Gealittera nº8

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com http://revistagealittera.blogspot.com.es/ IBSN: 14-08-2014-55

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INDICE EDITORIAL

Carmen Membrilla Olea

5

Cecilia Ortiz

6

POESÍA Gloria Marecos

Verde abril

11

Carmen Rubio López

Canto de abril

13

Cecilia Ortiz

Arena de abril

15

Elisabet Cincotta

Este abril que marca el calendario

18

Isabel Rezmo Pérez

Abril se llamaba

19

Aleqs Garrigóz

Narciso

21

Tomás Sánchez Rubio

Llegará abril

23

Isabel Pérez Aranda

Abrilea

25

Ana Maritza de Schwarlz

Mes de abril

27

Alicia Corrado Mélin

Lejana

29

Carmen Membrilla Olea

Los signos de abril

31

Isabel San José Mellado

Abril

33

Daniel R. Jaime

Cuando el amor renace

35

Säo Gonçalves

37

Marita Ragozza

Hija de abril

39

M. José Riazuelo

Abril

41

Isabel Pisani

Tierra

43

Mariel Monente

Gesto

44

Araceli García Martín

Mes de abril

46

3


Ruby Eugenia Ojeda Mejía

Sol y lluvia

49

Mar Blanco Larrosa

Luz de abri

51

Alicia de León Epp

Abril

53

Mar de Fondo

Intermedio

55

Sandra Gudiño

Abril

57

Emilia Marcano Quijada

Línea y círculo

59

María Elena Espinosa Mata

Canto de abril

61

Fernando Sarría

63

Lazara Nancy Díaz

Si pudiera

65

José Ramón Castaño Diez

Abril

67

Pura Fernández Segura

Abril

69

Tomás Soler Borja

Babilonia, La Grande

71

José Javier Ramos Alcocer

Abril, flores mil

73

Ana Lucía Montoya Rendón

Por siempre primavera

75

Jorge e Rueda

La espera

77

Wilson Hernando Cárdenas Baquero

Semillas de abril

79

Inma Ferrero

Pasado

81

Rita Bedia Lizcano

Abril sin primavera

83

Mabel Coronel Cuenca

Mis días

85

Amelia Arellano

Niña de abril

87

Esneyder Álvarez

Fue en abril

89

Gloria Gayoso

Abril

91

Enrique A. Meitín

Un día de abril

94

J. Javier Terán Díez

Un claro aroma machista

98

Adri Delfini

Caída libre

Mía Pemán

El silencio de las horas,

RELATO

Cuando se viste el mes de abril Mónica Ivulich

101

102 105

4


Graciela Amalfi

Amanecer II

106

Rosa María Gómez Vico

De la nada surgió una flor

108

Mayte Álvarez

Le quedaba abril

112

Ana Saavedra

Entre las olas del mar

115

Mariena Padilla

Abril

117

Margarita Polo Viamontes

120

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EDITORIAL

6


Imagen: Pintura Vitral- Iris-San Petersburgo

Abril se instala en nuestra Tierra de Letras. Es muy posible que la soledad sea fugitiva y que se disfrace de horas y de sombras arrogantes, según la historia que salte por la ventana, según los brillos del tiempo que la envuelva. Sin protestas ni bostezos, sin labios ni abrazos, nosotros, habitantes de Gealittera, asumimos estas calles tan comunes y tomamos apuntes que recogen lluvias y brisas. Habitación con libros. Reconvertir músicas y deseos, huir de fiestas y decorados…y considerar sobre el escenario, la mesa de un poeta que cuenta estrellas sobre el papel.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España

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Imagen: Svetlana/ Igor Anisiforovy

Ha llegado con palabras/poema, palabras/relato y emociones al borde de cada una. Así es abril, brotando en flores, sentimientos opuestos, o dejando caer el follaje de los árboles, pero antes dando color amarillo, naranja, ocre, rojo al paisaje. En esta edición hay algo más de cincuenta versiones de abril. Todas con un toque de sentimiento. Somos como aquellos humanos que en los primeros tiempos tuvieron la necesidad de grabar en las piedras lo que sentían, lo que temían, lo que ansiaban. Y contaban sus hazañas. Y aquí quedarán las nuevas piedras grabadas, en esta tierra de aventuras con palabras. 8


Gracias a todos por acompa単arnos. Son los eternos caminantes que se dan cita para escribir. Abrazo para cada uno

Cecilia Ortiz- Olivos- Buenos Aires- Argentina

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POESÍA

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GLORIA MARECOS VERDE ABRIL

Imagen: Jean Francoise Millet

Inexpugnable abismo el de la vida. En sus rotundas concavidades gotea el amor su osadía. Las vulvas subterráneas de las raíces que palpitan, se lubrican con verdes secreciones de luz. Se enciende abril fulgente y virginal, 11


ya estalla el éxtasis mojado y vegetal. Alguien se ruboriza y tiembla. Algo se yergue y vive. Natura goza y grita: ¡La vida ya es mi amante!

Gloria Marecos- Lambaré - Paraguay

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CARMEN RUBIO LÓPEZ CANTO DE ABRIL

Imagen: José Royo

Ponme escollos y vientos ensayar mi fuerza, búcaros y angosturas para afinar mi talle. Ofréceme una rosa, recién amortajada para que yo la asista, bocas con mucha sed para ser solidaria. Regálame una nube que me beba despacio y me derrame una tarde de sol. Y para cuando quiera cantar, dame una fuente -si puedes de alabastro13


y pájaros que entonen las notas que yo olvide. Eso pregona el agua que pasa bajo el puente.

Carmen Rubio López. Madrid. España

De mi libro "El rumor de la tierra" Premio "Ciudad de Benicarló" 1993 Benicarló (Castellón)

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CECILIA ORTIZ ARENA DE ABRIL

Imagen: Francoise Nielly

Un mandato del destino te extiende más allá de mis manos mientras la tempestad es la fuerza que abre tu cárcel. Mi garganta espera el soplo de esta fugaz osadía. Contemplo la quietud de siglos que guarda tu morada.

15


Una soledad antigua pasa por el día. Y el tiempo es un recuerdo de ansias postergadas. Tibia arena de abril a solas contigo rescato destellos. -Chispazo de un sueño oculto en mis entrañasNuestro sino es a veces el mismo. Lo presiento. Tu carruaje y el mío ruedan por estériles suelos de otros mundos. Mareas idénticas al duelo sin lágrimas demoradas aún cubren mi rostro con escarcha.

Temo la llegada del viento que me aleja de vos y de la herida - a la hora del agua- Límite de nuestro encuentro. La penumbra del aire pesa casi al borde del alma. Abrazada a vos llego al otro lado de la pena. Mas mi signo me reclama. Soy mar de mares en absurda tierra. Río pasando con peregrinas ansias. Pájaro que se alza sobre una prisión en llamas.

Musito un adiós 16


que resiente la dureza de los huesos. Te llevo en mis brazos

duplicada en la piel.

Cecilia Ortiz- Buenos Aires – Argentina

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ELISABET CINCOTTA ESTE ABRIL QUE MARCA EL CALENDARIO

Imagen: Sara Diciero

Debería bastar una palabra -raíces del fuego perdidoalgún rocío entre el ropaje y la piel, una vena renegada que se asome al paraíso, un abril renovado y tantos ardores como sea posible.

No quemar la memoria, es necesario, en este abril que marca el calendario. Elisabet Cincotta- Buenos Aires. Argentina 18


ISABEL REZMO PÉREZ ABRIL SE LLAMABA

Imagen: Remigio Megías

Se llamaba como las flores. Como ese endiosado momento de suspirar el perfume. Se dirigía por senderos que golpeaban los pasos en las veredas, que alegres se movían por el cristal del zaguán cuando volvían. Abril. Casi un eco vacío lleno de tantos segundos, de tantos racimos. Abril, el dedo índice en los labios. El impacto de las acentuaciones en los ojos. Solamente quedaba esperar la primavera 19


mucho antes de asomar los jardines, en un robado en el calendario. Los surcos entre movimientos azulones, que ingrávidos arrestan los designios, que sutilmente escriben entre corchetes, ¡qué lección atesoran entre el movimiento de la brisa y la calma de los campos! Abril se llamaba, como un membrete en las puertas. Otorgando saludos al aire, entre la brizna de las amapolas, Y el detalle blanco de los lirios.

Isabel Rezmo- Úbeda- España

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ALEQS GARRIGĂ“Z NARCISO

Imagen: Francoise Nielly

Me miro al espejo laureado de miradas, reconozco en mis ojos la querencia: soy yo.

Hay algo en mĂ­, poderoso como rugir de leones, pero con la gracia del cisne, del ballet. Me miro nacer otra vez, transformarme como la oruga en mariposa, en vuelo fino, 21


en polvo multicolor de alas etéreas, esplendor de primavera. Es Abril, son mis miembros esbeltos como el bambú, mi cabello revuelto, ese leve vellocino de oro en mis mejillas y el beso vitalicio de los labios juntos que se abren para albergar a una brizna de hierba, a los dedos de un compañero que gime si te acercas cariñoso a él.

Es mi cara hermosa como hortaliza fresca, mi figura de estatua griega, mis manos recorriéndome cuando tengo esa fiebre de hormigas en el pulso y me revuelvo entre las sabanas y sueño apretado a la almohada, humedecido. Son los hilos de sudor escurriendo entre mis piernas y esa explosión de dicha recién descubierta como el escondido resorte de un juguete que no nos cansamos de detonar.

Es el despertar al mundo cada día vigoroso, agradecido. Soy yo: la juventud en persona, en carne propia, …desnuda de metáforas.

Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México

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TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO LLEGARÁ ABRIL

Imagen: Remigio Megías

Llegará abril con la boca seca por la prisa y la seriedad del momento, como llegan, en los años de la inocencia, esas tardes de amor esquivo y espurio, de torpes manos entrelazadas y besos robados a la sombra indiscreta de los helechos en un desvencijado parque al lado de casa. 23


Olerá la tierra mojada una vez más a lágrimas que se harán puñales de azahar cuando cobremos de nuevo conciencia de los años que pasan, sin darnos más cuenta que la imprescindible para olvidar el tiempo inexorable y sus horas. Volverá a sorprendernos abril sentados en el bordillo de las aceras, viendo pasar por delante a borrachos ilustres y hablando de filosofía en voz alta con la brisa suave y lasciva de la madrugada, a la manera de esos locos poetas enamorados que tienen el divino maldito hábito de vivir media vida fuera y media dentro, como si esto fuera eterno y no hubiera otra cosa más lúcida o interesante que hacer en nuestro perplejo y maravilloso mundo. Tomás Sánchez Rubio, Sevilla (España)

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ISABEL PÉREZ ARANDA ABRILEA

Imagen: Isabel Pérez Aranda

Nace abril en cada cuatro de doce con sigiloso deshielo que amamanta la tierra, ve la luz sin despeinarse, pues sus brotes apenas se atisban en el manto verde recién nacido, en los trinos limpios y madrugados, y en el aliento de juventud. Abril muda la piel del infinito invierno y se descubre limpio y sonoro ante el canto del cuco, se nos muestra agrio y dulce en desmesura y sin más nos pinta el cielo de hermosura.

Abrilea Abril sin dueños ni ataduras, sin sofocos, entre aguas mil y vientos mares 25


siendo vil, no pretende sin más la travesura, aunque si contentar con su frescura. Nos devuelve Abril a la nostalgia, a sentir los olores que nos marcan, a esperar que los sueños broten y la cosecha sea larga.

Isabel Pérez Aranda- Guadix/Benidorm. España.

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ANA MARITZA DE SCHWARLZ MES DE ABRIL

Imagen: Mercedes Molero Rodríguez

Al mes de Abril lo amaba tanto como a mis ojos, como al primer beso que no se olvida, y cayó la noche, se fue el día, y tuve miedo cuando Abril llega. En un mes de Abril, 27


se paralizó mi tiempo, habité en el silencio, rescaté memorias olvidadas, caminé por otros mundos, donde anda libre el que nunca falla, conversé con Él y me inyectó vida, me devolvió un Abril azul, con cantos de versos y esperanzas, y renací para volver amar a cada Abril campo de otoño y primavera.

Ana Maritza de Schwarzl - Residente en Alemania

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ALICIA CORRADO MÉLIN LEJANA

Imagen : Nora Verdini

Se aleja estirando la mano como reinado silencioso la sonrisa apenas surco débil agua de manzanas los labios apretados sin crujir las palabras alguna vez rojas. Avainillada la casa se entremezcla con las rosas tímidas de su cuerpo leve. 29


Anciana niña oye el viento y teme se lleve las mañanas de este abril cayéndose a migajas.

Alicia Corrado Mélin-Mar del Plata-Argentina.

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CARMEN MEMBRILLA OLEA LOS SIGNOS DE ABRIL

Imagen: Francoise Nielly

El aire atraviesa horizontes imaginarios, fronteras nostálgicas con esquinas de metal Empujo las puertas de mi memoria y de mi mirada Y descubro anuncios de bares desconocidos Estas escenas que se suceden ahora ya fueron presentidas desde las barras húmedas donde creí estar apoyado

Nunca confundí los signos que indican Abril:

31


Hay agua en los portales La luz se enreda con la humedad de las paredes Y en los jardines predominan escenarios teatrales Como si todo estuviera preparado para que debuten tus labios

Yo‌ regreso siempre por calles pobladas de hojas de papel Diario eterno Palabras cómplices Mar en calma

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. EspaĂąa

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ISABEL SAN SOSÉ MELLADO ABRIL

Imagen: Remigio Megías

Majestuoso eres por excelencia, silencioso cuarto mes del año, con la primavera haces presencia lluvioso y frío pero nunca huraño.

El agricultor te rinde pleitesía, tu agua para el campo necesita, para él es como leer bella poesía, ver que su semilla briosa regurgita 33


Elegante comienzas tu reinado, con la Gran Semana de la Pasión, meciendo con cariño al Crucificado, acariciarás con amor cada corazón.

Las flores van despacito brotando, vistiendo jardines de gran pureza, la primavera te ha dejado el mando, son tus aguas manantial de belleza.

La almas piden a gritos “aguas mil” el invierno les ha dejado quebrantos, para ellas serás como marzo es a abril y para sus corazones un florido mayo.

Isabel San José Mellado. Madrid (España). Derechos de autor

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DANIEL R. JAIME CUANDO EL AMOR RENACE

Imagen: Sandro Botticelli

Renac铆 en tu mirada cuando el sol replegaba sus brazos, en una tarde noche gris de aquel mes de abril.

El tiempo pareci贸 detenerse bajo la luz de un cuarto menguante, sin mediar palabras comprendimos todo lo que en ese momento sentimos. 35


Al probar la calidez de tus labios recordé la magia de sentir al corazón latir, encendiendo la chispa del vivir.

Con sus largos brazos el viento camino a nuestro lado, dejamos correr el tiempo fundidos en un abrazo.

Aquella luna de abril fue el inicio, fue guardián, fue testigo de la promesa de amor que aquella noche nos hicimos.

© Daniel R. Jaime - La Banda - Santiago del Estero - Argentina

36


SÄO GONÇALVES

Imagen: Claude Monet

Abril llegando en la luz de una frágil flor la soledad de la tierra abriéndose en flor de renacimientos

La vida brota en el corazón de la tierra endurecida por el invierno como una lágrima brotando de un rostro áspero de vida 37


Abril, milagro de luz sensualidad majestuosa en el útero de la primavera

Säo Gonçalves- Luxemburgo. Traducción del portugués: Cecilia Ortiz.

38


MARITA RAGOZZA HIJA DE ABRIL

Imagen: Francoise Nielly

Abril florece en mi vientre mis pechos se preparan mi regazo se ahueca una brisa dulce invade 39


y cobija la rosada espera

Camino dorado inclaudicable sobreflor de mi cuerpo ni el rocío la conoce y pinta pequeñas esferas de cristal en mi frente candor de palomas cántaro se abre con agua iluminada cuaja en nueva vida leche

luz

nardo

duende…

Hija cada Abril te celebra.

Marita Ragozza – Pehuajó- Argentina

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M. JOSÉ RIAZUELO ABRIL

Imagen: Maria José Riazuelo

Abril. En este hemisferio el día se alarga el sol ilumina La primavera llega y todo se alegra, el aire, la tierra… Las plantas rebrotan y todos esperan el suave calor. El campo se torna más verde, más vivo… El hombre urbano no sabe vivirlo Alergias, molestias, los insectos vuelan y sus picaduras alteran sus vidas. 41


¿primavera? Para locos y poetas. Abril, eres alegría. Promesa de tiempo lleno de esperanza Resurge de nuevo la vida que estaba dormida y ahora los frutos esperan crecer. El hombre detiene su paso y los mira y escucha muy quedo, espera y confía que en este nuevo ciclo él sepa, acaso, también renacer.

M. José Riazuelo- Huesca- España

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ISABEL PISANI TIERRA

Imagen: John William Waterhouse

¡Oh , tierra que te conviertes en árbol y el árbol en diosa que mira el cielo con ojos de mujer para fecundar el aire con sus rubores y arropar las flores con sus cabellos! Que la madera retoñe en hojas perfumadas y en su boca fluya la savia que alimente una madre primavera.

© Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina .Todos los derechos reservados. 43


MARIEL MONENTE GESTO

Imagen: Remigio Megías

¿Es un gesto abrirse como una corola robada a su abril?

El gesto del cerezo en primavera es doblegarse en cada pétalo, uno a uno ofreciendo el color que en su interior espera. Cuatro notas rotas

44


Caen, y un suspiro es el centro de su cรกliz

Hรกlito de espera espesura dรณnde se labra el fruto que serรก un rayo sin premura cayendo en el nicho de la tierra cรกlida.

Todo el don se abre y se encierra.

Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina

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ARACELI GARCÍA MARTIN MES DE ABRIL

Imagen: Maja Vuckovic

Tú siempre consigues revolver mi habitación cuando encuentres algo te lo daré yo Saboreas mis ansias hasta la inmensidad Palpando en la sombra vienes y te vas Loco mes de abril cógete a mi mano, siempre junto a mí

Sabes que te quiero, ciego mes de abril Rompe estas cadenas, sácame de aquí 46


Abre las ventanas, huele a mes de abril Saboreando frescura, de tus aguas mil. Tira de mi mano lánzame hacía ti.

Fuerte mes de abril, sácame a volar, Vuelo de pájaros, almendros en flor. Despegar los labios quisiera yo. Melenas al viento, dicha de vivir.

Bello mes de abril, implorando amor. Saltando al momento suelta las amarras. Vamos a subir quemándome ya. Sintiendo tu aliento, fuego mes de abril. Asidos a la dicha cruzamos miradas de huracán ceniza. Allá abajo olivos, gayombas romerales mariposas volando entre los trigales.

Colorido mes de abril me lo trajo febrero en sueños de luna llena. ¿Qué dirían si me vieran cantando nanas un mediodía de primavera?.

¡A la nana nana mi niño, ea! 47


En caballito de agua mi corazón se queda. Torbellino mes de abril, soñaba que aquí en brazos le dormía y que en los años un hombre me devolvías.

Pero al despertar veo que de nuevo: siempre consigues revolver mi habitación. Pero aquella noche te llevaste algo. No te lo di yo

De nuevo despierta te escucho decir: Aprieta los dientes hermosa mía que vas a sentir ¡yo soy el mes de abril! y te traigo aguas, aguas, aguas, mil

Araceli García Martín - Granada – España

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RUBY EUGENIA OJEDA MEJÍA SOL Y LLUVIA

Imagen: Maja Vuckovic

Brisa fría, suave y sin prisa gotas de rocío de tu cuerpo junto al mío lluvia tenue y ligera que con la ausencia de tu presencia poco a poco los espacios recrean

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Oscura humedad que lo colma todo ambiente pesado y triste que se esconde en cada recodo espacios empapados de gotas de amor desolado

Astro que cruza las nubes grises para darle a los campos todos los matices claridad que a la humedad calienta vapores y perfumes que al corazĂłn alimentan

Luz que atraviesa las gotas de tristeza para dar vida a la mĂĄs hermosa acuarela primavera alborozada que me rebosa la mirada con los colores que el infinito llena en un arco que al tesoro del amor te lleva

Ruby Eugenia Ojeda MejĂ­a- Venezuela

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MAR BLANCO LARROSA LUZ DE ABRIL

Imagen: Paul Bond

Mecida por el viento, me he despertado. A veces no es cuesti贸n de tiempo ni de estaciones, que el sol se instale dentro -en pleno diluviosin otra ceremonia 51


que imaginar maĂąanas de abril al abrigo de su pecho. Hay quien siempre estarĂĄ alumbrando nuestra alma y habremos de resistir la luz.

Mar Blanco- Zaragoza- EspaĂąa

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ALICIA DE LEÓN EPP ABRIL

Imagen: Frank Stuck

Por las áridas huellas que dejó el invierno va con su encanto despertando vida es trino allí donde habitó el silencio y es renuevo sobre la invernal herida. Calza pétalos de flores de cerezo sus pasos son albinos y rosados agita pañuelos de nubes blancas 53


y esparce sus colores sobre los prados. Desde su pecho azul vuelan los pájaros y en su verde melena construyen nidos carga en sus tibios brazos hospitalarios un tiempo de milagros recién nacidos. Se asoma a mi alcoba y sus suspiros me traen la fragancia de los jazmines roba mi corazón y se lo lleva a bailar en la magia de los jardines. Yo lo siento filtrarse por mis pupilas y soltar en mi sangre ígneas palomas me hala con imprudentes lazos dorados me da a beber el néctar de sus redomas. Y cuando apasionado desgarra el cielo y se deja caer en chaparrones le canta a los cristales de mi ventana la más apasionada de sus canciones. Abril, príncipe azul de la floresta breve hechizo, de un hado sempiterno ven a mí, con tus suspiros de jazmines, borra las huellas de mi gris invierno.

Alicia De León Epp. Canadá/ Uruguay

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MAR DE FONDO INTERMEDIO

Imagen: Leonardo Ariel Scandroglio

Abril es un refrán que trae lluvias, una declaración de amor sincero, una pedida de mano, una boda secreta, un mes que se extingue en un mayo de flores, un intermedio, una excusa, un cuaderno de poemas que hablan de ti, un motivo para declamar mis adentros, una canción absurda, alegre e informal, lo primero que viene a la memoria… Abril juega con las nubes y sus formas, 55


a deleitarme con música y voz viene, me agradece ser protagonista de estos versos. Abril es vida, risas y aguas mil.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.

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SANDRA GUDIÑO ABRIL

Imagen: Pierre Auguste Cot

De una gota de rocío nace abril es pájaro sólo a mis oídos canta: canto en soledad.

57


De la cornisa a la aldaba chorrea otoño. Rehén de la vereda cincelada de soles huelo a poesía recién cortada: invento lo que miro o la mirada inventa lo que me falta aún por ver pregunto. Un silencio obsceno se lava las manos en la jofaina de la espera: certeza de melancolía ¿espero? El ángel ojos diapasón tironea del cordel atado a mis labios: retumbo dentro de la jaula. La sangre gorjea: había una vez un lugar mejor. También en abril.

Sandra Graciela Gudiño- Santa Fe- Argentina

58


EMILIA MARCANO QUIJADA LÍNEA Y CÍRCULO

Imagen: Cinematic Art

Desde mis dedos hasta el inicio de la hoja transcurre un lapso de tiempo indivisible. Huella, palma, línea y círculo, horario aún no determinado del año solar que nos ubica dentro de un marco de papel 59


cuajado de letras. Angosto, aplanado, alerta, abril atestado de árboles; aún no me convences, no te esperaba, no estás en mi lista de invitados o excluidos, aún no te disuelves en mi taza de café, y sin el menor rastro de azúcar, aún no me respondes.

Emilia Marcano Quijada- Isla de Margarita- Venezuela

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MARÍA ELENA ESPINOSA MATA CANTO DE ABRIL

Imagen: Ignac Ujvary

Irrumpe, grazna, husmea desde el pináculo verdoso.

Ahora sombra entre las paredes de los fresnos. Ahora giro. Emplumada saeta enardecida. Reflejos azulados y verdosos brillan al sol. Vanidoso plumífero temprano en la copa del árbol se hermosea. 61


Profundo y ronco ¡abril, abril, abril! canta.

María Elena Espinosa Mata.- San Nicolás de los Garza, Nuevo León. México

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FERNANDO SARRÍA

Imagen: El mundo en blanco y negro (Facebook)

Me vuelco en el abismo como las hiedras caen por los balcones. He sembrado de sílabas tu cuerpo, el aire, la noche. Canto salmos, la luz vuelve detrás de los montes, yo siento el paso, el roce de la serpiente.

Tengo una llaga abierta que recuerda todo lo que he vivido. Escucho la voz germinal de los ancestros.

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Los pájaros, el paso de las nubes... Suena el timbal y el aroma del incienso impregna las calles.

Yo amo este inciso de silencio, este morir transido de pequeñas emociones.

Sé que llega el aviso, el adviento, la urgencia de la palabra, mientras abril se despereza como un gato hambriento hurgando donde sabe que dejó su última huella.

Fernando Sarría- Zaragoza- España

64


LAZARA NANCY DIAZ SI PUDIERA

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

Si pudiera ¡amaría los destellos de tu sombra! El reposo de tu voz sobre el destino. Volvería de la luz de los pantanos, del fuego de tu sangre , del camino donde yace el tiempo repartido entre sales, vida , amor y suerte.

Si pudiera desvestir la muerte 65


convertir en mayos , los eneros. Si pudiera hacer de tu alma una trinchera, cultivarte de rosas ¡ si pudiera! todo tú serías … mi primavera.

© Copyright Lazara Nancy Díaz García Cuba/ Nueva York. USA

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JOSÉ RAMÓN CASTAÑO DIEZ ABRIL

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

Vuelves, abril, de aquel sueño del ayer donde te vi crecer entre las brumas pasadas de mi infancia, en cada regreso con hambre de los días mientras el pan se desmigaba entre mis manos, y se enderezaban los renglones de la tarde 67


entre el embriagador perfume de las lilas. Llegabas por el azul camino de las brisas, y tu rumor se dejaba oír en los bajíos cuando el mar, que se hace más mar al mirar el horizonte, se busca en la otra orilla. Venías con tu lenguaje de frondas, y había en el aire una plegaria presagiando vísperas de lluvia. Allí donde dormían los árboles sus imposibles sueños, se presentía la luz en el reflejo de las alas de las golondrinas sobre las plateadas escamas del arroyo. Vuelves, abril, como descuidada luciérnaga en la cima de lo invisible, bordeando el sendero de la noche, difundiendo la luz que es como decir la vida misma.

José Ramón Castaño Diez- Oviedo- España

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PURA FERNÁNDEZ SEGURA ABRIL

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

IN MEMORIAM: A Luis, Mª Isabel, Noelia y a las personas que perdieron la vida en el vuelo de Germanwings

Qué nos traerá la luna de abril, velada y grave como viene. qué alto secreto en su mudez esconde, si ya marzo abrió de luto y fueron sus días témpanos de angustia. 69


Todo dolor es un misterio, y falto de sentido el sufrimiento; más cuando la compasión del alma humana es desterrada, un vacío letal invade la existencia.

!Oh descifrar los signos dibujados en la escarcha!

En la boca del viento ejecuta la noche el vaticinio. ¡Casandra, lengua de nigromante, poderosa zahorí, desdichada vidente! Predecir el infortunio y no poder equivocar el vuelo ni enderezar la singladura de tu desgracia o de la nuestra. Tristes mortales. ¡A ti, que te llamaron hermana de los hombres!

( Inédito).Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España. 4-4-2015 70


TOMÁS SOLER BORJA BABILONIA LA GRANDE.

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

Año 15 del presente milenio. Abril. Primera luna llena de la primavera.

Calle de bares: un par de chicas bajándose las bragas 71


para orinar entre los coches. Otro joven, cerca sujetando una esquina mientras vomita sin descansar. Una discusión absurda de borrachos con mucha verborrea y poca chicha. Y el ruido infernal de hordas salvajes ―¿a punto de asaltar Roma?―

¿Será éste el fin del mundo?

No. Para nada. Ciudad en fiestas

de madrugada.

Tomás Soler Borja. Águilas. Murcia

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JOSÉ JAVIER RAMOS ALCOCER ABRIL, FLORES MIL

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

Que por fin se acerca abril, cuando crecen flores mil. Ya llegan las azucenas, nos van quitando las penas. Un día me duermo en mi terraza, por la mañana, me bebo el sol en mi taza. Allí encuentro los colores, somos felices regando las flores. Cogemos coloridos ramos, 73


los llevamos alegres en nuestras manos. Que no me saquen de allí, ¡Qué por fin se acerca abril, cuando crecen flores mil!

José Javier Ramos Alcocer-Guadix-Granada- España

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ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN POR SIEMPRE PRIMAVERA

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

cosas que duelen cimientan fuerzas y aúpan corajes

lo que duele tuyo o mío o de tantos es de otoño de todo el año otoño siempre otoño 75


habiendo nacido primavera mirándonos hojas verdes y mariposas y colores y aire renovado y río siendo siempre primavera aunque se nos caigan las hojas y las ramas y los huesos no crujan hogueras y la carne hable/ pergamino de historias calladas

seremos por siempre primavera aunque se nos caigan los días aunque se nos caiga todo...

Ana Lucía Montoya Rendón. Colombia

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JORGE e RUEDA LA ESPERA

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

Desde ayer, perplejos esperan, no encuentran su nueva ropa de otoño, están desnudos, grises y el sol de las mañanas los quema.

Los turpiales, las águilas, los pajaros carpinteros y las palomas mensajeras, 77


temen posarse en las ramas que solas lloran sus penas.

Para mostrar sus colores, su ropa nueva, Oto単o, primavera y verano es la pasarela, impaciente, impaciente es la espera.

Jorge e Rueda USA.

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WILSON HERNANDO CĂ RDENAS BAQUERO SEMILLAS DE ABRIL

Imagen: Svetlana/ Igor Anisiforovy

Una gota de agua se hizo mujer erguida sobre la tierra, los hombres... aprendimos a lanzar la piedra desde las esquinas de sus faldas, haciendo ondas en sus caderas,

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movimientos precisos, vida en sus vientres... y la palabra nació en abril parida desde el silencio con el filo de su madre, aferrada a sus pezones, bebiendo de su ambrosía, y ella creció y se hizo fuerte, viajó al país de los sueños, naufragó en sus pesadillas... en bosques de árboles soñolientos, en manglares sin reposo, retozó junto a su amante y al final de los tiempos se volvió semilla.

Wilson Hernando Cárdenas Baquero Villavicencio - Meta - Colombia

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INMA FERRERO PASADO

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

Somos besos ausentes esperando un cielo en calma.

Pero en el fondo de nuestro labio cansado, sabemos que es invierno. 81


Que nuestro sol, es sólo el recuerdo de una primavera que jamás ha de repetirse, porque su flor ha muerto sin que podamos contemplarla.

Inma Ferrero- Madrid- España

El amanecer en este sombrío © 2014 Inma J. Ferrero © 2014 MRV Editor Independiente Nº de Asiento Registral 16/2014/929 ISBN-10: 1500327859 ISBN-13: 978-1500327859 Copyright © Todos los Derechos Reservados

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RITA BEDIA LIZCANO ABRIL SIN PRIMAVERA

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

El tiempo irrumpe en la razón, acrecienta su mal y plasma en el aire lágrimas de dolor.

El jardín musita olvido. Cinco vástagos pendían, 83


las rosas dejaron de florecer y en primavera un retoño se extinguió.

Su nombre: madre. Aquel, un hijo que no volverá.

Rita Bedia Lizcano Apodaca- México 06/04/15

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MABEL CORONEL CUENCA MIS DÍAS

Imagen seleccionada por la autora, tomada de la red

Noche calurosa, llovizna cayendo como en las noches de abril. Vida, qué has hecho tú con mis días… a veces sombríos, a veces llenos de luz y calor; otras llenos de dolor, angustia, desesperación… pero también los hay repletos de amor, esperanza y comprensión.

Conduces mi corazón por caminos rectos, 85


pero llenos de piedras afiladas capaces de resquebrajarlo en mil pedazos. Viento suave que pasas por mí esta noche llamándome al oído y pidiendo respuestas que tal vez no los tenga.

Paso tras paso me encuentro en una encrucijada… por un lado una voz diciendo por aquí la felicidad se vive a cántaros. La otra voz dice gota a gota se construye la felicidad.

Miradas por aquí, por allá, por un minuto… qué silencio rotundo, hasta que mi corazón grita con desespero la única frase que le queda: ¡Con una gota de amor todo se puede!

©Mabel Coronel Cuenca Hernandarias - Paraguay Imagen tomada de la red

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AMELIA ARELLANO NIÑA DE ABRIL

Imagen: Amelia Arellano

Vuelvo el rostro para mirar mis rastros en la hierba. ¿Cuál es el animal que me precede? Me persigue. Me hostiga. Me vigila. Me escondo. Entra la sombra y se abren los párpados. Miro el espejo. La piedra de abril es el diamante. La he perdido en el bosque.

No reconozco la figura triangular que me observa. Me recuerda vagamente a alguien u algo. Quizás a las huellas de mi madre 87


O a los confusos vestigios de mi padre. También a las migajas de la niña de abril. Niña que destrenza naufragios y palomas muertas. Habla la figura triangular Me habla. Su código es extraño. Insólito .Peregrino. Desciende en sed y en noche y en olvido. Me arrodillo y me beso y me respiro. Y me hostigo y me lloro y me persigo.

¿Qué dirán las mudas pupilas del espejo? Sus palabras quedan detrás del naufragio de palomas muertas. Las migajas de la niña de abril. Devoradas por pájaros. Y vos, tan lejos amor, tan lejos.

Amelia Arellano- San Luis- Argentina

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ESNEYDER ÁLVAREZ FUE EN ABRIL

Imagen: Svetlana/ Igor Anisiforovy

No sé por qué te odio, si sé que no fuiste el culpable, pero tu llegada ahoga mi alma, destroza mi corazón, inunda mi rostro de lágrimas.

Pero fue en un abril, un negro y frío abril que ella se marchó, no tuve tiempo de darle el último beso, no pude escuchar por última vez ese te amo 89


que estremecía cada poro de mi cuerpo.

Fue en abril, que Dios la pidió para Él, la alejó de mi lado, la guardó en el cielo, como yo guardé su amor en mi corazón.

Esneyder Álvarez Medellín – Colombia

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GLORIA GAYOSO ABRIL

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

Cae el otoĂąo en pincelada de oro sobre las calles sorprendidas; baja un ĂĄngel con cada hoja saltarina. Dios nos hace un hueco en su regazo. Ya no hay temores... aunque las flores se han mudado queda la esperanza 91


de un nuevo septiembre para volver a empezar. Los gualdos y los grises de este abril tan sonoro nos recuerdan las rosas que muy pronto abrirĂĄn. En el otro hemisferio, un hada enciende pasiones y la vida trepa hasta el sol para beberse apresurada un sabroso cĂłctel de luz.

ŠGloria Gayoso- Buenos Aires- Argentina Derechos reservados

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RELATO

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ENRIQUE A. MEITÍN UN DÍA DE ABRIL

Imagen: Noe Artista Plástica

No he podido olvidar, aunque era aún muy joven… y por supuesto mi madre tampoco, lo ocurrido aquel día de primavera por la significación que tendría para las dos Cuba. Para Cuba, mi Patria, y para mi madre, que honrosamente y gracias a sus padres…, mis abuelos, que en homenaje a la liberación de la Isla de los españoles hubieron de bautizarla con ese nombre. Era temprano en la mañana. Recuerdo que me levanté temprano, pues mi madre cumplía ya sus nueve meses de embarazo, y dentro de poco daría a luz a su segunda hija, pero estaba sóla…, solo acompañada por mí, que aún no había arribado a la adolescencia, ya que mi hermano mayor y mi padre, por diversas causas no se encontraban en la casa. De pronto vi a mi madre, que aunque trataba de ocultarlo frente a mí, reflejaba sentir unos dolores muy fuertes, aunque yo bien sabía que eso era normal, también sabía que tendría que llamar a alguien para que la ayudase. 94


La opción no era otra que Librada, su mejor amiga. Sin embargo no parecía decidida a hacerlo pues se sentía en deuda con su comadrese debatía en la contradicción de llamarla o no, pues dos años antes, cuando esta había dado a luz su hija no estuvo junto a ella. Aunque en realidad para todos nosotros la verdadera razón de su distanciamiento no era otra que las posiciones encontradas de ambas. Mi madre en favor del proceso y Librada, una “gusana” declarada. Tomó el teléfono, vaciló un instante, pero segura no le fallaría en ese momento terminó por discar el número de Librada. Era obvio que para las dos el concepto de amistad estaba más que claro, ya que a las pocas semanas de aquel rompimiento hubieron de darse cuenta, lejos una de la otra, que amiga era aquella persona a la que podía recurrirse siempre que tuviese un problema y a la que podía contársele cualquier cosa por privada que esta fuese, y que al mismo tiempo sabría perdonar cualquier fallo cometido por la otra. Por lo cual, inmediatamente después de oírla, le dijo: -Estoy en veinte minutos en tu casa para llevarte a Materno-Infantil ¿Tienes dilatación?… -¡No! Respondió Cuba- era como se llamaba mi madre- Pero por favor, ven cuanto antes… Colgó el teléfono y salió al balcón del apartamento para tomar un poco de aire y apreciar desde allí un nuevo amanecer. Qué lejos estaba de lo que pronto ocurriría. No el hecho de traer al mundo un nuevo hijo, o más bien una niña, sino algo tan diferente que ni ella ni yo olvidaríamos jamás. El dolor era intenso a intervalos. Sabía que le faltaba poco para el parto. Aunque mi madre no le tenía miedo a nada, se notaba asustada. Según le había oído decir, el hecho de parir la hacía temblar de pies a cabeza, y si bien su alumbramiento anterior había sido de forma natural, tenía miedo a una cesárea de última hora. Además a esto se le sumaba mi sola presencia… su sorprendido hijo de apenas diez años de edad, por lo que se sentía más nerviosa de lo habitual. El doctor que la trataba le había informado que el parto se esperaba para el día veinte de ese mes de abril y estábamos a quince…,a quince de abril de 1961. 95


Los resplandores en el cielo, más bien el trazado luminoso de las balas antiaéreas que surcaban el firmamento en busca de aviones atacantes de las fuerzas opositoras cubanas, que contando con el apoyo de Estados Unidos se lanzaban sobre los campos de aterrizaje en La Habana, con la intención de destruir la fuerza aérea cubana, como preludio de una invasión armada a la Isla, nos hicieron abandonar nuestras preocupaciones inmediatas y volver a la cruda realidad que vivían mis dos amadas Cubas, en aquellos momentos. La primera de ella, nuestra Patria “amenazada” militarmente por el Gran Vecino del Norte, según la propaganda de la época y participe de graves tensiones entre el gobierno de Castro y el de Washington que arrastraba a toda la población cubana, estuviese a favor o en contra del “proceso”. Por otro lado estaba ella, que sentía disminuir el tiempo entre una contracción y otra, a la par que aumentaba su dolor. Junto a eso Librada, su amiga del alma, no llegaba. Ambas vertían sus líquidos más internos, la primera de ella, la nuestra, la de todos los cubanos, veía correr la sangre de sus hijos divididos en dos bandos en pugna, mientras mi madre, la mujer a punto de dar a luz una vez más, sentía correr por sus piernas el líquido amniótico de su fuente recién rota, en espera de su amiga y ante la manifiesta palidez de su hijo menor. Solo varios minutos separaron la llegada de Librada a nuestro apartamento y sin poder detenerse a hablar siquiera cuando al fin llegó, ya que no se veían desde hacía más un año, la tomó de la mano, y acompañada por mí, casi la arrastró hacia el auto, ante la sorpresa de sus vecinos, arrancando raudos en dirección al Hospital de Maternidad. Una vez llegados al centro hospitalario, tuvimos que esperar algún tiempo ya que todos los hospitales se encontraban en estado de alerta, por lo que ocurría. Había pocos médicos y enfermeras en aquel sitio de guardia, debido a los bombardeos de esa mañana. Allí nos enteramos de lo acontecido y sus pensamientos ---por supuesto que los míos también---, viajaron hacia sus seres más queridos, lejos de ellos. El marido de su amiga, como miliciano, movilizado fuera de La Habana, defendiendo al castrismo y a su Revolución, y mi padre preso por conspirar contra el mismo proceso que Librada defendía. 96


En realidad, el triunfo de la Revolución, el embarazo de ambas mujeres y los problemas de toda familia dividida, como tantas muchas por el llamado “proceso revolucionario” que venía teniendo lugar, había hecho el resto. La distancia entre nuestras familias, y entre ellas en particular se había profundizado, y la añoranza de todos, una por el otro, y todos por los demás, habían prolongado dicha situación. -El parto se demorará tal vez unas horas. Informó la enfermera al entrar en el salón de espera. Todavía no tiene la dilatación necesaria. Ya se le puso un pitusín para provocar el parto, pues queremos que sea natural. No está en riesgo. Solo hay que esperar ¿Dónde está el esposo? Preguntó la misma enfermera. -Él está preso. Respondí sin esperar que la comadre dijera algo, asumiendo el papel del hombre de la casa, lo cual causó sorpresa en la enfermera, sobre todo en ese momento. Yo soy su hijo y esta es su “hermana”. Agregué, señalando para Librada. Si tiene algo más que decirnos, estamos preparados. Concluí diciendo, erguido al parecer en mis maduros diez años. -¡No! No hay nada de qué preocuparse. Dijo la joven enfermera, esta vez afablemente pasándome su mano por mi cabeza. Los tendré al corriente. Apuntó al retirarse por la puerta oscilante que separaba el salón de espera del resto del Hospital. Una vez que salió la enfermera. Librada esbozando una sonrisa de reconocimiento, me dijo… ---Eres todo un hombre y como tal debes quedarte aquí hasta saber noticias, yo debo regresar a casa a darle una vuelta a la niña, que dejé con mi vecina y avisar a tu abuelo Sandro. Toma esto ---mientras me depositaba en la mano un “real”, moneda de diez centavos cubana---, para que luego me llames a la casa, tan pronto sepas algo más. Yo regresaré en una o dos horas si no me has llamado. Me dejó solo en la sala de espera, no sin antes despedirse con un beso. Pasado el mediodía, de forma natural, mi madre daba a luz una preciosa niña de alrededor de siete libras, a la que al calor de la amenaza que se gestaba en espera de la invasión que tendría lugar el día 17 de Abril de 1961, pondría por nombre Victoria. Era un “Día de Primavera”, que resultaría, inolvidable para todos. Enrique A. Meitín- Cuba/ Miami 97


J. JAVIER TERÁN DÍEZ UN CLARO AROMA MACHISTA

Imagen: Maja Vuckovic

Fue por Abril –el de las “aguas mil”-, y llovía mansamente sobre la ciudad, lo recuerdo muy bien. ¿Cómo no iba a acordarme de ello?, si por aquellas fechas se cumplía nuestro aniversario de boda, el que hacía el número cinco en concreto. Pocos años todavía en nuestro haber de pareja, para no tener fresca en la memoria la fecha de un acontecimiento así. Esa fecha y la del nacimiento de nuestro hijo, al que con tanto dolor y sufrimiento conseguí traer al mundo aquel día de Abril –lluvioso también, para seguir haciendo honor a su tan popular fama-, no se me podrán olvidar nunca. Claro que a ti no te importó lo más mínimo mancillar para siempre un bonito recuerdo. No sé si te fijaste siquiera en que era el mes de Abril, a mayor abundamiento, o fue por casualidad. Lo cierto es que ese día volvió 98


a quedar marcado, y bien marcado, en mi particular calendario; pero en esta ocasión con sangre y dolor, mucho dolor, un dolor insoportable por momentos. Que era lo que, precisamente, andabas buscando para mí; puesto que de otra forma no te hubieses lanzado sobre mí como un perfecto energúmeno, golpeándome y lesionándome una y otra vez con aquel cuchillo de cocina que, por cierto, compramos juntos un día de Abril -¡qué terrible ironía!-. ¿Recuerdas aquel mercado de las afueras de la ciudad y la lluvia que comenzaba a caer suavemente?. Porque al verlos allí todos juntos en sus diferentes tamaños, tan deslumbrantes ellos y tan bien presentados en su estuche, nos llamaron la atención de pronto, y nos parecieron adecuados para el uso diario en nuestra cocina. ¡Qué sarcasmo!, qué película de “humor negro”, pudiera pensarse, si no fuese porque el terrible y macabro hecho no admite ningún tipo de bromas al uso. Luego, al tratar de entender el porqué de tu increíble agresión, aún hoy, cuando llegado otro mes de Abril –en esta ocasión sin lluvias añadidas-, ha pasado ya un año de tu increíble embate hacia mí, no lo consigo encontrar; por más que me esfuerzo en buscarlo una y otra vez, dando vueltas en mi cabeza a un montón de pensamientos y de sinrazones que me asustan hasta a mí misma. No acierto a averiguarlo de ninguna forma, créeme. Aunque, ¿importa ya algo el motivo…?. Tu inmediata huída tras el acto tan incalificable como execrable hacia mí, te convierte en un cobarde de por vida. Tú, en tu egocentrismo súper machista, me hablabas siempre con una superioridad digna de estudio. Incluso llegabas a aseverar, muy tuyo, que no podías soportar que me arreglase y me compusiese tanto. Y, además, de la forma tan “provocadora” en que lo hacía –palabras tuyas-. Que “de esa manera, todos los hombres se iban a fijar en mí, y que yo (ya debería saberlo), era sólo para ti…”- palabras tuyas, igualmente-. Mas yo, en mi foro interno, pensaba que todo aquello no podía estar ocurriéndome de ninguna manera. Porque, cómo iba a ser posible que todavía el machismo más fehaciente y descarnado que imaginar se pueda, cupiera hoy en día en nuestra sociedad y alimentase pensamientos así de ruines y degenerados. 99


Y menos aún, que fuera a acarrear situaciones tan trágicas como una agresión sin piedad hacia la pareja con la que, juntos, habíamos concebido una extraordinaria criatura. Y es que, en nuestro caso, nunca quisiste entender algo que, aunque no era menester que te dijese cada día porque era obvio, no obstante, más de una y más de dos veces quise hacértelo ver por si, de esa forma, conseguía abrir un poco tu estrechez de miras y tu machismo trasnochado y primario, a la par que redomado en exceso. Y todo era porque entendía que debías deducir sin mayor problema que, entre otras cosas, mi trabajo lo realizaba en un despacho cara al público, a quienes les debía un respeto y una adecuada presencia física. Circunstancia, esta última, que estaba claro querías para ti sólo, cuando nos encontrábamos en la intimidad del hogar, donde buscabas siempre verme bien compuesta y hasta de “punta en blanco”, si cabe. Sí, hasta ahí llegaba, desgraciadamente, tu exacerbado machismo, protagonista de más de un desencuentro que nunca quise ver…, enamorada de ti como estaba.

Pero el último, porque nunca habrá otro más, de eso estoy bien segura, tu agresión fuera de toda mínima racionalidad, ha colmado el vaso y me ha hecho alejarme de ti para siempre jamás. Mientras, este día de Abril, cuando dejo constancia escrita de aquellas terribles circunstancias del ayer, casualmente ha vuelto a amanecer lluvioso en mi ciudad…, sin que las previsiones meteorológicas hayan vaticinado un pronto final…

J. Javier Terán- Palencia -España-

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ADRI DELFINI CAÍDA LIBRE

Imagen: Maja Vuckovic

Hoy me morí por última vez en la siesta, eso no quiere decir que no vuelva morirme otro día, pero sí, que doy por acabadas las siestas, concluyó Ópalo. Sabía que cada salida del alma era una caída libre, que se sentía como un desprenderse sin alas, como se sueltan las hojas en el mes de abril, como esas pesadillas que nunca terminan, un abismo abierto a la luz o a la oscuridad …¿qué importa? …Si continúa siendo un abismo, aunque sea chiquitito convoca un gran vacío, eso debería ser más que suficiente, para querer recuperar la esencia, para no querer vivir el frío en el verano ni el exilio en el cuerpo y aletear la vida con más fuerza, y rematar la tarde para que no haya más siestas en mi otoño de hojas sueltas y en mi interior sea siempre primavera. Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina 101


MÍA PEMÁN EL SILENCIO DE LAS HORAS, CUANDO SE VISTA EL MES DE ABRIL

Imagen: Cinematic Art

Son los días que dicen, que saben, que se huelen, que se mueven, que se miran, que se bailan, al ritmo del mes de las flores, esas que renacen de su letargo invernal. Despertará en unos días los amores más sensibles, que después de tantos meses esperando están, un coloquio una mirada unas pizcas unas flores y unos libros, por qué, también será el día del Libro, y las letras podrán celebrar que les gozan y les sueñan, las deleitan y las enjuagan, como si fuesen sabores entre olores del mejor perfume a echarse unas gotitas de esencia, esa que te deja el corazón embelesado y sonriente.

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Van regresando los silencios que las horas fue escondiendo, bajo sus mantos envueltos en velos de satén y claridad sin revestir. De reojo voy divisando esas horas que dentro de unos cuantos días se acercarán a vivir de nuevo, la felicidad, esa que podemos esperar llegue a nuestra vera y soñamos con su nuevo mirar. Con una rosa roja y una espiga verde en la agradable compañía de un libro con sueños o recuerdos o historias a poder ser vividas en la lectura, cuando abra sus nuevas hojas, recién salidas del horno de la imprenta o de la editorial, la que lo vaya a presentar en los puestos feriales, que entre flores de fragancias a gustillos de amores, de risueños cantares de golondrinas, estorninos, palomas y ruiseñores. Ellos, serán los primeros en oler ese nuevo papel de colores y letras, impregnados en oros, platas e infinidad de sentires, los más increíbles del lugar. Así será mi mes de Abril, el de este 2M15, un nuevo año voy estrenando y puede llegar a ser muy singular. Este Abril, iré a buscar… un libro, una rosa y una espiga, para saber, que aún estoy viva… con la ilusión en el sentir y en mis sueños, ahí les dejaré que se esperen como si fuesen los regalos más extraordinarios a recibir. Cuando el embrujo de artes y las cuerdas se acerquen a mis dedos, serán ellos los que por vez primera rasguen con suaves movimientos de ese curvado cuello e irán dando ese sonido que al escucharse sentirás qué las melodías sabrán acerarse a tus cálidas escuchas. Abril, ese mes del amanecer de muchos ensueños, los que un día se me acercaron, hace muchísimos años entre gentes diferentes que salían por todos los lados y no te daba tiempo de reaccionar al encanto de los olvidos. Largos y altos los perfiles, las lenguas fueron salerosas y rasguñando los sentidos, se volvieron intransigentes en ocasiones, pero no duraron mucho, solo el recuerdo las trae a mi mente en estos mismos instantes.

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Paseos de Ramblas a orillas del mar, con playas de dorados rizos entre sus caracolas, sobre blancas y delicadas puntillas bordadas con primorosos cascabeles y ensortijados pendientes, a cual más exquisito danzar, junto a sus piedras de arenillas finas de colores en la agradable compañía de las ocarinas que sentías a los lados, cuando tocadas eran junto a musicales de ensueño, perlados momentos se podían vivir y saborear exquisitos manjares egipcios al buen tastar de las ocasiones principales, al acompañamiento delicado de las delicias marinas a la estupenda sal asada en parrillas verticales, que luego podías degustar ensartadas de punta a punta, con rico pan tostado a la brasa y un delicioso vino cristalino que te daba gloria ver su brillar, acorde con los flequillos verderones de esas alzadas palmeras, que por el día te podían dar sombra al lado de la playa, en el Paseo Jaume I, en toda su largura excepcional. Instantáneas que te llegaban de los vendedores de joyas a la bora de los asientos del paseo, entre el césped, se te acercaban a ver si les cogías alguna cosa, para rematar el día, cuando ya empezaban a encender la Fuente Luminosa, que con música y colores, te traía su frescor de gotas de su agua, en los diferentes juegos de cambios que siempre a mano tenía, allí te llegabas, después de ir terminando tu larga paseada, y escuchar grupos de música y danza. A veces, eran tantos los que por allí íbamos, que no te daba ni espacio para poder pasear cómodamente… Luego, te acercabas a tomar algo a alguno de los pubs que por la Avda de Andorra todavía existen hoy en día, y degustar sus platos ocasionales que en el menú exponían… con el día que se iba terminando, te llegabas al final a la disco Sant Germain a mover algo el esqueletillo.

©Mía Pemán – Palencia - España

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MÓNICA IVULICH

Imagen: Primavera llegando a Central Park. Mónica Ivulich

Los paisajes conservan recuerdos que florecen y se marchitan según las estaciones y los estados de ánimo de cada quien. La primavera está próxima y Central Park, como otros parques, es un lugar especial para pasear en esos días frescos en que los árboles se colorean de verde esmeralda, de rosa, de blanco y las flores se menean al compás de la brisa cálida. Allí ocurren extraños sortilegios de amor y desamor… los patos se acercan a los niños y estos le regalan sus galletas, las aves danzan sobre las copas de los árboles. Allí la energía de la abundancia se puede palpar. Es como un oasis de una ciudad estresada que hace un alto para contemplar la naturaleza. Llegan los músicos y los malabaristas, los patinadores y los ciclistas. La fiesta se hace pronto en cuanto el sol calienta un poco y nos regala la maravilla de sentir vibrar la vida en nuestra piel. Mónica Ivulich- París- Francia http://moninautta.blogspot.com.es/ http://desdelaventanademonica.blogspot.fr/ 105


GRACIELA AMALFI AMANECER III

Imagen: El mundo en blanco y negro (Facebook)

Es abril. Amelia descansa en el sillón negro y cómodo de su living. Escucha su música preferida: el jazz. Cada nota musical la siente suya, la arruga y la funde entre sus manos. Se levanta para tocar el saxo que ya conoce el sabor de sus labios. Los diarios en el piso, con su nombre escrito en un lugar destacado, llegan a conmoverla. Lee y relee las notas periodísticas de un pasado no muy lejano. Suena el teléfono, ella prefiere no atender, supone que es para concertar un nuevo reportaje. 106


Sabe que los vecinos oyen sonar su saxo todos los días, sabe que les molesta, no le importa. Todos conocen que ella es la famosa Amelia O´Higgins y por eso callan. Tener a una artista de su envergadura tan cerca, debe ser un honor para cualquiera. Piensa, la mujer piensa. El correo postal, los mails, las redes sociales: se ahogan con su nombre. Ya es muy tarde, basta de saxo, de periódicos y de correos inventados. Amanece… Mañana amanece otra vez. Levanta la persiana del living, sale a la vereda, saluda a su vecina Clara. Amelia sigue sin entender que su mundo no existe ahí afuera. El mundo sabe que ella vive historias desdibujadas e inventadas por su imaginación. Cierra la puerta y en el living deberían aparecer otra vez… su saxo, sus periódicos y las letras grandes con su nombre. Pero no… hoy no aparece nada.

Extraído del libro “Amaneceres”. Autora: Graciela boticaria Amalfi. Buenos Aires, Argentina. www.boticaria-graciela.blogspot.com Facebook: Boticaria Club de Cuentos. Twitter: @AmalfiGra Hashtag: #Boticaria

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ROSA MARÍA GÓMEZ VICO DE LA NADA SURGIÓ UNA FLOR.

Imagen: Svetlana / Igor Anisiforovy

Y de la nada surgió una flor. Una amapola. Tan pequeña y frágil que pareciera que el viento pudiera arrancarla sin dificultad.

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Rojo intenso, tallo erguido, pélalo de terciopelo resaltando entre el verdor del prado. Alrededor de ella, pequeñas florecillas de tonos dorados, sonreían burlonas, pues ellas eran multitud y muy bajitas. Sembraban la campiña con su color, protegiéndose unas con otras de los avatares del tiempo. La amapola se sintió sola, desprotegida, vulnerable. Quizá pensó que su nacimiento había sido un error de la naturaleza, pues no era como las demás.

Aquella primavera sorprendente en rápidos cambios, ofrecía un despliegue de colores en la floresta. Hermosas, abrían sus pétalos en pocas horas y el entorno cambiante era un continuo abanico de matices. No había una mañana igual.

La amapola seguía allí, solitaria, callada, alta y hermosa. Veía a las pequeñas margaritas cuchicheando con insistentes burlas, pronosticándole un terrible final. Una de ellas al final le dijo: -El tiempo es caprichoso en primavera, trae lluvias copiosas, vientos huracanados y cuando menos te lo esperas… ¡¡No aguantarás nada!!

Y llegó el día…

El viento sopló tan fuerte que todas las florecillas amarillas se encogieron y respaldaron unas en otras. 109


La amapola recibió la ventolera preparada, pues fueron tantas las veces que la alertaron de aquel momento, palabras hirientes, que revivió aquel cruel instante muchas veces visualizándolo.

Aquello la armó de coraje, pues sabía que estaba sola y que solo dependía de ella el protegerse. Tenía que sobrevivir por ella misma.

Fueron horas duras, donde las inclemencias del tiempo desataron toda la ira. Sin desfallecer, la amapola se agarraba al suelo con todas sus fuerzas, aquella suave flor descubrió que la capa que la cubría y la aguantaba, era fuerte como ella. Era la tierra, su madre, la que le había dado la vida. De pronto se sintió segura y acompañada.

-¡¡Te tengo bien agarrada!!-Gritó la tierra.

Raíces ondas, profundas, más largas que su estampa, similar a un iceberg, donde solo aparece una punta sobresalir y en realidad hay una inmensidad, un mundo sepultado bajo lo aparente.

El temporal se apaciguó.

Temblorosas y asustadas margaritas se reponían mientras contemplaban la hermosa amapola, esbelta, preciosos pétalos aterciopelados, que seguía en pie, tranquila, serena y saludando al sol. Callaron arrepentidas. 110


Las flores me enseñaron varias lecciones.

-No podemos saber que ocurrirá en el futuro, pues vivimos caprichosamente en alas del azar.

-Nadie es más fuerte que nadie, y nuestra fuerza radica en el interior. -Y a veces…la ayuda, el empujoncito… te puede llegar de los lugares que menos te imaginas. Llámalo espiritualidad… Llámalo como quieras…

Rosa Maria Gomez Vico - Barcelona

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MAYTE ÁLVAREZ LE QUEDABA ABRIL

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

Cena de magos, noche de magia. Comida sana, tertulia y consultas al oráculo. La última en hacerlo, la anfitriona, la hechicera combatiente. Con su consulta, se desató el pánico. Muerte señalaba el oráculo. Muerte. Muerte. Muerte. Muerte. Hasta tres veces el oráculo habló y en las tres ocasiones hacia su muerte apuntó. La fecha, entre mayo y junio. Era marzo, le quedaba, pues, abril. Solo abril. Infierno fue el despertar del día siguiente. Recuerdos, recuerdos y más recuerdos arremolinándose en completo desorden. Implosión de contra 112


energía que le menguaba. Y, sabiendo que el apodo de combatiente tenía origen y razón de ser en los últimos cuatro años de su vida, los peores, de lucha intensa, se cuestionaba si todo aquel padecimiento le había valido la pena. Pero ella no quería morir. Lágrimas de decepción vertió, mas, no conociendo la causa y apremiándole el tiempo, no quería perderlo analizándolo e hizo lo que con los poderes mágicos que le habían sido otorgados, podía hacer, consultó a solas al oráculo, le pidió consejo. Y el oráculo de este escueto modo le habló: “cuéntalo y espera reacciones”. Así pues, la hechicera combatiente comenzó a anunciar su propia muerte inminente, a decir que solo le quedaba abril, mientras su frustración multiplicada se focalizaba en el último tramo. El infierno. Cuatro años. Cuatro años que ni teniendo tres vidas muchos vivirían. Cuatro años morando en un campo de batalla constante, corriendo peligros tantos, sorteando a la muerte, no una, varias veces, peleando por causas, por seres, que unas veces había podido salvar y otras no; lidiando contra lo imposible, luchando contra dragones a los que no había podido vencer, pero sí herir. Había sido acosada, perseguida, ultrajada, vapuleada, humillada, mancillada, en una espiral de victorias y derrotas, que remataban en la vivencia de todos los dolores humanos. Esa era ella, la superviviente de los mil infiernos, pero ahora solo le quedaba abril. Apenas un día le duró ese trance, porque de entre sus escollos despuntó una brizna de su valor, que le recordó por qué había llegado a cumplir cincuenta años. Entonces se lo volvió a decir, “donde haya una posibilidad entre cien, entre mil o entre un millón, mía es, porque no pienso morir, todavía. Pienso vivir ciento veinte años. Lo haré” Volvió a consultar al oráculo, le preguntó en ésta ocasión con qué armas debería luchar contra el arcano sin nombre. Tres, dijo el oráculo, equilibrio, ideas claras y alegría. 113


¿No eran armas físicas?- se sorprendió- ¡no eran armas físicas!-entonces comprendió… ergo… ¡solución! Su salvación siempre había estado en ella, con las mismas armas que portaba, que a veces extravió y… recuperó. Por su parte humana poseía ésos dotes, la magia innata y aprendida la convirtió en hechicera y su alto sentido de la justicia la había llevado por el camino del combate. El resultado era ella, mujer, druida y guerrera. Sin embargo, buscando en su memoria… recordó, que una vez se inmoló, y que una vez enterró su pasado, pero esto último no lo debió hacer bien, ya que seguía llevando esa carga, sus recuerdos, sus terribles recuerdos… Y ahora ¿por qué solamente le quedaba abril? Equilibrio, ideas claras y alegría, sumado a magia y justicia. Amalgama de equilibrio, ideas claras, alegría, magia y justicia para ser losa funeraria del pasado, que no de ella. Muerte, sí, pero muerte al pasado. Y lo mató, en marzo, pese a que solo le quedaba abril, aunque solamente le quedase abril. Así empezó abril, muerto el pasado, viva ella. Mientras cientos de poetas verterían letras cual gotas en mediocres poemas que hablaban de la lluvia… ella se estaba reconciliando consigo misma, para eso era abril, todo abril entero. Si se diese el momento de luchar contra el más fuerte de todos los enemigos, lo haría, con la intención de vencer al arcano sin nombre, y ya era capaz, porque estaba en abril, y solo le quedaba ese mes para completar la reconciliación consigo misma. O se regeneraba, o moría. Como siempre, su mente le decía que lo conseguiría, no en vano era una superviviente, y por más ende, y no en vano, combatiente.

Mayte Álvarez. Meliana. Valencia.

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ANA SAAVEDRA ENTRE LAS OLAS DEL MAR

Imagen: Svetlana/Igor Anisiforovy

Faltaba poco para que Andrea viera su sueño hecho realidad, sonreía con satisfacción a su reflejo en el espejo del baño, las invitaciones estaban enviadas y toda su familia y amigos había confirmado su presencia. La boda se llevaría a cabo en el cálido mes de abril, el mismo de su cumpleaños como siempre había querido. Andrea se preparaba para ir a su oficina radiante como nunca antes, no quería llegar tarde pues a medio día tenía una cita con Javier, hoy era un día importante, iban a decidir el destino de su luna de miel, llevaban indecisos muchos meses y era un pendiente que no podía esperar ni una 115


semana más. Ella seguía con la idea de un viaje en crucero, aprovechando el buen clima y que Javier nunca había viajado en barco, a diferencia de su suegro, viejo navegante curtido en alta mar, así que estaba decidida a convencerlo y alejar para siempre su idea de un viaje a las montañas, por más romántico que sonaba, ella prefería los largos horizontes cubiertos de olas. Más tarde, allí estaban Javier y Andrea sentados con una taza de café y sus sueños por compañeros, contemplando como se diluían las risas entre el aroma de un capuchino y los sonidos ambientales de la plaza en pleno. Un beso selló la decisión, sería un crucero. El recorrido estaba trazado en un mapa junto a la marca de la taza de café caliente y su llavero en que lucía una foto suya enmarcada en un corazón. Una llamada entró al teléfono móvil y Andrea respondió entre risas y entusiasmo. Era una de sus damas de honor, los vestidos estaban listos y todas ya se habían hecho la última prueba. La boda sería un éxito. Andrea se despidió de Javier con un abrazo en apariencia eterno pues pareció acompañarla todo el trayecto a la iglesia ,en que se llevaría a cabo la ceremonia un día más tarde. El sonido de su llavero al golpear el volante del automóvil marcaba rítmicamente su camino mientras ella materializaba sus sueños en un horizonte lejano. Todo fue tan rápido. El destino interpreta el papel de un personaje frío y no tiene en cuenta los planes individuales. Ella ni siquiera supo qué fue lo que pasó. Una llamaba al teléfono de Javier aclaró las cosas. «Estaba muerta». «Un accidente». «Sus ojos se cerraron para no abrirlos nunca más». «El culpable fue una camioneta sin frenos que encontró barrera en el auto de Andrea». Esas palabras apuñalaron el cerebro de Javier durante mucho tiempo. Las oía así, separadas, desconectadas de lo que él entendía por realidad. El día de abril que habían esperado toda su vida llegó sin importarle nada más. Pero ahora, la novia más bella que se había visto en ese lugar partía a un viaje duradero. Toda la familia y amigos decidieron vestir como tenían contemplado para la ceremonia, las damas de honor portaban con sobriedad los vestidos que Andrea había dispuesto con antelación. El 116


desdichado Javier ataviado de su elegante smoking caminaba al lado del féretro; siniestro y frío. En el interior, su novia eterna descansaba portando el vestido blanco que la haría alcanzar la felicidad anhelada. Después de la misa del último adiós y los trámites correspondientes, Javier zarpó con quien nunca sería su suegro formalmente, en el crucero que tanta ilusión les hiciera a la pareja días atrás. Ahora lo acompañaban las cenizas de su amada, estaba determinado a asegurarse que reposaran en el vaivén eterno de las olas del mar. Ana Saavedra©, Querétaro, México.

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MARIENA PADILLA ABRIL

Imagen: Svetlana/ Igor Anisiforovy

Abril debía llegar cuando la primavera ya se hubiera instalado; cuando las espigas se columpiaran en el aire tibio y los brotes se abrieran paso en los caminos, en los jardines y hasta entre las grietas de los muros; cuando las corolas amarillas de lirios y dalias, imitando al sol, dieran inicio a los días.

Pero la primavera no terminaba de aparecer. Marzo continuaba con la inercia del invierno: frágil, perezoso; los vendavales característicos de la temporada habían cedido su lugar a días grises, con lluvias intermitentes y fríos extemporáneos. Abril sabía el camino, pero arribar en esas condiciones no resultaba atractivo.

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Un día, a media mañana, en la casa se desató un revuelo. Las cortinas empezaron a ondear como si un suave soplo las agitara. Todo el mundo entraba y salía de una habitación a otra y luego en tropel hacia el exterior. En la confusión dejaron la puerta semiabierta. Mientras afuera el barullo se fue extinguiendo, adentro la cafetera seguía colando el líquido aromático y el gato, que se había refugiado en su canasto, se levantó para asomarse por la rendija hacia la calle, donde permaneció como una esfinge.

Pasaron varias horas en las que se sentía una extraña tirantez en el ambiente. Recién iniciaba la tarde cuando la primavera se precipitó en aquella casa. Entró por las ventanas, por la puerta entreabierta y desde el jardín posterior, desolado apenas unas horas antes. Tibieza y luminosidad reptaron por pisos y paredes, invadieron la cocina e hicieron suyas las habitaciones mientras un polvillo dorado flotaba en el aire. Abril había nacido.

Efectivamente, Abril nació en marzo. Pesó 3.200 kg y midió 50 centímetros.

Mariena Padilla -Monterrey, Nuevo León, México.

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MARGARITA POLO VIAMONTES

Imagen: Svetlana/ Igor Anisiforovy

Acuérdate de abril, recuerda… canto en voz baja, mientras mi memoria desgrana nítidamente aquel día, cuando recién nacía el mes, y el amor revoloteaba en cada esquina. Las chicas vivíamos con ansias de amar, anhelando al príncipe azul quien nos deshojara la virginidad reprimida. Salimos en grupo del albergue, cantando, riéndonos de las poses para cada foto individual y colectiva. De pronto, una pelota de voleibol rodó entre nuestras piernas y frenó la algarabía. Tras la pelota llegó él, con el pelo ensortijado pegado a su frente húmeda de tanta carrera, levantó la pelota y con gesto veloz la lanzó hasta el grupo de amigos que la esperaban para continuar jugando… cuando elevó sus ojos hacia los míos en acto reflejo, nos sorprendimos

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ambos de vernos en tal situación, tan cerca nuestros cuerpos, jadeantes de correr, anhelando siempre un inesperado encuentro. Ambos estábamos irreconocibles, las chicas nos habíamos cortado el pelo muy corto unas a las otras, estrenábamos el pelado “a lo Garzón” ¡toda una novedad en La Habana de 1964! Él también estaba diferente al uniformado impecable de siempre, ahora con un pantalón verde olivo desteñido y una camiseta muy sucia, impregnada de sudor y arena… El Sol matutino y la brisa marina matizaban el ambiente, ofreciendo una atmósfera perfecta. Sonreímos sin palabras, le ofrecí mi mejilla para un beso fugaz, aspiré su aroma varonil mientras las chicas comenzaron a darme codazos y repetían sin parar el Ji! Ji! Ji! de una carcajada contenida, tan usual en esos encuentros inesperados, con el proyecto de galán a la vista. Todas comenzaron a hablar a coro, le contaban que íbamos a la compra de regalos para la fiesta por el 4 de abril y estábamos esperando la guagua que salía de becas, los viernes a esa hora, cuando había pase en el preuniversitario de Tarará donde estudiábamos y vivíamos. El parqueo de los ómnibus era cerca de su albergue. La conversación le sirvió de invitación implícita, sin pensarlo dos veces salió disparado hacia el albergue sordo al reclamo de sus amigos quienes le gritaban que recogiera nuevamente el balón, siguió corriendo sin mirar atrás, en dirección contraria a ellos,... Nos reímos más todavía de su arrebato. Momentos después regresó justo a tiempo, cuando el ómnibus recibía a los pasajeros rezagados. Subió muy dispuesto a la conquista, bien vestido, afeitado y perfumado, como un dandy. Le había guardado un asiento junto al mío, la sonrisa cómplice se hizo eco en los demás, pero no lo advertimos, solo teníamos ojos para mirarnos mutuamente. ¿Cómo imaginar que aquel abril sería el primero de cincuenta más a su lado? Ahora recuerdo que alguien guardó por siempre las fotos de aquella "fiesta". Las vimos años después en el álbum familiar de una amiga ¿Cuál? 121


No sé, hoy vivimos muy lejos de la isla, donde los abriles nacían para amar… y componer canciones como ésta que sigue latiendo en mi memoria: Acuérdate de abril, recuerda… no olvides que el amor vuela de noche y anida en otro abril cualquiera.

Margarita Polo Viamontes- Cuba/ Miami- USA.

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