroma de la mañana. Los huevos en mi desayuno, con el cálido aroma dulce de mi chocolate caliente. La vida es un hermoso lugar lleno de colores, aromas, sonidos, miles de cosas juntas. En el que cada día nace un ser especial, con un aroma de pleno nacer. Cada persona fue así, cada persona tiene su historia. Que bello el aroma de la brisa soplando mi pelo rizado, que bello, qué bello es el aroma. El mundo está lleno de colores, sabores y aromas. -Dana Laila. Edad: 10 años. Cd. de México. El Mundo de Dana -Página de Facebook 109
AYMARA ARUWIRI TU PIEL
Imagen: Anita Burnaz
Mis manos canela, color candela, color amor. Tienen el perfume de tu piel en sus aplausos, en su cadencia, en su obsesión. Mis manos color vainilla, color sensual , color amor. Llevan el aroma de Luna Afrodita en las noches penumbra color pasión. Mis manos color de miel color locura, color amor. Son la esencia de tu placer olor a incienso, olor a mirra, olor jazmín. Mis manos de paraíso llevan a inducirte, descifrarte. Me llevan a estacionarme en la pradera de tus ojos. Y en el aroma a mar de tu pelo. 110
Ellas son el deleite de tu éxtasis y tu piel , el aroma perfecto …de su dicha.
-Aymara Aruwiri Cd. de México El corazón en la barbarie -Página de Facebook
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MARÍA MARTA LIÉBANA AROMA A ROSAS
Imagen: Anita Burnaz
Cerré los ojos, como cada noche, para sentir la brisa de tu ausencia. Entre sueños percibí tu perfume, perfume que impregnabas en mi piel en cada beso y en cada caricia. Los recuerdos se fueron deslizando de mi mente, como cascadas frescas. Mis suspiros dejaban el sabor, sabor dulce a fresas de primavera, la misma primavera que marchaste. Sentir deseos de correr, correr por caminos teñidos de tristeza, envuelta en mantos de hojarasca seca. Y que el viento recorra los secretos de las flores que adornan el paisaje. Como si el destino así lo ha querido, los ojos del color del cielo idos, los pasos cortos; lentos y cansinos. Labios secos, las manos temblorosas y en la memoria eterno aroma a rosas. María Marta Liébana- Resistencia- Chaco- Argentina 112
SANDRA GUDIÑO
Imagen: Anita Burnaz
De miel el sol llega demorado y cumple su sino de perderse mudo tras los párpados. Espalda sin velos el desierto me recorre. Escándalo de almizcle y laurel sobre la pena del lento exilio: me reconozco. Un pájaro cielos perdidos me dibuja sin rostro. La sombra de tu paso extinguido en la arena me engulle: canta con mi voz la eternidad y me vuelvo viento. Todo el viento del mundo. Sandra Graciela Gudiño- Santa Fe- Argentina 113
ANA OSUNA EL AYER
Imagen: Anita Burnaz
Ayer en Madrid era verano y, pétalo a pétalo, de las rosas me llegaba Su olor... No sé por qué me acuerdo ahora, de éstas cosas.
Ana Osuna Trillo- Sevilla- España
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ALEJANDRO RIVADENEYRA PASQUEL ERES TU AROMA
Imagen: Anita Burnaz
En mitad de la hora en que te sueño apareces intangible y humorosa, de nuevo me ocupas me asaltas me irrumpes los recuerdos con tu aroma. Te expandes sobre mi piel cual humedad serosa, con tus labios del olor espumoso de los besos mareas mis sentidos, los sometes a mareos los esparces y creas una tempestad entre mis sienes, te apoderas de mis manos con tu savia tu envolvedor néctar que apacigua y a la vez los cela como lo hace la bruma en brama sobre un bosque encendido. Hoy eres tu aroma que embalsama, eres el aceite lubricante de la espera el limbo efluvio de mis noches y el perfume vivo de tu alma expandida.
Alejandro Rivadeneyra Pasquel- Ciudad de México 115
ICELA ELIZALDE ANHELO TU AROMA
Imagen: Anita Burnaz
Amo el aroma del silencio en agonía. Las dulces notas de tu piel enardecida. Danza la luna salpicando los instantes, y alzando el vuelo… me dispongo a conquistarte. Nada más bello que el perfume de tus besos. Cuando entregados; hay suspiros, nacen versos. Cada mañana bebo el néctar de tus labios. Sabe a gloria, como a tintos añejados.
Icela Elizalde Cuernavaca (Morelos)(México) Derechos Reservados de Autor Junio 06 2016 116
MABEL CORONEL CUENCA AROMA DE CAFÉ
Imagen: Anita Burnaz
El aroma de café perfumaba mi habitación. Eran las 20:30 y los perros ladraban allá afuera. Una cama, una pluma y tu recuerdo en aquella taza. Recordaba tu rostro, esos ojos penetrantes, tus labios carnudos besándome la nuca. Sentí tus manos deslizar bajo la sábana blanca buscando trazar en mis curvas el mejor camino. Eran las 20:35 y el café destilando calor, sentía el sabor de tu boca, dulce néctar de los dioses. Tu piel sudorosa, tu respirar profundo, tus miradas gritándome sus deseos de poseerme. Un sorbo de café, un suspiro, otro beso, el candor de tu cuerpo encendiéndome. Eran las 20:40 y tu susurro contándome sus secretos, pecados inconfesables por amor cometidos. Un sorbo más de café, y cerramos los ojos, escuchábamos sólo la charla de nuestros corazones. Abrí los ojos… eran las 20:45 y tú no estabas allí, el café aún caliente, otro sorbo, una sonrisa en mí. Viajé por un instante en nuestro mundo, tú estabas allí y sólo tomé unos sorbos de café. Mabel Coronel Cuenca- Hernandarias- Paraguay 117
ZAIDA GILES DE QUIRÓS ÁMBAR
Imagen: Anita Burnaz
Mi nariz no tiene cura: lánguida se balancea por mis dedos. Ellos saben de tu piel fuego, del destilar las palabras que apretadas aparecen rozando mi sombra como si nada... Doctorada en caminos, -los de tu fraganciaviven mis ojos cerrados arqueando los labios por tu pálida espalda... Son mis sesos a la par que mis mejillas ardientes quienes oscilan al atardecer de tu voz aromada: ellos me describen sin arpegios la magia que existe al saberte a cardamomo y tomillo, a hierbabuena, albahaca en el centro del alma mía que conoce cada palmo de tu perfume de ámbar.
ⓒ Zaida Giles de Quirós- Sevilla- España 118
RELATO
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CONCHA CASAS EL AROMA DEL RECUERDO
Imagen: Anita Burnaz
Cerró la puerta tras de sí e inspiró profundamente. ¿Cómo era posible que su compañera de habitación no hubiese notado el maravilloso aroma que invadió la atmósfera del cuarto? Por primera vez, miró a su alrededor inspeccionando el frasco que contenía tan maravilloso perfume. Se dirigió hacia la ventana y descorrió las cortinas. La belleza del entorno la hizo estremecerse. La situación del hotel desafiando las leyes de la gravedad, sobre ese abrupto acantilado, producía la sensación de hallarse en la proa de un barco. Solo se divisaba agua en su dimensión más profunda e inmensa. Una agradable sensación de vértigo la embargó. Ahora lo entendía menos aún. Acababa de caer en la cuenta de que siempre que ese olor anulaba sus sentidos, se encontraba cerca del mar. Lo miró. ¡Qué fuerza tenía! Sentía que quisiera hablarle, decirle algo, pero la magia no acababa de producirse, a pesar de que las circunstancias siempre eran las mejores. Giró sobre sí misma y cerró los ojos, no podía dejarse llevar por esa laxitud casi cercana al éxtasis, había ido allí a trabajar. Apenas le habían concedido tres días para terminar el reportaje “El submarinismo, deporte urbano de principio de milenio”. Ana la había acompañado para hacer las fotos, pero se marcharía al día siguiente. A ella le concedían dos días más. 120
Fue ella también quien eligió esa pequeña escuela de buceo, tras estudiar distintas posibilidades. En su publicidad prometían un fondo marino tan rico, que solo era comparable a ciertas zonas del Caribe. El Mar de Alborán, su nombre tenía cierta evocación de misterio, piratas, romanos, fenicios... Sacudió la cabeza y se dirigió a la puerta de salida, llevaba más de una hora soñando despierta y tenía una cita, había que ponerse en marcha. Se dirigió hacia el mar. La embrujaba. Era como si el murmullo de las olas, la hipnotizase nublando sus sentidos y su voluntad. Movió la cabeza intentando escapar y centrarse en lo que la había llevado hasta allí. Estaba citada a las cinco con el dueño de la escuela. Fue puntual y absolutamente encantador, le enseñó las instalaciones y la invitó a hacer una inmersión con el grupo de la mañana. Le entusiasmó la idea. Su corazón se aceleró al imaginar el fondo del mar, a la vez que ese extraño aroma la envolvía de nuevo. Por un momento creyó atrapar su significado, pero como en tantas ocasiones se le escurrió entre los dedos. Esa noche soñó con corales y caracolas, con medusas y peces de mil formas y colores, y sintió que todo le era familiar y cercano. Al día siguiente cuando acudió a la cita, iba entusiasmada como una niña, ansiosa y divertida, ante la inesperada aventura. Había engañado al monitor. Le aseguró que había realizado varias inmersiones. No lo hizo adrede, sencillamente la conversación la llevó a ello y casi fue un malentendido, cosa que no se molestó en aclarar, por eso él insistió en que los acompañara. Dilató su turno todo lo que pudo, para observar cómo lo hacían los demás y no le pareció especialmente complicado. Cuando por fin llegó el suyo, lo hizo con tanta soltura que nadie hubiese pensado que era la primera vez que se sumergía. Lo primero que la sorprendió fue el silencio y la cortina de luz que formaban los rayos del sol, dando una luminosidad al fondo marino que nunca hubiese sospechado. Su propia liviandad la sorprendió aún más, sentía que volaba. Contrariamente a los comentarios que había escuchado sobre la presión y sus terribles consecuencias, ella se sentía cada vez más ligera. Tanto es así, que poco a poco se fue alejando del grupo. Sabía que iba demasiado rápido y que podría perderse, pero le daba igual, algo dentro de ella la animaba a seguir, sentía que estaba en su casa. Y fue entonces cuando lo sintió. El aroma misterioso la embargó completamente. ¿Cómo era posible? Su nariz estaba dentro de las gafas, aprisionada como una ventosa, ¿cómo podía percibir ese olor? Sin embargo su intensidad crecía por momentos, haciendo que su corazón se desbocase con él. 121
En un irresponsable gesto se arrancó las gafas y el respirador, milagrosamente comprobó que podía respirar sin ayuda externa, es más, podía oler ese aroma cada vez más intensamente. Se dejó llevar por él y de repente, el silencio también se quebró. Podía oír sonidos que nunca había imaginado, pero que a la vez le eran familiares. Embriagada por los descubrimientos que sus sentidos no alcanzaban a catalogar, siguió nadando dejándose arrastrar por las corrientes. Un murmullo que fue in crescendo, la hizo cambiar de dirección, hasta que de repente las vio. Tumbadas sobre el fondo marino, sentadas sobre enormes peces manta, un grupo de hermosísimas sirenas la miraban anhelantes, como si la esperasen desde el principio de los tiempos. En un impulso irracional se miró y comprobó entre asombrada y temerosa, que sus piernas habían desaparecido y en su lugar una fantástica cola la impulsaba por la inmensidad del mar a su antojo. De repente todo cobró sentido, por fin identificó el origen de ese olor que la había acompañado desde siempre y en un grito de alegría incontrolada, se lanzó hacia sus hermanas que la esperaban con los brazos abiertos
Concha Casas- Castell de Ferro-España
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ETHEL SAAVEDRA GARCÍA CARNAVAL DE RECUERDOS
Imagen: Anita Burnaz
Al compás de las notas de una vieja canción, vuelvo a recrearme en ese mundo donde viví, donde dejé mis huellas. Así llegan los recuerdos de mi casa paterna. Recreo la biblioteca de mi padre: amplia y llena de libros. De niña me encantaba abrirlos y meter mi pequeña nariz en ellos, el olor que emanaban me cautivaba, era el bálsamo de la inteligencia, el bálsamo del conocimiento que mi padre con tanto celo cuidaba y leía. Pasos más allá estaba la cocina, grande y de piso rojo. Era el festín de los olores. Para mi madre la canela era uno de los condimentos preferidos. Ya sabíamos que cuando el olor a canela llegaba hasta nosotros, era porque ella cocinaba algún postre o torta. Eso nos alegraba la vida. Cómo olvidar las floraciones permanentes de los limoneros que surcaban el patio; uno de ellos cubría la ventana de mi habitación. Por las noches cuando no podía dormir hablaba con él, le contaba historias de grandes princesas con coronas de oro y cómo fue mi sensación cuando sentí por primera vez su olor: me sentía transportada a otras estancias quizás celestiales. No podía creer que semejantes flores tan pequeñas al ser tocadas por el viento esparcieran tanta fragancia. Ellos no me contestaban, pero sé que me escuchaban y se sentían plácidos por mi infantil inocencia. 123
De jovenzuela me sentaba en una banca de hierro que con el paso del tiempo sus patas se habían enterrado. Ahí me deleitaba con alguna lectura mientras los azahares se movían con el viento y su aroma penetraba por la casa. Alguna que otra florecilla caía sobre el libro y perturbaba mi lectura. Era como si las palabras de la abuela cumplieran una profecía: ella decía que el azahar era hipnótico y calmaba las tensiones. Sus manos callosas pero llenas de cariño siempre estaban sembrando toda clase de plantas. Y en ese recorrido fue imposible no recordar el olor al detergente que me hacía estornudar todas las mañanas, la brillantez del piso al igual que los cubiertos de plata que con tanto esmero brillaban algunas veces mi madre, otras mi abuela, era como si compitieran en ese ritual para que la luz se reflejara en ellos y produjeran admiración. De pronto, el canto de un ave me extrajo de mis recuerdos y me di cuenta que la tarde caía para dar paso a la noche. Ethel Saavedra García- Cali, Colombia
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REMEDIOS PERNAS OLORES IMBORRABLES
Imagen: Anita Burnaz
Para mí el olor a café y a libros siempre fue un placer. En la librería “De Raíz” se unían ambos olores. A la librería de Alberto, trasladamos el taller de la biblioteca de Olivos, conducido por Cecilia. En ese agradable ambiente de café, libros y la mesa del taller poco a poco se fue agrandando, y el grupo cada vez más unido. Hasta llegué a participar de un programa de radio de la mano de Alberto y su empleada. Todo marchaba a las mil maravillas hasta que un día nos da la noticia, de que por razones personales, cerraba la librería. Sin tener un lugar físico para seguir con el taller, tratamos entre todas de buscar una solución, fue así como la primera en ofrecer su casa fue Érica, amiga de Cecilia y alumna de la primera hora. La alegría fue compartida por todas y empezamos a tomar café en la acogedora cocina de Érica, acompañado por sabrosas tortas y siempre con la presencia de Enzo, el que cuidaba nuestros movimientos debajo de la mesa. El taller poco a poco fue una gran reunión de amigas, al mismo tiempo escribíamos siempre esperando el disparador de la profesora, mientras saboreábamos el rico café. Luego para colaborar, todas empezamos a ofrecer nuestra casa, y en una reunión en el amplio comedor de Lidia, mientras contemplábamos la 125
arboleda de Maipú, tapizada de amarillo Pira pita, ideamos hacer un libro entre las ocho. “AÚN NO ESTÁ TODO DICHO” Es un sueño hecho realidad, tiene olor a café a libro y a amistad.
Remedios Pernas- Buenos Aires- Argentina 15 / 9 / 15
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ROSA ESTHER MORO DIARIO DE UNA DESTERRADA
Imagen: Anita Burnaz
Día 1: de la resonancia azul Anoche escuché silbidos, no eran los movimientos de la arena cuando el color desaparece. Es el silbar que estremece el lugar de los recuerdos cerrados, que a veces disimuladamente trato de abrir para reconfortarme. Es el silbido de las noches de plenilunio, con el aire con aromas a tierra fragante, llamando al encuentro donde nuestras almas saltaban cercos y huían a lo hondo del bosque a danzar y trepar por sendas de luz blanca que la luna desparramaba en la vegetación. El aroma intenso del azul, me asusta, no fuera que se oliera en estos aposentos estáticos de metal edificados en las arenas. Extenuada, me relajo, y trato de no ser. Día 2: del reverdecer del aire Al amanecer cambian el aire y se respira sin dificultad; el mar de arena está quieto y uno de los soles aún no ha salido, así que la luz no es tan brillante, y el día de hoy el aire trae algo de humedad, así que por momentos reverdecerá y tendrá gusto al sabor de donde vengo. Hoy 127
será un tiempo bueno. Pero hay que estar atenta, si los diseñadores del mundo me detectan con estos recuerdos me cancelaran los pensamientos y estaré cercada por círculos de energía opaca y respirando apenas. Veo salir el otro sol, cuando esté alto, todo será un grito desgarrador sobre el oleaje de arena. Espero la noche. Sospechan de mí, la gobernanta me ofrece un glóbulo estabilizador de emociones. Lo aceptó, pero no lo ingiero, solo bebo el agua, que como el aire por aquí escasea. Aprendí a deshacerme de esas pócimas que me transforman en quién no soy. Llega la noche, que no es la noche de mis recuerdos, esta es una total ausencia del color, sin aromas, ni sonidos. No es la blanda cadencia oscura, con tenues murmullos de luz y tibias fragancias de lo que duerme y aquieta. Es dura e impasible que hunde en un agobiante torbellino de nada. Me encierro en mí misma y con mi mente dibujo una ventana abierta a otro cielo. En la mitad de lo oscuro, las siento cantar en mi ventana, son mis hermanas, las intemporales. Hace un siglo que las espero. Volvieron. (Siempre vuelven, cuando saben que no puede con mis recursos, cuando la falta de libertad se me vuelve insostenible. Viví, tantos y distintas existencias: la inquisición, el capitalismo con su voracidad amordazante, y anteriores épocas a todo eso, y ahora la época de los diseñadores de los mundos, la peor de todas porque disponen hasta de nuestros pensamientos y emociones y nos obligan a vidas en destierro. Se está olvidando hechos esenciales cómo el fecundar y tener hijos, porque ellos disponen de nuestra genética y los niños se hacen y se crían en lugares destinados para eso. ) Cantan: veo el bosque que vive intacto en la visión sagrada. Día 3: del sonar del rojo Hoy es día peligroso, cierro mi mente a la inspección contundente del sonido que se apropia de todo para poder controlar todo atisbo de desprogramación. Puedo hacerlo porque soy una bruja. Me buscan la piel bajo la pelambre para saber de mis pulsaciones más secretas. Desconfían, no conocen hasta donde alcanza mi programación. Puedo desestabilizar su sueño y producirse un derrumbe en cadena en sus construcciones de terror. Siempre temen y eso los hace peligrosos.
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El descolorido tiempo llega, y ellas, mis hermanas vuelven con sus canciones de otras vidas. Vuelven a buscarme, quieren que me vaya con ellas. Me borran rigideces y me adentro por los bosques donde inventábamos lunas para que todo volviera a nacer. Ellas ríen al verme caminar como si fuera inexperta, entre ramajes que se abren a mi paso para que realice el sendero al corazón del bosque donde vive el árbol del principio, el árbol de conocimiento, bajo cuya sombra canto la primera de nosotras. Saben que aún estoy atrapada. Día cuatro: del eléctrico marfil. Un temblor que no es frío nos obliga a cerrar los orificios del cuerpo, a estirarnos para poder abollarnos como madejas de lana. Somos bollos que se agrupan para no sucumbir ante la arena helada que intenta atraparnos en sus movimientos ondulantes. Nadie se puede ocupar de mí. Abro la ventana que cree, allí están ellas, mis brujas que me dan mi vieja escoba la perdida. Atrapo el poder que me fue conferido, mi poder. Despierto. Y vuelo sobre las ruinas que va dejando mi partida. El mal sueño se desintegra. Día cinco: del resplandor del amanecer El sol despierta entre nubes. En el aire rumores, y el límpido aroma de todo lo naciente. Un parto en cada esquina de la Tierra. A media mañana las nubes se agrupan y cantan lluvia. Al rato vuelve a salir el sol, un gemido de placer se desparrama en esta nueva creación. Las horas se mueven con la música de lo que Es. Y es viernes, esta noche danzaré agradecida, seré plegaria extendida entre el cielo y la tierra; viviré el amor hasta el amanecer. Días de la dulzura blanca. Soy libre; despiertan alas sobre mis paisajes, la visión se completa.
Rosa Esther Moro- Buenos Aires- Argentina.
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MARGARITA POLO VIAMONTES EL AROMA DE MI HOGAR EN EL RECUERDO
Imagen: Anita Burnaz
Aspiro el inconfundible olor del café recién colado, como en horas matutinas de mi casa en la infancia, de pronto me percato que estoy muy lejos. No quiero abrir los ojos, prefiero seguir con el aroma de mi hogar en el recuerdo. Las imágenes se suceden una tras otra, mi madre en la cocina frente a la coladera de tela, mientras papi sentado en el taburete espera por el sorbito mañanero. Ellos conversan en voz baja, para no despertar a los “vejigos” hasta que terminen su ritual. Pero yo los espío desde mi camita, observo la sonrisa de mi madre al entregar la taza de café humeante a las manos de mi padre, quien la recibe sonriente. ¡Qué pícaras miradas! Intraducible entonces para mí, hoy tan evidente: era amor, amor del bueno, que gracias a Dios me dejaron como su herencia más preciada. Tras el desayuno mi padre me lleva a la escuela en su moto, cuando todavía el aroma del rocío matutino impregna mi rostro con su fragancia. Emana por las breves gotas sobre las rosas y azucenas del jardín de mi madre, pero a veces, sobre la yerba recién cortada por mi padre con el 130
machete en su mano derecha y en la izquierda el garabato hecho por él con una rama de la mata de guayaba. Mi madre queda en casa, como si fuese un pulpo con muchos tentáculos, hace infinidad de tareas a la vez. Lava la ropa en la batea, luego la pone a secar al sol y la tela se impregna del aroma limpio, especial e irrepetible. Barre y trapea la casa, dejándola brillante y con el aroma del hogar amado. Cocina el almuerzo con un sofrito tan exquisito, que sólo de olerlo “levanta un muerto” –como le dice mi padre galante a mi madre, como saludo al traerme de la escuela. Mami remienda nuestros vestidos averiados por los juegos, las medias de mi padre… borda, y crea con su costura infinidad de objetos al medio día, mientras descansa mirándonos retozar a su alrededor. Mi madre despide un aroma inconfundible a esa hora, cuando voy y la abrazo una y otra vez, inspirada por un cariño inagotable, para aspirar su olor inconfundible. Ahora mi hijo al besarme, dice “hueles a Mami” ¿a quién? Le pregunto y me responde sonriendo “a mi abuela María” (mi madre). También mi nieto mayor me sorprende diciéndole a sus padres: “La casa de mi abuela huele diferente” cuando lo cuestioné sobre el aroma que sentía en mi hogar me explicó: “Al llegar de Cuba, aunque yo tenía seis añitos, se me grabó el olor de tu cuerpo, que es muy diferente. Tienes un olor particular abuela.” Le pregunté preocupada: ¿A qué huelo Daniel? y me respondió rápido: “No hueles mal abuela, hueles a tu casa, que es un olor diferente. Pero me gusta el olor, abuela, cuando lo siento, sé que estoy en tu casa, cerca de ti y me gusta ese olor… me gusta abrazarte y sentir ese olor en ti.” Pensando en su afirmación comprendí que traía conmigo ese olor del hogar cubano, mezcla de ropa secada al sol, del café recién colado, del condimento en mis sofritos... Tan especial como el rocío al amanecer en el hogar de mi infancia, la hierba recién cortada, la lluvia sobre la tierra camagüeyana, la brisa marina del malecón habanero, el aroma del trapiche en el central azucarero, de la piña recién picada, de la mermelada de guayaba hecha por mi madre en el caldero gigantesco, de la melcocha blanqueada por sus manos diestras. Tantos aromas de mis recuerdos, y uno con su gran mezcla de todos, añejados con el amor de mis padres, mis hermanos, mis sobrinos, mi esposo, mis hijos, durante días de infancia, adolescencia y adultez en la tierra cubana. Aromas cargados a manos llenas por mí, para enriquecerlo con mis nietos, en esta tierra lejana y tan cercana a la vez.
Margarita Polo Viamontes- Cuba / Miami- U.S.A. 131
LUISA ALEJO LOS OLORES EN LA MEMORIA
Imagen: Anita Burnaz
Se puede abrazar con la memoria. Gabriela Mistral
Siempre he pensado que tengo el olfato más desarrollado que el resto de los sentidos. Aseguran que es de todos el más elemental. Como un perro amaestrado puedo perseguir rumbos, descubrir secretos y hasta cometer indiscreciones por esta elemental y quizás atávica manía de olerlo todo que me acompaña desde siempre. Hay olores que despiertan con el más mínimo estímulo: el de la madera del lápiz y la goma de borrar de la escuela primaria, el de la leche que hierve y derrama su blancura, el del ajo mientras brinca jubiloso en la grasa caliente, el de las sábanas limpias secadas al sol, el de la yerba fresca recién cortada, el de mi almohada, que es siempre el mismo. Agazapados o descubiertos, ellos me acompañan. Pero entre todos – reyes en el trono de la memoria – permanecen el aroma suavísimo de los bebés, el de la tierra agradecida cuando recibe las primeras gotas de la lluvia generosa y el que despide la piel del hombre amado. Luisa Alejo. Camagüey. Cuba 132
ARACELI GARCÍA MARTÍN CON AROMA Y SABOR A FRESAS
Imagen: Anita Burnaz
¿Qué me ibas a explicar? ¿Qué me ibas a decir? Si ya nuestras energías están reducidas no podrás llegar a mí ni yo a ti. Todos los recuerdos, de golpe machacaron brutalmente mi cabeza. ¿Sabrá lo que es un beso? Enfriaste mi cuerpo y me administraste aquel medicamento de color rojo, con aroma y sabor a fresas, no recuerdo como se llamaba ni si sigue en el mercado. Aquello fue ralentizando mi corazón hasta que dejó de latir. Supiste cronometrar el tiempo que mantuviera mi cuerpo parado. Allí en aquella urna de cristal me mantenías muerta en vida, a la espera de tu milagro. ¿Fue uno o más de un minuto, un día, un mes o un año el tiempo que mantuviste mi corazón a la espera? Mientras yo, seguía mandándote continuos mensajes. Un beso, sólo un beso. ¿Sabrá lo que es un beso? Seguro que ni tiene olfato. Otra vez la duda, creerá que estoy dormida profundamente, pero este no es el sueño de la Bella Durmiente. Aquí no hay miedo, ni nostalgia, ni tristeza, ni hambre, ni sueño. Solo una gran espera. Siento frío en la espalda y en el cuello. El temblor de mis piernas se convirtió en dolor. Oh Dios!.. ¿Sabrá lo que es amor? No puedo aguantar más. Tengo que hacérselo llegar. ¿Lo conseguiré? Me miró un momento y aquí. Creí morir, pero al fin lo conseguí. Tuvo efecto enseguida fue el desfibrilador más efectivo. Sabías como hacerlo… Fue un beso con sabor y aroma a fresas. En el momento preciso. Desde entonces he perdido la noción del tiempo. © Araceli García Martín- Granada- España 133
ADRIANA GUALTIERI SENSACIONES
Imagen: Anita Burnaz
Las sensaciones invadían sus sentidos, el suave masaje con aromáticos aceites, lograban trasladarla a una dimensión diferente, donde arremetía un bienestar que recordaba muy lejano. No comprendía cómo ni por qué se encontraba en ese lugar recóndito, tampoco conocía a las personas allí presentes. Mucho más le extrañó la amabilidad de su ofrecimiento: sanarla. Accedió dócilmente, así llegó a ese momento en el que alguien restregaba su espalda y el dolor se atenuaba, mientras la albahaca y el poleo irrumpían trayendo remembranzas de la casa de su abuela. Aun le molestaba la congestión y el malestar que no le permitía pensar con claridad. Le preguntaron si estaba decidida a continuar, asintió sin dudarlo, todo le transmitía confianza; se sentía en casa. La acompañaron a una sala más grande, donde todos le entregaban un objeto pequeño, así llegó a reunir cinco. —Ahora siéntate y espera, conserva estos maravillosos obsequios en la palma de tu mano, sin dudas te ganaste su aprecio, ya que muchos de ellos te entregaron su don. Solo pueden hacerlo una vez y te eligieron a ti. Eres especial —dijo un sujeto con ropajes hasta el piso, mientras se retiraba hacia otra habitación. El aroma de jazmines parecía cortar el silencio, nadie se movía. Ella aspiró profundamente, presintiendo la cercanía de su madre. Los objetos comenzaron a quebrarse solos, era la razón de la sinrazón. Percibía luz en 134
las miradas y suaves sonrisas se esbozaban con timidez. Quizá ellos sabían lo que estaba sucediendo. Al despertar, abrió las ventanas aspirando el inconfundible aroma de poleo y albahaca, así terminó de despabilarse. En la segunda inspiración, se presentó aquel sueño, una experiencia extraña, su recuerdo la hizo estremecer. Movió el brazo, hasta el día anterior le dolía constantemente, para descubrir el cambio. En ese momento también advirtió que podía disfrutar de la fragancia de las plantas aromáticas. Se sintió diferente.
Adriana Gualtieri- Santiago del Estero- Argentina
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MARÍA TERESA FANDIÑO HUELE A HOGAR
Imagen: Anita Burnaz
Las ventanas eran de madera vieja. Todavía no había llegado el frío del invierno, la brisa entraba a través de una ventana entreabierta de mi cuarto, me agradaba; me abrigaba bien y me dormía. Soñaba...soñaba con un lugar lleno de mariposas, colores y aromas de primavera. De la primavera pasaba al invierno, olor a humedad; al fin y al cabo en mis sueños y en mis cuartillas podía vivir en la estación del año que más me apeteciera. Me reconfortaba encontrarme entre sábanas y mantas gruesas por las noches y entre letras por las mañanas. Podía imaginar. —Tal vez la realidad no sea más que pura invención —me decía a mí misma, en mi soledad. —Tal vez pudiera ser real aquello que escrito en hojas de papel, se deja leer —me respondía a mí misma. En mis fantasías bien pudiera ser un mago, un hombre con poder, una mujer fatal o una astronauta recién llegada de un viaje espacial. Viajaba mi imaginación en barca y a través de las letras. Me gustaba retirarme al campo para escribir, allí mi barca no se hundía. La casa tenía vida propia, no me asustaba porque habiendo nacido en ella, la conocía bien. Sin embargo, a mis amigos les resultaba impactante. Estaba desvencijada, a veces parecía gemir; en sus lamentos olía a madera vieja. Se podía intuir su pasado. Sus rincones, junto con sus pinturas, sus
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lámparas y sus relojes, contaban historias maravillosas de tiempos pasados. Las musas no la abandonaban, se sentían a gusto allí. En mi dormitorio podía concentrarme. Sobre mi escritorio siempre había flores silvestres que llenaban de fragancia el cuarto. A mi izquierda, a través de la vieja ventana de madera, entraban los primeros rayos de sol de la mañana; desde allí podía disfrutar de las vistas del río y de la naturaleza. Me asomaba a la ventana, escuchaba la melodía que venía del río….Escribía. Algunos me llamaban loca, otros me decían rara. Pasaban las horas tan rápido en compañía de mis apuntes, que a veces me olvidaba de comer. Mi familia estaba desperdigada, cada uno en su ciudad, en sus pisos y apartamentos modernos. Comprendía que mis abuelos se hubieran ido a la ciudad, a vivir en un piso confortable con ascensor y calefacción; sin embargo a mí me enamoraba la paz y el aroma de aquel lugar. Desde mi ventana veía a la gente pescar truchas y en primavera todo se llenaba de flores, me alegraban, me inspiraban. Desde mi ventana entre abierta, respiraba la frescura del agua del río. Los árboles en primavera se visten de colores, del tono de las flores y forman un arcoíris difícil de igualar en las pinturas. Acudía siempre que podía, disfrutaba de independencia y soledad excepto en Navidad, entonces era el momento de conceder una tregua. Todos llegaban a la casa con la misma intención, un intento de hacer paréntesis en sus vidas y pasar unos días inolvidables juntos. Lo hacían estresados, dejaban sus problemas por el camino junto al río. Los eucaliptos que seguían el cauce, daban olor a toda la zona a través del camino a casa. ¡Qué placer el aroma del campo! Sonreían. —Niños, oler esto que en la ciudad no lo pillamos. —¡Huele raro, mamá! —¡Son los eucaliptos!. Cuando llegamos a la casa, aroma a tomate en rama. En el salón huele a leña ardiendo en la chimenea. Y en la cocina, al cocido de la abuela.
María Teresa Fandiño Pérez. La Coruña, España
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RODOLFO TORRES EL OLOR DE LA TORMENTA
Imagen: Anita Burnaz
Escribo ahora y como cada día al lado del ventanal siempre abierto en verano y a través del cual penetra la luz diurna para iluminar la habitación con mapas y libreros adosados a las paredes, y sobre todo a mí. No solo me llega la claridad que necesito de estos soleados días alemanes, sino que también se me acercan olores que en no pocas ocasiones me ponen patas arriba. De veras, como lo digo. Por eso, pienso que el olfato es el más evocador de los sentidos y el que con más fuerza ha estampado en mi memoria hechos en apariencia sumamente triviales. No me ocurre lo mismo con el tacto, el oído, la vista y el sabor. Aunque nacida de este último sentido tengo una imagen que se repite cada vez que llega a mi garganta el primer sorbo de cerveza. Siempre regresa a mi memoria aquella primera cerveza, a los catorce años de edad, y porque la compraron para mí. Me iniciaron en esa pequeña parte de la vida de los adultos, que algunos adultos convierten en toda su vida. Ocurrió en un sofocante día del mes de agosto de 1964. Vacacionábamos en la conocida playa cubana de Varadero y cuatro personas habíamos salido del hotel sin rumbo fijo o así lo creía yo. Éramos mi padre, el esposo de mi hermana Mercedes, mi hermano Roberto y yo. De repente o eso me pareció a mí, un "oasis" se nos atravesó en el camino. Y sin decir palabra, riendo, los adultos se apuraron a ocupar la más aireada de las mesas, 138
debajo de un árbol, donde plantaron como en casa. Me di cuenta entonces que la llegada al lugar no había sido ninguna casualidad. Y como parte del plan, Roberto se adelantó a mi intención de pedir una Cocacola porque dijo en alta voz que trajeran cuatro cervezas bien frías. Abrí mis ojos y tragué en seco. No podía creer que yo solo pudiera tomarme una cerveza y mucho menos completa, pero ellos fueron amables conmigo ya que los contenidos de las cuatro botellas desaparecieron en medio de historias risibles y de lo cotidiano. Mucho después vine a entenderlo y fue cuando agradecí aquella primera vez que me hizo sentir "grande", aun cuando el líquido fuera desagradablemente amargo, no me provocara placer y terminara mareándome lo que me condujo a pensar muy mal de los adultos..., hasta el día que yo mismo fui adulto y obtuve el placer de conversar sosegadamente bebiendo una cerveza. Decía que el olfato es el más evocador de los sentidos porque ahora mismo, por ejemplo, me llega ese inconfundible aroma a través de este ventanal, ese efluvio que anuncia lluvia, esa emanación que habla de tierras recién mojadas y me catapulta sesenta años atrás en la centésima de un segundo. Es un recuerdo que se encuentra tan profundamente marcado en mi memoria que revive en mí como si estuviera ocurriendo ahora mismo, con mi madre como uno de los principales personajes de una inmensa tragedia infantil. Era todavía la época --y de ninguna manera como hoy, por supuesto-- en la que un viaje a cualquier sitio fuera de casa se preparaba con tal minuciosidad y antelación que meses antes teníamos la grata sensación de ya estar disfrutando de lo que haríamos y veríamos porque íbamos haciéndolo realidad con la preparación, los comentarios y las tremendas ganas. Por eso, cuando mi padre anunció para el verano entrante un gran paseo en yate a través de la "Laguna de la Leche", muy cerca de la ciudad costera de Morón y a 36 kilómetros al norte de Ciego de Ávila, la maquinita de las ideas de todos empezó a funcionar como nunca. La mía iba a millón. Casi cada momento yo cambiaba de planes sobre dónde iría en el yate y lo que haría en aquella embarcación y al lado de quién iba a estar para comentar cuánto fuera viendo, y hasta a mis amiguitos del barrio y la escuela les hablaba de lo que ya "veía" porque lo vivía con mucha fuerza. Iba a ser un viaje fantástico porque en un abrir y cerrar de ojos nos convertíamos en marineros y hasta en piratas si nos daba la gana, con el ancho mar lleno de tiburones y de tormentas que levantaban olas gigantescas, nos hundíamos casi, mas, para fortuna de todos topábamos con una islita deshabitada y misteriosa aunque con muchos cocoteros de troncos elevados y a los que yo era el único que podía subir para tumbar 139
los cocos llenos de agua fresca y la familia me agradecía haber arriesgado mi vida por todos, sobre todo mi padre, quien me abrazaba fuerte y me decía que ya podían confiar en mí... Fue así, en medio de historias heroicas y súper-adelantadas, cómo el tiempo vino aplanando aquellos meses y acercándose fastidiosamente lento al momento crucial. Hasta que el mismísimo día, temprano en la mañana, a un locutor de la radio se le ocurrió hablar de una "severa tormenta tropical" y aconsejaba a quiénes realizaban labores marineras tuvieran a buen recaudo las embarcaciones y no se aventuraran lejos de tierra pues las aguas podrían ser muy peligrosas. Yo no comprendía el alcance de aquellas palabras y de ninguna manera podía entender que una simple tormenta nos arruinara la excursión. "Ya no podemos ir en ese yate", decía mi madre. Y en su voz había una cierta amargura que mi edad no lograba aquilatar. "¿Pero por qué no, por qué no?", insistía yo, abrumado. "Porque puede pasarnos algo muy malo..., y por eso tu padre hizo una llamada telefónica para que no nos esperaran", explicaba ella, y no sé si ese fue su propósito pero al dejar las palabras colgando me cortó la respiración y al mismo tiempo sentí abierta una puerta a través de la cual podía colarme para hablarle a ella de algo esotérico y desconocido: "Corta la tormenta, mami. Anda, chica, córtala con una tijera", le pedía yo. "Eso no se puede hacer, muchacho". "Sí que se puede, que la negra Carlita no sabe leer ni escribir y ella corta las tormentas". Carlita era una ex-esclava de ciento doce años de edad, tatara-tatarabuela de tres niños negros dedicados a fabricar flores de papel, que no encontraba en la propia descendencia la atención requerida a sus historias añejas y me las contaba a mí porque yo me embelesaba escuchándole, recostado a la comadrita en que la sentaran cada mañana envuelta en una vieja y desgastada manta gris. Una de las tantas historias era la fabulosa capacidad de algunas personas para deshacer tormentas. "¡¡Pues ve a ver a Carlita y pídele que corte ésa!!", exclamó mi madre, exasperada, con su extendido brazo derecho por encima de mi cabeza y más allá del cielo y el horizonte tenebrosos. "Pero ella no tiene tijera, que siempre me lo dice y por eso hay tantas tormentas por ahí", repliqué yo, en medio de una explosión de llanto. Mi madre tenía ojos de color verde de tan intensa mirada que desnudaba. Lo expresaba todo en un simple pase de vista y creí verle una risilla que no pudo ocultar del todo, pero con la misma rapidez abrió sus brazos:
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"Ven acá, hijo", pidió con tono de voz amoroso, ella misma se acercó a mí y se agachó para estar a mi nivel. "Como todas las tormentas, como esta de hoy que nos echa a perder el paseo, todas pasarán y tú vas a disfrutar de muchos otros paseos, además de que tendrás otras tormentas. Te lo aseguro yo que soy tu madre y te quiero". No entendí nada y, envuelto por la fragancia de unas tierras mojadas que jamás estuvieron bajo nuestros zapatos, salí corriendo a la casa de los niños floreros. Quería que Carlita me ayudara. Pero nada, a medida que me acercaba a la humilde casita el sol fue apartando nubes oscuras..., como ahora mismo, que lo único que me llega a través del ventanal es el inconfundible aroma.
Rodolfo Torres, cubano que vive y trabaja en Berlín, Alemania
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