La mirada de otros
221
Mercedes Ferrer Dos países hermanados
Concierto de clausura de la Semana de Autor. CCEMx, 2014.
En plena Plaza de la Constitución, más conocida como el Zócalo, en la Ciudad de México, y tras su vieja catedral renacentista, se erige uno de los edificios más antiguos y emblemáticos del Centro Histórico: el Centro Cultural de España en México (CCEMx). Es imposible no acercarse al Centro Cultural si visitas por primera vez la gigantesca, vibrante y cautivadora Ciudad de México; como imposible es no quedar prendado del encanto arquitectónico de ese edificio renacentista del siglo XVI, transformado parcialmente en el siglo XVIII al estilo popular barroco mexicano, hasta llegar, a finales de 2011, a ver ampliadas sus instalaciones a nuevos espacios en un edificio de estética vanguardista y contemporánea con entrada en la calle Donceles 97, comunicado con el anterior y diseñado por los arquitectos mexicanos Javier Sánchez, José Castillo y Saidee Springall. He visitado el Centro en numerosas ocasiones a través de los años y siempre guardaré en el corazón el grato recuerdo de esa primera vez en 2004, cuando fui invitada a participar en el Festival del Centro Histórico, ofreciendo un concierto en la plaza del Zócalo capitalino. Años más tarde, junto a la Plataforma de Mujeres Artistas, participé en otro gran y multitudinario concierto en dicha plaza. Posteriormente me instalé en Ciudad de México y visité varias veces el CCEMx, desde 2007 hasta 2010, justo antes de la remodelación que ampliaría sus instalaciones. Lugar ineludible de encuentros, sesiones de fotos, ruedas de prensa y animadas charlas en su terraza con vistas a espaldas de la Catedral, punto de reunión, o simplemente de recreo íntimo, parada y fonda para inspirarse creativamente, encontrar sin buscar lo inesperado, y ensoñar. Pero lo más interesante del Centro es su incesante activismo artístico basado en el entendimiento, el intercambio, el sincretismo y el desarrollo de la idea de integración. Esto que para algunos serán meras palabras y que para otros significa mucho. Para los artistas, para los profesionales de la cultura, por ejemplo, significa un pilar en el que basar nuestro trabajo: si no existe ese intercambio, sin beber de fuentes ajenas, sin esa idea de integración, es casi imposible que se dé el fenómeno cultural y artístico. Y la cultura en México es muy importante. Se vive a pie de calle y se encuentra en todos sus rincones. México es un gigante cultural que bebe de fuentes ancestrales y contemporáneas, como el legado que dejaron las decenas de miles de exiliados republicanos españoles que fueron acogidos por el presidente de México por aquel entonces, Lázaro Cárdenas. Entre aquellos primeros exiliados destacan grandes nombres como el de León Felipe, José Gaos o Remedios Varo, que embarcaron a bordo de barcos como el Sinaia para ser acogidos por el Gobierno mexicano, en una acción de ayuda