Revista Carta Abierta N°11

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n ú mero 11 - J u l i o 2016

SIN PERMISO Hugo Neira Transgénicos Judíos en la literatura

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Coordinadora de Revista Jimena Rodríguez Romaní Equipo Jimena Rodríguez Romaní Paloma Verano Paolo Benza Alejandro Guzmán Diego Salazar Abecasis Jorge M. Vicuña Adrian Rojas Giovani Alarcón Carlo Reátegui Diego Castillo Hanguk Yun Diego Olivas Arana Victoria Meneses Víctor Manríquez Romy Luna Sarmiento Cristina Moreno Diana Castro Nancy Vargas Falconí Diagramador Diego Salazar Abecasis Arte Final Jorge M. Vicuña

Coordinadora General Pamela Puglianini Colaboradores Ramiro Escobar Emilio Camacho Pablo Antonio de los Ríos Ronal Teves Anapaula Michilot Luisa García Tellez Giovanni Anticona Agradecimientos Rómulo Franco Mario Munive Portada Fotografía: Jimena Rodríguez Romaní Sitio web www. cartaabierta.pe Facebook: /cartabierta YouTube: /cartabiertafcac Twitter: @cartaorg Contacto buzon@cartaabierta.pe

Revista producida por la asociación civil Carta Abierta Prohibida la comercialización total o parcial de sus contenidos

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Í N D I C E

Editorial

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Pablo Antonio de los Ríos

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Ganarle a Keiko no es ganarle al fujimorismo

Ramiro Escobar

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Opinión. Ufff…

Emilio Camacho

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Entrevista central. Hugo Neira: “Si mañana me invita Movadef, voy, ad honorem”

Romy Luna Sarmiento / Cristina moreno

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¿Quién controla los transgénicos?

Luisa García Tellez

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Opinión. AFP: efectos del fracaso

Anapaula Michilot

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Sin armas contra la homofobia

Alejandro Guzmán

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Las columnas que Hildebrandt tomó sin permiso

Giovanni Anticona

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Opinión. John Banville: ¿escritor para escritores?

Diego Olivas Arana

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El cuenco, el diario y la memoria: eclosionar con el recuerdo

Jorge Vicuña

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Fotorreportaje. Líneas naturales


E D I T O R I A L RESPONSABILIDAD DE EXPRESIÓN En el 2003 una disputa por el control del Panamericana TV se desató en las puertas del local ubicado en la cuadra 11 de la avenida Arequipa: Ernesto Schutz Freundt, Federico Anchorena y Pedro Arbulú se enfrentaban contra el administrador de ese entonces, Genaro Delgado Parker. Tras años de procesos legales e incluso la salida del aire una semana, el Poder Judicial le repuso la legítima administración a Schutz Freundt. El 8 de junio del 2009, José Mariño, conductor de 24 Horas, da las palabras de bienvenida a esta nueva etapa del canal y manda al aire un comunicado del directorio: “Corresponde a un Estado constitucional y democrático proteger el derecho de propiedad y libertad de prensa, sin reserva ni limitación alguna”, decía uno de los párrafos de dicho comunicado. Esa libertad es la que exige ahora el equipo de Panorama luego de una denuncia presentada por el Ministerio de Defensa contra Rosana Cueva, directora periodística, Karina Novoa, reportera, y a todo el equipo, incluido el chofer. Todos ellos participaron en la realización de un polémico reportaje que mostraba irregularidades en los gastos de los fondos destinados a combatir el narcoterrorismo en el VRAEM. El artículo 15 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública señala que para que una información sea secreta no solo debe estar explícitamente calificada como tal, sino que su revelación debe implicar un riesgo para la seguridad

nacional. Es aquí cuando se arma la discusión. ¿Es la revelación de facturas de gastos exorbitantes y colaboradores fantasmas un riesgo para la Nación? Desde Carta Abierta creemos que no, y por ello afirmamos que la denuncia sí es un peligro a la libertad de expresión. Sin embargo, la ley también señala que el derecho a la información pública no puede ser ejercido con aquella información que esté explícitamente calificada como secreta, de acuerdo al artículo 163 de la Constitución Política del Perú. En cuestiones legales, sí se cometió una falta, una falta que incluso Karina Novoa reconoce varias veces, probablemente sin darse cuenta, al resaltar la palabra ‘secreto’ en las pruebas que le hacen llegar y con las que se defiende todo el reportaje. La labor principal del periodismo, y en general de las comunicaciones, es proporcionar información verídica a la población para que esta pueda no solo informarse, sino exigir justicia cuando existen irregularidades y corrupción en el país. Sin embargo, otro de los principios básicos de esta disciplina es saber cómo hacerlo; es decir, buscar la manera y las herramientas adecuadas para informar correctamente. Por todo ello, es apresurado querer tener la primicia cuando no se miden las consecuencias del acto, y más cuando este acto puede conllevar a que el periodismo de investigación termine convirtiéndose en una víctima más del amarillismo.

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FotografĂ­a: Adrian Rojas 6


GANARLE A KEIKO NO ES GANARLE AL FUJIMORISMO Pablo Antonio de los Ríos Con los resultados de la ONPE al 100% y con el magro triunfo de PPK por 41 mil votos, se cree que el fujimorismo ha sido derrotado. Sin embargo, en esta segunda vuelta, la única que perdió fue Keiko Fujimori. 8 millones 500 mil peruanos respaldan al fujimorismo. Pero, ¿cómo y en dónde?

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Ganar el gobierno no significa obtener el poder”, advirtió el socialista Salvador Allende a sus correligionarios al ganar las elecciones chilenas de 1970 por apenas 39 mil votos. En las recientes elecciones, Pedro Pablo Kuczynski ganó por apenas 41,057 votos. Lo dicho por Allende se vuelve realidad: PPK ganó el gobierno, pero no significa que obtenga el poder. Según los datos oficiales de la ONPE, en la primera vuelta la lista congresal del partido Fuerza Popular obtuvo 4´431,077 de votos válidos, con lo cual ha conseguido colocar a 73 representantes en el Congreso de la República, mientras que Keiko Fujimori obtuvo 6´115,073 de votos válidos, que en segunda vuelta ascendieron a 8´555,880. En política, salvo los votos válidos, el resto es ilusión. Quizás por esto el congresista no reelecto Pedro Spadaro lanzó una afirmación criticable pero cargada de realismo político: “Por lo menos el Congreso ya sabemos de quién es”. La cuota fujimorista se ha consolidado electoralmente, se ha duplicado en el Congreso y se ha expandido geográficamente. Keiko perdió pero el fujimorismo ganó En la segunda vuelta lo que ha ganado es la afirmación #KeikoNoVa, pero no la de #FujimorismoNuncaMás. A primera vista pareciera que la batalla electoral la perdió Keiko Fujimori, sin embargo, es el fujimorismo el que ha ganado en las recientes elecciones presidenciales. Si revisamos la historia electoral reciente, según cifras de la ONPE, podremos constatar la progresión que ha tenido. En el 2006, el fujimorismo usó el nombre de Alianza por el Futuro, con la candidatura presidencial de Martha Chávez, quien obtuvo 912,420 votos válidos

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Política

mientras su lista de candidatos al Congreso alcanzó los 1´408,069. Keiko Fujimori fue la candidata al Congreso más votada con 602,869 votos. Con estas cifras, el fujimorismo lograba ser la cuarta fuerza política y retornaba al escenario político con 13 congresistas. En el 2010, Keiko Fujimori asumía el liderazgo de una organización política llamada Fuerza 2011 con la estrategia de legitimar al fujimorismo para participar en elecciones municipales, regionales y nacionales. Para el 2011, Keiko Fujimori obtuvo, en su primera candidatura presidencial, 3´449,595 de votos válidos y su lista de candidatos al Congreso 2´948,781. Kenji Fujimori fue el candidato al Congreso más votado con 381,049 votos. El fujimorismo asciende electoralmente, aumenta su representación a 37 congresistas y logra una posición expectante como la segunda fuerza política más votada. Sin embargo, en esa segunda vuelta, Keiko Fujimori pierde contra Ollanta Humala por una diferencia de 447,057 votos válidos. Incluso cuando parece que ella pierde, es el fujimorismo el que vuelve a ganar con un ascenso a 7´490,647 de votos válidos. Sobre esa base se constituyó el partido político Fuerza Popular. Durante los últimos cinco años su lideresa ha trabajado para consolidar su presencia a nivel local y regional, y sobre todo para ser un partido de ancha base popular. El fujimorismo tuvo una mejor preparación que otros partidos políticos. En la primera vuelta del 2016 obtuvo el primer lugar con 6´115,073 de votos válidos y, al pasar a la segunda vuelta, consiguió 8´555,880. César Hildebrandt ha afirmado que el fujimorismo “no es una corriente polí-


tica sino una propuesta delictiva”, pero sí es una corriente política y no se ha sabido cómo contrarrestarla políticamente. El avance del fujimorismo no solo es político y electoral, sino también social y cultural. Es tanto una narración como una identidad política con arraigo popular, forma parte ya de nuestra cultura política y ha consolidado un electorado durante los últimos tres procesos electorales, llegando a ser respaldada por más de 8 millones de ciudadanos. Geografía electoral A la luz de estas cifras, es posible decir que el fujimorismo se ha socializado. Ha penetrado en todos los niveles socioeconómicos. Su presencia puede ser geolocalizada a partir de la data electoral. La derrota de Keiko Fujimori no debe ser asumida como la derrota del fujimorismo, pues la geografía electoral evidencia que en primera vuelta ganó en 15 de 26 regiones, incluyendo Lima Provincias y

Callao. Logró el primer lugar de votos en las regiones del norte, oriente y parte del centro y sur del país. Entre ellas Lima (39%), Loreto (38%), Piura (54%), La Libertad (48%), Madre de Dios (46%) y en Tumbes superando el 60%. Respecto al número de provincias, el fujimorismo avanzó desde el 2011 con 44 regiones en primera vuelta hasta el 2016 con 112, mientras que en la segunda vuelta del 2011 se impuso en 54 provincias, y en el 2016 llegó a 104. La mayoría de la geografía del Perú, salvo Cajamarca, Arequipa y el sur andino, se ha consolidado como un espacio electoral fujimorista. Como bien ha constatado la politóloga Adriana Urrutia en la etnografía política que hizo en el 2011, el fujimorismo logró colocar 315 autoridades por elección popular: cinco consejeros regionales, cinco alcaldes provinciales, 45 regidores provinciales, 52 alcaldes distritales y 263 regidores distritales. Es decir, los resultados de c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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2016 son el efecto de un trabajo político previo y de incidencia política a través de rostros y cuadros locales que personifican el fujimorismo. Aún así, el fujimorismo fue derrotado por uno de los partidos más débiles y con baja penetración electoral: Peruanos por el Kambio (PPK). Este partido solo ganó en tres provincias en primera vuelta, pero en segunda vuelta el número se elevó a 92, impulsado por el antivoto que genera el fujimorismo en algunas regiones del país. Para un mayor grado de explicación, se puede contrastar la geografía electoral al relacionarla con el desarrollo económico y el nivel educativo de los electores, para ello se puede tomar el caso de Lima, que tiene la mayor población de electores, usando el Índice de Desarrollo Humano (IDH) provisto por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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Política

Para el politólogo Carlos Pérez, quien elaboró un mapa electoral relacionándolo con el IDH, “Lima está separada en dos. Una parte es un centro de desarrollo económico y educativo que ocupa cerca de 30 km2 y que son distritos muy reconocibles, sólo en estos gana PPK. En el resto arrasa Keiko Fujimori”. Se puede afirmar que a menor IDH en cada provincia, es mayor la probabilidad de apoyo al fujimorismo. El Congreso ya sabemos de quién es Es de la gente. El Congreso no es propiedad del fujimorismo, sin embargo, el realismo político se impone, ya que con sus 73 parlamentarios se puede decir, aludiendo a la frase de Allende nuevamente, que Keiko perdió el gobierno pero ganó el poder (legislativo). De los 26 distritos electorales, el fujimorismo logró colocar al menos a un represen-


Candidatura presidencial más votada por región. Fuente: INFOGOB.PE.

años del gobierno de Alberto Fujimori y que, tras el cierre del Congreso, buscó la legitimidad antes que legalidad. Keiko no va, ¿a dónde? Acaba la campaña electoral con estos resultados y con una movilización como la de #KeikoNoVa, que catalizó el disperso antivoto fujimorista para votar y hacer ganar a PPK. La tarea de “desfujimorizar” la geografía electoral se ha vuelto titánica. “Se ha vuelto un monstruo grande y pisa fuerte”, diría Fernando Olivera.

tante en cada uno. Con esta cantidad de parlamentarios, superan la mayoría absoluta, con la cual pueden censurar a un gabinete ministerial, elegir la mesa directiva del Congreso y aprobar o modificar una ley orgánica.

El antifujimorismo carece de una cohesión propia, de un partido y un liderazgo que lo viabilice política y socialmente para salvarlo de ser solo un factor de coyuntura electoral. Mutar de una identidad política negativa como “No a Keiko” a una identidad positiva con estructura orgánica competitiva, es no solo impedir al fujimorismo ganar electoralmente, sino incidir políticamente en su propio territorio y electorado. Parafraseando al poeta César Vallejo: “Hay, antifujimoristas, muchísimo que hacer”.

A raíz de estas condiciones, Alberto Vergara escribe, en su columna titulada “Muñeca brava”, en El Comercio, que “la debilidad principal de PPK no está en el Congreso, como tantos mencionan, sino en la sociedad”, y propone que Kuczynski gobierne en base a la popularidad para lograr legitimidad. “Un presidente medianamente popular podrá arreglárselas con un Congreso ajeno. Tres cuartos de los peruanos condenan el trabajo del Legislativo”. En cierto modo es verdad cuando se ven las cifras electorales, pero vale advertir que en esa recomendación, de gobernar sin el Congreso, anidan los fantasmas autoritarios de los primeros c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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Ramiro Escobar*

arece increíble que, en estos días finales de julio, estemos hablando de un nuevo gobierno que, contra todo pronóstico, no sea fujimorista. Resulta asombroso que Pedro Pablo Kucsynski (PPK), un candidato magro, apagado, poco peleador, haya ganado la segunda vuelta de este 2016. Parece sorprendente que, al borde de la hora crucial, una parte de la calle haya reaccionado providencialmente. Resulta balsámico que, una vez más, las urnas hayan salvado el partido. El fujimorismo existe, late, respira. Es fuerte y, aunque a muchos nos desagrade de manera suprema, tiene pleno derecho a estar en política, actuar, influir. Más aún: exhibe un ancla muy fuerte en los estratos populares de la población, del que otros grupos, incluido el movimiento de PPK, no se pueden vanagloriar. El problema era -y es- que puestos en la encrucijada de la Historia otra vez, como opción de gobierno, apuntaban a generar una batahola en el país. Unas declaraciones recientes de Luz Salgado, la inminente nueva presidenta del Congreso, para el diario El Comercio ofrecen una pista, clarísima a mis ojos, de lo que estaba en juego y en riesgo. “Lo que hay contra el fujimorismo –dice la supuesta cara moderada de este movi-

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Opinión

miento- obedece a gente que fue metida a la cárcel, gente mezclada con Sendero y MRTA. Son gente a la que no le gustó que le rompiéramos un proyecto político”. En otras palabras, Fuerza Popular cree que estamos aún en los 90, no entiende que la Historia muta y no se puede disolver, disolver… Nos salvamos, más allá de los planes de gobierno que se hubieran puesto en marcha, de un tiempo turbulento, tenso, inmerecido para una república que se asoma a su bicentenario ya con bastantes traumas sobre sus hombros. El fujimorismo en el poder no iba a significar reconciliación, por más intentos de lifting político de sus integrantes. Más aún: en los últimos días, gracias a la penosa performance de Joaquín Ramírez y José Chlimper, se vio lo que eran. Su propuesta política consistía en coquetear, sino hacer pactos concretos, con grupos que driblean la legalidad, o que claramente están fuera de ella (los mineros informales, por ejemplo), y eso implicaba un fantástico riesgo. Quienes creen que se iban a reciclar, en aras de reparar su pasado vergonzoso, quizás se equivocaban. No sólo por esas señales preocupantes, lanzadas en la campaña y hoy; también porque, en rigor, agrupa a lo más graneado del autoritarismo peruano.


Keiko Fujimori en el poder iba a significar, cómo no, la reivindicación de los 90, no solo políticamente sino, lo que es peor, simbólicamente. Habría sido la confirmación de que no nos importa mucho el paramilitarismo, la corrupción múltiple, la cultura de baja estofa. O del asistencialismo de la peor laya, ese que antes de la segunda vuelta le hizo jurar a unas mujeres campesinas que votarían por la candidata. De eso nos libramos, casi salvados por la campana. PPK le ganó con las justas, empujado por los movimientos sociales y con el apoyo quisquilloso pero al final eficaz de Verónika Mendoza. Lo que hay que preguntarse ahora es qué tiene que hacer para que ese gesto providencial de la ciudadanía no se convierta solo en un suspiro de alivio, sino en una perspectiva de cambio real (¿su grupo se llama Peruanos Por el Kambio, no?). En suma, qué va a hacer para que se transformen el Estado y a la vez la cultura política.

mance del nuevo gabinete me desmienta. Es un caso en el que, de verdad, deseo equivocarme y no tendré reparo alguno en reconocerlo. Pero solo el tiempo y la realidad darán su veredicto. La palabra ‘cambio’ es muy traficada. Todos los grupos la enarbolan, porque nadie quiere ser ‘conservador’. En los hechos, sin embargo, puede haber una transformación política, aunque no social, como ocurrió con la Independencia de 1821. El cambio político puede ser algo fácil; el cambio social es lo realmente difícil. Si pasó todo lo que pasó, en este primer semestre del 2016, confiemos en que sea para que, por lo menos, el cambio que viene no sea otro fugaz maquillaje.

No se ve una ruta simple y, a la luz del nombramiento de los nuevos ministros, se percibe más una intención de gobernar con ‘capacidad técnica’, antes que con habilidad política. Y tal vez con poca experiencia social. Cuando se le ha preguntado a Fernando Zavala, el Premier ya nombrado, sobre eso ha dicho que “son personas que tienen capacidad de comunicación”. Suena a “también son técnicos en eso”. No tanto a que tienen una trayectoria real en la cancha. En la cancha política y social, porque no se trata sólo de moverse sagazmente en los distintos predios partidarios. Se trata de entender, desde las calles o el campo, en qué país vive uno, cuáles son sus angustias, sus problemas, sus necesidades y aspiraciones. Confío en que la perfor-

*Columnista del portal La Mula, colaborador de los diarios La República (Perú) y El País (España). Profesor de la PUCP, de la UPC y de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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Hugo Neira: “Si mañana me invita Movadef, voy, ad honorem ” Emilio Camacho Fotografía: Giovani Alarcón Científico social, historiador, discípulo de Raúl Porras Barrenechea. Hugo Neira sorprendió en la última campaña electoral al respaldar desde sus columnas al movimiento político de Keiko Fujimori. ¿Es Neira el intelectual que le hace falta al fujimorismo? Él dice que va a donde lo llaman.

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Yo tenía el monopolio de la información”, afirma Hugo Neira, con una sonrisa, cuando recuerda su experiencia como reportero en el Cusco, en 1963, durante la toma de tierras por los campesinos, un embrión de lo que sería la reforma agraria de 1969, aplicada por Juan Velasco Alvarado. Y sí. Es verdad. Él era el reportero de los comuneros. Era su compañero. No dejaban que nadie más los siguiera en sus movilizaciones. “Prohibieron a otros a patadas”, cuenta. Y allí está su libro, Cusco: Tierra y muerte, para dar fe de aquel trabajo. Allí están las fotos del batallón de mujeres de Sicuani, de las amazonas de Canas. Están sus frases: “No es un partido político sino un pueblo en marcha”. Aquel viaje, de tres meses, fue decisivo en su historia personal. Hizo que se alejara del marxismo, hizo que el mundo académico le abriera las puertas. Fue por Cusco: Tierra y muerte que fue invitado a estudiar y trabajar en la Fondation Nationale des Sciences Politiques de Francia, fue por ese mismo viaje que pudo ver los hechos de mayo del 68. Siempre curioso, siempre con ojos de testigo. Reivindica siempre el trabajo de campo a la hora de investigar, ¿es usted un reportero atrapado en la rutina de un científico social? A ver, yo comencé a hacer periodismo en el diario Expreso. Allí encontré una publicación en la que el director era un hombre del servicio diplomático: José Antonio Encinas, que había hecho un doctorado en Harvard, en filosofía y en economía; y el redactor jefe era el gordo (Raúl) Villarán, una especie de monstruo. El periódico tenía una página editorial digna del Times, pero con un periodismo bien popular que era el de Villarán. Decían que Expreso era una especie de matrimonio entre un profesor

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de Oxford y una puta del Callao (se ríe). Bueno, un día de 1963, en una reunión de editorialistas, Encinas dijo que lo que pasaba en el Cusco, la toma de tierras por los campesinos, era extraordinariamente novedoso. “Lo que nos envían los periodistas del lugar -decía- es insuficiente. No entendemos lo que pasa. Uno de ustedes tiene que desplazarse al Cusco. Y me señaló a mí. Usted tiene que ir Neira. Es historiador, ha recibido cursos de antropología. Es el único que tiene una formación para ir al campo”. Es así que fui a reportear al Cusco. Y mis despachos se convirtieron después en este libro. (Señala una edición de Cusco: Tierra y muerte, que reposa sobre su mesa). Vamos al libro. Usted toma contacto con los campesinos, ve que su protesta es absolutamente legítima y que el cambio (la reforma agraria) tiene que hacerse ya. ¿Ver eso lo convenció de alguna manera de sumarse luego al proyecto militar de Velasco Alvarado?

Neira asegura que analiza los fenómenos sociales que ocurren en el país sin apasionamientos. “No llego con a prioris a ningún lugar”, afirma.


Es que yo no sabía qué iba a pasar. Era el 63. Tal vez los militares tendrían su plan Inca en marcha, pero yo no lo sabía. Recuerdo un texto de Mariátegui, en el que él dice que los libros más importantes se hacen por sí mismos. Yo no partí a escribir un libro. Yo partí en misión periodística para cubrir un hecho con la mayor probidad posible, respetando el discurso de los dirigentes del movimiento campesino. Llegué sin a prioris. Yo soy hasta el día de hoy una persona que se da cuenta de cosas porque no tengo a prioris, no tengo ideas previas -negativas o positivas- de cualquier sujeto social. Hablemos de los años posteriores al 69. Usted siempre recuerda la pasión que había en Lima por hacer política. Cita, por ejemplo, a Alfonso Barrantes, quien lo buscaba después de noches de juerga, para salir a conversar sobre política hasta las cinco de la madrugada. O también habla de Haya de la Torre, del que -dice usted- no tenía partidarios

sino acólitos. ¿Hay alguna cosa parecida a estos personajes en la actualidad? Nada, no hay nada. Es otro tiempo. No creo que se fabrique un Haya de la Torre cada siglo. Es muy crítico de la izquierda, ¿usted se reconoció alguna vez como marxista? Bueno, yo me reconocía como marxista cuando entré a Expreso (en el 61). Pero ya cuando escribí mi primer libro (en el 64) sabía que el Partido Comunista era un partido pequeño, laborista, que no se planeaba la revolución, ya mi amigo Héctor Béjar se había ido a las guerrillas, pero yo no. ¿Por qué no fui? ¿Pudo ir a la guerrilla? Yo estaba dispuesto a cualquier cosa. ¿Pero qué pasó? Yo tuve una experiencia. Vi la movilización campesina, y esto no era la izquierda. Era la herejía de la izquierda, era Hugo Blanco. Y él decía una cosa muy sencilla, que refutaba a Béjar y al Che Guevara: “De 100 cam-

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pesinos, 99 me siguen en una toma de tierras, y uno me sigue a la guerrilla”. ¿Por qué? Porque ir a la guerrilla, para los campesinos, era dejar su familia, su riqueza, ¿para qué?, ¿para tomar el Estado? ¡Ellos no veían el Estado! Ellos querían recuperar sus tierras. Yo comprendí, entonces, la inteligencia del pueblo. Los campesinos habían descubierto una capacidad de movilización, mientras que las élites de izquierda seguían pensando en ser la vanguardia de algo que ya se habían tomado los campesinos. Hablemos de cosas más recientes. En sus últimas columnas ha tratado de comprender al fujimorismo, ¿para qué sirve entender al fujimorismo en este momento, más allá de para ganar enemigos? A mí me importa muy poco tener enemigos. Lo que yo he hecho toda mi vida, es tratar de entender los fenómenos sociales. Y cuando aparece un nuevo fenómeno, me hago preguntas, no pongo cuestionamientos morales.

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Como usted dice, no tiene pensamiento a priori. Aunque sí lo tendría, si fuera Alberto Fujimori, el padre. Las cosas en su sitio. Durante los años 90 yo estaba fuera pero colaboré con el Foro Democrático. ¡Nunca me gustó Alberto Fujimori! Me parecía un autócrata, al revés de la mitad del Perú que estaba enamorado de ‘el chinito’. De eso ya han pasado unos años. Luego ha aparecido este movimiento social que yo, lo he dicho, me intriga, porque es nuevo y no tengo los a priori del pasado. ¿Y eso por qué razón? Porque instintivamente entiendo que la sociedad peruana produce fenómenos sociales que nos siguen sorprendiendo. Por ejemplo, la migración. ¿Cómo íbamos a pensar que los mestizos que bajaron para trabajar en carretillas, luego se iban a organizar en pequeños mercados y luego iban a ahorrar? Se fue creando una nueva clase social, que va en ascenso. Se hicieron ricos, apareció la burguesía chola, o el cholo capitalista de Hernando de Soto. Y de


pronto también tienen ideas políticas y un movimiento que no quiere estar con los partidos tradicionales. ¿Y este es el fujimorismo actual? Eso es el fujimorismo. ¿El empresario emprendedor, el informal? El que era informal. Porque ahora ya son pequeños propietarios, medios propietarios. Las Pymes, hay un millón novecientos mil pymes en el Perú. Eso emerge. Y las personas dispuestas a entender, nos damos cuenta que hay un movimiento interesante. Yo digo que el movimiento keikista es una realidad sin teoría. ¿A dónde van a ir? ¿Hacia la derecha o la izquierda? Por el momento, en ellos hay rasgos de los dos, con lo cual irritan mucho. Algunos dicen que se irán haciendo en el camino. Yo digo, perdón, es la tercera vez que veo que la auto-organización se hace fuera de nosotros.

Copia de la pintura Several Circles de Kandinsky en el departamento de Neira.

Tiene vocación de testigo, usted. Así es. A ver, de Keiko Fujimori usted ha dicho: Tiene bancada, pueblo y partido. Los dos primeros conceptos son innegables. Tiene una bancada muy grande. También tiene una altísima votación. Mi duda es si tiene partido. De sus 73 congresistas, sólo 11 son parte de Fuerza Popular, y actualmente -según registros del JNE- los inscritos en ese grupo son 4,100. El partido no es tan sólido como aparenta. No, no, no. Claro que no. El gran problema de Keiko es… Por cierto, yo sólo la he visto dos veces. Una vez hace diez años, y ahora, el día de su cumpleaños. Ese día, por algunas cosa que yo había dicho, un alumno mío se me acercó y me dijo: “Doctor, yo lo invito al aniversario de Keiko”. Y yo le dije: “Oye, yo no voy a poner 500 dólares” (para entrar al coctel de recaudación de fondos para la campaña de Keiko Fujimori). Entonces, él me dijo: “Yo pago por usted”. Y fui. Bueno, digamos que le hizo caso a su curiosidad de científico social. Bueno, pero los campesinos no me pagaron el viaje a Cusco. A ver, lo que vi fue a Keiko que baja, saluda a cada una de las personas. Me ve, me abraza y me dice: “Hugo, muchas gracias por tus artículos, ya hablaremos”. Luego la vi en otra ocasión. Me llamaron a este teléfono. “De parte de la señora Keiko Fujimori, está usted invitado a dar una conferencia magistral”. Yo dije: “Es una broma, deme su teléfono para llamar”. La señora se molestó. Me dijo: “¡Señor, yo me llamo Carmela nosequé y no estoy bromeando!...” Es que los fujimoristas no bromean, tenga cuidado. c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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El historiador se reconoce como un ‘friki’. Le gustan los cómics y las novelas gráficas. Es fanático de Star Wars, Star Trek y del historietista francés Moebius.

(Se ríe) Es verdad, no bromean. Bueno, entonces hice una exposición (para la bancada fujimorista en el hotel El Pueblo)… Hablé de la situación del país, qué cosa es política, qué cosa es República, qué cosa es ciudadanía. Ese es mi pecado. Y si mañana me invita Movadef, voy, ad honorem. Yo voy al lugar donde hay pueblo. ¿A partir de qué me llaman? De que no soy un político. No voy a ser alcalde, ni candidato. Tengo una mirada objetiva, distante. Pero evidentemente voy a partidos donde está el pueblo, porque yo vengo del pueblo, y no lo niego. Y ad honorem, ah. Además, te he mencionado al Movadef. Yo he ido a Piedras Gordas a dar una conferencia a los senderistas. ¿Sabe qué pienso? Que el hecho de que se haya reunido con el Movadef no le va a gustar a sus lectores actuales. No era Movadef, era Sendero.

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Ok, me equivoqué. Mire, cuando yo estaba en la Biblioteca Nacional yo me comprometí a hablar con la gente de Sendero de un tema que no fuera político, con Morote. Pero no cumplí. Al tercer año de estar en la Biblioteca, me dio un chucaque, me enfermé y decidí irme. Y cuando volví (al país), me invitaron de nuevo. Han invitado a varios, pero nadie va, tienen miedo. Entonces fui a Piedra Gordas, hace dos años. Hablé de Julio Cortázar, era el año de Cortázar (2014), y les expliqué quién era este escritor, cuáles eran las particularidades de sus textos. Expliqué un rato y luego repartí unos cuentos, para empezar un debate. Es más, bajé un momento y le di la mano a cada uno de ellos. Las preguntas que me hicieron eran tan buenas que al regreso solté una lágrima. ¡Qué inteligentes, qué buenas preguntas! Ellos no estudiaron literatura. Pero empezaron a definir lo Fantástico en Cortázar. Yo me


decía: Qué pena esta élite política, perdida para siempre allí. Qué error llevarlos a un callejón sin salida. Volvamos a Fuerza Popular. ¿Uno de los problemas de este grupo no es su falta de alternancia? No imagino una elección interna en Fuerza Popular que no termine siendo una farsa, porque al final siempre ganaría la señora Fujimori. A ver… Primera cosa, yo me doy cuenta que la señora Keiko Fujimori tiene tres mochilas. La del padre, la de su bancada, y a la vez la del montaje de un partido. Luego, ese partido no se va a organizar de la manera como se han organizado otros partidos.

do. Pueden pasar muchas cosas. Pueden auto organizarse, pueden mermar sus fuerzas, como ha pasado con el nacionalismo, o pueden pasar a la historia y olvidarse. Hay un momento de la campaña en el que usted aprovecha una columna para mandarle un mensaje a Hernando de Soto. Usted dijo: “Hernando, cállate. No declares más a la prensa”. ¿Qué pasó allí, hubo un momento de apasionamiento? ¿El votante le ganó al científico social? (Se ríe) No, el amigo. Yo sentía que Hernando había estado mucho tiempo fuera y tenía algunas posturas apresuradas. Además que yo uso mis columnas como si escribiera cartas a mis amigos, acuér-

Vi la movilización campesina, y esto no era la izquierda. Era la herejía de la izquierda. Es un partido atípico, dice usted. Estos (los fujimoristas) van a ser fundadores, con otras reglas de organización de la globalización, de una economía que tiene prosperidad. Van a sorprendernos o van a fracasar. ¿La teoría del partido sólido es real o ahora mismo son un proyecto embrionario? Bueno, ahorita están en formación. Es un niño de un año o dos, está crecien-

date de la carta a Vargas Llosa. Ahora, yo quería que ganase Keiko, de eso no hay duda alguna. Pero no lo creí nunca. En una columna de marzo, que apareció en El Comercio, yo dije: Keiko tiene bancada, partido y pueblo, y por esas razones no va a ganar. Es que así somos. Te lo lanzo aquí. Yo no puedo ver los problemas peruanos sin el pasado. Y he visto cosas que se repiten. Lo que se podría llamar un patrón: la sociedad peruana es profundamente conservadora, y esta c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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sociedad conservadora se resiste a las sorpresas políticas desde hace tiempo. Llegan Simón Bolívar y San Martín. La resistencia fue tremenda. Al final se fueron. Llegamos a la época de los caudillos

amistad. Es como si me dijera: “No quiero verte, Hugo, para no discutir, porque vas a decir cosas contrarias a las que yo pienso” (se ríe).

Yo digo que el movimiento keikista es una realidad sin teoría. republicanos. Aparece Piérola, que es el eterno revolucionario. No soportaban su plebeyidad. No era uno de ellos. En 1933 aparece el Apra. Tiene obreros, clase popular, clases medias y cañeros del norte. Les tiraron el tablero por la cabeza. ¿Cuánto tiempo tomó entender que ese era un modelo para el país? Cuando hay algo nuevo no lo digieren. Llega Belaunde, entran los militares. Aparece Vargas Llosa, votan por el chinito. Una última pregunta para entender su apuesta. El fujimorismo juega dentro de la democracia, pero no cree en algunos roles de la misma. Al Senado, por ejemplo, le tiene fobia. Usted, en cambio, cree totalmente en ese organismo… Es que yo no tengo que estar de acuerdo en todo. Yo no soy un militante. ¿Esta elección terminó con el mito de que Alan García es el mejor candidato que puede haber en el país? Qué pregunta. Yo sigo intrigado por lo que ha pasado. A Alan no lo veo. El no verme, en el caso de Alan, es un gesto de

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¿Alan García lo evita? Lo que puedo decir es que la cortesía que tiene conmigo es no frecuentarme. Cuando estuve en la Biblioteca Nacional, jamás me llamó para algo. En cambio hubo personas a las que nombró en la televisión a las que llamaba todo el tiempo. Yo me hubiera ido. ¿Dice que Alan García llamaba con frecuencia al Canal 7? Muchísimo. Ese es un problema. A lo mejor llamaba para aparecer en el canal, que era una manera de mostrarse ante la población, porque no viajaba mucho. O simplemente llamaba para dar una opinión. Técnicamente se pueden decir muchas cosas. Yo he visto cómo el gordo Villarán no lo dejaba entrar a Banchero al periódico. Cuando era dueño de Correo, Banchero se metía todo el tiempo. Hubo un momento que Villarán lo botó: ¡Anchovetero de mierda, fuera de acá! Y puso un vigilante para que no lo dejara entrar.


No nos dé malas ideas a los reporteros de planta, por favor. (Lanza una carcajada) No sé, no sé. Mira, ¿qué le hubiera dicho a Alan? El mensaje que le mandé con cuatro amigos cercanos: “No te presentes ahora, el país cambió”. Este país ya no es el del gran discurso. Y él es un gran orador, pero hay un mundo joven y un mundo comercial, mercantil, es otra lógica. Él no ha captado ese cambio. Hace un año le dijo a Perú.21, “los peruanos nos detestamos profundamente”, ¿por qué? Porque no somos nación. No te detestas si estás en un clan. En términos históricos, en un clan encuentras a tus pares. Cuando tratas a una persona con el mismo afecto y cordialidad con el que tratarías a un pariente, en ese momento tienes nación. Y a ese momento no hemos llegado todavía. Allí coincide con Julio Cotler, quien dice que no tenemos experiencias comunes, no hacemos el servicio militar juntos, la educación es distinta de acuerdo a los ingresos de cada familia… Exacto. ¿Cuándo debería darse uno cuenta de que formamos una nación? En el colegio. En mi colegio, en Melitón Carbajal, había negros, chinos, mestizos, blancos pobres, blancos acomodados. Allí hubo una camaradería de gente de todas las sangres.

Ha escrito hace poco, “en la vida llega el momento de hacer el recuento de uno mismo”. Cuando las clases en la universidad, las columnas, el libro que está por presentar, el cine que tanto le gusta, le dejan tiempo, ¿a qué etapa de su vida vuelve usted? ¿Ahora? Yo pienso en mi sorpresa de llegar a los 80 años. Yo he vivido apretando siempre el acelerador. Y bueno, hay momentos en que uno empieza a reflexionar. Los 80 son una edad estupenda. Aunque empezamos a parecernos a los más frágiles, a los niños. Un resfriado puede convertirse en una pulmonía. ¿En qué nos diferenciamos de los jóvenes? En que ellos tienen carretera y yo sé que no la tengo. Borges decía una cosa hermosa. La vejez es cuando descubres que hay una ciudad que no visitarás, una lengua que no aprenderás, una mujer que no amarás. A Javier Tantaleán le dedicó el poema Responso a Verlaine de Rubén Darío, cuando se despidió de él, ¿quién, qué amigo leerá poesía en su despedida? Eso debe preguntárselo a ellos. Pero, ¿sabe? Yo me resisto a pensar que han muerto mis amigos. Sueño y los encuentro. Y hablo con ellos. Echo de menos a Fernando (Fuenzalida), a Pocho Tantaleán. Yo creo en el encuentro de las personas. Yo no creo que los amigos se hagan por Facebook.

Ahora, para entendernos es importante la enseñanza de la historia en los colegios, pero ha quedado de lado… ¡No hay! No existe el curso de historia. Es terrible eso. Es una barbaridad. Hemos dejado que eso se produzca. Esas son las cosas que yo no puedo admitir.

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Ilustraciรณn:Nagib Zariquiey


¿ quién controla los transgénicos? Romy Luna Sarmiento / Cristina Moreno La ley que prohíbe el ingreso de transgénicos se pasa por alto. Hay una serie de irregularidades desde su elaboración hasta la selección de quienes deben ejecutarla. Las consecuencias: la biodiversidad y el consumidor peruano en peligro.

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n las últimas semanas de la campaña presidencial, Pedro Pablo Kuczynski fue atacado por un tema que Keiko Fujimori sacó de la manga: los transgénicos. En el primer debate de la segunda vuelta la entonces candidata leyó una declaración del hoy presidente electo en la que defendía los transgénicos.

Alberto Dante Maurer Fossa, jefe del INIA presentó en el 2015 a nuevos funcionarios de la institución. Fuente: INIA

“El 16 de noviembre de 2012 declaró que prohibir los transgénicos parecía una medida de la Inquisición. Quiere decir que usted defiende los transgénicos. (...) ¿Cuál es su posición? ¿Va a seguir haciendo esta defensa?”, encaró ella. Él contestó: “No defendemos los transgénicos, pero sí defendemos las semillas mejoradas”. No son lo mismo. Los transgénicos u organismos vivos modificados (OVM) son creados artificialmente con una técnica que inserta genes sacados del ADN de otra especie. En cambio, las semillas mejoradas se obtienen mediante un mecanismo de selección. Se cruzan las plantas de una misma especie y se van mejorando, según explicó Eric Cosio, investigador del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).

Transgénicos ¿en el Perú?

En el 2013, la Dra. Antonietta Gutiérrez trabajaba en el Ministerio del Ambiente como consultora para implementar la Ley 29811 o Ley de Moratoria. En el 2007 había denunciado la existencia de maíz duro transgénico en los valles de la provincia de Barranca, al aire libre y sin conocimiento de los agricultores.

En el 2011 la Ley 29811 estableció la moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados al territorio nacional por un periodo de diez años, es decir, hasta el 2021 el ingreso de transgénicos al Perú está prohibido. La

Los reglamentos que debía elaborar junto a otros expertos eran los mecanismos de control en puntos de ingreso. ¿Cómo saber qué tipo de semillas están siendo introducidas en nuestro territorio? Se debían establecer protocolos de mues-

Según el Plan de Gobierno de Peruanos por el Kambio (PPK), el Estado implementará un proyecto de semillas mejoradas en el 2017.

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excepción es para investigaciones y estudios científicos que estén debidamente monitoreados y aislados. Con esta norma se busca proteger la biodiversidad que tiene el Perú en especies nativas. Durante estos diez años de prohibición el impacto de los transgénicos en el ambiente debe ser investigado.

Política


treo en aduanas, puertos y aeropuertos. El principal método utilizado para ello son las tiras reactivas. Si da un resultado positivo a semillas transgénicas, la carga es detenida y una muestra es enviada a laboratorio. De ser positivo nuevamente, la carga es devuelta. Gutiérrez fue tajante en que no se acepte ningún margen de error. Las semillas importadas debían tener 0% de contaminación de semillas transgénicas. De acuerdo a Gutiérrez, en las reuniones a las que asistían representantes de la Presidencia del Consejo de Ministros, Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Ministerio del Ambiente, Ministerio de Agricultura, Ministerio de la Producción, Conveagro, entre otros con competencia en la moratoria, el principal opositor a establecer un 0% de margen de error fue el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), del Ministe-

rio de Agricultura, junto a la Asociación Peruana de Productores e Importadores de Semillas en el Perú (AppiSemillas). El INIA es el ente encargado de vigilar la presencia de transgénicos en campos de cultivo, y se convertía en el principal opositor de la medida. Junto a AppiSemillas, exigía un 2% de margen de error. “Un 2% significa que vas a tener plantas transgénicas en una hectárea. Y con esa hectárea, otra va a estar contaminada. Y en el plazo de dos años, vamos a tener todos los valles contaminados”, explica Gutiérrez, quien expuso estos argumentos a ambas entidades. “Después de haber escuchado yo misma a los importadores de semillas pedir 2% de umbral, entiendo que ellos mismos saben que su semilla está contaminada”, argumenta Gutiérrez. Las semillas distribuidas por AppiSemillas, que se oponía al 0% de contaminación, provienen c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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principalmente de Brasil y México, países abiertamente protransgénicos. La negociación continuó. Ambas posiciones eran firmes. A fines del 2013, Gutiérrez dejó la comisión de implementación de la Ley de Moratoria. Hasta ese año, el control en aduanas aún no se había establecido y ella había recibido telefónicamente amenazas de muerte. Recién a inicios del 2015, cinco años después de aprobarse la Ley, se estableció el “Compendio de Guías a ser aplicadas en los Procedimientos de Control y Vigilancia para la detección de Organismos Vivos Modificados - OVM”. Como sugirió Gutiérrez desde un inicio, se establece que las semillas convencionales que ingresen no deben presentar rastros de transgénicos, de lo contrario la empresa podría ser multada con hasta mil Unidades Impositivas Tributarias (UIT), es decir S/. 3’950 mil. Los personajes involucrados Las irregularidades en torno a la implementación y fiscalización de la Ley de Moratoria no acabaron ahí. En enero del 2015 Conveagro denunció la designación de personas a favor de los transgénicos en el INIA y el Ministerio de Agricultura. Se referían al ingeniero agrónomo Enrique Fernández Northcote, asesor técnico de la Jefatura del INIA, y el biólogo Luis De Stefano Beltrán, subdirector de investigación en la Dirección General de Desarrollo Tecnológico Agrario del INIA. Desde sus puestos, deben supervisar el cumplimiento de la moratoria. Ambos son integrantes de la ONG Perú Biotec, asociación peruana para el desarrollo de la biotecnología cuya finalidad,

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Política

según su portal web, es la promoción y divulgación del uso de la distintas variantes de la biotecnología moderna para el bien de los peruanos, incluyendo la ingeniería genética. Es decir, sus miembros están a favor de los transgénicos. Perú Biotec es pública opositora de la Ley de Moratoria desde su creación y sus integrantes, según Conveagro, son conocidos promotores y agentes protransgénicos. Luis Gomero, director de la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA), que forma parte de Conveagro, afirma que el INIA “genera una resistencia a la implementación de la Ley de Moratoria. Y más aún cuando en los últimos años se ha incorporado en su gestión a personas que están vinculadas a la promoción de transgénicos en el país.” RAAA cree que se debe hacer un trabajo de fiscalización permanente, pues están entrando semillas transgénicas de manera ilegal. Gomero responsabiliza a las entidades competentes como el Ministerio del Ambiente, el INIA y el Or-

El INIA informó a la Comisión Multisectorial de Asesoramiento de la Ley de Moratoria (Ley 29811) sobre el hallazgo de un campo de cultivo de maíz amarillo con presencia de un transgénico conocido como TC 1507, ubicado cerca de Oyotún, en Lambayeque. Fuente: INIA.


ganismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). Los hallazgos Desde que se implementó la Ley de Moratoria, el INIA no presentó ningún caso de liberación de transgénicos en el ambiente, hasta el año pasado. A principios del 2015, veinte submuestras de campo de sembrío de maíz amarillo duro en el distrito de Oyotún, en Chiclayo, dieron positivo a la presencia de transgénicos. Habían ingresado mientras el reglamento de protocolo en aduanas no era aprobado por la Comisión Multisectorial. Pero dicho caso no es aislado. La Dra. Antonietta Gutiérrez ha tomado muestras aleatorias de forma particular también en el 2015. ¿El resultado? Plantaciones de maíz duro transgénico, esta vez en Cañete. Estos dos casos se encuentran separados por más de 960 kilómetros. Ambos presentaron maíz duro transgénico. Sólo uno ha sido identificado por los entes

fiscalizadores. La liberación de transgénicos en el ambiente, y por ende la contaminación de cultivos tradicionales, ya se ha dado. ¿Se puede afirmar que existe en verdad una moratoria? Concertamos una cita con el Dr. Pablo Quijandría, director general de la Dirección de Desarrollo Tecnológico Agrario del INIA, para indagar más sobre ambos casos de cultivos de maíz duro transgénico. En el primer acercamiento, a través de correos electrónicos, le manifestamos nuestro interés en saber más sobre el caso de Lambayeque. Aceptó hablarnos sobre el tema. Durante el segundo acercamiento, cuando conversamos por teléfono, manifestó que su división no tenía conocimiento sobre dicho caso. Las consecuencias de la modificación Otro problema de los transgénicos es la masiva producción: si se tiene un cultivo de alta producción y resulta rentable a largo plazo, se planteará incorporarlo en miles de hectáreas. Ello genera

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deforestación y daño ambiental, pues más hectáreas de vegetación serán destruidas y usadas para plantar cultivos transgénicos, con el objetivo de obtener mayor producción.

está reglamentado. “¿Quién tiene que emitir este reglamento? La Presidencia del Consejo de Ministros, que hace seis años no cumple con su obligación de sacar el reglamento”, esclarece Cáceres.

Respecto a la salud, los transgénicos son controversiales. No está probado que produzcan algún daño. Los 15 o 20 años que están en el mercado no son suficientes para asociarlos con alguna enfermedad.

En la misma línea, para Cáceres existe evidencia que comprueba que los transgénicos generan daños a la salud. Pero afirma que no hay estudios al 100% que comprueben eso. “Hay riesgos que llegan incluso al cáncer. Se han hecho pruebas en ratas de laboratorio que han desarrollado tumores terribles en los riñones”, explica.

Sin embargo, conforme al presidente de la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (ASPEC), Crisólogo Cáceres, el consumidor tiene derecho a saber plenamente lo que está ingiriendo y la única manera de hacerlo es mediante la etiqueta de los productos, lo cual se encuentra establecido en el artículo 37 de la Ley 29571 - Código de Protección y Defensa del Consumidor. Cabe resaltar que el etiquetado, a pesar de estar determinado en la Ley, no

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Política

El futuro de la ley Depende del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski que se extienda la moratoria del ingreso a los transgénicos. O, por el contrario, que al concluir los diez años de prohibición, en el 2021, se permita que las semillas transgénicas sean insertadas nuevamente en nuestro territorio.


Respecto a la posición del gobierno entrante, José Manuel Hernández, nuevo Ministro de Agricultura y Riego del gabinete de Kuczynski, reafirmó una inclinación en contra de los transgénicos: “a nosotros como país nos conviene aprovechar las ventanas que tenemos para los productos nativos y para toda la producción convencional que tenemos tanto para costa, sierra y selva. En esas condiciones no nos conviene entrar a una producción de transgénicos, más aún cuando tenemos una biodiversidad que tenemos que proteger”. “Sí hay algunas personas [pro transgénicas en el INIA], no mucha gente, pero las hay. Hay biólogos, biotecnólogos y también gente que es de otras profesiones que quieren probar con los transgénicos y hay una gran masa que no quieren los transgénicos. Nosotros estamos haciendo un análisis. Desde el punto de vista del desarrollo agrario nacional no nos convienen los transgénicos”. Si la afirmación del próximo ministro mues-

tra algún indicio del futuro de la Ley de Moratoria, ¿se convertirá el Perú en un país libre de transgénicos a largo plazo? Introducir los transgénicos paulatinamente también es una opción para el país, agrega Eric Cosio, del Concytec: “si es que podemos garantizar el hecho de que solo nos vamos a quedar con maíz, podríamos trabajar con un ingreso limitado de cultivos transgénicos al país, extremadamente controlado.” La cuestión es si “extremadamente controlado” es algo posible en nuestro país, considerando que se encontraron transgénicos ya liberados en el ambiente en dos oportunidades a pesar de la vigencia de la moratoria, y que los transgénicos no son etiquetados en los productos comerciales que el consumidor merece conocer.

Fila de atrás: a la izquierda, Luis De Stefano (subdirector de la Subdirección de Investigación y Estudios Especiales del INIA) y a la derecha, Alberto Maurer (jefe del INIA) en la reunión de fin de año del equipo PeruBiotec en el 2011. Fuente: ONG PeruBiotec

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AFP: efectos del fracaso Luisa García Tellez*

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os economistas lucen más confundidos que los afiliados. Incluso el ministro Segura. No saben cómo hacer funcionar el invento chileno que ha generado un mercado de capitales impresionante, pero que otorga pensiones insuficientes. La teoría les dice que el retiro de casi el 100% del fondo es una locura, que un sistema de pensiones debe dar eso, pensiones, no anularlas. Pero si en un lugar esta locura es envidiada, es justamente donde nacieron las AFP: Chile. Allí donde el Estado ha tenido que subsidiar las pensiones desde 2008. Los afiliados chilenos se preguntan por qué no sucede lo mismo en su país. Por qué no les devuelven su plata a los 65 años. Por qué, si llevan con el problema 12 años más que nosotros. El ‘caso peruano’ se discute en los programas de televisión. Se habla incluso de afiliados migrantes, chilenos que decidan mudarse a Perú antes de cumplir los 65 años, acreditar residencia y cinco años de cotización aquí, para luego llevarse su fondo a casa. Por lo pronto, el colectivo ciudadano ‘No más AFP’ ha convocado a una marcha simultánea en 15 puntos del país para este 24 julio.

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Opinión

El descontento es entendible. En abril de 2014, ante la avalancha de críticas de los jubilados por las bajas pensiones en Chile, la presidenta Michelle Bachelet formó una comisión técnica liderada por el economista David Bravo, para que hiciera un diagnóstico del sistema y planteara modificaciones, lo que tomó un año y cuatro meses. La Comisión Bravo tuvo especial interés en saber qué pensiones iban a tener aquellos que desde el inicio de su vida laboral estuvieron afiliados a una AFP, proyectaron las pensiones para los futuros jubilados entre 2025 y 2035. El diagnóstico fue revelador: la mitad de los chilenos que aportaron a su AFP con gran regularidad (entre el 75% y el 100% de su carrera), lograrían una pensión del 38,9% de su sueldo promedio (de los últimos 10 años de trabajo). Por ejemplo, si este fue mil dólares, su pensión sería tan solo de 389 dólares. Con el subsidio estatal subiría a 466 dólares. Más de estos resultados fueron publicados en noviembre último por IDL-Reporteros. Dos suelen ser las objeciones a los reclamos por las pensiones bajas: 1. Que tomar como muestra a jubilados migran-


tes del sistema público no es lo correcto, pues no son clientes netos de las AFP. 2. Que el problema es la serie de veces que se dejó de cotizar a la AFP, las llamadas ‘lagunas previsionales’. Los resultados obtenidos en Chile hicieron agua esos argumentos. Ni siquiera podemos achacarle al problema de la informalidad laboral (mucho menos aguda allá que acá) el fracaso del sistema. Una alerta también para los otros siete países latinoamericanos con AFP.

en Chile, que ojalá por lo menos igualemos. En lo que sí resulta imperativo superarlos es en la formulación de soluciones. De lo contrario, solo obtendremos una frustración mayor.

Entonces, ¿con qué argumentos podemos oponernos a la entrega de los fondos, si hay evidencias técnicas de que el sistema no funciona? ¿Cómo oponernos sin tener otra propuesta a la mano? Por supuesto sería ideal tener un sistema que entregue pensiones coherentes con lo que eran nuestros salarios. Y mejor aún, si se trata de uno que erradique el problema de la pobreza en la vejez. Internacionalmente, la tendencia es apostar por un sistema multipilar, donde no se dependa solo de lo que aporte el trabajador, sino también el empleador y el Estado. Tanto Michelle Bachelet en su primer gobierno, como Ollanta Humala en el presente mandato, plantearon una reforma del sistema de AFP. Está claro que sin éxito. Hoy, en su segundo periodo, la presidenta chilena continúa en la búsqueda. La Comisión Bravo le propuso, entre otros puntos, seguir con las AFP e incrementar el subsidio estatal. Pedro Pablo Kuczynski ha mencionado también la palabra reforma. Al igual que Bachelet, conformará una comisión de alto nivel con técnicos nacionales e internacionales. En Perú, casi no hay especialistas que sepan de proyección de pensiones, base del diagnóstico logrado

*Reportera de investigación. Desde 2012 investiga el sistema de AFP en Perú. Estudió Periodismo en la PUCP y Literatura en la UNMSM.

ccaarta l, 2016 rta aabbiieerta rta.. aj ub lr i o

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FotografĂ­a: Adrian Rojas


Sin armas contra la homofobia Anapaula Michilot Con la colaboración de Ronal Teves Perú todavía no cuenta con una ley que sancione la discriminación y los crímenes de odio contra la comunidad LGTBIQ. A más de un mes del atentado en Orlando, los congresistas que dedicaron un minuto de silencio a las víctimas extranjeras son los mismos que ignoran a miles de peruanos.

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aris tiene 25 años. Acaba de terminar la carrera de psicología en la Universidad San Ignacio de Loyola y hace poco ha celebrado un mes de relación con su pareja. Para él, todos sus días son teñidos por actos de odio. Desde el día en que tuvo el valor de contarle a su familia sobre su orientación sexual ha sido víctima de los abusos de su propio padre. Golpes en la cara, amenazas constantes e insultos denigrantes son algunos de los maltratos a los que ha sido expuesto por doce años. Cansado de las injusticias que enfrentaba a diario a manos del hombre que lo crió, Paris se acercó a la comisaría Laura Caller, ubicada en el distrito de Los Olivos, donde, al igual que en casa, le cerraron las puertas. Cuando intentó presentar una denuncia, los policías no le prestaron atención y lo hicieron esperar varias horas. Cuando por fin atendieron su caso, se burlaron de él preguntándole si quien lo había agredido era su esposa. Finalmente, el patrullero fue a investigar la situación a su casa, pero los efectivos le sugirieron que no levantase una denuncia porque había que respetar a los padres. Paris cree que, en cualquier momento, su padre puede cruzar la línea y matarlo en su dormitorio. En el Perú la comunidad LGTBIQ (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer) es incesablemente vulnerada por discriminación y crímenes de odio. Según un informe del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex), más del 90% de personas pertenecientes a esta comunidad han reportado algún tipo de discriminación. Solo desde marzo del 2015 hasta este año se han producido ocho asesinatos a personas LGTBIQ, que murieron golpeadas, torturadas, ba-

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leadas, e incluso degolladas. Además, se presentaron 43 casos de afectación a la seguridad personal, ocho de agresión por la propia familia y 28 de discriminación en espacios públicos. Los actos discriminatorios hacia esta comunidad tuvieron su punto más trágico hace poco más de un mes. El segundo atentado más devastador en Estados Unidos, después del 9/11, ocurrió en Pulse, una discoteca gay en la ciudad de Orlando, Florida. El tiroteo dejó 49 muertos y 53 heridos. El atacante, Omar Siddique Mateen, manifestó sentirse repudiado al ver a dos hombres besarse frente a su hijo. Pero, ¿qué califica a un delito como un crimen de odio? Cristhian Olivera Fuentes, presidente del Movimiento Ho-

Debido a la falta de atención que recibió Paris en la comisaría Laura Caller, el caso tuvo que ser tomado por la Defensoría del Pueblo.


mosexual de Lima (MHOL), explica que un crimen de odio se califica cuando el delito es cometido con una violencia excesiva. “Es común ver asesinatos motivados por el odio. A las víctimas no solo se les quita la vida, sino que se les tortura, mutila, y muchas veces se les cortan los genitales. Las víctimas que sobreviven a estos crímenes relatan que sus agresores les dicen explícitamente que la razón por la que los están castigando es su orientación sexual”. Una noche, Luis Alberto Rojas caminaba por las calles del distrito de Casa Grande, Trujillo, cuando un carro le cerró el paso. Era una patrulla que rondaba por la zona la que lo detuvo arbitrariamente. Fue llevado a la comisaría, donde primero fue brutalmente golpeado con una vara. Él les preguntaba a los

oficiales por qué le hacían eso y la única respuesta que obtenía era: “Cabro concha de tu madre, a ti te gusta la pinga ¿no? Por eso pues, cabro”. Aparte de los golpes que recibió, los efectivos le arrancaron la ropa dejándolo totalmente desnudo. Uno de los policías trajo un recipiente con agua y lo obligaron a pegarse contra la pared, en ese momento abusaron de él sexualmente utilizando la misma vara con la que lo habían golpeado. Luis pasó toda la noche desnudo en una carceleta mientras se burlaban de él, y cada hora lo metían a un gran barril de agua. La tortura no fue suficiente, luego de los abusos y maltratos, le robaron sus pertenencias. La justicia y los medios peruanos ignoraron lo que le pasó a Luis Alberto. Sus

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agresores, los oficiales Dino Pardo, Juan Mostacero y Luis Miguel Quispe, solo fueron movidos de su comisaría. El Poder Judicial archivó el caso en el 2009. Ese mismo año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptó el caso de Luis. En el Perú, los actos homofóbicos no solo son perpetrados por la sociedad civil, sino que existe otro agente discriminatorio: el Estado. El 15 de junio, el Congreso le dedicó un minuto de silencio a las víctimas de la matanza en Orlando. Los congresistas que participaron de este homenaje fueron los mismos que, en el 2013, no incluyeron las categorías de orientación sexual e identidad de género como posibles causales de discriminación y crímenes de odio, decisión que dejó a toda una comunidad desprotegida. Brenda Álvarez, representante de Promsex, comenta que esta invisibilización del Estado promueve que los índices de homofobia sean tan altos en nuestro país. “No existe una ley que proteja a las personas por su orientación sexual o

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identidad de género. Esta orfandad jurídica hace que se valide la discriminación social en base al prejuicio, porque el Estado lo legitima”. Pero, ¿por qué se discrimina a la comunidad LGTBIQ? El antropólogo Alexander Huerta explica que el ser humano, por naturaleza, rechaza lo que le es diferente a sí mismo. Además, en el caso latinoamericano, el machismo está tan interiorizado que aceptar la homosexualidad como algo normal es atentar contra la propia masculinidad, y este machismo se traspasa a las mujeres. Muchas veces el miedo a la homosexualidad, según comenta, es una fobia escondida al homosexual que llevamos dentro. “El machismo está mal visto, nadie puede decir que es machista abiertamente; el racismo también está mal visto, nadie puede gritar que es racista; sin embargo, la homofobia aquí es premiada”. La ley de discriminación y crímenes de odio no es la única carencia de derechos que enfrenta esta comunidad. En marzo del año pasado, con siete votos en con-


Sato cree el rechazo al proyecto de ley es un impedimento para llevar una vida familiar como la de los demás.

tra, cuatro a favor y dos abstenciones, el proyecto de ley de unión civil entre parejas del mismo sexo fue rechazado, y posteriormente archivado por el gobierno actual. Ese fue un golpe más que recibió la comunidad.

bre su futura hija, pero este trámite legal no la identificará como madre. Ellas han escogido un nombre japonés para la niña, Kai, para que tenga, de alguna manera, identificación con la ascendencia japonesa de Sato. Alberto de Belaúnde, congresista electo de Peruanos por el Kambio y miembro activo de la comunidad LGTBIQ, menciona que la ausencia de un proyecto como la Unión Civil deja a las parejas sin ningún respaldo. “Cuando las parejas no son reconocidas, hay un sinfín de obstáculos que pueden afrontar: no velar por su salud, no tener una herencia, quedarse en las calles debido a que las familias absorben el patrimonio, etc. La comunidad LGTBIQ queda desprotegida ante estas eventuales situaciones”. Él explica que no hay ningún país donde los índices de rechazo hacia la comunidad LGTBIQ no se hayan reducido lue-

no hay país donde el rechazo no se haya reducido luego de la unión civil Sato Tamashiro es una de las que buscaba la aprobación de dicho proyecto de ley. Ella y su pareja Lita están esperando una bebé que nacerá en octubre. Sato explica que legalmente su bebé solo será hija de su pareja, ya que ella es la que está gestando, por lo que tendrá solo los apellidos de la madre biológica. Esto las desalienta, ya que deben pasar por un proceso engorroso y burocrático para que Sato pueda tener algún derecho so-

go de que la Unión Civil haya empezado a ser debatida públicamente. Para de Belaúnde, la clave de la lucha contra la homofobia radica en la educación, y esta es una tarea que considerará primordial en su nueva labor como parlamentario. Cuando Seamos Libres es una obra de teatro testimonial que sirve como ejemplo de cómo la educación puede luchar contra la homofobia. Relata escenas de c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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Alberto de Belaunde fue elegido como congresista por el partido Peruanos por el Kambio. Una de sus prioridades como nuevo parlamentario será velar por el reconocimiento de los derechos LGTBIQ.

la vida de los personajes y la lucha que, ellos y sus familias, atravesaron antes de poder aceptar plenamente su orientación sexual El camino no fue fácil para ninguno. Cuando Sergio Cano le contó a su madre que era homosexal, ella reaccionó gritando que su familia no merecía semejante castigo de Dios. Alejandra Ibáñez tenía dieciséis años el día que recibió una de las peores llamadas de su vida: la madre de su novia le decía por el otro lado del teléfono que era una lesbiana asquerosa y ella era la culpable de haber contagiado a su hija. Sin embargo, todos los miembros de esta obra aseguran que una vez que sus seres queridos comprendieron que por tener una orientación sexual diferente no iban a dejar de ser ellos mismos, los prejuicios y rechazos empezaron a desvanecerse. Y es que la educación en temas de identidad sexual y género es la única arma que puede luchar contra los gigantescos índices de discriminación y rechazo

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contra la comunidad LGTBIQ. Esta enseñanza implica reconocer ciertos errores, en la forma en que nosotros mismos nos comportamos y las conductas que enseñamos al resto. Pero, la transformación hacia una sociedad igualitaria no se puede dar si vivimos con un Estado que vuelve invisible a una comunidad y trata a sus miembros como si fueran ciudadanos de segunda categoría, exiliados de igualdad. Será deber del próximo gobierno revindicar a esta comunidad por los derechos que siempre les han sido arrebatados.


Viernes y sรกbados desde las 11 p.m. Hasta el 30 de julio Jr. Batallรณn Ayacucho 271, Barranco

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Las columnas que Hildebrandt tomó sin permiso Alejandro Guzmán El semanario Hildebrandt en sus Trece reprodujo columnas de opinión originalmente publicadas en medios extranjeros sin citar la fuente y sin la autorización de los autores. Además, plagió una nota informativa del periódico español 20 minutos.

Fotografía: Jimena Rodríguez 43 c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1Romaní 6


La prensa peruana es en estos días un homenaje a la derrota de aquellos ideales que alguna vez la hicieron importante. Es también, muchas veces, una contribución decisiva a los anales de la vulgaridad”, escribió el periodista César Hildebrandt en el prólogo a la segunda edición de su libro de entrevistas Cambio de palabras. Esas líneas, publicadas en 2008, parecen haber sido un presagio de lo que su propio semanario ha venido practicando en sus últimos números. Si en este reportaje las palabras escritas por Hildebrandt no hubieran estado entre comillas e indicando la fuente, representarían con más exactitud la paradoja y la contradicción entre el discurso y la práctica en la que cae el periodista. El semanario que dirige está acostumbrado a tomar columnas de opinión de autores extranjeros y reproducirlas en sus páginas, sin tener la autorización de los firmantes y, por supuesto, sin pagarles.

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Comunicaciones

En el número 306 de Hildebrandt en sus Trece, publicado el 1 de julio, se incluyeron siete columnas de opinión. De ellas, solo tres fueron escritas por verdaderos colaboradores del periódico, cuyos nombres aparecen en los créditos: Pedro Francke, Ronald Gamarra y Juan Manuel Robles. Las otras cuatro columnas fueron de autores extranjeros, ausentes en la relación de nombres de las personas que conforman la publicación. Despertada la sospecha, Carta Abierta se puso en contacto con dos de ellos, quienes confirmaron que no tenían conocimiento de la publicación de sus columnas en el semanario limeño. El primer caso es el de la argentina Fernanda Sández, del diario La Nación. Su columna titulada “El último refugio de la vida eterna: Internet”, publicada el 7 de febrero en las versiones web e impresa del medio argentino, fue reproducida –omitiendo el último párrafo– en Hildebrandt en sus 13 con el titular “La inmortalidad online”. “No sabía de la publicación, ni


del retrato. No hubo ni permiso para eso ni, claro, retribución alguna por mi trabajo”, declaró Sández para este reportaje. En su caso, el retrato que acompaña a la columna parece haber sido obtenido de su cuenta de Twitter.

hace citando la fuente. Hildebrandt en sus Trece no indica la fuente de ninguna de las columnas que antes fueron publicadas en medios extranjeros. El segundo caso es el del español Fernando López Agudín. Sobre la repro-

el semanario toma columnas de autores extranjeros y las reproduce Carta Abierta contactó al editor de Sández en La Nación, quien aseguró que el periódico argentino solo tiene un convenio con un medio peruano, el diario El Comercio, a través del Grupo de Diarios de América (GDA). Cuando en las páginas de El Comercio se publica un texto de algún diario miembro del GDA, lo

“No lo puedo creer, te juro”, dijo la periodista argentina Fernanda Sández cuando se enteró de que su columna había sido reproducida por Hildebrandt en sus Trece. Cinco meses antes había sido publicada en el diario La Nación.

ducción de su texto en el número 306 de Hildebrandt en sus Trece, dijo: “Nadie me informó sobre la publicación de la columna ni he percibido ninguna retribución por ello. Mi única colaboración periodística hoy en día es en el periódico Público”. El 27 de junio López Agudín publicó en el medio español Publico una columna titulada “El sorpasso de Rajoy”. El 1 de julio Hildebrandt en sus Trece reprodujo la misma columna pero le cambió el titular a “Derrota cabal en España”. Tampoco citó la fuente. Ese no es el único texto que el semanario limeño tomó de Público. En el número del 27 de mayo sucedió lo mismo con una columna de la iraní Nazanín Armanian y en el del 13 de mayo, con una de Agnese Marra. El medio español es bien claro al exponer sus políticas de propiedad intelectual. Dice que “es titular de todos los derechos de propiedad intelectual e industrial del Sitio Web, haciendo expresa reserva de los mismos, por cuanto queda expresamente prohibida la reproducción, distribución y comu-

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nicación pública en todo o en parte de los mismos, en ninguna forma ni por ningún medio sin contar con la autorización previa”. Público no respondió a los intentos de comunicación de Carta Abierta para saber si existe algún convenio de colaboración entre ambos medios, pero aun si lo hubiera, Hildebrandt en sus Trece debería indicar la fuente. Estos no son casos aislados. El 3 de junio sucedió lo mismo con una columna del historiador italiano Enzo Traverso. Ese día Hildebrandt en sus Trece publicó su columna titulada “Nueva decadencia de occidente”. En su número de abril, la revista española Viento Sur, había publicado el mismo texto con el titular “Las paradojas de la crisis europea”. Consultado sobre el caso, el italiano dijo: “No conozco Hildebrandt en sus Trece”. En la web de Viento Sur se anuncia que el me-

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dio tiene una licencia de Creative Commons que indica: “No puede utilizar el material para una finalidad comercial”. Los casos sobran. Todas las columnas de opinión de autores extranjeros, publicadas en los diez números de Hildebrandt en sus Trece analizados para este reportaje, pueden encontrarse en páginas de internet de los medios en los que fueron publicadas originalmente. Por ejemplo, en el número del 24 de junio se publicaron dos columnas que previamente habían aparecido en el medio español Jotdown; en el número del 1 de julio hay una columna que primero fue publicada en la colombiana Semana; en el número del 8 de julio hay una columna originalmente publicada en el medio mexicano Reforma; y en el número del 15 de julio aparece una columna del periódico inglés The Guardian. En ninguna se indicó la fuente.


El caso de plagio Los casos anteriores no se consideran legalmente como plagio, pues se consigna el nombre de los autores. Pero en Hildebrandt en sus Trece también hay un caso de plagio. El semanario reprodujo, en su número 304, del 17 de junio, una nota informativa que originalmente fue publicada en el periódico 20 minutos, de España. “La palabra vergüenza sufre destierro eterno, la riqueza suele tener rabo de paja, el plagio es un género literario”, escribió César Hildebrandt en una columna titulada “País delirante”, publicada el 8 de julio en el semanario que lleva su apellido. Otra vez, una cita suya desnuda una paradoja. Originalmente, la nota plagiada se titula “El autor del atentado de Orlando usaba una app de citas para gays y había ido antes al club Pulse”. Fue publicada el 14

de junio, tres días antes de ser reproducida en las páginas de Hildebrandt en sus Trece con el titular “Perfil de lo más extraño”, y sin citar la fuente. Aunque el semanario tuviera un convenio con el periódico español, tendría que haber anunciado la fuente, de lo contrario está presentando un texto como si hubiera sido escrito por sus redactores. El problema legal En el caso del plagio la falta es evidente, pero el resto de casos también vulneran los derechos de propiedad intelectual. La Ley Sobre el Derecho de Autor (D.L. 882), en su artículo 37, dice: “es ilícita toda reproducción, comunicación, distribución, o cualquier otra modalidad de explotación de la obra, en forma total o parcial, que se realice sin el consentimiento previo y escrito del titular del derecho de autor”.

Este es un caso de plagio. Aun si es que el semanario limeño tuviera un convenio con el periódico español 20 minutos, debería indicar la fuente.

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El artículo 10 de la misma ley dice: “El autor es el titular originario de los derechos exclusivos sobre la obra, de orden moral y patrimonial, reconocidos por la presente ley”. Los artículos 44 y 45 mencionan que es lícito reproducir fragmentos o citas, con la exigencia de indicar el nombre del autor y la fuente. Aun si el semanario calificara como ‘citas’ la reproducción de los textos periodísticos, tendría la obligación de indicar la fuente. Consultado sobre el tema, un abogado especialista en propiedad intelectual que prefirió no ser identificado, opinó que lo más grave de estas faltas es que engañan a los lectores, pues estos asumen que los columnistas de un medio están contratados por quien publica sus textos. El prestigio de una publicación se sostiene en quienes escriben en ella y en la calidad de sus artículos; construir un prestigio en base a textos obtenidos sin autorización de los autores es engañar a

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los lectores. El engaño es más evidente cuando las columnas tomadas de medios extranjeros son presentadas en el mismo formato que las columnas de los colaboradores reales, como sucede en Hildebrandt en sus Trece. Las posibles sanciones Estas prácticas pueden calificarse como faltas graves puesto que están siendo realizadas con fines de comercialización. Las sanciones podrían llegar a una multa de 150 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), o al doble porque hay reincidencia, lo cual sumaría S/. 1’185,000. Además, podría ordenarse el cierre temporal o definitivo del establecimiento, en este caso la oficina del semanario. Todo esto está regulado por el capítulo VI de la Ley Sobre el Derecho de Autor. Consultada sobre el caso, Fernanda Sández manifestó su intención de iniciar


Las columnas tomadas de medios extranjeros son presentadas en el mismo formato que las columnas escritas para el semanario, el engaño a los lectores es evidente. Fotografía: Jimena Rodríguez Romaní.

Sorprende que, siendo periodistas, prefieran no responder preguntas de interés periodístico. El homenaje a la derrota de aquellos ideales que alguna vez hicieron importante a la prensa, como dijo Hildebrandt sobre el periodismo peruano actual, sigue su rumbo. Y la palabra vergüenza continúa sufriendo destierro.

acciones legales por la reproducción de su columna, escrita para La Nación. El procedimiento legal puede ser iniciado a consecuencia de una denuncia, como haría la periodista argentina, pero también el Indecopi puede abrir una investigación de oficio, según el abogado especialista en propiedad intelectual antes citado. La derrota de los ideales Carta Abierta contactó a César Hildebrandt para conocer sus descargos. El periodista pidió que se le volviera a llamar al día siguiente del primer contacto telefónico, indicando que no era un buen momento para responder. Al día siguiente, no contestó el teléfono. La editora del semanario, Rebeca Diz, tampoco contestó. Juan Manuel Robles, uno de los columnistas más recurrentes en las páginas de Hildebrandt en sus Trece, dijo que prefería no declarar sobre el tema.

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John Banville: ¿escritor para escritores?

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Giovanni Anticona*

iempre me ha parecido un signo de prepotente impericia y hasta de indolencia tildar a una prosa de barroca y recargada por el solo hecho de identificar un estilo que visibilice un lenguaje distinto al del simplismo de la mediocridad estandarizada. Es necesario penetrar en la vida íntima de las palabras para paladear con espíritu sincero la fuerza mágica de un fragmento luminoso, prístino, semejante a la verdad. ¿Nos hemos acostumbrado a prosas sencillas y directas? ¿Nuestra mirada lectora rechaza los adjetivos y el fraseo largo y complejo? ¿Encendemos las alarmas internas ante cualquier indicio de ornamento verbal? ¿Hemos terminado por pensar que la fluidez y claridad en la lectura es, por sí sola, una garantía de calidad? La existencia de un novelista como el irlandés John Banville me permite percibir ese nuevo paradigma de lectura que ha instaurado a la economía de lenguaje como el estilo más aceptado. Utilizaré un ejemplo para matizar mi opinión. Hace unos meses, en mi muro de Facebook, coloqué lo siguiente: “En La guitarra azul, el irlandés John Banville recoge escenas cotidianas para construir una maravilla verbal que me animo a llamar ‘la épica del pensamiento’, pues de situaciones en apariencia ordinarias brotan

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Opinión

reflexiones y ópticas sobre la vida que me impresionan por su lucidez y sensibilidad. Esto piensa el personaje Oliver Orme al oír el canto de un pájaro: ‘¿Aún cantan pájaros en esta época tardía del año? Tal vez en su especie haya bardos, rapsodas, poetas solitarios de la desolación y el lamento, indiferentes a las estaciones’”. Uno de los comentarios a este post mencionaba que la novela “me aburrió de una manera brutal y tuve que dejar el libro a la mitad”. No conozco a esta persona, pero, por lo que postea en Facebook, es evidente que se trata de un lector constante con un conocimiento suficiente para emitir opiniones literarias. Entonces, se impone esta pregunta: ¿por qué un lector entrenado se aburre con la obra de un autor que yo admiro tanto? ¿Por qué las reacciones ante una misma obra son opuestas? Antes de ensayar una respuesta, debo hablar sobre John Banville. Este escritor (Wexford, Irlanda, 1945) ha publicado decenas de novelas que destacan por un sofisticado uso del lenguaje, lleno de lirismo y descripciones minuciosas. Este rasgo es el que más destaca, pero a ello se le suman sus temáticas variadas. Posee obras acerca de científicos (Copérnico, Newton, Kepler), espías internacionales (El intocable), dioses (Los infinitos) y


personajes ligados al arte (El mar, Eclipse, Imposturas, Antigua luz). Lo que unifica esta heterogeneidad de tópicos es la potente carga subjetiva de sus historias, rasgo enfatizado por el uso de la primera persona en sus voces narradoras. En concreto, es en la intimidad de los protagonistas donde anida el exquisito lirismo que le ha dado tanto prestigio a Banville dentro del circuito de escritores. No es difícil intuir que la cantidad de lectores de este novelista irlandés es menor que la de otros autores vivos como J. M. Coetzee, Philip Roth, Orhan Pamuk o Paul Auster. Soy admirador de todos estos artistas de la palabra y tengo muchas razones para admirar a cada uno de ellos. Sin embargo, cuando quiero buscar ejemplos, entre los escritores vivos, de una prosa creativa y hermosa, recurro a Banville. Cuando uno se enfrenta a su lenguaje, puede encontrar similitudes con Vladimir Nabokov. Son similares entre ellos, por ejemplo, el detallismo para el aspecto cromático y la cantidad de recursos de lenguaje utilizados. Sinestesias, personificaciones y oxímoros. Repetición de palabras y reiteradas estructuras de frases, uso especial de las mayúsculas, símiles y metáforas. Estas semejanzas entre Nabokov y Banville no son coincidencia. Banville es un nabokoviano. Él mismo lo reconoce. Ahora intentaré resolver la incógnita. ¿Por qué John Banville es menos leído que otros autores actuales? ¿Por qué, incluso, los lectores constantes no se enganchan con las obras del irlandés? Conozco solo a tres personas que son seguidoras de John Banville. Uno es un escritor limeño, reconocido en el circuito local como uno de los mejores prosistas. Otro es un doctor en literatura que escribe novelas que aún

no publica. La tercera es una traductora que acaba de publicar un libro de cuentos. Aquí ensayo una respuesta: se vuelven seguidores de John Banville quienes están muy interesados por el uso de la palabra con un fin artístico. Estas tres personas escriben y leen con seriedad y constancia. Escritores cuajados y en ciernes hay muchos, pero no todos ellos están interesados en perfeccionar y enriquecer su prosa. Si un escritor tiende a escribir oraciones cortas y despojadas de ornamentos, no se interesará en la obra de John Banville y hasta lo podría considerar aburrido, pretencioso, recargado. No todos los grandes narradores son grandes prosistas. Dostovievski es la prueba más clara de ello. Y si lo vemos a la inversa, poseer una prosa sofisticada es insuficiente para ser considerado un gran escritor, pues la fabulación, el nervio, la arquitectura y la oralidad son elementos vitales para la construcción de un artefacto narrativo. ¿Es John Banville un escritor para escritores? Quizás sí. Me queda claro que se trata de un autor inmejorable para todo el que sepa apreciar una prosa lírica, abundante en matices y recursos. Solo si uno es capaz de ello, podrá acceder al viaje interior de cada uno de sus personaje y entender la función de ese lenguaje inusual que destila sensibilidad, ironía y dolor. “He dedicado mi vida a batallar con las frases. No puedo imaginar una existencia más privilegiada”, dijo Banville cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias hace dos años. Desde este rincón de palabras y sin que usted lo sepa, valoramos y amamos su trabajo, maestro. Que esa lucha no se detenga. *Egresado de la facultad de Letras y Ciencias Humanas de PUCP. Literato.

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El cuenco, el diario y la memoria eclosionar con el recuerdo Diego Olivas Arana Art Spiegelman y Philip Roth. Un historietista y un escritor. Ambos crecieron en Norteamérica con sus padres, judíos de pura cepa, alimentando una deuda con ellos que se ha reflejado en sus obras: Vladek Spiegelman en Maus y Herman Roth en Patrimonio. una historia verdadera. Revelaron parte de sí mismos contando la historia de sus padres, y al mismo tiempo, la de los judíos. ¿Puede un testimonio familiar evocar la realidad de un pueblo?

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memoria:

Foto: TomĂĄĹĄ Krist

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E

ntre sus distintas acepciones, la RAE nos ofrece lo siguiente por ‘memoria’: “Facultad por medio de la cual se retiene o recuerda el pasado / Exposición de hechos, datos o motivos referentes a determinado asunto / Libro o relación escrita en que el autor narra su propia vida o acontecimientos de ella”. Cualquiera, acaso todas, podrían aplicarse sin problemas a Maus o Patrimonio. Ambos son relatos reales, de no-ficción. El primero es una novela gráfica, el otro, un mémoire o autobiografía. Ambos, a su vez, rinden homenaje a un padre. Un judío. Un inmigrante. Un sobreviviente. Representan la memoria de un personaje, de un momento, un sentimiento, tan profundo como brutal. Cual vampiros deseosos de sangre, nos nutrimos de historias que no son nuestras. Nos aferramos a ellas por diversas razones. Acaso la soledad. Quizás la necesidad de experiencias. ¿Pero qué pasa cuando esa historia no es solamente ajena, sino también muy cercana? ¿Qué sucede al narrar la vida de tu padre -o tu padre y tú- y en el camino, palpar una problemática colectiva? Quienes han leído ambos relatos no tardarán en comparar las situaciones o personajes. Para comprender aquello es menester comentarlos. Las memorias Maus es sin vacilar el mágnum opus de Spiegelman, publicado entre 1980 y 1991. Fue la primera novela gráfica en ganar un Pulitzer, en 1992. La historia es una mezcla perfecta entre una biografía de su padre, una autobiografía, un libro de memorias, un relato histórico y uno de ficción. Vladek, su progenitor, sobrevivió al Holocausto y logró arribar

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a Norteamérica contra todo pronóstico y restablecer su vida y la de su familia. Se trata de una lección eterna y hermosamente narrada, donde uno no deja de pasmarse ante los horrores sufridos por el polaco, mas a la vez, asombrarse y admirar sus inefables ganas de vivir. Al mismo tiempo, es el relato de la relación entre Art y su padre: sus límites, las manías de uno, las frustraciones del otro, la ausencia de comunicación. Es un retrato de su padre y de la impotencia de poder narrar la experiencia de Auschwitz haciendo justicia a lo vivido. En una parte del cómic, vemos a Art conversando desde el asiento de copiloto con su pareja, Françoise. Ella, al volante, lo escucha, esperando calmar su frustración: “I feel so inadequate trying to reconstruct a reality that was worse than my darkest dreams… And trying to do it as a comic strip! ... Maybe I ought to forget the whole thing. There’s so much I’ll never be able to understand or visualize. I mean, reality is too complex for comics…” (“Me siento tan equivocado tratando de reconstruir una realidad que fue peor que mis más oscuras pesadillas... ¡Y tratar de hacerlo en una tira cómica! ... Tal vez debería olvidar todo el asunto. Hay tanto que nunca seré capaz de entender o visualizar. Quiero decir, la realidad es demasiado compleja para los cómics...”). Art vio su gran proyecto truncado debido a la necedad de su padre y a la aparente falta de sensibilidad que suponía hacer un cómic de su experiencia. Patrimonio, por su parte, es un libro publicado en 1991. Narra el último episodio en la vida de Herman Roth, su padre, un judío, emigrado a Newark, Nueva Jersey desde la Galitzia polaca, antes del estallido de la guerra. Fluctúa entre varias escenas en la relación del padre y su hijo a


través del tiempo, siempre con el azaroso presente de 1988, donde el antes vigoroso e inmortal cuerpo de Herman empieza a decaer, como síntoma de un implacable tumor cerebral. El triste y literal proceso de descomposición de su padre será sufrido también por Philip Roth, quien escribirá el libro mientras lo acompaña en el inexorable sendero a su desaparición, redescubriendo su relación, enfrentándose a sus frustraciones pasadas y acercándose a su padre como jamás lo hubiera concebido, liberándose en el camino. Se trata de una contemplación de la historia familiar, del amor y la muerte. Juan Villoro comenta en Safari accidental (Editorial Etiqueta Negra, 2006) sobre el testigo y el reto de contar un episodio semejante. “El intento de darle voz a los demás -estímulo cardinal de la crónica- es un ejercicio de aproximaciones. Imposible suplantar sin pérdida a quien

vivió la experiencia”. Luego cita a Giorgio Agamben: “quien asume la carga de testimoniar por ellos sabe que tiene que dar testimonio de la imposibilidad de testimoniar”. Tal afirmación está presente en el miedo de Art Spiegelman de realizar Maus y, a su vez, el intento de retratar quién fue su padre y el advenimiento de su muerte en el Patrimonio de Roth. Judíos perdidos en Estados Unidos Acaso el registro cultural más fuerte de la memoria, tanto en Maus como Patrimonio, se encuentra en las personalidades de sus protagonistas. Vladek Spiegelman y Herman Roth son, quizás, demasiado parecidos. Ciertamente, podrían ser la misma persona, de no saberse los detalles. La cultura judía constituye un patrimonio cultural en ambos textos, y en los ar-

Herman Roth e hijos Sandy y Philip en Bradley Beach, New Jersey. Agosto de 1937. De arriba hacia abajo: Herman (36 años), Sandy (9 años), Philip (4 años). Foto de Nat Bodian. Fuente: http://newarkmemories.com/

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quetipos encarnados en ambos personajes. Francisco Javier Rodríguez, en el libro Saber narrar (Aguilar, 2012), habla de los arquetipos como una forma de hacer que alguien cumpla una función determinada dentro de un relato. Dice Rodríguez que “el psicoanalista suizo Carl G. Jung elaboró el concepto de arquetipo para definir esas personalidades que se repiten en cualquier cultura humana, formando parte de lo que él llamó el inconsciente colectivo. Son una constante en todas las épocas y culturas, y aparecen tanto en los cuentos y en los mitos como en el plano individual, tanto en las personalidades como en los sueños”. Podríamos decir que en estas historias, escritas por hijos judíos-americanos, sus padres son retratados de la misma manera: como los clásicos judíos inmigrantes de primera generación, es decir, aquellos que nacieron en Europa y erraron a Norteamérica en busca de prospe-

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ridad y nuevas oportunidades. Si bien Vladek viene de Częstochowa, Polonia, y fue un sobreviviente de los campos de concentración, llegando a Nueva York más adulto; mientras que Herman salió de Europa y empezó su vida en Nueva Jersey más joven, ambos son de la misma generación (el primero nació en 1906 y el otro en 1901). Sus situaciones son similares: provienen de familias pobres y tuvieron que dedicarse al trabajo desde temprano, abandonando el colegio y volviéndose, con el tiempo, grandes jefes de familia y empresarios, a pesar de la precariedad de su condición y del antisemitismo imperante en la primera mitad del siglo XX. Además, ambos son viudos que encontraron una segunda pareja para compartir la senectud. No obstante, probablemente lo que más sorprende de estos ancianos radica en la similitud de sus personalidades. Son fieles paradigmas del llamado ‘judío duro’:


hombres serios, muchas veces insensibles, muy trabajadores y con una increíble capacidad de sacrificio por la familia. Obstinados, listos, tenaces, dueños de una tozudez sin límites; las características clásicas del estereotipo de los primeros inmigrantes judíos. La masculinidad judía, a su vez, es un patrón muy fuerte y notable, de un matiz cultural muy arraigado, más que nada en el padre de Roth. El autor afirma en el libro que la razón de ser de su padre era en esencia un esfuerzo vehemente de hacer que sus hijos alcancen aquello que le fue negado: ser aceptados como americanos. Sin embargo, en ese intento, ellos -Vladek y Herman-, se distancian de sus hijos, pues su mentalidad no ha cambiado, y Art y Philip no comprenden, desde niños, el porqué de su proceder, de su dominancia y severidad. Quizás en el caso de Art sea más fuerte, teniendo siempre la sombra de su padre, el sobreviviente de Auschwitz, cuyo broken english de

Viñeta del cómic Maus de Art Spiegelman.

acento yiddish discurre siempre en su fatídica experiencia, tornando inanes las inquietudes y angustias de su hijo. Además de ello, estos personajes comparten el ser muy realistas, exigentes o mezquinos. Tanto el padre de Art como el de Philip son criaturas ambivalentes, llenas de contradicciones. Al igual que Herman, Vladek puede parecer un manipulador de inquietudes y manías patológicas, pero siempre actúa con la seguridad de quien obra por el bien de la familia. Y al igual que Vladek -que lo demuestra valientemente durante su estadía en Auschwitz-, Herman puede parecer un monstruo, pero nunca vacilará en apoyar a otros judíos migrantes, ya sea con dinero, amistad, comida, incluso usando a su hijo, el afamado escritor, para conseguir contactos de editores y publicar libros de judíos. La vejez también los atormenta de manera violenta, y sus hijos -en especial Rothla retratan con fidelidad. Comparten la muerte de sus esposas como un fantasma constante. La diabetes, los infartos y la pérdida de un ojo en Vladek. El tumor cerebral y todas sus secuelas, como el ir perdiendo la vista, la falta de equilibrio, el no controlar sus esfínteres, la parálisis facial o la desaparición de sus facultades de deglución, en Herman. El padre de Roth había llegado a un nivel de mezquindad y obsesión por el ahorro demasiado judía para su hijo, pero al mismo tiempo ridícula: su rechazo a comprar el periódico -a la espera de leer la copia usada de su vecino-, o el tener a la señora de la limpieza sólo una vez al mes -manifestando una autosuficiencia exagerada-, reinando la suciedad en el departamento. De la misma forma, Vladek no se queda atrás: obsesionado con el orden, organiza c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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Portada de Patrimonio. Una historia verdadera. Roth cuenta los últimos días de su padre.

sus pastillas, se queja indefinidamente si encuentra algo fuera de su lugar. Recoge alambres de la calle para su posible uso; buscando ahorrar, roba servilletas y papel toalla de los baños públicos y restaurantes. Por último, se rehúsa a comprar algo que él necesite e incluso a pagar por el peluquero de su segunda esposa, Mala, a quien enloquece. Se revela como un acumulador de cachivaches compulsivo. Todo ello, entre otras características o detalles de ambos, refleja la presencia de la caricaturizada idea que se tiene -o del patrón que se repite- del judaísmo entre los primeros inmigrantes de Europa a Estados Unidos. En un momento del cómic vemos a Art comentar: “In some ways he’s just like the racist caricature of the miserly old Jew” (“De alguna forma él es como la caricatura racista del viejo avaro Judío”). Podría decirse

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que estos homenajes, además de literatura, son retratos etnográficos, pues los modelos de los personajes no sólo hablan de dos individuos, sino de todo un grupo determinado. Objetos mágicos en la familia y el judaísmo Como descripción acaso material o estática de la memoria, un recurso vital en ambas obras son los objetos. Ellos evocan tanto una instancia temporal como diversas emociones. Todos poseen correlatos cruciales para la comprensión de los cuatro personajes, los padres y sus hijos. Para comenzar, tenemos un elemento que se repite en las dos narraciones: la idea de tener una esposa. Vladek y Herman volvieron a empezar una relación


luego de enviudar. El primero se casó con Mala y el segundo convive con Lil. Sin embargo, estas mujeres viven asediadas por la impoluta y majestuosa figura de la difunta exmujer: Anja, la primera esposa de Vladek y madre de Art, se suicidó muchos años después de la guerra, ya en Nueva York, trastornada por la experiencia en Auschwitz. Un episodio que jamás superó, a pesar del coraje y apoyo de su esposo. Su muerte, a su vez, afectó sobremanera a su hijo. Bessie Roth vivió mucho más, en Newark con su familia, mas una trombosis la desconectó de la Tierra en un restaurante, en 1981, siete años antes de los sucesos narrados en Patrimonio. Así, Mala y Lil sufren la constante refe-

trato que le atribuye cada judío es distinto: Vladek nunca se deshizo de los vestidos de Anja, se rehusaba a donarlos y quería que Mala los use, ofendiéndola con la oferta. Herman, por su parte, arrojó todos los vestidos de Bessie el mismo día de su entierro, desesperado e inconsciente, asegurándole a su hijo que “a él no le servía de nada y que podría serle útil a los judíos”. De la misma forma, existen otros objetos en estos relatos, unos más esenciales que otros, que denotan un significado especial, trascendental para los personajes. Por ejemplo, está el diario de Anja durante el Holocausto. Sus escritos de Auschwitz. Art no pudo ocultar su ira al descubrir que su padre había arrojado

refleja la presencia de la idea que se tiene del judaísmo entre los inmigrantes rencia a la perfección y santidad de sus antecesoras, además de estar siempre -e involuntariamente- a la orden de sus parejas, quienes sienten una necesidad enferma de tener alguien a quien mandar. Roth comenta en el libro que Lil “estaba condenada a ser imperfecta y nunca alcanzar el estatus de Bess Roth, a quien él ahora exaltaba como un parangón de la femineidad”. De aquí podemos derivar otro objeto en común importante: la vestimenta de las difuntas esposas. El

tales manuscritos a la basura, llamándolo ‘asesino’. Así como Vladek perpetró tal acción, Herman obsequió la colección de estampillas que Philip había juntado durante toda su niñez, hecho que le fue ocultado por años. Ninguno de los padres respeta la herencia familiar, y reflejan una alta insensibilidad en los ojos de sus hijos. En Patrimonio se ve también cómo la cultura judía existe todavía en el afecto c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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y la herencia de los hijos, incluso si no la practican, la vida de Philip ha estado rodeada de adminículos o detalles judíos. El cuenco de afeitar del abuelo Sender Roth, que encarna tanto una herencia familiar como una ejercicio de tradición judía, resulta un ejemplo viable, pues Roth recuerda que todas las semanas se reservaban diez centavos para que su abuelo, que había estudiado para ser rabino, vaya a la barbería antes del Sabbath. Él lo veía como algo mítico, ritual y luego solicita su posesión a su padre. Asimismo, están los telefines, las envolturas de cuero que contenían los pergaminos para la Escritura, que siempre habían estado en la sala y tanto Philip como su hermano mayor contemplaban como algo legendario. Herman los abandonaría en el camerino de un centro social de judíos, luego de enterarse del tumor, para sorpresa e indignación de Philip.

familiar, pero a su vez, hablando del problema de ser judíos, de la segunda guerra y Auschwitz -en Spiegelmany de empezar de la nada en Estados Unidos, escapando de la miseria. Ambos testimonios retratan un periodo y un espacio en el tiempo. Es un registro individual y universal. Se trata, asimismo, de una lucha personal. Tanto Art Spiegelman como Philip Roth tienen que aceptar a sus padres y descubrirlos, revelarlos, conocerlos. Acaso en Art aquello es más azaroso, debido a la truncada comunicación con el padre que a través de Maus intenta reestablecer. Philip, por su parte, sí está con su padre en todo momento, lo aguanta y apoya, más como una figura paternal -o maternal, como afirma el mismo Herman- que como un hijo. Como mencionan en ambos libros, sus au-

han dirigido su vida al arte para alejarse de la sombra de sus padres tores han dirigido su vida al arte y la escritura para alejarse lo más posible de la sombra de sus padres: Art Maus y Patrimonio son textos centra- confiesa que escogió el arte porque dos en la memoria. En ellos, los dos su padre lo consideraba una pérdida hijos tratan de inmortalizar la historia de tiempo; Philip revela que Herman de sus padres, haciendo un recorrido nunca entendió el oficio de escritor de la historia personal, una crónica ni la docencia, que los daba por algo Superando el horror de sobrevivir

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Portada del cómic Maus, ganador del Premio Pulitzer.

ambiguo, mas lo respetaba. Exponen la vida de sus padres a través del arte. Consolidando su herencia, su patrimonio, Auschwitz y el judaísmo, y finalmente separándose de ellos, superándolos. Sobrevivir al padre a través de la memoria.

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lÍNEAS N AT U RA L E S Jorge Vicuña

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París, Francia


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Las líneas que componen nuestro mundo a veces son complicadas de encontrar. Y no es porque no prestamos la suficiente atención, simplemente buscamos una figura recta con un inicio y un final. pero las imágenes no siempre se ordenan así. Son los objetos quiénes vuelven bellas a las imágenes, son los objetos que se ordenan para crear una sensación de estabilidad. En el 2015 viajé en tren desde Nápoles hasta París, durante todo el recorrido capturé líneas; líneas creadas por personas, arbustos, edificios, y hasta nubes. El resultado fueron diez fotografías de tres países diferentes. Países unidos por una misma línea de tren.

Pisa, Italia

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Anfiteatro Flavio, Italia

Monte Vesubio, Italia c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

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66


Milรกn, Italia c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

67


ParĂ­s, Francia

Versalles, Francia

68


Lugano, Suiza

Pompeya, Italia c a rta a b i e rta . j u l i o , 2 0 1 6

69


Sitio web www.cartaabierta.pe

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