edici贸n. 1 noviembre. 2013
tabernatoledopornoPRENSAcolombianosbicicletamarcahuasi
ÍNDICE 6. Alejandro, el in-creíble Paolo Benza 19. Alberto Vergara: “Los políticos no son conscientes de cuánto se les aborrece en este país” Julio Rospigliosi 23. El otro chavismo Ramiro Escobar 24. El Periodismo de superficie Mario Munive 29. Daniel Titinger: “No puedo vivir sin sentir que estoy produciendo” Diego Olivas 37. El eterno asesino: testimonio de un estigma Julio Rospigliosi 42. País de libros no escritos Emilio Camacho
Revista Carta Abierta / Coordinador del proyecto: Alejandro Guzmán /Asesor de edición: Mario Munive/ Rospigliosi, Mario Munive, Diego Olivas Arana, Víctor Manriquez ,Victoria Meneses, Alejandro Guzmán / Columnistas Morcos / Diseño y Diagramación : Vera Lucía Jiménez / Publicidad: carta.abiertapucp@gmail.com / Facebook: ww comunicación social Carta Abierta / Prohibida la comercialización total o parcial de los contenidos de esta revista.
ÍNDICE 43. Ese oscuro lugar del deseo Víctor Manriquez 49. Diálogos de taberna: del rotombo a la virgen Diego Olivas 50. Marcahuasi Victoria Meneses 57. Y se llama Perú Víctor Manriquez 61. Aldo Pancorbo: “No me considero un escritor sino un hombre que escribe” Victoria Meneses 68. Nueva vida sobre dos ruedas Alejandro Guzmán
Coordinadores de edición: Julio Rospigliosi, Diego Olivas, Alejandro Guzmán/ Redactores: Paolo Benza, Julio s: Ramiro Escobar, Emilio Camacho / Fotógrafos: Erick Nazario, Victoria Meneses / Ilustrador : Nagib Zariquiey ww.facebook.com/cartabierta / Youtube: www.youtube.com/cartabiertafcac / Revista producida por la organización de
editorial
Creímos conveniente y necesario formar una organización con cierta solidez para publicar una revista sostenible, con un constante recambio de personas y manteniéndola siempre dentro de la Facultad. La carta abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar argentina y su inmediata desaparición nos indujeron a escoger nuestro nombre, que hace eco a la importancia de la libertad de expresión. Hoy, dos años y medio después de empezar a formar la idea inicial, podemos alcanzar nuestra meta fundacional. Hacemos el periodismo que nos gusta, con el respaldo de una organización de comunicadores de todas las especialidades y la asesoría de profesores. Esto apunta a ser profesional. Apostamos por un periodismo que mantenga la democracia entre los que conformamos la revista, sin tener fines de lucro, buscando alejarnos de los condicionamientos externos y siguiendo los principios éticos que esta profesión requiere. Las cuatro
características forman la personalidad de la organización y de todos sus productos y reflexiones. Aunque no todos los participantes en esta iniciativa compartimos dogmáticamente estas ideas, creemos que la apuesta es interesante y provechosa. A pesar de que no pudimos publicar desde el principio, la organización de comunicación social Carta Abierta empezó sus actividades en 2012, después de meses de preparación y discusión democrática entre sus miembros. La acción se concretó en dos brazos: la reflexión y la producción. Pudimos reflexionar organizando un coloquio, presentaciones de libros, ciclos de cine, proyecciones de trabajos de alumnos de la Facultad y conversatorios. Producimos un programa de radio, videos y entrevistas. Nuestro ímpetu por las comunicaciones se extiende a la preocupación por el desarrollo de nuestra Facultad, donde somos formados y tenemos espacio para debatir lo que nos provoque. Si las comunicaciones están en constante cambio (y los medios de comunicación necesitan un cambio urgente), las facultades están llamadas a promoverlo. Sin los cuestionamientos y el aporte de los estudiantes, ese cambio no se logrará. En medio de estas ideas trabaja la nueva apuesta de Carta Abierta que pretende publicarse, en principio, cada tres meses.
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Carta Abierta es una apuesta. En 2011 un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú empezamos a descubrir la brecha entre los conocimientos impartidos en la academia y el mundo laboral. Decidimos juntarnos a compartir inquietudes y proponer algún aporte desde nuestras posibilidades con la ilusión de publicar una revista que significara nuestra producción inicial.
alejandro, el in-cre铆ble De c贸mo la mentira ha llegado a definir a un ex presidente Paolo Benza
Ilustraci贸n: Nagib Zariquiey Morcos
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Lo que aquí se relata es una búsqueda. Cuando estalló el escándalo de Ecoteva, muchos vieron una prueba evidente de lavado de dinero. Otros, el ocaso definitivo de la carrera política de Alejandro Toledo. Pero Ecoteva, en realidad, es más que eso: corona un patrón. Y fue este hallazgo el que impulsó la búsqueda de las historias encerradas en él a través de libros, revistas y, por supuesto, personas: uno de sus últimos compañeros, un ex amigo, un ex jefe, un psicólogo y el periodista que lo investiga. ¿Por qué miente Toledo? ¿Por qué solo a él se le identifica como el político mentiroso? Este es el relato de una búsqueda, la búsqueda de la mentira.
–Él está en una reunión ahorita, por favor–. ¿Y en cuánto tiempo lo podría volver a llamar?– el periodista cede.
– ¿De parte de quién?– pregunta con severidad.
Se corta la comunicación. Suena un pito monocorde en el auricular. En algún lugar de Palo Alto, California, en Estados Unidos, cerca de la Universidad de Stanford, una identidad regresa a su cuerpo. Lástima, para él, que las voces no migren con sus respectivas personalidades. Lástima, también, que las llamadas periodísticas siempre sean grabadas.
El periodista se identifica como representante de un importante diario peruano. Un silencio se prolonga lo suficiente para delatar unos instantes de titubeo. –En estos momentos está en una reunión, eh– afirma, luego de reencontrarse con su nueva identidad. El periodista se desconcierta. –Eh, señor Toledo solo le quería hacer un par de preguntas acerca del informe de la Unidad de Investigación Financiera que ha salido hoy en Lima– insiste, pero es interrumpido por la voz grave y engolada del personaje al otro lado de la línea.
–No sé, está en una reunión de las facultades. –Ya. Lo vuelvo a llamar, gracias.
*** Mentir es decir algo falso a sabiendas de que lo es. Mentir significa tener certeza de que la realidad se sitúa en A y afirmar que lo hace en B. Mentir no es mecer, torear, ni irse por las ramas. Mentir implica, pues, conciencia y entendimiento. La mentira es intención.
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En Alejandro Toledo acaba de obrar una transfiguración. Ha dejado de ser él y se ha convertido, por un momento, en su asistente. Aunque al teléfono el periodista acaba de mencionar su nombre, Alejandro ya se ha ido, su identidad ha emigrado de ese cuerpo pequeño de nariz aguileña y piel cobriza, ya surcado por las arrugas.
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Por eso, cuando es descubierta, una sola es capaz de desbaratar por completo la credibilidad de una persona. Decía Nietzsche, “lo que me entristece no es que me hayas mentido, sino que ya nunca más podré confiar en ti”. A la inversa, también puede contribuir a la pública gestación de un oxímoron: una falsa verdad. –Miente, miente, miente, que algo siempre queda–, aseguraba Joseph Goebbles, el propagandista del régimen nazi.
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Los animales mienten en contadísimas y sorprendentes excepciones. Los humanos, en cambio, mentimos todos. Mienten los médicos que niegan al paciente una enfermedad terminal, como los homosexuales que rechazan tal preferencia. Le hemos concedido a la mentira distintos peldaños en nuestra escalera moral. Tomás de Aquino, por ejemplo, profesaba que habían tres tipos: la útil, la humorística y la maliciosa. Solo la última era pecado mortal. ***
El decano de ESAN telefonea al coronel Velarde, militar en retiro encargado de la seguridad de la institución educativa, y le informa de la situación. –Ubique al profesor –indica, con pragmatismo de ingeniero. En las siguientes horas del 16 de octubre, Novoa se reúne con Eliane Karp, la esposa que ha mandado cancelar la tarjeta, y juntos llegan hasta la Farmacia Deza en San Isidro, desde donde se han reportado los gastos más fuertes. Allí, les confirman las compras de Toledo, pero no indican cautiverio alguno. Se separan. Por la noche, Alfredo Novoa va a la casa de la familia Toledo, al final de una calle enrejada en la apacible urbanización de Camacho, en La Molina. Alejandro no tarda en llegar, visiblemente “fuera de sus cabales” y desprovisto de las amarras de sus zapatos. No tiene marcas de haber sido maniatado. La mirada de reproche de Eliane indica que es momento de respetar el rictus familiar. El ingeniero se va.
Esa tarde de primavera de 1998, el empleado del Banco de Crédito reporta una situación que el decano de ESAN, Alfredo Novoa, ya sospecha: su profesor de desarrollo económico, Alejandro Toledo, puede estar secuestrado. Ha faltado a sus clases y le confirman que se están realizando fuertes movimientos de dinero en la tarjeta Visa Dorada a su nombre. Todas las señales apuntan a un plagio.
–Si hubiera sido cualquier otro profesor, hubiera hecho lo mismo: buscarlo– me diría Novoa en la oficina de su departamento sanisidrino, quince años después. –No sé si habrá habido algo en el Melody, ni me interesa.
Toledo no es, en ese momento, un profesor cualquiera: ha sido candidato presidencial tres años atrás, en 1995, y planea serlo en las elecciones que se avecinan encabezando al partido Perú Posible.
–¿Es verdad que te secuestraron y te llevaron a la fuerza?– preguntará Jaime Bayly, conocido por sus afiladas preguntas personales.
En febrero de 2001, Alejandro Toledo, nuevamente candidato, se sentará en el incómodo sillón negro de El Francotirador.
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–Eso sí. Y está en la Policía. Y está en las clínicas– responderá, raudo. Cuando el periodista le pregunte cómo está tan seguro de que fue secuestrado, describirá una escena tan aparatosa como vaga: –Ah, es que yo… 7 de la mañana, yendo de mi casa a una reunión, en el Puente Quiñones, tres camionetas polarizadas sin placa– sonreirá–. Lo que recuerdo es... las metralletas y un pañuelo. Perdí el conocimiento. La Policía y las clínicas; las camionetas, las metralletas, el pañuelo. Miente, miente, que algo siempre queda.
Cuatro días antes, Toledo había salido de casa en un Honda Accord negro, dando inicio a dos fervorosos días de parranda. Acompañado de cinco chicas –Nataly, Itamar, Cielo, Karla y Raquel–, recaló primero en el Hostal Queens, en La Victoria y, al día siguiente, en el Melody de Surquillo. Este último –que pudo añadir la segunda estrella a su letrero de neón azul gracias a la posterior fama de su cliente–, es un esmerado local de cuatro pisos con
Entonces, pidió al hostal un préstamo de S/. 1, 500 que repartió entre las chicas. Tres desertaron, dos se quedaron. Salieron a las 8:40 de la noche y fueron interceptados por una patrulla. Los contactos del general Velarde habían hecho su trabajo. Toledo negó el secuestro y decidió regresar a su casa a calmar a su esposa. No solo le faltaban los pasadores, sino también algo de control sobre sí mismo. En julio del 2000, el periodista de Caretas Jimmy Torres será internado en la Clínica San Pablo por un accidente automovilístico y logrará agenciarse unos análisis toxicológicos hechos a Toledo al día siguiente del supuesto secuestro. Uno había dado
“LO QUE RECUERDO ES... LAS METRALLETAS Y UN PAÑUELO. pERDÍ EL CONOCIMIENTO”
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Ante la División de Secuestros de la Policía, el 19 de octubre de 1998, Pablo Gálvez Cruzado, encargado de reparto de la Farmacia Deza, declara sin vacilar que encontró a Toledo en una habitación del Hostal Melody con “tres chicas encima de la cama, todos completamente desnudos y realizando diversos actos de índole sexual” cuando fue a hacer firmar el voucher de la tarjeta de crédito. Job Isaac Príncipe, recepcionista del hostal, y Juana Rosa Sánchez, jefa de operaciones de la farmacia, dan– recibos y firmas de por medio– manifestaciones que confirman la misma versión.
cochera propia. El biombo que cubre la puerta principal esconde su pomposa decoración de chifa. En la habitación 407 pasó el día Alejandro Toledo junto a las mujeres. Tomaron cerveza, almorzaron pollo a la brasa y las envió por grupos a la Farmacia Deza con su tarjeta de crédito. Hasta que le cortaron la línea.
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positivo para el “barbitúrico hipnótico fenobarbital” y el otro para cocaína. Un cóctel de terror. *** Para mentir sobre asuntos delicados de manera sostenida es necesario carecer de escrúpulo. “Solo una mentira que no esté avergonzada de sí misma puede tener éxito”, dijo Isaac Asimov. Lograr tal condición es posible por dos vías: la frialdad de quien ha sido curtido en los avatares de la vida o la somera inmadurez emocional de alguien a quien poco importan las consecuencias de sus actos. ¿Cuál de ellas signa al ex presidente?
Por encima del cuchicheo reinante, la voz de Bruce se alza: –Yo ya no sé cuántos hermanos tuvo finalmente, porque cada vez que lo escucho, cambia. Primero doce, después dice catorce, después dieciséis, de los cuales la mitad murió. Él a veces altera las cifras con el ánimo de dramatizar.
–Esa lucha por ascender en la escala social no es fácil y no la haces sin haber tenido un grado de picardía y astucia que a veces te lleva a mentir para obtener un rédito de corto plazo– me dice Bruce, quien acepta ya no ser amigo de Alejandro. *** –¿Esa hija es tu hija, Alejandro? –apunta la mira de El Francotirador durante la campaña presidencial de 2001. –No. –¿Tú lo puedes probar? –Absolutamente –solo un leve movimiento en la silla delata un resquicio de incomodidad en el candidato. De carácter resabido, Zaraí Toledo Orozco es fruto de un romance pasajero entre la contadora Lucrecia y el economista Alejandro. Lleva toda una vida buscando
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La historia de vida de Alejandro Celestino Toledo Manrique transita desde las gélidas tierras de pastoreo de la sierra, en compañía de su perro Limón, pasando por los arenales de Chimbote, hasta el sillón de Palacio de Gobierno. De lustrabotas a presidente. Esa niñez que Caretas, en octubre de 1994, llamaba “no solo particular, sino digna de recuento y ejemplo”, es el germen de sus réditos políticos. Carlos Bruce la acaba de calificar como “fascinante” en la Sala de Embajadores del Congreso de la República.
Toledo ha alterado aspectos de su biografía para que sus penurias parezcan más desoladoras y sus logros más admirables, y así poder mantener esa figura de discurso que representa al esfuerzo, al éxito y la esperanza. Por ejemplo, en el día de la madre de 2001, en el programa Contrapunto de Frecuencia Latina, se aventó a decir, con esa iniciativa que le surge cuando se siente a gusto: “Quiero aprovechar esta oportunidad para decir a las madres del Perú que yo me debo a ellas. Yo no tengo a mi madre, la perdí en el terremoto de Áncash”. Pero olvidó que en su autobiografía Las Cartas sobre la Mesa había escrito que su madre había sobrevivido al fatídico evento.
el reconocimiento de su padre. Sus facciones son idénticas a las de él. Esa noche, frente al televisor, se ofende. Dos meses después, la niña se sienta frente a Jaime Bayly y desafía a su padre a hacerse la prueba de ADN. Ha llegado hasta allí tras retar por teléfono al entrevistador. “Si de verdad eres un periodista independiente, invítame a tu programa”. –Quise venir acá para probarle que en verdad sí existo. Que estoy presente y vivo –exclama Zaraí en pantalla.
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En los meses siguientes, Toledo, ya electo presidente, se reafirma en su versión inicial: él no es el padre. A pesar de que una prueba de sangre de 1996 asegura esa paternidad. La presión política y mediática arrecia. Bayly toma la causa como bandera contra el entrante gobierno. El círculo oficialista decide darle solución al tema cuanto antes. Un martes del mes del Señor de los Milagros en 2002, el obispo Luis Bambarén llega a Palacio de Gobierno con una carta bajo el brazo. Se la entrega al presidente. “El ser presidente es importante pero transitorio. Como hombre, amigo y cristiano, le pido, le suplico, le exhorto, reconozca la paternidad de Zaraí”, dice esta.
y voluntariamente” a su hija. Sin ADN. Finaliza con una frase para el anecdotario: “Buenas noches, Zaraí”. *** Sobre la mesa, junto a mi grabadora, hay exámenes que esperan corrección. En el cubículo, el profesor de la Universidad de Lima Leopoldo Caravedo, además psicólogo clínico y psicoanalista, se explica con ademanes pausados. –Para que exista una mentira se necesita la complicidad del receptor. Mientras más necesidades hay en el receptor, la mentira va a ser más funcional y este se va a cuestionar menos. Si observa con detenimiento, se dará cuenta de que el autor de ficción entrega una realidad falsa –verosímil, es cierto, pero falsa– sabiendo que lo es y nosotros nos dejamos introducir en ella para disfrutar de la obra. Eso es “complicidad”. En el mismo recurso se basan los ilusionistas: los grandes y más exitosos mentirosos de la historia.
–Obispo, usted me ha tocado un punto que nadie lo ha tocado: el espiritual –se sincera el presidente. Además, un desliz del vocal supremo Silva Vallejos, al confesar una ilícita reunión con Toledo para conciliar el caso, ha acelerado las cosas.
En el año 2001, la oportunidad perfecta cruzó el camino de un hombre con ambición. El Perú salía de una crisis de verdades y necesitaba creer en algo. En alguien. Y creyó en Alejandro Toledo, el político que se presentó como ex alumno de economía de Stanford y ex docente de Harvard, prestigiosas universidades estadounidenses. Su lema: “la economía es mi cau-cau”.
Ese mismo viernes, en mensaje a la nación, con el pelo engominado y lentes de analista, Alejandro Toledo reconoce “libre
Como aclaró la Stanford Magazine en marzo de 2001, Toledo estudió allí una maestría en Educación, otra en Recursos
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Humanos y un doctorado en Educación. No en economía. La Asociación de ex alumnos de Harvard se encargó de aclarar que Toledo no había sido ni alumno ni docente, solo un investigador en dicha universidad que pagó ese derecho al que podía acceder cualquier profesional. Pero eso poco importaba. El pueblo peruano necesitaba creerle a ese candidato que se presentaba como el paladín de la democracia, el artífice de la caída del régimen, y que era poseedor de una historia de vida hermosa. Eso es “funcionalidad”. Sus mentiras llenaban la brecha entre lo real y lo esperado. Y todos eligieron creerle. ***
–¡El periodismo que usted acaba de hacer es canallesco y no se lo permito! –grita Toledo, alargando la ‘r’ característica de esta última frase; Spa levanta un poco las cejas ante su última diatriba. –¡Es usted un cobarde! Este incidente es solo la punta del iceberg de una grave denuncia de corrupción. Según el reportaje del canal 4 que tanto fastidió al presidente, Perú Posible, su partido, habría sido inscrito con firmas falsas.
Toledo negó siempre la acusación, amparándose en que esta prescribió en el Congreso. Carmen Burga huyó del país y, desde la clandestinidad, mandó un video retractándose. Se dijo que fue sobornada por los toledistas. Alejandro volvió a negar. Años después, apareció un audio en el que su sobrino, ‘Filete’ Manrique, daba a entender que Toledo habría estado involucrado en la partida de Burga e, incluso, que habría habido un plan para matarla. –No existieron firmas falsas. Cuando uno analiza los hechos se da cuenta de que hay más cuestiones de escándalo que de otras cosas– me dice, con la voz monocorde y el semblante inexpresivo, Juan Sheput. Es
lA aSOCIACIÓN DE EX ALUMNOS DE HARVARD ACLARÓ QUE TOLEDO NO HABÍA SIDO NI ALUMNO NI DOCENTE
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El pelo peinado al estilo lengüetazo de vaca de Carlos Spa no se mueve ni un ápice ante la embestida verbal del Presidente de la República. El programa Cuarto Poder ha emitido un reportaje de denuncia sobre una fábrica masiva de firmas falsas montada a favor del partido Perú Posible en 1998. Es octubre del 2004 y Toledo, que se ha puesto al teléfono, lucha para que su índice de aprobación alcance las dos cifras.
Mientras Carlos Spa es expectorado de Cuarto Poder, el Congreso crea una Comisión Investigadora del Caso Firmas Falsas. En ella declara la testigo principal, Carmen Burga, quien afirma, detallando incluso el dinero que percibía–S/. 60 por 12 horas–, que la falsificación de rúbricas era supervisada por el entonces candidato.
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uno de los últimos que se mantiene hoy junto a Alejandro y a Perú Posible. *** La intención de mentir no lleva implícita la intención de hacer daño. La mentira puede ser un simple recurso para evitar responsabilidades o situaciones incómodas. Por ejemplo, en 2011, el entonces presidente Alan García deslizó el dato de que Toledo había gastado S/. 542 835 en licor durante su gestión presidencial. Este respondió a la periodista: “Yo no tomo whisky, quiero que sepa”. Poco importó la mano oronda, desembarazada de las pacatas convenciones sociales –su mano– que todos vimos deslizarse hacia la hielera del restaurante Brisas del Titicaca en agosto del 2005, para terminar en un vaso de whisky.
Mentir no es fácil. Racionalmente, para el ser humano es más cómodo saber que la mesa es roja y decir que lo es, pues decir que es azul implica divorciarse de la realidad e imaginar otra. A eso se suma el estrés de ser descubierto. Por eso, la
Como dije al principio, torear una pregunta no significa mentir. *** En la urbanización Las Casuarinas, las camionetas 4 x 4 descansan a un lado de las pistas flanqueadas por interminables muros de portones eléctricos. En una de sus calles, Cascajal, una residencia de 2 500 m2 ha sido adquirida por la suegra de Alejandro Toledo, Eva Fernenbug, por $3,7 millones. Así lo ha informado el diario Correo en enero, lanzando la controversia sobre el ex presidente. Mirando el pequeño caos que se forma en la Av. Arequipa, frente al edificio del canal 5, Marco Vásquez, periodista de Panorama, procesa información. Periodismo es horas de vuelo, piensa, ahora que Michael
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La mitomanía es la patología de la mentira. Es la necesidad de inventar, una y otra vez y de forma inconsciente, sucesos improbables y fácilmente refutables. Las afirmaciones del mitómano no son parte de una psicosis; de ser presionado, incluso, podría aceptar su falsedad de mala gana. Ningún psicólogo podría afirmar que Alejandro Toledo padece de mitomanía sin antes haberlo evaluado. Y de haberlo hecho, el secreto profesional haría esa afirmación inconfesable. Solo se pueden identificar en él rasgos y manifestaciones.
mentira se justifica si las consecuencias o responsabilidades que acarrea la verdad son indeseables. O por una patología. ¿Qué pasa, entonces, con Toledo? ¿Es honesto? Dándole un sorbo a su café en una mañana gris, Juan Sheput, su amigo, responde a esta última pregunta: –Hablar de honestidad implica varias cosas. Hay un pasaje en Ana Karenina en el que un funcionario del imperio zarista dice: “esa persona es honrada, pero no es honesta. Es honrada porque no roba, pero no es honesta porque no denuncia a los que roban”. Lo importante es tener funcionarios con ambas categorías: honrados y honestos, y para eso uno tiene que conocer mucho, no solamente a la persona sino a los entornos. Es un tema muy complejo. O sea, no se puede otorgar esa categoría absolutamente a nadie, si es que uno no conoce todo el entorno.
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de Toledo que sacaba hielos junto a él en Brisas del Titicaca. La empresa, en Costa Rica, no tiene bienes y fue fundada con $ 3 de capital social.
Marco Vásquez viaja a Costa Rica sin más luces que ese nombre: Ecoteva, la fuente del dinero para la casa de Casuarinas. Encuentra en los registros que la empresa fue constituida por el Bufete Melvin Rudelman y sus fundadores son José Zamora Alfaro y Claudia Centeno Fuentes, quienes luego nombraron a Fernenbug como presidenta. Luego de la revelación de Correo, la cambiaron por Sabih Saylan, hombre de Yosef Maiman, el amigo judío y multimillonario
–Vengo a entregarle esto a la señora Centeno –le dice a la recepcionista, mostrándole el acta de fundación de Ecoteva. Esta ve los sellos y lo invita a esperar.
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Landman, judío miraflorino sobreviviente del Holocausto, ha llamado indignado a decir que su pensión de reparación asciende a solo $ 415 mensuales. También ahora que unos vecinos de Casuarinas le han confirmado que era el propio Toledo quien se acercaba a ver las casas. Y, sobre todo, ahora que esa fuente, la tercera, ha soltado un nombre clave: Ecoteva. Acá hay algo que se tiene que saber, piensa.
Marco decide buscar a Centeno, hondureña, y su dirección lo lleva hasta una especie de asentamiento humano costarricense. No está, pero logra averiguar dónde trabaja: el Hotel Balmoral.
Centeno sale. Marco hace un reconocimiento instantáneo de su rostro. Ella lo manda a esperar afuera. Dos horas después, en la calle, Marco la aborda, papel en mano. Ella, por supuesto no está enterada de Ecoteva. Ni de Fernenbug. –Yo soy inocente –alcanza a decir antes de notar al camarógrafo, antes oculto.
mÁS QUE CREERSE SUS AFIRMACIONES, tOLEDO PARECE ESTAR SEGURÍSIMO DE QUE NOSOTROS SE LAS CREEMOS A ÉL.
La señora ve la cámara y se quiebra. Se tapa la cara, solloza.– ¡Yo soy una simple miscelánea! –grita antes de subirse a un bus. Una simple empleada de limpieza, en argot costarricense. Marco siente que está perdiendo a su único contacto con el caso. Desesperado, sube a un taxi, pero no alcanza a seguir el bus. Entonces, el instinto periodístico acude en su ayuda. Al Bufete, vamos al Bufete. Espera frente al Bufete Melvin Rudelman. Paciencia. Periodismo también es paciencia, piensa. De pronto, llega la señora. Entra. De día limpia en el Balmoral, en la tarde, en el Bufete. Luego descubrirán que el otro fundador es un empleado de
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seguridad. Listo. El Bufete acepta recibirlo sin cámaras. Muy sobrios, le dicen que así se forman las empresas en Costa Rica –paraíso de off-shores– y que disfrute de las playas, muchas gracias. Marco cierra la puerta de rejas del Bufete con una sola palabra en mente: testaferros. Personas que prestan su nombre para el negocio de otras.
El informe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SBS, descubrió, además, que la casa de Punta Sal y parte de la hipoteca de la casa de Camacho del ex mandatario fueron pagadas con dinero de Ecoteva. Él había afirmado que había sido con su dinero. Cuando el Congreso peruano hizo un ademán de blindarlo, el costarricense vio que el manual para estos casos dicta ‘lavado de activos’, y decidió investigar. Y, como si no fuera suficiente, se descubrió que Abraham ´Avi´ Dan On– ex jefe de seguridad de Toledo y ex Mossad– estaba retirando el dinero de Costa Rica a pérdida. La última de las versiones de Toledo, al ser interpelado por el Congreso, va así:
*** Una de las características de la mitomanía es que el sujeto construye planes a futuro sobre el complejo entramado de falsedades que ha creado. Más que creerse sus afirmaciones, Alejandro Toledo parece estar segurísimo de que nosotros se las creemos a él, porque termina asumiéndolas como válidas y posibles. –Toledo es muy poco político, es muy generoso, tiende a confiar mucho en las personas y no tiene esa astucia en términos de desconfianza que es requisito en la acción política. De ahí se mete en problemas –me explica Juan Sheput. Todos los políticos mienten. Asumamos, como escépticos peruanos, esa premisa. Entonces, ¿por qué Toledo es el mentiroso? –Por el racismo que está inmerso en el Perú. No tengo la menor duda de eso – dictamina Sheput. –¿Pero, de dónde viene la inocencia política de Toledo? –pregunto. –De haber llegado tarde a la política. Ese es el problema de fondo. Todos los políticos mienten. Alejandro Toledo es político. ¿Alejandro Toledo miente? Sí, pero no como ellos. Los polí-
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El reportaje de Panorama desató la bola de nieve de las mentiras. Antes Toledo había dicho que su suegra había pagado la casa y una oficina en el edificio Omega, en Surco, con el dinero de su pensión como víctima del Holocausto. Pero fue con dinero de Ecoteva. Luego desafió a que si se demostraba alguna vinculación de él con las compras, se retiraría de la política. Los dueños aseguraron que fue él quien visitó los predios. Melvin Rudelman dijo, además, que el propio Toledo le pidió la conformación de Ecoteva y le dio el nombre.
Maiman quería invertir su dinero en Perú, a través de Ecoteva, y él lo ayudó a tasar el valor de la casa de Casuarinas y de la oficina en Surco. Por eso su presencia en ellas. Además, Maiman le prestó, debido a una fraterna relación de amistad, el dinero para pagar su casa de Punta Sal y ‘matar’ su hipoteca en Camacho.
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ticos mienten con racionalidad y cuidado. Una de las reglas tácitas de su actividad es nunca decir lo que piensan, ni hacer lo que dicen. Para ello, deben valerse de argucias lingüísticas, de escusas racionales y de sólidas coartadas. No de una pensión del Holocausto de $ 415 mensuales. Toledo miente por instinto. El engaño le brota como un reflejo elemental. Pareciera un impulso irresistible, compulsivo y autodestructivo. La razón de su actuar no aparenta estar fuera de él (el racismo), sino dentro.
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–Ahí intervienen sus patrones más primarios, más infantiles, en donde basta la expectativa para que algo sea realidad: pensará “no me van a investigar, seguro mis correligionarios van a poder neutralizar esto. No va a salir información”– me dice Leopoldo Caravedo frente a los exámenes aún sin corregir. Durante años no ha encontrado razones para dejar de pensar así. Pero Ecoteva parece ser la Waterloo de sus verdades. –Hay un dicho entre políticos que es: “miente, pero no engañes”– prefiere explicarme Carlos Bruce–. Una cosa es que minimices una parte negativa tuya y otra que engañes flagrantemente. O, quizás, solo se trate de no causar alboroto. A mediados de septiembre, envalentonado por la dudosa ovación de una multitud, Alejandro Toledo –que debe estar acostumbrado a los escándalos como un gladiador a las cicatrices– se acercó a una periodista de Frecuencia Latina, la miró fijamente a los ojos, frunció el ceño y demandó:
–¡Dejen de mentir! Dio media vuelta, la miró por encima del hombro y dejó escapar una sonrisa mientras saludaba a sus fans. Dejen de mentir.
alberto vergara “los políticos no son conscientes de cuánto se les aborrece en este país” Julio Rospigliosi
Fotografía: cortesía Alberto Vergara
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“Ignorantes”, “precarios” e “impopulares” son las características que menciona Alberto Vergara para referirse a nuestros gobernantes. La lectura del politólogo y conferencista del Departamento de Gobierno de la Universidad de Harvard sobre lo que ha pasado este año con ciertas propuestas del Estado tiene un elemento que sobresale: la debilidad de quienes las emiten.
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A mi insistencia por una entrevista, respondió que debía ser por e-mail y que las respuestas estarían en dos semanas. “Un hombre ocupado”, pensé. Alberto Vergara me responde desde algún lugar de la ciudad de Cambridge y, cumpliendo con lo indicado, envía a mi bandeja de entrada sus respuestas. Se siente su tono en cada respuesta: el de un analista que no duda en sus afirmaciones, el de un ciudadano igual o más cansado de los políticos que los otros. En la entrevista, hay algo de la propuesta de Ciudadanos sin República, su reciente publicación, que propone el desbalance de un país que ha tenido un importante crecimiento económico, pero cuyos políticos han ido muy por detrás de lo que se esperaba. “Son de una ignorancia y precariedad, sin recursos, ni bases, ni organizaciones, son impopulares”, remarca. En el 2013 se ha podido ver un poco de esto, a raíz de tres importantes políticas del gobierno de Ollanta Humala que intentaron implementarse: la Ley del Servicio Militar Obligatorio, el aporte de los trabajadores independientes a las AFPs y las sanciones a través de las fotopapeletas. Ninguna de estas tuvo éxito. Algunas no se reglamentaron y otras, en su transcurso, se anularon y fueron rechazadas por la opinión pública.
El Congreso no fue ajeno a esta tendencia: la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, los directores del Banco Central de Reserva y la titular de la Defensoría del Pueblo condujo a una de las mayores manifestaciones de rechazo en la capital peruana. La consecuencia: se dejó sin efecto la votación, y el acuerdo bajo la mesa de los parlamentarios pasó a llamarse “repartija”, un término más con el que ya podríamos hacer un diccionario de la Real Cochinada de nuestros “padres de la patria”. ¿Por qué tantos pasos atrás? Analizamos este embrollo junto a Alberto Vergara. Las propuestas desde el Ejecutivo y las elecciones de los representantes de tres órganos del Estado han quedado sin efecto. ¿Esto podría considerarse un fracaso del gobierno o crees que servirá para que sean implementadas con más criterio? Yo creo que es sobre todo debilidad de la clase política en general. La debilidad del gobierno es parte de esto. Cuando se anula la designación de personas a los tres órganos que mencionas no es algo particular al gobierno, es debilidad de todos los grupos. Yo no diría que es un fracaso, que se deba retroceder en ciertas medidas. Es debilidad pero también es fuerza y habilidad de otros grupos e instituciones.
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¿A qué grupos te refieres? Medios, sociedad civil, la cofradía de “feisbukeros” indignados, etc. ¿Esa cofradía de “feisbukeros” tiene una dimensión real en participación en la política? Recuerdo que Claudia Cisneros decía, a modo de advertencia, que los políticos deberían tener cuidado porque “iban a despertar a la primavera peruana”. Bueno, honestamente, algunos “cyberindignados” alucinaban que se estaban enfrentando al Tercer Reich y no a Víctor Isla y sus lavapiés.
¿Encuentras algún actor de la sociedad que haya aparecido con fuerza en estos debates y que haya logrado ser la influencia para que estas políticas se caigan? Como en todo, es una combinación de factores. Para mí, el principal, francamente, es la debilidad de los políticos. Son de una ignorancia y precariedad, sin recursos, ni bases, ni organizaciones, son impopulares. En esas condiciones, ¿cómo
Hubo mucha movilización por el caso de la “repartija”; también una organización como colectivo que puso en evidencia irregularidades con las fotopapeletas ¿Cómo has visto el rol de la sociedad civil? Claro, sobre la debilidad de la sociedad política actúan otras fuerzas, las que justamente no son elegidas. La sociedad civil fue importante para ponerle un decorado callejero al rechazo a la repartija, por ejemplo, lo cual siempre asusta a los políticos. En el caso de las AFP y el Servicio Militar Obligatorio, hubo más un debate mediático que la propia participación directa de la ciudadanía. ¿Qué rol han jugado los medios de comunicación? ¿Crees que han ejercido algún tipo de presión? El peso de los medios de comunicación
“sI LENIN NACIERA EN NUESTRA ÉPOCA, NO HUBIERA FUNDADO UN PARTIDO COMUNISTA, SINO UN CANAL DE TELEVISIÓN”
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¿Qué fallas encuentras en estas políticas? ¿Son fallas de fondo, de forma o es que no se le han comunicado bien a la población, como argumentan muchos defensores del gobierno? Bueno, yo no soy un especialista en cada uno de estos temas, pero me parece que aquello que impide que se realicen los deseos del gobierno es de distinto tipo. El Servicio Militar Obligatorio era una propuesta regresiva y fue rechazada por otras instituciones; lo de las fotopapeletas no tenía ni pies ni cabeza; y en lo de la “repartija”, al empujarla obtusamente, los políticos transparentaron que siguen sin ser conscientes de cuánto se les aborrece en este país.
podrían imponer medidas problemáticas o controversiales? Yo creo que la razón principal está en la debilidad de quienes están en cargos de elección popular.
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se hace cada vez más fuerte. Es un gran poder y claro que ejercen presión. Cuando hay iniciativas políticas que van contra un consenso mediático, no prosperan. Así de simple. No te olvides que alguien dijo que, si Lenin naciera en nuestra época, no hubiera fundado un partido comunista, sino un canal de televisión. ¿Crees que el gobierno respondió con la suspensión de ciertas políticas a raíz de su caída en picada en las encuestas? Yo creo que sí. Tener al presidente con el susto de que cada dos lunes la popularidad se le desvanece facilita el proceso de poder mangonearlo desde los medios. A mí la verdad es que las discusiones sobre la popularidad del Presidente me tienen podrido.
política
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¿Cómo se puede gobernar en base a las encuestas, si estas son cada vez más constantes? Eso me suena a que tenemos un títere como presidente. No, todos los políticos suelen tener un ojo en las encuestas. Es normal. Lo novedoso, creo, es esto de desacreditar a un presidente permanentemente por su popularidad. Como si hubiera una regla informal por la cual, si bajas mucho en las encuestas, te puedes ir. Eso es azuzado irresponsablemente desde los medios. Pero los políticos caen redonditos. En el caso del Servicio Militar, apareció la Defensoría del Pueblo a hacer su trabajo y detuvo la propuesta que tachó de “inconstitucional”. ¿Es la Defensoría la única institución con la que cuenta el peruano de a pie? Pero en realidad fue la Defensoría y el Poder Judicial. Si no me equivoco, la Defensoría interpuso una acción de amparo contra la iniciativa y el Poder Judicial la
declaró fundada. Es bien importante que haya casos exitosos de este tipo de control institucional. Y más si en la Defensoría estaba un defensor interino que a pesar de eso es capaz de bloquearle una iniciativa al Presidente de la República. Estos retrocesos, ¿acentúan más la falta de confianza a las instituciones? No sé. Sobre todo, dan la sensación de despelote, pero como venimos de mencionar también permiten que ciertas instituciones ejerzan sus prerrogativas. Quizá, pecando de generalista, ¿se puede ubicar en este contexto la participación de una izquierda o una derecha en los debates públicos? En el Perú, la idea de derecha e izquierda es cada vez más inútil. Yo no creo que este tipo de episodio pueda ser leído desde categorías como derecha e izquierda.
el otro chavismo Ramiro Escobar*
Lo que ha ocurrido con la elección de Martha Chávez para el cargo de ‘coordinadora’ del Grupo de Trabajo de la Evaluación de la Política de Derechos Humanos’, una suerte de sub-grupo de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso, da para eso y más. Provoca natural indigestión debido a que, detrás del hecho, hay bastante más que un desvarío parlamentario. Como toda persona, todo ciudadano o ciudadana, Chávez merece consideración. Solo que, durante años, ha hecho notables méritos para incumplir sus deberes de respeto para con la gente y las víctimas del conflicto armado interno. Ha fundado un estilo, una suerte de ‘chavismo’ a la peruana, que no consiste en hacer ‘revolución’ alguna, sino en revolver el cotarro con fruición. El ‘chavismo’ fujimorista se caracteriza por no reconocer errores, por creer que lo que ocurrió entre 1990 y el 2000 fue algo así
Esto último es especialmente grave. Políticamente hay todo el derecho a discrepar, a proponer salidas para el país, incluso disparatadas. Pero que un político, o política en este caso, muestre desprecio por las víctimas (del caso La Cantuta, por ejemplo), o que diga que en algunos casos “vale matar”, hace que las críticas que se le hacen no requieran una interpretación auténtica. Todo eso suena al ya legendario “nosotros matamos menos”, que le dio en la línea de flotación a la candidatura de Keiko Fujimori. Aunque en este caso quienes han engendrado este despropósito no son solo los fujimoristas sino, además, parlamentarios del PPC, de Solidaridad Nacional, lo que quiere decir que el Congreso anda éticamente desarmado, desubicado. El problema no es solamente esta destartalada elección. El drama consiste en que, en busca de equilibrios perversos al interior del Congreso, los parlamentarios demuelen la sensibilidad de la gente, se zurran en la opinión pública, ningunean el mínimo raciocinio. Se enajenan de la mayoría de la población, como si su curul fuera una cápsula a prueba del mínimo sentido común. Acá no hay ‘Socialismo del siglo XXI’, ni pájaros que hablan, ni apariciones fantasmales de líderes extintos, ni escasez de papel higiénico. Sí hay un ‘chavismo’ encarnado en una persona y algo extendido en la política. No, pues. Necesitamos un rapto de dignidad, para que los derechos humanos no sean una piltrafa que se negocia en aras de un delirante cálculo político. (*) Profesor de la carrera de Periodismo de la PUCP. Periodista y Columnista del diario La República.
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En la escena contemporánea, resulta muy difícil encontrar ética en la política, seguridad en las calles y decencia en los Congresos. Es un fenómeno mundial, o por lo menos frecuente en varias regiones (Latinoamérica, especialmente). De allí que la calle ande furiosa y haya producido el fenómeno de la ‘indignación’, que de cuando en cuando salta como un látigo contra el Poder.
como una bendición que el país debe agradecer por los siglos de los siglos. Desconoce que Vladimiro Montesinos fue un gánster oficial. Y, además, tiende a creer que las violaciones a los derechos humanos pueden ser una suerte de olvidable cojudez.
EL periodismo de superficie Mario Munive
Ilustraci贸n: Nagib Zariquiey Morcos
carta abierta i noviembre,2013
Una tendencia que comprime la información, apela a los dichos, se contenta con la inmediatez y renuncia a los temas de interés público.
Los gurús de esta tendencia repiten cada noche que es imprescindible estar a tono con los tiempos: si el periodismo debe ser visual, hoy el diseño lo es todo y el contenido cada día importa menos... Para ellos un texto “largo” es aquel que tiene más de cinco párrafos. Esta obsesión por la breve-
dad es un sentido común instalado en los medios (no solo) tradicionales. Géneros periodísticos como la crónica o el reportaje no tienen lugar en las páginas de estos impresos. Se consolida así una tendencia del diseño de noticias1 que, en su versión limeña, pica y desmenuza la información hasta dejarla raquítica, jibarizada, despojada de contexto. La línea correcta de este periodismo de superficie también indica que la cualidad más cotizada de un medio, o de un periodista, no es la precisión, la independencia o la innovación, sino la inmediatez, la habilidad para ser el primero en difundir una noticia. Cierto es que la información trasmitida en tiempo real es muy valorada por las audiencias, pero lo que quiero poner en foco aquí es esta suerte de ultiminutismo2 que soslaya una regla del oro del periodismo de calidad: la verificación previa. Por esa vía se hace pasar como noticias los contenidos más deleznables, desde rumores hasta información interesada. Las redes sociales y no pocos portales viven del ultiminutismo. Una montaña de noticias falsas, casi siempre tremebundas, se han difundido así. La tentación de ser el primero en publicar un contenido sin haberlo contrastado con más de una fuente ha llevado al error a
1 Hiperfragmentación informativa es un término acuñado por el español Fernando Suárez Carballo para estudiar las nuevas tendencias en el diseño de periódicos. 2 “Ultiminutismo”, término utilizado por el profesor Eduardo Villanueva Mansilla, en una charla sobre la evolución de los medios en la era digital.
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La promesa de desarrollar información en profundidad ha desaparecido del marketing editorial de la mayoría de medios impresos de América Latina. Para no perder lectores y anunciantes la industria ha optado por trivializar sus contenidos. Y esta tendencia se percibe con mayor nitidez en el Perú. Este es el único país donde las ventas de los tabloides no caen ni se estancan. Uno de ellos, Trome, es el diario escrito en español de mayor circulación en el mundo. Su tiraje actual: 702 mil ejemplares. Un éxito comercial que no se basa precisamente en la calidad de sus noticias. Pero las críticas que podamos lanzarle a esta publicación valen también para otros medios; sensacionalistas, deportivos o de impacto político. Casi todos comparten una idea de cómo debe hacerse periodismo. En esta prensa las noticias se presentan ahora en formatos cada vez más compactos. Noticias breves y superficiales. Noticias diseñadas como píldoras, construidas con una camisa de fuerza llamada pirámide invertida.
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la agenda de los medios termina pauteada por los creativos de estas corporaciones de la comunicación
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medios que gozaban de la mejor reputación. En enero de 2013 el diario El País publicó la foto de un hombre entubado en la cama de un hospital y aseguró que era Hugo Chávez. El País no se cercioró de lo que afirmaba. El diario escrito en español de mayor credibilidad en el mundo no había cumplido con lo que ordenaba su célebre Libro de estilo. La imagen fue borrada de la edición on-line y la edición de papel fue retirada de los kioscos, mientras el director, Javier Moreno, pedía disculpas y prometía investigar cómo se había consumado esta imperdonable patinada. Días después lo explicaría Tomás Delclós, el Defensor del Lector, en una columna titulada Tremendo error3. Nadie está libre del ultiminutismo, nadie está libre de caer en el periodismo de superficie. Y este periodismo que trasciende formatos y tecnologías, a menudo opta por los dichos e ignora los hechos. Es un periodismo que no busca historias, que soslaya
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las descripciones, las escenas y las anécdotas. Cubre páginas, noticieros o portales online con declaraciones, especulaciones y trascendidos. Su estilo es el de la llamada “nota seca”; una plantilla pródiga en muletillas del tipo: dijo, añadió, precisó, señaló, sostuvo, sin embargo, no obstante, asimismo, como se sabe, por otro lado… De este modo los medios y sus periodistas se convierten en meros altavoces. Editores y redactores se limitan a reproducir la versión parcial e interesada de las fuentes, le repiten al lector lo que los políticos declararon el día anterior, lo que ya apareció en portales online y en noticieros de radio y televisión. Este periodismo de declaraciones difunde opinión en vez de información. Y es común que dependa de las notas que envían los gabinetes de prensa. Por esta vía la agenda de los medios termina pauteada por los creativos de estas corporaciones de la comunicación, cada vez más influyentes en las redacciones. Otro sentido común que me parece necesario cuestionar sostiene que el periodismo debe construirse a partir de buenas noticias o noticias positivas. El periodismo de investigación o de denuncia se extinguió hace mucho en las redacciones donde esta tendencia ahora es ley. Los lectores, según la ideología de las buenas noticias, buscan sobre todo información blanda que los divierta y los relaje o que les sea útil en su economía doméstica. De este modo se instala una idea tan sugestiva como rentable: el periodismo no debe enfocarse en los temas de interés público sino en los estilos de vida. Pienso que el periodismo puede y debe cubrir ambos aspectos. Dudo que todos los lectores
Aquí el enlace del artículo de Tomás Delclós http://elpais.com/elpais/2013/01/26/opinion/1359234476_377464.html
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busquen contenidos evasivos. Siempre ha existido y existirá una masa crítica e insatisfecha que espera información de interés público. Y este es un sector del mercado que está dispuesto a pagar por información de calidad. ¿Por qué entonces (la mayor parte de) la industria lo ignora? Los académicos han acuñado el término comercialismo4 para referirse a la prensa que no define sus contenidos pensando en informar a sus lectores, sino en agradar a sus anunciantes. El comercialismo es otra tendencia dominante en la industria de los medios. Para poseer una idea tangible de su influencia en los contenidos que se deciden en una sala de redacción imaginemos a un editor avieso planteando el siguiente dilema a sus reporteros: ¿Hacemos un informe sobre la calidad del servicio que dan las empresas prestadoras de salud o apostamos por una nota sobre metrosexuales de base cinco? El “sentido común” ordenará optar por el tema ligero (metrosexuales, mujeres que ya no usan brasier, etc.) y dejar de lado cualquier investigación que pueda devenir en una denuncia. Miro con escepticismo los vaticinios que se lanzan sobre el futuro del periodismo. Suenan apocalípticos y excluyentes. Ponerle fecha y lugar a los funerales de la prensa escrita me parece una pérdida de tiempo. Quienes han trazado una línea divisoria entre periodismo on-line y periodismo de papel olvidan que ambos formatos comparten los mismos vicios y defectos, la misma escasez de calidad informativa. Si alguna división me parece pertinente, esta no debe subordinarse
al uso de nuevas tecnologías, sino a la finalidad de nuestro trabajo. Separemos el futuro de la industria de los medios del futuro del periodismo. Una parte de esa industria sobrevivirá aferrándose al comercialismo, a las soft news o al “infotenimiento”. Pero el periodismo que nos interesa, aquel que recoge hechos y no solo dichos, que verifica una información antes de publicarla y que la desarrolla con equilibrio en cualquier formato, demanda tiempo y una inversión que la industria parece cada vez menos disputa a solventar. Por ahora veo con expectativa los nuevos modelos editoriales que surgen para financiarlo. Sin soslayar la necesidad de una alfabetización digital de redacciones y escuelas de periodismo, desconfío de quienes miden la calidad de los contenidos de una redacción a partir de las habilidades o perfiles digitales que exhiben sus editores y reporteros. La calidad en el periodismo se sustenta en un cúmulo de valores, procedimientos y también destrezas. De ese conjunto pongo en primer plano la reportería en profundidad y el énfasis que una oferta de contenidos asigna a la información de interés público. Hace tres años, en un encuentro con bloggers, editores y docentes, Guillermo Franco, el periodista colombiano autor del manual Como escribir para la web, remató su charla sobre la evolución de los medios con esta advertencia: “Con la mejor tecnología del siglo también puedes hacer el peor periodismo del mundo”. Hay tantos ejemplos para demostrarlo.
Una explicación de este concepto puede encontrarse en el ensayo Comercialización, publicidad oficial y concentración: Cómo afectan la economía y los negocios a la calidad periodística, de Rodolfo Barros, incluido en el libro Periodismo de Calidad: debates y desafíos: Buenos Aires, Fopea, 2007. 4
Fotografía: Erick Nazario
Daniel titinger “No puedo vivir sin sentir que estoy produciendo” Diego Olivas Arana
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Daniel Titinger afirma ser periodista antes que todo. La vigilia es su naturaleza y el transcribir, redactar, editar y volver a redactar, el ciclo interminable de su vida. Su obsesión por los datos y el periodismo honesto lo llevan a indagar a fondo en sus personajes, quienes en ocasiones lo han rechazado, intimidados. De día es director periodístico del Depor. De noche –o en cualquier día libre- se entrega enteramente a sus proyectos de periodismo narrativo. Una peculiar dualidad que él considera factible. ¿Qué tan cierta resulta esta aseveración? ¿Puede un periodista dedicarse a tan distintas facetas de la profesión sin enloquecer u traicionarse? ¿Puede él?
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Periodista, escritor, centrodelantero y cuchillo, reza la biografía de su Twitter. “Yo hago periodismo. Por lo general prefiero no considerarme escritor. Hasta me da vergüenza”, afirma Daniel. Aun así, publicó los libros Dios es peruano (Planeta, 2006) y Cholos contra el mundo (Planeta, 2012), híbridos que él sólo traduce como periodismo, mas son considerados como perfiles y crónicas. Estudió Periodismo en la UPC, donde por un tiempo dictó el curso Taller de Periodismo Literario. Como exponente del llamado ‘Nuevo Periodismo’, ha participado en diversas antologías de crónicas y colaborado en revistas de Estados Unidos y Europa. Entre distintas aventuras, ha pasado por el diario El Comercio y por Etiqueta Negra -“mi segunda universidad”- donde marcó su estilo y pasó, con el tiempo, a ser editor general. Desde el 2009 es director periodístico del diario Depor y desde el año pasado de Revistas Amauta, una de las empresas editoriales del Grupo El Comercio encargada de las revistas ¡HOLA! Perú, Casa y Más, Ruedas & Tuercas, ¡Vamos!, G de Gestión, Aptitus, Beach Bag,
entre otras. Su tiempo libre se consume en transcribir entrevistas, escribir y editar sus proyectos de periodismo literario. Las criaturas que surgen de sus indagaciones. Su verdadero deleite. Daniel Titinger parece vivir turnando oficinas: la redacción del Depor en el jirón Miró Quesada, y aquel apacible espacio en su casa, donde trabaja sus textos. Workaholic por antonomasia. Aquello le tiene sin cuidado. Ciertamente, parece que sus textos no sólo le gustan al escritor Alonso Cueto, quien aseveró que los relatos de Dios es peruano reviven la fe de ser peruano entre nosotros. Han sido traducidos al inglés, italiano y portugués y siguen vendiéndose hasta la fecha, a pesar de la sorpresa del autor. “Hace poco recibí un e-mail de las regalías de mis libros. Es increíble, Dios es peruano creo que va por la séptima edición. Yo no lo comprendo. No estoy nada feliz con eso. Los considero libros menores”. El próximo proyecto de Daniel es un libro sobre Julio Ramón Ribeyro, acaso un perfil de largo aliento, que será editado
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por la periodista argentina Leila Guerriero y por el cual ha estado investigando más de dos años. “Estoy poniendo mucho de mí en este libro, pero te apuesto que en un año renegaré de él. Es difícil estar realmente feliz con lo que uno escribe”. Por eso Daniel no vuelve a ver lo que publica. Él sabe que está ahí y qué contiene. Recuerda algunas líneas y con eso basta. “Ni la edición del Depor del día me contenta, siempre termino rechazándola. Mi problema es que quiero que cada día el diario sea mejor que el anterior, de eso se trata para mí. Los días que vendiste poco son los días que el diario salió más feo”.
Efectivamente, Daniel no parece alguien que descanse mucho. Detrás de las lunas de sus ray-ban wayfarer se descubren un par de ojos entrecerrados y unas amables ojeras que probablemente obedezcan a un rasgo natural mas también podrían ser fruto de la eterna vigilia. Su barba medio crecida es un aditivo más para la especulación, sin embargo, todo ello contrasta con su vestimenta: una camiseta a rayas -rojas y blancas-, seguida de un blazer azul oscuro, con botones de distinto diseño y color y un bordado plomo muy peculiar en el cuello. Casual y elegante. Parece estar listo para cualquier escenario. El periodista se encuentra sentado en el escritorio de su oficina en la redacción del Depor, en el sexto piso del clásico edifi-
“Dirigir Depor y las otras revistas es mi trabajo. Doce horas al día. De eso vivo y gracias a Dios, es muy divertido. Depor no es un diario de lectura, sino de entretenimiento. Lo considero como un ‘segundo diario’, es decir, no lo compras para enterarte, para eso están los otros. Depor es para distender, para relajarse luego de ver las noticias en las mañana, de ver el océano de sangre, de ver a Eliane Karp exponer sobre Ecoteva, de ver las columnas políticas de los diarios, ahí lees Depor
¿CÓMO SE DESENVUELVE EL OFICIO DEL CRONISTA Y EL DE LA EMPRESA PERIODÍSTICA EN UNA MISMA PERSONA?
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¿Pero cómo se desenvuelve el oficio del cronista y el de la empresa periodística en una misma persona? “Creo que no hay nada del otro mundo entre las crónicas que escribo y mi trabajo diario. Es posible hacer muchas cosas, y ninguna opaca a la otra, todas las tareas conviven en mí. Quizás porque duermo poco. Quizás porque me gusta mucho trabajar. Qué sé yo”.
cio de la segunda cuadra del jirón Miró Quesada. Para llegar a su despacho uno debe recorrer un menudo espacio donde se encuentra la redacción, conformada por un puñado de prolíficos jóvenes que, acaso enfocados en sus textos en las computadoras o compartiendo una broma on-line, no reparan en su alrededor. Allí, junto a un cuadro con una caricatura suya y el teléfono, frente a su laptop, y mirando el gran mueble donde se exhiben las publicaciones de Revistas Amauta en su oficina, Daniel se explaya:
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“solo vargas llosa puede pagar las facturas escribiendo”
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El éxito del diario demuestra que funciona, a pesar de ser un tanto complicado, pues busca dentro de la mala noticia que es el deporte nacional, la buena noticia, que se puede dar de diferentes maneras. Yo me divierto haciéndolo, todos acá lo hacemos. No digo que sea una escuela de humor, sino que lo hacemos como un diario entretenido. Con Revistas Amauta me pasa lo mismo. Ruedas y Tuercas, ¡Hola!, todas ellas funcionan igual. Ninguna es política o seria. Incluso Gestión que va dirigida a los gerentes, empresarios, no es dura, es entretenida. Son inactuales, igual que Depor”. No hay que indagar tan profundamente para saber que Titinger es quizás el único director de un diario deportivo que además se dedica al periodismo literario. ¿Podría esta ‘mirada distinta’ haber influenciado en el éxito del Depor? “Sucede que yo no soy periodista deportivo. Cualquiera que nunca haya hecho eso y se introduzca desde la intuición podría hacerlo bien. El mérito no es mío, porque yo no pedí hacerlo, sino de quien me contrató y no por buscarme a mí sino por buscar a alguien que justamente no viene
del periodismo deportivo y mire las cosas desde afuera: yo no sé quién es quién en el periodismo deportivo. Nunca me he reunido con un jugador de fútbol ni con un DT o dirigente. Cierto que soy un gran aficionado, aunque ya casi no veo los partidos. Siento que este campo del periodismo está venido a menos por culpa de los periodistas deportivos. En Depor tenemos gente joven que quiere hacer las cosas diferentes y hacerlas bien”. Aquello es su trabajo. Por otra parte, lo otro, para Titinger, es todo lo demás. “Lo de la escritura es, quizás, mi vida. No te podría decir un hobby, eso es jugar Play Station o pichanga, soy malo para esas cosas. Para mí escribir es una porquería. Admiro y siento mucha envidia por esos escritores que todo les fluye. A mí no me fluye nada. Tengo que esforzarme mucho. Creo que no me fluye porque yo he sido alumno de periodismo. Antes que cualquier cosa, soy periodista. Eso de cronista es algo que está de moda nada más. Yo soy periodista y hago periodismo. Generalmente no pienso en hacer una crónica o un perfil, pienso en hacer periodismo”. “Ahora, esto no tiene absolutamente nada que ver con mi trabajo del día a día, pero de no hacerlo, moriría. Es decir, caería en una depresión de la cual es muy difícil salir y en la que ya me he encontrado cuando he dejado de escribir mis proyectos personales. Mi pasión va con la escritura y la reportería. Se trata especialmente de saciar mi curiosidad. En ocasiones me obsesiono muchísimo con algo o alguien y no puedo resolverlo ni en Depor ni en las revistas, como Julio Ramón, que es donde estoy enfrascado hace dos años. Depor y las revistas son mi prioridad, por eso me
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pagan. Si tengo que estar todo el día lo hago y voy posponiendo lo otro para mis días libres o los fines de semana, pues en las noches o madrugadas ando muy cansado”. Es por ello que Daniel dilata tanto la publicación de sus textos: no quiere mezclar las cosas. “Yo sé que tengo que dedicarme a mi trabajo. No puedo darle todo el tiempo a escribir porque nadie paga las facturas haciéndolo. Sólo Vargas Llosa puede, de ahí nadie más”.
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De pronto lo llaman por teléfono. Se disculpa y contesta: “Dime, Melissa. Sí voy, tengo una entrevista ahora. Sí. Diles que me esperen. Gracias”. La máxima de no mezclar los oficios está muy presente en Daniel, quien considera casi imposible que su trabajo como director periodístico le dé alguna idea para una crónica. “Es muy difícil que pase eso. Alguna vez, por Depor, se me ocurrió hacer un perfil sobre Burga pero descarté la idea”. Tiempo atrás, publicó un perfil de Martín Adán con la Universidad Diego Portales -el cual estaría incluido en Cholos contra el mundo-. Esto lo llevó a contemplar la idea de explorar escritores peruanos muertos. “No dan tantos problemas como los vivos. De Adán he pasado Ribeyro y quizás luego vea a Ciro Alegría y así. No tiene absolutamente nada que ver con mi rutina diaria. Esa es la clave, que no exista relación. Por eso tampoco tengo columna en Depor ni en las revistas”. Existen abanderados más románticos del ‘Nuevo Periodismo’, quienes creen que dedicarse a la empresa periodística te aleja del verdadero corazón de la profesión: escribir, investigar. ¿Es que acaso Daniel cree que está traicionando o ignorando esta cara del periodismo a través de su labor? Él afirma lo contrario. “Definiti-
vamente no. Es decir, hay gente que así lo cree, lo encuentran raro, creen que me he vendido o algo así. Yo no miento ni le hago daño a nadie. Podría decirse eso porque estamos inmersos en un saco terrible de periodismo deportivo donde la competencia del Depor tiene veinte años y nos dan por uno más, pero aquí hacemos un periodismo distinto y sano. No mentimos. No hablamos de la vida privada de los jugadores. Ninguna mermelada. Es solamente entretenido”. “Hay escritores que trabajan en empresas del Estado, en ministerios. La otra alternativa a trabajar es dedicarse a escribir y yo ya no puedo hacerlo con dos hijos. Podría trabajar en muchos lugares, mientras no traicione mis ideales. Eso no sucede en ninguna de las revistas que dirijo ni en Depor. A veces la gente te señala. Me han llamado ‘vendehumo’, porque, por ejemplo, dijimos que un jugador se iba a un equipo cuando al final no fue así. En realidad en Depor tenemos reuniones muy intensas para ver si está o no en agenda cada tema. Las noticias se pueden caer, pero bueno, a eso le llaman ‘vendehumo’. Contra eso convivo. En fin, no estoy vendiéndome, no mientras hagamos un periodismo honesto en el que creemos, donde la información sea verificada. Es mi trabajo, y podría hacerlo donde sea mientras no me traicione. Uno puede trabajar en una minera quince horas diarias mientras crea que ella realmente hace bien a la comunidad. Puedes ser un abogado, defender causas nobles y luego escribir. Puedes ser un hijo de puta y luego escribir. Ni tu trabajo ni tu vida privada te hacen escribir ni ser un buen escritor. No tiene nada qué ver. En cuanto a mí, tengo que trabajar y me tocó esto. Hay que pagar las cuentas, pero faltarle a
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tus ideales para ello es algo que yo no podría hacer. No podría ser abogado penal o trabajar para un gobierno o empresa con la que no esté de acuerdo. Quizás me he vendido sí, pero al periodismo literario, eso podría ser”.
¿Qué sucede cuando los proyectos de periodismo literario se cruzan con su trabajo? “Vacaciones. Justamente estuve hace unas semanas en París, en el coloquio sobre Ribeyro, para continuar mis investigaciones para el libro. Podría salir un año de vacaciones con todas las que no me he tomado por trabajar”. Y es que él no concibe perder el tiempo. Es más, Titinger casi no duerme. Su cuerpo necesita descansar mas probablemente lo haga con los ojos abiertos, como los peces. Necesita pastillas para conciliar el sueño suficien-
“creo que el que la quiere hacer y no la hace es por flojo”
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Otra llamada entrante en su despacho evidencia su agenda copada. “Meli, estoy allá en unos minutos, todavía estoy en reunión en mi oficina. Sí, que empiecen sin mí, yo iré. Gracias”. ¿El dividirse en ambas facetas del periodismo es una excepcionalidad de Daniel? ¿Es que acaso cualquiera puede hacerlo? “Para empezar, debo decir que este trabajo me da todas las facilidades de pensar en el producto periodístico. He trabajado en lugares donde tenía que ver el producto y además la distribución, la impresión, el precio de tapa, esas cosas. Aquí todo corre por su lado, yo puedo dedicarme exclusivamente a ser el director periodístico y pensar en la línea editorial del producto y cómo mejorarlo. Por otra parte ¿qué se necesita para ser publicado? La falta de tiempo es una excusa que debería ser desterrada por el periodista. Yo no considero que tenga talento para escribir, lo que tengo es ganas, muchas ganas de hacerlo. Eso se ve reflejado en la cantidad de tiempo que le dedico. No reniego de ello, por más pesado que sea el esfuerzo. Lo hago porque me gusta. Porque lo necesito. Siento que eso me salva. Hay gente que se va a boxear para escaparse. Yo tengo que escribir. Es algo así. Creo que cualquiera podría hacerlo. Si ganara muy poco dinero en este trabajo quizá mi tiempo libre lo dedicaría solamente en otras cosas para hacer más dinero y así me quedaría un pedacito de tiempo para escribir. Creo que igual lo haría. Quizás sea mi carácter. No puedo vivir sin pensar que estoy produciendo”.
“Creo que los que han escogido esta carrera tienen que dedicarse. Cuando trabajaba en El Comercio tenía una jefa que a las 2:00 a.m. nos repetía la típica frase: ‘el periodismo es un apostolado, quédate, termina tu nota’ y yo la odiaba. Con el tiempo lo he comprendido mejor: no es que el periodismo sea un apostolado sino que cualquier carrera lo es. Si tú tienes pasión por tu trabajo no hay horas que valgan. Yo no reniego de mi trabajo. No reniego por llegar a casa de noche, hecho leña y ponerme a transcribir una entrevista de mi libro. No puedo, es más, soy feliz haciéndolo. Es un poco de faquir, pues ¿cómo te puede gustar sufrir?”.
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te. Es algo que cala idóneamente con su productiva vida, mas no es fruto de ella, pues Titinger ha tenido esa particularidad desde pequeño. Simplemente no puede dormir, pierde totalmente el sueño. Es su naturaleza. Puede pasar muchos días y noches sin dormir. Ciertamente, lo ha intentado e incluso ha escrito sobre eso. Le han realizado estudios de sueño con doctores. Actualmente duerme entre cuatro o seis horas diarias, todo un logro para él. “Creo que hay que aprovechar esa particularidad. Hay una relación en todo esto. Yo casi no salgo ni tomo, no me gustan las fiestas. Esas horas que mucha gente la dedica ‘al vacilón’, yo la dedico a mi vacilón: escribir. Creo que el que la quiere hacer y no la hace es por flojo”. Infortunadamente, adoptar esta modalidad ha entrado en conflicto con la prioridad más grande para Daniel: su familia. “Siento que le estoy quitando horas a mi esposa y mis dos hijos para dedicarme a escribir. Yo espero que mi familia lo entienda, en el futuro, cuando vean que lo que escriba valga la pena, porque ahora siento que todo lo que he escrito en mi vida no lo vale, mas tengo la idea de que en el futuro haré algo mejor”. Nuevamente es interceptado por la llamada telefónica. “Meli, sigo en la entrevista acá, ya voy. En diez minutos. Gracias”. A pesar de demandarle la mitad del día, ser director periodístico le sienta bien. No obstante, ¿qué hay de Titinger como periodista literario? ¿Qué papel representa en el supuesto boom del periodismo narrativo en el Perú? “Yo no represento ningún papel en el boom de la crónica en Lima porque no existe tal cosa. Es una estupidez ¡La crónica no está en boga, está en crisis! Lo que pasa es que se han publicado libros y antologías de la crónica,
pero no hay nadie. El círculo es pequeño, pero no por ser cerrado o elitista, como algunos dicen. Al contrario. La crónica es para obreros. Yo soy un obrero. Elitistas pueden ser lo que las leen, quizás (risas)”. “No tengo un rol en el boom de la crónica ni existe la misma porque nadie quiere investigar. Todos quieren escribir, cuando en realidad más se debe reportar. Para mí los datos son lo más importante. Yo me he demorado dos o tres años investigando para escribir y publicar una crónica. Hay que investigar hasta que realmente lo sepas todo. Mira a Julio Villanueva, creo que publica una crónica cada cuatro años aproximadamente. Todos creen que escribir es tener inspiración. Si hablamos de la crónica esto es muy distinto. Escribir no-ficción tiene nada o poco que ver con la inspiración. Ahora los muchachos que salen de las universidades creen que son grandes escritores. Pero lo que hacen está vacío. Pueden tener talento para la prosa y la poesía, pero les falta investigación, les falta periodismo. Yo culpo a Julio por dejar de dictar (risas). Yo también lo dejé, pero Julio era un gran maestro. Muchos de los que dictan en las universidades jamás han escrito una crónica o creen que ésta es una rama de la literatura cuando se trata de datos, inmersión. Eso de periodismo de investigación es una tontería para mí, el periodismo ES investigación”.
El eterno asesino: testimonio de un estigma Julio Rospigliosi FotografĂa: Julio Rospigliosi
carta abierta i noviembre,2013
¿Qué puede causar un estigma? El caso de William Arias Giraldo es la muestra de una cruz que cargan muchos colombianos cada vez que salen de su país. En la web, Arias sigue siendo la imagen de un grupo de delincuentes que dirige extorsiones, asesinatos y robos. Pero lo que nunca mencionan es que fue acusado de un asesinato que no cometió.
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William salió de las instalaciones de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) sin imaginar que los camarógrafos y fotógrafos que allí se amontonaban lo esperaban a él. “¿Por qué lo hiciste?”, “¿te arrepientes?”, “¿tú lo mataste?”. Tiene 20 años y nunca había sido víctima de una injusticia como la que le tocó vivir la noche del 21 de mayo de 2012, cuando regresaba a su casa, en Miraflores, uno de los distritos con mayor seguridad policial de Lima. Horas antes del operativo policial que provocó su detención, el cambista José Sánchez Díaz fue herido de tres balazos por sicarios que trataron de arrebatarle el dinero que traía consigo. El asalto fue captado por cámaras de seguridad y la Policía inició un operativo para capturar a los delincuentes. Cuando los agentes intervinieron a William en su casa, este recién regresaba del gimnasio. Tenía todos sus papeles en regla: el brevete, el SOAT y la tarjeta de propiedad de la moto, pero, sobre todo, la tarjeta andina de migraciones, que es la que define su estadía en el Perú. “Yo les entrego los documentos y me dicen que tienen que ir a verificar mis papeles a Migraciones, que había que hacer llamadas. Entonces les dije que llamaran y me responden que los acompañe a la comisaría. Cuando fui a la comisaría, llegó la Dirincri y me empezaron a hacer
un acta de registro. Yo no sabía nada”, es el relato aún confuso del colombiano William Arias Giraldo, quien reside en Lima desde el 2011. Permaneció detenido dos días y medio en un calabozo de la Dirincri y un día más en la Fiscalía de la Nación por un delito que no cometió y por el cual ya no es investigado. A inicios de junio, la Policía atrapó a los presuntos implicados en el crimen. Ninguno tenía el menor vínculo con él. Sin embargo, las fotografías que le tomaron y las imágenes de televisión que captaron la salida de William de la Dirincri continúan circulando en la web y nadie lo ha llamado para pedirle perdón. “Eso es lo que más me molesta”, admite. A la equivocación de las autoridades, se suma el hecho de que la Policía ha puesto bajo estricta vigilancia a los prestamistas, hombres y mujeres que ingresan con cierta cantidad de dinero a este país y lo prestan a diferentes personas: desde gente que quiere salir de un apuro hasta comerciantes que intentan empezar un negocio. Para este trabajo también se necesita personal que vaya a cobrar el dinero y por eso la empresa se hace mucho más grande cuando los prestamistas consiguen más clientes. Esto es lo que me cuenta William, quien vino a Perú para realizar esta actividad.
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“Por el momento ya no estoy haciendo nada, porque veo que hay mucho problema. Yo realmente lo único que quiero es regresar a mi país”, dice, notoriamente cansado. contra los prejuicios Cuando fue liberado, la Embajada de Colombia en el Perú lo recibió en su sede diplomática, en San Isidro. Sus funcionarios lamentaron el comportamiento de algunos colombianos que venían a delinquir, pero aclararon que no se podía generalizar este comportamiento. Con el caso de Arias estaban ofuscados. Sobre todo el embajador, Luis Eladio Pérez Bonilla, a quien le muestro las noticias que aún circulan sobre los actos delincuenciales cometidos por colombianos y se queda un momento analizándolas en silencio.
La Embajada se ha disculpado con los familiares de las víctimas de cierto grupo de colombianos que ha ingresado al Perú para delinquir. El embajador sabe que eso afecta su imagen a nivel mundial, pero también reclama respeto. “No se puede generalizar a todos los colombianos y eso sí no lo compartimos. Cuando usted ve titulares en algunos medios de comunicación, como “Cumbia de balazos”, indicaría que los balazos que
Aunque no en Perú, esta generalización ha llevado a que el último 19 de octubre fuera convocada una marcha en Antofagasta, Chile, con las consignas “Recuperemos Antofagasta”, “Así no se pude vivir”. La manifestación se realizaba en contra los extranjeros que viven en esa ciudad y, particularmente, contra los colombianos. El afiche de convocatoria ilustra la situación poniendo como figuras más resaltantes, de un lado, afro descendientes cargando armas en un ambiente tétrico y desolado; y de otro, los amenazados, personas de tez blanca, aparentemente viviendo en armonía en un parque de una flora colorida.
a este muchacho lo presentaron como si hubiera sido el asesino de un cambista de miraflores
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“Me da tristeza, porque en alguno de los casos es cierto, pero no en todos. Por ejemplo, esta foto [señala a William en la imagen]. A este muchacho lo presentaron como si hubiera sido el asesino de un cambista de Miraflores. Resulta que este muchacho a los tres días estuvo aquí sentado conmigo y contándome el atropello”, comentó para este reportaje.
se producen en el Perú son producto de colombianos, o “La mafia de la prostitución colombiana se toma las calles de Lima”, entonces, ¿las únicas prostitutas que aparentemente hay en el Perú son colombianas?, ¿o todas las mujeres colombianas son prostitutas? Eso no es así”, dice molesto.
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“¿todas las mujeres colombianas son prostitutas? Eso no es así”
Ante estos precedentes, Pérez Bonilla se muestra consciente de que la incursión en grupos delictivos de algunos colombianos es un problema real, que va a la par de lo que los medios muestran. Por eso también están colaborando con la PNP para evitar el ingreso o la permanencia en el Perú de colombianos que vienen a delinquir. Y es que, haciendo los cálculos, hay un flujo significativo de ilegales provenientes del vecino país en tierras incas. Según información de la Embajada, hasta fines de 2012, los colombianos registrados legalmente en Migraciones eran cerca de
camino de regreso William está con comparecencia restringida, por lo que tiene que asistir periódicamente al Poder Judicial para firmar el cuaderno de control respectivo. Dice que dentro de un mes viajaría a su país y recuerda que por mucho tiempo no pudo contar con sus documentos, pues la policía le había incautado sus pertenencias, debido a otra acusación que recayó en su contra: posesión de drogas. Según él, en algún momento de su detención, alguien le sembró pasta. “Yo espero que esto se solucione muy rápido porque es una injusticia lo que están cometiendo conmigo. Que me tengan acá, prácticamente obligado, después de lo que han hecho conmigo, me parece más injusto todavía”, dice el joven prestamista. Sin trabajo, William vive en la casa de su primo y de lo que le puedan mandar sus familiares. Aún percibe ciertas miradas que lo juzgan por el delito que le atribuyeron. En estos momentos, para este prestamista, no hay un mejor lugar para pensar que su casa, en la ciudad de Cartago, en el Valle del Cauca, Colombia.
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En España se llegó más lejos en el 2001. El gobierno español buscó implementar una serie de disposiciones policiales y judiciales contra los ciudadanos colombianos y ecuatorianos, que abarcaba desde la identificación criminal de cualquier ciudadano de estos países que se considere “sospechoso” hasta la aplicación estricta de artículos de la Ley de Extranjería. Esta iniciativa tomó el nombre de “Operación Ludeco”, pero tuvo que retirarse por las fuertes denuncias en su contra que la tachaban de discriminatoria.
8 mil, pero se calcula en 50 mil los que realmente estarían en nuestro país.
Esto pasa incluso con los que ya se han planteado un tema a desarrollar. El día a día ha terminado por devorarlos.
PAÍS DE LIBROS NO ESCRITOS Emilio Camacho*
opinión
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Juan Pablo Meneses, el cronista chileno que se hizo famoso con su Equipaje de Mano, un libro de 2002 que recopila historias de viajes inusuales -como aquel que hizo por tierra, junto a barristas de la Universidad Católica de Chile, hasta la Argentina, donde el cuadro azul y blanco debía enfrentarse con River Plate- volvió este año a librerías con una nueva publicación: Niños Futbolistas. Es su sexto libro en once años. Para este último trabajo vino a Lima, a buscar la historia del debut de un jovencísimo Lionel Messi en un campeonato internacional: la Copa Amistad Cantolao 1996. Pero lo que más llama la atención de este libro es que el autor se planteara la posibilidad real de adoptar un niño y ofrecerlo como futuro crack en Europa, con el objetivo de mostrar cómo se mueve el negocio del fichaje de menores de edad en el mundo. Viajar a Lima para investigar, buscar en serio un pequeño jugador de fútbol con el propósito de adoptarlo, sentarse finalmente a escribir, lo de Meneses es planificar a largo plazo. Es su receta no escrita para redactar libros de no ficción. ¿Quiénes aplican este esquema -que parece bastante elemental- en el Perú? ¿Los periodistas? Sí y no. Deberían hacerlo si aspiran a publicar libros, pero una gran mayoría no lo hace.
Voy a poner un ejemplo. Hace un tiempo, un experimentado periodista de investigación adquirió un compromiso editorial para trabajar un libro sobre un tema que conocía a profundidad pues lo había desarrollado en las páginas del diario para el que trabaja. Era un escándalo militar muy sonado en su momento. Sus obligaciones con su propio diario, y algunas responsabilidades como docente, lo han terminado alejando del que debía su primer libro. Para colegas como Marco Avilés, quien publicó en 2007 Día de Visita, un libro sobre los días de las mujeres que cumplen condena en el penal de Santa Mónica, y Luis Felipe Gamarra, autor de Pequeños Dictadores (2007), una serie de perfiles de personajes ligados al fujimorato, los reporteros que aspiran a publicar libros deben trabajar dos agendas, casi como si fueran agentes de contrainteligencia. La primera es la de corto plazo, la de todos los días, dedicada a las notas que publican en los medios que trabajan. La segunda es la de largo plazo, la que les permitirá investigar para sus libros. Esto también parece elemental pero no lo es tanto. Sobre este punto, Marco Avilés es más claro: “Los periodistas alucinan que harán los libros en sus vacaciones o en años sabáticos, pero los libros, creo, tienen que hacerse en las redacciones”. Finalmente, hay que saber aprovechar las ocasiones. Buenos Aires se inundó este año de libros de no ficción que describían a los bandos enfrentados en las elecciones legislativas de ese país. Hasta se ha escrito sobre las pasiones de Cristina Fernández (Los amores de Cristina, Franco Lindner). Los vientos electorales en Lima también se acercan. Parece la hora de desempolvar viejos proyectos de no ficción. *Periodista del suplemento Domingo del diario La República
ESE OSCURO LUGAR DEL DESEO Víctor Manriquez
Fotografía: Víctor Manriquez
carta abierta i noviembre,2013
Cuántas veces hemos pasado frente a un cine porno, pero no nos atrevimos a entrar por considerarlo una inmoralidad. Sin embargo, siempre nos quedamos con esa quisquillosa curiosidad por saber qué ocurre en un lugar tan sórdido como este. ¿Cómo será ese infierno por dentro? ¿Qué clase de personas viene aquí a pasarse horas mirando vergas y coños? ¿Cuánto cobra un travesti por darte “uno de sus cariños”? Aquí la crónica de lo que perdiste por no animarte a entrar a una de estas salas.
crónica
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Cerca de mi colegio había un cine porno, el Patty, pero nunca me atreví a entrar. La formación católica que me inculcaron consideraba eso pecado grave, mérito suficiente para ganarme un espacio en el infierno. De todas maneras, siempre me llamó la atención las personas que salían de ese lugar: adultos canosos y jóvenes pintados, con pantalones pegados. Diez años después, despojado de cualquier equipaje religioso, decidí ir a uno de estos cines y explorar ese territorio prohibido durante mi pubertad. El local elegido queda en la cuadra dos de la avenida Grau, en el distrito de La Victoria. A simple vista, uno podría asegurar que esto fue un ostentoso cine que perdió su esplendor como Cenicienta luego de la medianoche. Lo que me llamó la atención de este lugar es la marquesina, al mismo estilo que las salas gringas, donde se coloca el nombre de la película y los actores que participan en ella. Si el transeúnte se detiene un momento y dirige su mirada, en ángulo contrapicado, para indagar cuál es la cartelera encontrará mal escrito el nombre de estrellas de Hollywood. Por ejemplo, Jack Nicholson aparece, en el colmo de desfa-
chatez, como Jorge Nikelson. Al llegar a la boletería, un rústico pero efectivo aviso de plástico indica el precio de la entrada: S/. 6. Una reja me separa de la boletería, mientras que el boletero demora en llegar. Luego de unos segundos, un hombre de aproximadamente cincuenta años, con lentes y de aspecto patibulario se presenta para cobrar el dinero. –Adelante, adelante –dice, mientras me entrega un ticket–. Que la pase muy bien. Tras cruzar una puerta, una humilde confitería me recibe. Aquí no hay generosos combos rebosantes de canchita y gaseosa. En un vetusto mostrador de vidrio se expende galletas, botellas de gaseosa y caramelos de limón. El mismo señor que atiende en la boletería es también el encargado de la confitería. De tanto en tanto, este hombre tiene que correr de un lado a otro para cumplir con diligencia estas dos tareas. A la mano izquierda de la confitería se encuentra la puerta de ingreso a la sala. Entro y una tenue iluminación me permite con las justas mirar alrededor. El piso y los asientos están hechos de madera, lo que delata la antigüedad del auditorio. Una cortina roja a la mano izquierda
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separa la sala de lo que parece ser los servicios higiénicos. El público lo conforman en su mayoría caballeros que bordean o superan los cincuenta años. Todos están vestidos como para un día de oficina: una camisa metida dentro del pantalón y unos zapatos que piden a gritos ser lustrados. Cada uno de estos espectadores se sienta lejos del otro, como lobos esteparios gozando de su soledad. Sospecho: a esa edad, las mujeres ya no los encuentran tan atractivos y ante una prostituta tienen miedo de no rendir como un verdadero macho. Así que no les queda otra opción que venir aquí y desperdiciar su semen en hembras que no son de carne y hueso.
Esta es la realidad de este cine y de al menos tres más, ubicados en el Centro Histórico de Lima, en los que todo tiempo pasado fue mejor. Atrás quedaron las carteleras salpicadas de esplendor; actualmente sobreviven proyectando películas porno. En los años sesenta, estas salas vivieron su apogeo gracias a que la zona en la que se encuentran eran puntos culturales y comerciales. Ubicados en avenidas céntricas
como Nicolás de Piérola, Tacna y Abancay, la afluencia de público era enorme. Solamente en el cine Tauro, situado en el jirón Washington, tiene capacidad para alrededor de 1, 000 personas. Lamentablemente, el advenimiento de las cadenas de cines, el descuido del Centro y la piratería acabaron con la época dorada de estos establecimientos. ¿En qué se diferencia un cine porno de uno como a los que vamos el fin de semana? Lo primero que salta a la vista es que está permitido fumar. Tres espectadores chupan un cigarrillo con parsimonia. Cinco asientos a mi costado, un señor canoso que lleva puesto un buzo me recuerda que estas películas están hechas para verlas con ¡una sola mano! Adelante, alguien habla por celular en voz alta y los demás lo mandan a callar. A pesar de estar en un cine porno, las buenas costumbres no se pierden aquí.
45 crónica
La película ya a va empezar. Pokerwom es el título del primer largometraje que van a proyectar. En la primera escena vemos a tres hombres sentados en una mesa jugando póker mientras un narrador explica en qué consiste esta variante del juego. “El ganador tiene derecho a acostarse con la mujer del perdedor”. Luego de este comentario, dos mujeres aparecen compartiendo como hermanas el miembro viril de su amante.
ese cielo donde uno puede conseguir cariño por unas monedas y las mujeres no se cansan de tirar
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De pronto, escucho ligeramente a dos personas conversando cerca de mi asiento. Giro mi cabeza para localizar de dónde provienen esos susurros y mis ojos se fijan en la puerta de ingreso a la sala. El que me da la espalda viste un polo rojo, un jean pegado y unas zapatillas negras. Por su parte, su interlocutor lleva puesta un gorro, un polo manga cero rojo y unas zapatillas blancas. Los dos se paseaban por la sala, cargando una cartera, cada cinco minutos y estudian a sus posibles clientes para reconocer su estado de arrechura.
El sexo y la prostitución son moneda de cambio en la oscuridad de estos cines. Los travestis acuden a estos lugares para ofrecer sus servicios a los solitarios ancianos que llegan aquí para obtener un poco de placer. Los mismos asientos, los pasadizos y los baños son utilizados para efectuar rápidos y furiosos encuentros sexuales. Lo hacen a pesar de las continuas redadas de la municipalidad. En ellas, no solo intervienen a los travestis sino que clausuran temporalmente “sus centros de trabajo”. Claro, siempre pueden migrar a otro cine, pero esto puede traerles problemas con los travestis que tienen más tiempo allí. Si pescan a uno nuevo que se ha colado en la sala, los más viejos lo obligan a salir en frente del público.
Pokerwom llega a su fin y uno que está acostumbrado a salir terminada la función se levanta de su sitio. Pero rápidamente me percato que en estos cines uno puede ver cuántas películas quiera sin tener que pagar S/. 1 más. Así que me vuelvo a sentar en mi butaca que otra película está a punto de iniciar: Consolami papi. Este film, más sórdido que el anterior, trata sobre dos parejas de padres e hijas que hacen caso a sus instintos más primitivos y se dejan llevar por lo que les pide la carne. A la mitad de la película, el travesti que estuvo hace un rato con el hombre de buzo me desliza una invitación.
47 crónica
Y en menos de lo que canta un gallo, el señor de buzo que se sienta en mi fila pide que uno de ellos se acerque. Basta un breve intercambio de palabras para completar la transacción. El travesti recibe el dinero y se arrodilla para practicarle sexo oral, mientras el cliente se desajusta el buzo y se pone cómodo. Desde mi posición, puedo escuchar el silencioso contacto de los labios con el falo.
Después de dos o tres minutos, el travesti se pone de pie y regresa ufano donde su compañero. En tanto, el cliente se acomoda el buzo y se retira de la sala como si nada hubiera ocurrido.
-Papi, ¿quieres que te haga unos cariños? -¿Cuánto me van a costar uno de esos cariños?- pregunto por curiosidad. -Cinco soles por una paja y diez por chupártela. -¿Cómo te llamas? -Daniela. ¿Vas a querer o no? -¿Y tu amiga cómo se llama? Daniela no responde a esa pregunta. No desea perder su tiempo con alguien que no se encuentra interesado en sus servicios. Frente a la cortina roja hay una persona esperando que le hagan cariño. Ella se dirige hasta allá, ingresa al baño y con un ademán le pide que entre. En un trabajo como este, uno prefiere al cliente seguro, al que sabe que está buscando.
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La película sigue corriendo. Algunos se van y sus asientos son tomados por otros que recién llegan. En ese ir y venir una persona con una mochila se sienta a dos butacas de distancia. Su presencia me genera cierto temor y no es para menos. Tener tan cerca a un hombre en un cine porno puede ser intimidante. ¿Con qué intenciones se nos puede estar acercando?
crónica
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Por estar vigilando los movimientos del espectador sospechoso, no me doy cuenta que la tercera película ha comenzado. Una típica porno gringa con mejor presupuesto y realización que las anteriores. Sin embargo, un detalle me exaspera con el transcurso de la acción: el doblaje al castellano de España. ¿Es lo mismo un “fuck me hard” que un “cógeme duro”? ¿Escuchar un “fóllame con tu polla” de una mujer excita o, en cambio, provoca reírse? Probablemente, mi vecino tenga algo que decirme al respecto. -Estos doblajes son una porquería. Ni siquiera cuando están follando los gemidos están sincronizados con los movimientos de sus bocas. -Sí pues –respondo, siguiéndole la corriente-. Qué lástima. -De todas formas, lo que importa aquí no es el idioma en que esté la película, sino cómo se la tiran a la tipa, si se nota que se la están cogiendo bien. -… -Si está disfrutando del polvo que está teniendo. -… -Si se pone en cuatro y… Una molestia en los ojos y la sensación de agotamiento me indican que estoy hastiado de tanto sexo. Una cosa es mirar un
video porno de veinte minutos en tu computadora y otra muy diferente es soplarse casi tres horas de vergas y coños en una pantalla gigante. Así que al término del tercer film, me levanto de mi asiento. Una cuarta película va a empezar. El público sigue llegando a la sala, pero identifico a los que llevan tanto tiempo como yo. Una pregunta surge en mi mente como una estrella fugaz en el firmamento. ¿Es normal ver porno horas de horas? ¿Relegar actividades diarias para convertirse en un onanista profesional? Naturalmente, antes de irme aprovecho para ir al baño a orinar. Al entrar, me enfrento a un panorama deprimente. La suciedad impregnada en las paredes parece estar allí desde hace años. Las mayólicas están destrozadas y los caños rotos. Me acerco al urinario cuando me detiene un débil pero prolongado jadeo, acaso la señal de una eyaculación. Podría echar un vistazo, pero prefiero hacerme el loco, orinar lo más rápido posible, subirme el cierre y retirarme sin voltear. Afuera, el sol brilla como una esfera incandescente y lastima mis córneas, acostumbradas a la oscuridad del cine. Mientras camino con dirección a la Plaza Grau, me acuerdo de los curas de mi colegio que me prohibieron visitar uno de estos lugares porque era considerado pecado grave, un ticket asegurado hacia el infierno. Sin embargo, para los asistentes esta sala es su paraíso, el rinconcito donde pueden escapar de la realidad y sus problemas por una o varias horas. Qué importa si más adelante uno se va al averno, aunque sea gozaron de ese cielo donde uno puede conseguir cariño por unas monedas y las mujeres no se cansan de tirar.
-
-Coge. Anda pidiendo un cenicero. Conociéndote, tus yucas se van a joder.
del rotombo a la virgen Diego Olivas Arana
-Tienes razón ¡un cenicero, por favor! Oye Lucho, ¿no estarás mal del estómago? ¿De cuándo acá vienes a cancelarme unas yuquitas fritas? Con su cebollita, su ajicito. ¡Yo podría comerme un pollo entero! Y luego estas yuquitas de postre. -No pasa nada, Danilo. Más bien ten cuidado con tanto pollo a la brasa. Uno nunca sabe dónde terminan los restos. -¿Los restos? ¿Los huesos? Se los comen los perros.
Lucho y Danilo - Bar Superba, San Isidro -Quién lo diría, Lucho lleno. ¿Firme no quieres más yuquitas? -Estoy repleto, hermano. Me acabé un cuarto de pollo en Norky’s.
-Yo soy delgado, tú gordo. Me lleno más rápido. Además lo que dices no tiene sentido, Danilo, la chela te infla. -Pero eres alto y yo mido 1.65 m. Con un cuartito de pollo no te llenas… ¡Maestro, otra Pilsen!
-¿Olguita la riquita? ¿La que te la chupa todita? -Esa misma, chato. -Sí me acuerdo de su vieja. Creo que también te quería comer, como la hija. -Yo también lo pensé, pero no creo. La señora era muy amable. Muy inteligente también, Danilo. Calculadora al mango. ¿Nunca escuchaste lo de las cenizas? -Naranja huando, hermano. Ladra.
-Danilo, el pollo a la brasa es un alimento pendejo, pues es grasoso y contundente. Claro que te llenas con un cuarto.
-Lo he recordado cuando pediste el cenicero. Bueno, esto me lo contó la misma Olguita, el año pasado. Sucede que la tía Sonia tenía una urna de mármol en su sala.
-Tú sigue tomando, nomás, Luchito. ¿No tienes un cigarro?
-¿Y qué guardaba allí? ¿Pulseras, frutas de vidrio?
-Tengo Pall Mall azul…
-No, huevón. Allí descansaba su suegra. La habían incinerado meses atrás. Su esposo estaba muy dolido.
-Puta madre. Caballero nomás, juégatelo.
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49 diálogos de taberna
-¡Un cuarto no es ni mierda, compadre! Venga que después de un par más de Pilsen, te vas a antojar.
-No hablaba de esos restos, sino de las cenizas. ¿Nunca te conté lo que le pasó a la tía Pérez-Bauman? La vieja Pérez-Bauman, pues. Sonia, la mamá de Olguita.
1. La Laguna: Esta laguna se encuentra a una hora de camino dentro de Marcahuasi. DespuĂŠs de pasar por la mayorĂa del recorrido pedregoso, verĂĄs una laguna encantada de agua cristalina donde las piedras se reflejan como en un espejo. Sus colores solo se pueden apreciar entre las 5:30 a.m. y 6 a.m., momento en el que se retira la luna para darle paso al sol.
MARCAHUASI: mundo misterioso para aventureros, locos y paladines
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2. Las Focas: Un mar de piedras del que parecen sobresalir formas de focas es otra de las maravillas que te encuentras en esta meseta. Con la luz del sol a las 6 a.m. nos da la impresión de estar en el océano viendo un espectáculo marino. Las focas de Marcahuasi no espantan sino encandilan. 3. El Infiernillo: Se dice que si ingresas por ese portal, apareces en otra dimensión. Quienes se atreven a saltar este tramo pueden ser atrapadas por las rocas y no aparecer jamás. En algunos casos, las personas son encontradas en otra zona de Marcahuasi caminando desorientadas o locas. 4. El Monumento a la Humanidad: El rostro de piedra que vigila a todos los extraños y aventureros que se atreven a ir a Marcahuasi los fines de semana. No es rostro amigable, al contrario es imponente y adusto.
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Para llegar a Marcahuasi debes partir de Lima hacia Chosica y tomar los buses que salen a las 8 a.m. hacia San Pedro de Casta. La entrada es solo S/. 5.00. Para ascender a esta ciudad tienes dos caminos: el mรกs largo te lleva directamente al Anfiteatro, zona de campamentos en tres o cuatro horas de recorrido; el camino mรกs corto, en cambio, dura dos horas como mรกximo, pero generalmente es elegido por los mรกs experimentados. Al finalizarlo verรกs el Monumento a la Humanidad.
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-Obviamente. Madre sólo hay una. -Tanto le estaba afectando, que le construyó un pequeño altar, y colocó a la Virgen arriba, en una repisa. Cada mañana saludaba a la urna y le hablaba un rato, como si fuera su madre.
diálogos de taberna
-¡Qué bruta! ¿Qué pensó que era?
-Ahora te sirvo. No exactamente, Danilo. Creían en muchas cosas. Es más, el viejo era masón. La tía Sonia también, estaba con las Estrellas del Oriente. Bien estudiosos los padres de Olguita, carajo. Qué ironía.
-Espera, Danilo. Trajo la aspiradora y aspiró todas las cenizas, luego lavó y limpió la urna. Estaba como nueva. Entrada la noche, llegó la vieja Pérez-Bauman y la empleada la abordó al toque, orgullosa. “Señora, esa cajita de joyas que está en la sala usted no la ha limpiado nunca, no había ninguna joya allí. Estaba toda sucia. La he dejado limpiecita” y la tía “Yo no tengo ninguna cajita en la sala ¿de qué estás hablando?”
-Olguita la perrita. No sabe nada y siempre se excita. ¿Qué Virgen era?
-Y la chola “Esa que está debajo de la Virgencita” jajaja.
-La Virgencita de Lourdes. La tenían siempre, allí, acompañando a la suegra en la urnita. Hasta que un día, llegó una nueva empleada a la casa.
-Exacto. Cuando estaban frente al altar, Pérez-Bauman no podía creerlo. “¡Qué has hecho!”… “Lo abrí y se cayó todo, lo he lavado, aspiré el interior con el tubito especial que viene con la aspiradora, el que es para lugares pequeños. Limpiecito está”.
-¡Una Virgen! ¿Eran católicos, entonces? Sírveme a mí también más chela.
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la abrió y se volteó todo, directo al suelo. La Susy empezó a limpiarla. “¡Qué asco, nunca lo han limpiado!”, pensó.
-¿Qué empleada? No quiero ser jodido, Lucho, pero me has dado pura espuma. -Parece que no puedo hacer dos cosas a la vez. Quizás la viste en alguna reunión donde Olguita. Se llamaba Susy: ancashina, cholita crespa, bien despachada. -¿No es la que recién había bajado a Lima y se rayó en el Parque de las Leyendas? -Claro, Danilo. La que al ver al avestruz, le dijo a Olguita que estaba sorprendida de cuánto crecían las gallinas en la costa. -Ya la ubiqué. -Bueno, pasa que una tarde la dejaron sola en la casa haciendo la limpieza. Ella, responsable y empeñosa, barrió, trapeó, aspiró cada rincón al ritmo de Radiomar. Así llegó al altar y vio la urna. Al toque
-Asu madrina. Me cago echado ¿Cómo reaccionó la tía Sonia? -Se quedó en silencio. Habrá pensado que estaba en plena pesadilla, la vieja. Susy cogió la urna y la abrió: vacía y el mármol brillaba como la luna. Allí la vieja ya empezó a tener arcadas. -¿Vomitó? -Casi. Entró en pánico. Pero, como te dije, Danilo, la tía Pérez-Bauman es muy aguda. Siempre capta al vuelo lo que sucede, así que empezó a carburar y carburar. “¿Qué hago?”. -Qué locura ¿Y la Susy? La botaban ¿no? Y a la mierda con el drama. continúa en la página 59
carta abierta i noviembre,2013
y se llama perú* Víctor Manriquez
Con P de películas, porque en varias de ellas nuestro país ha sido mencionado. A veces aparecemos como ese territorio exótico que el personaje recién se entera que existe. Otras, como ese rincón del planeta donde uno puede vivir en completa tranquilidad. Aquí, una lista con algunas menciones de nuestra querida patria.
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Corazón salvaje (1990) Dir: David Lynch
El aviador (2004) Dir: Martin Scorsese
En este film, el protagonista Sailor Ripley (Nicholas Cage) y su novia Lulu (Laura Dern) viajan por Estados Unidos escapando de la madre de ella y llegan a un pueblito llamado Big Tuna. Allí se encuentran con una serie de personajes extravagantes, entre ellos al ex combatiente de la guerra de Vietnam, Bobby Peru. “Como el país”, dice al presentarse este hombre que ha sido contratado para matar a Ripley. Lamentablemente, el señor Peru no logra su cometido al ser asesinado por un policía durante el robo de un banco.
En la segunda película de la dupla DiCaprio-Scorsese, el actor encarna a Howard Hughes, un magnate obsesionado con su higiene personal y la aviación. Durante una conversación entre Hughes y un senador que investiga a su aerolínea, al primero le llama la atención una pintura donde aparece una llama. “¿Qué es eso? ¿Eso es un yak?”, pregunta DiCaprio por el animal que aparece en el cuadro. “No, es un llama. Mi mujer lo compró en Perú hace un año”, contesta el senador.
Afiche de la pel铆cula Coraz贸n Salvaje de David Lynch
carta abierta i noviembre,2013
“¿A dónde irás?”, le pregunta ella. “A cualquier lugar...de china a Perú”, responde el ex soldado. El río (1951) Dir: Jean Renoir
Lemony Snicket, una serie de eventos desafortunados (2004) Dir: Brad Silberling Basada en un best seller para niños, esta película cuenta la historia de los hermanos Baudelaire: Violet, Klaus y Sunny. Tras quedar huérfanos, ellos quedan bajo el cuidado del Conde Olaf (Jim Carrey), “su pariente más cercano”. Luego de que
Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle Fleet (2008) Dir: Tim Burton Deslumbrado por el musical que inspiró la película, Burton trabajó nuevamente con Johnny Depp en esta historia sobre un barbero que asesina a sus clientes. Depp, que interpreta al asesino, entona una canción llamada “No hay lugar como Londres”, donde se refiere a nuestro país. “He navegado por el mundo contemplando maravillas desde los Dardanelos a las montañas de Perú. ¡Pero no hay lugar como Londres!”, dice la estrofa en la que aparecemos. *Por si acaso, no estamos tomando en cuenta películas extranjeras grabadas en el Perú como Fitzcarraldo.
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Filmada enteramente en la India, El río nos muestra a una familia de colonialistas ingleses que viven en las orillas del Ganges. Harriet, la hija mayor, se enamora del capitán John, un ex soldado cojo atormentado por su pasado, que llega a vivir donde su vecino. Al no encontrar la tranquilidad que andaba buscando, John le avisa a Melanie, una pariente suya, que se marcha de allí. “¿A dónde iras?”, le pregunta ella. “A cualquier lugar… de China a Perú”, responde el ex soldado.
Olaf intenta matarlos, los niños son enviados con su tío Monty, un aficionado a las serpientes. Ni bien llegan a su casa, su tío les informa que se preparen porque se van de viaje. “¿A dónde?”, pregunta Klaus. “Les mencioné que nos vamos a Perú mañana en la mañana. ¿No es emocionante?”, responde Monty.
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-No era realmente su culpa. La cholita no sabía, la vieja no es mala. La mandó a la mierda, la hizo llorar y le dijo que callara la boca nomás.
-Efectivamente, Danilo.
-¿Entonces qué hizo la vieja? ¿Más Pilsen, Lucho?
-¿De qué estás hablando?
-Por favor, mi hermano. La vieja estaba desesperada. Su esposo iba a llegar tarde. -¿Y Olguita? -Conmigo, de paseo en Lunahuaná. -¡Luchito, campeón! ¿Qué pasó al final? -Pues luego de pensarlo sin descanso por horas, la tía Pérez-Bauman tomó una decisión bien loca. Sécate ese vaso antes de que te diga. -Listo. ¿Qué hizo? ¿Cremó a la empleada?
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-Jajaja no, pero eso pudo haber sido menos profano. La vieja salió a la calle y empezó a visitar cada pollería de Surco, preguntando si le podían dar o vender las cenizas de los pollos. -¡Me estás jodiendo, Lucho! Por la puta madre, la vieja de Olguita es una loca. -Una loca muy ingeniosa, Danilo. Te digo la verdad. Pero fue un plan a largo plazo, al principio no le dieron bola. -¡Cómo le van a dar! Si dirijo un Pardo´s Chicken y viene una vieja orate a pedirme cenizas de los pollos a la brasa para reemplazar las de su suegra la mando a rodar, ¡pero antes me cago de risa! Loca de mierda. ¿En qué parte de Surco pasó esto? -La casa de Olguita es en Prolongación Benavides. Seguro la tía vagó varias noches entre pollerías, ocultándoselo al esposo. Debe haber ido al Rocky’s que está cerca o sino habrá bajado a Ayacucho, ahí también hay pollerías. -¿Y cómo era la jugada? Ella quería que le den las cenizas que quedan cuando abrasan el pollo, ¿no?
-Pero eso es al carbón nomás, hermano. Ahora todas las pollerías son a gas. Medio raro tu cuento. Pásame la chela. -Claro pues, Lucho. Las cenizas tendría que haberlas pedido en una pollería con horno al carbón o a la leña y eso ya no encuentras. Todo es a gas, ¿dónde podría haber encontrado uno? -Ya veo. Creo que te estás hueveando, Danilo. Todavía hay locales que trabajan con esos hornos. Para que el pollo gire perfecto y se abrase todo, marinadito y cocidito, algunas pollerías siguen usando el rotombo en base a leña. -¿Dónde hay esas pollerías todavía? ¿Qué tal es? -En Surco, Miraflores, etcétera. Es cuestión de preguntar. Yo he probado, es más rico y tradicional. La vieja Pérez-Bauman también sabía eso. “Sí es a la leña, hay cenizas”, pensaba. Llegó a muchos locales y dónde tenían esos rotombos, preguntó por cenizas, ofreció dinero pero nadie le hizo caso. Les parecía raro. Así que la vieja empezó a contar lo que había pasado. -Peor, ¿no? Ya se iba a lanzar del Villena, la tía. -Uno creería que no era la mejor idea, pero ahí le ligó: llegó a una pollería y les contó todo por enésima vez. La mayoría la botaba con alguna mentira o un rechazo rápido. Les incomodaba. Pero estos se cagaron de risa. -Jajaja ¿En serio? Venga, chupa más, Luchito, estás hablando mucho, tienes que hacer las dos cosas. -Gracias. No te miento, hermano. Hasta le pidieron repetición. Llegó pasada la medianoche a preguntar si era horno a la leña. Cuando le confirmaron el dato, continúa en la página 66
aldo pancorbo “no me considero un escritor sino un hombre que escribe� Victoria Meneses
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Aldo Pancorbo Valdivia, sociólogo de profesión y escritor por convicción. Tiene 32 años y nació en Lima cuando era golpeada por el terrorismo. Proviene de una familia clasemediera acomodada pero siempre intenta estar en contra de su estatus quo. No le gustan los horarios de trabajo, la rutina, las convenciones sociales y se considera por sobre todas las cosas un alma libre porque para él escribir es una forma de vida. En el 2008 publicó su primer libro Un Duro Despertar, novela que le causó la censura familiar debido a la crudeza con que escribe y describe la bohemia de algunos de sus personajes. Actualmente trabaja en los últimos detalles de su segundo bastardo o bastarda, como él llama a su segundo libro, La Falsa Despedida.
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La cita es en la Antigua Taberna del Bar Queirolo del Centro de Lima. A pesar de vivir en Surco y estar más cerca a lugares miraflorinos o barranquinos me confiesa que le gusta la magia del Centro de Lima y más si le van a hacer una entrevista. El lugar está lleno de la gente de siempre, escritores, periodistas, músicos, oficinistas, desempleados y borrachos que no dudan en terminar la semana con cervezas o una insaciable res. Aldo aún se mantiene un poco desconfiado a pesar de que nos conocemos de algún tiempo pasado en el que tal vez no siempre fue mejor como dice el Flaco Spinetta. “Es la primera vez que una amiga me entrevistará y no sé si eso es bueno o malo, por lo general, la gente que termina por conocerme por completo siempre se aleja de mí”. Al Pancorbo, como es conocido en el mundo del hampa cibernético es un amante acérrimo de la literatura. Devora libros desde que tenía diez años y El lobo estepario de Hermann Hesse fue el primer
libro que lo impactó en su adolescencia. “Recuerdo haber leído de chibolo El lobo estepario de Hesse y me impresionó. Teníamos que escoger un texto para Lenguaje en el colegio y cuando escogí esa novela la profesora me dijo: ¿estás seguro de que quieres leer eso? Yo le dije que sí a lo que ella respondió: “ese libro te va volver loco”. . . y tuvo razón”. Entre otras pasiones están el club de sus amores, Alianza Lima, equipo al que no duda en ir a alentar al estadio cada vez que juega un clásico; la música que carga en su mp3, la yerba y las mujeres. A pesar de no sentirse una persona atractiva físicamente, no le va mal con las féminas que pululan por la ciudad sobre todo cuando ve que un ojo le guiña la vida. Pedimos dos cervezas que como primer reencuentro después de mucho tiempo él no duda en pagar. Estas llegan a la mesa y comenzamos a hablar de Un duro despertar. Esta primera novela va relacionada a
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mi vida. Es más autobiográfica porque yo pasaba por una etapa en donde necesitaba encontrarme. Un duro despertar fue una locura de verano. ¿Qué pasó? No te importa . . .
“Me gusta la sociología, es la carrera que escogí además me permite viajar y hacer investigaciones de mercado”. Es que otras de las pasiones ocultas de este joven escritor que cada vez se abre un poco más en la entrevista, producto de las cervezas, tal vez, es viajar a cualquier punto de la ciudad o a cualquier punto fuera de ella. Ha viajado por casi todo el Perú y cada viaje ha sido una aventura, una nueva historia. A pesar de que parece ser un chico tímido y tranquilo lo que más le gusta hacer cuando viaja es conocer gente y nunca detenerse ante el peligro. “Si te has fijado un destino a dónde llegar tienes que ir como sea. No importa la os-
Siento la adrenalina de su pecho y noto que sus ojos medio achinados se agrandan cuando me cuenta de las playas de Pimentel, Huanchaco, del frío y el camino pedregoso de la sierra; y de las lluvias interminables y el intenso calor de la selva. Pedimos dos cervezas más y estas corren por mi cuenta. Aldo mira cuidadosamente de un lado a otro y saca de su morral un libro Algo que contarte de Hanif Kureishi pero no es eso lo que lo hace mirar con alerta alrededor sino la pipa que siempre lo acompaña y la que iba a prender antes de seguir con la entrevista.
“LA GENTE QUE TERMINA POR CONOCERME POR COMPLETO SIEMPRE SE ALEJA DE MÍ”
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Aldo, “terminó de estudiar Sociología en la PUCP, antes de que esta terminara con él”, como menciona la contraportada de su primer libro y no cree que se necesite estudiar literatura para poder escribir una novela. “Las fuentes para escribir provienen de la experiencia, de lo que uno observa e imagina. Para mí esas son las tres fuentes más importantes que debe tener una historia. No necesariamente se debe reflejar la realidad tal cual porque eso ya sería hacer periodismo o cualquier otra ciencia. La sociología me ha ayudado en la literatura para construir entramados sociales, relaciones de poder, relaciones que están determinadas por los sentimientos y la psicología de los personajes”.
curidad ni el frío, es como dice Raymond Chandler, “Más allá de cierto punto todos los peligros son iguales”. Si encuentras un camino a algún lugar te va a llevar. En mis viajes me he quedado sin plata, me he perdido, me han robado, no he tenido ni qué comer pero siempre me encontraba con gente que me hacía el aguante que me ayudaba y al final siempre regresaba a casa. Cada viaje ha sido una experiencia nueva por eso amo viajar”.
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-¿A qué edad nacen tus ganas de escribir? -En el colegio empecé haciendo poemas y cuentos que para nada eran publicables y solo los compartía con un amigo pero luego nos dimos cuenta de que escribir era algo que nos apasionaba y lo empecé a tomar más en serio. Los cuentos que escribía poco a poco se fueron convirtiendo en novelas.
Con una sonrisa nerviosa me reitera que tampoco es un deprimido que busca dar pena sino al contrario es un retraído. “Hay cosas que les afectan a las personas que quiero y a veces a mí no o viceversa y no por eso soy un insensible”. -¿Qué te haría feliz un domingo por la tarde? -La música, una buena compañía y un porro. Uno de los ideales que tiene este chico delgado y de metro noventa es que se pueda vivir de la literatura en el Perú y que legalicen la marihuana. Siente que el arte en nuestro país no es bien considerado y no mucha gente lo consume. “Hay arte disponible pero no de la manera más con-
Aldo no se considera un escritor sino un hombre que escribe pues le parece pretencioso afirmar que lo es. Aunque me cuenta que en algunas ocasiones le ha funcionado con las mujeres el decir que ha escrito una novela. “No te voy a negar que a veces me ha ligado con alguna flaca el comentarles de mi libro pero más son mujeres pasajeras que las que se hayan quedado conmigo. También he intercambiado mi novela por jarras de chela y se las he invitado a mis amigos. Eso me da satisfacción. El arte te permite ser libre e invencible, es un ejercicio que no conoce de nacionalidades, sexo ni religión ni nada, por eso me gusta la literatura porque me permite hacer lo que yo quiero expresar”. A pesar de que lo mejor que sabe hacer este joven escritor es literatura, le ha traído más insatisfacciones que satisfacciones ya que su familia no acepta su estilo de vida bohemia y relajada. Se le ha pasado por la mente muchas veces el querer “sentar cabeza” pero su espíritu joven y autodestructivo no se lo ha permitido por eso le puso a su segundo libro, próximo a salir, La falsa despedida. “Surgió por algo que pasaba en mi vida, el hecho de darle un camino a mi vida, de comprometerme pasa por mi cabeza cada cierto tiempo”.
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La literatura en su vida es sagrada. Los hechos fuertes que marcaron su vida, como la muerte de su abuelo, el rechazo de un eterno amor, la soledad y la depresión de los domingos por la tarde, lo llevan a crear historias. “La literatura aparece en momentos en que más quieres enterrarte o escapar de la realidad, es un refugio que ahora es mi realidad. Para escribir creo que siempre ayuda estar atravesando por un momento de intensidad. Soy un caminante y siempre me voy a cruzar con momentos o personas buenas y malas”.
veniente, comprar el último libro de Vargas Llosa pirata puede ser que dé mayor acceso a la gente en el sentido que está más barato pero no le conviene al autor porque no le dan regalías por esos libros. Imagínate que eso pase con alguien que no es conocido. Que te pirateen está bien, te da promoción pero no ganarías nada. Las editoras no apuestan y no arriesgan por escritores nuevos y jóvenes”.
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“LAS EDITORAS NO APUESTAN NI ARRIESGAN POR ESCRITORES NUEVOS Y JÓVENES”
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“Las cosas negativas que he pasado me han hecho pensar en que quería sentar cabeza. Pensaba en que debía dejar de tomar, de frecuentar a mis amigos de siempre pero no podía seguir mintiéndome. Lo mejor q uno puede hacer es aceptar su naturaleza y la mía es libre”. Las chelas están por acabarse pero un vals interpretado por un grupo criollo que ha entrado al bar lo anima a pedir dos más. La cerveza es lo menos nocivo que ha consumido. Ha probado todo tipo de drogas, químicas y naturales. Ha hecho Ayahuasca tres veces en su vida y repetiría la experiencia siempre y cuando tenga plata y si está con los ánimos de respetar la abstinencia de sexo, alcohol y drogas que debes cumplir antes de hacer el ritual. “La primera vez que probé Ayahuasca casi me voy, sentí que mi alma se iba pero los cantos del chamán me trajeron de regreso porque yo ya estaba en otra. En otra oportunidad experimenté la sensación de estar en el vientre de mi madre, sentí que era un feto otra vez, regresé a mis primeras causas. Es todo un viaje loco, la gente
debería experimentar con Ayahuasca para limpiar el alma y visionar”. Esa es toda su educación sentimental, entre cine, libros, música y experiencias las benditas o malditas que formaron su personalidad, esa que a veces puede parecer fría, alpinchista, desconfiada y paranoica, que esconde detrás de una gran sonrisa ante los demás. “Si algo me ha enseñado la vida es a no arrepentirse de nada. Las veces que me he equivocado han sido más por no pensar o por pensar. Todo lo que he hecho ha sido con el corazón por eso no siento culpa de nada si es que en algún momento he hecho daño”. Es que Aldo no camina en barrios suburbanos, él nunca toca a la gente con las manos, él es muy independiente. Él siente culpa, vive torturado y a veces tiene miedo a su mente. Sin embargo, es feliz con cosas simples como caminar en piyama con tu mp3 bajo la lluvia.
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les contó todo el asunto. La gente llamó al administrador para que lo cuente de nuevo. Todos se cagaban de risa. Había un chino dicen, que estaba en la caja, ese se reía como loco. Bien burlones son esos huevones.
borrachera, así pesaría menos. Ya se acabaron las chelas.
-Increíble. ¿Y le dieron?
-Ahora mismo pongo el siguiente par. Bueno, esa es la historia. El papá de Olguita sigue prendiendo velas a una caja llena de residuos cremados de pollos, creyendo que es su mamá.
-Sí. Se cagaron de risa quince minutos y le vendieron una bolsita con cenizas.
-Al menos, tienen algo en común. ¿Sabías que son hembras?
-Concha de su madre. ¿Qué pollería era? ¿Todavía en Surco?
-¿De qué hablas?
-No estoy seguro, hermano. No se fue tan lejos, la vieja. Creo que fue en Ayacucho. Te diría que fue en El Rosedal, pero podría equivocarme.
-Los pollos a la brasa. Siempre usan a las hembras. Son más tiernas, jugocitas. -Interesante, Danilo. No sabía eso. Creo que no lo había pensado. -Para que veas, Lucho. Y ahí llegan las chelas.
-Olguita me dijo que su papá todavía se arrodilla cada noche frente al altar de la sala y le reza a la Lourdesita, luego de hablar con la urna donde están los restos de su madre.
-Perfecto. Oye, ¿te vas a comer esas yuquitas?
-Dónde están los restos del pollo, dirás. De carne macerada, quemadita y muerta.
-Bájatelas.
-Eso iba a agregar. La vieja Pérez-Bauman ya pasó la página, pero terminó traumada: no puede ir a pollerías y cada vez que el marido hace su ritual, orando o poniendo las velas, se va. No lo puede ver. -¡Jajaja! Yo me cagaría de risa. No queda de otra. -Ella también: se cagó de risa cuando se lo contó en secreto a Olguita, y ella se rió también cuando me lo contó a mí. Muy poca gente lo sabe. La vieja ríe pero en el fondo se siente profana, sucia, culpable. -Entonces lo contaría siempre, en cada
-Ya sabía que al final te ibas a antojar. Son infalibles. -¿Las vas a comer o no?
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-Entonces al final lo logró, la mamá de Olguita. Vieja loca, carajo.
Nueva vida sobre dos ruedas Alejandro Guzmán
Fotografía: Alejandro Guzmán
1.
carta abierta i noviembre,2013
La historia de un francés en bicicleta. Virgile Bourse aprovechó la crisis europea para abandonar su rutina de programador de computadoras en París y salir a recorrer el mundo en bicicleta. Dejó Francia en 2011 y este año pasó por Perú después de cruzar las montañas Atlas en Marruecos, conocer África subsahariana, cruzar el Atlántico en velero, tirar dedo en el Caribe y darle la vuelta a Sudamérica. Ahora, con 32 años a cuestas, piensa pedalear hasta Panamá para buscar un velero que lo lleve a Asia.
El 7 de mayo de 2011 Virgile salió pedaleando de la casa de sus padres en Saint Valery sur Somme, un pueblo de tres mil habitantes al norte de Francia. En los años anteriores había desarrollado su afición por la bicicleta y los fines de semana solía hacer paseos largos con amigos. Su viaje más prolongado mientras tuvo una vida citadina lo llevó hasta Rumania en unas vacaciones de un mes. La experiencia lo apasionó, pero tuvo que volver a su rutina parisina. Hasta que un día decidió cambiar de vida. Había trabajado como programador de computadoras durante cinco años después
de haber estudiado otros cinco. Cuando decidió que no quería pasarse la vida en una oficina frente a una máquina, quiso renunciar y la empresa que lo empleaba le ofreció un año sabático para no perderlo, pensando que regresaría. Aquel día de mayo de 2011, aprovechando el verano europeo, Virgile partió rumbo a Escandinavia. Paseó en bicicleta por los países nórdicos, tomó un avión al Reino Unido, pedaleó por Escocia y regresó a Francia en ferry. Ya había decidido cuál sería su nueva forma de vida. Estuvo una semana con su familia y volvió a partir, esta vez hacia España, huyendo del frío. Todavía no regresa a casa. -Virgile, ¿a qué te vas a dedicar cuando dejes de viajar, volverás a Francia? -He estado pensando mucho en eso. Todavía no estoy seguro, pero me gustaría poner un restaurante en Francia, me gusta cocinar. También he pensado en ser guía turístico en un velero en el Caribe. -¿No quieres volver a tener un trabajo como programador? -No, estoy seguro de que no quiero volver a hacer lo mismo. Hay muchas cosas de qué disfrutar como para estar en una oficina con un horario fijo.
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Virgilio, como dice que se llama cada vez que alguien le pregunta su nombre en español, ha pasado los últimos dos años y medio conociendo el mundo en bicicleta. Según el marcador electrónico que tiene instalado en el timón de su vehículo, ha pedaleado 23 mil kilómetros en los últimos 30 meses. Pero no todo el trayecto lo ha hecho en bici, últimamente se está aburriendo de pedalear y cada vez viaja más en bus, incluso ha pensado en comprar un motor para acoplarlo a su bicicleta. Según sus mapas, en total ha viajado 30 mil kilómetros.
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Es cierto que cocinaba bien. Reconoce que la cocina francesa es bastante grasosa pero no le importa tanto. En los periodos de tiempo que pasa en ciudades prefiere comer bien, disfrutar. Cuando inició su travesía pasaba poco tiempo en ciudades, debía acostumbrarse al ritmo de pedaleo y a estar solo. Para viajar tanto tiempo cree que los tres primeros meses son fundamentales. Es el lapso que le toma a una persona darse cuenta de que ya no tiene una casa permanente y que su nueva rutina es viajar espontáneamente, aprovechando todo lo que suceda. Esas ideas las ha compartido con otros viajeros que ha encontrado en el camino.
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Uno de esos viajeros fue un joven latino que conoció en una carretera de Andalucía en octubre de 2011 mientras el sol se ocultaba y ambos buscaban un lugar para dormir. Virgile, que todavía no dominaba el español, iba en bicicleta y el viajero a pie. -Hola -Hola -¿Viajas? -Sí, veo que tú también. -Sorry, do you speak English? I can´t understand so much Spanish -Don´t worry, that´s okey. My English is not too well but I think we can understand each other. -That´s good. So, it´s late. I´m searching for a place to camp. Where are you going to sleep? -I don´t know. I was thinking to arrive to the next town to find some place to sleep. -Do you have a tent? -No, but I have a sleeping bag. -If you like I can share my tent for this night. -Really? That would be perfect! Thank you.
Lo primero que debían hacer era buscar una casa cercana para avisarle a los dueños que acamparían en sus tierras. Fueron en busca del propietario de la casa más cercana y gritaron: “hola”. En lugar de respuestas al saludo, escucharon tiros de bala. Decidieron acercarse más para ver quién disparaba. El dueño de la casa era un británico jubilado al que le gustaba el clima andaluz y el tiro con carabina. En inglés, les dijo que no les permitía acampar en sus tierras, pero que lo hicieran al otro lado de la carretera. Los vecinos no estaban por largas temporadas en la casa. Podían acampar con comodidad. Armaron la carpa. El ingenuo latino pensó que las aceitunas se podían comer de los árboles sin un procesamiento industrial previo y se llevó una amarga sorpresa. Virgile comía bastante en las noches para no llenarse el estómago mientras pedaleaba. Comieron y conversaron hasta que decidieron que era hora de dormir y ambos se sacaron las zapatillas que los acompañaban por kilómetros de carreteras y apestaban con la misma intensidad que el amargo de los olivos. Compartir la
en lugar de respuestas al saludo, escucharon tiros de bala
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misma condición puede volver cómplices a las personas. A la mañana siguiente desayunaron, desarmaron el campamento y se despidieron sin saber si algún día se volverían a encontrar. Solo intercambiaron perfiles de Facebook para compartir una foto que se habían tomado junto al campamento. Ese amigo de carretera fue uno de los pocos que conoció en esas circunstancias y que, sin saberlo aún, volvería a ver meses después.
Durante los meses en Europa gastaba, en promedio, 1 al día. Cuando llegaba a una ciudad entraba al supermercado y se cargaba de provisiones: huevos, agua, atún, pan y demás alimentos que pudiera conservar en su bicicleta mientras atravesaba las montañas. Cuando llegó a Lima ya gastaba más, aproximadamente 10 diarios. -¿Has trabajado en alguno de los países que has visitado? -No, no quiero trabajar, quiero viajar. -¿Todavía tienes dinero? -Sí, me alcanza para seguir viajando por dos años más.
Solo le han robado una vez, aunque no se dio cuenta en qué momento. Cree que alguien le clonó la tarjeta, o algo parecido, porque cuando fue al banco, le faltaban 1, 000. Hizo los trámites respectivos y se los devolvieron. No tiene miedo a que le hagan daño. En todo el viaje solo una vez, en el Caribe, unos delincuentes lo persiguieron pero pudo escapar corriendo y gritando. También se asustó cuando vio piratas en Venezuela, pero no lo atacaron. -¿Cómo que había piratas? -Sí, piratas. Van en barcos hasta los veleros para robar. A mí nunca me pasó, pero escuchaba historias de otros viarejos a los que les habían robado. Nos alertaban para que estuviéramos atentos. -Viajeros, Virgile, no viarejos. Te cuesta decir las palabras con jota intermedia, como viajeros y dijeron. Cuando llegó a Lima ya hablaba bien el español. Los meses en España, el Caribe, Uruguay, Argentina y Bolivia le habían enseñado mucho. El portugués también lo dominaba. De Andalucía había ido a Marruecos por el Estrecho de Gibraltar. Como pedalear
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Virgile emprendió un nuevo día en su bicicleta con equipamiento alemán. Está seguro de que la mejor tecnología es alemana y sabe que estar bien equipado es fundamental para viajar tanto tiempo. Antes de salir de Francia se preparó bien, compró mapas, ropa adecuada, un seguro médico internacional, equipó su bicicleta y le dijo a su familia que se iría a viajar por el mundo sin saber cuándo regresaría.
Además de lo que pudo ahorrar durante sus cinco años laborales, cuando se terminó el año sabático la empresa en la que trabajaba lo despidió. Virgile recibió una buena cantidad de dinero en compensación por su tiempo de servicio y por las vacaciones que no había tomado. El despido fue una excelente noticia, podía seguir haciendo lo que le gustaba y tendría más dinero para hacerlo. La crisis europea golpea a los que están allá, tratando de reconquistar la vida citadina y rutinaria que han perdido. Virgile ya no era uno de ellos.
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en pistas planas le aburre, enfrentó la cadena de montañas Atlas y conoció a los bereberes, la acogedora población que convive con los árabes en el norte africano. Cuando encontraba algún punto de internet se conectaba a Facebook y se enteró que su amigo, el latino, también estaba en Marruecos. Quisieron encontrarse pero no coincidieron. Nunca conseguían internet simultáneamente y fue imposible coordinar un reencuentro.
Satisfecho con la cultura árabe, Virgile pensó que sería interesante comparar esos estilos de vida con los de los países del sur. Cruzó el Sahara por Mauritania, siguió, y llegó a Senegal, donde quedó sorprendido por la que considera la mayor diferencia entre África árabe y África negra: mientras en Marruecos las mujeres son totalmente sometidas, en Senegal son las que mandan impetuosamente. Con la idea de conocer Sudamérica llegó al archipiélago volcánico de Cabo Verde, a 500 kilómetros de la costa senegalesa. Allí se enteró que salían veleros al Caribe. Descansó un mes en la isla africana hasta que encontró a un muchacho que iba a salir en velero a América y buscaba acompañantes para que lo ayuden a navegar. Virgile de-
cidió embarcarse a pesar de que no había espacio para su bicicleta. Al caer la noche dormían por turnos, siempre con un vigía para detectar cualquier amenaza de tormenta. Nunca se cruzaron con una y tampoco vieron tiburones. Ese viaje lo recordaba en Lima cuando estaba evaluando posibilidades para cruzar el Pacífico en velero y sabía mucho de la expedición del Kontiki. Cuando le tocaba vigilar la noche, sentía que se pasaba larga y aburrida. Durante el día trataba de descansar, pero sin descuidar la navegación. El viaje en velero duró dos semanas. Una vez en el Caribe se desplazó tirando dedo y subiéndose a embarcaciones que encontraba. Fue desde Martinica hasta Venezuela, pasando por las islas circundantes. Después del incidente con los delincuentes y de saciar su interés caribeño, arribó a Guyana Francesa y Surinam. Dos mundos diferentes en los que podía hablar francés. Guyana Francesa es un departamento de
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Ellos fueron dos de los 9,34 millones de turistas que visitó Marruecos en 2011. Pero no viajaban como la mayoría, entusiasmados con comprar en el tradicional mercado de Marrakech y pasear en camello por el Sahara con uno de los guías que convence al paso a los visitantes para venderles paquetes turísticos. Ellos viajaban de la manera más barata posible, pasando más tiempo en carreteras que en ciudades y, cuando llegaban a ellas, eran hostigados por los guías espontáneos.
mientras en marruecos las mujeres son totalmente sometidas, en senegal son las que mandan
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Francia que funciona como base de lanzamiento de satélites de la Agencia Espacial Europea desde 1975. La vida gira en torno a la base, que le da empleo a buena parte de los 260 mil habitantes. Surinam, en cambio, lo sintió muy parecido a un país africano, recordó a Senegal. Su siguiente destino fue Fortaleza, en Brasil. Es su país preferido y fue la experiencia más agradable de todo el viaje. Había utilizado una red social de viajeros para contactar a una familia que lo hospede por unos días. Pasó semanas allí. Al padre lo encontraría meses después en Ecuador para pedalear hasta Colombia con él.
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La estadía en Fortaleza solo se interrumpió cuando quiso recuperar su bicicleta. Habían pasado seis meses desde la última vez que se montó en ella. Tomó un avión de Fortaleza a Cabo Verde. Había dejado a su compañera al cuidado de un amigo francés. Pero cuando este volvió a Francia la dejó encargada a otro amigo español que un día decidió venderla en un mer-
estuvo contento de reencontrarlos y pasar un tramo de su viaje en plan de turista en familia
cado de Senegal. Afortunadamente, el español logró recuperarla. Virgile se enteró de todo cuando llegó a Cabo Verde y vio a su bicicleta intacta. Volvió al aeropuerto y regresó a Brasil. Pasó un mes disfrutando de la playa y la comida brasileña en Fortaleza. Luego pedaleó hasta Salvador de Bahía, abordó un velero que lo llevó a Río de Janeiro y poco después reanudó la travesía en bus hasta Porto Alegre. De Brasil salió en bicicleta y en Uruguay fue entrevistado por una radio francesa. Su próximo destino era Buenos Aires. En la capital argentina recibió una visita reconfortante. Su hermana y su padre volaron desde Francia para verlo. Estuvo contento de poder reencontrarlos y pasar un tramo de su viaje en plan de turista en familia. Buenos Aires se prestaba para eso y fueron días alegres con personas a las que le duele haber dejado de ver. -¿Qué es lo que más extrañas de vivir en una ciudad? -Poder hacer amigos. No puedes ver a las personas por mucho tiempo. -¿Sigues hablando con tus amigos de Francia? -Con algunos ya no. Con los más cercanos todavía me escribo, pero es difícil mantener la relación. En las semanas en que estuvo en Lima, su hermana participó en un programa de voluntariado en India. Para los europeos viajar es algo más común y valorado que para personas de otras partes del mundo. La familia de Virgile siempre mostró un interés especial en conocer lo que está más allá de las fronteras de su país.
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Luego de despedirse de la familia partió a Mendoza en bus y a La Paz en bicicleta. En la ciudad boliviana conoció a otros ciclistas en un albergue especial para personas que viajan en dos ruedas. Cree que el país altiplánico es, probablemente, el más barato que ha visitado en su travesía. Decidió continuar con una pareja de belgas y un suizo de ascendencia chilena. Cruzó el salar de Uyuni y sintió que estaba en el mar: todo era plano, infinito y del mismo color. Pedaleando llegó hasta Arequipa, aunque en el camino sus amigos se desviaron a Cusco. Él tenía previsto llegar a Lima cuanto antes. En Arequipa tomó un bus.
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Lima lo esperaba. Una amiga francesa llegó en avión desde París. Juntos viajaron en bus por Ayacucho, Cusco, Arequipa e Ica. Detestaron la carretera que une Ayacucho con Cusco, esa que resulta la más difícil para los pilotos de Caminos del Inca. Aunque los paisajes son singulares, estuvieron ahí durante la noche, sin poder disfrutarlo y soportando las deficiencias de la trocha. En Cusco prefirieron evitar el costoso tren a Machu Picchu y llegaron caminando, subieron el Huayna Picchu y durmieron en Aguas Calientes. Durante el viaje Virgile se convenció, una vez más, de que no viajaba como la mayoría de turistas. Volvió a Lima pensando que no habría podido pasar más tiempo con su amiga porque requería de comodidades que estaban fuera de sus costumbres y ganas de gastar. Ella había separado hoteles y programado el itinerario de cada día. Él la acompañaba mientras hacía un paréntesis a sus costumbres de errante. La francesa volvió a su país y Virgile fue a recoger su bicicleta a la casa del amigo latino que había conocido en Andalucía. Habían pasado casi dos años desde su en-
cuentro. Aquí compartieron fotos y videos de ese lejano día. Lima le gustó y se quedó casi un mes. En ese tiempo visitó a un amigo ciclista alemán que vivía en Canadá y había ido a Cusco a pedalear. Se recuperaba en Lima de una ruptura de clavícula mientras esperaba los trámites del seguro para poder volver a Canadá. Visitó museos, le encantó el Centro Histórico y cocinó platos franceses. En agosto, más de dos meses después de su último día de pedaleo, partió a Huaraz junto a un brasileño y la pareja belga que conoció en La Paz. De Huaraz fue a Trujillo y luego cruzó la frontera con Ecuador, donde ahora sigue buscando montañas. Le cuesta mucho esfuerzo tener que empezar a pedalear después de un tiempo. Lo mata la flojera. Es un errante, no un disciplinado navegante. Hace lo que le provoca cuando quiere. Dice que si quisiera ir rápido no estaría dándole la vuelta al mundo sino en el Tour de Francia. Lo que hace ha dejado de ser un deporte para convertirse en una nueva vida. Ese es Virgile Bourse, el amigo que conocí en una montaña andaluza una tarde de octubre y hoy sigue pedaleando por el norte de Sudamérica con dos posibles destinos. Llegará a Panamá en unas semanas. Si encuentra un velero a Asia, lo tomará y si falta mucho para encontrar un clima óptimo para zarpar, irá a Francia a pasar la Navidad con su familia y esperará el mes indicado para continuar, cuando el viento permita navegar de Panamá a la Polinesia o Japón con la mayor seguridad posible. Virgile no hace planes, el mejor plan es no hacer planes. Los planes lo hacen a él.
carta abierta i noviembre,2013
La crisis europea le viene financiando un viaje digno de una novela. Aunque en cada país que pisa envía una postal a cada uno de sus amigos, dice que no escribirá un libro, lo suyo no es escribir, es programar computadoras. Antes de salir de Francia creó la página web de su viaje, que se llama Dime el mundo (http://racontemoilemonde.fr) y la usa para escribir pasajes del viaje y publicar fotos y videos. -¿Le has puesto nombre a tu bicicleta? -Rocinante, como el caballo de Don Quijote. Todavía no estoy tan loco como para hablar con ella, pero de repente empezaré a hacerlo en unos meses.
Fotografías 1. Descanso limeño. Virgile y Rocinante pasaron un mes recuperando fuerzas en Lima. Con su computadora puede investigar sobre las futuras las rutas que tomará: cuánta pendiente tienen las carreteras, qué kilometraje separa a una localidad de otra y toda la información necesaria para pedalear por el mundo. También le sirve para coordinar encuentros con otros ciclistas y utilizar redes sociales de viajeros en las que puede solicitar hospedaje. 2. Nueva partida. Virgile dejó Lima para pedalear hasta Huaraz con tres amigos ciclistas. Preparar la bicicleta y su equipaje le demora algunas horas. Es importante tener solo lo necesario y mantener el equipo en buen estado. 3. Tradiciones: Virgile busca aprender todo lo posible en cada país. Dice que no solo le gusta ver paisajes, lo que más le agrada es conocer personas y entender sus formas de ver el mundo. Siempre intenta hacer nuevos amigos y conversar con mucha gente. Está encantado del trato de los peruanos y los brasileños.
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Difícilmente podrá separarse de ella para siempre. También será difícil que vuelva a tener una vida citadina y rutinaria. Después de viajar por tantos meses, es imposible pensar que la vida será como antes.
la crisis europea le viene financiando un viaje digno de una novela