Gealittera 35 insomnio

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com IBSN: 14-08-2014-55 Todas las imágenes publicadas en esta edición son de Pinterest y Google

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INDICE

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EDITORIAL Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz POESÍA Carlos Norberto Carbone Elisabet Cincotta María Julia Druille Carlos Enrique Cartolano Aleqs Garrigóz María P. Comorera Flavia Falquez Mirta Roncarolo Frank Pereira Hennessey Sandra Gudiño Milagro Haack María Laura Coppié Nancy Haro Pontón Ethel Saavedra García José del Castillo Domínguez Graciela Diana Pucci Alibut Sarabia Araceli García Martín Miryam Colombotto de Seia Zaida Giles de Quirós Tomás Sánchez Rubio Mónica Ortiz Raquel Piñeiro Monguiello Jesús Cárdenas Sánchez Norma Starke Alicia de León Epp Lucas Damián Cortiana Lya Naranjo Ribadeneira Cecilia Ortiz Carmen Membrilla Olea Marianela Puebla Carmen Barrios Rull Maite Glaría Cynthia Rascovsky Paco Déniz Bruno Flora Levi Carmen Hernández Rey Amelia Arellano Francisco Javier Franco Ana Maritza Aguirre de Schwarzl Lázara Nancy Díaz Mary Acosta

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Ella duerme Insomne Insomnio Quintetos del desvelado Falso Dèjá Vu Noches enteras De madrugada Sin dormir Desvelo Tijera V Todos los gatos son pardos Insomnio Súplica Maldito o bueno Instinto lobuno Fiel compañía Insomne Insomnio agazapado Vigilia Insomnios Insomne Insomnio sin pasaporte Noches de insomnio Hilvanes nocturnos Flores lilas Insomnio Signos Algo… Duermevela Solo un sueño Insomnio Insomnio Insomnio El insomnio de las musas Cruz de palo santo Wagon- Lit Insomnio Bahía insomne

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Marcela Barrientos José Javier Terán Díez Gloria Gayoso Isabel Llorca Bosco Patricia Corpas Gutiérrez Elisabeth Santiago Elvira Duarte Adri Delfini Miriam Álvarez Jesús Álvarez Pedraza Marita Ragozza Isabel Rezmo Carmen Hernández Montalbán Luisa Alejo Isabel Pisani Isabel San José Mellado Aly Corrado Mélin Rosa Lía Cuello Ivana Szac Antonio Portillo Casado Jorge Serra Ana Lucia Montoya Rendón Estela Molinas Báez María Marta Liébana Ana Aguirre Adriana Maggio Mariel Monente Rita Bedia Lizacano Nydia Ovalle Mar de Fondo Juan Idiazabal Belkys Sorbellini Icela Elizalde Eva Powell Mabel Coronel Cuenca Lorena Brito Julián Gómez de Maya Dana Laila Aymara Aruwiri

Insomne Este insomnio mío Insomnio Insomnio Desvelo Insomnes Somnolencia… Culpas Laberintos del insomnio Insomnio El gato Insomnio Sombras y luces Insomne Locura Sueño en el sueño Insomnio Insomnio Vigilia Este insomnio… Insomnio de tu amor Bajo la sombrilla de la soledad Mis noches de insomnio Insomnio Ojos abiertos Voces Vigilia Máquina del tiempo Carrera contra reloj Desaparezco Mil penas… Insomnio ¿Sabe usted? Canción de cuna para mamá Funes Recuerdo Insomnio

FOTOPOESÍA Liliana M. Mainardi RELATO Lilian Costamagna Margarita Polo Viamontes Julia del Prado

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Hologramas Carta insomne a mis hijos Nutrición 5

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María Teresa Fandiño Mario Sarli Sergio Raúl Trentino Rodolfo Torres Carlos Torrijos Jorge Lacuadra

Un mago, café y mis tacones ladeándose Insomnio de nieto Presagio nocturno El insomnio mató mi amor al tabaco Monólogo Resquicios de mi noche- Insomnio

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EDITORIAL

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Queridos amigos: En nuestro Nº 35 planteamos como tema “INSOMNIO”. Hablamos de la dificultad para conciliar el sueño, esa que se sufre en el momento en que corresponde dormir. Por tanto el insomnio es más tiempo. Más tiempo para escribir, para amar, para leer, para pensar… Durante ese tiempo pueden ocurrir historias mágicas y se pueden gestar poemas únicos. El insomnio es noche, es luna, es cielo y es una sucesión de estrellas. El insomnio puede ser soledad, misterio y paradójicamente sueños. Así que creemos firmemente en la existencia de un INSOMNIO LITERARIO. Ahí es donde nos instalamos durante este mes, ahí es donde indagamos y contaremos a todos qué nos sucede a los insomnes. El último refugio del insomne es un sentido de superioridad sobre el mundo de los sueños.-Leonard Cohen.

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Y aquí, en las palabras de Leonard Cohen, justo en ellas nos sentimos dioses creadores de lo que no estaba antes de que lo escribiéramos. Es nuestro refugio para sobrellevar el sueño que no llega o tarda en hacernos compañía. En las páginas que siguen, está ese maravilloso Insomnio Literario. Gracias por acompañarnos en nuestro desvelo. El insomnio puede ser una gran inspiración.-Jon Stewart. Somos Gealittera

Carmen Membrilla Olea Cecilia Ortiz

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POESÍA

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CARLOS NORBERTO CARBONE ELLA DUERME

Ella duerme desnuda en mi cama su cuerpo felino ronronea veo crecer sus uĂąas como anzuelos y observo su sonrisa entre sueĂąos como si planeara un asesinato. Ella duerme como una sombra. Yo Llevo siglos despierto.

Carlos Norberto Carbone- Ciudad de Buenos Aires- Argentina

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ELISABET CINCOTTA INSOMNE

apagó la lámpara el gato se desconcertó ella preparó la noche para velar insomnios las siluetas se agazaparon perdió los sueños insomne

Elisabet Cincotta Hudson-Argentina

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MARÍA JULIA DRUILLE INSOMNIO

como estirar una mano en la boca de la noche una mano a la intemperie con su negra uña palpa el alarido mudo en la piedra como enfermar de locura y no encontrar rastros sanos algo se ha hecho añicos en la noche ¿valdrá la pena juntarlos? 13


El día pesa demasiado duele en mi conciencia los otros deben sentirse solos ese hombre en la ventana su lámpara mordiendo lo oscuro

desde este lado se ve tan lejos el día ¿podremos llegar los dos? ¿estar a salvo?

María Julia Druille- Ciudad de Buenos Aires- Argentina (Publicado en Gramática del tangram. 2006)

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CARLOS ENRIQUE CARTOLANO QUINTETOS DEL DESVELADO

((En homenaje a causas del desvelo)) Mi cuerpo necesita hablar él se levanta a deshora Y se pone a escribir. Entonces yo acudo achuchado La vista enrojecida calzo mis anteojos y reviso Qué tiene que decir esta mañana. No es mucho: Más de lo mismo me digo. Continúa ardiendo La hoguera que no logro apagar necesariamente Deberán consumirse madera gruesos archivos Fotográficos balcones o repisas en los que apoyó Y repartió miradas este rebeldón y ácido amigo De piel y esqueleto. Hago un bollo del papel. Acoto Que volvamos a la cama que aún es tiempo ella La mañana se demorará para ambos a ninguno Contaremos del desvelo los papeles despiertos Los relojes confundidos tembleques de la puerta Encinta con cerraduras de la noche. Del hambre.

© Carlos Enrique Cartolano. Mar del Plata- Argentina Negro de hueso, 2012 15


ALEQS GARRIGÓZ FALSO DÉJÀ VU

Yo escribía insomne en el cuaderno marchito y el corazón caía como una piedra en espiral hacia la nada. Y el poema me llamaba desde la tumba, enterrado vivo, pidiendo auxilio. Otra vez amanecía sobre la ciudad; pero yo sentía que en todo lo mío –maldito ya– latía un deseo de desintegración, de no ser más que sombra de las sombras. Hicieron su alboroto inútil los pájaros en los techos y yo no dejaba de rechazar lo escrito. Llegó ese otro recuerdo gris de infancia con su olor a naftalina y eucalipto para la tos; y tembló mi mano, sin querer, por un momento. Fue allí cuando pareció que algo como seda se rasgaba en el cerebro y que el tiempo se quebraba adentro del reloj. Entonces se posó sobre mí la mosca panteonera. Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México 16


MARÍA P. COMORERA NOCHES ENTERAS

Noches enteras me paso esperando que el señor de los sueños quiera visitarme, pero pasa de largo.

Noches de insomnio penando, con las sombras en las paredes bailando, los ojos abiertos como un búho escudriñando la oscuridad del mundo.

Noches de luna pálida, cara de nácar entristecida, ella también siente que el insomnio la retiene candente y viva.

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Noches sin ti, con la esperanza de cerrar los ojos y soñar que vienes , me acompañas, me abrazas, y me dices que me quieres.

Pero Morfeo es implacable y no asoma su cara, ni del amado hay rastro en mi ventana, solo la alborada me da los buenos días, con cara cansada.

La aurora llega despeinada, luciendo aún la bata clara, y yo todavía estoy desvelada la miro y cierro de golpe, no quiero ni saludarla, esa claridad en mis ojos se clava.

María Comorera -.SEGUR DE CALAFELL- (Tarragona)- España-

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FLAVIA FALQUEZ DE MADRUGADA

Sentir otra vez, como entonces, la espina aguda del deseo. Luis Cernuda.

VolverĂŠ a de madrugada insistentemente con la Ăşl ma estrella en mis cabellos. 19


Desde la vaga esquina de los sueños reconocerás mi voz adivinarás mi cuerpo y con voz ahogada dejarás que fluya la espina aguda del deseo. La noche te asusta con su olor a jazmines y el crepúsculo -tierra que vacilaconfunde golondrinas en tus ojos. Temes a la noche a su embriaguez azul que destroza a dentelladas lo seguro del amor. Necesitas el día mundo encendido. La luz con su magia asegura tus fronteras y desvanece implacable la agonía del es o. Pero el día ene ventanas y olor a caracolas aleros tristes que sueñan ciegas pasiones remotas. Tendré que volver a de madrugada cuando las sombras permitan nuestros nombres y un temblor de molusco anuncie mi llegada. Curvada en mi grito presen rás la mañana llena de luces extrañas. Volverá la neblina y un adiós de fantasma sollozando imposibles lanzará en su gemido la úl ma espina del alba. Flavia Falquez-Granada- España 20


MIRTA RONCAROLO SIN DORMIR

Mientras el sol Comienza a despertar Me encuentro En un camino Zigzagueante Rodeado de árboles Y un espeso verde Que llena mis pupilas Ávidas de amor Se cruza un conejito Y un inmenso lago Aparece… Me doy vuelta Despierto del todo Con una sonrisa Será un buen día Aunque no haya dormido Se quedó prendido A mi pensamiento El verde y el perfume

Mirta Roncarolo- Buenos Aires- Argentina 21


FRANK PEREIRA HENNESSEY DESVELO

Resido en una comarca donde la bruma viene a la desembocadura de un naufragio teñido de fuego, y algunos esconden la mudez de los árboles para decantar la estatura de un follaje. Mientras se fragua la nostalgia de la brisa con sus caracoles que brillan como incidencias oníricas. Cargadas de penumbras y de bultos de ángeles retorcidos que provocan el encanto del alba. Allí suelo desmenuzar la luz que incluye tantos cielos por sus latitudes boreales y sus bordes inéditos marcan el sopor de una frontera. Y la marcha de su invierno desata miradas para inundar las dunas del sol. Y conceder los rituales de un vapor tejiendo pétalos en los círculos al azar

Frank Pereira Hennessey – Barranquilla- Colombia

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SANDRA GUDIÑO TIJERA

Tic-tac-tic-tac herida soledad me sume en insomnio lento definitivo. La almohada toma posesión de mi desvelo: jaula sin nombre en horas de sombras. Sensación de haber dormido años el sueño me rechaza sumo y me resto multiplico pájaros y me divido.

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Qué pienso pienso: nada. Qué siento pienso: nada. Nada que interrumpa la nada ni siquiera esta soledad. La cabeza en el abismo equivocado juego: piedra, papel o tijera grita el silencio mano abierta gano: soy de papel aquí encierro mi historia alrededor de la piedra. La tijera corta el insomnio. Entonces duermo.

Sandra Gudiño- Santa Fe- Argentina

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MILAGRO HAACK V

destroza el alma cuerpo boca arriba sin descanso sometido al sentimiento diario sin respiro debajo de la cama sus ojos de brillo melaza se pierden por el firmamento del suelo al techo de la casa

Milagro Haack - Valencia- Venezuela Del libro inĂŠdito: a la sombra de un rĂ­o. 25


MARÍA LAURA COPPIÉ TODOS LOS GATOS SON PARDOS

Los desencuentros me entristecen casi tanto como las chillonas flores que venden frente al cementerio: de vez en cuando alguien se ocupa de mí aunque no lo suficiente como para cambiar el agua, refrescar los pétalos, retirar lo opaco. Es que perseguimos al amor y él salta al vacío como un gato asustado. En otra vida quizás, en esos días que ni la muerte, serás libre de manos y de insomnios. Todo lo que me digas será en francés y sonará a poesía, acariciaré tus pies como a un santo y creeré en milagros que acerquen plegarias hilvanadas a las tazas viudas y a un vino que deja rastros. 26


No evaporarás de tu piel mi roce, mis palabras. Doblaremos juntos las remeras de gondolero, ya no importará ese punto luminoso al costado de la boca, firma letal aleteando en el espejo. No, no lloro por lo que no das, sino por la inercia del fuego.

María Laura Coppié- Ciudad de Buenos Aires- Argentina

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NANCY HARO PONTÓN INSOMNIO

Patio de recreo de las musas columpio de nostalgias e ilusiones salón de espejismos y retratos refugio de evasiones y pasiones sanatorio de locos de remate. Pista de despegue de los sueños fragante floración de las alondras embrujo de hadas siderales que danzan en puntillas esquivando a las sombras. Vigilia indefinida y prolongada laberinto de sueños inconclusos mágico revoloteo de luciérnagas torbellino extenuante de tensiones que te estrujan el alma. 28


¡Ay, insomnio, insomnio, insomnio! Despiertas mil avispas en la sangre enrojeces los ojos, palideces los rostros profundizas ojeras, extenúas los párpados enervas los sentidos y agudizas resacas. ¡Ay, desvelo, duermevela, insomnio! Ventana abierta a lo imprevisto sala de estar de reflexiones y recuerdos biblioteca de dudas, desconciertos aeronave cósmica. ¡Ay, trasnoche, desvelo, vigilia, insomnio! Sol nocturno imperioso, indescifrable me quitas las cobijas y desvistes enfloras las ideas, me sonríes me entregas diccionarios me abrazas tiernamente y me fecundas.

Nancy Haro Pontón – Ecuador

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ETHEL SAAVEDRA GARCÍA SÚPLICA

El ojo de la noche me absorbe e inútil puedo escapar, distraer mi mente, ella es cómplice y magnifica los recuerdos, silencia el canto de las estrellas, pero no silencia tu nombre. El viento frío para nada alienta a mis ojos a conciliar el sueño; el mutismo me acorrala y aleja el cierre de mis párpados. Y este desvelo martiriza mi alma y ni siquiera me permite unir frases, componer un poema eterno, uno donde conjugue el pasado y el presente y donde rendida luche para que la amnesia borre de mi ser tus imágenes. Cansada, suplico que el sol llegue rápido con su lumbre y que el mar se levante en paredes de olas, sepultando las evocaciones que ahogan esta noche. Ethel Saavedra García Colombia

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JOSÉ DEL CASTILLO DOMÍNGUEZ MALDITO O BUENO

Descubres después de una lectura a la una de la madrugada un camino de intrigas sin calmar el ansia del descanso, acometes con pastillas viertes un poco de comida en un estomago medio lleno y son las cinco de la madrugada, dos poemas escritos, un relato muy corto, un libro leído más, una noche de trabajo tumbado en el sofá para agraciar al despertar y son las siete de la mañana, una hora para entrar 31


en la rutina de lunes a viernes, un café doble, me caigo a las tres,

en el sofá me ubico y ahora duermo vaciando la noche hasta las ocho de la tarde.

José del Castillo Domínguez (Sevilla) España

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GRACIELA DIANA PUCCI INSTINTO LOBUNO

Blandiendo soledades hiero la noche ella se desangra en paisajes ajenos yo noctámbula y sedienta / como ave amordazada vago en sombras -loca dirán algunosno me intimidan burlo a mis corazas ¿ríen? no tampoco lloran esbozan un asombro obsceno y desbordan mi insomnio 33


quiero dormir luego despertar en las sinuosidades de mi tiempo donde las caricias no desesperen y los besos se derramen en mi boca sin preguntas con respuestas ciertas duermo un maullido de gato en celo sacude el letargo es mi otra voz / instinto lobuno (invisible forma en medio de la noche) me despellejo entonces visto al cuerpo con antiguo ropaje y presencio el nacimiento de aquella que siempre fui

Graciela Diana Pucci- Buenos Aires- Argentina

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ALIBUT SARABIA FIEL COMPAÑÍA

Una botella de frustración y tragos amargos de ansiedad... Versos de aquella vieja canción más la escandalosa soledad... ¡Salud por quedarte conmigo en la sorna de no estar aquí! Ya ni la luna me da abrigo en la desnudez de lo que fui... 35


Miro al sueño difuminarse, fusionándose con la bruma; pero viene a desparramarse mi pesadilla, como la espuma... Una copa de desenfreno y un trago con sed aplazada... Tu aroma me sabe a sereno y a destellos de madrugada... ¡Salud por penetrar mi mente y hacerme tiritar de placer, volviéndome el pecado ingente que ni el infierno puede absolver! Otra vez voy a hacerte el amor hasta que el cielo pinte de azul y el nuevo inicio ponga color de vida bajo el oscuro tul... ¡Salud! Ya llegó el nuevo día y a mi lado sigue mi amigo... Insomnio... mi fiel compañía cada vez que no estás conmigo...

Alibut Sarabia -México

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ARACELI GARCÍA MARTÍN INSOMNE

Tú, y mi tierno sueño lo ignoras duermes No lo sabes. Yo insomne y tú inocente, duermes a cielo raso Tú en tu sueño, y por mar las naves. Yo prisionera del espacio, en mis sueños tu me encierras, me recluyes, huyes. Escarcha, cristal de aire en el rocío. 37


No, no hay vuelo de sueño ligero que te acerque hasta mí Ni en alas de aves ni en sueño rem Un siempiterno sueño el tuyo de pensamientos sin cambiar Sé que duermes tú allí y yo insomne efímera Fría escarcha en tu vida sin vivir. Segura ribera mi esfera fiel de mi quimera, línea pura de gris horizonte tan cerca de tus ojos . Se irán tras la lumbre de chispas amorosas como es de costumbre las leves mariposas y ciega te tiento insomne, consumes apunto de volar, te lanzas por el mar, tú por tu sueño. Yo insomne. Tu sureño aunque libes en mí… Amor Aunque alteres mi sueño nunca serás mi dueño.

Araceli García Martín-Granada- España

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MIRYAM COLOMBOTTO DE SEIA INSOMNIO AGAZAPADO

Imagen enviada por la autora

Pienso que si nombro los miedos dejarán de ser vuelco entonces el alma en los oídos de la madrugada y le confieso un abril irredento que aún exige su salvación. La realidad se mantiene en su sitio desde el alba hasta que se pone el sol y más… Entonces el insomnio es arrojar un puñado de angustias en la boca de la noche. Es sentir que los grillos se devoran la inocencia de los huecos y aquella luz nueva cada día como una revelación me toma y me abandona, ya no pretende que le crea. Sabe que he descubierto su juego de seducción.

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Ajedrezado juego con las piezas cambiadas que el insomnio mueve, ya no sĂŠ cuĂĄndo la dama, cuĂĄndo el alfil o la torre hacia el rey. El jaque siempre determina el final de la partida. El insomnio agazapado mueve las piezas. Mi estrategia: perdida.

Miryam Colombotto de Seia S. Fe -Argentina

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ZAIDA GILES DE QUIRÓS VIGILIA

Existe una mente errante dentro de ti: mucho abarcar quiere... Inventa fórmulas para paliar la fatídica monotonía de la que es rea; dice amar… incongruente. Castillos en el aire que construye con debilidades de otras mentes que a ella acuden. Yerra sin embargo en el origen o es su única manera, inocente tal vez -¿inocente?-… Vagabundea en el país de los sueños, libre se cree mientras es dominada por la mente de su propia mente. ©Zaida Giles de Quirós, Sevilla, España 41


TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO INSOMNIOS

Los desechos de toda tu vida se agolpan insolentes a los pies fríos y desnudos de una cama que se hace andén ajeno en la despedida. Abraza un azul no sueño tu cintura con fingida pasión de amante falsamente celosa, mientras el desamparo se desliza por tus mejillas como lágrimas huecas. Una soledad de labios entreabiertos respira sobre ti y tus inoportunos recuerdos cada noche más incierta, más vacía.

Tomás Sánchez Rubio -Sevilla-España 42


MÓNICA ORTIZ INSOMNE

Cierro los ojos y tu imagen invade mis pupilas, los abro tratando de quitarme el puñal de tu pupila azul clavado en medio de mi pecho. No puedo. Me sumerjo en los rincones de mi mente, me escondo de todos tus recuerdos. Pero estás ahí, observándome. El puñal me atraviesa, me desangro… Quiero huir de todos tus sentidos, me atrapas quiero correr, olvidar, pero sigo encerrada en este juego. Cierro los ojos, apareces de nuevo mi cuerpo y mi alma terminarán por entregarse a tus ojos de agua y cielo, a tu cuerpo de adonis. Mónica Analía Ortiz – Misiones- Argentina 43


RAQUEL PIÑEIRO MONGIELLO INSOMNIO SIN PASAPORTE

Tiembla el día en su declive y los pájaros en el patio cuelgan sus nostalgias. Todo está callado, demasiado apretadito entre los brazos. Un ladrón de mariposas quiere derretir sombras entre sus manos y no puede la soledad lo deshereda. El amanecer es solo una lágrima perdida en ese algo que insiste, se desgarra, quiere y no puede. Sólo hay un insomnio sin pasaporte bebiéndose la nada de una palabra.

Raquel Piñeiro Mongiello. Funes – Sta Fé – Argentina

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JESÚS CÁRDENAS SÁNCHEZ NOCHES DE INSOMNIO

Se nos vienen encima las noches, con recurrentes puntos suspensivos. Sin saber qué escribir de lo incesante, de lo oscuro y lo real que me envuelve. ¿Hacia qué senda sin negrura? ¿Cómo trazo una flecha que anude las distancias? No sé qué trazo para disipar este peregrinaje de dieciocho lunas. Mis párpados no saben cómo hacer frente a ese peregrinar. Adentrándote en él te sientes más solo. Estás más cerca de lo imaginario, casi de lo novelable. El grado gris de los objetos, su turbiedad, su estadio de frontera perdida; es una vuelta de tuerca a la pesada realidad. En un momento haces un rápido recuento de la vida, la boca se te reseca y la cama se acorta. Jesús Cárdenas Sánchez- Carmona, Sevilla, España. 45


NORMA STARKE hilvanes nocturnos

escalones de un insomnio hebras tejidas en la sangre de esta hembra luz que se inventa en la hora mรกs oscura escalones de un insomnio al viento el polvo doblando las cenizas

Norma Starke- Buenos Aires- Argentina

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ALICIA DE LEÓN EPP FLORES LILAS

Reina mi insomnio sobre el mundo dormido y su imperio se extiende de pupila a pupila lucidez, pensamientos, respiración, latido… su bostezo en su centro, ostenta una flor lila su obscuridad es sitio enorme y conocido. Su ojo noctívago se abre solitario siempre mira hacia adentro y siempre rememora es el noble y adusto caballero templario que guarda los caminos de la más alta hora y el resplandor del día es su único adversario. Reina mi insomnio sobre desprevenidos mundos que duermen entre sueños y rezos mundos de ojos cerrados y de tiempos perdidos reina mi insomnio y desde sus bostezos se abren las flores lilas, de todos mis sentidos. Alicia De León Epp- Uruguay/Canadá 47


LUCAS DAMIÁN CORTIANA

Sabes que podría hacerte cosquillas en los pies en la fila del supermercado; o correrte a los gritos como a una gallina en la sala de espera de un hospital; o tirarte con la vajilla de porcelana durante una misa en el Vaticano o en cualquier otro lugar donde se prohíba llorar de felicidad. O hacerte en el pasillo de un avión eso que las azafatas detestan, sí, eso mismo, justo en el despegue, empezar a la hora de Buenos Aires y terminar a la hora de Timbuktú. 48


Como aquella vez que nos dieron ganas de vivir como suicidas y sin embargo envejecimos. Por eso no me dejan entrar en los teatros ni me invitan a los aniversarios de boda y ya no puedo subir a los barcos o jugar black jack en el estado de Nevada. Perdido por perdido prefiero cenarte la boca con palillos chinos; meterte desnuda dentro de una botella de vino; fumarte los ojos y echar tus pestañas al cenicero. Hermosa como un taxi amarillo; como ese CD de Mingus, Pithecanthropous erectus; como los besos que se dan en los ascensores; como las palabras que pierden su significado al repetirlas mil veces; como todas esas cosas lindas que solo ocurren de noche. Como aquella vez que nos dieron ganas de vivir como insomnes y sin embargo dormimos dormimos dormimos.

Lucas Damián Cortiana – Chivilcoy – Argentina 49


LYA NARANJO RIBADENEIRA INSOMNIO

Afuera el viento aúlla, moléculas sombrías y arcillosas. Recorre la tormenta en mis cristales, Sus migajas de tristeza y desamparo, Con su embate de cuchillo filudo en mi ventana. El frío se cuela acariciando mis huesos. El tiempo se refugia tras el espejo sin fin de los recuerdos, Por un hoyo que atraviesa mi cerebro. La estancia tétrica y vacía también se muere de frío. Cierro mis ojos y permito que se decanten mis fantasmas. Uno a uno reviven mis muertos con sus gélidas sonrisas. Mis muertos… hebras de luz sobre mi vida. Milagros de sus savias, que crearon la mía. Sus voces arrullando mi niñez y el espacio de mis sueños. Evoco el pan de amor servido en la cocina, El calor del hogar, cósmico, melifluo, bondadoso. El efluvio de aquel canto de cigarras que venía del patio… Se agitan las ventanas al son de los relámpagos, Tienen miedo las cortinas del gemido del trueno. Y otra vez, la tormenta astilla este viejo corazón, Lacrado de por vida, de puro descontento. Muy lejos una guitarra canta, gotas de lluvia y de tristeza. Lya Naranjo Ribadeneira- Quito- Ecuador (Miami dic. 2016)

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CECILIA ORTIZ SIGNOS

Reiteración signo encarcelado para saciar susurros Un rayo suspira junto a la ola vacía que ha quedado asombrada y ahoga su llanto en la garganta dormida. La historia labrada en un insomnio infinito collar y nácar/ sombra y voz. Nada posa su dolor si mis párpados acarician la visión y no hay dudas que olvidan ritmos ni cuantas fogatas se necesitan para consumir la distancia. Reiteración ráfagas de sueño que no alcanzan a caer sobre mi piel (mi piel cubierta de crucigramas) -vacío las manos para no traicionar estas palabras insomnesy mis pasos antes de enmudecer irrumpen en un tiempo de musa camuflada (acaso ruego) o la misma aflicción monótona.

Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina 51


CARMEN MEMBRILLA OLEA

Sueño con andamios que esconden rumores, Desde arriba trazo curvas de soledad Y deseo hundirme en este vacío salvaje, turbio e indomable Un escalofrío se extiende desde mis párpados Al fondo de mis brazos detecto un sudor inevitable Un miedo extraño Una luz milenaria… Entonces imagino fragmentos de una historia. Solo yo sé en qué lugar de mi corazón conviven las dudas Y el humo bajo el que todo se desvanece.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.

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MARIANELA PUEBLA ALGO...

Algo trepa lentamente las murallas de mis sueños. Lo presiento, cada vez que cae la noche sobre mis pesadas cortinas. Sus pisadas se enredan y anudan mis sueños, los desequilibran agonizando en incógnitas y desvelos. No puedo calmar mis silencios, lapsos incoherentes llenan sus arcas y en la oquedad siniestra que los rodea se devane una sin razón, un insomnio taciturno emerge y cubre las huellas de mis sueños. Ya no puedo dormir en el vaivén de mi respiración agitada, algo sutil y precipitado reviste mis noches de días. 53


Sé que no podré cerrar mis ojos; eso, se ha posesionado de ellos y en el fondo de su abismo infinito, algo me abraza con sus gélidos brazos, algo, con sarcasmo se ríe. Marianela Puebla -chilena

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CARMEN BARRIOS RULL DUERMEVELA

Hay un callo en cada golpe cicatriz en cada herida, descansa alma dolorida de tan penoso derroche. En las fatídicas noches de duermevela rumiante, repasas siempre agobiante esas machaconas voces… ¿Qué sacas en conclusión con esta insana propuesta de insistente sinrazón?. Cicatriz siempre abierta en cansado corazón, insomne noche despierta.

Carmen Barrios Rull- Madrid- España 55


MAITE GLARÍA SOLO UN SUEÑO

(Acróstico de Insomnio)

Invoco al que espero esta noche y no aparece, no solo en el afán de un buen descanso breve sino por el pesar desde la aurora triste o en el ocaso desvelado en turbias penas. Mientras que mi alma intranquila anda en vigilia nadie, ni un perro, me responde en esta noche. Inútil velo, sola y triste en los recuerdos, olvidando que este mundo es solo un sueño. Maite Glaría. Cuba-USA 56


CYNTHIA RASCOVSKY INSOMNIO

Vacío mi cama de fantasmas me acuesto en las margaritas que tejí con las nubes. Vacío mi cuerpo de espasmos y bebo de mis lagrimas la ilusión de este insomnio.

Cynthia Rascovsky- Ciudad de Buenos Aires- Argentina 57


PACO DÉNIZ BRUNO INSOMNIO

Hechizado de amor permanezco, esperando que la mutación del sueño, aplaque la vigilia del insomnio molesto, soñando con el vendaval de tus besos. Los fantasmas de las sombras opacas; vagan incansablemente por mi interior, deseando a tu divino cuerpo seductor, en pozos profundos interminables, de largos secretos de amores reales. Eres como el bello colibrí golondrina; que voló en el tenue amanecer, buscando el néctar de las flores, memorizando sus desvelos, para no perderse al anochecer. El viento te acerca mis frases, en noches de modorras letárgicas, para que el amor nunca se hiele, vivamos la atracción mutua, que el insomnio atormentador, de nuestras vidas se aleje.

Paco Déniz Bruno- Gran Canaria- España 58


FLORA LEVI INSOMNIO

Por el hueco de la ventana todas las estrellas caen sobre mí ocultan sombras de luz vuelo de fantasmas y plegarias prendo un cigarrillo vivo en el humo hay ruidos en la cocina él dirá que hay café fresco que me llama más tarde que trate de dormir que me ama.

Flora Levi – Buenos Aires- Argentina 59


CARMEN HERNÁNDEZ REY EL INSOMNIO DE LAS MUSAS

Imagen enviada por la autora

Es el vicio de la costumbre bastarda, las que apagan velas en mi boca, ciegan los caminos de las sílabas, dormitan en mi almohada, viajando a ciegas en galaxias a lomos de las acémilas, secas beben del “Crepúsculo de los Ídolos”* y, la miel de un panal sin obreras. Las musas, guardan en cajón de alfayate las herramientas del tiempo, el insomnio zafio y vil de las signos, son… las insólitas dueñas con explosivos de una heridas beligerantes, sin suturas, asociadas en el antagonismo de un pensar y un decir torpe. Obtener el favor en el insomnio de las musas en opositar dispersa, entre el ser y la entelequia del poema. *Nietzsche Carmen Hernández Rey- Autora extremeña1.7.2017 60


AMELIA ARELLANO CRUZ DE PALO SANTO

Dulce aguijón clavado en las puertas del insomnio. Qué triste. Triste y maravilloso estar donde no estamos. Vos acá, boca tibia de otoño. Yo allá, con mi boca destilando noche. -Te he buscado por décadas, día a día – dices – (Yo no me hallaba. Tropezaba, no me encontraba) Y llegaste con tu mano encendida y enorme aliento alisio. Con arrojo de averno y cruz de palo santo. Crucificado mi cuerpo. Madero horizontal. “Boca vertical “ Palo santo. Una, tres, doce caídas Palo Santo. Único. Dulce y leñoso y fuerte. Y los demonios de mi patria. Ay Santa María. Soldados de Abaddon Asalto en mis entrañas, miedo .Entrega. OH las sombras. Corazón, silencia. Ojos, apagad la luz –“Me gustaría mirarla a los ojos. Mirarla” Y soy menta, hierba dulce. Cedro atlas. Limón y leve olor a piel. Embriagadora luz de incienso alúmbrame, tómame. Qué maravilla amor, estar donde no se está. Y te miro. Te veo es todos los espejos…Y me encuentro. Me encuentro, yo, hija de lobisón y cobra real. Amelia Arellano- San Luis- Argentina . Invierno / 17 61


FRANCISCO JAVIER FRANCO WAGON-LIT

crujen las paredes este cubículo lucha sobre raíles desencajados no es más que el sueño de un loco viajando en wagon-lit hacia una estación sin norte no hay más luz que la bombilla perenne en una farola alimentada de mosquitos hay un flexo gemelo a este lado de la baranda pero no más ojos ni sueño ni vida no hay más 62


esta habitación no huye ni se escapa pero viaja –se atrapa– por un solo mapa sin fronteras pero con miedos solo solo solo silencio – noche – insomnio viajar por la soledad mientras descarrilan todos los expresos nocturnos y seguir arañando las horas hasta alcanzar sin uñas el amanecer

F. Javier Franco. Almería (España)

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ANA MARITZA AGUIRRE DE SCHWARZL INSOMNIO

En noches tan largas, oscuras y negras, un estremecedor insomnio invade la calma, rebobina recuerdos, y danzan las sombras que aceleran el pulso. Insomnio dulce o amargo que en silencio callado la mente acosa una retahila de pensamientos vagos y el alma se aflige en incesante agonía hasta despertar el alba, y los ojos cansados se cierran al sueño cuando el gallo canta.

Ana Maritza Aguirre de Schwarzl. De Perú.Residente en Alemania. Copyright © derechos reservados 64


LAZARA NANCY DÍAZ BAHÍA INSOMNE

Volvió de noche al santuario la virgen de la bahía, cuando el mar se estremecía dentro de algún calendario. Tomó del agua un rosario y le rezó un padre nuestro ...a la luna con su ancestro desde el ojo de mi pluma, por donde llora la bruma y una lágrima secuestro.

Lazara Nancy Díaz García- Cubana residente en Miami . U.S.A.

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MARY ACOSTA

Camina vestida de silencio sobre el medroso compluvio de su lamento, como oruga temblorosa en busca de redención visual carente de censura. Distorsionado ángel de nylon la sorprende a ciegas, tras el cristal oblicuo que hiere el visionario insomnio sin códigos expresos. Envuelta en el áureo chal de su desdicha, va entretejiendo sueños en unción de luna llena, mientras Dios, le consiente múltiples dosis de impávida paciencia sobre la deslumbrante fase de una liberada respiración. A bordo de la ecuación insólita del tiempo, va pregonando su intelecto, estrujando a cada paso con sus alas neófitas eras de misterio que concitan el frontispicio acrisolado de la eternidad.

Mary Acosta- Buenos Aires- Argentina 66


MARCELA BARRIENTOS INSOMNE

Insomne de sueño y llena de obstinadas palabras que giran en evocaciones que me demoran el descanso, ideas que me complican con sus telarañas macabras y me pierdo en remembranzas que huyen del remanso. Insomne de desaparecidas palabras y llena de sueños, vacíos que desvelan mis eternas horas sin somnolencia, vigilia que dejan mis sentimientos huérfanos, sin dueños y los alejan a otros lejanos refugios sin ninguna clemencia. Insomnio que me convierte en vigilante nocturna, desvelos que me atrapan en un oscuro laberinto donde el sueño me esquiva y me deja taciturna esperando que Morfeo no resista en su instinto.

Marce Barrientos 01/07/2017 copyriht derechos de autora reservados Argentina

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JOSÉ JAVIER TERÁN DÍEZ ESTE INSOMNIO MÍO

Estoy aquí solo y desvencijado, desvelado en esta improductiva noche, Sumando ausencias de muchas horas pasadas sin ti, Trastocando de esta guisa cualquier postrero plan que, Elevando mi espíritu y mi ser hacia ti, buscase al querer soñarte. Intentaré a cambio, y puesto que no te puedo soñar, rematar Nuestra apasionada historia de amor al resplandor de esta candela que, Solitaria, vela mi insomnio en este cuarto donde tú y yo, Orgullosos de nuestro amor, tantas y tantas veces nos amamos. Momentos mágicos e inolvidables fueron aquellos, cuando Ningún sueño de amor se nos resistía a realizarlo; y cuando el Insomnio era entonces bienvenido. ¿Cómo, después de todo aquello, Olvidarlo podría?, si el insomnio se me muestra tenaz y persistente. Mostrarte ahora mis fuerzas de combate y mi amor, quisiera; e Imaginarte toda bella en aquellas noches de insomnio; porque Olvidarte nunca podría por más sueños diferentes que tuviera. José Javier Terán Díez-Palencia (España) 68


GLORIA GAYOSO INSOMNIO

El ojo abierto, esclavo de lo oscuro hurga en el tiempo y enfoca la pupila hacia lo que no fue o fue abortado. La noche se hace cómplice maldita, fantasmas alunados resucitan; el sueño huye, se torna pesadilla en demencia espacial, ausente en risa. La bendición no claudica ante el ruego, se vuelve regalo inaccesible cara al viento. Sigo insomne exfoliando recuerdos, amortajando nombres que no existen, buscando entre mil lágrimas, contento. Tarda el día en cerrarme las ventanas con un cansancio pérfido y doliente. El reloj vomita el silencio de sus horas y la intocable medida de tus pasos, que nunca más vinieron con sus rosas. Me he quedado sin párpados ni boca, porque te llamo a gritos y no vienes… Gloria Gayoso (Derechos reservados) Buenos Aires, Argentina 69


ISABEL LLORCA BOSCO INSOMNIO

Pasé la mañana desgajando palabras sin ningún rigor y así las leí. Llegué a “insomnio” –sin sueño– pensé. ¡Qué opaco un mundo sin sueño! Pasé la noche dando vueltas sin poderme dormir. Simplemente veía. Si abría los ojos en la hermética penumbra de las cosas cotidianas, fijos en mí sus ojos hundidos en la barba abierta a la belleza. Mirada inmóvil de reproche que, sin embargo, seducía. Uno puede morirse de haber sido cruel. Bajaba los párpados y así, solo veía tus ojos 70


con la mirada cruzada por la pasión y la boca entreabierta; respirabas como después de pasar toda una vida corriendo “en busca de…” Entonces abría los ojos y veía los suyos reprochándome. Rezaba un poco por alguien que me había acompañado hasta la desdicha, que se llamaba Soledad. Cambiaba de posición y se hacía presente nuestro encuentro. Las visiones me dejaban cansada y no había huída más que levantarme medio despierta y recorrer la jaula de una casa de noche. Al subir los párpados, volvía el rostro del hombre de pestañas sombrías. Es que hacía mucho tiempo, había bebido demasiado de aquellos ojos.

Isabel Llorca Bosco- Buenos Aires- Argentina

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PATRICIA CORPAS GUTIÉRREZ

Con la indolencia de la oscuridad me hago cómplice de la noche mantengo los ojos bien abiertos intentando ver luz entre las sombras Siluetas grotescas Danzas arrítmicas Siguiendo el compás acelerado que marca un corazón desbocado por esa mezcla de placer y miedo que produce siempre lo desconocido Muecas sarcásticas Rostros canallescos En el alambique de la mente se destila clandestinamente el nefasto efecto que produce la larga víspera del insomne

Patricia Corpas Gutiérrez- Barcelona- España

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ELIZABETH SANTIAGO DESVELO

Leo en la mirada del insomnio, letras ácidas que me salpican los ojos. Me arden las pupilas de palabras que sobran, de momentos que faltan; y de este dolor de adentro que me llueve por fuera. Detrás de la cortina del sosiego hay un bullicio disfrazado de silencio. Un callar con el rostro sonrojado de verdades taciturnas. Si la aurora pudiera leerme en los ojos, dejaría caer el sol sobre la frase que te guardé por si regresas. Elizabeth Santiago Gómez- Italia 73


ELVIRA DUARTE INSOMNES

Atrapado en la inquietud de su alma oscurecida accede al inframundo. Culpa, temor, incertidumbre, ante el sinfín de caminos que no puede abordar. Perturbado por continuas y sucesivas noches de insomnio, alejándolo de los brazos de Morfeo. Amante de la nocturnidad creativa, Libera cono un destello imaginación y emociones. Cuerpos danzando con música propia lo acompañan. Emulando al Buho de Minerva, Inicia su vuelo al caer el crepúsculo. Elvira Duarte. Buenos Aires. Argentina. 74


ADRI DELFINI SOMNOLENCIA…

Si deshojara los pétalos de mi sangre y desgranara los jazmines de mis venas allanaría la celosa primavera le daría al amor sus alas grandes. Si Cupido entre rosas intercediera arrojando claveles a su paso. ¿Dormirían los pájaros acaso o cantarían los duendes si supieran? Y el corazón late sin urgencia batiendo sus latidos carceleros escondido a los ojos de las hortensias. Bozal de flores, corrigiendo yerros aullando la pasión en sus adentros esperando al amor entre sus sueños. Adri Delfini- Ciudad de Buenos Aires- Argentina 75


MIRIAM ÁLVAREZ CULPAS

Riego con pólvora los surcos de las paredes y estallan los bordes de las pesadillas se burlan los sueños aprisionados en las almohadas suben a mi cara me asfixian cubren de escombros mis pisadas ando afuera de mí masticando culpas las quiero adentro acorraladas por el ladrido de los perros Miriam Álvarez – Clorinda – Formosa- Argentina 76


JESÚS ÁLVAREZ PEDRAZA LABERINTOS DEL INSOMNIO

Huele a tormenta el corazón del mar, a silencio que patina en el crepúsculo con las arterias de las aguas que habitaron nuestras bocas en aquél otoño de los huesos florecidos cuando salieron tus pasos a esconderse entre los ecos de una roca abandonada. Te ruego que lo recuerdes, hablábamos con el humo de los cigarrillos, con la humedad de la noche, cómplices de los retratos 77


y de los rostros de la juventud que nos observaban con sus pupilas de espejos en sus carrosas de atardeceres. Hoy se irán a dormir las gaviotas más temprano que de costumbre a un laberinto del insomnio donde caminan descalzas las últimas hojas que nos besaron los pies. No lo olvides. Alli nos esperarán antes que anochezca de nuevo en el techo de mi patio.

Jesús. Álvarez Pedraza- Miami- U.S.A.

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MARITA RAGOZZA INSOMNIO

La noche me habita noche total sin párpados noche absoluta sin puertas isla laberinto caracol de voces y silencios converso con los pinos y los grillos ¿nunca vieron a los gatos de la luna? con ellos me escondo y viajo a recrear el nocturno de una playa donde el amor me vistió de brisa... pulverizo el sueño y atrapo el insomnio con mis dedos aunque queden manchados de tinieblas. Marita Ragozza- Pehuajó- Argentina 79


ISABEL REZMO El GATO

Ligero va ese gato. Hay esquinas que le resultan cómodas. Quiere quedarse dentro de la pared con la raspa de una sardina. Pasa las doce, la una, se oye lamerse las patas, Limpiarse las sobras. Encontró un cubo de basura tirado cerca del parque. También el frío de un banco Que siente y luego padeces. Ligero va, por los tejados En la noche del insomnio y el goteo de los grifos, la ausencia de palabras, el gemido del amante, las botellas de vino. Isabel Rezmo- Úbeda- España 80


CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN INSOMNIO

La noche acecha mi sueño con sus ojos de lechuza, sus pupilas son cuchillos que apuñalan el sosiego, mis párpados izados se entornan para burlar el desvelo, se ha consumido la tregua que me invitaba al descanso. El sonido del despertador estalla de madrugada, son las horas desechas que resbalan por el ánimo.

Carmen Hernández Montalbán. Guadix. Granada. España

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LUISA ALEJO SOMBRAS Y LUCES

La noche que parpadea no es buena para pensar, tiempo en que suelen llegar las impresiones más feas. Ojos rojos, huesos lentos y piel que no tiene asiento, la mente, torpe, cojea, el cuerpo queda sin ganas pero llega la mañana: el hombre vuelve a su intento. (Luisa F. Alejo. Camagüey.Cuba) 82


ISABEL PISANI INSOMNE

El viejo reloj no sabe de soles: ha dado la una , las dos , las tres… y descalza en la ventana otra vez, me agobian los paupérrimos faroles. El cielo encripta su oscuro mensaje en lejanas estrellas titilantes y derrama una luna, fiel amante del pájaro dormido en el follaje. Un gato deambula en la cornisa ignorando a los malvones doloridos, y el perro anuncia llantos y alaridos que al alba se oirán hasta en la misa. Con leones hambrientos de recuerdos insomne yo me adentro en una jaula, y olvidándome del templo y del aula me defiendo de antiguos desacuerdos.

Isabel Pisani- Buenos Aires- (Argentina 5-7-2017) © Todos los derechos reservados

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ISABEL SAN JOSÉ MELLADO LOCURA

¿Me estaré volviendo loca? Nadie el insomnio desea. A mí me entrega tu boca para que mi cuerpo posea. Lo siento junto a mi lado, escucho queda sus latidos y en mi cuerpo recostado su piel despierta mis sentidos. No deseo volver a dormir; la realidad es muy triste, el insomnio me hace sentir que la felicidad existe. Vivo en mi cama desierta, junto al insomnio, mi pena; moriré un día despierta llorando su dura condena. ¡Seguiré fiel a la locura! La locura que me desvela, aunque su sangrante tortura me queme como una vela.

Isabel San José Mellado- Madrid- España 84


ALY CORRADO MÉLIN SUEÑO EN EL SUEÑO

Es la hora de los huecos esa que conecta otras verdades y empuja escapada de un agua lejana acaso para enmendar una caricia o cachetada en la noche inmensa. 85


No sube está cercándome. Por más intentos de mirlos gorjeando para distraerla de su tiempo y el mío no es ahora . Se hace pequeña recorriéndose en su pueblo hundido ramito de flores para la foto de niña sonrisa pegada en sepia. Da la espalda al día para que yo impostora la capture insisto y me mastica madrugada ¿Es qué me llama, todavía? La escucho y no quiero escuchar necesidad de no abrigo de hules tan ficticia la oscuridad como mis sábanas y frazadas enredadas. Afuera sobre el asfalto mojado se oyen kilómetros de tanta vida 86


que no concibo velocidad. Las dos como antes en pausa unidas de unidad no juntitas dije unidad. Acá los mirlos no entran porque las paredes de la habitación sepulcraron y todos queremos aire sin rejas que nada pase ni se ensortijen en su pelo débil más promesas secretos de los que de eso no se habla menos en la finitud noctambula de las respiraciones que regalan vigilia. Es la hora de la luna loca y el silencio trae sonidos secos mi pulso no quiere ritmo de una sirena 87


a lo lejos otros desencuentros tal vez y el de ella tan fragmentado como aquel invierno. Casi que amanece por el espacio finito de la ventana cerrada que atestigua orificio en ocres. Entonces la dejo soñar despierta. ¿Despierta? Como cuando todo fue calendario y tuve que cerrar manos y mirada así se me quiebra la noche desprendiéndose de relojes y ella aún merodea mis insomnios despierta siempre despierta.

© Aly Corrado Mélin Mar del Plata Pcia Bs As Argentina.

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ROSA LÍA CUELLO INSOMNIO

Yo te busqué en noches de vigilia cuando mis ojos cansados se abrían en la noche tibia de mi desconsuelo. Te busqué es cierto en noches de insomnio delirante angustiada porque no podía encontrarte. Te busqué en mis cuencas vacías de lágrimas sin llorar en mis deseos en mis intentos desesperados de quererte encontrar y en esta vigilia sin tiempo que no puedo abandonar. Rosa Lía Cuello-Cañada de Gómez- Argentina 89


IVANA SZAC

La noche nos saca la lengua como una lagartija despierta de espaldas a contramano de la luz nos besa los pies nos atrae como imanes. se da vuelta como un sombrero negro y caigo en el fondo del insomnio. Ivana Szac- Ciudad de Buenos Aires- Argentina 90


ANTONIO PORTILLO CASADO INSOMNIO

En la luz y en la sombra, en el interregno del sueño, el insomnio reina y decreta. Mi mente ajetrea mi sueño con ideas que pugnan por las luces y sombras de mi corazón. Se me derraman los versos exploradores, igual que óleos, por las incógnitas de mi espíritu, indagando la justicia, la felicidad y el amor en todas las almas que vagan en la duda. 91


Por mis sábanas se cuelan los cánticos de las ninfas en otra noche que no duermo. Los sátiros rojizos y sus carcajadas hincan sus gritos y alaridos en mi piel. Los murciélagos transitan mi gruta en busca de mi gárgola y tropiezan con mis ríos, con mil aromas de flores y con las mariposas. El colibrí albo indaga lo veraz por el rompeolas de mi cumbre, entre espumas y sal en los claroscuros del viento. Y las estrellas alimonadas se asoman a la libertad en la niebla densa de mi jardín agreste. Un búho mira el devenir como un mar con resaca, que te arrastra hacia Poseidón en busca de Alfonsina Storni, en esa caracola que se pierde, que huye y se va al sueño abisal.

Antonio Portillo Casado – Alcalá de Henares (España)

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JORGE SERRA VIGILIA

Las desveladas horas de las noches agudas mortifican el recuerdo de aquellos espacios que vivimos juntos de aquellos dĂ­as cuando las sonrisas jugaban a desatarse entre los labios cuando en cada amanecer era la dicha la infaltable invitada recurrente que danzaba sutil en nuestras almas. Las desveladas horas de las noches caprichosas estiran la nostalgia de lo que no regresa de lo que el tiempo cruel y despiadado nos fue arrancando en jirones agudos nos fue sumiendo sin pausa y sin remedio en ese oscuro y frĂ­o pasadizo con un destino fijo y doloroso. Jorge Serra-Buenos Aires- Argentina 93


ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN ESTE INSOMNIO…

sobre los ojos abiertos desliza sus sueños y le hacen trenzas el tiempo y la vigilia y cavila pesadillas y enredos detrás de la leve sensualidad de las cortinas… ah… esas puertas celestinas entreabiertas y este insomnio y su murmullo y su silueta… y su vaivén esta manía de dormir despiertos terquedad de ver junto a la luna al sol vicio maldito de caminar en puntas sobre las yemas de los dedos de dejar abandonado algún jadeo en los pliegues del recuerdo este gusto loco de beber como trago largo los zumos de la noche y fisgar lo erótico de aquella voz… sí… esa voz y las penumbras las penumbras y esa voz… 94


esta fijación de exprimir palabras desde de la cavidad del pecho y las entrañas insomnio entrepernado y hambriento que nos preña de apetitos y nos pone a jugar con tizne y humo imaginarios este insomnio de ojos entrecerrados… errático sonámbulo que cohabita con mi ser que me vence dentro de esta libreta de oscuras notas

Ana Lucía Montoya Rendón Colombiana.-

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ESTELA MOLINAS BÁEZ INSOMNIO DE TU AMOR

En las noches de insomnio de tu amor, la luna anida en el techo tu ausencia, desplegando eco de reminiscencia, de cuando me embriagabas con tu olor. En mis labios permanece el sabor de los besos que traían tu esencia, para endulzar incluso mi existencia en mi lecho, que guarda tu sudor. Y tal vez, dormiré al amanecer, inhalando el perfume de tu piel que hipnotizara mi alma en el ayer. Es tuya el pétalo de mi vergel, en insomnio de tu amor en mi ser, mientras te adueñas, de lo que hay en él.

[02/01/2017] © Estela Molinas Báez-Juan León Mallorquín – Paraguay

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MARÍA MARTA LIÉBANA BAJO LA SOMBRILLA DE LA SOLEDAD

Bajo la sombrilla de la soledad se esconden las penas y el miedo. Un silencio atroz, un latido del corazón, que busca respuestas, un minuto a solas conmigo y la eternidad que se presenta como una huella del destino delante de mis sombras. Una pregunta, un suspiro, una respuesta que se hace esperar, como queriendo detener el tiempo. Quizás el sueño y la almohada tendrán la verdad. ©María Marta Liébana Resistencia, Chaco – Argentina

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ANA AGUIRRE MIS NOCHES DE INSOMNIO

Varias de mis noches de insomnio, he transitado por el valle sin luna, con el alma desnuda, sin poder divisar donde piso. Y voy haciendo caminos con mi sangre, desangrando mis pies por las piedras, que se anteponen a mi caminar. Las enredaderas van calando en mi piel marcas indelebles, a cada escalada de mi vida. 98


Las aguas del río me alejan de la otra orilla, sin poder seguir mi horizonte; deambulo por la orilla sin poder volver atrás y tampoco puedo seguir. Y me quedo allí sin poder cruzar, y la agonía me carcome, el cuerpo ya cansado, pero mis ojos secos se niegan a cerrar, y dormir para descansar a mi alma que no puede vivir, porque la nostalgia está fundida en ella. Y tampoco se deja morir, porque su tiempo no ha llegado.

© Ana Graciela Aguirre Núñez Pedro Juan Caballero – Paraguay

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ADRIANA MAGGIO INSOMNIO

cuelgo de la cama que pende del aire el abismo acelera mis campanas mis pies se balancean en el vacĂ­o Adriana Maggio (Dirbi) La Pampa- Argentina 100


MARIEL MONENTE OJOS ABIERTOS

Ojos abiertos contemplando la hiedra que hace alfombra y me destempla gato que reclama su celo tribulación de madre destierro de padre ojos abiertos la niña espera lo solícito esperanzas de mendrugos en las bolsas y esos perros olvidados prostituta boca arriba el viejo espera su hora con conciencia la última imagen que se lleva, la hiedra, el pez, la retama ojos abiertos.

Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina Lo que precipita-2014-Ediciones El Mono Armado 101


RITA BEDIA LIZCANO VOCES

Numerología evidencia el vacío tic toc y el reloj se detiene sonido constante del ir y venir en un espacio mismo Afuera la Luna medio sonríe Se apaga la luz Voces Voces Frío la sábana que vuela Existencia oblicua del insomnio Cola de serpiente y el despertar Enredadera seca mientras el viento canta las sombras se consumen Afuera algo existe Voces Voces canta el viento al terminar la botella 29/11/14 Rita Bedia Lizcano. México.

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NYDIA OVALLE VIGILIA

En el insomnio cálido de tu piel, la dulce mirada de tus ojos hace de esta noche un santiamén, dejando en el tiempo un rezago de sueño. La vigilia del amanecer nos interroga, pequeñas ternuras que alargan las horas, y ofuscan el pensamiento en oleajes de suspiros. La luna descansa en las sombras de los murmullos de tus besos, y el camino de luceros se va desvaneciendo con la luz brillante de tus caricias. Se impregna en mi memoria la cálida sonrisa de tu piel que languidece tiernamente.

Nydia Ovalle Cuidad de Guatemala- Guatemala, C.A. 103


MAR DE FONDO MÁQUINA DEL TIEMPO

Viajero, si entre sueños regresas a por tu máquina del tiempo, atravesando velocidad, espacio, universo, estrellas… préstamela, un poquito, para ser feliz de nuevo, pues el insomnio me prohíbe transitar el pasado y con urgencia debo recuperar la luz, antaño extraviada, abrazar su piel y su sonrisa… desde aquí imagino su brillo, pero no es suficiente, la muerte en la ausencia es fría. Mar de Fondo (Mar García Treviño), Murcia, España.

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JUAN IDIAZABAL CARRERA CONTRA RELOJ

para mi viejo, José María Idiazabal Que vuelta larga, che, nunca creí tener que correr carrera contra la muerte, puta, hoy, acecha en el dintel, mi viejo, que no es tan viejo, agoniza al otro lado del mundo, a contrarreloj espero en aeropuertos atestados de sonrisas, lo más frágil de la locura música para definir un año de sorpresas des-agradables, mientras se escapan las notas el reloj se acerca más a cero, lo único que queda es lo último que se pierde. Juan Idiazabal- Mar del Plata, Argentina 105


BELKYS SORBELLINI DESAPAREZCO

La oscuridad de la noche el conjuro el silencio que vaga buscando una estrella. Amanezco una y otra vez en la espera silente desaparezco sin pausa. El tiempo no transcurre una larga letanĂ­a guarda mis palabras. El viento que no ingresa a mi morada detiene el paso de las musas ausentes. 106


Un silencio sepulcral acompaña las vueltas de mi cuerpo. Y no sirve entrecerrar mis ojos quedarme quieta ser una roca en el desierto inerme. He aquí un universo ilimitado de tiempo sin tiempo que acompaña la fuga del sueño que no acontece.

Belkys Sorbellini- Santa Fe- Argentina

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ICELA ELIZALDE MIL PENAS...

El insomnio me persigue atormenta mis sentidos aprisiona cada noche se alimenta del hastío. Y se ríe a carcajadas esa pena solitaria, que deambula en cada esquina y pernocta aquí, en mi almohada. Al acecho está el silencio y entre gotas tan saladas, en el cofre de mi pecho 108


hay certeras puñaladas. El camino del abismo como imán pide que vaya, mas, yo no caeré en lo mismo, no seré mansa carnada. Soy un roble adolorido soy la fiera encarcelada como viento dividido como luz en la alborada.

Icela Elizalde (México) Derechos Reservados de Autor. Julio 06 2017

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EVA POWELL INSOMNIO

Hay un pájaro escondido bajo el universo de las sábanas, que no le gusta estar dormido, cuando las bocas callan. Es un pájaro gris azulado, que se roba los párpados cerrados, por temor a la soledad. Hay un pájaro amante de la noche y sus estrellas, que les canta a capella, para que dejen de llorar. Ese pájaro grande y chiquito se ha posado en mi ventana, quiere arrancarme los suspiros, quiere que deje de soñar. Es un pájaro de insomnio, que me deja el aire vacío, las alas rotas y el corazón en el olvido, incapaz de amar. Ya no hay monstruos en el closet, ni espantos sobre el diván, solo un pájaro alado, que tiene miedo a la soledad. Eva Powell, El Salvador. 110


MABEL CORONEL CUENCA ¿SABE USTED?

¿Sabe usted? que, en las noches, mientras duermes tranquila, hay alguien que rueda y rueda en la cama, pensando en ti, con la conciencia tranquila, y ruega al Señor por ti porque te ama. ¿Sabe usted? que en todas las noches de tempestades. eleva sus manos y te bendice, pidiendo te libres de oscuridades, y puedas ver la luz que te armonice. ¿Sabe usted? que esas tus noches de plenilunio, donde afirman amarte, son falacias. Las vives encima del infortunio 111


de esa, a quien no has dado siquiera gracias. ¿Sabe usted? que mientras sueñas con vergel dorado, regado con oro de bobos pobres, está ella allí, viendo lo caminado, con ojeras del insomnio y dolores. ¿Sabe usted? que, aun así, con todos los sinsabores que le has dado, ella sigue ahí, a tu espera, de un abrazo que borre los dolores, y que la vida en ella renaciera. ¿Sabe usted, que ella, la del insomnio, la de los dolores, ésa es tu madre?

©Mabel Coronel Cuenca Hernandarias – Paraguay

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LORENA BRITO CANCIÓN DE CUNA PARA MAMÁ *

Duérmete Mamita, debes reposar. Esta duermevela efímera será. Sé que es muy difícil, sé que dolerá. Sé que mis manitas ya no tomarás. Pero te prometo que me sentirás, todas mis caricias pronto envolverán tu cuerpo afligido que no quiere más seguir sin el mío… porque no halla paz. ¿Y sabes, Mamita? Nada duele acá No llores Mamita, y descansa ya. Estaré en tus brazos sin carga ni cruz. Duérmete mamita, soy Eterna Luz. Lorena Brito-Buenos Aires- Argentina *Poema publicado en “Claroscuro”, Ser Seres Ediciones. (Imagen seleccionada por la autora)

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JULIÁN GÓMEZ DE MAYA FUNES

Lo recuerdo: el derecho de conjugar tal verbo usurpo acaso... y aún el eco acecho de su voz contra el paso hacia el amanecer desde el ocaso. Lo recuerdo: en la mano qué obscura pasionaria ante su vista voraz de todo arcano, ya tan hecho a que insista la memoria tirana, insomne, autista… Julián Gómez de Maya. Cehegín, España.

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DANA LAILA RECUERDO

En las noches observo las estrellas pensando en el mundo en los planetas, en el universo que hay allá afuera. Es grande mi imaginación, recorro otras dimensiones me convierto en lo que puedo ser. Porque es lo que soy soy yo, y sé que puedo ser más que una migaja en el universo.

Dana Laila Edad 11 años Ciudad de México El mundo de Dana- Página de Facebook 115


AYMARA ARUWIRI INSOMNIO

Arenas movedizas palabras ahogadas momentos incautos lánguidas tinieblas fieles soledades. Lugar y tiempo de mis fantasmas.

Aymara Aruwiri Ciudad de México El corazón en la barbarie- Página Facebook

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FOTOPOESÍA

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LILIANA M. MAINARDI

Cortaderas. San Luis. Argentina. (FotografĂ­a hecha por la autora)

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RELATO

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LILIAN COSTAMAGNA HOLOGRAMAS

Hace unos años ya, la empresa había determinado que los empleados hiciéramos una siesta durante el entreturno, en los nichos dispuestos para tal fin en la afueras de la ciudad. Nos trasladaban por el aire encima de la ciudad opaca sobrevolando los altos edificios en los transbordadores rápidos por escasos minutos. Lo cierto fue que disponía de una hora y media para dormir, o para soñar, pero ese día retomé en mi mente lo que había leído en el libro que mi abuelo tenía en el habitáculo de los desechos; lo había rescatado de la mano de los fumigadores y los recolectores de trastos viejos. El libro era un objeto curioso. Lo que leí me desconcertó y quise vivir las experiencias que contaba, muy comunes por aquellos años, sobre las relaciones humanas. No volví al trabajo esa tarde. Por el contrario, pedí las coordenadas espacio-temporales de Amneris, le di las mías y fui a su encuentro. Por las calles los especímenes caminaban cabizbajos y escuálidos sobre las 120


piernas demasiado delgadas; jibas prominentes, cabezas gachas, estiramiento forzado de las cervicales, papadas arrugadas, ojos miopes y pulgares desarrollados, más que las otras falanges flacas y desganadas… Pensé que no huelen, no observan, no sienten lo que me gustaría sentir en la piel, en las manos, en los oídos, en los ojos. Sobre todo, esos individuos se pierden ese contacto tan humano de una mirada que lo dice todo, de auténticas sonrisas, de un abrazo bien apretado. Hasta no llegan a saborear la gloria de un plato de comida en la mesa familiar, ni pueden degustar un buen vino en compañía. Eso contaba el abuelo en el libro. Hoy preferimos una píldora o un cóctel de diseño que aporte las vitaminas suficientes, porque estamos muy atareados: el tiempo no alcanza y corremos tras quién sabe qué cosa. ¿Seremos unos desconocidos entre la muchedumbre, navegando por el espacio frío y sideral? ¿Seres ajenos a los sonidos? ¿Ausentes del paisaje, que no dejan huellas? Desde arriba la ciudad se veía gris de opaca monotonía, donde un sol remolón no se decidía a brillar. Mientras viajaba hacia Amneris reflexionaba. Ya no hay seres humanos del otro lado. Hacemos el amor a través de la pantalla. Quisiera salir de esta poza de penas, de este charco de nostalgia, beber el agua de la dicha, abanicarme con el aire danzarín, aventar las llamas del deseo, ser chispa de la vida y que el amor tan vehementemente azul, no se escape, otra vez, como el agua entre los dedos. La casa de Amneris estaba herméticamente cerrada, llamé con la ansiedad de mirarla en lo profundo de sus ojos y adivinar su alma. Abrió la puerta metálica y fría, pero el resplandor la encandiló. Vio a un holograma en su puerta y se retiró temerosa, dejándome afuera. Hubiera querido susurrarle al oído una dulce canción, oler la fragancia de su cuerpo, palpar sus mejillas pálidas, estrechar su cintura breve, pero me quedé con la soledad en mis manos vacías. Entonces, saqué del bolsillo de mi traje cuasi metálico, la carta que había escrito y la deposité en el umbral. También dejé la semilla colorada que simboliza el amor y la vida, un nudo de coihue, que representa la enfermedad y la muerte y la geoda, que es la eternidad. Me alejé pensando que, siendo yo también un holograma, al menos, le dejé todo el universo condensado, antes de que mi amor se disperse por el cyber-espacio. Lilian Costamagna- San Carlos de Bariloche- Argentina

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MARGARITA POLO VIAMONTES CARTA INSOMNE A MIS HIJOS

Niños míos: Está es una buena hora para estar durmiendo, la noche está fresca, hay una tranquilidad casi absoluta, pero estoy pensando en ustedes, en nosotros y no logro dormir. ¿Por qué hoy ninguno de los dos me ha escrito? Es decir, ayer porque son más de las dos del siguiente día, y yo sigo insomne tratando de escribirles una carta con los pensamientos en torbellinos. Según supe mi niña está con su nariz sangrando y mi hijo su garganta alterada, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo estoy también acatarrada, es la época de cambios. ¡Ni que estuviéramos cerca! ¡Qué deseo de estar junto a ustedes! Llegar despacito hasta la cama donde duermen, como cuando eran pequeños. Tal vez, llamarles por teléfono y asegurarme por el tono de la voz que no hay anomalías. Pero no se puede, 122


las comunicaciones son casi nulas de una orilla a la otra, como si el mar fuese barrera infranqueable, en cada una de nuestras costas. Mi madre tenía el consuelo de que cada medio día, hablábamos un ratico. Aun viviendo ella en Camagüey y nosotros en La Habana. ¡Qué sensación de alivio! Entonces también sufríamos la lejanía al vivir fuera de la tierra natal. Cuando mi hija logró hacernos la primera visita desde Miami, me trajo unas novelitas bobas, me las leo cada noche, para quedar dormida y a la primera hora, se me cierran los ojos por lo aburridas, pero después concluyo la lectura sin sueño. Hoy, cuando fui al baño para refrescar mi rostro, me preguntaba ¿Para qué escriben novelas tan sonsas? Y me respondía, porque estos escritores creen que las mujeres no deben pensar en el resto de las cosas que pasan fuera de su hogar, en la realidad circundante, por eso tratan de concentrarlas en la ilusión de una ficción “rosa” endulzar su mente con esos primeros lances del amor, donde todo es búsqueda y aventuras. En la que leí anoche, la protagonista volvía a su tierra natal, y reencontraba al joven de su primer amor. Pensé ahora sobre mi comentario a papi ayer. Que ustedes quieren que nos quedemos en la casa habanera «firmes para que no padezcamos las espinas del Norte» pero también para de vez en cuando volver a la casa, sentir los recuerdos palpitar en el aire. Reencontrar las raíces, la niñez perdida, los sueños, la primera vez de todo lo que ahora es solo recuerdo. Cuando las necesidades materiales están cubiertas se descubre que hay más «por llenar» el alma no puede estar vacía. Barriga llena corazón contento, pero ¿solo la barriga? Los seres humanos necesitamos el amor, labrar un futuro a diario para sentirnos vivos. No basta con existir en lugares ideales, limpios, llenos de luces, con los escaparates repletos. Lo que más deseamos en la vida, como padres, es estar junto a nuestros hijos, podernos visitar, festejar las novedades y recrearnos con los éxitos. Nos nutre el cariño de nuestros eternos chiquillos, junto a la necesidad de ampararlos y apoyarlos en sus vidas. Lo demás lo dejo a las mujeres que viven banalmente. ¿Una tienda? Nunca me ha gustado comprar, ni ver escaparates, ni luces centellantes. En mi infancia las vi y las odié, porque todo era fuego fatuo, los juguetes, las ropas, la añorada bicicleta, nada estaba al alcance del 123


bolsillo paternal, entonces ¿para que ver, activar en mí el deseo de lo inalcanzable? Además, ¿saben lo que realmente me hacía feliz? Cuando llegaba a la casita de mis padres, muy lejos de la ciudad, respirar y jugar en el patio lleno de aromas de guayaba, de las hortalizas, de la hierba recién cortada, de la tierra humedecida por la lluvia, cuidar de la cría de conejos y pollos. En ese lugar cerca de mis padres y mis hermanos menores me sentía reina. Lo demás siempre es lo demás. Yo deseo estar tranquila en mi reino, junto a los míos ¿es pedir mucho? Dejo a los que disfrutan de los edificios y luces, de las pompas de jabón. Quiero ver a mi hija galopando en el caballo, que me cuenta y me recordó mi niñez. Necesito tomar la fruta madura de la mata y no ir por ella al supermercado. Recibir el amor de la familia, ver las plantas florecer desde su simiente, no observarlo desde el otro lado del cristal en un escaparate frio. En todo eso pensé y en que papi y yo nos sentimos muy tristes, por no poder estar junto a ustedes. Tristes porque mis hijos desean casarse y nosotros tenemos la imposibilidad de cruzar el charco y ellos también. ¿Por qué desperdiciar la vida? ¡Dios mío! ¡Qué horror con estos pleitos de Estado, de Gobiernos y de gente fatua! ¿dormirán tranquilos ante tanto dolor de seres semejantes a mí? Ni pensarlo ¡Total! Ellos solo trabajan para sí mismos, ofrecen pan y circo a los habitantes de sus países, todo es solo oropel, nada les importa más que sus propias ganancias. ¿Cuándo podré acabar con este insomnio que me mata día a día? No sé cómo ponerle remedio, mejor intentaré dormir. Muchos besos y abrazos de Mami y Papi

Margarita Polo Viamontes- Cubana residente en Miami-U.S.A.

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JULIA DE PRADO NUTRICIÓN

Pasa la hoja del libro y ve su desnudez en estación comparada. Su paso por la vida como serpiente emplumada. Como vapor en fuga. Como aire descuadrado. Como incienso prendido a la hora del insomnio. Como luciérnaga que da luz a través de su montaña. Como foco en desierto púrpura. Celebra con una copa de vino y medita en el tránsito del obsceno pájaro de la noche, justo a las doce en punto y sereno. La vida se dice al pasar la hoja nace del fuego cuando es atizado por el aire. Y de la madera que se purifica cuando la hostia ingresa taciturna en silencio etéreo. Ya es tarde. Apaga la luz de sus sueños mientras su gusano se mueve dentro de ella para consolidar su otoño. Shiss Shiss Shiss.

Juliet. (Julia del Prado Morales- Lima- Perú). A junio de 2017. 125


MARÍA TERESA FANDIÑO UN MAGO, CAFÉ Y MIS TACONES LADEÁNDOSE

Me encontré de lleno con mis recuerdos de hechizos de antaño que en noches largas de asueto me habían conducido al éxtasis, momentos inolvidables que habían sido destrozados vilmente por el mismo mago que los ideó, el que convirtió mis noches en negra soledad. Aunque estaba agotada no podía dormir. Un café me ayudó a olvidar el insomnio y otro café y otro… y un lápiz con el que dibujaba mis sueños en una hoja de cuaderno; me resultó difícil asegurar sobre el papel de qué forma se había desarrollado todo. Un partido de tenis me ayudó con la concentración. Permanecí absorta con la mirada puesta en el público, seguían aquella pelota que, de raqueta en raqueta, se mantenía en el aire; todos giraban sus caras al unísono de izquierda a derecha y de derecha a izquierda con ritmo, pin, pon, pin, pon... Los observé, ¿eran zombis tal vez o así me sentía yo? 126


Pasaron las horas lentamente. Después del deporte pusieron películas de amor, con ellas lloré… lloré y escribí una poesía, mi cabeza se caía literalmente sobre mi cuaderno cuando sonó el despertador, ¡qué horror! ¿Qué hacer? Telefoneé a mi trabajo. Una voz de mando potente respondía al otro lado de la línea. —Hoy no puedo ir. —¿Otra vez insomnio? —No, hoy me duele una muela. —Mentí. —Tómate algo para el dolor, aparece o ya no vengas más. Como desees. «¡Maldito café!» Me metí en la ducha y en un intento desesperado de despertarme del todo abrí el agua fría, creí morir en el intento; otro café, esta vez más cargado, me ayudó a entrar en calor y me dio fuerzas para meterme, como pude, en un vestido ceñido; me maquillé al estilo Marilyn Monroe y me animé a mí misma: «El maquillaje lo tapa todo, incluso parece que dormiste. Mírate qué guapa estás». Ahora sí, realmente parecía una mujer zombi. Intentaba caminar por las calles con mi vestido verde a punto de estallar, mis gafas de sol y mis tacones rojos ladeándose. —Buenos días. —Había llegado pronto— «Bendito trabajo, ¿qué haría yo sin ti?».

María Teresa Fandiño La Coruña, España.

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MARIO SARLI INSOMNIO DE NIETO

Nunca tuvo problemas para dormir. Pero desde la noche que escucho la caída en la cocina, sus ojos no volvieron a plegarse en paz. Fue de madrugada, hora en que el abuelo se levantaba, fiel a su tradición de temprano amanecer y desayuno de leche y pan abundante. El cuerpo arrasó mesa, sillas y puertas. Las maderas se entreveraron, pese a la dureza, salió airoso. El ruido fue un gran estruendo, Ignacio se asustó como un chico, pese a sus cuarenta años. Desde hacía dos meses, había asumido el compromiso de acompañarlo en las jareas administrativas del almacén de ramos generales. El pequeño pueblo, estaba a cien kilómetros de la ciudad donde vivía. Ahí nació y vivió feliz con sus padres, los primeros cinco años, hasta que un accidente vial se llevó la vida de la abuela y de sus padres. Don Julio no dudo en hacerse cargo y lo alojó en su casa. Lo cubrió de afectos, límites y juguetes. Con el descubrió el amor a la lectura y a la ópera. Cuando cerraba el almacén, trabajaba por las noches en los libros de ventas, y en el viejo combinado sonaban melodías atrapantes con las voces de María Callas o Carlo Bergonzi. Verdi inundaba la quietud pueblerina y las marchas triunfales envolvían el cálido ambiente. Ignacio, con su lápiz, jugaba a ser director de 128


orquesta mientras el abuelo con el suyo, cuidaba las finanzas del negocio. Ambos se identificaban con el vigor italiano y su poesía. Cuando llegó la secundaria, lo internaron en el Colegio de Curas de un pueblo más grande. No era lejos, pero sus fines de semanas nunca tuvieron tanto deseo de retorno, como en esos cinco años. Cuando fue tiempo de Universidad, eligió las ciencias económicas. Sus amigos participaron del egreso, pero el título se lo entregó el abuelo. Don Julio lloró mucho ese día. Como no lo hizo ni siquiera cuando su hija esposa y yerno, partieron en ese estúpido accidente. Aquel triste día, se armó de coraje y levantó entre sus brazos al nieto en el cementerio. Ignacio arrojó una flor en el entierro, como lo hacían todos, pero de inmediato pidió bajarse, para recogerla. El día del egreso en cambio, don Julio, dejó que las emociones se desplieguen sin reticencias. -Hola, ¿Ignacio? – Si abuelo, soy yo, ¿cómo estás? Respondió sorprendido el nieto al escuchar a su abuelo en el teléfono. No era habitual que lo llamase. Cada quince días, Ignacio viajaba a visitarlo. Almorzaban y disfrutaban el buen comer y suave vino.- ¿Sucede algo?, peguntó cauteloso. No m’hijo!, dijo sonriendo –es que hay algunas cosas se me están yendo de las manos, y la agencia impositiva insiste con lo que no entiendo bien. Además, hay que hacerlo por internet. Por eso quería pedirte que vengas este fin de semana con tu familia y después de comer un asado, charlar de estas cosas. Ignacio tuvo un palpitar festivo, al saber que era convocado –Allí estaré abuelo querido, dijo con énfasis. Llevo el vino, agregó- Como quieras, pero eso sí, agregó el abuelo -no se me olvide la computadora, reiteró lúcido, a pesar de sus 84 años. Fue así como pactaron el inicio de viajes, que se concretaba cada lunes, hasta el martes después del medio día, en que retornaba a su estudio contable. Para Ignacio, la tarea de estar cerca de su abuelo, resultaba grata. Trabajaban, charlaban, recordaban, reían. Y también se reencontró con intimidades, algunas conocidas y otras novedosas. El abuelo seguía escribiendo por la noche en sus libros, llevando las cuentas de los clientes y proveedores, con música italiana de fondo. Lo nuevo era que caminaba lento, y si bien no usaba bastón, se apoyaba en las paredes y los pies no se despegaban del piso, haciendo por ello, un sonido especial, un chillido en cada paso. Se había caído un par de veces, pero argumentó que las viejas baldosas del jardín, le jugaron una mala pasada. Cada semana, Ignacio se fue adentrando en la intimidad del abuelo, que en las noches, reiteraba sus frecuentes visitas al baño. Amanecía a las cinco de la mañana y si bien le parecía exagerado, entendía que no debía modificarle sus hábitos. Así 129


como la organización de la casa. Todo estaba al servicio de él. Inclusive viejas fotos amarillas que colgaban de las paredes, merecían ser mejoradas. Pero Ignacio, silenció sus pretensiones. Ingresar en esas intimidades, trajeron otras secuelas. Por ejemplo se incrementó su temor a las caídas. Se preocupaba si no salía pronto del baño. Así la noche, dejó de ser de buen dormir, el oído alerta, siempre avisaba con rapidez y el sueño se interrumpía. Dormir de lunes a martes, se convirtió en “noche de guardia”. La noche en que el abuelo, finalmente se cayó, hizo un ruido estruendoso. El cuerpo arrastró sillas, mesas y golpeó de lleno contra la puerta. El sobresalto lo inundó de miedo e imaginó, como nunca, la muerte, la que llega casi siempre sin aviso y por las noches. Como un rayo, llegó al lugar, y vio al abuelo de cara en el suelo, revoleando sus ojos pequeños y pícaros, procurando entender lo que pasaba, masticando enojo y sorpresa, e insultando en italiano. Tomándolo de las axilas, intentó levantarlo, pero el peso muerto del cuerpo, no ayudaba. Haciendo un gran esfuerzo, logró ubicarlo sobre una silla, acomodando las piernas y finalmente la cola. Ayudándose con la silla lo llevó hasta la cama. Y fue así que la primera incontinencia se produjo ante sus ojos. Ignacio sacó pecho como si estuviera acostumbrado, pero se le cerró la garganta de pena al ver al viejo tan valiente, orinarse como un niño. Lo limpió con lo que pudo encontrar. No era su casa y pese a la familiaridad, para estas cosas simples, todo resultaba extraño: el lugar de la ropa íntima, las tollas, las sábanas. Mientras lo limpiaba y secaba, le miraba los ojos, que siempre vivos, ahora parecían extraviados. -¿Que pasó abuelo? Dijo con aire de humor. Y la extrañeza en su cara, no halló palabras. Solo dijo- no sé, querido… ¡que macana que hice, che!- Procurando distenderlo, Ignacio le dijo - déjese de embromar, abuelo, descanse un poco, lo que le falta es dormir un poco más. Se acostó a su lado y le tomo la mano. Ambos entrecerraron los ojos. Pero nunca supo que pensaba don Julio. Ignacio no volvió a su casa ese martes. Se quedó hasta el jueves, hizo de cocinero, atendió el negocio y hasta barrió el patio. Por la noche encendió el equipo de audio e hizo vibrar el Brindis de La Traviata. En esos momentos, el abuelo estaba otra vez en su eje. Recién al llegar a su casa, volvió a dormir profundamente. Pero cuando retornaba a la intimidad del abuelo, cada lunes por la noche, tenía insomnio. Trataba de saber si estaba todo bien, si el abuelo dormía, si se levantaba, si regresaba... Al amanecer, los pasos con sonidos de arrastre, incrementaban su atención. Cuando todo parecía tranquilizarse, un nuevo movimiento lo inquietaba. Sus pensamientos no lo ayudaban. Le venían 130


imágenes infantiles, cuando el temor a las víboras lo arrinconaban y el abuelo, arrojaba ajo, sobre el patio y más cantidad, cerca de las puertas. Se decía en el pueblo, que el ajo ahuyenta a las serpientes. A Ignacio ese acto lo tranquilizaba. También se sucedían imágenes del cementerio. Quería recordar la imagen viva de la cara de su madre y de su padre, pero no le era fácil. Solo los rostros desde las fotos, resultaban claros. También se acordó del temor a quedarse solo, y visualizó el momento en que ocurrió: fue aquella navidad del 70, cuando en la cabecera, el abuelo sonreía feliz, estando sus padres vivos. En ese instante temió que un día no estuviera, que la muerte se lo llevara. Pero ella eligió a sus padres y a su abuela. Descubrió en esas noches de insomnio, que tenía miedo de quedarse solo. Si el abuelo moría, sospechaba que quedaría sin sustento. Daba vueltas y vueltas en la cama, hasta que los rayos del sol ingresaban y resultaban un alivio. En uno de esos amaneceres, de noches sin dormir, entre sabanas revueltas y arrugadas, antes de afeitarse miró largamente su cara y pidió, sin creer en el Dios que supo conocer de adolescente, que no se lo llevara todavía. Y de inmediato se arrojo tanta agua fría en la cara, como para ahogar esa desconocida emoción que nació hace poco, el temor a la muerte. Fueron varios meses de trabajo en la casa del abuelo. De viajes, charlas e insomnios sin límites. Cuando la tarea laboral quedó resuelta, no dejó de seguir viajando. Don Julio lo esperaba con café batido y leche caliente. La excusa de ayudarlo en el trabajo, fue argumento para acompañarlo. Se hizo rutina. Y algunas veces su esposa lo acompañaba. Recuperó un mejor dormir con los años, pero invariablemente, el sonido tempranero de pasos arrastrados que don Julio daba, yendo a la cocina a organizar su desayuno, lo despertaba. En la madrugada, ver las luces encendidas, se convirtió en señal de buen anuncio. Todo estaba como debía. El abuelo inoxidable, mostraba que no tenía pretensiones aun de retirarse. En cambio, el temor a la muerte en Ignacio, oscilaba.

Mario Sarli-Buenos Aires- Argentina

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SERGIO RAÚL TRENTINO PRESAGIO NOCTURNO

La noche se fue propagando… La luna majestuosa se filtraba indiferente hasta cubrirlo todo, presagiando dolor, presagiando momentos que ya comenzaban a nacer, el miedo se haría presente… Faltaban los sonidos habituales que convivían con ella, habitantes de todas las noches, el silencio iba y venía en una danza siniestra, envolvía en un clima candente su pequeña tapera, busco refugio en su soledad, la de siempre, su compañera… De repente una bruma espesa surgió de la nada, la puerta entre abierta dejaba ver un paisaje sombrío, murmullos teñían de terror aquel lugar, de pronto se desato el horror, el momento había llegado, fantasmas comenzaban a emerger de la noche siniestra, formas irreales se erguían ante ella, un sudor frio recorría su rostro, el miedo comenzó a paralizar 132


todo su cuerpo, en vano quería gritar, su respiración por momentos se tornaba leve… Pensó en su compañero que estaría hachando lejos en el monte, en el amor que tenía por aquel hombre, en sus caricias, en las pocas palabras que se decían en las noches de insomnio, pensó que ese amor la había llevado hasta esa soledad que a veces se volvía bastarda… Sus pensamientos se fueron perdiendo en laberintos de la noche, el dolor la apuñalaba despiadado, bruscamente oscuras criaturas se lanzaron sobre ella, se encontró perdida, el dolor comenzó a invadir todo su vientre convulsionándose segundo a segundo, quería luchar pero ellos la habían capturado, cerró los ojos y en el último intento por sobrevivir con un grito que se hizo eterno quiso vencer el dolor que la paralizaba, apenas pudo sollozar, volvió a gritar colmando todas sus fuerzas, grito como nunca lo había hecho, de pronto mágicamente otro llanto se escuchó en aquella noche aciaga, guardo silencio y comenzó a llorar… Los sonidos habituales tímidamente comenzaron a entrar, el viento arpegiando en la copa de los árboles, el aroma del monte, la soledad compañera, volteó su cabeza y vio la luna majestuosa entrar por la ventana, pensó en su compañero que estaba hachando en el monte, en cómo le contará la novedad, le dirá que fue muy valiente, que no tuvo miedo, que fue un hermoso varón, un pequeño hachero… Juana miro nuevamente a la luna, a lo lejos reconoció la espalda de su soledad…

Sergio Raúll Trentino / San Carlos Centro / Santa Fe / Argentina

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RODOLFO TORRES EL INSOMNIO MATÓ MI AMOR POR EL TABACO

Llevo varios días sin poder dormir hasta el fondo de mi mismo para levantarme descansado y tener la acostumbrada capacidad de concentración que me permite escribir como yo quiero. Hasta ahora, por desgracia, estoy escribiendo apenas como puedo. De veras que me tiene mal este asunto, pero de ninguna manera acudiré al médico pues tengo la impresión que vería en mí un hipocondríaco más en su larga lista. Semanas atrás llegué a su consulta de puro milagro porque fui tambaleándome, como borracho, con pérdida casi absoluta del sentido del equilibrio aunque no me sentía enfermo. Pero apenas me vio mandó buscar una ambulancia que llegó que se mataba y me llevó igual, con luces y sirenas por buena parte de Berlín. Confieso que me daba pena a la vez que un poquito de orgullo porque son pocos los que se pasean por una gran ciudad como esta, a la luz del día y llevado como algo especial. Para no hacer largo el cuento, un médico especialista en cabezas problemáticas 134


me hizo un fondo de ojo con un aparato cuya luz me llegó a los calcañales, vio cuál era la causa de mi bamboleo y me aplicó la “Maniobra Epley”, que consistió en acostarme con alguna violencia, de espaldas y de lado, a derecha e izquierda, y en ocasiones con la cabeza por debajo del nivel del cuerpo… hasta que desapareció el malestar. (Búsquese en Wikipedia y Youtube, que es muy interesante.) Pero como yo soy de los que piensa que nunca hay motivos para acudir al médico utilizo entonces, cada noche, remedios de abuela contra este insomnio loco. Así que pongo un vaso de agua limpia debajo de la cama. Pero nada. Tomo leche caliente en las madrugadas. Y nada. Añado miel al agua caliente. Y nada. Preparo una mezcla de sal y azúcar de la que me echo un poco debajo de la lengua. Y nada. Presiono con mis pulgares en los interiores de cada una de las muñecas. ¡¡Y nada, rediez, nada!! Debo decir que al tiempo que trago cosas y me froto con otras, intento leer una novela que no me agarra y leo un ensayo que no me dice nada y leo un libro de historia con hechos que ocurrieron únicamente en la imaginación del autor. ¡¡Pues nada!! Así que bebiendo y comiendo doy vueltas por toda la casa para rendir los músculos. Y nada. Despierto a mi mujer a ver si me asiste en el cansancio…, y me busco tremenda sinfonía de improperios. En fin, luego de infructuosos intentos durante las últimas tres semanas, navego a través de Internet y obtengo la dicha de ser uno de los millones de enfermos-médicos-especialistas modernos que se automedican pues yo solito voy en procura del mejunje milagroso. Descubro maravillado que hay remedios para todo, para alargar el pene por ejemplo o endurecer esa y otras partes flojas del cuerpo, y contra la caída de pelo y de todo tipo de cosas… Lo jodido del asunto es que a pesar de las decenas de consejos ofrecidos por internautas igualitos a mí, el insomnio persiste, mis nervios se deterioran y mi concentración empeora. No sé qué hacer. Para mi buena fortuna una amiga me recomienda, --vía Internet, como es lógico-- que visite a alguien con poderes espirituales. “¿Cómo?”, pregunto yo. “Pues que acudas a una persona con la capacidad de ver más allá de ti o dentro de ti”, dice ella, y agrega: “Porque si con nada se te va el 135


desvelo, significa casi con toda seguridad que ‘algo’ o ‘alguien’ está trabajando en tu interior”. Y sin creer ni en la más remota posibilidad pero deseando dar crédito a mi amiga que la solución a mi mal se encuentra en la dirección indicada por ella, me doy a la tarea de buscar un especialista en almas para que me “vea”. Pronto caigo en la cuenta que encontrar un espiritista o alguien parecido en esta parte del mundo donde vivo es igual de difícil en lo de apreciar una pizquita de inteligencia y refinamiento en cierto empingorotado personaje de la palestra mundial actual. A la vez y como consecuencia del insomnio, las ojeras se me acentúan, pierdo la risa y gano un montón de seriedad innecesaria en mí porque nunca fui uno de esos señores seriotes; es más, cada vez que he intentado enseriarme en serio de verdad de nada me ha servido porque esperaban la burla junto a la carcajada. Y de veras que con buen humor se consigue más. Así que la ausencia de este último para vivir más llama la atención de mi hijo; le cuento que no consigo dormir como siempre y que me aconsejaron me pusiera en manos de un espiritista o alguien parecido. Él no abre la boca del asombro sino que cuenta que de pura casualidad conoce a cierta dama de la tercera edad, muy distinguida ella, que tira las barajas a los amigos y acierta en el 99,99 por ciento de las veces. Agrega que es la abuela de un colega de trabajo y buscará la manera de amarrar una visita a la dama. Yo no digo nada, aunque estoy en esa intangible cuerda floja que es creer-no-creer. Así que debatiéndose dentro de mí la aceptación-no-aceptación de lo que me parece irrazonable, voy al encuentro de esa otra realidad expresada por la dama con su juego de naipes que guarda dentro de un terciopelo cuadrado de color índigo. No sé cómo lo sé pero lo sé y es lo primero de lo que me doy cuenta al entrar en el hogar de la señora, pues veo el pequeño bulto encima de una mesa de madera oscura cubierta de un cristal transparente. “Ahí es donde esta mujer hace sus evoluciones espirituales”, me digo. Nos presentan. Se trata de una vieja alemana, cuyo origen apunta a los genes y la cultura polaca. Ella misma me lo dice, como dando a

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entender de dónde le viene el especial don de poder interpretar con tanta precisión las cartas españolas. “¿Por qué las cubre con ese tejido…?”, indago teniendo mucho cuidado en no señalarlas; desconozco este universo no quiero que se malinterprete ninguno de mis gestos. La dama, que debió de ser una mujer muy bella, conserva el inequívoco aire de quién sabe su valor y en qué sitio de este mundo se encuentra. Tiene un timbre de voz muy seguro a pesar de los más de ochenta años de edad, al tiempo que la apacible mirada de sus ojos azules revela inteligencia y bondad. “No cobro nada”, me dice, y lo único que desea es ayudar al prójimo. Y agrega como al descuido, a manera de respuesta a mi pregunta, que “cuida de sus ojos para que la vista no le falle y la palabra sea cierta”. “Pues adelante”, indico yo. Y empieza a barajar las cartas a placer, como si las acariciara con una leve sonrisa más en los ojos que en los labios. Yo la miro hacer. Me gustaría trepar a una máquina capaz de remontar el tiempo y entrar de cabeza en los años en que esta mujer era joven. Debió de parar el tránsito. No sé si ella está ajena a mis pensamientos pues ocasionalmente levanta la mirada de las cartas extendidas sobre el paño azul oscuro y me sonríe con cierto indescifrable toque en el que hay un conocimiento inasible, como si ella supiera… Yo continúo callado. No quiero soltar prenda para que no se agarre de mis palabras y me diga las “verdades” que yo mismo acabo de trasmitirle. Pero ella, indicando una carta con la misma suavidad de su palabra, me dice que hace muchos días no puedo dormir bien. Yo no afirmo ni niego; mi hijo pudo habérselo dicho a su amigo y éste a la abuela. Pero ella, de nuevo, indica que mi insomnio se debe a un compromiso incumplido, una tarea en la que pienso todo el tiempo y no acabo de encontrar la manera de llevarla a cabo. “¿Un compromiso…?”, murmuro ante la dama. “Sí”, recalca ella, “algo relacionado con la escritura…, porque usted es de los que se dedica a escribir, ¿no?”, y sin esperar la confirmación a sus palabras continúa diciendo que eso tiene que ver con el insomnio. “¿Con el mío?” 137


“Sí, con el suyo y con el insomnio en general”. Me viene a la memoria mi todavía incumplido compromiso con la revista digital Gealittera, cuyo tema de este mes de julio es Insomnio. Pero no es posible, me digo, que algo tan pequeño me haya puesto de cabeza todos estos días. Entonces, para demostrarme que la dama no ha acertado y que el mal tiene otras raíces, me despido de ella con un muy sincero agradecimiento y voy a la casa pensando por el camino en escribir un relato con el siguiente título: EL INSOMNIO MATÓ MI AMOR POR EL TABACO Años atrás vivíamos en lo más alto del edificio FOCSA, uno de los grandes de Ciudad de La Habana. Era también la época en que con frecuencia faltaba la electricidad en el país por la caída del muro de Berlín, el desmoronamiento del bloque comunista y la falta de petróleo para generar energía. Coincidió aquella madrugada de mi desvelo con el viaje de mi mujer a su país de origen, junto al niño, y me vi solo. Entonces, para no morir de soledad y aburrimiento poblé el apartamento con los espíritus de numerosos personajes aparecidos en la novela que empezaba a escribir por esos días. Eran quienes respirarían en las páginas de “La soledad siempre viene acompañada”. Y en el mejor momento de la trama, cuando el gordo bodeguero Esteban Acosta se encontraba debajo de la cama y arriba de ésta, desnudos, un policía y una jinetera ejecutaban la acrobática práctica sexual…, ahí mismo, en ese instante me entraron unas terribles ganas de tomar café y fumar para seguir despierto y poder fabular a gusto. Mas, para mi disgusto confirmé que no tenía de ninguno de los dos. Me levanté de la máquina de escribir con la idea de pasear por el apartamento, dispuesto a reprimir las ansias por las miserables drogas. ¡Pero qué va, imposible! La necesidad de tomar café y fumar era más fuerte que mi voluntad. Salí al balcón para convencerme de que sería una locura bajar por la escalera, desde el piso 24, a falta de ascensor. En efecto, la oscuridad a lo largo del Malecón y hacia el faro del Morro y la fortaleza de La Cabaña competía con mi ansiedad y me convencía de que no iba a encontrar cigarros ni café en ningún sitio. 138


Pero cometí el error de mirar por los ventanales contrarios… ¡y la Calle 23 estaba iluminada en la dirección de la cafetería-restaurante “La Pelota” y la pizzería “Cinecitta”. No lo pensé más. Bajé que me mataba, tropezando cada dos metros. Al llegar a la calle recordé que a aquella hora solo funcionaba la famosa “Confronta”, esto es el ómnibus urbano de madrugada, cada una hora. Andaba más rápido a pie, y el paseo iba a ser inmejorable para mi espíritu y la consecución de la novela. Luego de caminar unas veintitrés cuadras o poco más de dos kilómetros, arribé a “La Pelota”, exactamente al lado, en la cafetería, y debí formar parte de una fila de trasnochadores como yo. Compré una cajetilla de cigarros y bebí mi tacita de café. Y luego, lo otro fue encender un cigarro. Entonces vino lo mejor, porque a la tercera calada se me avivó la cabeza y deseé machacarme. Era un cretino. Bajé del piso 24 y caminé en la madrugada calurosa más de dos kilómetros para esto… No, no, no. Pero me faltaba todavía desandar las mismas veintitrés cuadras y subir por aquellas escaleras oscuras. Qué estupidez. Solo que a mi llegada al vestíbulo del FOCSA decidí descansar un ratico en alguno de los sofás y me quedé dormido hasta el nacimiento del día. Me juré entonces no fumar y no beber más café. Hasta el día de hoy. ¡Y ahora, carajo, espero que termine este insomnio!

Rodolfo Torres, cubano que vive y trabaja en Berlín, Alemania

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CARLOS TORRIJOS MONÓLOGO

Todo se reconvierte esperando el momento. Los siete hogares restantes del edificio están vacios debido a las ansiadas vacaciones. La puerta del portal cerrada a cal y canto. Las solitarias escaleras, concentran un fresco inusual en esas fechas. Ella. Solo ella, reina de la soledad, es capaz de sentir con agrado esa circunstancia. Por fin el silencio, deja oír el eco de la propia ausencia. El piso casi vacío, sin apenas muebles. Las persianas bajadas para evitar la mínima luz. Ventanas de grandes hojas equipadas con doble cristal y burletes de goma que provocan un hermetismo, para que ningún sonido exterior turbe su deleite. En la mesita de noche, el vaso lleno de té frio junto a un reloj de fluorescentes manillas. Una cama, vestida tan solo con sábana de algodón sobre el cochón, espera paciente a que un ser, cuerpo en completa desnudez física y anímica, deje caer sus huesos exentos de carne para elevar su mente famélica de sueños. Las agujas marcan las dos. Morfeo despistado, parece haberse cogido también vacaciones. Un trago de té para enjugar la seca garganta. Vuelve 140


a cerrar sus ojos, pero los sueños no están dispuestos a visitarla esta noche. Un efecto luminiscente, parece intentar penetrar a través de sus parpados. Abre sus ojos de nuevo, pero tan solo le espera la absoluta oscuridad. Dilata sus pupilas al máximo, blancos puntitos, aparecen en suspensión alrededor suyo. Deseos incontrolables de una mente en rebeldía contra lo divino y lo terrenal. - Gracias por acompañarme. - Fíjate, resulta que estáis ahí. Ja, ja, imagínate que fueseis reales. - Lo que hace el aburrimiento - Nunca creí en el más allá y hace tiempo que me decepcionó el acá. - En parte. A veces me gustaría - Sois un simple producto de mi imaginación - Si fuerais de verdad -Voy a intentar dormir -Si viese que os movíais espontáneamente - Cómo entender vuestro mensaje - Un dibujo, una recta, una curva - No sois nada, pero… me gustaría tanto poder creer que sois algo - Señor, ¿porqué no puedo creer? ¿Por qué, te llamo señor? - Tal vez, solo sea una expresión cultural - Me imagino que la gente que cree en ti… - Y la que no… No tendrías que hacer diferencias entre ellos - Sin embargo. Da igual - Pufs, vaya horas de pensar bobadas - ¿Qué hora será? - Las dos y diez. Que despacio pasa el tiempo - A ver, hoy me pillas dispuesta - Yo quiero creer, pero… - Una señal, un algo, no sé - Estoy tonta, hablando yo sola - Que más da, no me apetece mover ni un musculo - Y si me levanto y me fumo un cigarro?? - Que mierda, si al menos hubiese algún ruido - Con las ganas que tenia de que se fueran de veraneo estos insoportables personajes de una puñetera vez - También jode, que justo hoy eche de menos los llantos del crío del segundo 141


- Y tú qué ¿no dices nada? - Nada, aquí no hay ni Dios - Me tenéis harta, los unos y los otros Se levanta de la cama, malhumorada. Tira con fuerza de la cinta de la persiana, hasta que llega hacer tope en la parte superior. Abre las dos hojas y sin pensarlo más, a tientas por el pasillo, sin encender la luz, se dirige al salón a por el paquete de tabaco y el encendedor. Con el pitillo encendido, aspirando con fuerza apoya sus antebrazos en el mármol, observa perpleja todas las luces que iluminan la ciudad y se espanta del bullicio, murmullo que aún persiste en la terraza del bar, donde su clientela suele aguantar hasta altas horas. Dirige su mirada hacia arriba, el cielo está raso, junto a la luna en creciente, chisporrotean cientos y cientos, miles pequeños puntos de luz. Una profunda y última calada, arroja con desprecio la colilla hacia la terraza y se vuelve a la cama. - Me cago en “tó” lo que se menea. Qué asco de vida.

Carlos Torrijos C.a.r.l. (España)

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JORGE LACUADRA RESQUICIOS DE MI NOCHE – INSOMNIO

No hay nada peor que el insomnio. No hay nada que me atraiga más que el insomnio. El maldito baja de mi cama deslizándose hacia el suelo, reptando orgullosamente un breve tramo de mosaicos hasta el monitor encendido de mi computadora. Son las tres de la mañana. El insomnio recorre mi habitación acariciando suavemente las paredes parpadeantes y genera las sombras alargadas, las aristas prolongadas que atacan mis muebles silenciosos. El insomnio me hace sentir: que todo recuerdo del pasado es tiempo perdido en el ahora, retazos de mi memoria precipitándose hacia los zócalos grises o hacia las hendiduras cubiertas de polvo y telarañas. No hay nada peor que el insomnio y sin embargo atrae así mi desasosiego y mi locura. Y la locura es: acariciar mil veces la misma piel buscando las imperfecciones cotidianas o escuchar esa voz en mi cabeza reprochándome las caricias de las que no dispongo. El insomnio me provoca observar cien veces el mismo cielorraso atisbando esa 143


mancha difusa y amenazante en el rincón izquierdo o derecho de mi postura. A veces no recuerdo, a veces me olvido de las palabras de mi texto. Pero no hay nada mejor que este perverso rey sin sueño. Dar mil vueltas por el cuarto sobrellevando la pupila dilatada, saber de la correcta movilidad de un brazo o una pierna aún no sumida en el letargo de la noche arrebatada, de la noche que ya no es nuestra. El insomnio recorre ahora el témpano helado que es el espejo de mi cuarto, el miserable no deja resquicios de mi noche por investigar, no permite que me distraiga con sueños pasajeros, no acepta que recuerde ese rostro ni esos labios entreabiertos en la memoria de otros días. El maldito tampoco admite mi propio rostro en el reflejo. El insomnio magnifica todos los sonidos para mí, alarga las horas para mí, no soporta que suspire por acontecimientos olvidados en alguna cornisa de mis horas y no concibe mi desesperanza de minutos caídos desde mis párpados enrojecidos. Miro una vez más la pantalla encendida frente a mí y acomodo mi postura para relajar mi espalda dolorida, comienzo a escribir nuevamente, son las cinco de la mañana. Jorge Lacuadra- Córdoba- Argentina

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