Migrante Fanzine
Casa Cultural Botones Autor(es): Varios Correo:casadelosbotones@gmail.com La presente publicaciĂłn es de libre circulaciĂłn, se permite a otros distribuir, remezclar, retocar, y crear a partir de modo no comercial, siempre y cuando se de los respectivos crĂŠdito y licencien sus nuevas creaciones bajo las mismas condiciones. En la Frontera - Colombia 2020
Migrante Fanzine
Casa Cultural Botones
Índice
Aviso previo........................................... 6 Dualidad................................................. 8 Respiramos sangre negra................... 12 Afuera la calle sola.............................. 14 En el aula............................................. 15 “La lucha contra el virus”..................... 18 El guayacán florecido.......................... 23 Por un beso......................................... 26 Juliana................................................. 27 Solo el pueblo, salva al pueblo............ 28 Un terror............................................... 32 Nos hemos resguardado..................... 35 Regocijo............................................... 37 ¿Y este año qué? ¿Si hubo Festival?.. 42
Aviso previo Os declaramos solemnemente que la palabra no salvará sus vidas, para nada, todo lo contrario, la va a desajustar, por eso proceda con preocupación, sino quiere que borren esos límites que se ha impuesto, elija cuidadosamente que ver y decir, así no va a alterar su remanso de tranquilidad y podrá encontrar la gloria de Dios. Si guarda el más sepulcral silencio será admitido en el paraíso, para que corra desnudo por el Edén, disfrutando de los placeres, pero no los de la fruta prohibida, sabemos que usted no se va a dejar tentar por la serpiente, no se dejo tentar en vida, en la cual podía sentir, ahora mucho menos en la eternidad de la muerte. No te preocupes, aboga por no dejar morir la tradición, intenta las veces que sean necesarias de revivir ese pasado donde creíste ser feliz, no renuncies a ese idilio, así el presente te muestre lo contrario, no te arriesgues en vivir otros futuros posibles, eso no es para ti, los cobardes quieren tranquilidad, así que vuelve a esos amores tibios y conservadores, que no tienen nada que ofrecer, salvo un recuerdo; sigue atrapado en la miseria de tu trabajo, para no morir de hambre, así estés muerto en vida; repite incesantemente padre nuestro… que no ha estado, ni estará en ningún lado; se el más civilizado y obediente de los autómatas, así 6
tu caudillo estará animado. Edifica los más altos muros en tu frontera, para que nada altere el regocijo de tu miseria. Si no buscas ser salvado, tampoco te tenemos la solución, podríamos proponerte que tomes el cielo por asalto y nuevamente comas la fruta prohibida para que experimentes los horrores del conocimiento; quizás que te despojes de tus dudas y temores para amarnos en este instante; o que te pares sobre la mesa de tú puesto de trabajo y grites con esa rabia que llevas acumulando durante años ¡sobre mi hambre mando yo!; podríamos enunciar muchos actos por los cuales te pueden sindicar de subversivo, pero no te queremos decir que hacer. Migrante sólo te tiene una propuesta, sin importar el lugar donde te encuentres altera el orden, altera tú orden, camina esos mundos otros que se encuentran en este mundo y si tienes miedo, levanta la mira, verás otras como tú, caminando e insistiendo, así sea mucho más fácil imaginar el fin del mundo, que el fin del capitalismo.
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Dualidad Los ortodoxos de la moral nos han instado a tomar el camino del bien o el mal, en el primero recibiremos un premio por vivir nuestra existencia acorde a las reglas, incluso nos prometen un paraíso que no sabemos si existe; el segundo camino nos depara una vida de sufrimiento y dolor tanto en vida como en la muerte, siendo el averno el lugar donde se pasará la eternidad pagando todas y cada una de las culpas que en la efímera existencia se llegan a tener. Dos caminos siempre se van a presentar en la existencia, vivir o morir, guerra o paz, llorar o reír y un sinfín de antinomias que nos conduce a una vida en la cual debemos tomar partido por la una o la otra, incluso aquellos que están en estado de neutralidad solapadamente se inclinan por la más fuerte, sólo que temen reconocerlo porque aquello que no está permitido es vivir en la contradicción. Las antinomias que nos atraviesan asumen formas de combate incesante hasta que alguna de las dos salga vencedora y exponga el cuerpo de la derrotada, para allí erigir un monumento que recordará incesantemente hasta nuestro último respiro nuestra decisión y la recompensa por ella. ¡La dicotomía ha vencido! ¡El orden se mantiene! 8
La casualidad como enemiga de la causalidad, no acepta que el encuentro de los amantes las implique a ambas, alguna de las dos reclama su autoría por el desenlace de los hechos, a sabiendas que por mucho que expongan sus razones, dichas personas han aceptado voluntariamente su fatalidad, toman decisiones condicionadas por las circunstancias, pero no determinados porque sienten que son libres para estar y ser. La libertad nos hace sentir de este mundo a la par que nos distanciamos de él, porque se aspira a la eternidad, para así evitar el destino de la muerte, pero ésta a cada segundo, minuto y hora nos recuerda su existencia, el miedo nos embarga, aunque muchos optan por el camino de la valentía para negar sus temores, porque la dicotomía sólo les permite un camino o eres un cobarde o un valiente. No sabemos que decisión tomar, porque nadie nos prepara para decidir, pero si nos enseñan a obedecer, a aceptar que en el mundo existen ricos y pobres, un arriba y un abajo y nada podemos hacer para cambiarlo, a lo sumo podemos cambiar de posición, si actuamos acorde a lo establecido, convirtiéndonos en profundas personas devotas que no le dan cavidad a la duda. El encuentro de los diferentes, el intercambio de miras, palabras y gestos hace que la dicotomía se 9
agriete, pero sólo se derrumba cuando aflora aquello que llaman amor, aquel sentimiento que no regala eternidad, sino vivacidad de la efímera existencia que encuentra la capacidad de transgredir los obstáculos que obtiene haciendo que las personas se sientan extrañas, ajenas a sí mismas, experimentando un miedo cargado de valentía que los mueve a encarar lo desconocido, emprender un viaje que los aleja y que inesperadamente los acerca. Ese salto al vacío convierte la dicotomía en una contradicción que no es antagónica, sino dialógica, esa atracción que se experimenta, nuestro albedrío la convierte en unión voluntaria, que nos transforma en personas únicas, aflorando un deseo de que esa unicidad debe ser expresada pero ya negando una de las partes de la antinomia, sino experimentando la tragedia y felicidad de la dualidad que nos habita. La dualidad ya no implica la elección entre el cielo o el infierno, el premio o el castigo, sino la elección de sí mismo, que opta por vivir en la contradicción y caminar en ella, mientras experimenta la alegría de la tristeza y la tristeza de la alegría, mientras su existencia se convierte en un acto de creación en sí mismo, que en cada acción es manifestado.
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Respiramos sangre negra A Francisco López La ciudad se cae, se fuga entre mis manos tras haber escalado dolorosamente por mis pies. La ciudad se pierde amarga entre la bruma de cólera indigesta, va rodando hacia las llamas que un día encenderá la boca de la rabia. Está inmóvil sobre un río de espasmos y el cráneo devanándose en una jaula, preso correrá bajo la lluvia como un niño espantado por una alarma roja o un grito demente. Se muere la ciudad de la infancia. Nuestra casa flota sobre un mar de ilusiones, vanas imágenes del abismo oscuro y la lucha y el amor sometidos por el hombre. Cristian Madrigal Arroyave
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Afuera la calle sola... Afuera la calle sola contando una historia siempre abierta, boca oscura de los astros. Desde arriba el cielo nombra a los niños con hambre y en la tierra estallan bombas rompiendo el espejo de los dioses. Fuimos niños que matamos… El hombre pretende burlar el destino que la vida le ha dado, peregrinaje de un sol oscuro, borrándose a sí mismo con tristeza. Cristian Madrigal Arroyave
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En el aula En los muros una orquesta de colores pinta la tarde y en los pasillos el rumor de niños y de juego desprende el hierro y el lápiz, el olor añejo de la infancia. Los papeles elevados por el viento como una espiral en la memorias, de los arduos días acariciando nuestra piel de sol. Ambos se encuentran en distintos lados del tiempo hablándole a la misma cara. Ahí va el hombre y el niño, el negro trágico y el azul tierno, van posándose como una sola figura contra el silencio del mundo. Cristian Madrigal Arroyave
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“La lucha contra el virus” La contingencia producto del Covid-19 es una consecuencia de un virus cruel y sanguinario que nos ataca de múltiples formas, a la vez que deja en evidencia problemas en los diversos aspectos sociales. Uno de esos problemas se refleja en la precarización que hoy atraviesa el sistema de salud por la actual emergencia sanitaria; no quiero decir que el virus sea omnipotente, ni inmortal, existen resistencias —conozcámoslas o no— y ahí tienen lugar las luchas sin rostros que le hacen frente al virus que se harta de sentir el placer directo de disponer de vidas, bienes e historias. Anónimo
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Me desperté... Me desperté, un sueño un tanto extraño, pero con cuestiones que estuve pensando hace días. Es que no “soporto” la sociedad en que vivimos. Tan ligada a la mediocridad, a un hombre pasivo y tolerante a todo. Lo sufro, me siento mal, a veces me dan ganas de vomitar pensando que (además de que concretamente vivimos encerrados en paredes o los más carenciados en la calle) encerrados en una ciudad, también estamos encerrados en categorías abstractas. “Está bien vestido”, “está mal vestido”, “tiene el pelo largo”, “ese tipo seguro que es un loquito”, ¡Que paradójico! Nos encierra algo que no podemos ver, algo que no podemos siquiera sentir, ni oler, ni saborear: la moral. Si excedemos esta idea tan cotidiana, si nos abrimos, nos agarra diarrea. Morimos en tanto dejamos de existir para lo que la sociedad y el sistema actual quiere que existamos: La utilidad. Discriminación. Impotencia. Bronca. ANSIEDAD. Ganas de hacer algo, ganas de… no sé qué, de hacer, de seguir siendo un zombie (porque eso no lo voy a poder cambiar en esta sociedad, a no ser que me inmole con cuatro dinamitas) pero activo. 20
Basta de dejarnos pisotear. Lloro mientras me arranco los pelos. Dolor por dicha ansiedad. Sucediendo tal como ese ser que encarnaba toda la sociedad me advertía. ¡Ya está sucediendo! Está ocurriendo. Las lágrimas brotan y brotan, no puedo evitarlo, es que ¿Cómo no llorar? Cuando uno no se siente adaptado y todos lo miran como si fuera un perro ¿Cómo no llorar? Cuando nadie lo entiende a uno como le gustaría ¿Cómo no llorar? Cuando a veces, uno no siente la necesidad de estar en este mundo del orto ¿Cómo no llorar? Gente muriendo de hambre, individualización, guerras, más hambre, razón ¿Cómo no llorar? Las voces de la conciencia disparan balas (de goma, de metal, de plata) que reprimen un ser agregándole la cotidianeidad y, dentro de esa cotidianeidad defiende la conciencia (y el orden existente) la única e inigualable: la ya citada moral. Siempre despierta, siempre lista para atacar a los más desprevenidos “¿Cómo vas a levantar la mano si no entendiste algo?” puede decir la voz moral en una cursada o “no voy a preguntarle dos veces la misma dirección a este transeúnte, va a pensar que soy estúpido” o la más común “no me voy a caer mientras camino, no me voy a caer mientras cami…”; si te caes, mirando para todos lados entra esa vocecita rezando “¡que no me mire nadie!” 21
¿Saludar a un extraño? ¡Ni hablar! La moral no me lo permite -dice cualquier persona que siendo saludada por un extraño y no saluda- en ese momento y automáticamente deja de ser un ser humano ¿Por qué? Por qué el ser humano es creador, no pasivo, es un ser con emociones, no un robot duro y frío. Entonces no puede ser que, cuando un extraño saluda a otro, este se quede como piedra ¿Qué pasa viejo? Hay que hacer, hay que llorar. Estoy hecho mierda y ¿Por qué? Por una sensación que no me va a hacer nada, simplemente como la Sociedad del sueño me profetizó: me van a discriminar reforzando su hostilidad, su agreste hostilidad. Pincen Carra
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El guayacán florecido El guayacán florecido es presagio infalible de que me voy a enamorar. Cuando voy para el colegio lo veo ahí en la esquina, con una altivez que raya con lo patético. Paso por debajo de sus ramas, como quien no quiere la cosa y puedo sentir como las flores amarillas rocían sobre mí el maleficio. Pero ambos, el guayacán y yo, olvidamos algo: que el hechizo primaveral dura poco. Muy pronto él estará en las puras ramas y yo tendré de nuevo el corazón roto. María Clara Arango
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Por un beso. Una palabra tan pequeña, Un significado más grande que el mar, Cuatro letras, Cuatro estaciones que pasan sin parar. Tan mágico, Tan luminoso, Tan caprichoso, Tan vanidoso. Unos curan males, Otros curan pesares. Unos aclaran situaciones, Otros, en cambio las complican. Por un beso tuyo muero, Por un beso tuyo vivo, Por un beso tuyo miento, Por un beso tuyo soy honesto. ¿Por qué esconder su valor? ¿Por qué recatar su precio? Tú dime cuanto debo pagar, Y esos labios tuyos, nunca dejare de besar. Manuela Hernández Montoya
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Juliana. Anda, rompe aquel pedazo de cristal, Que sin estar roto, ya de por sí es filoso. Quiébralo, pues si tu no lo dañas, Es el a ti a quien destrozará. Querida niña, no te fíes por lo que dice un espejo, Que la mayoría de las veces, este no es certero. Cariño, luce tus curvas, Y la incesante luz que transmite tú sonrisa. El brillo de tu alma se refleja en tus ojos Dime mariposa hermosa ¿esto no se convierte en arte hechizante? Mátalos, mata todos los estereotipos que te ahogan, Entiérralos, en lo más profundo de la tierra, Para que cesen y no torturen implacablemente tu memoria. Manuela Hernández Montoya
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Solo el pueblo, salva al pueblo
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VeronicaPosada
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Manuela MuĂąoz
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Un terror Pensar en la burla y el terror, bien sea desde lo literario o cinematográfico, es asumirlas como estrategias o elementos moralizadores en la medida en que suelen revelar –desde lo irónico y lo grotesco- la dimensión que el hombre no asume de sí y, por tanto, oculta para sí mismo y para los otros. Para considerar esta afirmación habría que pensar las formas en las que metamorfosea un humano que, lejano de los roles, las ambiciones y las expectativas de un día laboral, llega a su casa para desprenderse de las ropas que lo adornan, apagar las luces –todas- , dejar de lado los aparatos de realidad virtual, hacer de lado la comida, sentarse o ubicarse en medio de ese espacio en el que dice vivir y abandonarse a la idea de que su condición vital no es más que la de una criatura que solo en la soledad, en el silencio y en el ocultismo de la penumbra emerge, después de alimentarse todo el día con la angustia, el cansancio y la hipocresía del cuerpo que la cargó. ¿Se logra ver? Bajo esta idea podría pensarse que hemos superado los temores hacia los monstros decimonónicos, la aversión por el mito nos hizo ubicarlos en el lugar de la moraleja, ya no creemos en ese terror porque no tenemos nada que perder ¿La vida? ¿Los dioses? ¿La 32
familia? No importan ya para unas generaciones que se construyen desde el auto sabotaje y el fatalismo. ¡Nótese! ¡Se ha roto la cuarta pared! Las leyendas de los pueblos ya no habitan las montañas, los caminos de arriería o las fincas desoladas; la brujería y los demonios salen todos los fines de semana a los bares sin necesidad de máscara; las monjas y los curas cambiaron los exorcismos por retiros espirituales y manuales de autoayuda. ¡NÓTESE! ¡SE HA ROTO LA CUARTA PARED! El niño ya no teme a las sombras que su madre construye con el reflejo de su mano en la pared cuando esta le narra un cuento de terror, el llanto que emerge de él no es producto de la huella informe proyectada, su miedo se empieza a gestar en la sensación de pánico que lo embarga al ver que la imagen de protección y cuidado se vuelve monstro y se desfigura; saberse solo en el mundo lo aterroriza y por eso llora. Está indefenso frente a lo adverso y lo no conocido que de ella ve; la cual, sin saberlo, introdujo su cría al delirio. Pasillo Los reflectores de los corredores se ubican en los 33
laterales de los muros. La luz no se posa por encima de mi cabeza como unción celestial, sino que se proyecta desde los laterales y golpea el rabillo de mis ojos cuando camino en busca de la puerta del final del corredor. Esa situación me aterra. Los diseñadores no anticiparon que ese miedo primitivo que se genera por la persecución de la sombra cuando la luz proviene del cenital pudiese ser aún más macabro al ubicar las bombillas a los lados, pues la sombra deja de perseguirme para caminar a mi lado. Se proyecta desde la bombilla hasta mi lateral derecho, choca conmigo y se escapa por las rendijas de mi espalda para terminar captada por la luminosidad de la pared contraria. La imagen la percibo con mi ojo izquierdo tiene nombre de ficción o de delirio. Tengo miedo de caminar junto a mi sombra pues a veces siento que me va a tomar de la mano. Las lámparas mal ubicadas harán que pierda el miedo por la sombra que antes me perseguía y ahora camina a mi lado. Este trayecto se figura trágico.
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Noche Los lobos de este pueblo sí rondan por sus calles. ¡3 AM! Nadie -nunca- los ve, el privilegio de su presencia está en la escucha. Nadie sale a las calles los días de arribo. Virgen de Guadalupe
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Nos hemos resguardado Nos hemos resguardado -también- del frío Como ese par de Torcazas en las ramas de un guayabo No sé cómo hacen para identificarse los amantes con las aves, sobre todo, con aquellas que tienen como imperativo biológico permanecer juntas: En el silencio de las ramas Después de una tormenta. Llegará un día en el que son presas no pueden morir de vejez porque, si amaron y fue grande la pasión de su encuentro, la muerte debe corresponder de manera trágica como en los romances. La ausencia de una, tarde o temprano, hará más pesado el fracaso de la otra Que tal vez muera de frío O de hastío O de hambre Inmutable sobre una rama de guayabo O de pino O de yarumo Virgen de Guadalupe 36
Regocijo Andrea se levantó temprano esa mañana, como era habitual iba a empezar su día con un cigarrillo, pero no encontraba un mechero para dar comienzo a su ritual. Creyó que lo tenía en el pantalón, al buscarlo allí, no lo encontraba. Se desplazó a la cocina y allí tampoco había un encendedor. Eso la exaspero bastante, era un síntoma de que su día no iba a comenzar bien. Desde hace 15 años sus días comenzaban con un cigarrillo, ese era el detonante para tener un buen día, aquellos en los cuales no llevó a cabo esa acción, le pasaba cosas desagradables que hacían de su existencia desdichada. No había ningún mechero en algún lugar de su casa, se estaba alistando para salir a la tienda cuando en ese momento sonó el teléfono. –Buenos días– contesto Andrea –Buenos días, habla con Mónica del Centro Especializado Médico la Espera. Me comunico con usted para comentarle que ya tenemos los resultados de sus exámenes. –¿Podría decirme los resultados por teléfono? Es que no dispongo de tiempo para desplazarme hasta allí para recogerlos–replicó Andrea. 37
–Por supuesto, según el diagnóstico usted tiene cáncer en diferentes partes de su cuerpo y es necesario que inicie un tratamiento urgente para tratarlo ¿desea agendar una cita? Al escuchar eso Andrea sólo atinó a decir “muchas gracias, más adelante me pongo en contacto con ustedes”. Pese a que la desánimo esa noticia, creyó que la haría sentir mejor el fumar un cigarrillo, así que emprendió su camino para la tienda para conseguir la candelera pero no se encontraba abierta. Se desplazó unos metros más adelante y ningún establecimiento abierto. Cada vez más la angustia se apoderaba de ella. Sus pasos se aligeraron para dar con prontitud con algún lugar, creyó que en el supermercado lo iba a poder conseguir pero ese día se habían agotado. En su carrera por las calles para lograr culminar su búsqueda, se chocó con un despistado transeúnte, quien se percató de la agitación de Andrea y le preguntó por aquello que le pasaba. Ella no quería entrar en detalles de su vida íntima con un desconocido, así que respondió con un simple “nada”. Consecuentemente le preguntó si tenía un mechero. El desconocido le respondió que sí. Los ojos de Andrea se iluminaron, por fin su deseo iba a poder saciarse. El desconocido, antes de entregarle el mechero, le dijo que también podía curar el cáncer que tenía, pero a cambio de eso no podría aceptar el objeto y debía renunciar a cualquier posibilidad de poder fumar por 38
el tiempo que se prolongara su vida. Andrea se creyó que le estaba tomando el pelo pero le sorprendió que alguien que nunca había visto en su vida supiese algo sobre lo cual ella se había enterado en la mañana. Con la resolución que solo pueden tener los condenados a muerte, con la firmeza de la voz que solo la da la seguridad del desahuciado que no tiene nada por perder, Andrea tomó el mechero de las manos del desconocido, puso su cigarrillo en su boca y lo prendió, dio la primera calada que le relajo por completo los músculos de la cara y parafraseó a Baudelaire que le importa la condenación a quien en un segundo encontró el regocijo. Jhon D. Trujillo
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¿Y este año qué? ¿Si hubo Festival? El Festival en La Frontera: arte, memoria y comunidad, fue el hito inaugural de lo que la Casa Cultural Botones se proyectaba en su quehacer. Nació el 08 de octubre de 2017, tras largos meses de pensarse, sentirse, temerle, amarle, añorarle y creer que era posible. Cuenta la leyenda que uno de los zancudos de esta Casa le dio por decir que debíamos hacer un festival de artes, recuperar las calles del barrio y hacer honor a lo que ya otros habían movilizado en la comunidad. Cuenta la misma leyenda que este zancudo tembló de pavor a dos días del tan esperado evento, pero que al dar inicio esa mañana de expectativa, todo fluyó como agua de manantial. ¿Quién dice cuál es el lugar preciso en el que se inventan las cosas, quién dice cuál es el clima perfecto o las maneras, o el ánimo necesario? Aprendimos con el Festival que los nombres nacen de una buena conversa, entre tinto y cigarro, con una emoción sincera del alma por crear algo insospechado. Así nació el nombre del Festival, en los pasillos de la universidad, tomando tinto y conversando con los compas. En la Frontera: porque si bien así se llama el sector en el que camellamos, no estamos de un lado o de otro, estamos parados justo “en” ella, danzando en un hilo delgadísimo, escuchando y aprendiendo abiertamente, amplios como el 42
universo; Arte: por que es lo que hacemos en la casa; Memoria: por que creemos necesario construir la propia y, Comunidad: porque sin ésta es imposible creer en el cambio de una sociedad. El Festival entonces fue el evento estructurante de muchos aprendizajes para el colectivo, entender como funcionamos en el hacer concreto, poner en juego nuestras habilidades y también las no-habilidades, poner en juego la fe de que el barrio se moviliza, de que los artistas caen y apoyan, de que hay manos voluntarias y que la luka, la luka se consigue. Son cuatro años de trabajo en el barrio, de idas y venidas, de construcción de vínculos y de proyección de ideas para el fortalecimiento de lo que veníamos haciendo; los tres festivales de los años 2017, 2018 y 2019, habían tenido un centro de atención en torno a la memoria: Pablito Salazar, Sergio Bueno y los artistas ninguneados y, el Buen Vivir, respectivamente. Cada año que pasaba eran más los artistas que participan, eran más variados los espectáculos, eran más personas las que asistían y eran más las ganas de que fuera un evento grande y fuerte dentro de la comunidad. Pero llega el 2020 con su sorpresita pandémica, con su aislamiento, con su no aglomeración y con su panacea virtual. 43
¿Cómo una casa cultural que trabaja principalmente con el sudor, la piel, la mirada, el sentimiento y la emoción podía, de un día para otro, producir y difundir contenido virtual?, ¿cómo salir de lo ya aprendido? y decir “No, no nos dejamos morir y aquí seguimos camellando”, ¿cómo encontrar la manera adecuada para que los ánimos no cayeran por el suelo? ¿Qué debíamos hacer?... Escribir, escribir, escribir y escribir, poner en la mesa lo que cada una sabia y dedicar ese tiempo “en casa” para escribir proyectos, teniendo en cuenta que todo era en la onda virtual; pues sí, nos jugamos las cartas y salimos favorecidos, recuperamos algunos presupuestos de cultural para hacer posible el IV Festival en la Frontera. Nos enfocamos esta vez en el teatro, inventamos la manera para que el Festival, aun siendo virtual, recorriera las calles del barrio; nos llevamos entonces para cada trasmisión en vivo de la obra de teatro, una pantalla grande, un video beam y unos banderines, los ubicamos en las cuadras, llamamos a la gente y nos parchamos a ver teatro en una pantalla de cine. Fueron dos semanas de buenas jornadas de proyecciones; aunque a veces la lluvia nos impidió camellar, otro día íbamos y le hacíamos, porque la terquedad, representa los movimientos sociales y comunitarios.
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Nos encontramos con que los niños nombraban las obras como “la película” y se quedaban tan quietecitos y juiciosos que sonreíamos al ver ese espectáculo. Nos dimos cuenta con esto que los más afectados con todo el tema de la pandemia, eran los niños y niñas que, al no poder ir al cole, la calle y espacios como La Casa de los Botones eran fundamentales; que andaban más abandonados que antes y que cualquier cosa diferente llamaba su atención. Además de las obras de teatro, tuvimos dos foros conversaditos con los directores de las obras; estas charlas nos movieron los pelos y las uñas, nos confrontaron como proceso comunitario y artístico y además abrieron el espectro porque, las miradas de cada uno, si bien tenían cernía, aportaban desde lugares diferentes a las posturas sobre el arte y lo comunitario en estos tiempos locos, que no son sólo los de ahora, sino que han sido los de siempre. El Festival virtual también permitió una vaina interesante y fue su talante internacional, quién iba a pensar que en este Festival de un barrio periférico podríamos ver obras de gente de Uruguay o de Perú, o que grupos tan recorridos como el TEF, nos iban a compartir su obra y además su palabra experimentada, o que grupos locales nos sorprenderían con una producción tan fina de arte escénico llevado a lo virtual. La satisfacción era de esperarse. 45
Aunque como sabemos, todo no es color rosa, nos enfrentamos a nosotros mismos como colectivo, cogido con los calzones abajo, nos miramos frente a frente en un campo de batalla desconocido. No éramos un colectivo de la virtualidad, eso significaba reaprender a andar con lo que teníamos y lo que sabíamos. Entre nosotros nos sorprendimos al descubrir habilidades interesantes para estos temas, afloró en algunos una capacidad de responsabilidad que no creíamos, pero también una capacidad de indiferencia que daba miedo. Nos chocamos frente a frente con maneras y posturas que se enredaban en discursos o en silencios y, esas tales reuniones por meet generaron brechas que solo la palabra presente, la mirada consciente y el abrazo fraterno pueden curar. Aprendizajes, decimos meneando la cabeza; aprendizajes y ganas de que todo esto acabe para hacerle a lo que sabemos. Todo este chorrero de palabras, tal vez puede ser un ejercicio de catarsis para mí como integrante del colectivo, pero la intención principal es que en este Fanzine, un logro hermoso de La Casa Cultural Botones, que hoy lo asumen dos botoncitos nerdos con su proyecto “Dualidad Editorial”, se pueda seguir hablando del Festival, pues, es la cuna de esta hojas garabateadas, aquí nació este cuadernillo panfletario y, como creemos que llegará a muchas manos y ojos, siempre es importante hablar del Festival, para no olvidar, para seguir creyen46
do, para entender que cada paso es un empujón hacia la autonomía y el tejido comunitario. Tal vez hoy, leyendo estas hojas podás ver el mundo con una mirada un tris diferente, podás entender que cada acción externa trae consigo un mundo caóticamente ordenado allí dentro. Te invitamos a rotar este Fanzine, te invitamos también a buscarnos en las redes sociales, te invitamos a seguir tejiendo con nosotros poder popular para la construcción de vida digna en los territorios. 25 de noviembre de 2020, Barbosa-Antioquia Ela Espiral
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Este fanzine se terminĂł de diseĂąar en dicembre del 2020
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