Gealittera 32

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com IBSN: 14-08-2014-55

Todas las imágenes utilizadas en esta revista están sacadas de Pinterest y de Delawer Omar Art

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INDICE

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EDITORIAL Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz POESÍA Carlos Enrique Cartolano Carmen Hernández Rey María Marta Liébana María Comorera María Laura Coppié Flavia Falquez Mercedes Eleine González Alibut Sarabia Isabel Pérez Aranda Mirta Roncarolo Carmen Barrios Rull Cecilia Ortiz Carmen Membrilla Olea Alicia de León Epp Patricia Corpas Gutiérrez Carmen Cecilia Morales Irene Vinci José del Castillo Domínguez Ana Saavedra Lazara Nancy Díaz São Gonçalves Ana Maritza Aguirre de Schwarzl Isabel Rezmo Justina Cabral Milagro Haack José Javier Terán Diez Clara R. Morgado Marcela Barrientos Alicia Corrado Mélin Carlos Norberto Carbone Anamaría Mayol Mónica Analía Ortiz Marianela Puebla Norma Starke Gloria Gayoso Sara Brussa Antonio Portillo Casado Belkys Sorbellini María José Menacho Castellano Zaida Giles de Quirós Ana Lucía Montoya Rendón

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sigilo No perdono Mariposas Mi único secreto Menos mal que mañana tomamos un Fernet De madrugada Secretos Fugaz e imperecedero Un caminar de secretos Silencio El secreto Detenida en el misterio Secretos Ímpetus Secreto Su secreto Secretos Secretos Secretos de amor Malas hierbas Secretos XXV Tus secretos Venecia, Carnaval Secreto oculto Secretos Último secreto de la sangre Secreto amor Silencios El secreto descifrar las cosas no es urgente Secretos El secreto Secretos Lacónica Vientos ¿De qué eran? 4

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Isabel Pisani Estela Molinas Báez Ana Aguirre Juan Idiazabal Isabel San José Mellado Roxana Rosado María Teresa Fandiño Icela Elizalde Jorge Serra Elizabeth Santiago Lourdes María Navarro Cruz Natalia Pineros Pedro Luis Ibáñez Lérida Lorena Brito Elvira Duarte Adolfo López Lucas Damián Cortiana Maite Glaría Rosa Lía Cuello Consuelo Jiménez Mar de Fondo Miryam Colombotto de Seia Laura Villanueva Guerrero Nydia Ovalle Araceli García Martín

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Julia del Prado Aymara Aruwiri Dana Laila

Confidencia Guardo un secreto Secreto Secretos del universo Secretos Penumbras Su sonrisa al caminar Mar de secretos… Paisajes Amor en secreto Indagando en los cielos Secretos de noche De lo que nombraron tus ojos Quisiera Su secreto Ventanas emocionales Secreto Dormir contigo Pedido Clandestino Mudanza Código secreto Te espero desde hace un siglo Horizonte Que nuestros secretos sigan siéndolo Secretos Ahí Indescifrable

RELATO Graciela Arbiser Rafael Bailón Ruiz Raquel Piñeiro Mongiello Carlos Torrijos Margarita Polo Viamontes Rosa Esther Moro Juan Carlos Vecchi Mayte Álvarez Ethel Saavedra García Tomás Sánchez Rubio Graciela Diana Pucci Yolanda Ferrera Sosa Sergio Trentino Rodolfo Torres Rodríguez Adri Delfini

Secretos de la Licenciada Aguirre Se acabaron los secretos Campanita y Pedro Cazuela El desván Mi eterno amor secreto El lazo y la rosa Dale Dios, agarrá los borceguíes Pizarras nuevas Momentos sacrosantos Arena Bajo sus dedos Secretos a ultranza Paradoja Un secreto a voces compartido El secreto

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EDITORIAL 6


Queridos amigos: En nuestro Nº 32 planteamos como tema “SECRETOS”. Un secreto pertenece a un dominio reservado, es impenetrable y solo es conocido por un número muy limitado de personas. Está muy cerca del silencio, de la confidencialidad, de la privacidad… Sin embargo un secreto se puede escribir, se puede inventar, se puede imaginar…y desde un punto de vista literario un secreto se puede y se debe contar. ¿Hay poesía en los secretos? Un poema es como iceberg, muestra lo que se ve; por debajo está lo que lo sustenta. ¿Y en los relatos? Igual que en los poemas. Toda la escritura creativa tiene sus secretos. Gracias a todos los gealitteranos que nos acompañan en esta edición, compartiendo secretos. Quedarán en la cara oculta de la luna gealitterana. Otra vez han superado la consigna. ¡Estamos felices! Somos Gealittera. Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz 7


POESÍA 8


CARLOS ENRIQUE CARTOLANO sigilo

los noches encierran secretos/ cerraduras enmohecidas/ imágenes que sólo al confín el minotauro vio/ reveses de la propia existencia y riscos del caos: sinusoide del margen presión de la interlínea/ lenguas muertas vuelven aquí en marasmos de confusión se torna ovillo cuanto olvidé/ algún recuerdo cosquillea y sabe a inéditos la garganta sin amaneceres de palabra/ surte un laberinto se desanudan babel/ librerías del pergamino recuperado/ y un tornasol donde pierden colores primarios su pureza allí la mirada es clandestina la mano recién boquea/ y aúlla en caniles mi temor cuando al fin reconozco silencios del ladero

© Carlos Enrique Cartolano. Mar del Plata- Argentina Las dos formas del sueño que soñamos, 2017

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CARMEN HERNÁNDEZ REY NO PERDONO

"la vida guarda secretos en la bitácora y la cartografía de un mapamundi… no perdono que fuese muda durante medio siglo"

A la vida sus secretos. Secretos fundibles en la buenaventura, Secretos escondidos en las cartas que ella esconde en la boca de una manga. ¡No perdono! A la vida y sus secretos… que los pañales no viniesen con una bitácora, los pechos no diesen leche con sabor a mapamundi no perdono el secreto de aquellas sandalias sin geografías. Secretos imperdonable de esta vida, mía. Secretos indestructible, no perdona a la vida, que no supiese redescubrirse a tiempo y lo hiciese a destiempo estos sus secretos 10


y a oscuras. Secretos que no le perdono, y que los tuviese en secreto cuando era mi propia vida. No perdono este secreto amor, no perdono que te tuviese oculta sesenta años de mi vida. Carmen Hernández Rey- Autora extremeña

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MARÍA MARTA LIÉBANA MARIPOSAS

Es simple, con una tierna sonrisa perfumas mis deseos como la más exquisita artemisa que enciende mis desvelos en otra noche sin pausa, ni prisa de amarnos bajo el cielo en esta dulce historia que antevisa pasión y desencuentro. Mis manos atrapan tus pensamientos tu cabeza en mi pecho intentando desahogar el duelo de días sin caricias y de años de dolor en el intento, sutilezas de amor entre pliegues guardamos el secreto de corazones ciertos. 12


El carmesí de las luces del alba detiene las agujas del tiempo que lleva con la mañana suspiros que apretujas entre los labios y lágrimas pardas con los dedos dibujas las líneas que trazan desenfadadas la realidad que estruja. Soñar despiertos con nuestros anhelos, morir, en el intento de conservar el eterno camelo y el dulzor de tus besos, y emprender como mariposa el vuelo hacia la eternidad donde nos perteneceremos tu y yo en ésta, y otras vidas.

María Marta Liébana Resistencia, Chaco – Argentina

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MARÍA COMORERA MI ÚNICO SECRETO

Los secretos que tuve antes, pocos buenos o malos los que vivimos, tú te los llevaste cuando la muerte vino a buscarte y yo no pude de ella librarte

Ahora mi alma está sujeta a tus recuerdos, y esos si me los guardaré eternamente, envueltos en lazos rojos, como mi sangre, que arde, pero los transformaré en seda suave.

Convertiré mis instantes más bellos en 14


secretos, y serán los momentos más íntimos nuestros, esos nadie podrá arrancarlos ni sacarlos de mi pecho.

Lo juramos cuando nos casamos, hasta que la muerte nos separe, y esa malvada parca llego y te arrancó de mi lado, y me dejó desolada.

Y nunca pude imaginar que se cumpliría tan pronto esa sentencia, ese juramento y ahora solo me quedará guardar nuestro amor en secreto hasta que envejezca o venga a tu lado de nuevo, cuando me muera.

Sepultaré mis deseos, mis anhelos mis sueños, y miraré siempre al cielo para decirte, te seguiré amando en silencio, y ese será ahora mi único secreto.

María Comorera -Segur de Calafell. Tarragona (Cataluña) España

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MARÍA LAURA COPPÍE MENOS MAL QUE MAÑANA TOMAMOS UN FERNET

Y que hoy es viernes, así, con eme, y que tantas cosas maravillosas se pueden hacer en media hora porque el amor no teje penurias. Podemos mover el eje de la Tierra desde las arrugas de la frazada, alterar el cauce de todos los ríos para que se arrodillen en nuestra ducha mientras tu boca se curva y decís que soy yo la que habita en la arena de tu sueño y corrés por mi espalda como cien hormigas dulces que no encuentran la vuelta a casa. Mañana tomaremos fernet, haré de cuenta que me alcanzarás el amanecer durante la semana y que en el morral, 16


entre las herramientas, traerĂĄs toda la lluvia embotellada a pesar de que mi hijo llora por amor y yo, que me hago eco en la sangre -la suya, la nuestrano encuentre entre mis cicatrices el secreto capaz de consolarlo.

MarĂ­a Laura CoppiĂŠ- Buenos Aires- Argentina

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FLAVIA FALQUEZ DE MADRUGADA

Sentir otra vez, como entonces, la espina aguda del deseo. —Luis Cernuda

Volveré a ti de madrugada insistentemente con la última estrella en mis cabellos. Desde la vaga esquina de los sueños reconocerás mi voz, adivinarás mi cuerpo y con voz ahogada dejarás que fluya la espina aguda del deseo. La noche te asusta con su olor a jazmines y el crepúsculo (tierra que vacila) confunde golondrinas en tus ojos. Temes a la noche, a su embriaguez azul que destroza a dentelladas lo seguro del amor. Necesitas el día: mundo encendido. La luz con su magia 18


asegura tus fronteras y desvanece implacable la agonía del estío. Pero el día tiene ventanas y olor a caracolas, aleros tristes que sueñan ciegas pasiones remotas.

Tendré que volver a ti de madrugada cuando las sombras permitan nuestros nombres y un temblor de molusco anuncie mi llegada. Curvada en mi grito presentirás la mañana llena de luces extrañas. Volverá la neblina y un adiós de fantasma, sollozando imposibles, lanzará en su gemido la última espina del alba.

© Flavia Falquez, Granada. España

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MERCEDES ELEINE GONZÁLEZ SECRETOS

El secreto de la lluvia Está en la calidad virtud Con que humedece mis ojos. El del estío, en la Tibieza ignorada de las fuentes. El árbol esconde su secreto en la angustia De su áspera corteza Y yo la ansiedad de tenerte Junto a mí, Ocultando con sabia paciencia La hora inusual en que llegarás A mi puerta, Porque tú, amado mío, posees el secreto de la lluvia, el árbol y el estío en el ímpetu frondoso con que te derramas en mi en una noche de amor. 20


Secreto es la ansiedad de tenerte En un tiempo inusitado Simulando con una dulce sonrisa de indulgencia, La hora inusual en que estarĂĄs Frente a mi puerta. Secreto es luego, El pecado que sabemos tĂş y yo.

Mercedes Eleine GonzĂĄlez- Miami- U.S.A.

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ALIBUT SARABIA FUGAZ E IMPERECEDERO

No, por favor amor, no vayas a llorar... Recuerda que nos prometimos ser fuertes cuando decidimos fundir nuestras suertes, aún sabiendo que pronto iba a terminar... Y siempre supimos que esto pasaría, desde el momento cuando nos conocimos; y supimos que para amarnos nacimos, aunque prohibido, nuestro amor parecía. Tú ya tenías tu hogar y compromiso; yo, ya estaba encadenado en otro nido; mas, desde nuestro inicio ya estaba unido nuestro ser, porque el amor, para él nos hizo. Contigo descifré qué es lo sublime y descubrí los sentidos de la pasión; en tu pecho supe, tenía un corazón y que amarnos, nos eterniza y redime.

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Me dediqué en cuerpo y alma sólo a amarte; a tu lado no hubo lágrimas ni penas; la perfección era el único mecenas de nuestro desmedido amor, obra de arte. Tú te entregaste a mí completamente y más; cada respiro y latido, fueron míos... ¡Somos uno, vayan y vengan estíos, porque nuestra unión no terminará jamás! Para el tiempo, fue fugaz y pasajero... ¿Quién mide el tiempo de un amor tan profundo? Aunque digamos adiós y muera el mundo ¡Para nosotros, será imperecedero! Alibut Sarabia -México.

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ISABEL PÉREZ ARANDA UN CAMINAR DE SECRETOS

Trepidante como las hormigas despega la primera luz solar, la pereza intimida los músculos en un secreto baile dispuesto a tirar y estirar en un hábil despertar.

Un sutil instante decide, la voluntad, la razón de ser, las ganas de avanzar, la discreta sinopsis de ideas toman conciencia y arrancan sin demora por inercia, un despertar del ánimo, 24


un impulso nervioso un caminar de secretos por descubrir donde los pies leviten junto a la visión ligera del amanecer, cuando la brisa marina y el sonido de aves vespertinas, haga latir un nuevo día.

Trepidante como las hormigas irrumpo en la maraña de calles con todo su peso y todos sus secretos.

Isabel Pérez Aranda / Guadix / Benidorm – España

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MIRTA RONCAROLO SILENCIO

En un silencio infinito escucho tu vos pidiendo perdón el tiempo borró tus palabras y la traición se esfumó El silencio ganó espacio en el vacío tu presencia y tu humor dejaron niebla y truenos Silencio insolente para clamores y perdones rabia y rencores solo pasa el amor Silencio, sólo silencio para un abrazo de fuego y un beso de agua Mirta Roncarolo- Buenos Aires- Argentina

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CARMEN BARRIOS RULL EL SECRETO

Yo no quisiera decirte nada yo no quisiera matar este amor, pero he de hacerlo y revelarte mi gran secreto, sin solución. Tus ojos negros, ¡cómo me miran! con ese fuego, esa pasión… tus labios ardientes, ¡como me besan cómo me miman y dan calor! Estoy sufriendo y a la vez, gozo sé que algún día ya no tendré dulces consuelos, locos delirios ¿podré Dios mío vivir sin él?. Cuando te diga, al fin te cuente mírame solo con compasión, pero no dañes con fría soberbia tanto castigo y desolación. Yo no quisiera decirte nada ¡yo no quisiera decirte adiós! y verme sola sin tu cariño, sola y dolida por siempre, ¡no!. 27


Lloro y mucho, gimo esta pena temo el perderte sin remisión cuando te cuente este secreto ¡que ha destrozado mi corazón!.

Carmen Barrios Rull- Madrid- España

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CECILIA ORTIZ DETENIDA EN EL MISTERIO

Selva a mi costado el verde domina mariposas múltiples rodean ya no soy mis brazos se alejan los pies están en la orilla lejana mis ventanas transparentan espejos abro mi acceso secreto nada escapa es selva la energía me incluye orilleo hojas revuelo escondo raíces me convierto una fuerza que no reconozco me hunde en la hojarasca húmeda giro lento voy a lo profundo detenida en el misterio me hago dueña y crezco tronco y ramas asciendo 29


quieta

celebro mi transformación

mariposas pájaros son mis sensaciones brota sonido abrupto golpea rítmico y soy la caminante por el sendero abajo más abajo el río seré su secreta transparencia.

Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina

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CARMEN MEMBRILLA OLEA

Adorno mi danza solitaria con estrellas encendidas, con silencios sonoros, con siluetas de luna. Y sobre la noche de fondo me pregunto cuál es el tamaño real de los secretos.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España

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ALICIA DE LEÓN EPP SECRETOS

Yo guardo secretos de lluvias azules detrás de mis ojos secretos de espigas doradas por soles casi sempiternos y guardo del lado izquierdo del pecho los secretos rojos que encienden veranos, inflaman otoños y queman inviernos. Yo cobijo enigmas de noches sin luna y de lunas diurnas lunas que se quedan 32


después de la aurora merodeando el cielo y guardo del lado izquierdo del pecho muchas taciturnas mariposas grises que no han conocido la magia del vuelo. Yo guardo el secreto de un amor soñado y una vieja herida piel adentro llevo árboles que viajan y huracanes quietos yo guardo esperanzas dentro de los hondos pliegues de mi vida y guardo del lado izquierdo del pecho poemas secretos.

Alicia De León Epp Canadá/Uruguay

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PATRICIA CORPAS GUTIERREZ

Sin sospechas ni indicios hermético y sellado oculto bajo sombras disimuladamente discreto. Con voz queda y en un susurro es música para mis oídos, es luz para mis ojos. Pero duele este sentir furtivo este fingir con sigilo este amor tan callado nacido para ser secreto.

Patricia Corpas Gutiérrez.- Barcelona- España

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CARMEN CECILIA MORALES GONZÁLEZ ÍMPETUS

Nuestros ímpetus se engarzan más allá del mar como los fulgores del astro sobre la piel de la tierra. Tus dedos clandestinos trazan un prado de amapolas donde cómplices nomos fraguan ambrosías para darnos en secreto cuando tu boca juega sobre mis labios.

Carmen Cecilia Morales. Chinú, Córdoba, Colombia. La danza de los dedos. 35


IRENE VINCI SECRETO

La eternidad es tan ambigua los secretos caducan como el yogurt light los sueños se pudren por falta de luz (natural) en la almohada la noche anterior la vida se vive por partes deaunadeadosdeaminutos que se cuentan a la vera del camino sin un reloj los contratos se queman los códigos caducan en algún cajón desaparecen los futuros que prometen renacer la vida espía invitándonos a salir a jugar la eternidad que promete el poeta ….. la vida es tan ambigua Irene Vinci Mendoza-Argentina 36


JOSÉ DEL CASTILLO DOMÍNGUEZ SU SECRETO

Miraba a todo lo que se cruzaba en busca de aquello que nunca público en el aire, ni en el periódico ni testamento. Encendiendo todas sus luces, y los gatos maúllan en la noche, la soga no termina nunca tan estirada que ni un nudo se le apreciaba. Alzó la cabeza la torció para venderse al río.

José del Castillo Domínguez- Sevilla- España

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ANA SAAVEDRA SECRETOS

Pensé en morir de tristeza, mis lágrimas secaron mi alma, mis ojos ardieron en llanto, mi corazón se detuvo, un tanto, pensé morir de tristeza.

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La noche cubrió con su manto, a mis pensamientos. La lluvia ahogó mi recuerdo, el frío congeló el dolor y lo hizo eterno. Pensé morir de tristeza, aún al ver despuntar el alba, y con el trinar de las aves en calma, pensé morir de tristeza.

No sabía que ella era infinita, que se reinventa y nutre ríos, mares y lágrimas eternas, que no le importa el sol, o el frío de las tinieblas.

Ahora guardo como un secreto doliente, la pena que al saber me embarga. Pensé morir de tristeza, hasta que entendí que, vivir sería, sería vivir con tristeza.

Ana Saavedra Querétaro, México 2017 39


LAZARA NACY DÍAZ SECRETOS

Hoy la cama florecida ha saboreado su nombre, y crece el amor de este hombre que da pasos por mi vida. Tengo en el alma un suicida como un eterno amuleto, dulce sombra como un reto que se apaga y que se prende, justo ahora que se enciende ...en mi cintura un secreto.

Lazara Nancy Díaz García-Cuba/ Nueva York- U.S.A. La tarde de mi voz

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SÄO GONÇALVES

Contemplo el vuelo de los pájaros y abrazo la ternura de las mañanas. Hay en mí un soplo de luz para iluminar el horizonte. Hay en mí mil secretos de sentimientos olvidados! Está tu nombre y tu beso

São Gonçalves- Portugal- Luxemburgo

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ANA MARTIZA AGUIRRE DE SCHWARZL SECRETOS DE AMOR

A veces cierro los ojos y te pienso, sí, lo confieso, aún te pienso y estremezco, y se me eriza la piel. Te quedaste en mi corazón. Tuvimos un tiempo de amarnos. Hoy somos ríos que fluyen en distintas vertientes. No lo niego, eres el musguito fresco de primavera. Cómo olvidar mi corazón acelerado al roce de tu piel y a tus deliciosos besos húmedos de deseo. Quiero pensar que no me has olvidado, y alguna vez en sintonía al recordar una canción, una palabra o una caricia, rompamos las cadenas del tiempo y en un frágil momento nos amemos como ayer.

Ana Maritza Aguirre de Schwarzl. De Perú.Residente en Alemania. Copyright © derechos reservados 42


ISABEL REZMO MALAS HIERBAS

He dibujado palabras en mi boca. No supe decirte cuánto bocetos hice bajo tus pies. Ahora cala la almohada un recipiente gris entre la soledad y la bajeza. Malas hierbas en el surco que te di, cortando la raíz de un suspiro, entre poemas rotos que ningún lugar quiere dejar pintado en la piedra. Y ahora navego entre discos solares que relamen la angustia de decir o de desquiciar el sonido del viento, sonando un derrumbe en mis labios que operan los bisturís y se anidan como cigüeñas. Sigo dibujando palabras en la arena, en la hierba, en el balcón, en el quicio de la puerta, en las esquinas, en los cupidos sin flecha o flecha rota de un águila herida. Y siempre suena la canción que nunca debió anidar en mi cuerpo, o en el tuyo. Despega las alas para decir adiós, o cometer el adulterio de no ser capaz, 43


de pronunciar la palabra que frente a frente no somos capaces de pintar con la mano de un niño que suelta vergüenza y temor. He dibujado la palabra que no comienza con el final, y termina con un principio. Malas hierbas fundidas en el disparo a quemarropa. Muertas en el tiempo.

Isabel Rezmo- Úbeda- España

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JUSTINA CABRAL SECRETOS

Una pila de secretos al estante del “placard”... ¡Otros que son más petisos trotan de aquí para allá!

Me traen versos, margaritas, a cambio de libertad, pero no quiero que abracen la falda de mi mamá.

Además vive una bruja en una cueva del mar... ¡Pueden pedirle una escoba para no volver jamás! Justina Cabral-Mar del Plata- Argentina 45


MILAGRO HAACK XXV

Me busco entre los pilares de su mente -puede encender la llama y dejarla sin apreciar su último respiro sobre el redondo espiral que espera no importa hay secretos en el camino soy la espina hoy por su pensamiento sólo eso un solitario temblor de vela

Milagro Haack-Valencia- Venezuela. Textos inéditos 46


JOSÉ JAVIER TERÁN DIEZ TUS SECRETOS

Todo de ti me seducía, me apasionaba y quería hacer mío Uniendo presto tus secretos a los míos, cuando aquella noche Soñé que te tenía entre mis brazos y nos amábamos con pasión. Sin embargo, sabía bien poco de ti al principio, apenas tu nombre, Ana; Escrito por ti sobre un trozo de papel, ajado ya por el tiempo, pero que Conservo todavía con inmenso cariño, porque a partir de él el resto de Recuerdos tuyos vinieron ya en cascada, tras cada secreto que yo lograba Extraer de tu corazón, roto en mil pedazos en el ayer, aunque aún Tierno en emociones, generoso en cariños y compromisos fieles, y Ofreciéndose a compartir sus secretos con los míos; lo que yo, Sintiéndome enormemente recompensado, sellé con un apasionado ramillete de besos.

J. Javier Terán. Palencia (España). 47


CLARA L. MORGADO VENECIA, CARNAVAL

Como gentil fragata corta el viento. Sus cabellos cual velas tejidas por manos suaves, diestras se mueven libres, y al volar parece que flamean. Fiel a una atรกvica costumbre, el rostro de ella permanece oculto tras historiada mรกscara, porfiando en hermosura el antifaz con la doncella. Al avanzar, leve el aliento, alza ella su mano y cubre el cuello. Otea inquieta, sobre el bullicio intenso unos ojos sedientos de amor y de belleza. De placer, de roces y sonidos furtivos como ellos, que oculten, en el secreto de la noche, sus antojos, recelosos por temor de otros ojos indiscretos. Se impone la cautela, no habrรก improvisaciones. La noche serรก extensa y tierna, creen ellos que nunca han estado juntos, solos, sin preverlo. 48


Porque el destino igual disfraza sus manejos, pero quizás tampoco lo estarán jamás. ¿Cómo saberlo? Las manos fuertes sujetan la cintura. La amada vuela al centro de la nave, donde ancho pecho la recibe, la eleva, y busca en el fondo su mirada. Ve como brilla, orlada por lustrosos oropeles. El viaje es breve, arropado por la calidez que emana de los cuerpos abrazados. Cuando arriban al muelle, el garbo, al saltar de la nave al empedrado, se torna hermosa filigrana. La risa brota breve. y se buscan con pasión aquellos labios imantados. Jamás podrán saber que la maldad se enrosca en la calleja oscura que la festividad no alcanza, y que deben atravesar hasta la furtiva alcoba. De pronto otros ojos, pero estos sin brillante marco, sin lustre en su interior, se ensanchan ante el lujo, la prestancia, la hermosura, la juventud, el fasto. La infamia es sacudida, su designio, calculado. Atiza el malvado afán las oscuras intenciones, y aflora a la superficie la maldad del desdichado. El andar lento por un beso, el reflejo de una hoja afilada con odio, para poder cumplir su sino. Un sobresalto, un destello veloz como una cobra y un rojo cruel en la calle. Pies que se alejan pronto. El alegre carnaval sigue su pagano destino, colmar las ansias de un tiempo inolvidable para todos.

Clara L Morgado- Cuba/ Miami- U.S.A.

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MARCELA BARRIENTOS SECRETO OCULTO

A veces la verdad es difícil de decir y creemos que es un secreto necesario, aunque el tiempo, muy por lo contrario, se encarga de descubrir y hasta predecir.

Hace casi cincuenta años crecía en tus entrañas. pero el resto de mi vida tendría otro distinto camino. No caminaría de tu mano, me esperaba otro destino. ¡Tantos años resulté de este secreto oculto una extraña! 50


Aún hay mucho enigma en mi verdadera historia, sólo tengo pinceladas tenues de mi incierto origen, nubes oscuras que mis insómnicos sueños afligen y que se esconden en el mismo centro de mi memoria.

Aunque no reniego de mi auténtica identidad, producto de buenos padres muy generosos, que me brindaron sumos cuidados amorosos, hay una espina que me genera cierta fragilidad. ¡Tanto tiempo resulté de este secreto extraña, oculto tal vez por miles de miedos y dudas, dejando mi alma un poco enjaulada y desnuda enredada en muchos porqués que son maraña.

En mi ser hay un lejano eco que aún retumba que llegan de tu sangre biológica que me alimentó y aunque ninguno de tu seno nunca me amamantó esta antigua incógnita parte de mi esencia derrumba.

Marcela Barrientos 30/03/2017 copyright derechos autora reservada Argentina 51


ALICIA CORRADO MÉLIN SECRETOS

En venta, dice el cartel no se ve pero está escrito y vendido al mismo vendedor. Patas para arriba, rezonga mi abuela esto está patas para arriba. Está en llamas, abuela ella dice que ya lo vivió ¿Está reencarnada mi abuela? Ni una moneda. Ni hélices bajo la tormenta. Ni un respirito. 52


Cuenta que ya tuvo un titiritero mandón así con bienes raíces de aquí y de allá lejos y dale que dale dos por uno como si tuviéramos hilos maniatados exclama indignada. El runrún crece y ella quiere atravesar el cielo sin humo. Le cuento que ya no hay secretos, que ahora se grita se lo digo y me lo repito. Ni una bala. Ni un pañuelo más. Ni un miedo.

©Alicia Corrado Mélin Mar del Plata Pcia Bs As Argentina.

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CARLOS NORBERTO CARBONE ÚLTIMO SECRETO DE LA SANGRE

Mientras el tiempo pasa como turista en el museo llevo mi ojo hasta un abandonado camino donde una flor nace entre piedras ahí y solo ahí bien lejos de todo banal ruido te descubro cada vez como un incendio consumado desnuda sin sombras mi pequeña palabra. Carlos Norberto Carbone- Ciudad de Buenos Aires- Argentina

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ANAMARÍA MAYOL SECRETO AMOR

Me sentenció tu boca a este secreto amor sellado el tiempo sobre mis ojos nada volverá a ser busco dentro de mí el puñal que pueda asesinarte

Anamaría Mayol- San Martín de los Andes- Argentina

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MÓNICA ANALÍA ORTIZ SILENCIOS

Guardaré mis secretos en el baúl de mi alma, junto a todas las nostalgias , junto a todos los desaires. Dejaré en triste silencio mis poesías, callaré mi alma de toda pequeña alegría. Esconderé mis miedos en el rincón oscuro de tu olvido, dejaré esperanzas para teñir mis lágrimas. Seré el fin de letanías lejanas para guardar sin miedo tus caricias y silencio, invocando sin temor los misterios de tus besos. Yo seré en las sombras la dueña de tus cabellos surcados por los años y los maltratos de la vida, te daré en afonía mi alma adormecida, viajarán mis versos a tus venas endebles te daré mis fuerzas, mi juventud ,mi alegría… No me importa no tener un espacio en tu vida, Ocuparé aquellos que solo sean tu secreto.

Mónica Analía Ortiz. Colonia Liebig, Corrientes, Argentina. 56


MARIANELA PUEBLA EL SECRETO

Hoy el amor renace lentamente bajo luz del alba definitiva. La soledad camina a la deriva, lleva clavado silencio en su frente. Va enamorada por el viejo puente sin impรณrtale del tiempo cautiva, solo da gracias por estar viva y llegar a esos brazos, inocente. Nadie conoce su triste historia, todos viven en gran incertidumbre sin presentir lo que oculta la noche. No es cosa seria ni es de costumbre, lo guarda con tesรณn en su memoria; es un secreto, no admite reproche. Marianela Puebla. Chilena

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NORMA STARKE descifrar las cosas no es urgente

otra sombra clava piedras en la tarde se asoma tan honda esa luz en la altura disipada erguida ceniza / apenas alma vuelo hacia la luz el brillo del pรกrpado al aire arroja secretos del camino un instante descifrar las cosas no es urgente se repliegan signos a los costados en la oscuridad furtivos aires los gestos del agua fundan sencilla quietud a la intemperie

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sin embargo digo este cielo de lo pequeĂąo se atreve a solas con lo vasto no es urgente descifrar las cosas en la tierra desierta lo mĂĄs alto enceguece

n.s. Norma Starke- Buenos Aires-Argentina

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GLORIA GAYOSO SECRETOS

Vagaban las notas por pentagramas angélicos, eran armónicas, volubles huidizas... Fugaban de las nubes; se embriagaban de secretos, en la tarde campestre del estío. Era una diástole el cielo, se nos cayeron dispersas, casi agónicas, las corcheas sobre los instrumentos íntimos. 60


Nuestros dedos, guidados por los gnomos, las revivieron sobre los besos vivos. Desmontaba la luz sus soles transparentes, sus últimos atriles y colores magníficos... Y era la melodía, emperatriz del aire, soberana de un cosmos, tributaria risueña del sonido. Se soltaron los pájaros en danza y éramos dos arpegios sostenidos. Un tercer querubín bajó del cosmos y unió su cítara a la orquesta del orgasmo en abanico.

Gloria Gayoso (Derechos reservados) Buenos Aires Argentina

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SARA BRUSSA EL SECRETO

Me condenaron, sí tengo mi secreto, tal vez en ásperas sábanas de muerte. Como sepulcro de un Cristo que no soy y lo merezco. Pero a un Judas enardecido culpo mi suplicio. No te cuento, no puedo. Yo he muerto antes que la muerte. Antes que existiera el último latido. Antes que estuviera en pequeña quimera soñada de madre. Y hoy, donde se oculta la lágrima y la clepsidra de la vida, cuenta despacio. Demasiado despacio para mi prisa. El canto, el canto no canta muge, esa canción desesperada de niño. No está la mujer en la fuente, no la encuentro. No es mi madre la sombra que dibuja la noche. Hay un sueño febril en mi frente y hay un nido de pájaros que no vuelan. Sara Brussa. Santa Fe - Argentina. (22/03/17).

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ANTONIO PORTILLO CASADO SECRETOS

Amanecer nublado. Pájaro nocturno en vuelo. Gruta en el monte altivo. Cara oculta de la luna. En agua pura, agua turbia. Sumergida parte del iceberg. Penumbra en la noche. Penumbra en el día. Rincón escondido en la pared. Sótano entre vanos oculto. Rincones en un cuarto oscuro. Verdades en la carne enquistadas. 63


Acongojadas voluntades. Mancha clara en el vestido blanco. Arreglo en la tela simulado. Amordazadas palabras, palabras en suspenso. Escondite en la hermosura. Escritos con tinta invisible. Libro con páginas arrancadas. Poema con palabras borradas. Embaucadoras libertades. Desnaturalizado asunto. Serio desequilibrio. Lenguaje de lucifer. Soterradas acciones en las profundidades del corazón. Aventuras fugitivas del amor, mudos grillos sonrientes. Encriptadas caricias. Perfume floral inodoro. Besos prófugos, clandestinos. Confidencias cariñosas. Gris belleza bosquejada. Amor de plastilina. Triste vida fugitiva. Falaz felicidad ficticia.

Antonio Portillo Casado (Alcalá de Henares – Madrid) España

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BELKYS SORBELLINI LACÓNICA

Lacónica, parca, observa el devenir. Sueña a veces y la melancolía se instala. Aunque la mañana evapore el rocío Aunque el perfume de las flores la penetre Aunque el amor golpee sus emociones El secreto la ahoga, muta sus colores Amoratada belleza que se esconde Lagrimas que se engullen saladas Y una mirada en gris sobre la almohada. Un secreto que guarda Un amor que no entiende que sabe a hiel . Un secreto que la hunde en la oscuridad. Y una pregunta que la acompaña Belkys Sorbellini Santa Fe- Argentina

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MARÍA JOSÉ MENACHO CASTELLANO

Llegas y destapas mi caja de Pandora, dejando sin abrigo la suma de mis secretos, comentas alguno de ellos y destrozas la insolencia de sus siglos. Empiezas la historia de otros tantos, más secretos aún y los dejas por rincones escondidos. Luego acabas yéndote, después de haberle dado toda la cuerda a la minúscula bailarina que danza sin parar sobre una pista, que no es más que un espejo bien pulido por los pasos elegantes de unos pies calzados con zapatillas de punta redonda, acompasada con un tiempo que no tiene otra cosa que tu nombre escrito con letra mayúscula. Te vas, diciendo lo contrario y vences voluntades ya domadas, respiras cada soplo de mi instante más desacostumbrado, te vas sin decir siquiera una palabra amable, sólo maldiciendo el día que me conociste.

María José Menacho Castellano- Sevilla- España

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ZAIDA GILES DE QUIRÓS VIENTOS

Guardaré silencio una vez más... Queda el eco de tu melancolía abriendo las alas del arco iris que soy por si existiese algún resquicio aún de ternura y verdad en tus apretados quizás, esos que disipados de dudas albergo en el azul de mi consciencia. Cuna donde mecer la otredad fueron ellos... 67


En realidad es en la UNIDAD que mis nanas te mecieron: allí todo fue cierto. Guardaré silencio una vez más y sin pesar de ello, mi amor te grita a los cinco vientos.

© Zaida Giles de Quirós- Sevilla- España

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ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN ¿DE QUÉ ERAN?

1. ¿de qué era la tarde? era de cola de pavo real tenía canto de jirafa energúmena de silencios era de viajes y sueño de universos de baile y sendas no holladas sala de estar y mesa de centro sin flores ¿de qué era la tarde? de paisajes blancos y secretos negros de notas musicales sin intérprete era un bolero triste una nota repetida y sorda un do muy bajo y dolido era un ocaso de hembra-tarde 2. ¿de qué era la piel? era de viaje de voz y besos de tonos rosa con corola de secretos y suspiros de notas musicales y quejidos 69


traje suelto de noche y velo de torso erguido y de mirar erecto cadencioso péndulo gracioso borboteo umbral y matinal reposo demonio ardiendo ¿de qué era la piel? conjunto de esquelas archivo y mensaje abierto un sí que como agua fue fluyendo 3. ¿de qué era el lecho? de musgo y aire con bordes de río así era el lecho... expelía aromas de amor y queja y alientos de fuego y paisaje ido era de hambre la sábana de niebla y seda las yemas de sus dedos de nudos ciegos las modorras de la espera de silencios el plumón de su almohada guardián de secretos y acentos testigos la cabecera solitaria y ese faro inclinado sobre el vientre ¿de qué era el lecho? era de aromas cansados y musgo y ribetes de frío... ¡nada más que un aroma incierto!

Ana Lucía Montoya Rendón Colombiana

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ISABEL PISANI CONFIDENCIA

Ya no volverás, aunque te espere tras los visillos. Ya no volverás, aunque mis ojos guíen tu camino. Ya no volverás, aunque mi oído escuche tu promesa. Ya no regresarás a mí… Visto cenizas de otra mujer que silenciosa besa tus labios y baila en el secreto de la pena.

Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina

© Todos los derechos reservados

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ESTELA MOLINAS BÁEZ GUARDO UN SECRETO

Guardo un secreto en el azul firmamento, para que descubras con el roce del viento, al hurgar los pliegues de mi pensamiento, y, será justo, en el más preciso momento, en que hasta mi más sublime sentimiento, se deshoje en roces de tu apasionamiento. Guardo un secreto en mi suave almohada, para sorprenderte, en una fría madrugada, en la que sabrás que soy tu ilusión amada, que ahora despierta a tu alma enamorada, con cálida caricia, que eriza tu piel rosada, e inclusive el alma entera deja apasionada. Guardo un secreto en un baúl de mi alma, en el que mi deseo en silencio ya reclama, a traer tu cuerpo, y postrarlo en mi cama, para deslizar por tu figura, cual una llama, la tierna pasión, que mi corazón derrama, y en silencio, su mejor poesía, te declama. 72


Guardo un secreto que sólo a ti pertenece, como un sublime deseo que a diario crece, y a pesar que te demores no se desvanece; al contrario, el amor que, aquí permanece, solamente, espera que tu corazón regrese, para descubrir, el secreto cuando me bese.

© Estela Molinas Báez Juan León Mallorquín – Paraguay

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ANA AGUIRRE SECRETO

Guardo un secreto aquí en mi pecho, un secreto que a nadie se lo he dicho, pues a nadie le interesa saber el motivo de mi padecer. Vivo en un constante deseo, que se convierte en ansiedad, una ansiedad de encontrarte en mi camino, y denunciar en mis ojos el tormento, del drama que padezco, no sabiendo cuándo se anidó en mi ser. Encontrarte en mi camino, y esconderme tras el muro de lo prohibido, con una austeridad hecha de hielo. Este secreto que me consume, sabiendo que te quiero e ignorando si me quieres, secreto de mirada furtiva que nadie entenderá, tampoco tú, verás jamás. Cuando paso por tu lado fingiendo indiferencia, apenas te miro para saludarte, 74


siento un calor en mi rostro, me ruborizo, como si fuera un delito el hablarte. Por un instante me miro en tus ojos, y siento el calor de tus pupilas, y quiero quedarme bajo el cielo de ese embrujo, y perderme en la dicha de un abrazo tuyo, hasta que, un golpe de amargura me devuelve a la realidad. Este secreto que guarda mi pecho, hace mi corazón latir insistentemente, y siento el impulso de llamarte, pero, ese deseo es sepultado en un eterno silencio solamente. Y luego cuando te alejas, siento la angustia y el deseo, de volver a encontrarte en mi camino, y no saber cómo, ni por qué, ni desde cuándo, tengo escondido en el alma este cariño. Si supieras que cuando no te veo, me duele el corazón con cada suspiro. Guardo un secreto aquí en mi pecho, ay... lo que daría yo porque lo supieras, despertaría mi corazón en goces, haciendo mi secreto a mil voces.

© Ana Graciela Aguirre Núñez Pedro Juan Caballero – Paraguay

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JUAN IDIAZABAL SECRETOS DEL UNIVERSO

¿Qué se esconde en la parte oscura del firmamento? Hay secretos que no deseo conocer, 24

Entre esas 10 estrellas errantes, cuanto más te conozco ¿dioses monstruosos habitarán? más incógnitas quiero que haya Para Einstein lo hermoso amarte no es un secreto eran los detalles; pero tus misterios son como los del universo qué secretos develarán sus sucesores algunos no deseo conocerlos, amor. al descubrir esos detalles.

Juan Idiazabal -Mar del Plata, Argentina

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ISABEL SAN JOSÉ MELLADO SECRETOS

Secretos en las huellas que dejaron las mentiras. Secretos en los versos que se convirtieron en prosa. Secretos helando la sangre por soberbias e iras. Secretos en la luna meciendo vuelos de mariposa. Secretos de almohada al desnudar impune los ojos. Secretos de desamor en el brillo de una mirada. Secretos latiendo en un corazón hecho abrojos. Secretos acariciando un violín por la mujer amada. Secretos a voces por infinitos y lacerantes silencios. Secretos en cajas de música de calladas pasiones. Secretos en la piel delatando heridas y desprecios. Secretos ahogados en el mar de deseos y desilusiones. Secretos de enamorados fundidos piel contra piel. Secretos al amanecer entre piernas humedecidas. Secretos apagando el alma por un corazón infiel. Y secretos en un espejo por ilusiones desvanecidas.

Isabel San José Mellado Derechos de autor. España 77


ROXANA ROSADO PENUMBRAS

Eres mi silencio, mi sopor, mi cielo

eres la lejanía que se acerca con un beso

eres todo, eres nada

eres mi universo envuelto en una toalla

con olor a jabón barato, a sábanas blancas

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a cortinas rojas, velas de jazmín y ventanas oscuras,

a secretos guardados

dentro de una llave

a luz de noche, miradas cómplices

y caricias húmedas,

eres mi tormento, mi pasión, mi desahogo

eres quien me entiende, me conoce y me espera

sin tí solo existo, contigo vivo

eres un sueño escondido en otro sueño,

porque mi vida sin ti es eso, un sueño

y mi vida contigo

la vida misma. Roxana Rosado CDM- México 79


MARÍA TERESA FANDIÑO SU SONRISA AL CAMINAR

Me encanta verla llegar protegida entre algodones ¡Que tiemblen los corazones en este hermoso lugar! Se sonríe al caminar con una gracia exquisita cuando llega de visita tan hermosa a la ciudad. ¡Descúbranos la verdad, su secreto, señorita! Nada puede ya ocultar pues es un secreto a voces En múltiples ocasiones se consigue sonsacar secretos que hay que guardar. ¿Secretos de amor? Admita que es usted, como Afrodita, la belleza en la ciudad, y oculto en la oscuridad un muchacho la visita. María Teresa Fandiño. La Coruña, España 80


ICELA ELIZALDE MAR DE SECRETOS...

Un lugar en ese mar donde habitan los secretos un torrencial de caricias quedan tatuados los cuerpos. Soy tan feliz en tus brazos en tu ternura infinita disfruto de los ocasos hasta que el sol se marchita. En tus ojos donde encuentro esa paz que me hace libre y atesoro los momentos anidando en lo intangible. Ese fuego que es perfecto para arder juntas las almas eres mi ser predilecto no dejarĂŠ que te vayas. Quiero perderme en tu boca y que mueras en mis labios en esa fruta jugosa que no conoce de horarios. Icela Elizalde (MĂŠxico).Derechos Reservados de Autor. 81


JORGE SERRA PAISAJES

Mírame a los ojos mariposa, intensamente, no apartes tu mirada de la mía, ni siquiera un instante. Abre de par en par las puertas de tu alma para que pueda penetrar en tus misterios. Atisbaré tus secretos interiores y en el borde carmesí de tus contornos, desvestiré tu corazón con mi mirada, Podré besar el sol en tus pupilas y en el latido azul de los silencios sangraremos los dos como en invierno. Yo sé, lo tengo claro mariposa, no hay paisaje más hermoso ni obra de arte más bella que tu alma.

Jorge Serra- Buenos Aires-Argentina

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ELIZABETH SANTIAGO AMOR EN SECRETO

Me despierto, te busco; la realidad me asalta: murió otra vez tu amor en los brazos del alba. Tropiezo con un beso que dejaste en mi cama. Desayuno tu ausencia con mis ganas. Divaga mi mente en el tejado de tus palabras, que está lleno de agujeros por todas las que faltan. A la teja TE QUIERO el viento la hizo Santa y la encerró en su convento como a tantas. Desde aquí se ve el cielo de tu alma, y las nubes de dudas que le nublan la cara. Esta noche te espero con mi traje de gala: no me importa si el sol te hace abrir las alas.

Elizabeth Santiago- Santigo de Cuba- Cuba 83


LOURDES MARÍA NAVARRO CRUZ INDAGANDO EN LOS CIELOS

Él y yo, siempre mirábamos los cielos. Entre la frondosidad de los arbustos, la mezcla embriagadora de las flores y su piel, el mundo era solo cielo, la bóveda celeste sin radio definido, se quedaba pequeña para abarcar la fuerza de nuestros latidos. En la cúspide brillaba el sol dorado, pero el resplandor de sus ojos efervescentes lo eclipsaba, el mundo era solo música, cantaba melódica y alegre el agua, fluyendo al compás de las nubes, que volaban en el cielo eterno. 84


Estanterías llenas de decenas de carretes, centenas de negativos fotográficos en las que aparecían distintas partes del inmenso firmamento.

Inmortalizábamos el estado del cielo en aquellos momentos, sin que se nadie pudiese saber todo lo que se esconde tras él, convirtiéndolo en nuestro gran secreto. Siempre, siempre, será nuestro secreto. Las historias nocturnas, eran imposibles de capturar, cuando menos buscábamos la luz de la luna, que en ocasiones, era difícil de encontrar. Las noches estrelladas a veces; frescas, lozanas e inexpertas, a veces ; oscuras y siniestras nos hacían deleitar, y esas memorias en la oscuridad, jamás hizo falta capturar. Me gustaría interpretar los cielos, pero sé que ellos, de la misma manera que mis fotografías enmascaran furtivos secretos.

Lourdes María Navarro Cruz. Guadix, Granada (España).

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NATALIA PINEROS SECRETO DE NOCHE

Era una noche de sigilo y susurros en la ciudad, todas las calles brillaban intensamente. Dentro de la habitación la niña quería dormir mas no conciliaba sueño fácilmente. La madre con sumo cariño acunó a la niña con afecto. Un cuento, una historia para la pequeña que provocara un sueño tranquilo en efecto. Oyó la niña la historia de su madre, algo inquieta, algo vacilante, una tormenta indómita y salvaje, atacaba la ciudad amenazante. 86


Algo extraño había en su madre, la notaba distante, inerte, enigmática. No oía ya la historia relatada y observaba la habitación con mirada errática. Quiso la madre ir con ella a la cocina, evitar la posible obscuridad era el objetivo. Irían por velas, y una linterna tal vez, Con precaución recorrían su camino. Cruzaron ambas el pasillo Pasaron de sus padres la habitación Cuando la pequeña vio vacilante Algo que detuvo su corazón. Allí dormía su madre tranquila en su cama, junto a la ventana. Sintió sus labios temblar de terror. ¿Entonces quien la acompañaba? Miro dudosa la mano sostenida y con temor alzó la mirada, ojos oscuros sin expresión amigables la miraban. "Ahora estaremos juntas hija y este será nuestro secreto!" vociferó con aterradora dulzura la mujer con burdo gesto. Sujetó la mano de la niña y quiso abrazarla con salvajismo, mas la valiente logró liberarse y correr gritando por el pasillo. Maldijo alejándose de la mujer vociferando de autentico terror Sus padres no la oían, no venían y al pánico sin darse cuenta sucumbió.

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Sintió el suelo desplomarse bajo sus pies, se aflojaron sus rodillas y gritó, chocó su cuerpo contra algo frio e instantáneamente se desmayó. Volvió a abrir los ojos, estaba en su cama, sudando frío. "Malditas pesadillas" pensó Respirando hondo con alivio. Una tormenta indómita y salvaje, atacaba la ciudad amenazante. La pequeña sonrió confiada Ya sabía que no debía alarmarse. La luz de la ciudad se fue de golpe, ¿debía ahora preocuparse? No logró contener su aullido al ver a su madre presentarse. Gritó con locura la pequeña saliéndose de su cama corrió desesperada, quitó las cortinas abrió de par en par su ventana. "Secreto mi niña, secreto nuestro!" gritó la mujer en frenesí. Se tiró sobre ella en el balcón se vio oscuridad y un grito se pudo oír. Un estruendo distante latidos de corazón desbocados sintió su cuerpo acostado y sus ojos estaban cerrados. No quería abrir los ojos, no quería enfrentar al miedo y sus efectos no quería verla si estaba ahí no quería saber del secreto. Natalia Pineros- Mar de Ajó, Buenos Aires-Argentina 88


PEDRO LUIS IBÁÑEZ LÉRIDA DE LO QUE NOMBRARON TUS OJOS

Solo el tiempo escribirá la clave sobre el azul, abierto, casi libro para que puedas descifrar el cielo Francisco Basallote

La niña, hipnotizada por el vasto horizonte, midió el océano con su menudo y desnudo pie. Sostuvo el mundo en su iris de fuego y lo moldeó con sus manos de aire. El tiempo, en los mapas del cielo, no tiene edad. Soalzar la mirada y dejar que la infinitud repose sobre los párpados entornados. Así es la anatomía de las emociones. Así es la evocación de lo intangible.

Pedro Luis Ibáñez Lérida. Sevilla. España. 89


LORENA BRITO QUISIERA

Quisiera tenerte, quisiera abrazarte, quisiera sentirte, mas sólo es soñarte. Ya sé que no puedo, ya sé que no debo, ya sé que es conquista, ya sé que es un juego. Por eso me duele profundo en el pecho. Desgarra mi alma tan hondo secreto. Mirada que siento. Estremecimiento. Palabra que escucho. Sabor muy adentro. Mas tiembla mi suerte pensando y sintiendo. No quiero traiciones, por eso no cedo. Lorena Brito, Buenos Aires- Argentina. 90


ELVIRA DUARTE SU SECRETO

Andar Por los laberintos de su alma Identificar Sus emociones. El influjo de su personalidad circundada por su mรกgica serenidad. Percibir Su resplandeciente luz brillando con la luminosidad de una estrella. Reconocer Su presencia sencilla, Enigmรกtica, fascinante. Su dialogo armรณnico que alberga lo sublime. Es Descubrir su secreto.

Elvira Duarte- Ciudad de Buenos Aires- Argentina

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ADOLFO LÓPEZ VENTANAS EMOCIONALES

Hace años que te observo, porque nos unen un par de ventanas. Desde la mía tengo visión absoluta de tus cielos, pero sé que te escoras a tu derecha porque intuyes que te curioseo. Cada noche mis besos bañan tu alma, y soy el único ser germinado que conoce tu secreto. Nunca entendí a qué ocultar ese vaho de esencia misteriosa que emanas, mientras tus manos ingrávidas, bajan y se pierden solas entre la sombra de tus piernas. Beber de tu razón en la distancia es todo lo que puedo hacer. Los vientos de poniente y las nubes dispersas, siempre me recuerdan que estás preparada. Ahora escribo versos en cursiva en el quicio de mi ventana, y los borro cada tarde cuando te veo llegar. Me he abandonado tanto, que conozco todas la lunas, me tatúo como un poseso, y cuando ya no puedo más, la abro para descubrir, una vez más, tu secreto. 92


Y ahí estás, pálida y bella como el viento cálido, pero nunca me diriges y mi aliento cimbra los cristales, y desapareces bajo tu negro cabello de corcel. Me apasionas tú, y también desconocer tu nombre. Y caduca mi sueño, y desnudos los dos oigo cómo me llamas y cierras tu ventana. A las huellas antiguas las borran las mareas. Mi viaje ha terminado y mi puerta no abre. Hoy nuevamente, vuelvo a no amar a nadie.

Adolfo López- Málaga- España

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LUCAS DAMIÁN CORTIANA SECRETO

Y si el secreto es el medio, la finalidad es susurrarte al oído Lucas Damián Cortiana – Chivilcoy – Argentina 94


MAITE GLARÍA DORMIR CONTIGO

Me gusta dormir contigo, dormir en serio, te digo, sentir el olor de tu cuerpo que al rato estuvo adentro del mío. Me gusta ese colchón de recuerdos, oír los duendes tejiendo misterios, ver las luces impalpables y sentir puros anhelos. Me gustan tus leves suspiros y tus ronquidos inquietos, el espacio húmedo que siempre dejas en el lecho, la ventana donde tiembla el rocío en la mañana, el salitre del mar tan cercano que se pega en mi espalda. Me gusta mi distorsionada imagen en tu espejo roto, tu butaca coja calzada con sueños, los libreros chuecos ensamblados con versos, la tenue melancolía de alientos enredados en sábanas oliendo a fresco. Me gusta tu amor imposible y tu carácter complejo, las pocas noches contigo, mariposas en el techo. Me gusta dormir contigo, dormir en serio, te digo... o mejor no te lo digo, porque ese es mi secreto. Maite Glaría. Cuba- USA

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ROSA LÍA CUELLO PEDIDO

Recuérdame con esa mirada indefinida atenta a mis pasos por la vida como se recuerda el aire que una vez nos besó más allá de las distancias. El día aún no llega y todavía el tiempo estremece de pensarlo. Recuérdame con esa mirada de lluvia que nos lavó los sentidos con el rumor imperceptible de tu piel y la mía en ósmosis perfecta. Con esa risa que nunca pierdes origen perfecto de todas las tentaciones con ese silencio que grita en el margen de las ausencias. Recuérdame como se recuerdan las insurrecciones del amor cuando el mito de los miedos te acongoje las esquinas del olvido cuando el inventor de los días te convierta en fronda y mi fantasma te abrace en la noche. Recuérdame como ahora que aún no he partido con esa mirada indefinida que enceniza los sueños que no fueron. Rosa Lía Cuello-Cañada de Gómez-Santa Fe- Argentina 96


CONSUELO JIMÉNEZ CLANDESTINO

Quiebro la culpa, suena el río, corretea el agua, húmeda campanilla, blanco reclamo de un anhelo remoto. Ebrio mi pensamiento, te soñaba mi sien. Ya no eres duda caprichosa, ni estigma en los ojos de la luna, ni furor de plata, altar de amante. Se quedó mudo aquel verso enraizado al viento, sediento de ti, bebía la sombra de un secreto. ¡Ah! luna encendida, estrella en un soplo, deseo. ¿Cuándo sucedimos? Miénteme. Consuelo Jiménez Martin- Barcelona- España

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MAR DE FONDO MUDANZA

Mi cabeza es un tiesto ahora vacío, antes repleto de raíces que cobraron vuelo, profundizando en dimensiones infinitas, trasladando secretos pesados hasta otro individuo. Pobre sujeto, soporta mis penas mientras mi espíritu rompe el espacio sin cargas. Mi cuerpo ignora si algún día volveré o me fui para siempre, desconoce el tiempo de mi ausencia, la mudanza que dejó mis pensamientos en blanco.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.

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MIRYAM COLOMBOTTO DE SEIA CÓDIGO SECRETO

Se vieron venir como otras veces ella siempre con ojos bajos pero hoy supo que podría mirarle. -electricidad corriendo por el cuerpoSe encontraron detrás de la tarde cuando la arena tibia era un mimo en las palmas de las manos. Sin pensar. Sin sol. Sin propósito. Siguiendo un diálogo de pieles, escribieron en sus cuerpos la universal historia ...con todos sus secretos. Miryam Colombotto Seia -Gálvez- S.Fe. Rep. Argentina 99


LAURA VILLANUEVA GUERRERO TE ESPERO DESDE HACE UN SIGLO

Te espero desde hace un siglo, cuando otras escribían poemas con las sílabas de mi llanto, presagio -su dolor- de mi largo daño. Te beso con el ala robada al sueño de un pájaro. Busco en tu garganta mi respiración entrecortada, herida del aire que sangra líquido en tus labios. ¿Te vas de la invisibilidad de los lugares? ¿Te llevas, lejos de mí, las luces engendradas en tu carne? Cae la luna en tus ojos y miras mi cuerpo blanco desde de tu blanca noche. Sí, te espero. Un impulso infinito me arroja a tus brazos, barranco dulce en el que muero saltando. Y se me incendia la voz de tanto amor callado. Laura Villanueva Guerrero-Huelva (España) 100


NYDIA OVALLE HORIZONTE

El mar esconde el sol radiante, y mi corazón comparte los sonidos del silencio… Escribo y abrazo la nostalgia y la tinta añora la hoja de papel; que retiene el caos de mi pensamiento. En el horizonte se avizoran controversias, Y las nubes traen y se llevan mentiras, cortina que cubre mi ventana del desasosiego. Trinar de pájaros se escuchan en la lejanía, y el sol ríe en las calles vacías… Secreto bien guardado lleva mi alma, atesora uno a uno, los besos de tu boca; y el esplendor de esos días… que se recuerdan y no se nombran. Nydia Ovalle Ciudad de Guatemala-Guatemala, C.A.

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ARACELI GARCÍA MARTÍN QUE NUESTROS SECRETOS SIGAN SIÉNDOLO

Que imperen deseos espontáneos. Que las risas fluyan sin esfuerzos. Que el amor abrace todos nuestros años. Que nos contagiemos vagos barzaneos. Que perduren plena confianza el uno del otro. Que se sume en todo momento fe y labranzas. Que se cimienten el amor en nuestras vidas de oro. Que se mantengan las almas de pasión y romanzas. Que se apaguen y cubran miedos o carencias. Que nunca muera el deseo mutuo de bienestar. Que nuestras vidas se renueven a diario en nuestras fantasías. Que no olvidemos de llenar nuestro mundo de verdad. Que sigamos compartiendo nuestras peculiaridades. Que nuestras naturalezas no sean incompatibles. Que sigamos siendo amigos de gustos y complicidades. Que nuestras genéticas sean siempre biocompatibles. Araceli García Martín. Granada- España 102


JULIA DEL PRADO SECRETOS

El secreto está en el no sucumbir en la palabra indiscreta. En el secreto está un momento de insomnio que en calladito la lengua no hable. Está en el secreto ese breviario cuento que da un amigo al otro, al más cercano oído. La palabra no cae, duerme en el secreto. En el trance de la vida, el secreto maneja su complicidad en victoria.

Julia del Prado Morales- Lima- Perú

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AYMARA ARUWIRI AHÍ

Hay un lugar predilecto dónde voy todos los días me estaciono, me cobijo, me conjugo. Ese es mi lugar favorito dónde mi piel se extasía de néctares y melodías socavantes. Entre rosas, mieles y susurros delirantes. En ese lugar no existe el tiempo, ni la prisa, ni la ira, ni las sombras. Sólo el silencio de tu piel y mi piel. El murmullo de tus manos la fragancia de las mías. Juntos, tú, conmigo… Yo... en mi lugar predilecto... Nuestro lugar secreto. -Aymara Aruwiri Ciudad de México Facebook: “El corazón en la barbarie” 104


DANA LAILA INDESCIFRABLE

El secreto; un espacio dónde sólo tú puedes llegar. Algo que solamente es tuyo que nadie más puede saber, tocar ni sentir. Es una aventura única, es tu propio viaje. Es la sensación de ocultar algo y quizás algún día revelarlo… ¿Quieres saberlo? -DANA LAILA Edad: 11 años Ciudad de México. Página Facebook: El Mundo de Dana 105


RELATO 106


GRACIELA ARBISER SECRETOS DE LA LICENCIADA AGUIRRE

Hace dos años que Isabel es paciente de la Lic. Aguirre. Dos años que cumple con su ritual de los martes por la tarde, se cambia la ropa de entrecasa dejando para el final las chinelas rotas, camina cuatro cuadras hasta Serrano y toma el 55. Pasados los meses de angustia insoportable que la empujaron al tratamiento, llegó a un punto en que puede considerar este viaje en colectivo como un paseo. Baja en Güemes y apura una cuadra hasta el consultorio, lleva cinco minutos de retraso. Cada martes se promete hoy voy a salir más temprano así puedo ir al Botánico, se compara con su terapeuta y se siente tonta. La licenciada la invita a pasar con un gesto. -Buenas tardes. ¿Cómo le va? –dice sonriendo. -Bien. Bueno, bien es una forma de decir, Ana -Isabel entra y mira a su alrededor y se desparrama en el sillón. -A ver Isabel, ¿qué le pasa? -la licenciada se pone seria. -Ando muy dolorida Ana. Duermo mal y me levanto cansada. En casa tengo mucho que hacer y lo hago sin ganas, me cuesta...Además ¿a quién le importa? ¿a quién? Mi hijo, usted sabe, se lleva como cinco materias... -Mhum –la licenciada ahora nota que Isabel está ojerosa- mhum. -Matemática no le cuesta tanto, pero no le gusta practicar. 107


-Mhum. -Matemática es así, si no se practica... -Mhum. El perfume del sahumerio embriaga a la licenciada, la voz de Isabel se va apagando, recuerda a su madre con la bolsa de compras, a su padre reclamando el almuerzo cuando ella tenía once años, su cuerpo tenso, la época en que empezó a hacerse ciertas promesas. Ve la imagen de su madre a los treinta años con el vestido de botones nacarados, floreado en tonos pastel, con su infaltable delantal, su rodete, su piel blanca sin un granito, está picando cebollas. La paciente se retuerce las manos, una y otra vez. -...y a la nena ¿sabe qué se le ocurrió ahora? -No, dígame, a ver ¿qué se le ocurrió a su hija? –Isabel levanta las cejas, la mira de frente por primera vez desde que empezó la sesión. -¿Sabe qué? Quiere hacer periodismo deportivo. ¡Por favor! ¿Qué va a hacer, meterse en los vestuarios con los jugadores? La licenciada recuerda cuando dijo mamá quiero ser psicóloga, no estoy pidiendo permiso, ya me anoté en la facultad. -Mi marido no me entiende -Isabel está lagrimeando- no me escucha. No quiero llorar. ¡Me da bronca! Pero no me puedo controlar. La licenciada le alcanza unos pañuelos de papel. -Tome. -Gracias –Isabel observa el piso de parquet, un listón está quebrado- Me tendría que comprar de estos, son prácticos los descartables –se dice- Noo, no me entienden, los chicos están ocupados con sus amigos, con sus cosas, Mariano casi no para en casa, Julieta está enojada, está empecinada con el periodismo deportivo. Y yo, yo... Otra vez fui al Centro Cultural, volví a preguntar y lo conté en casa, me cargaron. ¿Teatro, vos teatro? Pero, dejate de joder con teatro. ¡Por favor!... Mi vecina sigue yendo, claro es una piba, tiene treinta años, es alta, delgada, me contó que a ella también la cargan pero que no les lleva el apunte. -Mm, Isabel, usted se pone mal con Julieta, fíjese ella quiere estudiar una carrera, periodismo deportivo. A ella le gusta, mm piénselo, podría intentar... trate de hablar con ella. ¿Si? -Sí, Ana, puede ser, puede ser. -A Julieta le gusta el periodismo deportivo y a usted le gustaría hacer teatro. Usted es adulta, si quiere hacer teatro, vaya a ese Taller, lo hemos visto- la licenciada está muy seria. -Me gustaría, pero que sé yo, lo pienso y me siento ridícula, me cuesta. Le conté que tengo ganas de ir al Botánico… 108


-Muchas veces. ¿Y… fue? -No. Todavía, no. -Pruebe. Si tiene ganas de ir, vaya. ¿Si? -Si, Ana. -Yo fui, a ver… estuve por última vez, a ver… el viernes pasado. -Debe estar lindo. -El viernes tenía ganas de quedarme. Habré estado… una hora, hora y media… - la licenciada mira su reloj- Bueno, ¿va a ir? -Sí, Ana –promete. -Bueno. -El martes antes de la sesión –se promete. -El martes me cuenta. ¿Si? -Sí, Ana. -Y retomamos el tema de teatro. ¿Si? -Sí, Ana –Isabel automáticamente abre la cartera, mira por dentro y la cierra-. Ana, no pude traer para hoy… Le pago la próxima. ¿Está bien? -Sí sí. Está bien, me paga el martes. Vamos, Isabel, tengo que bajar con usted para abrirle. -Gracias. Mientras esperan el ascensor escuchan los ruidos del edificio, desde un departamento llegan los gritos de un chico. Se despiden en el hall de entrada. -Nos vemos el martes, Isabel. -Hasta el martes, Ana, gracias. La licenciada abre la puerta del edificio y una ráfaga otoñal le revuelve el pelo enrulado. -Hasta el martes, chau. ¡Qué oscuro! ¿Se quemó la lámpara de la esquina? -Parece, ¿no? Mejor me apuro. -Si, bueno, la veo el martes Isabel. Isabel aferra la cartera y se apura, es una zona peligrosa, para colmo sin luz. Se siente sola, siente que Ana la deja sola, sola. Sí, tiene ganas de hacer teatro, tiene ganas. Le faltan dos cuadras para la parada, se apura. Se dice que va a hablar con su marido, le dirá Ricardo, voy a empezar el Taller de Teatro. Ella quiere, como querer, quiere. Le falta una cuadra para la parada, se apura. Para la cena necesita tomates, algo de fruta y una botella del vino que le gusta a Ricardo, no puede caminar más rápido con esos zapatos. Cuanto está por cruzar la calle… se pierde un 55 vacío. La licenciada vuelve al consultorio molesta, pensando en la lámpara, tendrá que hacer el reclamo.

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Se sirve un café bien caliente y aprovecha un rato para descansar. Se sienta cómoda en su sillón y levanta las piernas, las apoya sobre el otro como le indicaron, se relaja. Cuando cierra los ojos retornan las imágenes que la distrajeron durante la sesión, ahora ve a su madre llorando, abrochándose el collar de perlas que reservaba para las grandes ocasiones; están solas en el cuarto matrimonial que huele a rosas. A Ana le resulta grande el espejo ovalado donde se refleja Guadalupe con un solero negro de breteles finitos, ve que vuelve a pintarse los labios. El pelo oscuro tirante, la piel blanca, esos labios demasiado rojos… Reconoce sobre la cómoda los recipientes de vidrio facetado, hay un frasco de perfume (Rosas de Fulton), una polvera de plata, una carterita negra de raso y cuatro pedazos de papel. Su madre le ordena Vete, Anita, sale y la espía, ve que toma un pedazo y lo lee, lo rompe, se arrepiente e intenta unirlo. La llama mamáááá, ve que, asustada, trata de esconder los papeles en el primer cajón que hace un chirrido, queda trabado, le tiemblan las manos, no puede cerrarlo. Ana no recuerda más. No sabe cuándo pasó. ¿Acaso lo imaginó? Nunca podrá saberlo. Se seca los ojos y se suena. Sí, son prácticos los pañuelos descartables, sonríe tristemente. Inspira profundo contando para sí: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… y suelta el aire, se concentra en su respiración, vuelve a contar… suelta el aire… y se aflooooja. Sueña que viaja en un velero, la mece la brisa marina, siente el olor salobre, escucha la voz de su madre que le dice al oído te quiero mucho Anita, cuídate. La despierta una sensación desconocida, un aleteo dentro de su panza, lo busca apoyando su mano, mira su reloj pulsera… a las 19 horas 28 minutos, del día martes 20 de mayo del año 2003, Ana Aguirre murmura yo también mamá.

Graciela Arbiser- Ciudad de Buenos Aires- Argentina 2003

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RAFAEL BAILÓN RUIZ SE ACABARON LOS SECRETOS

Citas con versos clandestinos, alejados ambos de los rumores o del qué dirán, paredes que encierran nuestros nunca revelados encuentros, ojos llenos de deseo cuando nos fundimos en el más sincero de los besos. Nada ni nadie nos importa en ese mundo hipócrita de ahí afuera. Guiñamos a la luna y sonreímos, pese a tan duro equipaje. Debemos evitar esos grilletes que no nos dejan ser libres, la mordaza que nos impide hablar y manifestar nuestros sentimientos. Parecemos quinceañeros que se ocultan para poder vivir un amor al más puro estilo de Romeo y Julieta. Deseo que las dificultades de hoy sean anécdotas en el mañana. Espero que quienes no comparten nuestros pensamientos, acepten que contra las flechas de Cupido no se puede actuar. Escondidos, como vulgares maleantes, causamos indiferencia e incomprensión a partes iguales. Pero es el momento de decir: ¡ BASTA! Es la hora indicada para lanzarnos a la carrera, a la de la valentía que nos lleve a enfrentarnos a quienes nos niegan nuestro derecho. Se acabaron los “secretos”, las mentiras para poder ser felices, debiendo hacer ver al mundo que está completamente equivocado. 111


María es la mujer que hace mirarme al espejo una veintena de veces cada día. Es ella la que me empuja a no retroceder ni a pedir disculpas, a decir alto y claro que a su lado me siento lleno. Sus ojos vivarachos, ese pelo de color dorado, el aroma a jazmín que desprende su cuerpo, su ternura y nobleza,.... Son tantas y tantas cosas las que podría reseñar, si bien quédate con estas últimas palabras (pronto mostradas a todos): “Te esperé, espero y seguiré esperando. Porque sencilla y claramente, cariño, te amo”.

Rafael Bailón Ruiz- Granada- España

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RAQUEL PIÑEIRO MONGIELLO CAMPANITA Y PEDRO CAZUELA

Campanita y Pedro Cazuela, tienen grandes sueños sobre sus alas, pero a veces le pesan mucho y tienen miedo a los grandes peligros, porque pueden tener un aterrizaje terrenal. Conscientes del peligro, mandan la palabra socorro a la tierra y piden alguien les solucione su problema con respuestas adultas. Y se quedan a la espera, cantando con los ojos cerrados. Pasan muchos, pero muchos minutos y Pedro ve como el mensaje se hace cada vez más chiquito en el espacio natural del mundo. Mientras pasa el tiempo, ven sus sueños en la Biblioteca de Babel y los que aún le quedan en sus galerías infinitas, también sus grandes pesadillas. Un suspiro los sorprende, desordenados de ideas ven las primeras estrellas. Poco a poco, anoche, Él mira hacia abajo, Campanita sonríe. Como pueden se pliegan en los bostezos de la noche, antes de abrazarse y decirse las buenas noches. 113


Casi sin querer ven la palabra socorro extraviada en un puntito lejano del espacio. Se duermen. Después de un largo rato y ya en el comienzo del día, abren los ojos. Todo está igual que el día anterior y la palabra socorro, es sólo una pequeña mancha que todos pisan. Entonces miran por centésima vez hacia abajo y ven como la vida sigue su curso y como un aire travieso, dibuja unos grandes latidos, que ellos ven en el origen de la vida. Pedro Cazuela mira a Campanita, le ceba unos mates y dice que con tantos tropiezos, es mejor no seguir creciendo. Campanita escondida detrás de una lágrima, pensó que guardaría ese secreto, porque después de todo Pedro tenía razón.

Raquel Piñeiro Mongiello- Funes- Santa Fe- Argentina

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CARLOS TORRIJOS EL DESVÁN

Era una familia corriente. Ángel, el padre regentaba una tienda de telas. Cristina, la madre funcionaria. Ramón, un hijo de quince años que cursaba 3º de la ESO en el instituto y Verónica, una niña de ocho, que asistía a una escuela cercana a su domicilio. Vivian en una casa antigua de dos plantas, con un pequeño patio en la parte trasera, rodeada por edificios nuevos. Era, al igual que la tienda, el patrimonio que se había heredado de la familia paterna. Pero aquella casa tenía una particularidad; en la planta de arriba, había unas pequeñas escaleras, que acababan en una puerta que siempre había permanecido cerrada. Era la puerta del desván, del que nunca nadie hablaba. Ese día a la hora de comer dijo la niña: - ¿Qué hay detrás de la puerta del desván? -Nada- Contestó el padre. - ¿Y por qué está siempre cerrada? - Era la habitación del abuelo, murió un año antes de nacer tú, y dejó dicho, que su última voluntad era que nunca nadie volviese a entrar en su cuarto. - Tú, ¿te acuerdas del abuelo? - preguntó a su hermano. -Sí, jugaba mucho conmigo y hasta un poco antes de morir, recuerdo que me gustaba acostarme algunos sábados con él y me contaba historias 115


en voz baja hasta muy tarde, de las que nunca escuchaba el final, porque me quedaba dormido. -Jó, qué suerte, yo no me acuerdo de él -Claro, no habías nacido - ¿Y podría ver su habitación? - ¿Para qué? Está como él la dejo, pero ahora cuando acabemos de comer, nos sentamos en el sofá y te enseño fotos suyas. -Vale, que guay. El abuelo era un señor alto, bien vestido, en muchas fotos aparecía con sombrero, llevaba unas gafas redondas y un bigote afilado en las puntas, que a ella no le gustaba demasiado. Ya cerca de las navidades - por causa de una gripe típica del invierno - la niña permaneció en casa unos días sin ir al cole, acompañada por la señora Lola, que todas las mañanas se encargaba de hacer las tareas domésticas. Estaba aburrida, cogió el álbum de fotos y volvió a mirarlo. Se detuvo frente a una foto en la que se encontraba la cara su abuelo, como en un redondel, tenía un gesto agradable, que le hizo gracia. - Abuelo, ¿te importaría que yo viese tu habitación? no, a que no, si yo solo quiero verla, te prometo que no tocaré nada, de verdad. Subió corriendo las escaleras y agarro el pomo para abrir, pero estaba cerrada con llave - Puf, vaya fastidio, pero si me ha dejado; Llamó a la puerta suavemente y dijo: - Abuelo que soy yo, abre -Nadie contestó. Se fue a su habitación y se echó sobre la cama. Su mente inquieta empezó a imaginarse una habitación llena de cosas encantadas, una estantería llena de cuentos, objetos mágicos, algún reloj antiguo colgado de la pared. Para ser tan secreto, no podía ser nada normal. ¡Nada! le pediría la llave a su padre, o tal vez, mejor no, la encontraría ella solita. La mañana siguiente, cuando todos se fueron, entró en la habitación de sus padres sin hacer ruido, se puso a rebuscar en el armario. Ella intentaba hacerlo con cuidado, metiendo sus manitas hasta el fondo de los cajones, cuando la sorprendió la asistenta, tenía toda la ropa revuelta, por lo que se llevó una buena reprimenda. Que fastidio, era la única habitación que tenía el pomo con llave y ¿dónde estaría? Algo le decía que tras aquella puerta, se encontraba algo interesante, un misterio que nadie sabía y ella iba a descubrir. El problema era encontrar la llave, intentaría averiguar dónde estaba sin levantar sospechas. Actuaría como un autentico detective de esas series

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donde interrogan a todos hasta que al final cogen al malo así que en los próximos días, llevaría a cabo su investigación. - Señora Lola, ¿qué día limpia usted la habitación del desván? - Nunca, es más no sé ni cómo es, siempre ha estado cerrado, que yo me acuerde. Me da que de aquí voy a sacar poco. - Ay mi Ramoncete que rico -Déjame en paz -Mira, ahora subimos al desván y me cuentas historias de las que te contaba el abuelo - Que me dejes en paz - Bueno majo, pues dime donde está la llave y subo yo sola - Verónica, que eres muy pesada, además yo no sé donde está la llave. Otro intento fallido. Mientras su madre se cambiaba a la llegada del trabajo: -Mami, mami, ¿qué guardas en tu joyero? -Nada en especial -¿Me lo enseñas? -Vale pero rápido que hay que comer y tu padre se tiene que ir a trabajar - Vete poniendo las cosas encima de la cama -Este es el anillo que me regaló tu padre cuando me pidió que fuésemos novios -Un reloj que me compré en un viaje que hicimos -En esta cajita los pendientes sueltos, de los que se me ha perdido el compañero -Un juego, mira, el anillo, los pendientes, y la gargantilla -Este collar tan rimbombante, que aunque parezca de oro, no vale nada, lo compré para la boda de tu tía Herminia -Y por último, lo que más valor tiene de todo lo que hay de oro en el joyero, estas crucecitas que se le antojó compraros a tu padre, y que nunca os habéis puesto. - ¿Y eso es todo? -Claro, ya te he dicho que no había nada en especial - ¿Y la llave del desván? - ¿¿¿Donde están las llaves matarile, rile, rile; Vamos, a comer. - Hola pá - Hola Vero -Vaya llavero más grande - Claro 117


-Y ¿te sabes todas? -Todas -A ver, dímelas - Las del coche, las de la tienda, las de casa y el mando del garaje - ¿Y la del desván? - Con las de casa - ¿Y si se te pierde? - Pues se perdió, es la única que hay. Ahora sí que lo tenía difícil, nunca conseguiría entrar en esa habitación; a no ser que pensase alguna estrategia diferente. El sábado por la tarde en una peli, vio como un ladrón abría una puerta con una radiografía; ¡ajá! Brillante idea. Ella recordaba haber visto por el mueble del salón, una de cuando su hermano se rompió el brazo, la buscó y en un momento subió a intentarlo. Aquello era imposible, intentaba recordar cómo lo hizo aquel tipo, parecía sencillo, pero por más que introducía el plástico por la rendija del marco, aquello no funcionaba. Tuvo que desistir, esperando algún detalle que le diese la clave de cómo hacerlo. Ya casi acabando el curso escolar, tuvo que ir a casa de una compañera del cole, para hacer un trabajo, esta vivía justo en frente de su casa, allí, sentada junto a la ventana, observó, que en el desván, había una gran ventana. ¡clic! se le encendió la bombilla. Bajó rápidamente a la calle, volvió a subir, abrió una hoja y ¡zás! ante la mirada atónita de su compañera. En ese momento su padre se encontraba en su dormitorio cambiando una bombilla que se había fundido. Escuchó un gran golpe, un ruido extraño, subió las escaleras, abrió esa puerta tantos años cerrada y se encontró con un cristal esparcido en pedazos por el suelo. -Cris, Cris, - ¿Qué pasa? -Nada que se ha roto un cristal, súbeme la cinta métrica. Midió el hueco, para comprarlo y ponerlo al día siguiente, cerró la puerta y siguió con lo que estaba haciendo. A la hora de comer, Verónica, esperaba ansiosa tras la puerta de entrada. -Hola papi, ¿qué traes en ese papel? - Un cristal que se rompió ayer -¿Te ayudo a ponerlo? -Vale, tú me vas pasando la herramienta que te pida - Guay 118


- Lo primero coge el cepillo y el recogedor. Te espero arriba. Que desilusión. En aquel sitio tan enigmático solo había polvo, una mesa con un viejo ordenador y una cama, bajo la que perecía quererse esconder la piedra que había provocado el incidente. -Papi, yo barro los cristales ¿vale? -Vale, pero no te dejes ninguno -Papi, me gusta esta habitación, luego cambiamos mi dormitorio aquí -Ya te he dicho que esta es la habitación del abuelo -Porfi, porfi - Que no - ¿Te cuento un secreto? - ¿Qué secreto? - El otro día estuve hablando con el abuelo y me dio permiso para dormir aquí - Y a mí me dijo, que eres una pesada - Porfi, porfi, si yo te quiero mucho -A que con la bobada se me cae el cristal y se parte -Porfi, papi, lo hacemos mami y yo - Déjame en paz, díselo a tu madre y hacer lo que os dé la gana. Bajó corriendo las escaleras. - Mami, mami, me ha dicho papá, que este finde, cambiamos mi dormitorio al desván. (El padre desde arriba a voces): - No seas mentirosa yo te he dicho que lo que diga mamá - Porfi, porfi, mami - Vale el sábado lo cambiamos (Ramón que andaba por allí) - ¡Eh! que el sábado dijimos que íbamos a pescar - Bueno, pues lo dejamos para el siguiente Verónica se abalanza sobre él abrazándolo - Pero que hermano más rico tengo - Quita de aquí, pesada, niñata caprichosa, siempre fastidiándome, tengo unas ganas que te eches novio y te vayas de casa - Pero si sabes que soy la hermana más guay -Que me dejes en paz, que eres una petarda. Conclusión: Si quieres conseguir algo, solo tienes que ser la niña pequeña y pesada de la casa. Que no lo eres… Pues ajo y agua. Carlos Torrijos Pareja.C.a.r.l. (España) 119


MARGARITA POLO VIAMONTES MI ETERNO AMOR SECRETO

«Aunque no te vuelva a ver … en la distancia siempre serás mi eterno amor secreto» Marco Antonio Solís

El mar azul intenso en el horizonte se une al cielo. Ilusión, pura ilusión, como pensar que el tiempo no transcurre y que la vida continua hasta el infinito, cuando en realidad, se nos escapa en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cuántas cosas han sucedido desde que nos despedimos la última vez en La Habana? Dicen que la pasión muere y quedamos desnudos de amor, cuando existe una separación, con tantos años y espacio de por medio. Tras este decenio de ausencias ¿continuará vigente nuestro amor secreto? ¿Nos seguiremos queriendo igual? No sé, pero entonces, ¿Por qué siento palpitar mi corazón frente a su imagen fotográfica, o al escuchar el sonido de su voz en el teléfono? A 120


veces, lloro a mares cantando junto a Marco Antonio Solís: «Aunque no te vuelva a ver /quiero que sepas que haré / por ti, mi viaje sin boleto /y en la distancia siempre serás /mi eterno amor secreto» mientras se va muriendo mi alma, pues necesito que, del otro lado del mar, exista alguien que me extrañe tanto como yo. Es algo bien difícil, pues ahora resulta que somos amigos de los enemigos, y enemigos de los que fueran amigos, al menos, eso proclaman en las «grandes esferas» del poder. Todo cambia en el concepto de las cosas y de los sentimientos de las personas. Aunque muchos de nosotros, los de tierra firme, seguimos mirando el mar con la esperanza añeja, de que exista un puente por donde cruzar a la otra orilla, amar a quienes nos aman sin fronteras mentales de por medio. La marea sube y baja, depende de la hora del día, así esta nuestro ánimo, con este amor que se mantiene en vilo por su eterno secreto. Quisiera gritar a los cuatro vientos cuanto le extraño, buscando en el horizonte una señal que nos aferre a la idea de seguir amando, sin abrazos fuertes, besos y caricias insaciables. Dejando correr el tiempo, deseando que exista el mañana mejor; no el prometido, sino el que labremos nosotros a voluntad propia, sin trabas, muros o fronteras de por medio. ¡No es fácil! Hace poco tuve que volar a verle, estuvo muy grave. La incertidumbre de si llegaba o no a tiempo me dejaba sin aliento durante todo el trayecto. Sin embargo, lo logré y le socorrí hasta que regresó a su hogar, ahora casi vacío. Nuestro destino es parecido, pues así vivíamos justo antes de empacar hacia mi viaje sin retorno al hogar materno; ni casa nos dejaron mantener en la tierra natal. Ahora mi amor secreto, mi ángel, se encuentra en la misma incertidumbre que mantuve hasta cambiar mi rumbo. ¿Logrará encaminar su futuro sin sus hijos? Hoy estoy esperando su llegada en el aeropuerto de Miami, sigo pensando en nuestro destino incierto, mientras trato de distinguir su breve figura entre los pasajeros que arriban a la terminal área. Me rodea una multitud que mira como yo ansiosamente, para entregar a los visitantes, sendos ramos de flores, globos o simples pancartas de bienvenida, casi todas con un gigantesco: ¡Welcome! No sabemos hablar mucho inglés, pero imitamos sus frases, tratando de asimilar la cultura del lugar que nos acogió. Me sonrío, porque es normal estas imágenes tanto en una orilla del mar como en la otra. Se define la presencia cubana por lo bullangueros, el conversar sin parar hasta con quienes desconocemos. Vuelvo mi vista nuevamente al público que llega, bajan por una rampa con mucha rapidez, 121


tan desesperados por llegar como los que esperan al otro lado del ancho cristal. Nadie puede quitarnos el amor por la familia, los amigos y nuestras costumbres más añejas. Por eso, aunque sufra esta incertidumbre, al desconocer los sentimientos de mi Ángel guardián, tengo la esperanza de que siga vivo en algún rincón de mi alma gemela, nuestro eterno amor secreto.

Margarita Polo Viamontes- Cubana que reside en Miami- U.S.A.

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ROSA ESTHER MORO EL LAZO Y LA ROSA

Barría las hojas de la vereda; ella salió de la tarde donde el invierno asoleaba con gusto a septiembre. “Hola loqui, veo que estás ocupada” “No, ya termino. ¿Venís a verme o pasabas nomás? “Tengo que hablarte de algo, si tenés un momento” Entramos a la casa, directo a la cocina olor a limpio y a frío. Cerré puertas y ventanas y puse el agua para unos mates. Tenía los ojos sombríos, sin la habitual mirada juguetona con un toque socarrón que la caracterizaba, y ni una sola vez río con esa risa grande y ruidosa, también muy de ella. “¿De qué se trata?”. Se quedó absorta, como buscando palabras que se le escapaban. “ ¡!! Vamos Leo, desembucha!!! “

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“Estoy embarazada, y no sé qué hacer, vos sabes que estoy más sola que perro callejero. Al autor de este hecho lo veo de tanto en tanto y…….., otra vez sin palabras. “Mira Leo yo no te puedo decir lo que hacer, pero vamos a hacer algo que puede que te ayude. Con los ojos cerrados, pone las manos sobre tu vientre, y inspira hondo, muy hondo y expira lento, y sentí. Su respiración se lentifico y después de unos instantes, abrió los ojos adueñados por las lágrimas que se deslizaron por las mejillas. Se paso las manos por la cara con brusquedad desalojando el salobre que lastimaba. “Siempre supe lo que tengo que hacer, lo que pasa es que no quiero volver a lo de antes” “¿Y qué es eso, a lo que no querés volver? Sin mirarme, con la cabeza gacha, no respondió. “No sé lo que es, pero lo de antes es lo de antes, y lo de ahora es lo de ahora, nunca nada es igual, y te va ir bien y no te lo digo en joda, para consolarte, tengo la certeza de que va ser así, palabra de bruja. “Me aterra que para cuando este ser llegue al mundo, tenga que hacer lo que hice para que a Matilda no le faltara nada. No me disculpo por eso, dadas las circunstancias hice lo que tuve que hacer para que mi pequeña hija saliera adelante. No hacía mucho que la conocía, así que no sabía a qué se refería; Matilda era su hija adolescente, que ahora vivía con su abuela. “¿Pero, che, que eso que hiciste antes? “ “Me cuesta horrores hablar de ese tiempo” “No lo hagas entonces, pregunto porque insistís con ese hecho. Sorpresivamente se bajo el pantalón que mostró una rosa de diseño perfecto tatuada en su muslo delgado y moreno. “¿Qué haces, mujer? “ “Te muestro” “Buen tatuaje” “Regalo de la señora”, si le llegó a fallar, seguro que va aparecer el otro el relacionado con esa otra vida que no quiero recordar”. “¿Y el otro como era, y porque te lo tapaste?” “No quiero pensar como era, solo te diré que era una forma denigrante, infame, y que me identificaba como propiedad de alguien” 124


“¿Eras una esclava? Pregunté intuitivamente” “Algo así. Era puta, y esa marca la exigió mi patrón” Asombrada, observé: ¿prostituta? “Así es, señora, ¿feo, no? Ya te repele mi presencia” “Pero no. ¡! Que decís!! Le tome la mano a través de la mesa, y dije: “asombrada, sí, pero seguís siendo la misma, para mí. ¿No querés hablar y contar eso de los tatuajes, a veces hace bien hablar? “Sí, pero esto tiene que ser un secreto, nadie se tiene que enterar de lo que te voy a contar”. Solo nos miramos, sin necesitar de las palabras, ni los juramentos, que se utilizan en estos casos. Le acerqué un mate, ella lo apretó con ansiedad, como si fuera un micrófono y estuviera ante un auditorio expectante. “Hace tiempo, ya lejos, quince años tiene mi chica, así que un poco más, salía con chambón que cuando se entero de que estaba embarazada, desapareció. Mis viejos me miraron con mala cara para no decir otra cosa. Vos sabés como era la gente de antes. Así que decidí irme a vivir sola, cuando el hecho comenzó a notarse, me despidieron del laburo. Quede en pampa y la vía, con mi vientre creciendo. Mi hermana se apiado de mí y me recibió en su casa hasta que todo se encaminara. Nació Myriam, y comencé a buscar que hacer. Mi cuñado comenzó a tener esa cara, la misma que la de mis viejos; mi hermana disimulaba, ¡!la pobre!!! Una historia común y corriente, ¿no?”. Entonces conocí a alguien que me ofreció trabajar en “Dreams”, un lugar de moda, donde se pagaba muy bien. Me informaron que no implicaba ningún compromiso, una camarera a disposición del cliente, y nada más que eso. Desesperada y pelotuda entre como ternero al matadero. Santos, era el que organizaba a las chicas y a él fui presentada. Me observó con detenimiento, falto poco que me abriera la boca para mirarme los dientes como un animal, “buen lomo” dijo; relojeando al asistente, ordeno: “peluquería y vestuario” y sin mirarme expreso: “el fin de semana comenzas”. “¿Y el tatuaje?” Eso sucedió después de un tiempo de prueba. Santos me llamó a ese cuarto que oficiaba a veces de oficina, y también a dónde íbamos a satisfacer sus deseos. ¡! El muy cerdo! Sin ofender al pobre animal. Allí me 125


hizo saber que al día siguiente vendría un tipo hacerme un tattoo. Ya lo había visto en las otras. Le hice saber que no me gustaban los tatuajes porque después no hay manera de sacarlos. “Por eso mismo, no se te tiene que olvidar a donde perteneces; te lo haces o te vas, yo cuido mi mercadería y chau piba, mañana a las diez, te espero”. Con un empujón me saco fuera y cerró la puerta. “Después de ese día, tuve tatuado en este lugar- dijo señalando donde estaba la rosa- un lazo oscuro; lazo que cada vez se hizo más opresivo. No te podes siquiera lo que fue mi vida; cada noche caía más bajo, hasta me daba cosa tocar a mi hija con ese olor a puta que siempre me acompañaba. Aún hoy todavía me sobresalta ese olor, de vez en cuando” “¿Cómo se transformó ese lazo en rosa?, me imagino que esa es otra historia, ¿no?” “Así es carísima. La situación se fue tornando cada vez más insoportable. Había días que no sabía cuántos tipos habían pasado por mi; lo peor eran las fiestas privadas.” “!!!Fiestas privadas!!! ¿Y cómo era eso?” “¡!!No ¡!!, expreso con todo el cuerpo, no quiero entrar en detalles, esos recuerdos no me hacen bien. Te estoy haciendo saber de mi pasado porque si somos amigas, me parece que debes saberlo” A través del tiempo comprobé lo honesta y clara que era, y lo bien cimentada que estaba nuestra relación. Cosa que no suele sucederme con frecuencia. “La rosa me la regalo la Mamita, como le decía Víctor Sueiro” “Si no interpreto mal, ¿la virgen te regalo el tatuaje? “ “Así es, me regalo la rosa, y otra vida” “Continua con tu relato, por favor, no te interrumpo más. Todos los atardeceres dejaba a mi niña con mi hermana. Desde el mediodía hasta bien entrada la tarde estaba conmigo. Ahora no había caras extrañas, ni palabras fuera de lugar; el servicio de cuidar a mi hija, era muy bien pago. Y al final la cuestión siempre es la guita. Pero cada vez me era más pesado ir a ese trabajo de mierda; subía al bondi atravesada por una estaca en la mitad de mí, y viajaba conteniendo la congoja para que no dejar correr lágrimas que deseaban producir inundaciones que no

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me podía permitir. En uno de esos viajes, el coche casi vacío, se sentó a mi lado la mismísima Madre de Dios, ¡!!Bendita sea!!!” “¿Con su atavío habitual, o vestía como nosotros?” “Tal cual la vemos en las imágenes. “No te puedo creer, ¿Y qué hizo?” “Mirarme. Solo mirarme con profundo amor y compasión, después desaparecía, justo un momento antes de llegar a mi parada. En los sucesivos días, volvió a ocurrir y se estableció algo así como una relación y logré escuchar su voz en mi interior diciéndome: “abandona este camino porque vas perder a tu hija, tu libertad, y tu alma. Deja todo, ya, que todo va estar bien; confía, confía, confía”, repetía. “Un día, me bajé del bondi, empujada por una fuerza que creía perdida, dejé todo atrás y no volví la cabeza ni por un momento. Allá deje, dinero, ropa, cosméticos y a la tipa que no era. No volví acostarme con nadie por guita, pero la puta que alimente y deje crecer en ese lugar, siempre está. Como el tatuaje que cubre la rosa. “Al desvestirme, ya en mi casa, busque la horrenda marca, y no estaba, en su lugar, la bella rosa que viste en mi muslo, pero yo sé que abajo está lo otro, y que si traiciono la oportunidad que me dio la Señora, aparecerá nuevamente. Ese es mi temor, mi único temor.” Le ofrecí un último mate, ya gastado y frío; me acerqué y la abrace, emocionada y balbuceante “va estar todo bien, va estar todo bien”. Y, así fue.

Rosa Esther Moro. Buenos Aires- Argentina.

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JUAN CARLOS VECCHI DALE DIOS, AGARRÁ LOS BORCEGUÍES…

"Secreto, es lo que no se sabe. Misterio, lo que no se puede saber.". (De sinònimos castellanos, por Roque Barcia, España.) Si el secreto de Arturo y Silvina es lo que no sabe Lisandro, misterio divino es la siguiente cuestión: porqué Dios, ahora mismo o luego pero no dentro de mucho, no le manda una señal a Lisandro, una que cambie su paso feliz y contento hacia la biblioteca aunque ahí mucho no acostumbra o al baño de servicio donde tampoco o a la cocina y ahí menos que menos salvo para prepararse sus benditos mates dulces o de última al jardín donde las plantas y los arbustos y las flores y los yuyos apenas lo conocen, 128


donde sea, pero que lo desvíe de su chicharachero caminar –el dueño de casa va dando saltitos y silba como un pibe con bicicleta nueva-, hacia la habitación principal donde Arturo y Silvina consumen su secreto. Dale, Dios, vos sos buenito, dale una señal a Lisandro que le faltan apenas ocho mosaicos para estirar el brazo y con su mano diestra girar el picaporte. Una señal, cualquiera, de última una que lo deje tirado en el pasillo: puede ser una zancadilla, un tremendo sopapo en la nuca, un rodillazo en el muslo, una mojada de la oreja derecha o si te parece calzate los borceguíes y dale una hermosa y puntiaguda patada ahí donde al hombre le duele tanto tanto (se la pegás al pobre toro Lisandro mientras enfocas a la hiena Arturo).

© 2017, Juan Carlos Vecchi (Olavarría, Provincia de Buenos Aires, Argentina).

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MAYTE ÁLVAREZ PIZARRAS NUEVAS

Brea. Ardiente, pesada y apestosa brea cubriendo la inicial pizarra. Cada matiz del dolor: brea. Con cada matiz, una capa. Empujando en contra de la gravedad mantenía lo que inicialmente sostenía su pizarra nueva; creando resistencia, duplicando fortaleza, restando visión de su propio fondo. Y la multiplicación del peso convirtió el alquitrán en secreto, hasta transformarse en una colosal y arcana mole. Lo hizo él, lo hizo ella. Brea, brea y más capas de brea. Sobre los hombros de Atlas reposó el Universo, una rodilla hundió, y se alzó. Lo hizo él, lo hizo ella. Y cuando el devenir de la levedad urgía, ácido regurgitaron de las entrañas de sus espíritus que el asfalto pulverizó. 130


Lo hicieron ambos. Recordar, como pérdida de tiempo. Evaluar, suma más pérdida de tiempo. Juzgar, desde un punto en diferente espacio y limpio de alquitrán: absurda inutilidad. Comentar, como anécdotas espontáneas de dos guerreros espartanos que antaño fueron unas veces héroes y otras fueron villanos. ¡Sí! Eso será sal, azúcar, pimienta y canela en nuestra vidas- dijo ella- pero lo que devoró nuestro fuego no lo vamos a volver a considerar, son los secretos de nuestros pasados que en el espejo del presente tienen el reflejo de dos pizarras completamente nuevas.

Mayte Álvarez. Alcoy. Alicante. España.

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ETHEL SAAVEDRA GARCÍA MOMENTOS SACROSANTOS

Y ahí estaba sentada nuevamente. Ya no dudaba como antes, si sentarse sobre esa banca o impedir el espectáculo a contemplar. Miró a su alrededor y uno que otro pajarillo se acercaba a buscar trozos de comida que algún transeúnte había dejado caer. Se sintió como el pajarillo buscando una imagen para nutrirse. Estaba ansiosa, no demoraba en pasar aquella prestante figura que todos los días la llevaba a sentarse justamente ahí: en el parque al frente del caminito de piedra en medio del prado verde, recorrido por variedad de caminantes. Pero a ella sólo le importaba uno: un hombre especial. Sabía que se acercaba la hora convertida en sagrario para ella, sus manos no sabían que asir, mientras su cabello era acariciado suavemente por el viento. Los pasos tranquilos pero firmes se acercaban una vez más y como ritual diario aquel personaje rodeado de gente, pasaba una vez más ante sus ojos ignorándola como siempre. Grandes lagrimones cubrían su rostro y su mirada solo veía a través del velo acuoso de sus lágrimas, mientras una voz interior le recordaba que ese ser era imposible y jamás volvería a sus brazos; ella tendría que guardarse nuevamente sus caricias, sus besos y sus orgasmos. 132


Cerró sus ojos para conservar la imagen que cada día envejecía igual que ella, pero sabía que aquellos momentos viejos no volverían más, sus manos no tocarían aquel cuerpo como aquellas noches cuando 40 años atrás en ese cuarto de hotel, los dos gozaban los más intensos placeres. El único cliente que besaba su cuerpo con ternura y le regalaba en sus encuentros apasionados rosas rojas. Aquél que en las madrugadas de varios años, dejaba sobre ella parte de su soledad traicionando su celibato religioso y dejaba unos cuantos billetes que sacaba del bolsillo de su sotana, como acabados de salir del banco. A sus espaldas escuchó la voz de su hermana quien decía: "Vamos, ya sabes que ese hombre jamás sabrá que pariste un hijo de él".

Ethel Saavedra García Colombia

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TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO ARENA

Se vieron al calor salobre de las luces del puerto. Ella miraba al cielo salpicado de estrellas mientras deslizaba distraídamente las yemas de sus dedos por la barandilla del paseo. A pesar de la cálida noche, el sintió al acercarse a ella un ligero escalofrío. Tras un breve intercambio de miradas, casi sin mediar palabra, sin nombres, bajaron a la playa y se quitaron las sandalias. A él le hizo gracia el cuerpo desnudo de ella, que parecía recortarse en la noche y a la vez fundirse con el mar y con el cielo, ambos azul oscuro. La comunión fue húmeda, extrañamente cálida y terrosa. No cabían las sonrisas. A la mañana siguiente, al despertar con la primera y tímida luz, en vez del cuerpo de ella sólo vio arena a su lado, una débil silueta color canela. Sin piedras ni conchas. Sólo arena... Tomás Sánchez Rubio-Sevilla- España 134


GRACIELA DIANA PUCCI BAJO SUS DEDOS

Al abrir la puerta me invade la sensación de siempre, la hago a un lado, 18 pisos por escalera son demasiados, entonces respiro hondo y me encierro. Marco en la botonera, el ascensor sube rápidamente, ocupo mi mente en tonterías, intento no pensar en lo que no tengo. Miro el indicador: piso 10. Respiro con cierto alivio a pesar de mi ahogo. ¿Cuánto tiempo ha pasado? De pronto percibo que todo es oscuridad, el elevador parece detenerse, siento frío el cuerpo y transpiro copiosamente, trato de mover el brazo para alcanzar la alarma pero nada de mí responde, un grito mudo asoma en la garganta, me aturde el silencio, la soledad que siempre está a mi lado, se ha ido.

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Siento caricias en el pelo, unas manos que rodean mi cintura, besos en el cuello. Sigo paralizada. Dedos ansiosos caminan por mis caderas y ya no quiero moverme, porque las manos ahora vuelan hacia los senos y nuevamente a mis cabellos, recorren, bailan, cosquillean, abren los botones de mi camisa y se internan en el rojo sostén que ya no sostiene. Una mano desciende, sabe lo que hace y socava humedades, refugiada en mí acelera suavemente el ritmo, luego de un tiempo impreciso la pequeña muerte sobreviene, un grito de placer estalla, creo que es mi garganta. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Se enciende la luz, el ascensor comienza a moverse, mi soledad y yo nos miramos. Piso once, siete pisos más arriba, recuerdo, espera mi terapeuta. El ascenso es rápido, la campanilla anuncia la llegada, desciendo, frente a mí el departamento 18 “E”, sin necesidad de llamar me recibe una sonrisa más amplia que lo habitual, qué bien estás hoy, cómo estuvo esta vez el viaje en ascensor, pregunta Javier, increíble, respondo mientras me siento frente a él y la humedad sigue en mí y él no hace ni dice nada más que lo habitual. Y ya no pienso en lo que no tengo. Y ya quiero volver.

Graciela Diana Pucci- Buenos Aires- Argentina

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YOLANDA FERRERA SOSA SECRETOS A ULTRANZA

El mundo guarda, como una gigantesca alcancía, todos los secretos de sus habitantes. Y aún más, el universo acoge al Planeta Tierra con toda esa carga de silencios no compartidos. Cada quien, en este globo terráqueo, tiene su propio arsenal de sucedidos inconfesados. Algunos por orgullo o por vergüenza… otros por miedos o por modestia. Los secretos alimentan conductas cuando son forjados con nobleza o inocencia. Otros condenan la propia trayectoria vivencial de quien los atesora. No hay secreto libre de los propios sentimientos. Devienen cargas cuya ligereza depende del grado de sus alcances. Recorren magnitudes imposibles de enumerar. Van desde la primera vez en la vida íntima de cada cual, verdades inoportunas, infidelidades, veleidades del carácter que lograron ofender, comportamientos deshonestos, crímenes no descubiertos… Todos tienen en común, la pertinaz renuncia a ser comunicados, pues -entonces- perderían su especial categoría. Yo tengo, claro, mis propios secretos. Negados a dejar de ser tales, permanecen en el sitio especial que tienen en mi vida. Son una suerte de carta credencial íntima. Y así los conservo. Yolanda Ferrera Sosa- Miami- U.S.A. 137


SERGIO TRENTINO PARADOJA

El ruido irritante del despertador destruyo la paz de la mañana … cinco minutos de desconcierto, luego reconocer sonidos, descubrir la madrugada a través de su aroma, de su voz, subirse a ella… cinco minutos de confusión, donde el alma se descompone, donde se sienten las peores sensaciones, su mente parece que va a estallar… el sabe que tiene que sentarse en la cama, mira a su mujer que indiferente le da la espalda, aquella silueta tan conocida le grita en silencio, a pesar de esa sensación admira la belleza de su espalda y de sus caderas despobladas, se alegra de esa intima función que lo reconforta cada mañana mientras dura el verano… el sonido acompasado del ventilador, la cama como una dama seductora lo invita a seguir… son cinco minutos de duda, sabe que tiene que pararse, vestirse con movimientos torpes que no son comunes en el, ir al baño, luego pasar por el dormitorio de los chicos, mirarlos un instante, dibujar la primer sonrisa, tal vez la única del día, poner la pava al fuego, comer algo, si hay, luego abrirle la puerta a la mañana y perderse en ella…. Ella está sola… contempla la mañana y su agonía, esa inagotable belleza que le brinda el retiro del campo, su silencio implacable y a veces mordaz le llega tanto al alma…sabe que su marido se hace arbusto, se hace arado, 138


se hace campo trabajando duro día tras día, ve que los chicos no están, ensillaron el zaino y el negrito, no los ve en el corral… perdida entre los aromas de la cocina, las ollas la envuelven entre rumores mágicos, entre colores y transparencias, es un pacto íntimo de amor que la estremece de felicidad… el horno de barro aun humea, exhalando los últimos indicios de haber parido el pan, sabe que se llevara cuando muera ese secreto romance de la mora blanca que abraza con su sombra centenaria al hornillo de pan, sonríe por tener aquella mirada romántica, por darle vida a las cosas que la rodean y la hacen tan feliz, por creer que entre la tipa que se erguía con su sombra trashumante y los limoneros del huerto hay un nostálgico romance, sus raíces se entrelazan intimas y sensuales en su mente, en el alma desconocida de la tierra, reconocía hasta el murmullo desolado del pastizal… ella durante el día ama el silencio del campo y sus murmullos agrestes, el aroma que se enrosca entre las cosechas, ama su casa desvencijada, lastimada por el tiempo… por la tarde ama el silencio de su marido, ese rostro endurecido que se hace campo, que se hace tierra salvaje y secreto, ella entiende al hombre de campo y su dureza, sabe que adentro de ese pecho castigado por tantas madrugadas hay amor, hay calidez, hay amistad…

Cuando los recuerdos abren puertas y salen a la luz, las sensaciones danzan entre alegrías y tristezas, reavivando imágenes… ella tenía la necesidad de sentirlos en su piel, de respirar su aroma, de hablar con aquella voz, cada uno hurgaba a su manera en el tiempo, miro por última vez, arrimo como pudo una silla a la ventana, apesadumbrada se sentó, el la miraba sin decir nada, afuera llovía copiosamente, las gotas furiosas parecían apedrearle la ventana, están indignadas pensó ella, se sumió en la mañana y sus pensamientos la adormilaron y la llevaron de la mano … Sergio Trentino- Santa Fe- Argentina

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RODOLFO TORRES UN SECRETO A VOCES COMPARTIDO

A unos cincuenta metros del conjunto de edificios donde residimos, en Hoheschönhausen, norte de Berlín, se encuentra el Sporthalle del barrio, esto es la sala de deportes, en la que muchos vamos a sudar a cada rato. Y la mayor parte de las veces a conversar. Pero el Senado de la ciudad nos ha hecho la maldad de ocupar el lugar con algo más de cien Flüchtlinge, refugiados, de países africanos. Y las malas lenguas de quienes se sientan a beber en los Biergarten, cervecería al aire libre, afirman que así es en toda la ciudad, como una perfecta Babel antes del derrumbe. Los primeros días andábamos furiosos, aunque mostrábamos otra cara porque a nadie en este país agrada que le tilden de xenófobo, menos aún de racista. Pero todos tenemos razones para desear que los intrusos regresen a sus lugares de origen. O a otros lugares. En verdad a nadie le importa a dónde, y lo que digo es como un templo pues ya corre el rumor de un Abschied que dicen que va a ser masivo y esto significa despedida, adiós. Por eso, las caras de los vecinos cambiaron como si hubiera salido el sol. Aclaro que el Sporthalle es lugar propicio, por las instalaciones que posee, para que nuestros jóvenes se entrenen en casi todo tipo de 140


deportes, para oficiar competiciones hasta de bailes y celebrar las fiestas de cumpleaños del barrio, que por una suma risible puede alquilarse uno de los locales y nos quitamos de arriba la obligación de adornar el apartamento para des-adornarlo después, sin contar lo del ruido molesto para uno mismo y los vecinos, además de la necesaria limpieza después de la batalla. Pero con la irrupción de los Flüchtlinge en Alemania y sobre todo en el barrio, y en consecuencia la pérdida del Sporthalle, muchos vecinos hemos empezado a saludarnos en voz baja y con poca risa no vaya ser que las costumbres de los recién llegados sean otras y quieran ver algo muy distinto detrás de nuestras palabras o los gestos, como afirman en el Biergarten que ya ha ocurrido, que en alguna que otra ocasión esgrimieron cuchillos. Nosotros suponemos que nadie quiera ser agresor, mucho menos agredido. Y por todo eso, he notado cierto cambio; yo mismo he cambiado. Cuando voy en el tranvía o el metro, tengo el cuidado de observar quiénes se encuentran alrededor, como veo a otros haciendo lo mismo; que así aconsejan los habituales del Biergarten como debe hacerse. Yo soy muy curioso y solo en nuestro edificio, con las personas que tengo alguna confianza, he averiguado los motivos de cada cual para repeler a los Flüchtlinge. Empiezo por mí mismo, no faltaba más, que aunque ya disponga de nacionalidad alemana, no lo soy ni soñando porque nací en Cuba y tengo la verdadera ciudadanía junto a mis añoranzas. Así ocurre con el polaco de al lado; la rusa de enfrente; los lituanos de los bajos; los checos del tercer piso; la joven pareja española del segundo; la numerosa familia de los turcos que ocupan el apartamento del jardín; los homosexuales italianos, creo que ya casados aunque todavía sin hijos; cuatro o cinco o seis o siete, nunca he sabido el número, de los brasileños… Y así es en todo el barrio. Me parece que muy pocos escapan a la mezcla explosiva, cuasi divina. En fin, todos coinciden más o menos que los refugiados son de baja o ninguna escolaridad, carecen de preparación técnica que les permita realizar cualquiera de los múltiples oficios en que se desempeña la mayoría, aquí, y, lo más importante, no hablan el idioma de este país para poder entender lo que se quiere de ellos. Y que no se quejen de la falta de 141


dinero, afirman los mismos del Biergarten, pues se les ve con los Händy, teléfonos, a toda hora. Hay disparidad de opiniones, que si fuman mucho, que son amables, que desconocen nuestros códigos de conducta, que no andan sucios ni rotos a pesar de todo, que tienen a sus mujeres en un puño, que constituyen una inyección fresca para esta sociedad, que no vienen de países en guerra y son por tanto inmigrantes económicos, que tienen creencias religiosas y hay el temor --en nosotros-- de que haya alguno de los llamados radicales, de esos que creen que matando paganos alcanzan el cielo al lado de miles de vírgenes… Yo no estoy satisfecho con los resultados de las entrevistas a mis vecinos y sigo con mi curiosidad a cuesta. Por eso, a manera de preámbulo, me meto en nuestro sótano para rebuscar en los numerosos maletines y maletas donde hemos acumulado ropa y calzado destinado a la familia, en Cuba. Aparto objetos limpios y de muy buen ver con los que lleno par de bolsas grandotas hasta que las siento pesadas. Por último, para transportarlo todo, me ayudo de una bicicleta que está todavía en buenas condiciones técnicas y no deseamos conservar por más tiempo. Con esa carga me voy al Sporthalle pues, en contra de mi sentir, yo deseo contribuir con ellos. Estoy seguro de que han llegado hasta aquí con lo que traen encima. Yo les he observado y son de mirada triste, desconfiada… ¿Por qué no voy a darles confianza en la vida y en el ser humano, si conmigo hicieron así cuando llegué a este país tantísimos años atrás? También, lo confieso, con esta donación yo pretendo algo más que sentirme bien conmigo mismo. Por eso, me tardo por allí a la espera de encontrar a alguien asequible que reúna ciertas requisitos: le sobre un poco de tiempo, esté de buen carácter y podamos entendernos a través de alguna lengua. Tengo mucha y buena suerte porque, preguntando en alemán y español, uno me dice que habla inglés, portugués y francés aunque es nigeriano, de un pueblito en la frontera con Chad y puede asimismo decir que es chadiano. La esposa es de ese vecino país sudsahariano, y los hijos se mueven con entera libertad por los dos territorios. Yo le entiendo porque el portugués es primo hermano del español, además de que me acuerdo de muchas palabras de cuando me vi en la obligación de comunicarme con los angolanos a lo largo de todo el año de 142


1976, durante la guerra en aquella nación africana. Mientras, él trabajó en el enclave angolano de Cabinda y para comunicarse debió echar mano del idioma lusitano, a lo que se añade que ha leído mucho, se nota. Y me cuenta que escapó de su país, junto a toda la familia y a otras personas, porque bandas terroristas aplastan al pueblo en nombre de un dios muy cruel, que desconoce la bondad y el amor a los demás. -Pero en todas partes hay dificultades, y Alemania no es el paraíso que pintan por allá afuera –añade por último. -¿Por el clima?– inquiero yo, aunque sé muy bien que no es por el clima-. ¿Imaginaba una atmósfera diferente? -No, por las personas que lo habitan… Y sí, imaginaba una atmósfera social diferente. -¿Qué pasa con las personas? – indago una vez más haciéndome el tonto porque sé muy bien la contestación. Pero él no responde, sino que afirma que muchos familiares suyos, igual que tantísimos vecinos de su propio pueblo y de otros pueblos de aquella región africana, contribuyeron con el sudor de sus cuerpos y con sus vidas al civilizado desarrollo europeo del que gozamos nosotros en la actualidad… -¿Cómo dice? –me asombro de lo que oigo. -En otra época ustedes iban al África a cazarnos como animales, preferiblemente los más fuertes y jóvenes y nos separaban de las familias para llevarnos lejos de las tierras donde habíamos nacido y que trabajásemos encadenados, aquí, y también en América, para los bolsillos de otros y el engrandecimiento de las patrias de quienes decían ser dueños nuestros… Lo peor era que si escapábamos para huir del trato inhumano, con el deseo de regresar a casa, nos retenían a la fuerza y nos castigaban con crueldad. ¿Entiende lo que le estoy diciendo? -Creo que sí, pero eso no responde mi pregunta. Lo que usted dice es historia ya pasada y no hay manera de darle atrás al tiempo. -¿Cree que es historia pasada eh? -Sí lo creo. -Pues sepa que hemos llegado hasta aquí por la propia voluntad, para rehacer nuestras vidas y las vidas de nuestras familias. Pero ahora nadie nos obliga a trabajar y lo peor es que quieren regresarnos a la fuerza 143


a nuestros países…, cuando mucho de lo que usted disfruta con los ojos y el paladar y en la piel y bajo sus pies al caminar, hoy en día, es el resultado del trabajo de muchas generaciones de personas incluyendo mi propia familia, mis antepasados, todos bajo el látigo. ¿Comprende? -Sí. -Y como imagino que usted ya sabe, todo esto que le digo ahora es un viejo secreto del que algunas personas empiezan a enterarse. A mí se me ocurre que los consuetudinarios del Biergarten deberían ser unos de los primeros.

Rodolfo Torres, cubano que vive y trabaja en Berlín, Alemania.

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ADRI DELFINI EL SECRETO…

Ernestina era una señora de ochenta y pico de años, que adoraba las cosas hechas en madera, le gustaba el olor, la textura.Había aprendido en el taller de dibujo a craquelar las cajas, a dibujar sus flores preferidas, envejecía algunos muebles y luego todo lo regalaba.El carpintero era su vecino, lo apodaron Yepeto porque en sus ratos libres creaba muñecos de madera. Todas la semanas Mónica –su sobrina-llegaba a visitarla. La acompañaba toda la tarde sebándole unos mates, mientras la tía pintaba. Le llamóla atención un banquito nuevo-de madera- que ni siquiera estaba barnizado, que su tía tenía al lado de su silla. Mónica pensó, para sentarse era medio bajo y para apoyar los pies demasiado alto, en realidad era “casi tonto” porque no era cómodo ni bonito. -¿Vas a pintar ese banquito nuevo tía? -preguntó al fin Mónica -No -dijo escuetamente Ernestina 145


-¿Lo vas a regalar? -No - volvió a repetir, la señora -Es un poco incómodo ¿no?, insistió Mónica ¿Es de pino? -Sí -contestó la anciana mirándolo. Pasaron unos meses y Ernestina continuaba regalando unas cajitas preciosas, servilleteros, portarrollos de cocina, tarjeteros. A cada uno que llegaba a visitarla le regalaba algo como un souvenir, pero el banquito seguí allí despintado. Mónica lo utilizaba en sus visitas para apoyar la pava o las galletitas porque tenía la sensación que a su tía ese banquito espantoso le gustaba. -¿Cómo estás Mónica? -preguntó la tía -Parece que estoy cansada porque hasta el banquito parece más pesado. ¿Le hiciste algo? -La tía lo miró y sonrió, no Moni no hay nada que hacerle- dijo. Ernestina un día se enfermó y mandó llamar a su querida sobrina. -Mirá Móni, yo no tengo cosas valiosas para darte, mirando a Asunción –la enfermera que la cuidaba- así que teniendo a ella de testigo quiero estar tranquila que si me muero te lleves eso- y señaló al banquito insulso- lo demás puedes regalarlo todo, y cerrando los párpados se durmió…pero nunca más despertó. Mónica con una gran tristeza, tomó el banquito- que sintió ahora más pesado que la última vez- y se lo llevó a su casa. Una tarde aburrida vió el banquito y se dispuso a barnizarlo, preparó todo y al darlo vuelta se dio cuenta que debajo había una trabita…la giró y para su sorpresa levantó una tapa, el banco estaba lleno de billetes, los sacó delicadamente y fue contando…uno, dos, tres…casi 10.000 pesos y una nota que decía “no te dejes llevar nunca por las apariencias”…

Adri Delfini- Ciudad de Buenos Aires- Argentina

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